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MARTÍN LUTERO - Emancipador de la Conciencia - Escritura y ...

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NACIMIENTO, INFANCIA Y JUVENTUD DE <strong>LUTERO</strong>El 10 <strong>de</strong> Noviembre <strong>de</strong> 1483, a <strong>la</strong>s once <strong>de</strong> <strong>la</strong> noche, en Eisleben dio a luz Margarita Ziegler,esposa <strong>de</strong> Juan Lutero, minero <strong>de</strong> Moehra, un niño que fue bautizado al día siguiente en <strong>la</strong> iglesia<strong>de</strong> San Pedro <strong>de</strong>l mismo pueblo, y recibió el nombre <strong>de</strong> Martín. Nació el pequeño Martín encircunstancias especiales porque habían ido sus padres a Eisleben poco tiempo antes <strong>de</strong> queviniera al mundo tal hijo. La humil<strong>de</strong> casa en que nació, se ve aún hoy en Eisleben. Sobre <strong>la</strong>puerta hay un busto <strong>de</strong>l Reformador, alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l cual se lee <strong>la</strong> inscrpción siguiente:La pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios es <strong>la</strong> enseñanza <strong>de</strong> Lutero: por eso no perecerá jamásHoy se emplea dicha casa como escue<strong>la</strong> para los niños pobres <strong>de</strong> Eisleben; en ninguna partemejor podía y <strong>de</strong>bía establecerse un centro <strong>de</strong> enseñanza, que allí don<strong>de</strong> nació el que más tar<strong>de</strong>,con su reforma, había <strong>de</strong> dar tanto impulso a <strong>la</strong> ciencia, y especialmente a <strong>la</strong> pedagogía.Cuando en este edificio tan sencillo, y en <strong>la</strong> hora silenciosa <strong>de</strong> <strong>la</strong> media noche, <strong>la</strong> pobremadre dió a luz aquel<strong>la</strong> criatura, ¿quién hubiera pensado entonces que este niño, hijo <strong>de</strong> padrestan pobres, habría <strong>de</strong> libertar un día a más <strong>de</strong> <strong>la</strong> mitad <strong>de</strong>l mundo, <strong>de</strong> <strong>la</strong>s tinieb<strong>la</strong>s en que estabasumergido, y con el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios haría vaci<strong>la</strong>r el trono <strong>de</strong> los papas? Pero éste esel camino ordinario <strong>de</strong> <strong>la</strong> Provi<strong>de</strong>ncia: los principios y los instrumentos son muy humil<strong>de</strong>s, peroel fin es glorioso. Dios, para hacer gran<strong>de</strong>s cosas, se sirve generalmente <strong>de</strong> hombres humil<strong>de</strong>s y<strong>de</strong> poca nombradía. El reformador <strong>de</strong> Suiza, Zuinglio, nació en <strong>la</strong> choza <strong>de</strong> un pastor <strong>de</strong> losAlpes; Me<strong>la</strong>nchton, el teólogo <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma, en <strong>la</strong> tienda <strong>de</strong> un armero, y Lutero en <strong>la</strong> choza <strong>de</strong>un minero pobre.Su padre, que era natural <strong>de</strong> Moehra, pequeño pueblo <strong>de</strong> Turingia, tras<strong>la</strong>dó, medio año<strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l nacimiento <strong>de</strong> Martín, su domicilio a Mansfeld, tres horas distante <strong>de</strong> Eisleben. Allí,en un hermoso valle don<strong>de</strong> serpentea el río Wipper, se <strong>de</strong>slizó también suavemente <strong>la</strong> infancia <strong>de</strong>Lutero; allí recibió <strong>la</strong> primera instrucción. Al principio, sus padres se encontraron en tal estado<strong>de</strong> pobreza que <strong>la</strong> madre recogía leña y <strong>la</strong> llevaba a <strong>la</strong>s espaldas para ven<strong>de</strong>r<strong>la</strong> y po<strong>de</strong>r ayudar alsostén <strong>de</strong> sus hijos. El pequeño Martín <strong>la</strong> acompañaba muchas veces, y ayudaba en esta humil<strong>de</strong>faena. Pero poco a poco mejoraron <strong>la</strong>s circunstancias. Dios bendijo el trabajo <strong>de</strong>l padre <strong>de</strong>manera que más tar<strong>de</strong> llegó a tomar en arriendo dos hornos <strong>de</strong> fundición en Mansfeld; y ya en1491 le eligieron sus conciudadanos concejal <strong>de</strong>l Ayuntamiento.Hallándose Juan Lutero en esta posición más <strong>de</strong>sahogada, tuvo ocasión <strong>de</strong> cultivar <strong>la</strong>amistad <strong>de</strong> los que entonces eran tenidos por sabios, los eclesiásticos y maestros, a quienes confrecuencia convidaba a su mesa, y con quienes conversaba sobre <strong>la</strong>s cosas <strong>de</strong>l saber humano. Talvez estas conversaciones, oídas por Martín <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus más tiernos años, excitaron en su corazón<strong>la</strong> ambición gloriosa <strong>de</strong> llegar algún día a ser un hombre docto.Como personas piadosas, educaron los padres a Martín <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> niñez en el santo temor <strong>de</strong>Dios; usaban con él, al estilo <strong>de</strong> aquellos tiempos, <strong>de</strong> bastante severidad, en términos que letenían muy amedrentado. El mismo dice: Mi padre me castigó un día <strong>de</strong> un modo tan violento,que huí <strong>de</strong> él, y no quise volver hasta que me trató con más benignidad. Y mi madre me pegó unavez por causa tan leve como una nuez, hasta hacer correr <strong>la</strong> sangre.A pesar <strong>de</strong> esta severidad <strong>de</strong> sus padres, Lutero los tuvo siempre en <strong>la</strong> mayor estima porquesabía que habían procurado sólo su bien. Me<strong>la</strong>chton dice <strong>de</strong> <strong>la</strong> madre <strong>de</strong> Lutero que era una,mujer a <strong>la</strong> cual todas <strong>la</strong>s otras podían y <strong>de</strong>bían tomar como ejemplo y <strong>de</strong>chado <strong>de</strong> virtud. Martín<strong>de</strong>dicó más tar<strong>de</strong> a su padre un libro sobre <strong>la</strong> ‘disciplina <strong>de</strong> los conventos’, y quiso perpetuar <strong>la</strong>3


Dios iluminó su alma, preparándole para <strong>la</strong> po<strong>de</strong>rosa revolución, <strong>de</strong> <strong>la</strong> cual iba a ser el máseficaz instrumento.Martín Lutero, al entrar en el convento, cambió <strong>de</strong> nombre, y se hizo l<strong>la</strong>mar Agustín. ¡Quéinsensatez e impiedad! – <strong>de</strong>cía más tar<strong>de</strong> hab<strong>la</strong>ndo <strong>de</strong> esta circunstancia – <strong>de</strong>sechar el nombre <strong>de</strong>su bautismo por el <strong>de</strong>l convento! Así los papas se avergüenzan <strong>de</strong>l nombre que han recibido en elbautismo manifestándose <strong>de</strong>sertores <strong>de</strong> Jesucristo.Los frailes le acogieron con gozo; no era pequeña satisfacción para su amor propio el ver auno <strong>de</strong> los doctores más estimados abandonar <strong>la</strong> Universidad por el convento. Sin embargo, letrataron con dureza y le <strong>de</strong>stinaron a los trabajos más viles. Querían humil<strong>la</strong>rle, y <strong>de</strong>mostrarleque toda su ciencia y su saber no le daban prepon<strong>de</strong>rancia ni preeminencia alguna sobre sushermanos. El que antes era doctor en filosofía, <strong>de</strong>bía ahora ser portero, arreg<strong>la</strong>r el reloj, limpiar<strong>la</strong> iglesia y barrer <strong>la</strong>s celdas. Y cuando este pobre fraile, portero, sacristán y criado <strong>de</strong>l convento,había acabado sus tareas, le <strong>de</strong>cían: Ahora marcha con <strong>la</strong> alforja por <strong>la</strong> ciudad. Debía entonces irpor <strong>la</strong>s calles <strong>de</strong> Erfurt con el saco, y mendigar pan <strong>de</strong> casa en casa. Lutero todo lo sobrellevócon humildad y paciencia. Quería acabar <strong>la</strong> buena obra <strong>de</strong> su propia santificación por sus propiasfuerzas, porque no conocía otro camino. Y si algunas veces tenía media hora libre para po<strong>de</strong>rocuparse <strong>de</strong> sus queridos libros, entonces venían los monjes, le injuriaban, le quitaban los librosy le <strong>de</strong>cían con enojo: Mendigando, y no estudiando, se hace bien a nuestro convento. En estaescue<strong>la</strong> tan dura adquirió aquel<strong>la</strong> firmeza y constancia que más a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte <strong>de</strong>mostró en todas susresoluciones. Su impasibilidad ante <strong>la</strong>s aflicciones y ásperos tratamientos fortaleció su voluntad.Dios le ejercitaba en <strong>la</strong> constancia en cosas pequeñas, a fin <strong>de</strong> que <strong>de</strong>spués fuese apto paraperseverar en cosas gran<strong>de</strong>s.Pero esta severa disciplina no <strong>de</strong>bía durar por mucho tiempo. Como Martín era miembro <strong>de</strong><strong>la</strong> Universidad <strong>de</strong> Erfurt, ésta se interesó por él, y logró <strong>de</strong>l prior <strong>de</strong>l convento que se ledispensara <strong>de</strong> <strong>la</strong>s ocupaciones propias <strong>de</strong> sirvientes. Así el fraile Martín pudo aten<strong>de</strong>r otra vezcon nuevo celo a sus libros. Estudiaba <strong>la</strong>s obras <strong>de</strong> los Padres <strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesia; pero especialmente se<strong>de</strong>dicó más que nunca a su querida Biblia. Porque había encontrado en el convento una copia <strong>de</strong>el<strong>la</strong>, <strong>la</strong> cual, por su gran valor en aquellos tiempos, se hal<strong>la</strong>ba sujeta con una ca<strong>de</strong>na. Allí se leveía muchísimas veces sacando agua <strong>de</strong> <strong>la</strong> limpia fuente <strong>de</strong> <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios, y fortaleciendocon el<strong>la</strong> su espíritu. Cosa era ésta que no agradaba mucho a los frailes. Una vez le dijo sumaestro en el convento, el Dr. Usinger: ¡Ay hermano Martín! ¿Qué es <strong>la</strong> Biblia? Es preciso noleer más que los antiguos doctores; ellos han sacado ya <strong>de</strong> <strong>la</strong> Sagrada <strong>Escritura</strong> el jugo <strong>de</strong> <strong>la</strong>verdad; pero <strong>la</strong> Biblia es <strong>la</strong> causa <strong>de</strong> todas <strong>la</strong>s revoluciones.Por este tiempo empezó, a lo que parece, a estudiar <strong>la</strong>s escrituras en <strong>la</strong>s lenguas originales, ya echar los cimientos <strong>de</strong> <strong>la</strong> más perfecta y útil <strong>de</strong> sus obras: <strong>la</strong> traducción <strong>de</strong> <strong>la</strong> Biblia, para <strong>la</strong>cual se servía <strong>de</strong> un diccionario hebreo <strong>de</strong> Reuchlin, que acababa <strong>de</strong> aparecer, Un hermano <strong>de</strong>lconvento, versado en <strong>la</strong>s lenguas griega y hebrea, y con quien tuvo siempre íntima amistad, JuanLange, le dió probablemente <strong>la</strong>s primeras direcciones, Se valió mucho también <strong>de</strong> los sabioscomentarios <strong>de</strong> Nicolás Lyra, muerto en 1340. Esto hacia <strong>de</strong>cir a Pflug, que fue <strong>de</strong>spués obispo<strong>de</strong> Naunburgo: Si l.yra, no hubiese tocado a<strong>la</strong> lira Lutero no hubiera saltado, Si Lyra nonlyrassett, Lutherus non saltaste.El joven fraile estudiaba con tanta aplicación y celo, que muchas veces pasaba sin rezar <strong>la</strong>shoras en dos o tres semanas; pero <strong>de</strong>spués se asustaba, pensando que había quebrantado <strong>la</strong>s leyes<strong>de</strong> su Or<strong>de</strong>n. Entonces se encerraba para reparar s <strong>de</strong>scuido, y repetía escrupulosamente todas <strong>la</strong>shoras que había <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> rezar, sin pensar ni en comer ni en beber.8


En esta cruel y <strong>de</strong>sesperada incertidumbre se franqueó, por fin, con un viejo fraile <strong>de</strong>l mismoconvento, el maestro <strong>de</strong> novicios; éste oyó tranqui<strong>la</strong>mente sus pesares, y le dió <strong>de</strong>spués unconsuelo maravilloso; con sencillez, pero con <strong>la</strong> convicción <strong>de</strong> <strong>la</strong> propia experiencia, le repitió<strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong>l credo apostólico “Creo en <strong>la</strong> remisión <strong>de</strong> los pecados”, y le probó que estaremisión <strong>de</strong> los pecados era artículo <strong>de</strong> nuestra fe, que <strong>de</strong>bía ser creído. Estas pa<strong>la</strong>bras, queLutero recordó toda su vida con gratitud, alumbraron su alma con una luz benéfica y salvadora;fueron como el germen fructífero <strong>de</strong> toda su convicción cristiana y el fundamento <strong>de</strong> su obraposterior.Mucho le ayudó también para <strong>la</strong> tranquilidad <strong>de</strong> su alma, el vicario general <strong>de</strong> los agustinosen Alemania, Dr. Staupitz. En una visita que éste hizo al convento <strong>de</strong> Erfurt, l<strong>la</strong>mó su atención eljoven fraile, cuya c<strong>la</strong>ra y penetrante inteligencia notó bien pronto aunque entonces estaba abatidoy apesadumbrado. Le trató con mucha afabilidad; y cuando más tar<strong>de</strong> le <strong>de</strong>scubrió Lutero en <strong>la</strong>confesión el estado <strong>de</strong> su alma y todas sus angustias, le aconsejó que leyese atentamente <strong>la</strong> Bibliay buscase su salvación so<strong>la</strong>mente en Cristo, don<strong>de</strong> él había encontrado <strong>la</strong> suya. Su miradaperspicaz vio c<strong>la</strong>ramente los tesoros <strong>de</strong> imaginación y talento que poseía el joven fraile, yconsolándole le dijo: Todavía no sabes, querido Martín, cuán útil y necesaria es para ti estatribu<strong>la</strong>ción, porque Dios nunca <strong>la</strong> envía en vano. Ya verás cómo El te ha menester para cosasgran<strong>de</strong>s.Los corazones <strong>de</strong> Staupitz y <strong>de</strong> Lutero se entendieron. El vicario general comprendió aLutero, y éste sintió hacia él una confianza que nadie le había inspirado hasta entonces. Le reveló<strong>la</strong> causa <strong>de</strong> su tristeza, le comunicó sus horribles pensamientos, y entonces se entab<strong>la</strong>ron en elc<strong>la</strong>ustro <strong>de</strong> Erfurt conversaciones llenas <strong>de</strong> sabiduría.—En vano es – <strong>de</strong>cía con tristeza Lutero a Staupitz – que yo haga promesas a Dios; el pecado essiempre el más fuerte.— ¡Oh amigo mío! – le respondía el vicario general – ; yo he jurado más <strong>de</strong> mil veces a nuestrosanto Dios vivir <strong>de</strong>votamente, y no lo he cumplido jamás; pero ya no quiero jurar, porque seriafalso. Si Dios no quiere conce<strong>de</strong>rme su gracia por el amor <strong>de</strong> Cristo, y permitirme salir confelicidad <strong>de</strong> este mundo, cuando llegó <strong>la</strong> hora, no podré, con todas mis promesas y buenas obras,subsistir en su presencia; necesariamente habré <strong>de</strong> perecer.— ¿Por qué te atormentas - – le <strong>de</strong>cía – con todas estas especu<strong>la</strong>ciones y con todos estos altospensamientos? Mira <strong>la</strong>s l<strong>la</strong>gas <strong>de</strong> Jesucristo y <strong>la</strong> sangre que ha <strong>de</strong>rramado por ti; ahí es don<strong>de</strong> <strong>la</strong>gracia <strong>de</strong> Dios te aparecerá. En lugar <strong>de</strong> martirizarte por tus faltas, échate en los brazos <strong>de</strong>lRe<strong>de</strong>ntor. Confía en él, en <strong>la</strong> justicia <strong>de</strong> su vida, en <strong>la</strong> expiación <strong>de</strong> su muerte. No retrocedas;Dios no está irritado contra ti, tú eres quien estás irritado contra Dios; escucha a su Hijo; él se hahecho hombre por darte <strong>la</strong> seguridad <strong>de</strong> su divino favor, te dice: «Tú eres mi oveja, tú oyes mívoz, y nadie te arrancará <strong>de</strong> mi mano.Sin embargo, Lutero no hal<strong>la</strong> en si el arrepentimiento, que cree ser necesario para susalvación, y da al vicario general <strong>la</strong> respuesta ordinaria <strong>de</strong> <strong>la</strong>s almas angustiadas y tímidas: –¿Cómo atreverme a creer en el favor <strong>de</strong> Dios, mientras no estoy verda<strong>de</strong>ramente convertido? Esmenester que yo cambie para que me acepte.Su venerable guía le hace ver que no pue<strong>de</strong> haber verda<strong>de</strong>ra conversión, mientras tema elhombre a Dios como a un juez severo. — ¿Qué diréis entonces — exc<strong>la</strong>ma Lutero — <strong>de</strong> tantasconciencias a quienes se prescriben mil mandamientos impracticables para ganar el cielo?Entonces oye esta respuesta <strong>de</strong>l vicario general, que le parece no venir <strong>de</strong> un hombre, sinoque es una voz que baja <strong>de</strong>l cielo: – No hay – dice Staupiz – más arrepentimiento verda<strong>de</strong>ro queel que empieza por el amor <strong>de</strong> Dios y <strong>la</strong> justicia. Lo que muchos creen ser el fin y el10


complemento <strong>de</strong>l arrepentimiento no es, al contrario, sino su principio. Para que abun<strong>de</strong>s enamor al bien, es preciso que antes abun<strong>de</strong>s en amor a Dios. Si quieres convertirte, en lugar <strong>de</strong>entregarte a todas esas maceraciones y a todos esos martirios, ¡ama a quien primero te amó!.Lutero escucha y no se cansa <strong>de</strong> escuchar. Aquel<strong>la</strong>s conso<strong>la</strong>ciones le llenan <strong>de</strong> un gozo<strong>de</strong>sconocido y le dan una nueva luz. – Jesucristo es – pensaba en sí mismo –; sí, el mismoJesucristo es el que me consue<strong>la</strong> tan admirablemente con estas dulces y saludables pa<strong>la</strong>bras.En efecto, el<strong>la</strong>s penetraron hasta el fondo <strong>de</strong>l corazón <strong>de</strong>l joven fraile, como <strong>la</strong> Hecha agudaarrojada por un fuerte brazo. ¡Para arrepentirse es menester amar a Dios! Iluminado con estanueva luz, se pone a cotejar <strong>la</strong>s <strong>Escritura</strong>s, buscando todos los pasajes en que se hab<strong>la</strong> <strong>de</strong>arrepentimiento y <strong>de</strong> conversión. Estas pa<strong>la</strong>bras tan temidas hasta entonces, para emplear suspropias expresiones, son ya para él un juego agradable, y <strong>la</strong> más dulce recreación. Todos lospasajes <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>Escritura</strong> que le asustaban, le parece que acu<strong>de</strong>n ya <strong>de</strong> todas partes, que sonríen,saltan a su alre<strong>de</strong>dor y juegan con él. – Antes – exc<strong>la</strong>ma –, aunque yo disimu<strong>la</strong>se con cuidado<strong>de</strong><strong>la</strong>nte <strong>de</strong> Dios el estado <strong>de</strong> mi corazón, y me esforzase a mostrarle un amor forzado y fingido,no había para mí en <strong>la</strong> <strong>Escritura</strong> ninguna pa<strong>la</strong>bra más amarga que <strong>la</strong> <strong>de</strong> arrepentimiento; peroahora no hay ninguna que me sea más dulce y agradable. ¡Oh, cuán dulces son los preceptos <strong>de</strong>Dios, cuando se leen en los libros y en <strong>la</strong>s preciosas l<strong>la</strong>gas <strong>de</strong>l Salvador!Lutero siguió el consejo <strong>de</strong>l Dr. Staupitz; leyó diariamente <strong>la</strong> Biblia (que los frailes le habían<strong>de</strong>vuelto), especialmente <strong>la</strong>s epísto<strong>la</strong>s <strong>de</strong>l apóstol Pablo y poco a poco vino a conocer que elEvangelio <strong>de</strong> Cristo (el cual fué entregado y muerto por nuestros pecados, y resucitó para nuestrajustificación) es potencia <strong>de</strong> Dios para salud a todo el que cree (Rom. I. t6), y que somosjustificados por <strong>la</strong> fe en él, y no por <strong>la</strong>s obras <strong>de</strong> <strong>la</strong> ley. (Gál. 2.16.) A<strong>de</strong>más, los escritos <strong>de</strong> SanAgustín, padre <strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesia, que leía con mucho celo, le confirmaron en esta doctrina <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe yen el consuelo que el<strong>la</strong> le proporcionaba.Poco tiempo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su consagración, hizo Lutero, por consejo <strong>de</strong> Staupitz, pequeñasexcursiones a pie por los curatos y conventos circunvecinos, ya por distraerse y procurar a sucuerpo el ejercicio necesario, ya para acostumbrarse a <strong>la</strong> predicación.La fiesta <strong>de</strong>l Corpus <strong>de</strong>bía celebrarse con gran pompa en Eisleben; el vicario general <strong>de</strong>bíaconcurrir; Lutero asistió también. Tenía necesidad <strong>de</strong> Staupitz, y buscaba todas <strong>la</strong>s ocasiones <strong>de</strong>encontrarse con aquel director instruido, que guiaba su alma por el camino <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida.La procesión fue muy concurrida y bril<strong>la</strong>nte; el mismo Staupitz llevaba el santo sacramento,y Lutero seguía revestido <strong>de</strong> capa. La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que era el mismo Jesucristo el que llevaba en susmanos el vicario general, y que el Señor estaba allí en persona <strong>de</strong><strong>la</strong>nte <strong>de</strong> él hirió <strong>de</strong> repente <strong>la</strong>imaginación <strong>de</strong> Lutero y le llenó <strong>de</strong> tal asombro, que apenas podía andar; corríale el sudor gota agota, y creyó que iba a morir <strong>de</strong> angustia y espanto. En fin, se acabó <strong>la</strong> procesión: aquelsacramento que había <strong>de</strong>spertado todos los temores <strong>de</strong>l fraile, fue colocado solemnemente en elsagrario; y Lutero, hallándose solo con Staupitz, se echó en sus brazos y le manifestó el espantoque se había apo<strong>de</strong>rado <strong>de</strong> su alma. Entonces el vicario general, que hacía mucho tiempo conocíaal buen Salvador, que no quiebra <strong>la</strong> caña cascada, le dijo con dulzura: – No era Jesucristo,hermano mío; Jesús no espanta, sino que consue<strong>la</strong>.El insigne Staupitz había observado, sin duda, que el espíritu <strong>de</strong> Lutero no se avenía con <strong>la</strong>tranquilidad <strong>de</strong> un convento, y que <strong>la</strong>s pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l c<strong>la</strong>ustro eran muy estrechas para suspo<strong>de</strong>rosos vuelos. Por lo tanto, trató <strong>de</strong> tras<strong>la</strong>darlo a otra esfera <strong>de</strong> acción más en armonía con sunaturaleza. El año <strong>de</strong> 1502, el príncipe elector <strong>de</strong> Sajonia, Fe<strong>de</strong>rico III, l<strong>la</strong>mado con razón elSabio, fundó <strong>la</strong> Universidad <strong>de</strong> Wittemberg, siguiendo los consejos <strong>de</strong>l doctor Staupitz y <strong>de</strong>Martín Mellerstadt. Lejos estaba entonces <strong>de</strong> adivinar que esta Universidad había <strong>de</strong> ser <strong>la</strong> cuna11


<strong>de</strong> una reforma religiosa <strong>de</strong> tanta trascen<strong>de</strong>ncia. Staupitz, uno <strong>de</strong> los catedráticos <strong>de</strong> teología <strong>de</strong>dicha Universidad, hizo todo lo posible para elevar en el<strong>la</strong> los estudios teológicos al más altogrado <strong>de</strong> perfección. En el fraile Martín había notado gran talento y una piedad severa; y asíinfluyó para que Lutero, el año 1509 y vigésimosexto <strong>de</strong> su edad, fuese nombrado catedrático <strong>de</strong>Wittemberg.Allí empezó Lutero a enseñar <strong>la</strong>s ciencias filosóficas; pero su ánimo y sus inclinaciones eranmás propensos al estudio <strong>de</strong> <strong>la</strong> teología. El mismo año 1509 se graduó <strong>de</strong> bachiller en teología, yfué <strong>de</strong>stinado a enseñar <strong>la</strong> teología bíblica. Entonces se encontró en su verda<strong>de</strong>ro elemento, yconoció que el Señor le había l<strong>la</strong>mado para este trabajo. Empezó a enseñar con tanta profundidady <strong>de</strong>sembarazo, que todos se maravil<strong>la</strong>ban. En el otoño <strong>de</strong> 1509 fué <strong>de</strong>stinado a <strong>la</strong> Universidad<strong>de</strong> Erfurt, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> volvió a Wittemberg, año y medio <strong>de</strong>spués. Des<strong>de</strong> entonces acudían losestudiantes en número creciente a recibir sus lecciones, y hasta los mismos catedráticosconcurrían a oírle. Cuando el doctor Mellerstadt le hubo oído una vez, dijo: Este fraileconfundirá a todos los doctores: nos enseñará una doctrina nueva y reformará <strong>la</strong> Iglesia romana,porque se apoya en los escritos <strong>de</strong> los profetas y apóstoles, y se funda en <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Jesucristo;y con este sistema ninguno podrá luchar en contra y vencer.Staupitz, que era <strong>la</strong> mano <strong>de</strong> <strong>la</strong> provi<strong>de</strong>ncia para <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>r los dones y tesoros escondidosen Lutero, le invitó a predicar en <strong>la</strong> Iglesia <strong>de</strong> los Agustinos. El joven profesor no quería aceptaresta proposición, porque <strong>de</strong>seaba ceñirse a <strong>la</strong>s funciones académicas, y temb<strong>la</strong>ba al solopensamiento <strong>de</strong> añadir a el<strong>la</strong>s el cargo <strong>de</strong> predicador. En vano le solicitaba Staupitz. – No, no –respondía,– no es cosa <strong>de</strong> poco más o menos hab<strong>la</strong>r a los hombres en lugar <strong>de</strong> Dios. ¡Tiernahumildad <strong>de</strong> este gran reformador <strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesia! Staupitz insistía; pero el ingenioso Luterohal<strong>la</strong>ba, dice uno <strong>de</strong> sus historiadores, quince argumentos, pretextos y efugios para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse <strong>de</strong>aquel<strong>la</strong> vocación; y por último, continuando firme en su empeño el jefe <strong>de</strong> los Agustinos, le dijoLutero: – ¡Ah, señor doctor, si hago eso me quitáis <strong>la</strong> vida; no podría sostenerme tres meses!¡Sea enhorabuena! – Respondió el vicario general –; ¡que sea así en el nombre <strong>de</strong> Dios!,porque Dios nuestro Señor tiene también necesidad allá arriba <strong>de</strong> hombres hábiles y entregados aél <strong>de</strong> todo corazón. Lutero hubo <strong>de</strong> consentir, y predicó primeramente en el convento, y <strong>de</strong>spuéspúblicamente en <strong>la</strong> iglesia. La consecuencia fue que el Ayuntamiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> ciudad le nombrópredicador <strong>de</strong> <strong>la</strong> iglesia principal <strong>de</strong> Wittemberg. Más tar<strong>de</strong> veremos <strong>la</strong> importancia <strong>de</strong> estaelección, porque por el<strong>la</strong> quedó obligado Lutero a ser confesor <strong>de</strong> su congregación y a conso<strong>la</strong>rsus conciencias.Pero Dios había elegido a Lutero, no so<strong>la</strong>mente para maestro <strong>de</strong> una ciudad o <strong>de</strong> un país,sino para Reformador <strong>de</strong> su Iglesia; y, por lo tanto, le proporcionó también por caminoextraordinario <strong>la</strong> ocasión <strong>de</strong> conocer a fondo <strong>la</strong> gangrena que <strong>la</strong> corroía. El año 1511, <strong>la</strong> or<strong>de</strong>n aque pertenecía Lutero le envió a Roma para solicitar <strong>la</strong> <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong>l Papa en una cuestiónimportante <strong>de</strong> dicha or<strong>de</strong>n. Emprendió este viaje con tanto más gozo, cuanto que esperaba hal<strong>la</strong>rconsuelo y paz para su conciencia en <strong>la</strong> visita a una ciudad que se consi<strong>de</strong>raba como sagrada.Mas no fue así; algunos años <strong>de</strong>spués dijo, sin embargo, que si le ofreciesen cien mil florines acambio <strong>de</strong> su visita a Roma, no los aceptaría. Y no porque allí hubiese encontrado muchas cosasbuenas y dignas <strong>de</strong> a<strong>la</strong>banza, sino por haber conocido allí mejor <strong>la</strong> perdición <strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesia. Estehombre sencillo, educado en todo temor, respeto y reverencia al Papa, vio entonces cosas quejamás hubiera podido sospechar. En lugar <strong>de</strong> <strong>la</strong> santidad que esperaba, ¿qué fue lo que encontró?El Papa <strong>de</strong> aquel<strong>la</strong> época, Julio II, era un hombre <strong>de</strong> mundo, y un gran soldado, que tenía muchomás p<strong>la</strong>cer en <strong>de</strong>rramar sangre conquistar tierras, que en <strong>la</strong>s tareas propias <strong>de</strong> su ministerioespiritual, Entre los car<strong>de</strong>nales, obispos y sacerdotes, no so<strong>la</strong>mente reinaba <strong>la</strong> más crasa12


