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. A~? 1 . A~? 1 - Periódico Adarve

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nO. 180/1 -XI- 83OPINION ADARVE / 11comentarioSi los Educadores tienen firmes creenciasreligiosas¡ si su vida, en lo posible, respondea lo que creen, pueden muy bien pre­'parar a quienes asistan a las clases de Religióny a quienes sólo quieran recibir unaaséptica enseñanza etiea.El profesor creyente se afirma sobre loscimientos d 1 error, llegando al sacrificiopor sus semejante~ l a Historia lo dice-,lo(que brinda un más amplio espectro delos conceptos de convivencia, apertura,comprension, ya que el maestro religioso-lee cl'istiano- de verdad, al tiempo decontar con el freno de las pasiones, se vefortalecido por la esperanza, como pago, deun futuro eterno y feliz. Cuando todos loscaminos de la vida s . cierran, siempre queda~lcreyente -de cualquier Credo religioso-,en el fondo de su espiritu, un aSideroesp ranzado: ¡ Dios mio!Y en esta enseñanzade la ética, incluso laicn, no sentiráningún remordimiento de conciencia¡ alfin y al cabo, enseña el bien aunque en ordende valores trascendentes ocupe lugarpreferente el de la doctrina del Jesús revolucionariode Judea. Y esto no debextrañara nadie porque la historia ha colocadoal Nazareno en la cúspide de los tiemposy de los hombres.Mdirás que el educador no creyentese acoraza de filantropía - no niego a nadieeficacia educadora- pero siempre le faltaráesa consoladora esperanza deun futuromásall á de este mundo de trabajos y lágrimas.¡Que ya es consolador acicate! No se olvideque formar un buen Cristiano es hacer unbuen ciudadano: libre, trabajador, honestoeducado, sacrificado cumplidor de deberestransigente, paciente, perdona~or de injurias,respetuoso con los demás ... porqueen ello le va al docente que cree, naua másy nada menosque ese futuro eterno. que esperay por el que lucha.Para el educador creyente no habrá~ nohay, otra riqueza que el bien, ni más noblezaque la que se desprenda y se conquistacon su actuación en la vida. Veneramos al·carpintero pobre de Nazaret, al yuntero madrileño,al pobrecito que recogía mendigos~ ' . enfer01ns por las t:alles oe Granada. Hacerel bien:.. los demás .~inesperar salario, es laven.lauera riqueza. ¡Que bello ideal de vidaen esta sociedad consumista.Espero que este comentario despeje tusdudas de maestro cristiano, de educador depobres, quieran o no la enseñanza religiosaPara tí, maestro jovenl, que me has consultado,lo escribo.MANUEL MENDOZAAbad Palomino, 4 - Teléfono 54 07 46Sobre el terrorismoDESDE LA RABIA Y ELDOLORH.ace ya meses, en una aldea de Prieyo yentre las copas de una charla amigable enun bar, surgió el tema del terrorismo enVascongadas.Se buscaban y señalaban las causas quepodían explicar esta cruda y triste realidad:deseo de independencia, causas raciales,económicas, respuesta violenta o represionesanteriores, intereses de mucha índole dequienes, dentro o fuera, quieren arruinar lademocracia ...Cada uno iba exponiendo su opinión. Lacharla iba destapando progresivamente unagran carga oculta de violencia reprimida apunto de estallar, cuando por la tele, en elte lediario, dieron esta .noticia: "Un nuevoatentado terrorista en el país vasco ha costadola vida a tres personas. Una de ellasuna mujer, se hallaba encinta de varios meses,iba con su esposo a la clínica a una revisiónperiódica de su estado". A continuaciónla cámara nos brindó el fruto de lacruel y salvaje matanza. Los dos hombres,por el suelo, ensangrentados, impresionabanmenos, quizá porque, por desJracia yatroz rutina, estamos ya más habituados.La mujer sin vida y con otra vida muertaen sus entrañas, caída sobre su propia sangre,sin un zapato, inmóvil, estranguló laspalabras en nuestra garganta. Habían secadola fuente de la vida. No cabía mayor excesoni mayor desafuero.El género humano que rinde culto a lafecundidad, de una forma u otra, desde hace,al menos que se sepa, unos 20.000 años,se conmueve en sus más hondos cimientosy se estremece en sus fibras más íntimascuando se atenta, ataca o destruye el sí.mboloy la presencia entre nosotros de la vidamisma, la mujer encinta.Ya no escuchamos más. Tanto el comentarioal despiadado asesinato, como el restode las noticias pasaron por el ambientesin entrar en nuestros oídos. Nuestros propioscomentarios, ardientes comentarios,centraban la atención.La voz subía de tono y las palabras seprecipitaban. las manos se agitaban al compásde los labios. Las chupadas a los cigarrossehacían más vehementes. "Llena", seoía de vez en cuando. La conversación sevolvía tensa. Las frases rezumaban violentaagresividad: " Los hacía picadillo ", " losahorcaba en la plaza ahora mismo", "si algunode esos criminales tiene su mujer embarazada,merecía ljue se la rajaran delante';"la pena de muerte es lo que está haciendofalta otra vez", "la culpa de todo, el gobierno.Antes no pasaban estas cosas". Entre"criminales", "hijos de ... ", "canallas" ... sefue desahogando y deshaciendo aquella excitaday apasionada conversación. En ellahab ían emergido, en la dureza de los gestosy de las palabras,la violencia del corazón yla agresividad de los sentimientos.Aquella tarde había compartido un ratoel sufrimiento paciente de dos enfermos, yhabía contemplado la alegre sonrisa, llenade paz, de los niños en la escuela, y habíacelebrado la misa con ocho o diez mujeresque no saben otra cosa que el cariño que adiario entregan a manos llenas en sus hogares.La violencia sangrienta de los asesinatosen Vascongad as y la violencia de las pala·bras y de los sentimientos, expresada en laconversación del bar, marcó el agrio contrastea la paz de aquel día.Desde la rabia que provoca la deshumanizadalocura de quienes creen tener razonespara matar y desde el dolor, porque enla aldea hombres sencillos marcados por elsol y el rudo trabajo en sus rostros yen susmanos también habían manifestado su capacidadde violencia, regresé triste a Priego.Hoy ante el brutal asesinato de un hombremaniatado y amordazado, privado hastadel consuelo que da la presencia de losseres queridos a Ia.·hora del último y definitivoadiós, se ha repetido la misma conversaciónen un bar de Priego y he vuelto a casacon la misma rabia y el mismo ·dolor.¿Hasta cuándo seguirá el terrorismo creyéndosecon derecho a matar? .¿Hasta cuándo pensarán otros que laviolencia se erradica con otra acción violenta?.¿Quién superará la tentación de la violenciay la de responder con violencia? .Muy lejos estamos de la verdadera pazsi en el corazón sigue agazapada, a puntodí! saltar, la venganza, si sigue oculta, a puntode estallar la violencia.JUAN JOSE.ELECTRI~IDADGOMEZARTELLElectrodomésticosInsWaciones eléctricasPasaje Comercial - Cava, 2TeléfonO' 54 04 17

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