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- 409 - SCHWARZBÖCK, Silvia: Adorno y lo político, Buenos Aires ...

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<strong>SCHWARZBÖCK</strong>, <strong>Silvia</strong>: <strong>Adorno</strong> y <strong>lo</strong> <strong>político</strong>, <strong>Buenos</strong> <strong>Aires</strong>: Prometeo Libros, 2008, 282páginas.Tal vez en ningún otro lugar como en la carta a Thomas Mann del 28 de diciembre de1949, Theodor W. <strong>Adorno</strong> se haya manifestado, antes de la década del sesenta, de unmodo tan explícito acerca del espacio ilusorio de la política. Escrita al regreso de su exilioamericano, en ella <strong>Adorno</strong> describía a Mann el entusiasmo con que sus alumnos deFrankfurt se entreveraban con él en arduas disputas sobre cuestiones insondables “allímite de la lógica y la metafísica”, agregando luego que <strong>lo</strong> hacían “como si se tratara depolítica” y que el motivo de la vehemencia de la discusión en terrenos no <strong>político</strong>s se debíaal hecho de que la política misma ya no existía.El 9 de enero de 1950, en respuesta a esa carta, Mann deslizaría unas lacónicas pero significativaspalabras acerca de la exagerada percepción adorniana del frenesí discutidor de<strong>lo</strong>s estudiantes. Al final de la misiva, Mann se despedía diciendo: “Le mandamos nuestromejor saludo y le deseamos que continúe el alegre fi<strong>lo</strong>sofar con <strong>lo</strong>s niños” 1 . Este detalle, cargadode una buena dosis de la sutil ironía del novelista, ya que él desconfiaba no só<strong>lo</strong> de lapolítica sino también de cualquier espíritu de efusividad que naciera de las ruinas de lacatástrofe alemana, bien podría, desde la distancia, tomarse como un lúgubre presagio de<strong>lo</strong> que le sobrevendría a <strong>Adorno</strong>. Pues el alegre fi<strong>lo</strong>sofar del teórico de Frankfurt con <strong>lo</strong>sjóvenes iría deteriorándose hasta tal punto que, llegada la década de 1960, la reflexión fi<strong>lo</strong>sóficamisma se tornaría en el nudo gordiano de las virulentas controversias de <strong>Adorno</strong>con <strong>lo</strong>s estudiantes políticamente radicalizados. Incluso, en <strong>lo</strong>s últimos años de <strong>lo</strong>s sesenta,<strong>Adorno</strong> exacerbaría en sus declaraciones públicas su pesimismo acerca de las posibilidadesde la praxis política liberadora en el mundo administrado.Ninguna praxis política podía modificar las opresivas condiciones existentes, puestoella necesitaba individuos autorreflexivos, y éstos para <strong>Adorno</strong> só<strong>lo</strong> habían sido un proyectoincumplido de la temprana sociedad burguesa. Siguiendo ciegamente el curso de la tendenciasocial, <strong>lo</strong>s hombres no podrían ser ni libres ni felices de un modo verdadero. Sinembargo en el planteamiento de <strong>Adorno</strong> la política era la única acción que contenía lafuerza colectiva necesaria para realizar una sociedad libre y, por ella y con ella, la felicidaden esta vida. Lo que constataba <strong>Adorno</strong> era entonces el fracaso de las promesas de felicidadde las política, y con éste, el carácter deformado que asumían las alternativas de la praxisproclamadas tanto por <strong>lo</strong>s defensores del activismo revolucionario como por <strong>lo</strong>s heraldosde la negociación dialógica.El libro <strong>Adorno</strong> y <strong>lo</strong> <strong>político</strong> de <strong>Silvia</strong> Schwarzböck se inserta en el seno mismo de estaparadójica y, para muchos sectores de la izquierda intelectual, irritante conclusión ador-1Theodor W. ADORNO y Thomas MANN, Correspondencia 1943-1955, ed. de Ch. Gödde y Th.Sprecher, <strong>Buenos</strong> <strong>Aires</strong>: FCE, 2006, p. 60 (traducción modificada E. A. J.).- <strong>409</strong> -