ignorancia, sino que se bur<strong>la</strong>ban <strong>de</strong> <strong>la</strong> manera más cínica <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cosas más sagradas, y estabanencenagados en <strong>la</strong> más <strong>de</strong>gradante disolución. Lutero mismo dice: Yo he visto en Roma celebrarmuchas misas, y me horrorizo cuando lo recuerdo. Yo sentía gran<strong>de</strong> disgusto al ver <strong>de</strong>spachar <strong>la</strong>misa en un trist-tras, como si fuesen prestidigitadores. Cuando yo celebraba al mismo tiempo queellos, antes que llegase a <strong>la</strong> lectura <strong>de</strong>l Evangelio, ya habían concluido sus misas, y me <strong>de</strong>cían:Despacha, <strong>de</strong>spacha, (¡Passa, passa!), hazlo brevemente. Envía pronto el hijo <strong>de</strong> nuestra Señora acasa. Y cuando tenían (según <strong>la</strong> doctrina <strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesia romana) el cuerpo <strong>de</strong>l Señor en su mano,murmuraban: « Tú eres pan, y permanecerás pan.» En <strong>la</strong> mesa se bur<strong>la</strong>ban <strong>de</strong> <strong>la</strong> Santa Cena.Cuanto más cerca <strong>de</strong> Roma, peores cristianos, y <strong>la</strong> moralidad <strong>de</strong> los sacerdotes se hal<strong>la</strong>ba <strong>de</strong> talmanera pervertida, que un escritor católico (Nicolás Clémanges, muerto en 1440), dice que enmuchos pueblos no admitían en sus iglesias a ningún sacerdote, si no traía consigo unaconcubina; pues so<strong>la</strong>mente <strong>de</strong> este modo consi<strong>de</strong>raban a sus propias mujeres protegidas contra<strong>la</strong>s asechanzas <strong>de</strong> los clérigos. Así pudo Lutero conocer en este viaje <strong>la</strong> <strong>de</strong>pravación reinante en<strong>la</strong> corte papal y el clero <strong>de</strong> aquel<strong>la</strong> ciudad, y pudo también más a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte, como testigo ocu<strong>la</strong>r, dartestimonio contra ellos.Pero este viaje le proporcionó una ventaja mayor y más preciosa. Suce<strong>de</strong>, algunas veces, queDios bendice <strong>de</strong> una manera especial una pa<strong>la</strong>bra o una frase en el corazón <strong>de</strong> un hombre,haciendo que esta pa<strong>la</strong>bra o esta frase no le abandone hasta haber logrado su objeto en él. Luterohabía sido gran<strong>de</strong>mente conmovido antes <strong>de</strong> su viaje para Roma por <strong>la</strong> expresión: «El justo porsu fe vivirá». (Habacuc, 2,4, y Rom. 1,7.) Esta expresión le acompañó en todo su viaje, aunquetodavía no había conocido su verda<strong>de</strong>ro sentido; porque siempre esperaba encontrar en Roma <strong>la</strong>luz que su corazón <strong>de</strong>seaba tanto. Allí hizo cuanto pudo para reconciliarse con Dios y hacerpenitencia por sus pecados; subió <strong>de</strong> rodil<strong>la</strong>s los peldaños <strong>de</strong> <strong>la</strong> escalera <strong>de</strong> Pi<strong>la</strong>to, que dicen fuéllevada <strong>de</strong> Jerusalén a Roma, esperando con esto ganar <strong>la</strong> indulgencia plenaria que el Papa habíaprometido a todos los que hacían tal obra. Pero mientras así se atormentaba, una voz como <strong>de</strong>trueno le gritaba sin cesar en su interior: «El justo por su fe vivirá.» Probó, pues, por su propiaexperiencia que tampoco en Roma podía ganar su propia justificación con obras exteriores.Al regresar <strong>de</strong> su viaje, cayó enfermo en <strong>la</strong> ciudad <strong>de</strong> Bolonia; y tristes pensamientos ledominaban en el lecho <strong>de</strong>l dolor. Entonces volvieron a iluminar su alma <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras: «El justopor su fe vivirá», pero en aquel momento con toda <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ridad <strong>de</strong> <strong>la</strong> verdad. Cayó ya <strong>la</strong> venda <strong>de</strong>sus ojos", conoció por vez primera en toda su plenitud que <strong>la</strong> justificación que él buscaba no esdada por Dios a causa <strong>de</strong> <strong>la</strong>s obras, sino que nos es atribuida so<strong>la</strong>mente por <strong>la</strong> fe, <strong>de</strong> gracia y porcausa <strong>de</strong> Cristo. Aquí sentí yo —escribe él— que había nacido <strong>de</strong> nuevo, habiendo encontradouna puerta ancha y abierta para entrar en el Paraíso; y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces comencé a mirar <strong>la</strong>Sagrada <strong>Escritura</strong> con otros ojos y <strong>de</strong> un modo enteramente diverso a <strong>la</strong>s épocas anteriores. Así,en mi imaginación recorrí en un momento toda <strong>la</strong> Biblia, según me podía acordar <strong>de</strong> el<strong>la</strong>,recordando especialmente e interpretando los textos que se referían a <strong>la</strong> salvación por <strong>la</strong> fe. Y asícomo antes había llegado a aborrecer estas pa<strong>la</strong>bras, <strong>la</strong> justicia <strong>de</strong> Dios, con toda mi alma, ahorame parecían <strong>la</strong>s más hermosas y conso<strong>la</strong>doras <strong>de</strong> toda <strong>la</strong> Biblia; y ese texto <strong>de</strong> <strong>la</strong> epísto<strong>la</strong> <strong>de</strong> SanPablo fue, en verdad, <strong>la</strong> verda<strong>de</strong>ra puerta <strong>de</strong>l Paraíso para mí.Habiendo regresado a Wittenberg, Lutero, en concurso público, se graduó <strong>de</strong> doctor en <strong>la</strong>Sagrada <strong>Escritura</strong>, según los consejos <strong>de</strong> su paternal amigo Staupitz, y también según el <strong>de</strong>seo<strong>de</strong>l príncipe elector, el cual costeó los gastos <strong>de</strong> aquel<strong>la</strong> solemnidad. Porque el príncipe, no sóloestaba pronto a hacer todo aquello que podía contribuir al esplendor <strong>de</strong> su requerida Universidad,sino que también sentía una verda<strong>de</strong>ra inclinación personal hacia aquel predicador celoso yelocuente, que sacaba tantas cosas nuevas <strong>de</strong> <strong>la</strong>s fuentes <strong>de</strong> <strong>la</strong>s Sagradas <strong>Escritura</strong>s. Era el 19 <strong>de</strong>13


Octubre <strong>de</strong> 1512, cuando fue nombrado doctor bíblico y no <strong>de</strong> sentencias; <strong>de</strong>biendo por esoconsagrarse más y más al estudio Bíblico, y no al <strong>de</strong> <strong>la</strong>s tradiciones humanas. Como él mismorefiere, prestó el siguiente juramento a su bien amada y Santa <strong>Escritura</strong>: “juro <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r <strong>la</strong> verda<strong>de</strong>vangélica con todas mis fuerzas”. Prometió predicar<strong>la</strong> fielmente, enseñar<strong>la</strong> con pureza,estudiar<strong>la</strong> toda su vida y <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r<strong>la</strong> <strong>de</strong> pa<strong>la</strong>bra y por escrito contra los falsos doctores, mientrasDios le ayudara (1). Muchas veces le sirvió <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ro consuelo en su vida posterior recordaresta sacrosanta promesa, cuando <strong>la</strong> <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> <strong>la</strong>s verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>Escritura</strong> le llevó a gran<strong>de</strong>sluchas con los papistas.Des<strong>de</strong> entonces se Dedicó a estudiar con más celo que nunca el Libro santo; ya hacía tiempo quepronunciaba discursos y daba lecciones sobre los Salmos; <strong>de</strong>spués continuó sobre <strong>la</strong> Epísto<strong>la</strong> alos Romanos; y presentaba <strong>la</strong>s verda<strong>de</strong>s bíblicas con tal c<strong>la</strong>ridad, precisión e interés a <strong>la</strong>numerosa concurrencia que le escuchaba, que producía gran impresión en sus almas, y llegó aper<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> día en día el gusto por <strong>la</strong>s antiguas formas escolásticas, que no habían servido paradar vitalidad a <strong>la</strong> Iglesia; sí sólo para fomentar <strong>la</strong>s tradiciones <strong>de</strong> los hombres en contra <strong>de</strong> <strong>la</strong>verdad divina.El año 1516, y por encargo <strong>de</strong>l Dr. Staupitz, tuvo Lutero que hacer una visita <strong>de</strong> inspección atodos los conventos <strong>de</strong> <strong>la</strong> or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Agustinos, en Turingia y Meissen. ¡Cuánta ignoranciaespiritual, cuán poca disciplina, y qué conducta tan poco evangélica encontró en <strong>la</strong> mayor parte<strong>de</strong> ellos! En vista <strong>de</strong> ello, hizo todo lo posible por fundar escue<strong>la</strong>s, recomendó en todas <strong>la</strong>s partes<strong>la</strong> lectura asidua y diligente <strong>de</strong> <strong>la</strong> Sagrada <strong>Escritura</strong>, y que atemperasen todos su conducta a losejemplos <strong>de</strong>l Salvador.De esta manera fué Dios preparando el instrumento para <strong>la</strong> Reforma. El Señor había puesto ya elsembrador en el campo, y en sus manos <strong>la</strong> buena semil<strong>la</strong>. El campo había estado por muchotiempo sin cultivar, por eso <strong>la</strong> semil<strong>la</strong> encontró un suelo preparado. Iba a llegar pronto el día enque el hombre <strong>de</strong> Dios había <strong>de</strong> salir al campo. La Reforma iba a dar principio.***LAS NOVENTA Y CINCO TESISEl Papa León X, amante <strong>de</strong>l esplendor y <strong>la</strong>s artes, y necesitando mucho dinero para <strong>la</strong>magnificencia <strong>de</strong> su corte, había hecho predicar indulgencias en los años 1514 y 1516, es <strong>de</strong>cir,indulgencia plenaria o indulto <strong>de</strong> <strong>la</strong>s penas que <strong>la</strong> Iglesia impone a los hombres por sus pecados,a cambio <strong>de</strong> una cantidad <strong>de</strong> dinero previamente <strong>de</strong>terminada. La primera vez tomó por pretexto<strong>la</strong> guerra con los turcos; <strong>la</strong> segunda, <strong>la</strong> terminación <strong>de</strong> <strong>la</strong> basílica <strong>de</strong> San Pedro en Roma. Elcomisario general <strong>de</strong> <strong>la</strong>s indulgencias en Alemania era el príncipe elector <strong>de</strong> Maguncia, Alberto,muy semejante al Papa en muchas cosas, y principalmente en eso <strong>de</strong> necesitar siempre dinero, alpaso que se cuidaba muy poco <strong>de</strong> <strong>la</strong> salvación <strong>de</strong> <strong>la</strong>s almas. Este príncipe se encargó, mediante elestipendio <strong>de</strong> <strong>la</strong> mitad <strong>de</strong>l dinero recogido en aquel negocio, <strong>de</strong> enviar lo restante a Roma.Calcúlese, pues, cuántos esfuerzos no haría para que esta venta fuese gran<strong>de</strong>mente provechosa.Envió frailes por todas partes <strong>de</strong> Alemania para ofrecer <strong>la</strong>s indulgencias, obligándolos bajojuramento, a no cometer con él frau<strong>de</strong> alguno; y <strong>de</strong>jándolos, en cambio en entera libertad paraengañar a <strong>la</strong>s pobres almas, con tal que le trajesen dinero. Como instrumento principal <strong>de</strong> este14


tráfico <strong>de</strong> indulgencias, eligió a un hombre que en verdad realizó toda c<strong>la</strong>se <strong>de</strong> esfuerzos parahacer el negocio tan productivo como pudiera <strong>de</strong>searse.Este hombre fue el nunca bastante censurado Juan Tetzel, nacido en Leipzig, y fraile <strong>de</strong> <strong>la</strong> Or<strong>de</strong>n<strong>de</strong> los Dominicos en el convento <strong>de</strong> Pirna; hombre atrevido y dado a torpes concupiscencias; elcual ya anteriormente, por adulterio y por su conducta licenciosa, había sido con<strong>de</strong>nado a morirahogado en un saco; y sólo por <strong>la</strong> intercepción <strong>de</strong> una ilustre dama había salvado <strong>la</strong> vida. Estehombre <strong>de</strong>gradó hasta lo sumo <strong>la</strong> práctica <strong>de</strong> <strong>la</strong>s indulgencias (que ya <strong>de</strong> suyo constituía unairrisión <strong>de</strong> <strong>la</strong> religión cristiana), y no hizo <strong>de</strong> el<strong>la</strong>s sino un robo sacrílego y una imposturainsigne. En sus discursos <strong>de</strong> a<strong>la</strong>banza y recomendación <strong>de</strong> <strong>la</strong>s indulgencias, omitía<strong>de</strong>liberadamente <strong>la</strong> cláusu<strong>la</strong> que siempre se aña<strong>de</strong> a <strong>la</strong>s bu<strong>la</strong>s que <strong>la</strong>s conce<strong>de</strong>n, es <strong>de</strong>cir, que <strong>la</strong>eficacia <strong>de</strong> <strong>la</strong>s referidas indulgencias <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n principalmente <strong>de</strong>l arrepentimiento y <strong>de</strong> <strong>la</strong>enmienda. Su cinismo e insolencia sobrepujó a todo lo que hasta entonces se había visto. E<strong>la</strong>dulterio, según su tarifa, costaba seis ducados; el robo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s iglesias, el sacrilegio y el perjurio,unos nueve ducados; un asesinato, ocho ducados. Hasta dio cartas <strong>de</strong> indulgencias para pecadosque se pudiesen cometer en el porvenir.Cuando Tetzel subía al púlpito, mostrando <strong>la</strong> cruz <strong>de</strong> <strong>la</strong> que colgaban <strong>la</strong>s armas <strong>de</strong>l Papa,pon<strong>de</strong>raba con tono firme el valor <strong>de</strong> <strong>la</strong>s indulgencias a <strong>la</strong> multitud fanática, atraída por <strong>la</strong>ceremonia al santo lugar; el pueblo le escuchaba con asombro al oír <strong>la</strong>s admirables virtu<strong>de</strong>s queanunciaba.Oigamos una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s arengas que pronunció <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>la</strong> elevación <strong>de</strong> <strong>la</strong> cruz.Las indulgencias - dijo - son <strong>la</strong> dádiva más preciosa y más sublime <strong>de</strong> Dios. Esta cruz(mostrando <strong>la</strong> cruz roja) tiene tanta eficacia como <strong>la</strong> misma cruz <strong>de</strong> Jesucristo. Venid, oyentes, yyo os daré bu<strong>la</strong>s, por <strong>la</strong>s cuales se os perdonarán hasta los mismos pecados que tuvieseisintención <strong>de</strong> cometer en lo futuro. Yo no cambiaria, por cierto, mis privilegios por los que tieneSan Pedro en el cielo; porque yo he salvado más almas con mis indulgencias que el apóstol consus discursos. No hay pecado, por gran<strong>de</strong> que sea, que <strong>la</strong> indulgencia no pueda perdonar; y aun sialguno (lo que es imposible, sin duda) hubiese vio<strong>la</strong>do a <strong>la</strong> Santísima Virgen María, madre <strong>de</strong>Dios, que pague, que pague bien nada más, y se le perdonará <strong>la</strong> vio<strong>la</strong>ción. Ni aún e<strong>la</strong>rrepentimiento es necesario. Pero hay más; <strong>la</strong>s indulgencias no solo salvan a los vivos, sinotambién a los muertos. Sacerdote, noble, merca<strong>de</strong>r, mujer, muchacha, mozo, escuchad a vuestrosparientes y amigos difuntos, que os gritan <strong>de</strong>l fondo <strong>de</strong>l abismo: ¡Estamos sufriendo un horriblemartirio! Una limosnita nos libraría <strong>de</strong> él; vosotros podéis y no queréis dar<strong>la</strong>.¡Calcúlese <strong>la</strong> impresión que tales pa<strong>la</strong>bras, pronunciadas con <strong>la</strong> voz estentórea <strong>de</strong> aquel fraile,producirían en <strong>la</strong> multitud! En el mismo instante continuaba Tetzel en que <strong>la</strong> pieza <strong>de</strong> monedaresuena en el fondo <strong>de</strong> <strong>la</strong> caja, el alma sale <strong>de</strong>l purgatorio. ¡Oh gentes torpes y parecidas casi a<strong>la</strong>s bestias; que no comprendéis <strong>la</strong> gracia que se os conce<strong>de</strong> tan abundantemente!... Ahora que elcielo está abierto <strong>de</strong> par en par, ¿no queréis entrar en él? ¿Pues cuándo entraréis? ¡Ahora podéisrescatar tantas almas! ¡Hombre duro e indiferente, con un real pue<strong>de</strong>s sacar a tu padre <strong>de</strong>lpurgatorio, y eres tan ingrato que no quieres salvarle! Yo seré justificado en el día <strong>de</strong>l juicio,pero vosotros seréis castigados con tanta más severidad cuanto que habéis <strong>de</strong>scuidado tanimportante salvación. Yo os digo que aun cuando no tengáis más que un solo vestido, estáis15


obligados a ven<strong>de</strong>rlo, a fin <strong>de</strong> obtener esta gracia! Dios nuestro Señor no es ya Dios, pues haabdicado su po<strong>de</strong>r en el Papa.Después, procurando también hacer uso <strong>de</strong> otras armas, añadía: ¿Sabéis por qué nuestro señor, elPapa, distribuye una gracia tan preciosa? Es porque se trata <strong>de</strong> reedificar <strong>la</strong> iglesia <strong>de</strong>struida <strong>de</strong>San Pedro y San Pablo, <strong>de</strong> tal modo que no tenga igual en el mundo. Esta iglesia encierra loscuerpos <strong>de</strong> los santos apóstoles Pedro y Pablo y los <strong>de</strong> una multitud <strong>de</strong> mártires. Estos santoscuerpos, en el estado actual <strong>de</strong>l edificio, son, ¡ay!, Continuamente mojados, ensuciados, profanadosy corrompidos por <strong>la</strong> lluvia, por el granizo. ¡Ah!, estos restos sagrados, ¿quedarán por mástiempo en el lodo y en el oprobio?Esta pintura no <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> hacer impresión en muchos. Ardían en <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> socorrer al pobreLeón X, que no tenía con qué poner al abrigo <strong>de</strong> <strong>la</strong> lluvia los cuerpos <strong>de</strong> San Pedro y <strong>de</strong> SanPablo!Enseguida, dirigiéndose a <strong>la</strong>s almas dóciles, y haciendo un uso impío <strong>de</strong> <strong>la</strong>s <strong>Escritura</strong>s <strong>de</strong>cía:Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis; porque os aseguro que muchos profetas yreyes han <strong>de</strong>seado ver <strong>la</strong>s cosas que veis y no <strong>la</strong>s han visto, y también oír <strong>la</strong>s cosas que vosotrosoís y no <strong>la</strong>s han oído! Y, por último, mostrando <strong>la</strong> caja en que recibía el dinero, concluíaregu<strong>la</strong>rmente su patético discurso, dirigiendo tres veces al pueblo estas pa<strong>la</strong>bras: ‘¡Traed, traed,traed!’ Luego que terminaba su discurso, bajaba <strong>de</strong>l púlpito, corría hacia <strong>la</strong> caja, y, en presencia<strong>de</strong> todo el pueblo, echaba en el<strong>la</strong> una moneda, <strong>de</strong> modo que sonara mucho.Rara vez encontraba Tetzel hombres bastante ilustrados, y aun menos, hombres bastanteanimosos para resistirle; por lo común, hacía lo que quería <strong>de</strong> <strong>la</strong> multitud supersticiosa. Habíap<strong>la</strong>ntado en Zwickau <strong>la</strong> cruz roja <strong>de</strong> <strong>la</strong>s indulgencias, y los buenos <strong>de</strong>votos se apresuraban a ir ya llenar <strong>la</strong> caja con el dinero que <strong>de</strong>bía libertarios. Cuando Tetzel tenía que partir, los capel<strong>la</strong>nesy sus acólitos le pedían <strong>la</strong> víspera una comida <strong>de</strong> <strong>de</strong>spedida; <strong>la</strong> petición era justa; pero ¿cómoacce<strong>de</strong>r a el<strong>la</strong>, si el dinero estaba contado y sel<strong>la</strong>do? A <strong>la</strong> mañana siguiente hacía tocar <strong>la</strong> campanamayor, <strong>la</strong> muchedumbre se precipitaba al templo, creyendo que había sucedido algo <strong>de</strong>extraordinario, porque <strong>la</strong> fiesta era ya concluida; y luego que estaban todos reunidos, les <strong>de</strong>cía:Yo había resuelto partir esta mañana, pero en <strong>la</strong> noche me he <strong>de</strong>spertado oyendo gemidos; heaplicado el oído y... era <strong>de</strong>l cementerio <strong>de</strong> don<strong>de</strong> salían... ¡Oh Dios! ¡Era una pobre alma, que mel<strong>la</strong>maba y me suplicaba encarecidamente que <strong>la</strong> librase <strong>de</strong>l tormento que <strong>la</strong> consume! Por estome he quedado un día más, a fin <strong>de</strong> mover a lástima los corazones cristianos en favor <strong>de</strong> dichaalma <strong>de</strong>sgraciada; yo mismo quiero ser el primero en dar una limosna, y el que no siga mi ejemplo,merecerá ser con<strong>de</strong>nado.¿Qué corazón no hubiera respondido a tal l<strong>la</strong>mamiento? ¿Quién sabe, por otra parte, qué alma esaquel<strong>la</strong> que grita en el cementerio? Dan, pues, con abundancia, y Tetzel ofrece a los capel<strong>la</strong>nes ya sus acólitos una buena comida.Los merca<strong>de</strong>res <strong>de</strong> indulgencias se habían establecido en Haguenau en 1517. La mujer <strong>de</strong> unzapatero, usando <strong>de</strong> <strong>la</strong> facultad que concedía <strong>la</strong> instrucción <strong>de</strong>l comisario general, habíaadquirido, contra <strong>la</strong> voluntad <strong>de</strong> su marido, una bu<strong>la</strong> <strong>de</strong> indulgencia, a precio <strong>de</strong> un florín <strong>de</strong> oro,16


y murió, poco <strong>de</strong>spués; no habiendo el marido hecho <strong>de</strong>cir misas por el <strong>de</strong>scanso <strong>de</strong>l alma <strong>de</strong> sumujer, el cura le acusó <strong>de</strong> impío, y el juez <strong>de</strong> Haguenau le intimó a que compareciese a supresencia; el zapatero se fue a <strong>la</strong> Audiencia con <strong>la</strong> bu<strong>la</strong> <strong>de</strong> su mujer en el bolsillo, y el juez le preguntó:-¿Ha muerto tu mujer?-Si respondió el zapatero.-¿Y qué has hecho por el<strong>la</strong>?-He enterrado su cuerpo y he encomendado su alma a Dios.-Pero has hecho <strong>de</strong>cir una misa por el <strong>de</strong>scanso <strong>de</strong> su alma?-No, por cierto, porque sería inútil, pues el<strong>la</strong> entró en el cielo en el instante que murió.-¿Cómo sabes eso?-He aquí <strong>la</strong> prueba; y al <strong>de</strong>cir esto sacó <strong>la</strong> bu<strong>la</strong> <strong>de</strong>l bolsillo; y el juez, en presencia <strong>de</strong>l cura, leyóen el<strong>la</strong>: “La mujer que <strong>la</strong> ha comprado, no irá al purgatorio cuando muera, sino que entrará<strong>de</strong>rechamente en el cielo.”-Si el señor cura preten<strong>de</strong> todavía que es necesaria una misa -añadió-, mi mujer ha sido engañadapor nuestro santísimo padre, el Papa; y si no, el señor cura me engaña a mí.Nada podía respon<strong>de</strong>rse a esto, y el acusado fue absuelto.Así el buen sentido <strong>de</strong>l pueblo hacia justicia a estos sacrílegos frau<strong>de</strong>s. Un gentilhombre sajónque había oído predicar a Tetzel en Leipzig, quedó indignado <strong>de</strong> sus mentiras; acercóse al frailey le preguntó si tenía facultad <strong>de</strong> perdonar los pecados que se pensaba cometer.Seguramente -respondió Tetzel-, he recibido para ello pleno po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Papa.-Pues bien -replicó el caballero-, yo quisiera vengarme <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> mis enemigos, pero sin atentara su vida, y os doy diez escudos si me entregáis una bu<strong>la</strong> <strong>de</strong> indulgencia que me justifiqueplenamente.Tetzel puso algunas dificulta<strong>de</strong>s; sin embargo, quedaron conformes en treinta escudos. Poco<strong>de</strong>spués salió el fraile <strong>de</strong> Leipzig; el gentilhombre acompañado <strong>de</strong> sus criados, le esperó en unbosque entre Iueterbock y Treblin; cayó sobre él, hizo darle algunos palos, y le arrancó <strong>la</strong> ricacaja <strong>de</strong> <strong>la</strong>s indulgencias que el estafador llevaba consigo; éste se quejó ante los tribunales, pero elgentilhombre presentó <strong>la</strong> bu<strong>la</strong> firmada por el mismo Tetzel, <strong>la</strong> que le eximía con anticipación <strong>de</strong>toda pena. El duque Jorge, a quien esta acción irritó mucho al principio, mandó a <strong>la</strong> vista <strong>de</strong> <strong>la</strong>bu<strong>la</strong>, que fuese absuelto el acusado.Pero para que se vea que esto no era obra <strong>de</strong> un solo hombre malvado, citaremos algunos datos<strong>de</strong> <strong>la</strong> instrucción <strong>de</strong>l obispo <strong>de</strong> Maguncia.Los plenipotenciarios, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber pon<strong>de</strong>rado a cada uno en particu<strong>la</strong>r <strong>la</strong> gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> <strong>la</strong>indulgencia, hacían a los penitentes esta pregunta: “¿De cuánto dinero podéis privaros, enconciencia, para obtener tan perfecta remisión?” “Esta pregunta -dice <strong>la</strong> instrucción <strong>de</strong>l arzobispo<strong>de</strong> Maguncia a los comisarios- <strong>de</strong>be ser hecha en este momento piara que los penitentes esténmejor dispuestos a contribuir.”17


Estas eran todas <strong>la</strong>s disposiciones que se requerían. La instrucción arzobispal prohibía aun el hab<strong>la</strong>r<strong>de</strong> conversión o contrición. “So<strong>la</strong>mente -<strong>de</strong>cían los comisarios-, os anunciamos el completoperdón <strong>de</strong> todos los pecados; y no se pue<strong>de</strong> concebir nada más gran<strong>de</strong> que una gracia tal, puestoque el hombre que vive en el pecado está privado <strong>de</strong>l favor divino, y que por este perdón totalobtiene <strong>de</strong> nuevo <strong>la</strong> gracia <strong>de</strong> Dios. Por tanto, os <strong>de</strong>c<strong>la</strong>ramos que para conseguir estas graciasexcelentes no es menester más que comprar una indulgencia. Y en cuanto a los que <strong>de</strong>sean librar<strong>la</strong>s almas <strong>de</strong>l purgatorio y lograr para el<strong>la</strong>s el perdón <strong>de</strong> todas sus ofensas, que echen dinero en <strong>la</strong>caja, y no es necesario que tengan contrición <strong>de</strong> corazón ni hagan confesión <strong>de</strong> boca. Procurenso<strong>la</strong>mente traer pronto su dinero; porque así harán una obra muy útil a <strong>la</strong>s almas <strong>de</strong> los difuntos ya <strong>la</strong> construcción <strong>de</strong> <strong>la</strong> iglesia <strong>de</strong> San Pedro.” No se podían prometer mayores bienes a menosprecio.Como Tetzel tenía también su obra y sus abominables predicaciones en Iueterbock [1], Lutero,en su confesionario, sentía <strong>la</strong>s consecuencias <strong>de</strong> estas diabólicas artes <strong>de</strong> seducción. Los confesonariosquedaban casi vacíos, porque el pueblo gustaba más <strong>de</strong> aquel<strong>la</strong> manera fácil y cómoda<strong>de</strong> remisión <strong>de</strong> los pecados; y los que todavía se confesaban, siguiendo <strong>la</strong>s antiguas costumbreseclesiásticas, ape<strong>la</strong>ban siempre al perdón <strong>de</strong> los pecados que ya habían comprado <strong>de</strong> Tetzel, y noquerían seguir ninguno <strong>de</strong> los preceptos paternales que el fiel sacerdote les quería imponer.Entonces Lutero se sintió obligado, en conciencia, a amonestar al pueblo y apartarle <strong>de</strong> abuso tanpernicioso; empezó, como él dice, predicando con dulzura. En estos primeros “discursos sobre<strong>la</strong>s indulgencias” no trató más que <strong>de</strong> corregir los errores más graves y manifiestos sobre <strong>la</strong>materia, <strong>de</strong>mostrando que <strong>la</strong>s indulgencias no tienen ninguna fuerza en cuanto a los castigosdivinos contra los pecados, sino que sólo se refieren a <strong>la</strong>s penitencias y buenas obras.-Y éstas- <strong>de</strong>cía-es mejor tomar<strong>la</strong>s sobre si y hacer<strong>la</strong>s para enmendarse que no evadir sucumplimiento con el dinero; una buena obra hecha en favor <strong>de</strong> un pobre, vale más que todas <strong>la</strong>sindulgencias. Que <strong>la</strong>s almas salgan <strong>de</strong>l purgatorio mediante <strong>la</strong>s indulgencias, no lo sé y no locreo; tampoco <strong>la</strong> Iglesia lo ha resuelto; y es mucho mejor que ores por el<strong>la</strong>s y hagas buenasobras, porque esto es más seguro y más probado.Natural era que esta opinión mo<strong>de</strong>sta y fundada no hiciese impresión alguna en el ánimo <strong>de</strong>Tetzel, cuya endurecida alma había llegado al más alto grado <strong>de</strong> cinismo. Empezó, pues, a dirigirsus apóstrofes y amenazas contra Lutero, mandó hacer una hoguera, y amenazó con quemar enel<strong>la</strong> a todos los que hab<strong>la</strong>sen con <strong>de</strong>sprecio <strong>de</strong> sus indulgencias. Entonces Lutero se resolvió porfin “a hacer un agujero en aquel tambor”.El elector Fe<strong>de</strong>rico <strong>de</strong> Sajonia estaba en su pa<strong>la</strong>cio <strong>de</strong> Schweinitz, a seis leguas <strong>de</strong> Wittemberg,dicen <strong>la</strong>s crónicas <strong>de</strong>l tiempo. El 31 <strong>de</strong> Octubre, a <strong>la</strong> madrugada, hallándose Fe<strong>de</strong>rico con su hermanoel duque Juan, que entonces era corregente y reinó solo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su muerte, y con sucanciller, el elector dijo al duque: -Es menester, hermano mío, que te cuente un sueño que hetenido esta noche, y cuyo significado <strong>de</strong>searía mucho saber; ha quedado tan bien grabado en miespíritu, que no lo olvidaría aunque viviese mil años; porque he soñado tres veces y siempre concircunstancias diferentes.-¿Es bueno o malo el sueño?-preguntó el duque Juan.18


-Yo lo ignoro; Dios lo sabe le contestó su hermano.-Pues bien, no te inquietes por eso; ten <strong>la</strong> bondad <strong>de</strong> referírmelo. Y refirió el príncipe elector susueño <strong>de</strong> esta manera:-Habiéndome acostado anoche triste y fatigado, quedé dormido inmediatamente que hice mioración; reposé dulcemente cerca <strong>de</strong> dos horas y media; habiéndome <strong>de</strong>spertado entonces, estuvehasta media noche entregado a todo género <strong>de</strong> pensamientos; discurría <strong>de</strong> qué modo celebraría <strong>la</strong>fiesta <strong>de</strong> Todos los Santos; rogaba por <strong>la</strong>s pobres almas <strong>de</strong>l purgatorio, y pedía a Dios que mecondujese a mí, a mis consejeros y a mi pueblo según <strong>la</strong> verdad. Volví a quedarme dormido, yentonces soñé que el Omnipotente Dios me enviaba un fraile que era el hijo verda<strong>de</strong>ro <strong>de</strong><strong>la</strong>póstol San Pablo; todos los santos le acompañaban según <strong>la</strong> or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Dios a fin <strong>de</strong> acreditarlocerca <strong>de</strong> mí, y <strong>de</strong> <strong>de</strong>c<strong>la</strong>rar que no venía a maquinar ningún frau<strong>de</strong>, sino que todo lo que hacia eraconforme a <strong>la</strong> voluntad <strong>de</strong> Dios; me pidieron que me dignase permitir que el fraile escribiesealgo a <strong>la</strong> puerta <strong>de</strong> <strong>la</strong> capil<strong>la</strong> <strong>de</strong>l pa<strong>la</strong>cio <strong>de</strong> Wittemberg, lo que concedí por conducto <strong>de</strong>lcanciller; en seguida el fraile fue allí y se puso a escribir con letras tan gran<strong>de</strong>s, que yo podía leerlo que escribía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Schweinitz; <strong>la</strong> pluma <strong>de</strong> que se servia era tan <strong>la</strong>rga que su extremidadllegaba hasta Roma, y allí ta<strong>la</strong>draba <strong>la</strong>s orejas <strong>de</strong> un león que estaba echado (León X), y hacíabambolear <strong>la</strong> triple corona en <strong>la</strong> cabeza <strong>de</strong>l Papa; todos los car<strong>de</strong>nales y príncipes, llegando atoda prisa, procuraban sostener<strong>la</strong>; yo mismo y tú, hermano mío, quisimos ayudar también;a<strong>la</strong>rgué el brazo... pero en aquel momento me <strong>de</strong>sperté con el brazo en alto, lleno <strong>de</strong> espanto y <strong>de</strong>cólera contra aquel fraile, que no sabía manejar mejor su pluma; me sosegué un poco... no eramás que un sueño. Yo estaba aún medio dormido; cerré <strong>de</strong> nuevo los ojos y volví a soñar. Elleón, siempre incomodado por <strong>la</strong> pluma, empezó a rugir con todas sus fuerzas, tanto que toda <strong>la</strong>ciudad <strong>de</strong> Roma y todos los Estados <strong>de</strong>l Sacro Imperio acudieron a informarse <strong>de</strong> <strong>la</strong> causa; elPapa pidió que se opusiesen a aquel fraile, y se dirigió sobre todo a mí, porque se hal<strong>la</strong>ba en misdominios; <strong>de</strong> nuevo me <strong>de</strong>sperté y recé el Padrenuestro; pedí a Dios que preservara a Su Santidady me dormí <strong>de</strong> nuevo... Entonces soñé que todos los príncipes <strong>de</strong>l Imperio, y nosotros con ellosacudíamos a Roma y tratábamos entre todos <strong>de</strong> romper aquel<strong>la</strong> pluma, pero cuantos másesfuerzos hacíamos, más firme estaba; rechinaba como si fuese <strong>de</strong> hierro, y nos cansamos al fin;hice preguntar entonces al fraile (porque yo estaba tan pronto en Roma como en Wittemberg)dón<strong>de</strong> había adquirido aquel<strong>la</strong> pluma y por qué era tan fuerte: “La pluma -respondió- es <strong>de</strong> unganso viejo <strong>de</strong> Bohemia, <strong>de</strong> edad <strong>de</strong> cien años (téngase en cuenta que el nombre <strong>de</strong>l granreformador <strong>de</strong> Bohemia, Juan Huss, a quien quemaron los fanáticos en el concilio <strong>de</strong> Constanza,significa ganso. Y muriendo Huss en <strong>la</strong> hoguera, había exc<strong>la</strong>mado: “Ahora me asan a mí, pobreganso; pero <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> cien años vendrá un cisne, contra el cual no prevalecerán”). Yo <strong>la</strong> headquirido <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> mis antiguos maestros <strong>de</strong> escue<strong>la</strong>; en cuanto a su fuerza, es tan gran<strong>de</strong>,porque no se le pue<strong>de</strong> sacar <strong>la</strong> medu<strong>la</strong> y aun yo mismo estoy admirado... De repente oí un grangrito... De <strong>la</strong> <strong>la</strong>rga pluma <strong>de</strong>l fraile habían salido otras muchas plumas... Me <strong>de</strong>sperté por terceravez; era ya <strong>de</strong> día.”El duque Juan se volvió entonces al canciller, y le dijo:-Señor canciller, ¿qué os parece? ¡Québien nos vendría aquí un José o un Daniel inspirado <strong>de</strong> Dios!El canciller contestó: Vuestras altezas saben el proverbio vulgar que dice que los sueños <strong>de</strong> losjóvenes, <strong>de</strong> los sabios y <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s señores tienen ordinariamente alguna significación oculta;19


pero <strong>la</strong> <strong>de</strong> este sueño no se sabrá sino <strong>de</strong> aquí a algún tiempo, cuando lleguen <strong>la</strong>s cosas quetienen re<strong>la</strong>ción con él; <strong>de</strong>jad su cumplimiento a Dios, y encomendadlo todo en su mano.-Pienso como vos, señor canciller -dijo el Duque-; no es cosa <strong>de</strong> que nos rompamos <strong>la</strong> cabeza por<strong>de</strong>scubrir lo que esto pueda significar; Dios sabrá dirigirlo todo para su gloria.- ¡Hágalo así nuestro fiel Dios! -interpuso Fe<strong>de</strong>rico el Sabio-. Sin embargo, yo no olvidaré nuncaeste sueño; ya me ha ocurrido una interpretación... pero <strong>la</strong> guardo para mí; el tiempo dirá tal vezsi acerté.Así pasó, según el manuscrito <strong>de</strong> Weimar, <strong>la</strong> mañana <strong>de</strong>l 31 <strong>de</strong> Octubre en Schweinitz; veamosahora cuál fue <strong>la</strong> tar<strong>de</strong> en Wíttemberg.La fiesta <strong>de</strong> Todos los Santos era un día muy importante para Wittemberg, y aun más para <strong>la</strong>capil<strong>la</strong> que el príncipe elector había hecho construir allí, llenándo<strong>la</strong> <strong>de</strong> reliquias. Solían en esedía sacar aquel<strong>la</strong>s reliquias adornadas <strong>de</strong> piedras preciosas y poner<strong>la</strong>s <strong>de</strong> manifiesto a <strong>la</strong> vista <strong>de</strong>lpueblo, atónito y <strong>de</strong>slumbrado con tanta magnificencia. Todos los que visitaban aquel día <strong>la</strong>capil<strong>la</strong> y se confesaban en el<strong>la</strong>, ganaban muchas indulgencias; así es que muchedumbre <strong>de</strong> genteconcurría a aquel<strong>la</strong> gran solemnidad <strong>de</strong> Wittemberg.Era <strong>la</strong> tar<strong>de</strong> <strong>de</strong>l 31 <strong>de</strong> Octubre <strong>de</strong> 1517; Lutero, <strong>de</strong>cidido ya, se encamina valerosamente hacia <strong>la</strong>capil<strong>la</strong>, a <strong>la</strong> que se dirigía <strong>la</strong> multitud supersticiosa <strong>de</strong> los peregrinos, y en <strong>la</strong> puerta <strong>de</strong> aqueltemplo fija noventa y cinco tesis o proposiciones contra <strong>la</strong> doctrina <strong>de</strong> <strong>la</strong>s indulgencias; ni elelector, ni Staupitz, ni Spa<strong>la</strong>tin, ni ninguno <strong>de</strong> sus amigos, aun los más íntimos, habían sidoprevenidos <strong>de</strong> ello.La fama <strong>de</strong> estas noventa y cinco tesis, fijadas en <strong>la</strong> puerta <strong>de</strong> <strong>la</strong> iglesia <strong>de</strong>l castillo <strong>de</strong>Wittemberg, corrió muy pronto, no ya sólo por Alemania, sino por el mundo entero; en el<strong>la</strong>s<strong>de</strong>c<strong>la</strong>raba Lutero, en forma <strong>de</strong> preámbulo, que <strong>la</strong>s había escrito en espíritu <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ra caridad ycon el <strong>de</strong>seo terminante <strong>de</strong> exponer <strong>la</strong> verdad al pueblo cristiano; invitaba a <strong>la</strong> vez a todos losresi<strong>de</strong>ntes en <strong>la</strong>s cercanías o en países lejanos, a que presentasen contra el<strong>la</strong>s sus objeciones <strong>de</strong>pa<strong>la</strong>bra o por escrito. Entre estas tesis, <strong>la</strong>s principales eran <strong>la</strong>s siguientes:27. Predican vana tradición <strong>de</strong> los hombres, cuantos dicen que tan pronto como el dinero se echaen <strong>la</strong> caja, el alma sale <strong>de</strong>l purgatorio.29. Irán al infierno, junto con sus maestros, todos cuantos afirman que por <strong>la</strong>s bu<strong>la</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong>sindulgencias tienen asegurada su salvación.36. Cualquier cristiano que sienta verda<strong>de</strong>ro arrepentimiento <strong>de</strong> sus pecados, tiene ya <strong>la</strong> absoluciónplenaria <strong>de</strong> culpas y penas, <strong>la</strong> cual le pertenece y se le aplica sin cartas <strong>de</strong> indulgencias.37. Todo verda<strong>de</strong>ro cristiano, sea vivo o difunto, tiene parte en todos los bienes <strong>de</strong> Cristo y <strong>de</strong> <strong>la</strong>Iglesia, por el don <strong>de</strong> Dios, sin necesidad <strong>de</strong> cartas <strong>de</strong> indulgencias.38. Sin embargo, no se ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>spreciar <strong>la</strong> absolución <strong>de</strong>l Papa y su dispensación, porque es <strong>la</strong><strong>de</strong>c<strong>la</strong>ración <strong>de</strong> <strong>la</strong> remisión divina.50. Es preciso enseñar a los cristianos, que si el Papa supiese el robo y engaño <strong>de</strong> los predicadores<strong>de</strong> <strong>la</strong>s indulgencias, antes preferiría que <strong>la</strong> Basílica <strong>de</strong> San Pedro fuese quemada o reducidaa escombros, que ver<strong>la</strong> construida con <strong>la</strong> piel, carne y hueso <strong>de</strong> sus ovejas.20


53. Son enemigos <strong>de</strong>l Papa y <strong>de</strong> Jesucristo los que prohíben <strong>la</strong> predicación <strong>de</strong> <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Diosporque se opone a <strong>la</strong>s indulgencias.62. EL ÚNICO TESORO VERDADERO DE LA IGLESIA ES EL EVANGELIOSANTÍSIMO DE LA GLORIA Y GRACIA DE DIOS.Se ve que en estas tesis no se repudia <strong>la</strong> indulgencia misma, sino se con<strong>de</strong>nan so<strong>la</strong>mente losperniciosos abusos <strong>de</strong> el<strong>la</strong>s. Se trata <strong>de</strong> restituir <strong>la</strong>s indulgencias a su objeto primitivo, según elcual, se aplicaban únicamente a <strong>la</strong>s penitencias eclesiásticas. No se dirigían en modo algunocontra el Papado. Lutero mismo dice:“Cuando empecé esta obra contra <strong>la</strong>s indulgencias, estaba tan lleno y satisfecho <strong>de</strong> <strong>la</strong> doctrina <strong>de</strong>lPapa, que me hal<strong>la</strong>ba dispuesto, o a lo menos habría sentido p<strong>la</strong>cer, y hasta habría ayudado amatar a todos los que no quisieran ser obedientes al Papa en <strong>la</strong> más mínima cosa.” Sin embargo,aunque todavía se movía <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ciertos limites, se <strong>de</strong>scubre ya en estas sentencias todo elánimo <strong>de</strong> Lutero. La sencillez y rectitud <strong>de</strong> su alma, el celo sincero por <strong>la</strong> verda<strong>de</strong>ra doctrina <strong>de</strong>Cristo, su gran<strong>de</strong> amor a <strong>la</strong> Biblia, su vista c<strong>la</strong>ra y perspicaz para conocer los abusos <strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesia<strong>de</strong> aquel<strong>la</strong> época, <strong>la</strong> firme convicción <strong>de</strong> que <strong>la</strong> remisión <strong>de</strong> los pecados es efecto so<strong>la</strong>mente <strong>de</strong> <strong>la</strong>libre gracia <strong>de</strong> Dios mediante el arrepentimiento y <strong>la</strong> fe; todo esto que hizo <strong>de</strong> Lutero elReformador, se encuentra ya en estas noventa y cinco sentencias. Aquí, es verdad, empiezatodavía como fraile tímido que da un paso atrevido, pero con plena confianza en <strong>la</strong> bondad <strong>de</strong> <strong>la</strong>obra, aunque <strong>de</strong>sconfiando <strong>de</strong> sí mismo, y no sin algún temor en cuanto a <strong>la</strong>s consecuencias.Lutero neutralizó en parte <strong>la</strong> ru<strong>de</strong>za y atrevimiento <strong>de</strong> este paso, escribiendo el mismo día 31 <strong>de</strong>Octubre al elector Alberto <strong>de</strong> Maguncia, enviándole copia <strong>de</strong> sus tesis, y rogándole hiciese cesarlos abusos <strong>de</strong> los traficantes en indulgencias. En idéntico sentido escribió a algunos obispos. Eldigno obispo <strong>de</strong> Bran<strong>de</strong>burgo, Sculteto, aprobó el contenido <strong>de</strong> <strong>la</strong>s tesis; pero rogó al mismotiempo a Lutero que permaneciese quieto y tranquilo, a fin <strong>de</strong> no turbar <strong>la</strong> paz <strong>de</strong> <strong>la</strong>s conciencias.Igual respuesta dieron otros hombres estimados por Lutero; y su príncipe, el elector Fe<strong>de</strong>rico elSabio, opinó casi <strong>de</strong>l mismo modo. No quería éste imponer <strong>la</strong> verdad violentamente, pues amaba<strong>de</strong>masiado <strong>la</strong> tranquilidad pública, y no podía alegrarse en su corazón <strong>de</strong> <strong>la</strong> lucha comenzada. Yaunque en este primer paso <strong>de</strong>l Reformador se ven mezc<strong>la</strong>dos miedo y atrevimiento, esimposible <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> conocer <strong>la</strong> pureza <strong>de</strong> sus sentimientos y sus propósitos. Estos se reve<strong>la</strong>n tanc<strong>la</strong>ramente en cada una <strong>de</strong> sus pa<strong>la</strong>bras, y en toda su conducta, que el atribuir el comienzo <strong>de</strong>aquel<strong>la</strong> lucha a <strong>la</strong> ambición y arrogancia <strong>de</strong> Lutero, sólo prueba una completa ignorancia <strong>de</strong> loshechos o un <strong>de</strong>liberado propósito <strong>de</strong> falsearlos.“Yo empecé esta obra -dice el mismo Reformador- con gran temor y temblor; ¿quién era yoentonces, pobre, miserable y <strong>de</strong>spreciable fraile, más parecido a un cadáver que a un hombre?¿Quién era yo para oponerme a <strong>la</strong> majestad <strong>de</strong>l Papa, a cuya presencia temb<strong>la</strong>ban, no sólo losreyes <strong>de</strong> <strong>la</strong> tierra, sino también, si me es lícito expresarme así, el cielo y el infierno? Nadie pue<strong>de</strong>saber lo que sufrió mi corazón en los dos primeros años en qué abatimiento y casi <strong>de</strong>sesperacióncaí muchas veces. No pue<strong>de</strong>n formarse una i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> ello los espíritus orgullosos” que han atacado<strong>de</strong>spués al Papa con gran<strong>de</strong> audacia, bien que no hubieran podido con toda su habilidad hacerleel más pequeño mal, si Jesucristo no le hubiera hecho ya por mí, su débil e indigno instrumento,una herida <strong>de</strong> <strong>la</strong> que no sanará jamás... Pero mientras ellos se contentaban con mirar y <strong>de</strong>jarme21


solo en el peligro, no me hal<strong>la</strong>ba tan gozoso, tranquilo y seguro <strong>de</strong>l buen éxito como lo estoyahora, porque no sabía entonces muchas cosas que ahora sé, gracias a Dios... Yo entonceshonraba <strong>de</strong> todo corazón <strong>la</strong> iglesia <strong>de</strong>l Papa, como <strong>la</strong> verda<strong>de</strong>ra iglesia; y lo bacía con mássinceridad y veneración que los infames y vergonzosos corruptores, que por contra<strong>de</strong>cir<strong>la</strong>, <strong>la</strong>ensalzan tanto ahora. Si yo hubiera <strong>de</strong>spreciado al Papa, como le <strong>de</strong>sprecian los que le a<strong>la</strong>bantanto con los <strong>la</strong>bios, hubiera temido que se hubiese abierto <strong>la</strong> tierra, y me hubiese tragado vivocomo a Coré y a todos los que con él estaban.”¿Qué dicen a esto los que a móviles tan indignos atribuyen el movimiento iniciado por Lutero?¡Qué sinceridad, qué rectitud <strong>de</strong> alma reve<strong>la</strong>n sus pa<strong>la</strong>bras! El que quiera empren<strong>de</strong>r alguna cosabuena:-dice en otra parte, aludiendo a sus noventa y cinco proposiciones-, que <strong>la</strong> emprenda confiado en<strong>la</strong> bondad <strong>de</strong> el<strong>la</strong>, y <strong>de</strong> ninguna manera en el auxilio y consuelo <strong>de</strong> los hombres. A<strong>de</strong>más, que notema a los hombres ni al mundo entero, porque no mentirá esta pa<strong>la</strong>bra: Es bueno confiar en elSeñor” y seguramente ninguno <strong>de</strong> los que confían en él será confundido, pero el que no quiere nipue<strong>de</strong> arriesgar ninguna cosa confiándose en Dios, que se guar<strong>de</strong> muy mucho <strong>de</strong> empren<strong>de</strong>r<strong>la</strong>.”¿Es este el lenguaje <strong>de</strong> uno que emprendiera su obra, como dicen los enemigos <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma,sólo por ambición, por rencor, por envidia y por afán <strong>de</strong> libertinaje?Aun creemos que nos han <strong>de</strong> agra<strong>de</strong>cer nuestros lectores, para formar mejor su juicio, que lestras<strong>la</strong><strong>de</strong>mos algunos párrafos <strong>de</strong> una carta que Lutero escribió al arzobispo <strong>de</strong> Mag<strong>de</strong>burgo elmismo día que fijó <strong>la</strong>s tesis en <strong>la</strong>s puertas <strong>de</strong> <strong>la</strong> capil<strong>la</strong> <strong>de</strong> Wittemberg. Dice así:“Perdonadme, Rmo. P. en Cristo, y muy ilustre príncipe, si yo, que no soy más que <strong>la</strong> escoria <strong>de</strong>los hombres, tengo <strong>la</strong> temeridad <strong>de</strong> escribir a vuestra sublime gran<strong>de</strong>za. El Señor me es testigoque, conociendo cuán pequeño y miserable soy, he dudado mucho tiempo <strong>de</strong> hacerlo. Quevuestra alteza, sin embargo, <strong>de</strong>je caer una mirada sobre un poco <strong>de</strong> polvo, y según su benignida<strong>de</strong>piscopal, reciba bondadosamente esta mi petición...”¡Gran Dios! <strong>la</strong>s almas confiadas a vuestra dirección, excelentísimo Padre, <strong>la</strong>s instruyen, no para<strong>la</strong> vida, sino para <strong>la</strong> muerte. (Ha hab<strong>la</strong>do antes <strong>de</strong> los predicadores y traficantes con <strong>la</strong>sindulgencias.) La justa y severa cuenta que se os pedirá, se aumenta <strong>de</strong> día en día. No he podidocal<strong>la</strong>r más tiempo. ¡No! El hombre no se salva por <strong>la</strong> obra o por el ministerio <strong>de</strong> su obispo. Eljusto mismo se salva difícilmente, y el camino que conduce a <strong>la</strong> vida es estrecho. ¿Por qué, pues,los predicadores <strong>de</strong> indulgencias, con cuentos ridículos, inspiran al pueblo una seguridad carnal?Si se les cree, <strong>la</strong> indulgencia es <strong>la</strong> so<strong>la</strong> que <strong>de</strong>be ser proc<strong>la</strong>mada y exaltada... ¡Y qué! ¿No es elprincipal y el único <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> los obispos enseñar al pueblo el Evangelio y el amor <strong>de</strong> Jesucristo?Jesucristo no ha or<strong>de</strong>nado en ninguna parte <strong>la</strong> promulgación <strong>de</strong> <strong>la</strong>s indulgencias, pero sí hamandado con todo encarecimiento predicar el Evangelio. ¡Qué horror y qué riesgo para unobispo, si consiente que no se hable <strong>de</strong>l Evangelio, y que sólo el ruido <strong>de</strong> <strong>la</strong>s indulgencias suenesin cesar a los oídos <strong>de</strong>l pobre pueblo!”Contestando en otra ocasión a los que le tildaban <strong>de</strong> orgulloso y soberbio, dice, dirigiéndose aLange: “Deseo saber cuáles son los errores que vos y vuestros teólogos habéis hal<strong>la</strong>do en mistesis. ¿Quién no sabe que rara vez se proc<strong>la</strong>ma una i<strong>de</strong>a nueva sin que su autor sea acusado <strong>de</strong>22