RESEÑA[Pp. <strong>409</strong>-413]ESTEBAN ALEJANDRO JUÁREZniana. A través de una rigurosa y hábil interpretación crítica de asuntos no referidosespecialmente a la política, pero contenidos en la obra fi<strong>lo</strong>sófica del teórico frankfurtiano,Schwarzböck se propone reconstruir la naturaleza aporética de una fi<strong>lo</strong>sofía política nuncaplasmada por <strong>Adorno</strong>, para luego explicitar las razones que <strong>lo</strong> llevaron a sostener, en unregistro fi<strong>lo</strong>sófico, el fracaso de la política. Con el<strong>lo</strong>, Schwarzböck no pretende iluminaralgo que el propio autor, por distintas razones, se negó a desarrollar en un lenguaje claramentecomunicable, sino que su intención apunta a extraer del corpus adorniano unasconsecuencias teórico-prácticas para volverlas contra el mismo <strong>Adorno</strong>.En la reconstrucción que lleva a cabo la autora, el supuesto de que la fi<strong>lo</strong>sofía políticade <strong>Adorno</strong> está atravesada por dos momentos entre sí irreconciliables vertebra <strong>lo</strong>s cincocapítu<strong>lo</strong>s del libro. El primero de esos momentos, el materialista, postula que la verdaderapraxis emancipatoria es la acción política. Ésta crearía las condiciones necesarias para eliminarel sufrimiento que <strong>lo</strong>s hombres padecen en cuanto especie. A su vez, esas condicionesposibilitarían también la emergencia de un tipo de subjetividad basada en el individuolibre. El segundo, el momento freudiano, aporta a <strong>Adorno</strong> una antropo<strong>lo</strong>gía fi<strong>lo</strong>sóficapesimista, que se enfrenta con el anterior momento. De allí que al peculiar pesimismomelancólico de <strong>Adorno</strong> no haya que buscar<strong>lo</strong> en <strong>lo</strong>s tramos amargos de su biografía, sinoen la no muy reconocida presencia de Freud dentro de sus escritos fi<strong>lo</strong>sóficos. Al mismotiempo que la emancipación es posible por medio del sufrimiento de cada hombre, paradójicamentees el mismo sufrimiento <strong>lo</strong> que lleva a constituir una subjetividad endurecidaen función de una supervivencia ciega y, además, a identificarse con <strong>lo</strong>s dominadores. Enla vida dañada, <strong>lo</strong>s hombres provocan en <strong>lo</strong>s otros el mismo daño que se les ha ejercido ael<strong>lo</strong>s. Este momento explicaría <strong>lo</strong>s motivos que conducen a que la política no cumpla suspromesas liberadoras, pues, para cumplirlas, la psiquis humana debería ser diferente a lahistóricamente existente; a su vez, en tensión con este momento, el momento materialistamostraría por qué la política, gracias a la capacidad de sufrimiento, podría redimir a <strong>lo</strong>shombres.La consumación de la promesa de la política sería la sociedad emancipada y, unido aella, la realización de la felicidad terrenal. Al centrarse en este postulado reivindicado porla tradición materialista de <strong>lo</strong>s hegelianos de izquierda, y que <strong>Adorno</strong> tematiza con mayordetalle en sus lecciones sobre la termino<strong>lo</strong>gía fi<strong>lo</strong>sófica que en sus obras más citadas,Schwarzböck realiza una operación poco habitual en relación a las frecuentes interpretacionessobre <strong>Adorno</strong>. En éstas, la noción de felicidad adorniana o bien ocupa un espacioperiférico en la reconfiguración de su fi<strong>lo</strong>sofía o bien es concebida como una idea queatañe a la moral. Schwarzböck no só<strong>lo</strong> enfatiza la función de la felicidad en el pensamientode <strong>Adorno</strong> sino que, además, la desplaza del ámbito de la moralidad y la reviste de unsingular estatus <strong>político</strong>.- 410 -

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