orgulloso y <strong>de</strong> buscar disputas? Si <strong>la</strong> misma humildad emprendiese algo <strong>de</strong> nuevo, los que son <strong>de</strong>opinión contraria dirían que aquello era orgullo. ¿Por qué fueron inmo<strong>la</strong>dos Jesucristo y todoslos mártires? Porque parecieron orgullosos, menospreciadores <strong>de</strong> <strong>la</strong> sabiduría mundana, y porqueanunciaron otra nueva, sin haber consultado previa y humil<strong>de</strong>mente a los órganos <strong>de</strong> <strong>la</strong> opinióncontraria.“Que no esperen, pues, los sabios <strong>de</strong>l día que yo tenga bastante humildad, o más bien hipocresía,para pedirles un consejo antes <strong>de</strong> publicar lo que es mi <strong>de</strong>ber hacerlo: en este caso no <strong>de</strong>boconsultar a <strong>la</strong> pru<strong>de</strong>ncia humana, sino al consejo <strong>de</strong> Dios. Si <strong>la</strong> obra es <strong>de</strong> Dios, ¿quién <strong>la</strong> contendrá?Si no lo es, ¿quién <strong>la</strong> a<strong>de</strong><strong>la</strong>ntará?... No mi voluntad, ni <strong>la</strong> suya, ni <strong>la</strong> <strong>de</strong> nadie, sino <strong>la</strong> tuya,Padre Santo que estás en los cielos.”Conviene ahora seguir a aquel<strong>la</strong>s proposiciones, por todas <strong>la</strong>s partes adon<strong>de</strong> penetraron, en elgabinete <strong>de</strong> los sabios, en <strong>la</strong> celda <strong>de</strong> los frailes y en el pa<strong>la</strong>cio <strong>de</strong> los príncipes, para formarseuna i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> los distintos y prodigiosos efectos que produjeron en Alemania.Reuchlin <strong>la</strong>s recibió; estaba cansado <strong>de</strong>l rudo combate que tenía que sostener contra los frailes; <strong>la</strong>fuerza que el nuevo atleta <strong>de</strong>splegaba en sus tesis reanimó el espíritu abatido <strong>de</strong>l antiguo campeón<strong>de</strong> <strong>la</strong>s letras e infundió <strong>la</strong> alegría en su Corazón angustiado. ¡Gracias sean dadas a Dios! -exc<strong>la</strong>mó <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber leído <strong>la</strong>s tesis-; ya por fin han encontrado un hombre que les darátanto que hacer, que se verán obligados a <strong>de</strong>jarme acabar en paz mi vejez.El astuto Erasmo se hal<strong>la</strong>ba en los Países Bajos cuando recibió <strong>la</strong>s tesis; se alegró interiormente<strong>de</strong> ver manifestados con tanto valor sus <strong>de</strong>seos secretos <strong>de</strong> que se corrigiesen los abusos; aprobódichas tesis aconsejando únicamente a su autor más mo<strong>de</strong>ración y pru<strong>de</strong>ncia; sin embargo,habiéndose quejado algunos en su presencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> violencia <strong>de</strong> Lutero, dijo: “Dios ha dado a loshombres un médico que corta así <strong>la</strong>s carnes, porque sin él, <strong>la</strong> enfermedad hubiera sido incurable.”Y más tar<strong>de</strong>, habiéndole pedido el elector <strong>de</strong> Sajonia su opinión sobre el asunto <strong>de</strong>Lutero, respondió sonriéndose: “Nada me extraña que haya causado tanto ruido, porque ha cometidodos faltas imperdonables, que son: haber atacado <strong>la</strong> tiara <strong>de</strong>l Papa y el vientre <strong>de</strong> losfrailes.”El doctor Fleck, prior <strong>de</strong>l convento <strong>de</strong> Stein<strong>la</strong>usitz, no celebraba misa hacía tiempo, y nadie sabíael por qué; un día halló fijadas en el refectorio <strong>de</strong> su convento <strong>la</strong>s tesis <strong>de</strong> Lutero; acercóse a el<strong>la</strong>spara leer<strong>la</strong>s y apenas hubo recorrido algunas, cuando sin po<strong>de</strong>r contenerse <strong>de</strong> alegría, exc<strong>la</strong>mó:“¡Oh!, ¡oh! Al fin ha venido el que esperábamos hace mucho tiempo, y que os hará ver avosotros, frailes...” Después, como si leyese el porvenir, dice Mathesius, y comentando el sentido<strong>de</strong> <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra “Wittemberg”, dijo:“Todos vendrán a esta montaña a buscar <strong>la</strong> sabiduría, y <strong>la</strong> hal<strong>la</strong>rán...” Escribió al doctor quecontinuara con valor aquel glorioso combate. Lutero le l<strong>la</strong>ma un hombre lleno <strong>de</strong> alegría y <strong>de</strong>consuelo.Ocupaba entonces <strong>la</strong> antigua y célebre sil<strong>la</strong> episcopal <strong>de</strong> Wurzburgo un hombre piadoso, honradoy sabio, según sus contemporáneos; Lorenzo <strong>de</strong> Bibra. Cuando iba un gentilhombre a <strong>de</strong>cirle que<strong>de</strong>stinaba su bija al c<strong>la</strong>ustro, le aconsejaba: “Dadle más bien un marido”; y luego añadía:“¿Necesitáis dinero para ello? Yo os lo prestaré.” El emperador y todos los príncipes le23


estimaban mucho: dolíase <strong>de</strong> los <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesia, y más aún <strong>de</strong> los <strong>de</strong> los conventos. Lastesis llegaron también a su pa<strong>la</strong>cio; <strong>la</strong>s leyó con gran júbilo, y <strong>de</strong>c<strong>la</strong>ró públicamente queaprobaba a Lutero. Más tar<strong>de</strong> escribió al elector Fe<strong>de</strong>rico: “No <strong>de</strong>jéis partir al piadoso doctorMartín Lutero, porque le culpan sin razón.” El elector, satisfecho <strong>de</strong> este testimonio, escribió <strong>de</strong>su puño y letra al Reformador comunicándoselo.El mismo emperador Maximiliano, pre<strong>de</strong>cesor <strong>de</strong> Carlos V, leyó con admiración <strong>la</strong>s tesis <strong>de</strong>lfraile <strong>de</strong> Wittemberg; previó que aquel oscuro agustino podría llegar a ser un po<strong>de</strong>roso aliadopara <strong>la</strong> Alemania en su lucha contra Roma; así es que hizo <strong>de</strong>cir al elector <strong>de</strong> Sajonia, por unenviado: “Conservad con cuidado al fraile Lutero, porque podrá llegar un tiempo en que hayanecesidad <strong>de</strong> él”. Y poco tiempo <strong>de</strong>spués, hallándose en <strong>la</strong> Dieta con Pfeffiger, íntimo consejero<strong>de</strong>l elector, le dijo: Y bien, ¿qué hace vuestro agustino? Verda<strong>de</strong>ramente no son <strong>de</strong> <strong>de</strong>spreciarsus proposiciones; ya tendrán que habérse<strong>la</strong>s con él.Aun en Roma y en el Vaticano, no fueron recibidas <strong>la</strong>s tesis tan mal como podía creerse. León X<strong>la</strong>s juzgó como literato más bien que como Papa; <strong>la</strong> diversión que le causaron <strong>la</strong>s tesis le hizoolvidar <strong>la</strong>s severas verda<strong>de</strong>s que contenían; y cuando Silvestre Prierías, maestro <strong>de</strong>l Sacro-Pa<strong>la</strong>cio, encargado <strong>de</strong> examinar los libros, le aconsejó que <strong>de</strong>c<strong>la</strong>rase a Lutero hereje, lerespondió: “Este hermano, Martín Lutero, tiene un gran<strong>de</strong> ingenio, y todo lo que se dice contra élno es más que envidia <strong>de</strong> frailes.”Es casi increíble <strong>la</strong> rapi<strong>de</strong>z con que, antes <strong>de</strong> que hubiesen transcurrido quince días, sepropagaron estas tesis por casi toda Alemania; y en menos <strong>de</strong> un mes fueron conocidas en <strong>la</strong>mayor parte <strong>de</strong> <strong>la</strong> cristiandad europea. En todas partes se leyeron con ansiedad e interés sumo, yse hicieron <strong>de</strong> el<strong>la</strong>s muchas reimpresiones. Un historiador <strong>de</strong> aquel tiempo dice que <strong>la</strong> rapi<strong>de</strong>zfue tan gran<strong>de</strong>, que no parecía sino que los ángeles mismos habían ido como mensajeros paraponer<strong>la</strong>s ante los ojos <strong>de</strong> todos los hombres. Muchos que ya en su interior eran poco favorables a<strong>la</strong> Iglesia <strong>de</strong> Roma, se llenaron <strong>de</strong> júbilo al oír ahora en alta voz lo que antes habían pensado ensilencio, y saludaron este acto <strong>de</strong> Lutero como a una señal <strong>de</strong> fuego en <strong>la</strong> montaña que l<strong>la</strong>maba atoda <strong>la</strong> nación para librarse <strong>de</strong> <strong>la</strong>s ca<strong>de</strong>nas <strong>de</strong>l papado.Pero los que admitían tales abusos y sacaban provecho <strong>de</strong> ellos, se enfurecieron. Mas ninguno <strong>de</strong>ellos acudió a disputar y discutir con Lutero, respondiendo a su invitación. Tetzel, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong>aquel momento perdió toda <strong>la</strong> influencia y el buen negocio que hasta entonces había hecho,porque <strong>la</strong>s dichas tesis echaron por tierra su tráfico <strong>de</strong> indulgencias, quemó <strong>la</strong>s sentencias <strong>de</strong>Lutero, dio a luz un furibundo escrito, lleno <strong>de</strong> calumnias contra éste, y trató <strong>de</strong> revolver el cieloy <strong>la</strong> tierra con el fin <strong>de</strong> per<strong>de</strong>rlo. Otros, escribieron también calumniosas acusaciones, yaconsejaron lo que siempre ha sido el remedio más fácil y eficaz <strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesia romana, es <strong>de</strong>cir,que fuese quemado por hereje. Los amigos <strong>de</strong> Lutero empezaron a temer por su vida. Mas élcontestaba con firmeza: “Si no se ha comenzado <strong>la</strong> obra en el nombre <strong>de</strong> Dios, pronto caerá; perosi ha empezado en su nombre, entonces <strong>de</strong>jadle a El que obre.”Verdad es que el mismo Lutero tenía motivos para temer <strong>la</strong>s consecuencias <strong>de</strong> <strong>la</strong> obraprincipiada; pero en medio <strong>de</strong> estas luchas internas y externas, se afirmó su convicción <strong>de</strong> que noemprendía <strong>la</strong> causa como suya, sino como <strong>de</strong> Cristo; y que conservando <strong>la</strong> dulce paz y alianzacon su Salvador, no tenía nada que esperar ni temer <strong>de</strong>l mundo.24


Mientras así empezaba <strong>la</strong> lucha con pequeñas escaramuzas, Lutero, cuya fama corría ya por elmundo, pero que, sin embargo, cumplía todos los <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> su reg<strong>la</strong> con <strong>la</strong> conciencia másestricta, hizo un viaje, en Abril <strong>de</strong> 1518, a Hei<strong>de</strong>lberg, para asistir allí a una reunión <strong>de</strong> <strong>de</strong>legados<strong>de</strong> <strong>la</strong> or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Agustinos. Aprovechó, pues, esta ocasión para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r en una Controversia susconvicciones, basándo<strong>la</strong>s en <strong>la</strong>s Santas <strong>Escritura</strong>s. Está controversia tuvo una importancia tangran<strong>de</strong> para <strong>la</strong> obra <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma en Alemania, que no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> verse en dicho Viaje el<strong>de</strong>do <strong>de</strong> Dios y su Provi<strong>de</strong>ncia. Porque tanto Lutero como sus tesis, eran poco conocidos en elSur <strong>de</strong> Alemania, y al mismo tiempo, con intenciones nada cristianas se habían hecho corrersobre él muchos rumores, por cierto muy falsos y calumniosos. Ahora se presentó él mismo, ycon su sinceridad y con el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> su espíritu ganó pronto los corazones <strong>de</strong> casi todos. Allíconquistó y convirtió a los que <strong>de</strong>spués fueron sus colegas y co<strong>la</strong>boradores en <strong>la</strong> obra <strong>de</strong> <strong>la</strong>Reforma, Martín Butzer, Erhard Schnepf, Juan Brenz y otros, que en aquel<strong>la</strong> ocasión admiraronno so<strong>la</strong>mente su talento y personalidad, sino muy especialmente el modo que tenia <strong>de</strong> explicar yaplicar <strong>la</strong>s <strong>Escritura</strong>s.***[1] Cerca <strong>de</strong> Wittemberg, pero en Bran<strong>de</strong>burgo En sus territorios, el elector había prohibido <strong>la</strong>s ventas<strong>de</strong> indulgencias.LA CONTROVERSIA DE LEIPZIGY SUS CONSECUENCIASPero sus adversarios no guardaron silencio.— El movimiento había ya avanzado tanto que eraimposible <strong>de</strong>tenerlo. El primer motivo para <strong>la</strong> continuación <strong>de</strong> <strong>la</strong> lucha le dolió al enemigo, másfurioso <strong>de</strong> Lutero; El Dr. Eck <strong>de</strong> Ingolstadt. Ya para cuando principiaron <strong>la</strong>s discusiones, uncolega <strong>de</strong> Lutero, Bo<strong>de</strong>stein, comúnmente l<strong>la</strong>mado por el nombre, Carlostadio, había <strong>de</strong>fendido<strong>la</strong> causa <strong>de</strong> Lutero y escribió a favor <strong>de</strong> él contra el Dr. Eck con mucho entusiasmo. El Dr. Eck,que no podía cal<strong>la</strong>rse, había <strong>la</strong>nzado réplicas violentas, tanto contra Lutero como contraCarlostadio; y este le replicó con <strong>la</strong> mayor energía. La lucha creció <strong>de</strong> tal manera, que por finEck, según <strong>la</strong> costumbre <strong>de</strong> aquellos tiempos, <strong>de</strong>safió a su adversario a una controversia pública,en <strong>la</strong> cual daba por segura <strong>la</strong> victoria, confiando en su probada <strong>de</strong>streza para esta c<strong>la</strong>se <strong>de</strong><strong>de</strong>bates. Todavía antes <strong>de</strong> <strong>la</strong> polémica y a principio <strong>de</strong>l año 1519, el Dr. Eck escribió Otro folletomás violento, en el Cual atacaba también a Lutero, que, como sabemos, había pactado conMiltitz el guardar silencio si sus adversarios hacían lo mismo. Este escrito, lleno <strong>de</strong> improperiosy calumnias daba ya a Lutero el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> entrar otra vez en <strong>la</strong> lucha, tanto más, cuanto que elDr. Eck hizo imprimir al mismo tiempo trece tesis o proposiciones, sobre <strong>la</strong>s cuales queríadisputar Con el mismo Lutero. Estas tesis se referían principalmente a <strong>la</strong>s indulgencias y al po<strong>de</strong>rpapal. Lutero estaba ya en e1 <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> contestar, e hizo imprimir igual número <strong>de</strong> tesis, en <strong>la</strong>scuales, con más energía y firmeza que en sus primeras, rechazaban <strong>la</strong>s indulgencias comoinnovación, y también <strong>la</strong> autoridad incondicional <strong>de</strong>l Papa. El Dr. Eck invitó también a Lutero atomar parte en <strong>la</strong> controversia pública; y logró al efecto, el permiso <strong>de</strong>l duque Jorge <strong>de</strong> Sajonia,porque a este ducado pertenecía Leipzig, Ciudad <strong>de</strong>signada para el <strong>de</strong>bate. En el mes <strong>de</strong> Junio <strong>de</strong>25


1519, los adversarios se encontraron en el<strong>la</strong>: Lutero y Carlostadio, acompañados por algunosestudiantes y profesores <strong>de</strong> <strong>la</strong> Universidad <strong>de</strong> Wittemberg; el Dr. Eck auxiliado con el favor <strong>de</strong>lduque Jorge y por casi toda <strong>la</strong> Universidad <strong>de</strong> Leipzig, que tenía celos <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>de</strong> Wittemberg.Sorpren<strong>de</strong>nte es que Cayetano y Miltitz, que tenían grandísimo interés en evitar que se levantase<strong>de</strong> nuevo <strong>la</strong> tempestad, apenas calmada un poco, no hicieron lo más mínimo para impedir estalucha: tal vez <strong>la</strong> ignorasen; tal vez confiaran <strong>de</strong>masiado en <strong>la</strong> habilidad <strong>de</strong>l Dr. Eck. Nuncacreyeron que <strong>de</strong> este ensayo pudiese salir una nueva <strong>de</strong>rrota <strong>de</strong>l papado.Era esto sin duda una maravillosa provi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Dios, que hace ciegos en su orgullo a los queven y pren<strong>de</strong> a los sabios en su misma sabiduría. El obispo Adolfo <strong>de</strong> Merseburg, en cuyadiócesis se hal<strong>la</strong>ba Leipzig, calculó el peligro <strong>de</strong> esta polémica con más acierto. Hizo <strong>la</strong>s másenérgicas advertencias al duque Jorge, pero éste le respondió con mucho juicio: Estoysorprendido <strong>de</strong> ver que un obispo tenga tanto horror a <strong>la</strong> antigua y <strong>la</strong>udable costumbre <strong>de</strong>nuestros padres, <strong>de</strong> examinar <strong>la</strong>s cuestiones dudosas en materia <strong>de</strong> fe. Si vuestros teólogos seniegan a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r su doctrina más valdría invertir el dinero que se les da en el sostén <strong>de</strong> mujeresancianas y <strong>de</strong> niños que a lo menos saben cantar e hi<strong>la</strong>r... Pero esta carta no convenció al obispo:el día <strong>de</strong> San Juan <strong>de</strong> 1519 y por un edicto fijado en <strong>la</strong> puerta <strong>de</strong> <strong>la</strong> iglesia prohibió el acto. Peroel magistrado <strong>de</strong> <strong>la</strong> ciudad <strong>de</strong> Lepzig estaba tan lleno <strong>de</strong> entusiasmo por el Dr. Eck que hizo casoomiso <strong>de</strong>l mandamiento <strong>de</strong>l obispo, y <strong>la</strong> controversia comenzó el 27 <strong>de</strong> Junio en una sa<strong>la</strong> gran<strong>de</strong><strong>de</strong>l castillo situado junto al río Pleisse.El duque Jorge vino con su corte y otras personas notables, y asistió durante trece días a <strong>la</strong>sdiscusiones prestando <strong>la</strong> más viva atención. Los primeros ocho días disputaron Eck yCarlostadio, sobre el libre albedrío. Eck tenía <strong>la</strong> ventaja <strong>de</strong> su pa<strong>la</strong>bra agresiva; daba gran<strong>de</strong>sgritos, vociferaba y gesticu<strong>la</strong>ba como un actor, con mucho <strong>de</strong>scaro y altisonantes pa<strong>la</strong>brasmientras el doctor Carlostadio, ateniéndose únicamente al fondo y a sus libros, aparecía mástímido y lento en sus argumentaciones. Así que el público se inclinaba en favor <strong>de</strong>l Dr. Eck. Peroel <strong>de</strong>bate entre éste y Lutero fue mucho más provechoso al partido <strong>de</strong> <strong>la</strong> Universidad <strong>de</strong>Wittemberg. En Lutero tenía el Dr. Eck un adversario tan bien preparado en todo y por todo, quesus astucias, sofismas y vociferaciones fracasaron. En uno <strong>de</strong> los puntos principales, el primado<strong>de</strong>l Papa, Lutero <strong>de</strong>fendía su afirmación <strong>de</strong> que no el obispo <strong>de</strong> Roma sino Cristo, era <strong>la</strong> cabeza yjefe <strong>de</strong> <strong>la</strong> iglesia; y que el Papa poseía el primado, no por <strong>de</strong>recho divino, sino por tradiciónhumana; fue el po<strong>de</strong>r que el Papa había asumido era usurpado y contrario, tanto a <strong>la</strong>s Sagradas<strong>Escritura</strong>s, como a <strong>la</strong> historia eclesiástica <strong>de</strong> los primeros siglos. Esto lo afirmaba con todo elpeso y fuerza <strong>de</strong> <strong>la</strong> lógica, y salió victorioso.Eck ape<strong>la</strong>ba a los Santos Padres; con ellos le respondía Lutero; y todos los espectadoresadmiraban <strong>la</strong> superioridad que tenía sobre su rival.-Lo que yo expongo -dijo Lutero- es lo mismo que expone San Jerónimo, y voy a probarlo por sumisma epísto<strong>la</strong> a Evagrius: Todo obispo -dice él-, sea <strong>de</strong> Roma, sea <strong>de</strong> Eugubium, bien <strong>de</strong>Alejandría bien <strong>de</strong> Túnez, tiene el mismo mérito y el mismo sacerdocio. El po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> <strong>la</strong>s riquezasy <strong>la</strong> humil<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> <strong>la</strong> pobreza es lo que coloca a los obispos en una esfera más alta o más baja.De los escritos <strong>de</strong> los padres, Lutero pasó a <strong>la</strong>s <strong>de</strong>cisiones <strong>de</strong> los concilios, que no ven en elobispo <strong>de</strong> Roma sino al primero entre sus iguales.26


Eck respon<strong>de</strong> con una <strong>de</strong> aquel<strong>la</strong>s sutiles distinciones que le son tan familiares:-El obispo <strong>de</strong> Roma, si queréis, no es obispo universal, sino obispo <strong>de</strong> <strong>la</strong> iglesia universal.-Quiero guardar silencio sobre esa respuesta -dijo Lutero-; que los oyentes <strong>la</strong> juzguen por símismos.-Cierto-aña<strong>de</strong> enseguida-; he aquí una teoría digna <strong>de</strong> un teólogo, y muy a propósito para saciar aun disputador hambriento <strong>de</strong> gloria. No ha sido inútil mi costosa estancia en Leipzig, pues heaprendido aquí que el Papa no es, en verdad, obispo universal, sino que es el obispo <strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesiauniversal.-Pues bien -dijo Eck-; vuelvo a lo esencial. El venerable doctor me pi<strong>de</strong> le pruebe que <strong>la</strong>primacía <strong>de</strong> <strong>la</strong> iglesia <strong>de</strong> Roma es <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho divino; lo que pruebo con estas pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong> Cristo:Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mí iglesia. San Agustín, en una <strong>de</strong> sus epísto<strong>la</strong>s haexpuesto así el sentido <strong>de</strong> este texto: Eres Pedro y sobre esta piedra es <strong>de</strong>cir, sobre Pedro,edificaré mi iglesia. Es verdad que este mismo San Agustín ha manifestado en otra parte que poresta piedra <strong>de</strong>bía enten<strong>de</strong>rse Cristo mismo; pero él no ha retractado su primera exposición.-Si el reverendo doctor quiere atacarme -dijo Lutero-, que concilie antes estas pa<strong>la</strong>brascontradictorias <strong>de</strong> San Agustín. Porque es cierto que San Agustín ha dicho muchas veces que <strong>la</strong>piedra era Cristo, y apenas una so<strong>la</strong> vez que era el mismo Pedro. Mas aun cuando San Agustín ytodos los padres dijeran que el apóstol es <strong>la</strong> piedra <strong>de</strong> que hab<strong>la</strong> Cristo yo me opondría a todosellos, apoyado en <strong>la</strong> autoridad <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>Escritura</strong> Santa, pues está escrito: Nadie pue<strong>de</strong> poner otrocimiento que el que ha sido puesto que es Jesucristo. (1ª. Corintios 3,11.) El mismo Pedro l<strong>la</strong>maa Cristo <strong>la</strong> piedra angu<strong>la</strong>r y viva sobre <strong>la</strong> cual estamos edificados para ser una casa espirilual. (1ª.<strong>de</strong> San Pedro 2, 4, 5.)El Dr. Eck no tuvo otra contestación sino <strong>de</strong>cir que Lutero era otro hereje más que seguía <strong>la</strong>shuel<strong>la</strong>s <strong>de</strong> Juan Huss. Y cuando Lutero le contestó: -Querido doctor, no todas <strong>la</strong>s doctrinas <strong>de</strong>Juan Huss eran herejías- el doctor Eck se asustó <strong>de</strong> tal afirmación y quedó como fuera <strong>de</strong> si. Yhasta el duque Jorge exc<strong>la</strong>mó con voz tan alta que se pudo oír en toda <strong>la</strong> sa<strong>la</strong>:-¡Válgame <strong>la</strong>pestilencia! Disputaron <strong>de</strong>spués acerca <strong>de</strong>l purgatorio, sobre <strong>la</strong>s indulgencias, el arrepentimientoy <strong>la</strong>s doctrinas que con éstas tenían re<strong>la</strong>ción. Los <strong>de</strong>bates terminaron el 15 <strong>de</strong> Julio. El Dr. Eck,siguiendo su costumbre, se atribuyó <strong>la</strong> victoria con gran<strong>de</strong>s a<strong>la</strong>r<strong>de</strong>s <strong>de</strong> triunfo; mas todos vieronque en los puntos principales había tenido que ce<strong>de</strong>r a <strong>la</strong> ciencia y a los argumentos <strong>de</strong> Lutero.Pero esta controversia dio un gran impulso a <strong>la</strong> causa <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma. Se había hab<strong>la</strong>do sobre elpapado, sus errores y abusos, con una c<strong>la</strong>ridad y franqueza inusitadas, y dichos errores se habíanhecho más patentes que nunca. Y, por otro <strong>la</strong>do, <strong>la</strong>s verda<strong>de</strong>s allá proc<strong>la</strong>madas habíanimpresionado a muchos <strong>de</strong> los oyentes. Uno <strong>de</strong> los resultados más importantes fue que un jovencolega <strong>de</strong> Lutero en <strong>la</strong> Universidad <strong>de</strong> Wittemberg, Felipe Me<strong>la</strong>nchton, en el curso <strong>de</strong> estos<strong>de</strong>bates se <strong>de</strong>cidiera completamente en favor <strong>de</strong> <strong>la</strong> doctrina <strong>de</strong> Lutero.Este catedrático, joven <strong>de</strong> veintidós años, contribuyó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces a <strong>la</strong> Reforma con <strong>la</strong> riqueza<strong>de</strong> sus conocimientos, y pronto llegó a ser, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Lutero, el instrumento más importante <strong>de</strong>27


el<strong>la</strong>. Como en el curso <strong>de</strong> esta historia hemos <strong>de</strong> nombrarle más <strong>de</strong> una vez, conviene quea<strong>de</strong><strong>la</strong>ntemos sobre él algunas noticias.Felipe Me<strong>la</strong>nchton, hijo <strong>de</strong> Jorge Schwarzerd, famoso fabricante <strong>de</strong> armas, nació el 16 <strong>de</strong> Febrero<strong>de</strong> 1497 en Bretten, pa<strong>la</strong>tinado <strong>de</strong>l Rhin. El renombrado humanista Juan Reuchlin era hermano<strong>de</strong> su abuelo paterno. Después que Felipe hubo concluido sus primeros estudios en el Colegio<strong>la</strong>tino <strong>de</strong> Pforzheim, pasó a <strong>la</strong> Universidad <strong>de</strong> Hei<strong>de</strong>lberg, con el fin <strong>de</strong> seguir su carrera, aunqueno contaba más que doce años. Pero su talento y disposición eran tan gran<strong>de</strong>s, que en dos añosrecibió el grado <strong>de</strong> bachiller en filosofía, y pronto aspiró también al <strong>de</strong> doctor; mas por ser <strong>de</strong> tancorta edad, le fue negado. Poco satisfecho con esto, y como tampoco le agradaba el clima <strong>de</strong>Hei<strong>de</strong>lberg, pasó a Tubingen, don<strong>de</strong> se aplicó con toda diligencia, escribió una gramática griega,se hizo doctor el año 1514, y poco <strong>de</strong>spués empezó a dar conferencias públicas.La Santa <strong>Escritura</strong> le ocupaba principalmente. Los que frecuentaban <strong>la</strong> iglesia <strong>de</strong> Tubingen,habían notado que tenia muchas veces entre sus manos un libro, en el que leía durante el cultodivino. Aquel <strong>de</strong>sconocido volumen parecía mayor que los manuales <strong>de</strong> oraciones y corrió elrumor <strong>de</strong> que Felipe leía en aquel acto obras profanas; mas se vio con sorpresa que el libro quehabía inspirado tal sospecha era un ejemp<strong>la</strong>r <strong>de</strong> <strong>la</strong>s Santas <strong>Escritura</strong>s, impreso hacía poco tiempoen Basilea por Juan Frobenius. Toda su vida continuó aquel<strong>la</strong> lectura con <strong>la</strong> más asiduaaplicación; siempre llevaba consigo aquel precioso volumen a todas <strong>la</strong>s asambleas públicas a <strong>la</strong>sque era l<strong>la</strong>mado. Despreciando los vanos sistemas <strong>de</strong> los escolásticos, se atenía a <strong>la</strong> simplepa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong>l Evangelio. Erasmo escribía entonces a Eco<strong>la</strong>mpadio: Tengo el concepto más alto y<strong>la</strong>s esperanzas más gran<strong>de</strong>s acerca <strong>de</strong> Me<strong>la</strong>nchton: que Cristo haga so<strong>la</strong>mente que nos sobreviva<strong>la</strong>rgo tiempo, y eclipsará totalmente a Erasmo... Sin embargo, Me<strong>la</strong>nchton participa <strong>de</strong> loserrores <strong>de</strong> su siglo. Me estremezco –dice en una edad avanzada <strong>de</strong> su vida- al pensar en el Cultoque yo daba a <strong>la</strong>s estatuas, cuando pertenecía aún al paganismo.En 1518 fue nombrado catedrático <strong>de</strong> <strong>la</strong> Universidad <strong>de</strong> Wittemberg por recomendación <strong>de</strong>Reuchlin. Aquí se le oía con tanto gusto e interés que <strong>la</strong> concurrencia <strong>de</strong> sus discípulosaumentaba <strong>de</strong> día en día, y pronto llegó a ejercer tanta influencia en los ánimos que se le pue<strong>de</strong>l<strong>la</strong>mar el Reformador científico. Al punto le <strong>de</strong>signó <strong>la</strong> fama como el preceptor germánico, elmaestro <strong>de</strong> Alemania.Cuatro días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su llegada, el 22 <strong>de</strong> Agosto, pronunció el discurso <strong>de</strong> inauguración; toda<strong>la</strong> Universidad se hal<strong>la</strong>ba reunida; el muchacho, como le l<strong>la</strong>maba Lutero, habló en un <strong>la</strong>tín tanelegante y <strong>de</strong>scubrió un entendimiento tan cultivado y un juicio tan sano que todos sus oyentesquedaron sorprendidos.Terminado el discurso todos se apresuraron a felicitarle; pero nadie se alegró tanto como Lutero,el cual comunicó a sus amigos los sentimientos que llenaban su corazón. Me<strong>la</strong>nchton -escribió aSpa<strong>la</strong>tin el 31 <strong>de</strong> Agosto- ha pronunciado, cuatro días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su llegada una arenga tan sabiay bel<strong>la</strong>, que todos le han oído con aprobación y sorpresa: pronto nos hemos <strong>de</strong>sengañado <strong>de</strong> <strong>la</strong>i<strong>de</strong>a que habíamos formado <strong>de</strong> él por su exterior; elogiamos y admiramos sus pa<strong>la</strong>bras y damosgracias al príncipe y a vos por el servicio que nos habéis prestado. No pido otro maestro <strong>de</strong>lengua griega; pero temo que su <strong>de</strong>licado cuerpo no pueda soportar nuestros alimentos, y que nole conservaremos mucho tiempo, a causa <strong>de</strong> lo módico <strong>de</strong> su sueldo. Sé que los habitantes <strong>de</strong>28


Leipzig se jactan ya que van a llevárselo a su seno. ¡Oh mi querido Spa<strong>la</strong>tin! Guardaos <strong>de</strong><strong>de</strong>spreciar <strong>la</strong> edad y <strong>la</strong> persona <strong>de</strong> este joven, el cual es digno <strong>de</strong> todo honor.Me<strong>la</strong>nchton se <strong>de</strong>dicó luego con mucho ardor a explicar a Homero, y <strong>la</strong> epísto<strong>la</strong> <strong>de</strong> San Pablo aTito. Haré todos mis esfuerzos -escribía a Spa<strong>la</strong>tin- para merecer en Wittemberg <strong>la</strong> estimación <strong>de</strong>todos los que aman <strong>la</strong>s letras y <strong>la</strong> virtud. Cuatro días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>la</strong> toma <strong>de</strong> posesión <strong>de</strong> sucátedra, Lutero escribía otra vez a Spa<strong>la</strong>tin: Os recomiendo muy particu<strong>la</strong>rmente al muy sabio ymuy amable helenista Felipe. Su auditorio es siempre numeroso; todos los teólogos principalesvienen a oírle: inspira tal afición a <strong>la</strong> lengua griega, que todos, gran<strong>de</strong>s y pequeños se <strong>de</strong>dican aapren<strong>de</strong>r<strong>la</strong>.Me<strong>la</strong>nchton sabía apreciar y correspon<strong>de</strong>r al afecto <strong>de</strong> Lutero. Pronto <strong>de</strong>scubrió en él una bondad<strong>de</strong> carácter, una fuerza <strong>de</strong> espíritu un valor y una sabiduría que no había encontrado hastaentonces en ningún hombre. Le veneró y le amó. Si hay alguno -<strong>de</strong>cía- a quien yo ame <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lomás íntimo <strong>de</strong> mi corazón es a Martín Lutero.Muy pronto le unió con Lutero una amistad estrecha. Me<strong>la</strong>nchton reunía en sí tanto <strong>la</strong>profundidad como <strong>la</strong> elegancia <strong>de</strong>l estilo, gran pureza <strong>de</strong> pensamientos y <strong>de</strong> conducta, <strong>la</strong>sencillez <strong>de</strong> un niño en su trato, y una piedad sincera y sin hipocresía; <strong>de</strong> manera que eraestimado <strong>de</strong> todos. Sin mostrarse débil poseía mansedumbre, dulzura <strong>de</strong> carácter y <strong>de</strong>seo <strong>de</strong>reconciliar a los adversarios, cualida<strong>de</strong>s que hicieron <strong>de</strong> él el ángel <strong>de</strong> paz <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma,mientras Lutero era en aquel<strong>la</strong>s gran<strong>de</strong>s luchas el campeón siempre pronto a entrar en batal<strong>la</strong>.Esta mutua re<strong>la</strong>ción entre Lutero y Me<strong>la</strong>nchton, en <strong>la</strong> cual el uno suplía <strong>la</strong>s faltas <strong>de</strong>l otro, Luterodando a Me<strong>la</strong>nchton <strong>la</strong> fuerza <strong>de</strong> su energía, y Me<strong>la</strong>nchton a Lutero <strong>la</strong> profundidad y el genio <strong>de</strong>su sabiduría y ciencia, es una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cosas más dignas <strong>de</strong> notarse en aquel gran tiempo <strong>de</strong> <strong>la</strong>Reforma. Era una amistad sincera y noble, fundada en el amor común hacia el Altísimo, y en <strong>la</strong>común <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> <strong>la</strong>s más preciosas verda<strong>de</strong>s y beneficios espirituales. Nunca <strong>la</strong> menoscabaronpequeñeces, envidias o suspicacias; aunque no faltaba quien quería sembrar <strong>la</strong> enemistad entreellos; antes bien, aquel<strong>la</strong> amistad creció con el tiempo por el reconocimiento mutuo <strong>de</strong> sustalentos y por el noble entusiasmo que ambos sentían en favor <strong>de</strong> <strong>la</strong> misma causa. Por lo <strong>de</strong>más,<strong>la</strong> llegada <strong>de</strong> Me<strong>la</strong>ncbton causó una revolución, no sólo en Wittemberg, sino en toda <strong>la</strong> Alemaniay entre todos los sabios. Desapareció <strong>la</strong> esterilidad que había producido <strong>la</strong> doctrina escolástica en<strong>la</strong> enseñanza y empezó un nuevo método <strong>de</strong> enseñar y estudiar.Por otra parte, era muy importante que un hombre que conocía a fondo el griego enseñase enaquel<strong>la</strong> Universidad, en <strong>la</strong> que los nuevos horizontes <strong>de</strong> <strong>la</strong> teología l<strong>la</strong>maban a maestros ydiscípulos a estudiar en <strong>la</strong> lengua original los documentos primitivos <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe cristiana. Des<strong>de</strong>entonces se <strong>de</strong>dicó Lutero con celo a este trabajo. El sentido <strong>de</strong> tal o cual pa<strong>la</strong>bra griega quehabía ignorado hasta entonces, ac<strong>la</strong>raba al instante sus i<strong>de</strong>as teológicas. ¡Qué alivio y qué gozono sintió, por ejemplo, cuando supo que el término griego , que según <strong>la</strong>Iglesia romana <strong>de</strong>signaba penitencia, expiación humana, significa propiamente unatransformación o conversión <strong>de</strong>l corazón!Los dos sentidos diferentes, dados a dicha pa<strong>la</strong>bra, son precisamente los que caracterizan a <strong>la</strong>sdos iglesias. La iglesia <strong>de</strong>l Papa vincu<strong>la</strong> <strong>la</strong> salvación en <strong>la</strong>s obras <strong>de</strong> penitencia y mortificación29


como si Jesucristo no lo hubiese expiado todo en sí mismo sobre el ma<strong>de</strong>ro: <strong>la</strong> iglesia evangélica,siguiendo a Cristo y a los apóstoles <strong>la</strong> pone en <strong>la</strong> conversión o cambio <strong>de</strong>l corazón.Cómo los <strong>de</strong>bates <strong>de</strong> Leipzig no habían tenido un fin <strong>de</strong>cisivo, continuó <strong>la</strong> lucha por medio <strong>de</strong> <strong>la</strong>pluma. Levantóse contra Lutero un verda<strong>de</strong>ro torbellino <strong>de</strong> escritos. Pero tampoco faltaronamigos que le ayudasen, publicando multitud <strong>de</strong> artículos o folletos en que atacaban severamente<strong>la</strong> ignorancia y los vicios <strong>de</strong>l clero. Hasta los nobles <strong>de</strong> Alemania le ofrecieron el apoyo <strong>de</strong> suespada; Silvestre <strong>de</strong> Schaumburgo, caballero piadoso y Francisco <strong>de</strong> Sickringen, <strong>la</strong> flor y nata <strong>de</strong><strong>la</strong> nobleza Alemana, le ofrecieron sus castillos como lugares <strong>de</strong> refugio, y pusieron a sudisposición sus servicios, sus bienes, sus personas, y todo cuanto poseían. Ulrico <strong>de</strong> Huttenescribía: ¡Despierta, noble libertad! Y si acaso surgiese un impedimento cualquiera en estas cosasque ahora tratáis con tanta seriedad y ánimo tan piadoso, por lo que veo y oigo, por cierto quelo sentiría. En todas el<strong>la</strong>s os prestaré gustoso mi concurso, cualquiera que sea el éxito os ayudaréfielmente y con todo mi po<strong>de</strong>r; ya podéis reve<strong>la</strong>rme sin miedo alguno todos vuestros propósitos yconfiarme toda vuestra alma. Con <strong>la</strong> ayuda <strong>de</strong> Dios queremos proteger y conservar nuestralibertad, y salvar confiadamente nuestra patria <strong>de</strong> todas <strong>la</strong>s vejaciones que hasta ahora <strong>la</strong> hanoprimido y molestado. Ya veréis cómo Dios nos ayuda.Lutero se gozaba con tales pruebas <strong>de</strong> afecto; sin embargo, el áncora <strong>de</strong> su esperanza no <strong>de</strong>scansabaen <strong>la</strong> espada, sino en <strong>la</strong> roca eterna <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios. Yo no quiero -<strong>de</strong>cía-que recurran a<strong>la</strong>s armas ni a <strong>la</strong> matanza para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r el Evangelio. Por <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra fue vencido el mundo; por <strong>la</strong>pa<strong>la</strong>bra se ha salvado <strong>la</strong> iglesia, y por <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong>berá ser reformada. Yo no <strong>de</strong>secho talesofertas; síu embargo, no quiero otro protector sino a Cristo. En una carta que en aquel tiempoescribió a Spa<strong>la</strong>tin dice: Si el Evangelio fuese <strong>de</strong> tal carácter que hubiera <strong>de</strong> ser preservado porlos po<strong>de</strong>rosos <strong>de</strong>l mundo, entonces Dios no lo hubiera confiado a pescadores. No es cosa queatañe a los príncipes el proteger <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios. Ya habéis visto lo que Hutten <strong>de</strong>sea. Pero yono quisiera que el Evangelio fuese <strong>de</strong>fendido a viva fuerza y con <strong>de</strong>rramamiento <strong>de</strong> sangre, y eneste sentido le he contestado. ¡Ojalá que así hubieran hab<strong>la</strong>do también los papas, en lugar <strong>de</strong><strong>de</strong>rramar a torrentes <strong>la</strong> sangre <strong>de</strong> los Wal<strong>de</strong>nses y Albigenses, y <strong>de</strong> quemar a Juan Huss en <strong>la</strong>hoguera!En esta disposición <strong>de</strong> ánimo escribió Lutero aquel<strong>la</strong> famosa carta, tan enérgica como atrevida,Manifiesto a Su Majestad Imperial y a <strong>la</strong> nobleza cristiana <strong>de</strong> Alemania sobre <strong>la</strong> reforma <strong>de</strong>lcristianismo. En este librito no lucha ya so<strong>la</strong>mente contra los abusos <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r papal, sino contrael mismo papado. Exhorta a <strong>la</strong> nación a librarse <strong>de</strong> <strong>la</strong>s ca<strong>de</strong>nas <strong>de</strong> Roma, a quitar al Papa <strong>la</strong>influencia que hasta entonces ejerciera sobre <strong>la</strong> iglesia alemana, privarle <strong>de</strong> <strong>la</strong>s enormes sumasque sacaba <strong>de</strong> este país, conce<strong>de</strong>r otra vez a los sacerdotes <strong>la</strong> libertad <strong>de</strong> casarse, reformar losconventos y suprimir los <strong>de</strong> <strong>la</strong>s ór<strong>de</strong>nes mendicantes. Con el dolor <strong>de</strong> un corazón cristiano, y conel justo enojo <strong>de</strong> un corazón alemán, emp<strong>la</strong>za al Papa y le acusa <strong>de</strong> que con sus indulgenciashabía enseñado a ser perjura e infiel a una nación fiel y noble.No es por temeridad -dice- por lo que yo, hombre <strong>de</strong>l pueblo, me <strong>de</strong>termino a hab<strong>la</strong>r a vuestrasseñorías. La miseria y <strong>la</strong> opresión que abaten actualmente todos los Estados <strong>de</strong> <strong>la</strong> Cristiandad, yen particu<strong>la</strong>r a <strong>la</strong> Alemania, me arrancan un grito <strong>de</strong> dolor. Es necesario que yo pida socorro.Dios nos ha dado por jefe a un príncipe joven generoso, el emperador Carlos V, y ha llenado así30


<strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s esperanzas nuestros corazones. Mas nosotros <strong>de</strong>bemos hacer <strong>de</strong> nuestra parte todo loque podamos.Los romanos se han encerrado <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> tres mural<strong>la</strong>s para resguardarse <strong>de</strong> toda reforma. Si elpo<strong>de</strong>r temporal los ataca, dicen que ningún <strong>de</strong>recho tiene sobre ellos, y que el po<strong>de</strong>r espiritual essuperior al temporal. Si se les quiere convencer con <strong>la</strong> Santa <strong>Escritura</strong>, respon<strong>de</strong>n que nadiepue<strong>de</strong> interpretar<strong>la</strong> sino el Papa. Si se les amenaza con un concilio, contestan que nadie pue<strong>de</strong>convocarlo sino el Soberano Pontífice.Mas ahora que Dios nos ayu<strong>de</strong> y nos dé una <strong>de</strong> aquel<strong>la</strong>s trompetas que <strong>de</strong>rribaron los muros <strong>de</strong>Jericó: <strong>de</strong>rribemos con nuestro soplo <strong>la</strong>s mural<strong>la</strong>s <strong>de</strong> paja y <strong>de</strong> papel que los romanos hanconstruido en <strong>de</strong>rredor suyo.Se dice -continúa Lutero- que el Papa, los obispos, los presbíteros y cuantos habitan en losconventos forman el estado espiritual o eclesiástico, y que los príncipes, nobles, ciudadanos yplebeyos forman el estado seg<strong>la</strong>r o <strong>la</strong>ico. Esta es una bonita invención; sin embargo nadie seasuste por el<strong>la</strong>. Todos los cristianos forman el estado espiritual, y entre ellos no hay otradiferencia sino <strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong>s funciones que <strong>de</strong>sempeñan. Todos tenemos un mismo bautismo, una so<strong>la</strong>fe, y esto es lo que constituye al hombre espiritual. La tonsura, <strong>la</strong> or<strong>de</strong>nación y <strong>la</strong> consagraciónque dan los obispos o el Papa, pue<strong>de</strong>n hacer un hipócrita, pero jamás un hombre espiritual.Todos a <strong>la</strong> vez somos consagrados sacerdotes por el bautismo, como lo dice San Pedro: Soissacerdotes y reyes. No está conferido a todos, el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> ejercer tales cargos pues ningunopue<strong>de</strong> apropiarse lo que es común a todos sin el beneplácito <strong>de</strong> <strong>la</strong> comunidad. Mas si <strong>la</strong>consagración <strong>de</strong> Dios no estuviese en nosotros, <strong>la</strong> unción <strong>de</strong>l Papa no seria válida para or<strong>de</strong>narun presbítero.De ahí se sigue que entre los <strong>la</strong>icos y sacerdotes príncipes y obispos, o, como dicen, eclesiásticosy seg<strong>la</strong>res, nada hay que los distinga, excepto sus funciones. Todos tienen una misma profesión,pero no todos tienen una misma obra que hacer.Siendo esto así, ¿por qué el magistrado ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> corregir al clero? El po<strong>de</strong>r secu<strong>la</strong>r ha sidoestablecido por Dios para castigar a los malos y proteger a los buenos. Es preciso <strong>de</strong>jarle obrar entoda <strong>la</strong> cristiandad, sea el que fuere aquel sobre quien caiga: Papa, obispos, presbíteros, frailes,monjas, etc. San Pablo dice a todos los cristianos: Toda alma esté sumisa (por consiguiente, elPapa también) a <strong>la</strong>s potesta<strong>de</strong>s superiores; porque no en vano llevan <strong>la</strong> espada., (Rom. 13,1-4.)Lutero, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber <strong>de</strong>rribado asimismo <strong>la</strong>s otras dos mural<strong>la</strong>s, pasa en revista todos losabusos <strong>de</strong> Roma.Principia por el Papa. Es una cosa horrible -dice- contemp<strong>la</strong>r al que se nombra vicario <strong>de</strong>Jesucristo, con una magnificencia superior a <strong>la</strong> <strong>de</strong> los emperadores. ¿Es esto parecerse al pobreJesús o al humil<strong>de</strong> San Pedro? ¡El es -dicen- el Señor <strong>de</strong>l mundo!. Mas Cristo, <strong>de</strong>l que se jactaser vicario, dijo: Mi reino no es <strong>de</strong> este mundo. El reino <strong>de</strong> un vicario, ¿se ha <strong>de</strong> exten<strong>de</strong>r másallá que el <strong>de</strong> su Señor? ¿No es ridículo que el Papa pretenda ser here<strong>de</strong>ro legitimo <strong>de</strong>l imperio?¿Quién se lo dio? ¿Fue Jesucristo cuando dijo: Los reyes <strong>de</strong> <strong>la</strong>s naciones se enriquecen, mas novosotros? (Lucas 22, 25-26.).31


Pasa luego a pintar los efectos <strong>de</strong> <strong>la</strong> dominación papal. ¿Sabéis <strong>de</strong> qué sirven los car<strong>de</strong>nales?Voy a <strong>de</strong>círoslo: <strong>la</strong> Italia y <strong>la</strong> Alemania tienen muchos conventos y curatos ricamente dotados.¿Cómo tras<strong>la</strong>dar estas riquezas a Roma? ¡Se han creado car<strong>de</strong>nales, se les han dado estosc<strong>la</strong>ustros y estas pre<strong>la</strong>cías; y actualmente <strong>la</strong> Italia está casi <strong>de</strong>sierta; los conventos están <strong>de</strong>struidos;los obispados, <strong>de</strong>vastados, <strong>la</strong>s vil<strong>la</strong>s <strong>de</strong>caídas; los habitantes, corrompidos; el Culto estáexpirando y <strong>la</strong> predicación abolida! ¿Por qué? Porque es menester que todos los bienes <strong>de</strong> <strong>la</strong>siglesias vayan a Roma, ¡Jamás el turco mismo hubiera arruinado así a <strong>la</strong> Italia! Ahora que hanchupado así <strong>la</strong> sangre <strong>de</strong> su pueblo, pasan al nuestro; principian poco a poco: pero, ¡cuidado conellos!, pronto se encontrará Alemania en el mismo estado que Italia. ¿Cómo es posible quenosotros, alemanes, suframos tales <strong>la</strong>trocinios y exacciones <strong>de</strong>l Papa? ¡Ah, si a lo menos no nos<strong>de</strong>spojasen sino <strong>de</strong> nuestros bienes! Pero <strong>de</strong>vastan <strong>la</strong>s iglesias, trasqui<strong>la</strong>n los cor<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> Cristo;están aboliendo el culto y borrando <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios.¿No se podrá <strong>de</strong>cir hoy día otro tanto <strong>de</strong> nuestra España? Lutero se ocupa a continuación <strong>de</strong>lmatrimonio <strong>de</strong>l clero. Es <strong>la</strong> primera vez que trata este asunto. ¡En qué estado ha caído el clero, ycuántos sacerdotes se ven cargados <strong>de</strong> mujeres, <strong>de</strong> hijos, <strong>de</strong> pesares sin que nadie se compa<strong>de</strong>zca<strong>de</strong> ellos! Que el Papa y los obispos <strong>de</strong>jen correr lo que corre, y per<strong>de</strong>rse lo que se pier<strong>de</strong>, en horabuena; mas yo quiero salvar mi conciencia, quiero abrir libremente <strong>la</strong> boca, aunque seescandalicen luego Papa, obispos y quienquiera. Yo digo, pues, que conforme a <strong>la</strong> institución <strong>de</strong>Jesucristo y <strong>de</strong> los apóstoles, cada pueblo <strong>de</strong>be tener un párroco u obispo, y que este ministropueda tener legítimamente una mujer, como Pablo lo escribe a Timoteo: Que el obispo seamarido <strong>de</strong> una so<strong>la</strong> mujer (1ª. Timoteo 3, 2); como se practica aún en <strong>la</strong> iglesia griega. Mas eldiablo ha inducido al Papa, como lo dice San Pablo en 1ª. Tim. 4, 1-3, a prohibir el matrimonioal clero. Y <strong>de</strong> ahí han dimanado tales y tantas miserias que es imposible enumerar<strong>la</strong>s.Ningún orador habló jamás así a <strong>la</strong> nobleza <strong>de</strong>l imperio, ni al mismo emperador y al Papa. Enverdad, esta carta era una exhortación a los más nobles <strong>de</strong>l pueblo, para romper <strong>la</strong>s ca<strong>de</strong>nas quelos sujetaban a Roma. Sacó a luz todas <strong>la</strong>s vejaciones e iniquida<strong>de</strong>s que los buenos alemaneshabían sufrido ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siglos anteriores por aquel<strong>la</strong>s sanguijue<strong>la</strong>s romanas, y <strong>de</strong>mostró cómo elclero en Roma hacia mofa 4e su paciencia. Con elocuencia po<strong>de</strong>rosa ape<strong>la</strong>ba al sentimientonacional, y <strong>de</strong>cidió el <strong>de</strong>senvolvimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> reforma.Dirigida esta exhortación a <strong>la</strong> nobleza germánica pronto se esparció por todo el imperio. Losamigos <strong>de</strong> Lutero temb<strong>la</strong>ban; Staupitz y los que querían seguir <strong>la</strong>s vías <strong>de</strong> <strong>la</strong> dulzura encontraronel golpe <strong>de</strong>masiado fuerte. En nuestros días -respondió Lutero-, todo lo que se trata con lentitudcae en el olvido y nadie le hace caso. Al mismo tiempo mostraba una simplicidad y unahumildad admirables en cuanto a su persona. Yo no sé qué <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> mi -escribía-; quizá soy elprecursor <strong>de</strong> Felipe (Me<strong>la</strong>nchton); le preparo, como Elías, el camino en fuerza y espíritu.No era necesario esperar a otro; el que había <strong>de</strong> aparecer, ya estaba presente La exhortación a <strong>la</strong>nobleza germánica salió a luz el 26 <strong>de</strong> Junio <strong>de</strong> 1520; en poco tiempo se vendieron 4.000ejemp<strong>la</strong>res, número extraordinario para aquel siglo. La fuerza, <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ridad, y el nobleatrevímiento que campeaban en el<strong>la</strong>, <strong>la</strong> hicieron un escrito verda<strong>de</strong>ramente popu<strong>la</strong>r.32


En los pa<strong>la</strong>cios y en los castillos, en <strong>la</strong>s moradas <strong>de</strong> los ciudadanos y en <strong>la</strong>s cabañas, están yatodos dispuestos y armados contra <strong>la</strong> sentencia <strong>de</strong> con<strong>de</strong>nación que Roma va a <strong>de</strong>scargar sobreeste profeta <strong>de</strong>l pueblo.Inmediatamente <strong>de</strong>spués, Lutero, con prodigiosa actividad, <strong>la</strong>nzó un escrito tras otro, comonuevos mensajeros henchidos <strong>de</strong> entusiasmo. En el libro De <strong>la</strong> cautividad babilónica <strong>de</strong>muestraque <strong>la</strong> institución <strong>de</strong>l papado es obra <strong>de</strong>l diablo para quitar <strong>de</strong> <strong>la</strong> vista <strong>de</strong>l pobre cristiano todas<strong>la</strong>s verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l puro Evangelio. En dicho libro dice primeramente que <strong>de</strong>bía negar <strong>la</strong> existencia<strong>de</strong> los siete sacramentos, porque no había más que tres: el bautismo, el arrepentimiento y <strong>la</strong> santacena. (Cuando <strong>de</strong>spués comprendió mejor <strong>la</strong> enseñanza <strong>de</strong> Cristo sobre este punto, reconoció e<strong>la</strong>rrepentimiento como condición <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe salvadora, pero no como sacramento.)Estos sacramentos -aña<strong>de</strong>- han sido encerrados por <strong>de</strong>cirlo así, en una prisión miserable por <strong>la</strong>corte romana, que ha robado a <strong>la</strong> Iglesia todas sus liberta<strong>de</strong>s.Hab<strong>la</strong>ndo <strong>de</strong> <strong>la</strong> Cena <strong>de</strong>l Seño, enumera tres modificaciones esenciales dc este sacramento, es<strong>de</strong>cir: 1º. Que <strong>la</strong> iglesia romana había privado <strong>de</strong>l cáliz a los legos. 2º. Que enseña <strong>la</strong> doctrina <strong>de</strong><strong>la</strong> transubstanciación (Conversión <strong>de</strong>l pan y vino en carne y sangre <strong>de</strong> Cristo). 3º. Que obliga atodos a creer que <strong>la</strong> misa es una buena obra v un sacrificio. Para llegar al sacramento puro yverda<strong>de</strong>ro, <strong>de</strong>bían ante todo quitarse <strong>la</strong>s fórmu<strong>la</strong>s que los hombres habían añadido a <strong>la</strong> primitivay sencil<strong>la</strong> institución <strong>de</strong> este sacramento.En el <strong>de</strong>l bautismo está conforme con <strong>la</strong> forma en que lo administra <strong>la</strong> Iglesia romana; pero<strong>la</strong>menta, con razón, que el po<strong>de</strong>r y <strong>la</strong> gloria <strong>de</strong> este sacramento fuesen por el<strong>la</strong> tan pocorespetados.Del arrepentimiento dice que <strong>la</strong> avaricia <strong>de</strong> los pastores había abusado <strong>de</strong> él <strong>de</strong> una maneraterrible contra <strong>la</strong>s ovejas <strong>de</strong> Cristo. En lugar <strong>de</strong> <strong>la</strong> promesa y <strong>la</strong> fe, habían puesto tres cosas: e<strong>la</strong>rrepentimiento, <strong>la</strong> confesión y <strong>la</strong> satisfacción. Se había hecho un mérito <strong>de</strong>l arrepentimiento, envez <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarlo como una conversión <strong>de</strong>l alma, y los más atrevidos hasta habían inventadoun medio arrepentimiento o atrición. La confesión que era útil y necesaria, se había convertidoen una tiranía y una fuente <strong>de</strong> provecho para los papas; y <strong>la</strong> satisfacción era explicada y enseñada<strong>de</strong> tal manera, que no podía el pueblo enten<strong>de</strong>r lo que constituía <strong>la</strong> verda<strong>de</strong>ra satisfacción, que noes otra cosa que <strong>la</strong> renovación <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida por <strong>la</strong> fe.Sobre <strong>la</strong> confirmación expone que no pue<strong>de</strong> probarse que Cristo <strong>la</strong> haya instituido, aunque puso<strong>la</strong>s manos sobre muchos: es una invención <strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesia que nunca pue<strong>de</strong> ser consi<strong>de</strong>rada comosacramento.El matrimonio -continúa diciendo- se consi<strong>de</strong>ra también como sacramento, pero sin apoyoalguno en <strong>la</strong> Sagrada <strong>Escritura</strong>; y no se recibe gracia <strong>de</strong> Dios por él. Tampoco Dios lo hainstituido con el objeto <strong>de</strong> que tuviese mérito ante sus ojos como obra buena. Ni pue<strong>de</strong> l<strong>la</strong>marsesacramento <strong>de</strong>l Nuevo Testamento, porque existía ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio <strong>de</strong>l mundo, y tambiénentre los infieles. Demuestra que el pasaje en Efesios 5, 32: Este misterio es gran<strong>de</strong>; mas yodigo esto con respecto a Cristo y a <strong>la</strong> Iglesia, se había aducido so<strong>la</strong>mente por los queignoraban el griego; porque en él se hab<strong>la</strong> <strong>de</strong>l matrimonio como una figura o parábo<strong>la</strong> <strong>de</strong> Cristoy <strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesia, y no como un sacramento.33


Sobre <strong>la</strong> consagración <strong>de</strong> los sacerdotes expone asimismo que no es sacramento, sino unainstitución eclesiástica; <strong>la</strong> Iglesia, empero, no tiene po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> or<strong>de</strong>nar nuevas promesas <strong>de</strong> <strong>la</strong>gracia divina. De aquí ha provenido <strong>la</strong> abominable tiranía <strong>de</strong> los individuos <strong>de</strong>l clero, que sehan consi<strong>de</strong>rado mejores que sus hermanos por causa <strong>de</strong> <strong>la</strong> unción papal. Los pastores se hanconvertido en lobos; los siervos, en esc<strong>la</strong>vos, y los clérigos, en hombres mundanos.Contra el sacramento <strong>de</strong> <strong>la</strong> extremaunción, que se preten<strong>de</strong> probar por <strong>la</strong> epísto<strong>la</strong> <strong>de</strong> Santiago,capitulo 5, versículos 14 y 15, dice con razón que no es facultad <strong>de</strong> los apóstoles instituir unsacramento; este es privilegio <strong>de</strong> Cristo, y en los Evangelios no se lee nada <strong>de</strong> tal sacramento.Pero aun este texto que habían aducido no se refería en modo alguno a una última unción <strong>de</strong> losmoribundos, sino todo lo contrarío, a <strong>la</strong> curación <strong>de</strong> enfermos por medio <strong>de</strong> <strong>la</strong> oración.Como suplemento <strong>de</strong> este libro <strong>de</strong> polémica sirve el discurso Sobre <strong>la</strong>s buenas obras, don<strong>de</strong> elReformador expone con vigor <strong>la</strong> doctrina <strong>de</strong> <strong>la</strong> justificación por <strong>la</strong> fe. La primera, <strong>la</strong> más noble,<strong>la</strong> más sublime <strong>de</strong> todas <strong>la</strong>s obras -dice- es <strong>la</strong> fe en Jesucristo. De esta obra <strong>de</strong>ben proce<strong>de</strong>r todas<strong>la</strong>s obras: todas el<strong>la</strong>s son súbditas <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe, y <strong>de</strong> el<strong>la</strong> so<strong>la</strong> reciben su eficacia.Si un hombre tiene en su corazón <strong>la</strong> certidumbre <strong>de</strong> que lo que hace es grato a Dios, <strong>la</strong> obra esbuena, aunque no consistiere sino en levantar una paja <strong>de</strong>l suelo; mas si no tiene esa certidumbre,su obra no es buena, aunque resucitase a los muertos. Un pagano, un judío, un turco, un pecadorpue<strong>de</strong> hacer todas <strong>la</strong>s <strong>de</strong>más obras; pero confiarse firmemente en Dios y tener <strong>la</strong> certidumbre <strong>de</strong>que uno le es agradable, es lo que sólo el verda<strong>de</strong>ro cristiano pue<strong>de</strong> hacer.En consecuencia, yo he ensalzado siempre <strong>la</strong> fe; pero en el mundo suce<strong>de</strong> <strong>de</strong> otra manera.Predicar <strong>la</strong> fe -dicen- es impedir <strong>la</strong>s buenas obras. Mas si yo digo a un enfermo: Posee <strong>la</strong> salud ygozarás <strong>de</strong> tus miembros, ¿se dirá que le privo <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> sus miembros? ¿No <strong>de</strong>be prece<strong>de</strong>r <strong>la</strong>salud al trabajo? Esto es lo mismo que cuando predicamos <strong>la</strong> fe: el<strong>la</strong> <strong>de</strong>be prece<strong>de</strong>r a <strong>la</strong>s obras, afin <strong>de</strong> que <strong>la</strong>s mismas obras puedan subsistir.¿Dón<strong>de</strong> hal<strong>la</strong>remos esta fe -diréis- y cómo podremos recibir<strong>la</strong>? En efecto; esto es lo que másimporta conocer. La fe viene únicamente <strong>de</strong> Jesucristo, es prometida y dada gratuitamente.¡Oh hombre! Represéntate a Cristo y consi<strong>de</strong>ra cómo Dios te muestra en El su misericordia sinningún mérito <strong>de</strong> tu parte. Saca <strong>de</strong> esta imagen <strong>de</strong> su gracia <strong>la</strong> fe y <strong>la</strong> certidumbre <strong>de</strong> que todostus pecados te están perdonados: esto no lo pue<strong>de</strong>n producir <strong>la</strong>s obras. De <strong>la</strong> sangre, <strong>de</strong> <strong>la</strong>s l<strong>la</strong>gas,<strong>de</strong> <strong>la</strong> misma muerte <strong>de</strong> Cristo es <strong>de</strong> don<strong>de</strong> mana esa fe que brota en el corazón.Me<strong>la</strong>nchton, al enviar este discurso a uno <strong>de</strong> sus amigos, lo acompañaba con estas pa<strong>la</strong>bras: Nohay ningún escritor griego ni <strong>la</strong>tino que se haya aproximado más al espíritu <strong>de</strong> San Pablo queLutero.Una vez más fue Lutero impulsado y persuadido por Miltitz a ten<strong>de</strong>r <strong>la</strong> mano para unareconciliación. Como base para el<strong>la</strong> escribió su Sermón <strong>de</strong> <strong>la</strong> libertad <strong>de</strong>l hombre cristiano, y loenvió al Papa León X. Este excelente librito daba en breves pa<strong>la</strong>bras una explicación <strong>de</strong> <strong>la</strong>doctrina cristiana, según <strong>la</strong> Sagrada <strong>Escritura</strong>. En su carta al Papa le exhortaba con34


mansedumbre, pero también con firmeza a que evitase <strong>la</strong>s últimas consecuencias <strong>de</strong> aquel<strong>la</strong>scontroversias, reformando <strong>la</strong> atmósfera pestilente que en su corte le ro<strong>de</strong>aba. El Papa no se enojópor esto; se regocijó <strong>de</strong> los bril<strong>la</strong>ntes talentos <strong>de</strong> Martín, y creía que todo ello no era más quedisputas <strong>de</strong> frailes.***LA BULA DEL PAPA Y LA SEÑAL DEL FUEGOEl Dr. Eck, marchó a Roma lleno <strong>de</strong> enojo contra Lutero, y no <strong>de</strong>scansó hasta que el 15 <strong>de</strong> Junio<strong>de</strong> 1520 logró que fuese expedida <strong>la</strong> bu<strong>la</strong> <strong>de</strong> excomunión papal. Esta bu<strong>la</strong> con<strong>de</strong>naba 41setencias o conclusiones <strong>de</strong> Lutero, así como sus libros, y le <strong>la</strong>nzaba <strong>de</strong> <strong>la</strong> comunión <strong>de</strong> <strong>la</strong>Iglesia, si no se retractaba en el término <strong>de</strong> sesenta días. Todo el que aceptase <strong>la</strong> doctrina <strong>de</strong>Lutero, quedaba conminado por <strong>la</strong> pérdida <strong>de</strong> todos sus oficios y dignida<strong>de</strong>s, y privado <strong>de</strong><strong>de</strong>rramamiento en lugar sagrado, etc. Lleno <strong>de</strong> gozo por tal triunfo, volvió el Dr. Eck con estabu<strong>la</strong> a Alemania, pero no logró muy buena suerte con el<strong>la</strong>. El hecho <strong>de</strong> llevar<strong>la</strong> él mismo, daba alhecho tales apariencias <strong>de</strong> venganza personal, que <strong>la</strong> impresión causada por <strong>la</strong> bu<strong>la</strong> fue pocoeficaz y casi contraproducente. Hasta en Leipzing, le enviaron cartas llenas <strong>de</strong> amenazas, y sebur<strong>la</strong>ron <strong>de</strong> él <strong>de</strong> todas maneras. En Erfurt <strong>la</strong> bu<strong>la</strong> fue hecha pedazos por multitud <strong>de</strong> estudiantesy echada <strong>de</strong>spués al agua; y en otras muchas partes ni siquiera fue publicada. Más ¿quésignificaban todas estas resistencias <strong>de</strong> estudiantes, rectores y <strong>de</strong>l clero? Si <strong>la</strong> po<strong>de</strong>rosa mano <strong>de</strong>Carlos V se une a <strong>la</strong> <strong>de</strong>l Papa, ¿no ap<strong>la</strong>starán juntos a estos esco<strong>la</strong>res?Al Reformador no se le oculta el enorme peligro en que se hal<strong>la</strong>, pero eleva sus ojos al cielo y sualma se acoge al trono <strong>de</strong> Dios. ¿Qué va a suce<strong>de</strong>r? Lo ignoro -dice-; sin embargo, no tengoempeño en saberlo. Sólo sé, y me basta, que ni una hoja <strong>de</strong>l árbol cae sin el beneplácito <strong>de</strong>nuestro Padre celestial. Es poca cosa morir por el Verbo, pues que este Verbo se hizo carne ymurió por nosotros; con El resucitaremos si con El morimos.Todo el mundo se preguntaba qué iba a hacer Lutero entonces. En primer lugar, reiteró en 17 <strong>de</strong>Noviembre <strong>la</strong> ape<strong>la</strong>ción al juicio <strong>de</strong> un concilio general <strong>de</strong> toda <strong>la</strong> Iglesia, que había hecho yados años antes.El acto revistió <strong>la</strong> siguiente solemnidad; a <strong>la</strong>s diez <strong>de</strong> <strong>la</strong> mañana se reunieron Lutero, un notariopúblico y cinco testigos en una sa<strong>la</strong> <strong>de</strong>l convento <strong>de</strong> Agustinos, y Lutero <strong>de</strong>c<strong>la</strong>ró en voz alta: Enatención a que el po<strong>de</strong>r general <strong>de</strong> <strong>la</strong> iglesia cristiana es superior al <strong>de</strong>l Papa, sobre todo en loconcerniente a <strong>la</strong> fe; En atención a que el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Papa no es superior, sino inferior a <strong>la</strong><strong>Escritura</strong>, y que él no tiene <strong>de</strong>recho para <strong>de</strong>gol<strong>la</strong>r los cor<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> Cristo y abandonarlos al lobo;Yo, Martín Lutero, agustino, doctor en Sagrada <strong>Escritura</strong> en Wittemberg, apelo por este escritopor mí y por los que están o estarán conmigo, <strong>de</strong>l santísimo Papa León, a un concilio universal ycristiano.Y apelo <strong>de</strong>l dicho Papa León, primeramente, como <strong>de</strong> un juez inicuo, temerario, tirano, que mecon<strong>de</strong>na sin oírme y sin exhibir los motivos. Segundo, como <strong>de</strong> un hereje, con<strong>de</strong>nado por <strong>la</strong>35


Sagrada <strong>Escritura</strong>, que me or<strong>de</strong>na negar que <strong>la</strong> fe cristiana sea necesaria para <strong>la</strong> recepción <strong>de</strong> lossacramentos. Tercero, como <strong>de</strong> un adversario y un tirano <strong>de</strong> <strong>la</strong> Sagrada <strong>Escritura</strong>, que osa oponersus propias pa<strong>la</strong>bras a <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong> Dios. Cuarto, como <strong>de</strong> un menospreciador <strong>de</strong> <strong>la</strong> santaIglesia cristiana y <strong>de</strong> un concilio libre, y que preten<strong>de</strong> que un concilio no es nada en sí mismo.Esta protesta fue enviada a muchas cortes <strong>de</strong> <strong>la</strong> cristiandad.Después atacó <strong>la</strong> misma bu<strong>la</strong>, en un escrito intitu<strong>la</strong>do Contra <strong>la</strong> bu<strong>la</strong> <strong>de</strong>l Anticristo en el cualhacia <strong>la</strong> <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> todas <strong>la</strong>s doctrinas que <strong>la</strong> bu<strong>la</strong> había con<strong>de</strong>nado. Sólo citaremos un párrafo.La décima proposición <strong>de</strong> Lutero estaba así concebida: Los pecados no le son perdonados aningún hombre, si no cree que le están perdonados cuando le absuelve el confesor. Al con<strong>de</strong>narel Papa esta proposición, negaba fuese necesaria <strong>la</strong> fe en el sacramento <strong>de</strong> <strong>la</strong> penitencia.Preten<strong>de</strong>n exc<strong>la</strong>ma Lutero- que no <strong>de</strong>bemos creer que nos sean perdonados los pecados sinocuando somos absueltos por el sacerdote. ¿Qué <strong>de</strong>bemos hacer, pues? Escuchad, ¡oh cristianos!,<strong>la</strong> noticia que acaba <strong>de</strong> llegar <strong>de</strong> Roma. Se pronuncia con<strong>de</strong>nación contra este artículo <strong>de</strong> fe queconfesamos, diciendo: Creo en el Espíritu Santo, en <strong>la</strong> Iglesia Universal y en el perdón <strong>de</strong> lospecados.Entretanto que Lutero hab<strong>la</strong>ba con tanta energía, el peligro arreciaba. Ya principiaba a ponerseen ejecución <strong>la</strong> bu<strong>la</strong>; no era vana <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong>l sumo pontífice; <strong>la</strong>s hogueras se levantaban a suvoz y quemaban los libros <strong>de</strong>l hereje, en Amberes, Lovaina, Maguncia, Colonia, Ingolstadt yotras pob<strong>la</strong>ciones; pero en todas partes el pueblo se alborotó y <strong>de</strong>mostró su enojo por esteproce<strong>de</strong>r. Tampoco los príncipes <strong>de</strong> Alemania, reunidos entonces para asistir a <strong>la</strong> coronación <strong>de</strong>lnuevo emperador Carlos V, estaban contentos. Mas lo que los nuncios <strong>de</strong>l Papa anhe<strong>la</strong>ban, noera quemar libros y papeles, sino al mismo Lutero. Emplearon todos los medios posibles paralograr un edicto contra <strong>la</strong> cabeza <strong>de</strong> Lutero. Pero Carlos no fue tan con<strong>de</strong>scendiente. No puedo -les contestó-, sin el parecer <strong>de</strong> mis consejeros y el consentimiento <strong>de</strong> los príncipes, <strong>de</strong>scargarsemejante golpe sobre una fracción numerosa y protegida por tan po<strong>de</strong>rosos <strong>de</strong>fensores. Veamosprimeramente qué piensa <strong>de</strong> esto nuestro padre el elector <strong>de</strong> Sajonia; veremos <strong>de</strong>spués lo quetendremos que contestar al Papa. En vista <strong>de</strong> esto, los nuncios se dirigen al elector para ensayarcon él sus artificios y el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> su elocuencia.Era crítica <strong>la</strong> posición en que se hal<strong>la</strong>ba Fe<strong>de</strong>rico. Por un <strong>la</strong>do, estaban el emperador, lospríncipes <strong>de</strong>l imperio y el sumo pontífice <strong>de</strong> <strong>la</strong> cristiandad, a cuya autoridad aún no pensabasustraerse; por otro, un fraile, un pobre fraile; pues a él solo era a quien rec<strong>la</strong>maban. Mas elelector estaba convencido <strong>de</strong> <strong>la</strong> injusticia que hacían a Lutero. Se horrorizaba ante <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>entregar a un inocente en <strong>la</strong>s manos <strong>de</strong> sus enemigos. La justicia antes que el papa, fue <strong>la</strong> normaque adoptó, resuelto a no ce<strong>de</strong>r a Roma.En medio <strong>de</strong> esta agitación general, Lutero no pensaba en ce<strong>de</strong>r. A sus valientes pa<strong>la</strong>bras puso elsello con una acción más valiente aún. No <strong>de</strong>bía quedarse atrás en esta lucha: lo que había hechoel Papa, iba a hacerlo el fraile: pa<strong>la</strong>bra contra pa<strong>la</strong>bra, hoguera contra hoguera. El 10 <strong>de</strong>Diciembre se fijó en <strong>la</strong> Universidad <strong>de</strong> Wittemberg un aviso para que todos los profesores yestudiantes se encontrasen a <strong>la</strong>s nueve <strong>de</strong> <strong>la</strong> mañana ante <strong>la</strong> puerta <strong>de</strong> <strong>la</strong> Elster. Doctores,estudiantes y pueblo se reunieron, y se dirigieron al lugar <strong>de</strong>signado. Lutero iba entre losprimeros. Roma había encendido muchas hogueras para quemar <strong>la</strong>s vidas <strong>de</strong> los herejes; Lutero36


quería emplear el mismo procedimiento, no para <strong>de</strong>struir personas, sino para <strong>de</strong>struir inútiles ynocivos documentos para esto sirvió el fuego. La hoguera estaba preparada; un licenciado <strong>la</strong>encendió. Y apenas se levantaron <strong>la</strong>s l<strong>la</strong>mas, el Doctor en Teología Martín Lutero se acercó consu hábito <strong>de</strong> monje, llevando en sus manos <strong>la</strong>s <strong>de</strong>cretales pontificias, algunos escritos <strong>de</strong> susadversarios y <strong>la</strong> bu<strong>la</strong> papal. Primero, fueron quemadas <strong>la</strong>s <strong>de</strong>cretales; <strong>de</strong>spués elevó Lutero <strong>la</strong>bu<strong>la</strong> sobre su cabeza, y dijo: ÛPor cuanto has turbado al Santo <strong>de</strong>l Señor (es <strong>de</strong>cir, a Jesucristo,cuya obra <strong>de</strong> salvación completa negaba <strong>la</strong> bu<strong>la</strong>), el fuego eterno te turbe y consumaÜ. Josué, 7,25), y <strong>la</strong> echó en <strong>la</strong>s l<strong>la</strong>mas. Esta era, por <strong>de</strong>cirlo así, <strong>la</strong> señal <strong>de</strong>l incendio y <strong>la</strong> prueba <strong>de</strong> que<strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquel momento <strong>la</strong> separación <strong>de</strong> Roma era completa.Al día siguiente, todos los oyentes esperaban una arenga <strong>de</strong> Lutero. Concluida su explicación,que versó sobre los Salmos, permaneció silencioso algunos instantes, inmediatamente dijo conviveza: ÛGuardaos <strong>de</strong> <strong>la</strong>s or<strong>de</strong>nanzas e instituciones <strong>de</strong>l Papa. Yo quemé <strong>la</strong>s <strong>de</strong>cretales, pero estono fue sino un juego <strong>de</strong> niños. Ya sería tiempo y más tiempo <strong>de</strong> que se quemase <strong>la</strong> sil<strong>la</strong> <strong>de</strong> Romacon todas sus abominaciones.Ü Tomando acto continuo un tono más grave, dijo:ÛSi vosotros no combatís esforzadamente el impío gobierno <strong>de</strong>l Papa, no podéis ser salvos.Cualquiera que se comp<strong>la</strong>zca en <strong>la</strong> religión y culto papista, será eternamente perdido en <strong>la</strong> otravida. Si se ha <strong>de</strong>sechado <strong>la</strong> comunión romana, es menester resignarse a soportar con pacienciatoda c<strong>la</strong>se <strong>de</strong> sufrimientos, como también a per<strong>de</strong>r <strong>la</strong> vida. Pero más vale exponerse a todo estoen este mundo, que cal<strong>la</strong>rse. Mientras yo viva, manifestaré a mis hermanos <strong>la</strong> l<strong>la</strong>ga y <strong>la</strong> peste <strong>de</strong>Babilonia, temiendo que muchos <strong>de</strong> los que están con nosotros sucumban con los <strong>de</strong>más en e<strong>la</strong>bismo <strong>de</strong>l infiernoÜ.No se pue<strong>de</strong> imaginar el efecto que produjo sobre <strong>la</strong> asamblea este discurso, cuya energía nosadmira. ÛNinguno <strong>de</strong> nosotros -aña<strong>de</strong> el sincero estudiante que nos lo ha conservado- no siendoun leño sin inteligencia, duda que esto sea <strong>la</strong> verdad pura. Es opinión <strong>de</strong> todos los fieles que eldoctor Lutero es un ángel <strong>de</strong>l Dios vivo, l<strong>la</strong>mado para administrar el pasto <strong>de</strong> <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Diosa <strong>la</strong>s ovejas <strong>de</strong> Cristo, que por tanto tiempo han permanecido <strong>de</strong>scarriadasÜ.Aquel discurso, con el acto que lo coronó, marcan una época importante <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma. Laconferencia <strong>de</strong> Leipzig, había separado interiormente a Lutero <strong>de</strong>l papa; mas el acto <strong>de</strong> quemar <strong>la</strong>bu<strong>la</strong> fue una <strong>de</strong>c<strong>la</strong>ración formal <strong>de</strong> su separación <strong>de</strong>l obispo <strong>de</strong> Roma y <strong>de</strong> su Iglesia, y <strong>de</strong> suadhesión a <strong>la</strong> Iglesia universal, tal cual fue fundada por los apóstoles <strong>de</strong> Jesucristo.Con esta valiente <strong>de</strong>cisión empieza <strong>la</strong> Reforma, a lo menos en cuanto a sus consecuenciasinmediatas, a saber: <strong>la</strong> formación <strong>de</strong> una Iglesia propia, in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong>l Papa. Des<strong>de</strong> aquelmomento era preciso <strong>de</strong>c<strong>la</strong>rarse, o en pro <strong>de</strong> Lutero o contra él; y el que estuviese con él, seentendía que había roto todo <strong>la</strong>zo con <strong>la</strong> Iglesia romana.***LA DIETA DE W0RMSEn el año 1519, a <strong>la</strong> muerte <strong>de</strong>l emperador Maximiliano, <strong>la</strong> corona <strong>de</strong>l impero alemán recayó ensu nieto el joven rey Carlos I <strong>de</strong> España, porque el príncipe elector Fe<strong>de</strong>rico el Sabio, al cualhabía sido ofrecida antes, <strong>la</strong> había rehusado. En Febrero <strong>de</strong> 1521 se reunió una asamblea general37


<strong>de</strong> todos los príncipes y representantes <strong>de</strong> <strong>la</strong>s ciuda<strong>de</strong>s en Worms, y esta era <strong>la</strong> primera Dieta quecelebraba el nuevo emperador Carlos.Apenas rayaba Carlos entonces en los veinte años: aunque pálido y enfermizo, sabía, no obstante,montar a caballo con gal<strong>la</strong>rdía, y romper <strong>la</strong>nzas como cualquier otro; <strong>de</strong> carácter taciturno,<strong>de</strong> porte grave, me<strong>la</strong>ncólico, aunque expresivo y benévolo, no reve<strong>la</strong>ba aún un espíritu eminente,ni parecía haber adoptado todavía una línea marcada <strong>de</strong> conducta.El Papa, habiendo experimentado cuán poco podía influir en aquel<strong>la</strong>s circunstancias en <strong>la</strong>opinión <strong>de</strong>l pueblo alemán por medio <strong>de</strong> bu<strong>la</strong>s con<strong>de</strong>natorias o edictos <strong>de</strong>spóticos, trató <strong>de</strong> hacercal<strong>la</strong>r a Lutero con gran<strong>de</strong>s ofertas; pero esto fue también en vano. Ahora pidió a <strong>la</strong> Dieta general<strong>de</strong>l imperio reunida en Worms que le ayudase eficazmente en su lucha contra Lutero. Mas contoda su elocuencia, el legado Papal, Aleandro no pudo conseguir que Lutero fuese con<strong>de</strong>nado sinser oído, sino que <strong>de</strong>bía con este objeto comparecer ante aquellos príncipes. Verdad es que bajo<strong>la</strong> influencia <strong>de</strong>l Papa, Carlos V hizo quemar en los Países Bajos los escritos <strong>de</strong> Lutero; mas nopor esto quería precipitarse; más bien se inclinaba a un sistema <strong>de</strong> transacción, que consistía enagasajar al Papa y al elector, y manifestarse inclinado alternativamente, ya al uno, ya al otro,según conviniera a sus p<strong>la</strong>nes. Uno <strong>de</strong> sus ministros, enviado a Roma por asuntos políticos, llegójustamente allí mientras que el doctor Eck intentaba con gran ruido <strong>la</strong> con<strong>de</strong>nación <strong>de</strong> Lutero. E<strong>la</strong>stuto embajador reconoció al punto <strong>la</strong>s ventajas que su amo podía sacar <strong>de</strong>l fraile sajón, yescribió el 12 <strong>de</strong> Mayo <strong>de</strong> 1520 al emperador: ÛVuestra Majestad <strong>de</strong>be ir a Alemania y haceralgún servicio a un tal Martín Lutero que resi<strong>de</strong> en <strong>la</strong> corte <strong>de</strong> Sajonia. Sus predicaciones causanmucho ruido en <strong>la</strong> corte <strong>de</strong> Roma.ÜEn verdad <strong>la</strong> causa evangélica estaba en un trance peligrosísimo. No le parecía reservada otrasuerte que <strong>la</strong> <strong>de</strong>l mismo Jesús; a saber, el ser vendida por un precio vil e indigno. Mas Dios yatenía preparado al que <strong>la</strong> había <strong>de</strong> proteger; el príncipe elector Fe<strong>de</strong>rico el Sabio había reconocido<strong>la</strong> verdad por los libros <strong>de</strong> Lutero, y le era cada día más propicio; por lo tanto, pidió alemperador que no se procediese contra Lutero sin darle ocasión para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse.A su vez, el nuncio romano, Aleandro, hombre muy instruido, elocuente e intrigante, hizo todo loposible para que no se presentase Lutero a <strong>la</strong> Dieta.ÛNo se discutirá con Lutero, <strong>de</strong>cís -exc<strong>la</strong>mó--; pero el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> ese hombre audaz, suscentelleantes ojos, <strong>la</strong> elocuencia <strong>de</strong> sus pa<strong>la</strong>bras, el espíritu misterioso <strong>de</strong> que está animado, ¿noserán bastantes para excitar alguna sedición?Ü Pronunció ante <strong>la</strong> Dieta en sesión solemne undiscurso elocuentísimo <strong>de</strong> tres horas seguidas, combatiendo <strong>la</strong>s doctrinas y <strong>la</strong> persona <strong>de</strong> Lutero.Luego trató <strong>de</strong> excusar y hasta <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r los abusos y vicios <strong>de</strong> Roma, exaltando <strong>la</strong> autoridadPapal, <strong>la</strong>s santas doctrinas y prácticas <strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesia. Pero dio un mal paso con esto. En <strong>la</strong> primeraparte asistieron muchos, y otros fueron impresionados. Mas tan pronto como hubo acabado <strong>de</strong><strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r los abusos y estado actual <strong>de</strong> <strong>la</strong> corte pontificia y <strong>la</strong> Iglesia, se levantó el duque Jorge<strong>de</strong> Sajonia, el adversario más encarnizado <strong>de</strong> Lutero, atacando al Papa más fuerte aún que elmismo Lutero. Los golpes que <strong>de</strong>scargó fueron tales, que <strong>la</strong> Dieta, sin tardar, nombró unacomisión encargada <strong>de</strong> recoger y redactar todas <strong>la</strong>s <strong>de</strong>mandas, quejas y proposiciones <strong>de</strong>Reforma presentadas a <strong>la</strong> Dieta. Se hal<strong>la</strong>ron ciento y una, que fueron presentadas al emperador.¡Cuántas almas cristianas se pier<strong>de</strong>n! -dijeron a Carlos V-; ¡Cuántas rapiñas se cometen, <strong>de</strong>38


cuántos escándalos está ro<strong>de</strong>ado el Jefe <strong>de</strong> <strong>la</strong> cristiandad! Es menester precaver <strong>la</strong> ruina y elvilipendio <strong>de</strong> nuestro pueblo. Por esto, unánimemente os suplicamos que or<strong>de</strong>néis una reformageneral, que <strong>la</strong> emprendáis y <strong>la</strong> acabéis.Así, pues, todos, sin distinción, reconocieron el mal. El único que expuso a <strong>la</strong> vez su origen y suremedio fue Lutero. Carlos no podía permanecer insensible a tales <strong>de</strong>mandas. Su mismo confesorle había amenazado con <strong>la</strong>s venganzas <strong>de</strong>l cielo si no reformaba <strong>la</strong> Iglesia. La opinión <strong>de</strong> <strong>la</strong>asamblea y <strong>la</strong> voz general exigían que compareciese Lutero ante <strong>la</strong> Dieta. Como consecuencia <strong>de</strong>todas estas gestiones e impresiones se expidió un edicto <strong>de</strong>l emperador, no al con<strong>de</strong>nado Lutero,como <strong>la</strong> bu<strong>la</strong> Romana le l<strong>la</strong>maba, sino al Ûquerido, honrado y piadoso doctor Martín LuteroÜpara que en el término <strong>de</strong> veintiún días se presentase en Worms ante el emperador y <strong>la</strong> Dieta.Carlos V envió a<strong>de</strong>más otra carta, en <strong>la</strong> cual le prometía toda seguridad en el viaje. Lutero teníanecesidad <strong>de</strong> esto porque <strong>la</strong> bu<strong>la</strong> con<strong>de</strong>natoria <strong>de</strong>l Papa, que hasta entonces sólo se habíaanunciado condicionalmente, había sido publicada en <strong>de</strong>finitiva contra Lutero el 3 <strong>de</strong> Enero <strong>de</strong>1521.Entre <strong>la</strong>s lágrimas <strong>de</strong> todos los habitantes <strong>de</strong> Wittemberg, que ya creían a Lutero perdido ytrataban vanamente <strong>de</strong> disuadirle <strong>de</strong>l viaje, emprendió éste con toda confianza su camino haciaWorms el 2 <strong>de</strong> Abril <strong>de</strong> 1521, en compañía <strong>de</strong> algunos amigos, y <strong>de</strong>l heraldo <strong>de</strong>l imperio, GasparSturm. Del estado <strong>de</strong> ánimo en que empezó su viaje, da testimonio este cántico tan sublime queelevó en el camino: Castillo fuerte es nuestro Dios, componiendo él mismo también <strong>la</strong> músicapara entonarlo. Este canto es tan bello y ha tenido tanta importancia en <strong>la</strong> historia <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma,que bien merece <strong>la</strong> pena <strong>de</strong> reproducirlo aquí, aunque muchos <strong>de</strong> nuestros lectores lo sepan ya <strong>de</strong>memoria, y lo canten con <strong>la</strong> misma música <strong>de</strong> Lutero. La traducción <strong>de</strong>l alemán se ha hecho todolo exactamente posible; es el cántico <strong>de</strong> batal<strong>la</strong> en el nombre <strong>de</strong> Dios:Castillo fuerte es nuestro Dios, <strong>de</strong>fensa y buen escudo.Con su po<strong>de</strong>r nos librará en este trance agudo.Con furia y con afán, acósanos Satán:por armas <strong>de</strong>ja ver astucia y gran po<strong>de</strong>r,cual él no hay en <strong>la</strong> tierra.Nuestro valor es nada aquí con él todo es perdido;mas por nosotros pugnará <strong>de</strong> Dios el Escogido.¿Sabéis quién es? Jesús, el que venció en <strong>la</strong> cruz,Señor <strong>de</strong> Sabaoth; y pues El solo es Dios,El triunfa en <strong>la</strong> batal<strong>la</strong>.Aun si están <strong>de</strong>monios mil prontos a <strong>de</strong>vorarnos,no temeremos, porque Dios sabrá aún prosperarnos;que muestre su vigor Satán, y su furordañarnos no podrá, pues con<strong>de</strong>nado es yapor <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra Santa.Sin <strong>de</strong>struir<strong>la</strong> <strong>de</strong>jarán, aun mal <strong>de</strong> su grado,esta Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong>l Señor; El lucha a nuestro <strong>la</strong>do.39


Que lleven con furor los bienes, vida, honor,los hijos, <strong>la</strong> mujer; todo ha <strong>de</strong> perecer;<strong>de</strong> Dios el reino queda.El viaje <strong>de</strong> Lutero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Wittemberg a Worms fue un continuado triunfo. En todas partes elpueblo se acercaba a él y ro<strong>de</strong>aba su carruaje. Hombres ancianos ben<strong>de</strong>cían el día en que el cieloles había concedido <strong>la</strong> ventura <strong>de</strong> ver a este monje, que se atrevía a resistir a <strong>la</strong> tiranía <strong>de</strong> Roma,que los quería libertar <strong>de</strong> <strong>la</strong> esc<strong>la</strong>vitud Papal, y que les anunciaba el sincero Evangelio. Muchosquerían disuadirle <strong>de</strong> ir a Worms y le pronosticaron que tendría <strong>la</strong> misma suerte fatal que JuanHuss, a quien habían quemado en Constanza. Pero Lutero les contestó: ÛAunque hicieran unahoguera que abrasase todo el trayecto <strong>de</strong> Wittemberg a Worms, y se levantase hasta el cielo, sinembargo, en el nombre <strong>de</strong>l Señor me presentaría y confesaría a Cristo, y me confiaría a El entodas cosas.Ü Cuando ya estuvo cerca <strong>de</strong> <strong>la</strong> ciudad, recibió una carta <strong>de</strong> su amigo Spa<strong>la</strong>tin,fechada en Worms, en <strong>la</strong> cual le aconsejaba no corriese tan ciego a tal peligro, y le mandaba queno se presentase. El inmutable Lutero c<strong>la</strong>vó <strong>la</strong> mirada sobre el mensajero, y contestó: Id y <strong>de</strong>cida vuestro amo: Voy a don<strong>de</strong> me han l<strong>la</strong>mado, y aunque hubiese en Worms tantos diablos comotejas en los tejados, aun así entraría. No hab<strong>la</strong> <strong>de</strong> este modo ningún hombre que no tiene firmeconfianza en <strong>la</strong> justicia <strong>de</strong> su causa y que no consi<strong>de</strong>ra al Señor como su castillo y segurorefugio.El 16 <strong>de</strong> Abril, a <strong>la</strong>s diez <strong>de</strong> <strong>la</strong> mañana, entró Lutero en Worms, precedido por el heraldo <strong>de</strong>lemperador. Una inmensa muchedumbre <strong>de</strong> todas <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses <strong>de</strong>l pueblo se apiñaba en torno <strong>de</strong> sucoche. Hombres, mujeres, ancianos y niños le saludaron con alegría e in<strong>de</strong>scriptible júbilo.Durante el día y hasta <strong>la</strong>s altas horas <strong>de</strong> <strong>la</strong> noche, fue visitado en su alojamiento por muchoscon<strong>de</strong>s y señores, clérigos y legos. También el con<strong>de</strong> duque <strong>de</strong> Hesse fue a verle, y cuando se<strong>de</strong>spedía <strong>de</strong> él, le dio <strong>la</strong> mano, y dijo: ÛSeñor doctor, sí tenéis razón, Dios sin duda os ayudará.ÜAl día siguiente le condujeron ante <strong>la</strong> gran asamblea <strong>de</strong> los diputados <strong>de</strong>l imperio. Era tanta <strong>la</strong>muchedumbre que quería verle, que muchos se subieron a los tejados con este objeto; para quepudiese penetrar en el local <strong>de</strong> <strong>la</strong> asamblea, fue necesario hacerle ro<strong>de</strong>ar por jardines y callespoco frecuentadas. Había pasado toda <strong>la</strong> noche anterior contemp<strong>la</strong>ndo el bello firmamento consus estrel<strong>la</strong>s; y orando había luchado con su Dios e implorado su auxilio, como hizo Jacob enPeniel.En esa noche se le oyó, entre otras cosas, pronunciar estas pa<strong>la</strong>bras: ÛDios Todopo<strong>de</strong>roso yeterno: ¡qué cosa tan vil es el mundo! ¡Cómo se abren en él <strong>la</strong>s bocas <strong>de</strong> los hombres; cuánpequeña es <strong>la</strong> confianza <strong>de</strong> los hombres en su Dios! ¡Qué débil y temerosa es <strong>la</strong> carne, y quepo<strong>de</strong>roso y activo el diablo con sus apóstoles y sus sabios <strong>de</strong>l mundo! ¡Cuán pronto abandonan<strong>la</strong>s cosas celestiales y corren a su perdición, yendo a los infiernos por el mismo ancho caminoque los impíos y <strong>la</strong> muchedumbre <strong>de</strong>l mundo. Ellos miran so<strong>la</strong>mente lo que es gran<strong>de</strong> y po<strong>de</strong>roso,magnífico y fuerte ante sus ojos, y lo que tiene apariencias exteriores. Si yo hubiera <strong>de</strong>imitarlos, pronto me vería abandonado y juzgado por el mundo' Dios mío, oh Dios mío; tú sóloeres Dios, el Dios mío! ¡Ayúdame tú contra toda <strong>la</strong> razón y sabiduría <strong>de</strong>l mundo entero! Tú<strong>de</strong>bes hacerlo, y sólo Tú, porque <strong>la</strong> causa no es mía, sino tuya: por mi persona no tengo nada quever con el<strong>la</strong>, ni tampoco con estos hombres po<strong>de</strong>rosos en el mundo. Porque yo por mi partepodría tener tranquilos y quietos días en el mundo y vivir sin perturbación. ¡Pero tuya es <strong>la</strong> cau-40


sa, Señor, <strong>la</strong> causa justa y eterna! Ayúdame tú, ¡oh Dios mío!, fiel y eterno. Yo no tengoconfianza en ningún hombre. Todo seria en vano, y nada me aprovecharía. ¡Todo lo que es carney confía en carne, es falible y perece<strong>de</strong>ro! ¡Oh Dios, oh Dios! ¿No me escuchas, mi Dios? ¿Estásmuerto? No, no pue<strong>de</strong>s morir; so<strong>la</strong>mente te escon<strong>de</strong>s <strong>de</strong> tus criaturas. ¿No me has elegido paraesta causa, según creo saber <strong>de</strong> cierto? Te lo pregunto: ¡y si así es, Tú <strong>de</strong>bes dirigir mis pasos!Porque nunca en mi vida me habría propuesto oponerme a señores tan gran<strong>de</strong>s y po<strong>de</strong>rosos, ynunca lo hubiera pensado. ¡Pues bien, Dios mío; ayúdame en el nombre <strong>de</strong> tu Hijo queridoJesucristo, que ha <strong>de</strong> ser mi protección y mi amparo, mi castillo fuerte, mi po<strong>de</strong>r en <strong>la</strong> fuerza <strong>de</strong>lEspíritu Santo! Señor, ¿dón<strong>de</strong> te escon<strong>de</strong>s? ¿Por qué tardas? Tú, Dios mío, ¿dón<strong>de</strong> estás? ¡Ven,ven!; ¡yo estoy pronto hasta per<strong>de</strong>r mi propia vida, paciente como un cor<strong>de</strong>ro! Porque justa es <strong>la</strong>causa y tuya es; y por lo tanto, no me separaré <strong>de</strong> el<strong>la</strong> y <strong>de</strong> Ti en toda <strong>la</strong> eternidad. Así loresuelvo ahora en tu nombre. Porque el mundo nunca podrá constreñir mi conciencia, aunqueestuviera lleno <strong>de</strong> diablos. Y no temo, aunque mi cuerpo, que es obra y criatura <strong>de</strong> tus manos,fuese en esta empresa <strong>de</strong>struido o <strong>de</strong>spedazado; porque tu pa<strong>la</strong>bra y tu espíritu me quedarán: losenemigos pue<strong>de</strong>n atacar sólo al cuerpo; el alma es tuya, a Ti pertenece y permanece tambiéncontigo por toda <strong>la</strong> eternidad. Amén. Dios mío, ayúdame. Amén.ÜCuando llegó ante <strong>la</strong> puerta <strong>de</strong>l salón, don<strong>de</strong> estaba reunida <strong>la</strong> Dieta, Dios le envió un granconsuelo por boca <strong>de</strong>l famoso capitán Jorge Frunsberg. Este le puso <strong>la</strong> mano en el hombro y ledijo: ÛFrailecito, frailecito, ahora empiezas un camino muy difícil, más difícil que el que yo ymuchos capitanes han tenido que recorrer en <strong>la</strong> batal<strong>la</strong> más sangrienta. Pero si estás convencido<strong>de</strong> que tu causa es justa, avanza en el nombre <strong>de</strong> Dios y nada temas. No te abandonará.ÜMomentos <strong>de</strong>spués, se encontraba nuestro doctor Martín Lutero ante el emperador Carlos y suhermano Fernando; ante seis electores, veintiocho duques, once marqueses, treinta obispos, otrosdoscientos príncipes y señores y más <strong>de</strong> cinco mil concurrentes, sin contar los que estaban en <strong>la</strong>antesa<strong>la</strong> y los que miraban por <strong>la</strong>s ventanas. Nunca se había encontrado en presencia <strong>de</strong> tantamagnificencia y po<strong>de</strong>r, pero no temb<strong>la</strong>ba.Su so<strong>la</strong> presencia allí era ya un triunfo manifiesto, conseguido sobre el Papa que le habíaexcomulgado.Sobre una mesa se hal<strong>la</strong>ban los libros que Lutero había hecho imprimir. Preguntáronle si loshabía escrito y si quería retractarse <strong>de</strong> su contenido. Según el consejo <strong>de</strong> su abogado, JerónimoSchurff, pidió que antes se leyesen los títulos <strong>de</strong> sus libros, <strong>de</strong>spués contestó a <strong>la</strong> primerapregunta con un ÛsíÜ. Respecto a <strong>la</strong> segunda, Lutero dudó un momento sobre lo que <strong>de</strong>bíacontestar. Entonces hubo un movimiento general <strong>de</strong> ansiedad y emoción; y Lutero, que no queríaaparecer como hombre impru<strong>de</strong>nte, pidió que le concediesen un corto tiempo para pensar bien <strong>la</strong>contestación: ÛPorque –dijo- en esta pregunta se trata <strong>de</strong> <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe cristiana y<strong>de</strong> <strong>la</strong> salvación <strong>de</strong>l alma.ÜEsta respuesta, lejos <strong>de</strong> dar a sospechar alguna vaci<strong>la</strong>ción en Lutero, era digna <strong>de</strong>l Reformador,<strong>de</strong> <strong>la</strong> alta asamblea y <strong>de</strong> <strong>la</strong> gravedad <strong>de</strong>l asunto. Lutero reprime su carácter impetuoso; estareserva y calma le disponen para respon<strong>de</strong>r más tar<strong>de</strong> con una sabiduría, po<strong>de</strong>r y dignidad quefrustrarán <strong>la</strong>s esperanzas <strong>de</strong> sus adversarios.41


Mientras tanto Carlos, impaciente <strong>de</strong> conocer al hombre cuya pa<strong>la</strong>bra revolvía el imperio, nohabía apartado sus miradas <strong>de</strong> él. Se volvió hacia uno <strong>de</strong> sus cortesanos, y dijo con <strong>de</strong>sdén: ÛPorcierto, no será este hombre el que me haga hereje.Ü El joven príncipe sólo miró lo que estaba<strong>de</strong><strong>la</strong>nte <strong>de</strong> los ojos, el aspecto humil<strong>de</strong> <strong>de</strong> Lutero, y no alcanzó a compren<strong>de</strong>r <strong>la</strong> gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong>lespíritu que le movía. ¡Ojalá que sus ojos hubieran penetrado más a<strong>de</strong>ntro, y <strong>la</strong> suerte <strong>de</strong> Españay <strong>la</strong> <strong>de</strong>l mundo habría sido otra!Después <strong>de</strong> breves consi<strong>de</strong>raciones, <strong>la</strong> petición <strong>de</strong> Lutero fue aceptada por unanimidad, y le fueconcedido un día <strong>de</strong> término. El heraldo le acompañó otra vez a su posada. En el tránsito, elpueblo, al verlo, se entusiasmó en su favor hasta tal punto, que una voz gritó: Û¡Feliz <strong>la</strong> madreque te parió!Ü Muchos señores <strong>de</strong> <strong>la</strong> nobleza fueron a verle a <strong>la</strong> posada, y dijeron: ÛSeñor doctor,¿cómo estáis? Se dice que querían quemaros, pero esto no se hará, pues perecerían todos ellosjuntos con vos.Ü Lutero pasó toda <strong>la</strong> noche en ferviente oración.Al día siguiente, 18 <strong>de</strong> Abril, a <strong>la</strong>s cuatro <strong>de</strong> <strong>la</strong> tar<strong>de</strong>, fue el heraldo otra vez a <strong>la</strong> posada don<strong>de</strong>paraba Lutero, con el fin <strong>de</strong> acompañarle a <strong>la</strong> Dieta; pero no pudieron llegar hasta dos horas<strong>de</strong>spués, cuando <strong>la</strong>s luces estaban ya encendidas. Habiéndosele preguntado otra vez si queríaretractarse, hizo sobre sus libros tres distinciones. En unos, dijo, había tratado <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe cristiana y<strong>de</strong> <strong>la</strong>s buenas obras, tan sencil<strong>la</strong> y c<strong>la</strong>ramente, que hasta sus propios adversarios <strong>la</strong>s <strong>de</strong>c<strong>la</strong>raríandignas y útiles. Si se retractase <strong>de</strong> lo expuesto en estos libros, con<strong>de</strong>naría a <strong>la</strong> misma verdadcristiana. En otros había atacado al Papado y a los papistas porque habían <strong>de</strong>strozado con susperversas doctrinas y ejemplos <strong>la</strong> cristiandad entera en cuerpo y alma, y se habían apo<strong>de</strong>rado <strong>de</strong>los bienes <strong>de</strong> <strong>la</strong> nación alemana con una tiranía increíble. Si se retractaba <strong>de</strong> aquello, ensalzaríaimplícitamente <strong>la</strong> tiranía y <strong>la</strong>s obras impías. Y finalmente, los libros restantes eran aquellos quehabía escrito contra los amigos <strong>de</strong>l <strong>de</strong>spotismo Papal. Confesaba que en estos libros habíaalgunos párrafos <strong>de</strong>masiado fuertes y <strong>de</strong> gran energía; pero tampoco podía retractarse <strong>de</strong> ellos,porque <strong>la</strong>s personas aludidas, seguirían entonces en su mal camino y no se enmendarían: el<strong>de</strong>saprobarlos seria, pues, una <strong>de</strong>fensa tácita <strong>de</strong> su mal proce<strong>de</strong>r. «Tengo que <strong>de</strong>cir con el SeñorJesús: Si he hab<strong>la</strong>do mal, que se me pruebe dón<strong>de</strong> está el mal.» Después se <strong>de</strong>c<strong>la</strong>ró dispuesto a<strong>de</strong>jarse refutar por cualquiera, aun por el más humil<strong>de</strong>, con tal que le probasen sus errores por <strong>la</strong>Sagrada <strong>Escritura</strong>. Lutero hab<strong>la</strong>ba en <strong>la</strong>tín lo mismo que el oficial <strong>de</strong>l arzobispo <strong>de</strong> Tréveris, yluego repitió lo dicho en alemán. El canciller <strong>de</strong>l elector <strong>de</strong> Tréveris le contestó que no estabanallí para disputar, sino para obtener una contestación c<strong>la</strong>ra y terminante: si quería retractarse, ono.Entonces Lutero contestó solemnemente:ÛPuesto que su Majestad imperial y sus altezas pi<strong>de</strong>n <strong>de</strong> mi una respuesta sencil<strong>la</strong>, c<strong>la</strong>ra yprecisa, voy a dar<strong>la</strong> tal que no tenga ni dientes ni cuernos, <strong>de</strong> este modo: El Papa y los Concilioshan caído muchas veces en el error y en muchas contradicciones consigo mismos. Por lo tanto, sino me convencen con testimonios sacados <strong>de</strong> <strong>la</strong> Sagrada <strong>Escritura</strong>, o con razones evi<strong>de</strong>ntes yc<strong>la</strong>ras, <strong>de</strong> manera que quedase convencido y mi conciencia sujeta a esta pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios, YO NOQUIERO NI PUEDO RETRACTAR NADA, POR NO SER BUENO NI DIGNO DE UNCRISTIANO OBRAR CONTRA LO QUE DICTA SU CONCIENCIA; HEME AQUÍ; NOPUEDO HACER OTRA COSA; QUE DIOS ME AYUDE. AMÉN.Ü Dos heraldos acompañaron42


a Lutero a su posada don<strong>de</strong> dijo a Spa<strong>la</strong>tin: ÛSi mil cabezas tuviese, todas me <strong>la</strong>s <strong>de</strong>jaría cortarantes que retractar nada.ÜLa asamblea permanecía atónita; era extraordinaria <strong>la</strong> impresión que Lutero produjo en este díapor su santo valor para confesar su fe ante toda <strong>la</strong> Dieta <strong>de</strong>l imperio. Muchos príncipes no podíanocultar su admiración; volviendo el emperador <strong>de</strong> su primera impresión, exc<strong>la</strong>mó en alta voz:ÛEl fraile hab<strong>la</strong> con un corazón intrépido, y con indomable valor.Ü Los partidarios <strong>de</strong> Roma secal<strong>la</strong>ron, sintiéndose <strong>de</strong>rrotados. Algunos <strong>de</strong> los españoles, empleados <strong>de</strong>l emperador, sisearon.El fraile había vencido a los potentados <strong>de</strong> <strong>la</strong> tierra. Se había cumplido en él <strong>la</strong> promesa <strong>de</strong>lSeñor. ÛSi os guían ante príncipes y reyes por mi causa, no penséis cómo o qué habéis <strong>de</strong> hab<strong>la</strong>r,porque en aquel<strong>la</strong> hora os será dado lo que hayáis <strong>de</strong> hab<strong>la</strong>r; porque no sois vosotros los quehabláis, sino que el Espíritu <strong>de</strong> vuestro Padre es el que hab<strong>la</strong> en vosotros. (Mateo 10, 18-20.)Se había ganado muchas volunta<strong>de</strong>s hasta entre los príncipes, aunque no se atrevían a confesarlopúblicamente. El elector Fe<strong>de</strong>rico estaba lleno <strong>de</strong> gozo con <strong>la</strong> conducta <strong>de</strong> su fraile Martín, quehabía hecho una confesión tan valiente y noble ante el emperador y los príncipes: y por <strong>la</strong> nochedijo a Spa<strong>la</strong>tin: Û¡Oh, qué bien y valientemente ha hab<strong>la</strong>do hoy el padre Martín ante elemperador y los Estados <strong>de</strong>l imperio! ¡Sólo que es <strong>de</strong>masiado atrevido!Ü El duque Eric <strong>de</strong>Brunswick, aunque entonces partidario <strong>de</strong> Roma, le envió un jarro <strong>de</strong> p<strong>la</strong>ta lleno <strong>de</strong> cerveza <strong>de</strong>Eimbeck, para que se refrigerase; y Lutero le mandó a <strong>de</strong>cir, dándole <strong>la</strong>s gracias: ÛAsí como elduque Eric se ha acordado hoy <strong>de</strong> mí, nuestro Señor Jesucristo se acuer<strong>de</strong> <strong>de</strong> él en su últimahora.Ü Estas pa<strong>la</strong>bras conso<strong>la</strong>ron al piadoso duque en su lecho <strong>de</strong> muerte, recordando <strong>la</strong>s <strong>de</strong>Cristo: ÛCualquiera que os diere a beber un vaso <strong>de</strong> agua en mi nombre, porque sois <strong>de</strong> Cristo, enverdad os digo que no per<strong>de</strong>rá su ga<strong>la</strong>rdón.Ü (Marcos 9, 41.)Pero el joven emperador a quien los papistas habían ya <strong>de</strong> antemano predispuesto en contra <strong>de</strong>Lutero, no conservó mucho tiempo <strong>la</strong> impresión que este le había hecho. Sus miras y móvileseran, en verdad, muy extraños a <strong>la</strong> religión.Era inminente <strong>la</strong> guerra con Francia, y el Papa León, ambicioso <strong>de</strong> engran<strong>de</strong>cer sus Estados,negociaba a <strong>la</strong> vez con ambos partidos. A Carlos importaba poco el comprar <strong>la</strong> amistad <strong>de</strong>lpo<strong>de</strong>roso pontífice a precio <strong>de</strong> Lutero. Hizo informar al día siguiente a los Estados <strong>de</strong>l imperioque estaba resuelto a proteger <strong>la</strong> fe católica y a Castigar a Lutero como a un hereje <strong>de</strong>c<strong>la</strong>rado; sinembargo, el salvoconducto <strong>de</strong> Carlos V le preservaba por <strong>de</strong> pronto. Es verdad que el nuncio <strong>de</strong>lPapa y algunos otros señores, con su ancha conciencia papista, creyeron que no había obligación<strong>de</strong> cumplir a Lutero <strong>la</strong> promesa <strong>de</strong> seguridad, porque era un hereje; y recordaron lo que se hizocon Juan Huss, al que habían quemado en Constanza, por cima <strong>de</strong> lo prometido. Pero contratanta perfidia se opuso hasta el corazón <strong>de</strong>l emperador, quien pronunció estas pa<strong>la</strong>bras, dignas <strong>de</strong>un verda<strong>de</strong>ro príncipe: ÛAunque todo el mundo faltase a <strong>la</strong> fi<strong>de</strong>lidad y a <strong>la</strong>s promesas, unemperador alemán no <strong>de</strong>be hacer<strong>la</strong>s en vano; no quiero tener que sonrojarme como el emperadorSegismundo.ÜAlgunos <strong>de</strong> los príncipes que eran favorables a <strong>la</strong> causa <strong>de</strong> Lutero, el arzobispo Ricardo <strong>de</strong>Tréveris, el margrave Joaquín <strong>de</strong> Bran<strong>de</strong>mburgo y otros, lograron que se iniciasen algunasconferencias privadas con Lutero, en presencia <strong>de</strong> personas doctas y nobles, <strong>de</strong>l duque Jorge <strong>de</strong>Sajonia, <strong>de</strong> los obispos <strong>de</strong> Augsburgo y <strong>de</strong> Bran<strong>de</strong>mburgo, y otros. Por quince días seguidos,43


<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el 18 hasta el 26 <strong>de</strong> Abril, le molestaban amigos y adversarios, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> mañana hasta altashoras <strong>de</strong> <strong>la</strong> noche, con exhortaciones, negociaciones, consejos y ensayos <strong>de</strong> reconciliación. Estasdos semanas fueron acaso más graves y difíciles <strong>de</strong> pasar que los días ante <strong>la</strong> Dieta. No habíamedio alguno que no emplearan; mas no lograron éxito alguno, porque todo su <strong>de</strong>seo era queLutero se retractase, hasta contra su propia convicción, por amor a <strong>la</strong> paz <strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesia.Por fin, el arzobispo <strong>de</strong> Tréveris citó en su casa a Lutero y a Spa<strong>la</strong>tin, y ofreció como últimaproposición un concilio general, al cual Lutero <strong>de</strong>bía sujetarse. Sin duda esta proposición, quedisgustaría mucho a Roma, sería más aceptable para Lutero; porque podían transcurrir años yaños antes <strong>de</strong> reunirse el concilio, y ganar tiempo era para <strong>la</strong> Reforma ganarlo todo. Mas <strong>la</strong>rectitud <strong>de</strong> Lutero no podía disimu<strong>la</strong>r lo más mínimo: ÛConsiento en ello -dijo-, mas con <strong>la</strong>condición <strong>de</strong> que el concilio juzgará según <strong>la</strong>s Sagradas <strong>Escritura</strong>s.Ü Poner esta condición erarehusar el concilio porque jamás Roma podía consentirlo. Cuando el arzobispo, con muchabenevolencia se lo advirtió, pidiéndole que por <strong>la</strong> paz <strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesia se mostrase más tratable:Ilustrísimo señor -le contestó-, puedo soportarlo todo, mas no abandonar <strong>la</strong> Sagrada <strong>Escritura</strong>.ÜHe aquí <strong>la</strong> roca inquebrantable, <strong>la</strong> eterna Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios, que sostuvo firme a Lutero en medio<strong>de</strong> todo un mar bramando contra él.Cuando vio el arzobispo que era imposible lograr <strong>de</strong> Lutero que se retractase, le preguntó: ÛPues,mi señor doctor, ¿qué es entonces lo que <strong>de</strong>bemos hacer?Ü A lo cual contestó Lutero: ÛEminenteseñor: no conozco ahora mejor respuesta que <strong>la</strong> que dio Gamaliel en los Hechos <strong>de</strong> losApóstoles: Si el consejo o <strong>la</strong> causa es <strong>de</strong> los hombres, perecerá; pero si es <strong>de</strong> Dios, no podréisahogar<strong>la</strong>. De <strong>la</strong> misma manera, si mi causa no es <strong>de</strong> Dios, no durará más que dos o tres años;pero sí es, en verdad, obra <strong>de</strong> Dios, no podréis ahogaría.Ü Esa profecía, por cierto, no ha <strong>de</strong>jado<strong>de</strong> cumplirse.Por fin, según su <strong>de</strong>seo se le permitió salir <strong>de</strong> Worms, y partió <strong>de</strong> allí el 26 <strong>de</strong> Abril.***<strong>LUTERO</strong> EN EL CASTILLO DE WARTSURGEn 26 <strong>de</strong> Mayo apareció el edicto <strong>de</strong>l emperador, l<strong>la</strong>mado Edicto <strong>de</strong> Worms, el cual ponía aLutero fuera <strong>de</strong> <strong>la</strong> ley, <strong>de</strong> modo que cualquiera podía matarle impunemente, y ninguno <strong>de</strong>bíaprotegerle. Todos sus partidarios y adictos eran amenazados con igual suerte. A<strong>de</strong>más, seor<strong>de</strong>naba que cualquiera que le cogiese le entregase, y que todos sus libros fuesen <strong>de</strong>struidos.Este edicto fue inspirado por el más cruel adversario <strong>de</strong> Lutero: el legado papal Aleandro, quehabía dicho, lleno <strong>de</strong> furia y enojo: ÛAunque vosotros, alemanes, queráis libertaros <strong>de</strong>l yugo <strong>de</strong>Roma, nosotros procuraremos que os <strong>de</strong>strocéis entre vosotros mismos hasta perecer ahogadosen vuestra propia sangre.Ü El edicto llevaba <strong>la</strong> fecha <strong>de</strong> 8 <strong>de</strong> Mayo, fecha retrasada y puesta contoda malicia para que apareciese obligatoria en todos los Estados <strong>de</strong>l imperio, mientras que <strong>la</strong>mayor parte <strong>de</strong> los príncipes, que ya habían salido antes <strong>de</strong>l 26, ignoraban todo esto. Por lo tanto,era un edicto ilegal. Y cuando fue conocido, no obtuvo mucha aceptación en Alemania por estarredactado enteramente en el espíritu romano, tan en contradicción con el espíritu <strong>de</strong> <strong>la</strong> nación44


alemana. Sin embargo, Lutero hubiese sido tal vez víctima <strong>de</strong> esta tormenta, si el Señor no lehubiese guardado ve<strong>la</strong>ndo sobre él.El elector Fe<strong>de</strong>rico el Sabio le quería proteger <strong>de</strong> <strong>la</strong> persecución <strong>de</strong> sus enemigos, y eligió elmedio que creyó más a propósito, mandando que algunos caballeros enmascarados sorprendiesena Lutero y le hicieran prisionero en <strong>la</strong>s cercanías <strong>de</strong> Eisenach, cuando volvía <strong>de</strong> Worms, <strong>de</strong>regreso a Wittemberg. Así se hizo, y el elector lo hizo guardar en <strong>la</strong> inmediata fortaleza <strong>de</strong>Wartburg.En este castillo, que Lutero l<strong>la</strong>maba su Patmos, residió en tranqui<strong>la</strong> oscuridad cerca <strong>de</strong> un año,fuera <strong>de</strong>l alcance <strong>de</strong> sus enemigos, y bajo el nombre supuesto <strong>de</strong>l caballero Jorge. Se vistió comoun hidalgo, <strong>de</strong>jó crecer su cabello y barba, corría por los bosques, buscaba fresas y gustabatambién <strong>de</strong>l p<strong>la</strong>cer agridulce <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s señores: <strong>la</strong> caza. Pero a pesar <strong>de</strong> estas distracciones,absorbían su mente los pensamientos teológicos. Por un <strong>la</strong>do <strong>la</strong> soledad, y por otro los alimentosfuertes y suculentos que le daban, le ocasionaron muchas molestias <strong>de</strong> cuerpo y aflicciones <strong>de</strong>alma, que achacó a Satanás, pero contra <strong>la</strong>s cuales luchaba con fortaleza.Por algún tiempo nadie supo qué había sido <strong>de</strong> Lutero, <strong>de</strong> manera que sus amigos llegaron aquejarse <strong>de</strong> su ausencia, y sus enemigos c<strong>la</strong>maban llenos <strong>de</strong> júbilo. Pero no tardó en <strong>de</strong>saparecer<strong>la</strong> tristeza <strong>de</strong> los suyos, y nuevo terror cayó sobre sus enemigos, porque pronto dio señales <strong>de</strong>vida.En el castillo <strong>de</strong> Wartburg no se dio un momento <strong>de</strong> reposo; lleno <strong>de</strong> entusiasmo, como siempre,esparció nuevos escritos por el mundo. Sacó a luz un librito <strong>de</strong> <strong>la</strong> , un tratado <strong>de</strong> losvotos espirituales y <strong>de</strong> los votos monásticos, una explicación <strong>de</strong> algunos salmos, y el principio <strong>de</strong>un libro <strong>de</strong> sermones para todo el año. Es digno <strong>de</strong> mención especialmente un libro muyenérgico, que escribió contra el elector Alberto <strong>de</strong> Maguncia, en el cual se ve que Lutero sabía loque <strong>de</strong>bía hacer, y <strong>la</strong> influencia que ejercía. Porque este príncipe había vendido otra vezindulgencias en Halle, haciendo caso omiso <strong>de</strong> lo sucedido anteriormente. Lutero, sin cuidarse<strong>de</strong>l misterio en que hasta entonces había permanecido, y <strong>de</strong> su lugar <strong>de</strong> refugio, pidió a<strong>la</strong>rzobispo que hiciese <strong>de</strong>saparecer ese tráfico indigno. Y cuando vio que ésta no tenía éxito,escribió un tratado muy fuerte contra el nuevo ídolo <strong>de</strong> Halle, aunque <strong>la</strong> impresión <strong>de</strong> este escritoencontró dificulta<strong>de</strong>s en Wittemberg. Después dirigió otra carta a Alberto, en <strong>la</strong> cual le amonestaba,no ya como un fraile prisionero, sino como un siervo <strong>de</strong> Dios, l<strong>la</strong>mado por el Rey <strong>de</strong> suIglesia, Jesucristo, como ministro valiente <strong>de</strong>l Evangelio, a que retirase <strong>la</strong>s indulgencias; y le<strong>de</strong>cía: ÛSu Alteza ha vuelto a colocar el ídolo que roba a los pobres cristianos dinero y alma.Acaso S. A. piensa ahora que está seguro <strong>de</strong> mí, por creerme <strong>de</strong>sterrado y anu<strong>la</strong>do por S. M. I.;mas yo cumpliré con el <strong>de</strong>ber <strong>de</strong>l amor cristiano, sin hacer caso <strong>de</strong>l Papa, ni obispos, ni <strong>de</strong>l mismoinfierno. No se eche en olvido aquello <strong>de</strong>l terrible fuego que procedió <strong>de</strong> una chispa <strong>de</strong>spreciada,que nadie temía; mas Dios ha fal<strong>la</strong>do su sentencia y El vive aún; que nadie lo du<strong>de</strong>. Eltiene un p<strong>la</strong>cer especial en quebrantar los altos cedros y humil<strong>la</strong>r los Faraones endurecidos.Ü Alconcluir, le fija el término <strong>de</strong> quince días para <strong>la</strong> suspensión <strong>de</strong> <strong>la</strong>s indulgencias. El elector sehumilló ante esta po<strong>de</strong>rosa filípica <strong>de</strong>l proscrito fraile, y le contestó dándole muchísimas disculpasy excusas. Sea que lo hiciese movido por su conciencia O por temor, <strong>de</strong> todos modos, esteresultado pone <strong>de</strong> manifiesto cuán superiores son los verda<strong>de</strong>ros siervos <strong>de</strong> Dios a toda gran<strong>de</strong>zahumana. Lutero, solitario, proscrito, prisionero, posee en su fe fuerza y ánimo invencibles. El45


arzobispo, elector y car<strong>de</strong>nal tiemb<strong>la</strong> ante él, a pesar <strong>de</strong> todo su po<strong>de</strong>r y fama. Aquí tenemos <strong>la</strong>c<strong>la</strong>ve <strong>de</strong> los singu<strong>la</strong>res enigmas que ofrece <strong>la</strong> historia <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma.Pero el trabajo más importante, <strong>la</strong> obra inmortal, que Lutero concluyó en el castillo <strong>de</strong> Wartburg,fue <strong>la</strong> traducción <strong>de</strong>l Nuevo Testamento en lengua alemana. No hay necesidad <strong>de</strong> encarecer elbeneficio que Lutero dispensó a toda una nación, haciendo que todos, viejos o jóvenes, pobres oricos, pudiesen escuchar <strong>la</strong> santa Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios en <strong>la</strong> iglesia y en <strong>la</strong>s escue<strong>la</strong>s, y leer<strong>la</strong> en casa.Mas no es una so<strong>la</strong> nación <strong>la</strong> que <strong>de</strong>be a Lutero <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios; sino que con este hechoquebrantó para siempre <strong>la</strong>s ca<strong>de</strong>nas y barreras en que Roma había aprisionado y encerrado <strong>la</strong>Pa<strong>la</strong>bra divina, <strong>de</strong>volviendo a todo el mundo el tesoro más precioso: el pan <strong>de</strong> vida eterna. Entodos los países y lenguas brotaron <strong>la</strong>s ediciones <strong>de</strong> <strong>la</strong> Biblia como <strong>la</strong>s hierbas y flores alprincipiar <strong>la</strong> primavera. Des<strong>de</strong> entonces ha sido imposible, y lo será para siempre, el robar a <strong>la</strong>humanidad esta pa<strong>la</strong>bra eterna: el Evangelio <strong>de</strong> salvación [1]. ¡Debemos dar <strong>la</strong>s gracias al Señorpor estos beneficios todos los que tenemos y conocemos su Pa<strong>la</strong>bra!Para que <strong>la</strong> Reforma extirpase enteramente el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l papado romano y sus errores, eranecesario que el pueblo fuese otra vez conducido a <strong>la</strong> fuente primitiva y pura <strong>de</strong> <strong>la</strong> verdad y <strong>de</strong> <strong>la</strong>salvación. El pueblo <strong>de</strong>bía conocer por sí mismo y ver con sus propios ojos que los sacerdotes nole habían dado a beber el agua pura <strong>de</strong> <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios, sino el agua estancada <strong>de</strong> <strong>la</strong>stradiciones humanas. Era preciso que todo el pueblo pudiera tener <strong>la</strong> Biblia en su mano. Porque<strong>la</strong> Sagrada <strong>Escritura</strong> es <strong>la</strong> única reg<strong>la</strong> y norma <strong>de</strong> nuestra fe, así como <strong>la</strong> sangre y <strong>la</strong> justicia <strong>de</strong>Jesucristo son el único ornamento y vestido <strong>de</strong>l cristiano. El que aña<strong>de</strong> tradiciones humanas a <strong>la</strong>Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios, y el que mezc<strong>la</strong> <strong>la</strong> justicia completa <strong>de</strong> Dios con <strong>la</strong> justicia humana, <strong>de</strong>struye losdos pi<strong>la</strong>res fundamentales <strong>de</strong> <strong>la</strong> doctrina cristiana. Y eso precisamente es lo que hace Roma, y loque <strong>la</strong> Reforma se encargó <strong>de</strong> remediar.Es verdad que ya antes <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> Lutero había algunas traducciones <strong>de</strong> <strong>la</strong> Biblia en lenguavulgar; pero estaban tan llenas <strong>de</strong> errores, y su estilo se adaptaba tan poco al lenguaje <strong>de</strong>l pueblo,que no habían encontrado aceptación. Lutero había ya traducido algunos pasajes <strong>de</strong> <strong>la</strong> Sagrada<strong>Escritura</strong>, empezando por los siete salmos que tratan <strong>de</strong>l arrepentimiento. Sus traduccioneshabían sido leídas con interés, pero se <strong>de</strong>seaba que publicase más. Lutero conoció en esto <strong>la</strong> voz<strong>de</strong> Dios que le encargaba tal trabajo, y puso manos a <strong>la</strong> obra.ÛEste libro solo -dice- <strong>de</strong>be llenar <strong>la</strong>s manos, lenguas, ojos, oídos y corazones <strong>de</strong> todos loshombres. La Biblia sin comentarios es el sol que por sí solo da luz a todos los profesores ypastores.ÜEn el castillo <strong>de</strong> Wartburg Lutero tradujo so<strong>la</strong>mente el Nuevo Testamento, que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> suvuelta a Wittemberg corrigió con ayuda <strong>de</strong> Me<strong>la</strong>nchton, e hizo imprimir en el año 1522. En 21<strong>de</strong> Septiembre apareció <strong>la</strong> primera edición completa, tres mil ejemp<strong>la</strong>res, con el sencillo titulo <strong>de</strong>(El Nuevo Testamento) en alemán. Wittemberg. Ningún nombre <strong>de</strong> hombre se añadió. Des<strong>de</strong>aquel momento cualquier alemán podía comprar <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios por tres pesetas. El éxito <strong>de</strong>este trabajo sobrepujó todas <strong>la</strong>s esperanzas. En poco tiempo se agotó completamente <strong>la</strong> primeraedición, y fue preciso que <strong>la</strong> segunda apareciese ya en Diciembre. En el año 1533 existían yacincuenta y ocho diferentes ediciones <strong>de</strong>l Nuevo Testamento traducido por Lutero. ÛTodos losque conocían el alemán, nobles y plebeyos, los artesanos, <strong>la</strong>s mujeres, todos leían el Nuevo46


Testamento con el más ferviente <strong>de</strong>seo -dice un católico contemporáneo <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma,Cochleus-. Lo llevaban consigo a todas partes; lo aprendían <strong>de</strong> memoria; y hasta gente sin graninstrucción se atrevía, fundando en <strong>la</strong>s Sagradas <strong>Escritura</strong>s su conocimiento, a disputar acerca <strong>de</strong><strong>la</strong> fe y <strong>de</strong>l Evangelio con sacerdotes y frailes, y hasta con profesores públicos y doctores enteología.ÜNada más natural que los adversarios persiguiesen encarnizadamente esta nueva obra <strong>de</strong> Lutero,porque era <strong>la</strong> más importante <strong>de</strong> cuantas había escrito. Con el<strong>la</strong> emancipó <strong>la</strong> Reforma <strong>de</strong> <strong>la</strong>autoridad <strong>de</strong>l hombre y <strong>de</strong> sí mismo, fundándo<strong>la</strong> en los cimientos eternos <strong>de</strong> <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra divinaescrita dando a cada cristiano el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> reconocer por sí mismo los errores <strong>de</strong> Roma, yexaminar <strong>la</strong>s nuevas doctrinas <strong>de</strong> <strong>la</strong> salvación por <strong>la</strong> fe. Esta pluma que tradujo los sagradostextos era seguramente aquel<strong>la</strong> que vio el elector Fe<strong>de</strong>rico en sueños, que se extendía hasta <strong>la</strong>ssiete colinas y bacía estremecerse <strong>la</strong> corona <strong>de</strong>l Papa. El monje en su celda y el príncipe en sutrono dieron gritos <strong>de</strong> ira y <strong>de</strong> cólera; los sacerdotes ignorantes temb<strong>la</strong>ban al pensar que ahoracualquier hombre podía disputar con ellos sobre <strong>la</strong> doctrina <strong>de</strong> Jesús.Hasta el rey Enrique VIII <strong>de</strong> Ing<strong>la</strong>terra presentó una acusación contra aquel libro al ElectorFe<strong>de</strong>rico y al duque Jorge <strong>de</strong> Sajonia. Resultado <strong>de</strong> esto, Jorge mandó que todos los ejemp<strong>la</strong>res<strong>de</strong>l Nuevo Testamento fueran entregados a <strong>la</strong>s autorida<strong>de</strong>s. La Suabia, <strong>la</strong> Baviera, el Austria,todos los Estados inclinados a Roma, hacían lo mismo. En muchas partes fue quemada <strong>la</strong> Bibliaen público. Roma restableció <strong>de</strong> esta manera en el siglo XVI los crímenes paganos, porque nootra cosa había hecho los antiguos emperadores romanos con <strong>la</strong> religión cristiana. Y ¿quién nosabe que hoy día continúa aún el mismo procedimiento? Mas con todo esto no impidió losprogresos y <strong>la</strong> propagación <strong>de</strong>l Evangelio; éste reformó toda <strong>la</strong> sociedad; <strong>la</strong> cristiandad empezó aser otra; allí don<strong>de</strong> se leía <strong>la</strong> Biblia, entre <strong>la</strong>s familias, producía otras costumbres, nuevosmodales, otra conversación renovaba toda <strong>la</strong> vida. Al publicar el Nuevo Testamento, <strong>la</strong> Reformasalió <strong>de</strong> los colegios y entró en los hogares <strong>de</strong>l pueblo.Una vez impreso el Nuevo Testamento, poco a poco siguieron también los libros <strong>de</strong>l Antiguo,traduciéndolos Lutero, con ayuda <strong>de</strong> sus amigos Me<strong>la</strong>nchton, Bugenhagen y otros. En el año1534 fue impresa por segunda vez <strong>la</strong> Sagrada <strong>Escritura</strong>. ¡Mas cuánto trabajo y sudor les costó <strong>la</strong>obra! Lutero mismo dice: ÛAlgunas veces nos ha sucedido que durante quince días, y aun tres ocuatro semanas, hemos buscado una so<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra, e inquirido su verda<strong>de</strong>ro sentido, y tal vez nolo hemos encontrado. Como ahora está en alemán y en lengua fácil, cualquiera pue<strong>de</strong> leer yenten<strong>de</strong>r <strong>la</strong> Biblia, y recorrer pronto con sus ojos tres o cuatro hojas, sin apercibirse <strong>de</strong> <strong>la</strong>spiedras y tropiezos que antes había en el camino.Ü Pero también respecto a <strong>la</strong> ciencia lingüísticaesta traducción ha dado a <strong>la</strong> nación alemana un tesoro riquísimo, que el juicio <strong>de</strong> tres siglos haconsagrado.A su vez, Me<strong>la</strong>nchton publicó los Loci communes theologici, o sea principios fundamentales <strong>de</strong>teología, y dio con esto a <strong>la</strong> Europa cristiana un sistema <strong>de</strong> doctrina, cuyo fundamento era sólidoy cuya construcción asombraba. La traducción <strong>de</strong>l Nuevo Testamento justificó <strong>la</strong> Reforma anteel pueblo; <strong>la</strong> obra <strong>de</strong> Me<strong>la</strong>nchton, ante los sabios. El lenguaje <strong>de</strong> ésta, lejos <strong>de</strong>l pedantismoescolástico, era vivo, interesante y evi<strong>de</strong>nte, fundándose enteramente en <strong>la</strong> Biblia. La Iglesia nohabía visto obra igual hacía diez siglos. ÛPor cierto -dijo Calvino, cuando más tar<strong>de</strong> lo tradujo alfrancés-, <strong>la</strong> mayor sencillez es <strong>la</strong> primera ventaja para <strong>la</strong> <strong>de</strong>mostración <strong>de</strong> <strong>la</strong> doctrina cristiana.Ü47


Lutero admiró esta obra toda su vida; <strong>la</strong>s notas sueltas que él hasta entonces había hecho sonar,aquí se concertaban, formando una armonía <strong>de</strong>liciosa, Aconsejó a todos los teólogos que leyesenel Me<strong>la</strong>nchton. Muchos adversarios <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma, heridos por el lenguaje violento <strong>de</strong> Lutero,fueron atraídos por lo suave y sencillo <strong>de</strong>l estilo, y convencidos por lo lógico y c<strong>la</strong>ro <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<strong>de</strong>mostraciones. Después <strong>de</strong> <strong>la</strong> Biblia no hay otro libro que tanto haya contribuido a restablecer<strong>la</strong> doctrina <strong>de</strong>l Evangelio.***[1] Actualmente <strong>la</strong> Biblia, entera, o en parte, se encuentra traducida en más <strong>de</strong> 450 idiomas ydialectos.***LA SALIDA DE <strong>LUTERO</strong> DEL CASTILLO DE WARTBURGPero ya es tiempo que volvamos a Lutero, prisionero en el castillo <strong>de</strong> Wartburg, el cual era paraél cada día más un , que es lo que significa <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra alemana. El esperaba yve<strong>la</strong>ba allí como guardia fiel <strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesia, según nos lo testifican sus trabajos <strong>de</strong> que hemoshab<strong>la</strong>do; pero también esperaba con todo su corazón <strong>la</strong> hora <strong>de</strong> abandonar aquel<strong>la</strong> prisiónvoluntaria; y pronto <strong>de</strong>bía llegar esta hora, aunque <strong>la</strong> causa <strong>de</strong> ello no fue <strong>la</strong> más agradable.Hasta ahora el movimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma se había concretado principalmente a <strong>la</strong> modificación<strong>de</strong> <strong>la</strong> doctrina; pero no había empezado <strong>la</strong> extirpación <strong>de</strong> los abusos y gran<strong>de</strong>s errores. Masmientras Lutero estuvo oculto, otros empezaron estos ensayos <strong>de</strong> una reforma exterior. Sushermanos en <strong>la</strong> or<strong>de</strong>n, los frailes agustinos, entre los cuales los más jóvenes eran especialmenteadictos a <strong>la</strong> doctrina <strong>de</strong> Lutero, resolvieron, en una asamblea <strong>de</strong> Wittemberg, suprimir <strong>la</strong> misaprivada y abrir los conventos. Lutero a quien habían preguntado antes, les dio su parecer sinreserva. Esta cuestión le había causado a él mismo poco antes muchas inquietu<strong>de</strong>s y dudas.Estaba convencido <strong>de</strong> que los curas <strong>de</strong>bían tener libertad para casarse, porque sólo así podíanrecobrar <strong>la</strong> consi<strong>de</strong>ración y respeto en el pueblo, evitar mil tentaciones y llegar a ser verda<strong>de</strong>rospastores <strong>de</strong> su grey. El casamiento <strong>de</strong> los curas no suprimía los curatos, sino que los restablecía.Pero era diferente el caso <strong>de</strong> los frailes; cuando ellos se casaran, los conventos por fuerza <strong>de</strong>bían<strong>de</strong>saparecer. ÛLos curas -dijo Lutero- son instituidos por Dios y, por lo tanto, libres <strong>de</strong> preceptoshumanos; mas los frailes han escogido voluntariamente su estado y, por consiguiente, no pue<strong>de</strong>nlibrarse <strong>de</strong>l yugo que se han impuesto a sí mismosÜ. Así lucha en su conciencia <strong>la</strong> verdad con elerror. Por fin rendido, se puso <strong>de</strong> rodil<strong>la</strong>s, y exc<strong>la</strong>mó: ÛSeñor Jesús: instrúyenos tú y libranos portu misericordia para nuestra libertad, porque somos tu pueblo.ÜNo le faltó <strong>la</strong> contestación a su plegaria. La misma doctrina <strong>de</strong> <strong>la</strong> justificación por <strong>la</strong> fe le abrióotra vez el paso. ÛMientras que este artículo -escribe él- que<strong>de</strong> en pie, nadie se hará fácilmentefraile; todo lo que no proceda <strong>de</strong> fe es pecado. (Romanos 14, 23.) Por tanto, el voto <strong>de</strong> castidad,pobreza, obediencia y cosas por el estilo, hecho sin fe, es impío y perjudicial; tales eclesiásticos48


no valen más que <strong>la</strong>s sacerdotisas <strong>de</strong> Vesta y otras <strong>de</strong>l paganismo, que hacían su voto a fin <strong>de</strong>lograr por él justicia y bienaventuranza; lo que sólo y únicamente <strong>de</strong>bían atribuir a <strong>la</strong>misericordia <strong>de</strong> Dios, lo atribuyen a sus obras. No hay más que un solo estado eclesiástico que essagrado y santifica, a saber: el cristianismo y <strong>la</strong> fe.Ü Es notable el camino por el que Lutero llegóa este resultado; procediendo y partiendo siempre <strong>de</strong> <strong>la</strong> base y centro <strong>de</strong>l cristianismo, o sea <strong>la</strong>salvación gratuita por Jesucristo sin mérito nuestro, sabe resolver todas <strong>la</strong>s dificulta<strong>de</strong>s yproblemas.Esta lucha interior <strong>de</strong>muestra cuán lejos estaba Lutero <strong>de</strong> ser innovador, y echa por tierra losvituperios y calumnias que se le levantan en todas partes al afirmar que emprendió <strong>la</strong> Reformacon el fin <strong>de</strong> satisfacer sus apetitos o <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r casarse y abandonar su convento. Alcontrario, era aficionado al celibato por lo que respecta a su persona, y aun <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberreconocido que el celibato obligatorio se opone a <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios, él por su parte permaneciósoltero algunos años, continuó viviendo en el convento y conservó hasta el hábito <strong>de</strong> fraile. Eneste mismo espíritu, <strong>de</strong> una temp<strong>la</strong>nza <strong>de</strong>sinteresada redactó <strong>la</strong> contestación a <strong>la</strong>s preguntas <strong>de</strong>sus hermanos en <strong>la</strong> misma or<strong>de</strong>n. Se alegraba <strong>de</strong> su reciente conocimiento cristiano, pero almismo tiempo se apresuró a amonestarles con energía, poniendo como fundamento el principio<strong>de</strong> que <strong>la</strong> Reforma no <strong>de</strong>bía empezar por abrogar <strong>la</strong>s cosas exteriores, por ejemplo, <strong>la</strong> misa y <strong>la</strong>simágenes en <strong>la</strong>s iglesias y otras cosas, sino que <strong>de</strong>bía empezar con lo interior; con <strong>la</strong> conversión<strong>de</strong> los corazones por <strong>la</strong> predicación pura <strong>de</strong>l Evangelio. ÛTan pronto -dijo- como <strong>la</strong> doctrina <strong>de</strong> <strong>la</strong>justificación <strong>de</strong>l pobre pecador ante Dios por gracia, y sin mérito <strong>de</strong> <strong>la</strong>s obras, sea bien conociday verda<strong>de</strong>ramente creída, <strong>la</strong>s antiguas ceremonias y obras que son contra <strong>la</strong> <strong>Escritura</strong>, y con <strong>la</strong>sque se piensa merecer ante Dios <strong>la</strong> Justicia, caerán por si mismas.Asimismo Me<strong>la</strong>nchton, cuando le consultaron acerca <strong>de</strong> <strong>la</strong> misa, examinó <strong>la</strong> cuestión muy<strong>de</strong>tenidamente, y <strong>la</strong> respuesta que dio prueba <strong>la</strong> firme convicción que había adquirido. ÛComo elmirar a una cruz no es en sí obra buena, sino por el recuerdo <strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte <strong>de</strong> Cristo, así <strong>la</strong>participación en <strong>la</strong> Cena <strong>de</strong>l Señor no es obra meritoria, sino que es como una señal que nosrecuerda <strong>la</strong> gracia dada por Cristo. Es verdad que los símbolos inventados por hombres sólopue<strong>de</strong>n recordar lo que significan; mientras que <strong>la</strong>s señales instituidas por Dios, no sólorecuerdan una cosa, sino que prueban <strong>la</strong> voluntad <strong>de</strong> Dios en el corazón. Sin embargo, así como<strong>la</strong> mirada a <strong>la</strong> cruz no justifica ni es sacrificio por pecados, tampoco <strong>la</strong> misa ni justifica ni essacrificio; sólo hay un sacrificio, una so<strong>la</strong> satisfacción: Jesucristo mismo; fuera <strong>de</strong> él no hayjustificación.Ü En cuanto a <strong>la</strong> práctica, también aconsejaba un progreso lento y gradual para noturbar los ánimos.Pero no pensaba así Carlostadio, <strong>de</strong>l que ya hemos hab<strong>la</strong>do en <strong>la</strong> controversia <strong>de</strong> Leipzig. Este noestaba exento <strong>de</strong> cierto fanatismo; y tal vez efecto <strong>de</strong> <strong>la</strong> ambición, pensaba ponerse él mismo a <strong>la</strong>cabeza <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma. Entre el pueblo especialmente había ganado bastante partido, y cuando sesintió con bastante influencia, no so<strong>la</strong>mente dio <strong>la</strong> Santa Cena en <strong>la</strong> Capil<strong>la</strong> <strong>de</strong>l castillo <strong>de</strong>Wittemberg, en <strong>la</strong> fiesta <strong>de</strong> Navidad <strong>de</strong> 1521, con pan y vino, sin previa confesión y en lenguaalemana, sino que promovió en <strong>la</strong> calle algunos tumultos. Con el pueblo fanatizado y con losestudiantes entró en <strong>la</strong> mencionada iglesia, <strong>de</strong>struyó <strong>la</strong>s imágenes, quitó los altares e impidió alos otros sacerdotes <strong>de</strong>cir misa. El carácter <strong>de</strong> Carlostadio, que no era <strong>de</strong> los más pru<strong>de</strong>ntes fuemás excitado todavía por algunos fanáticos que vinieron a fines <strong>de</strong> 1521 <strong>de</strong> Zwickau aWittemberg, bajo el nombre <strong>de</strong> los nuevos profetas.49


El más conocido entre ellos era el que <strong>de</strong>spués fue el capitán <strong>de</strong> los campesinos rebel<strong>de</strong>s, TomásMunzer. Estos hombres profetizaban, según <strong>de</strong>cían, impulsados por el Espíritu Santo,acontecimientos maravillosos; <strong>de</strong>sechaban el bautismo <strong>de</strong> los niños, y querían una revolucióntotal y violenta <strong>de</strong> todas <strong>la</strong>s cosas y estados. Dec<strong>la</strong>raron iguales a todos los hombres; anunciaronun nuevo reino <strong>de</strong> Dios y querían suprimir dc una vez escue<strong>la</strong>s, libros, ciencias, magistrados y,en fin, todo cuanto hasta entonces había existido. El tímido y manso Me<strong>la</strong>nchton y su colegaAmsdorf no se atrevieron a oponerse formalmente a estos hombres, pensando que tal vez Diosquería obrar alguna cosa extraordinaria por ellos. Lutero, a quien se escribió acerca <strong>de</strong> estascosas, contestó a Me<strong>la</strong>nchton inmediatamente con <strong>de</strong>cisión y c<strong>la</strong>ridad; le reprendió por no haberescudriñado los espíritus, y no haber exigido <strong>de</strong> esta gente que probasen <strong>la</strong>s supuestas re<strong>la</strong>cionessuperiores por señales y pruebas que pudieran consi<strong>de</strong>rarse como divinas. Sin embargo, queríaasegurar para ellos <strong>la</strong> misma libertad que exigía para su opinión: Ûque el elector no los ponga enprisión ni manche sus manos con su sangre.Ü Sólo con <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra y el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu quisovencerlos. Lutero superó, como se ve, en cuanto a <strong>la</strong> tolerancia religiosa, a todos suscontemporáneos y hasta a algunos <strong>de</strong> sus colegas en <strong>la</strong> Reforma. Pero <strong>la</strong> inquietud y el tumultocrecían en Wittemberg <strong>de</strong> día en día, y era inminente el peligro <strong>de</strong> que aquellos fanáticosganasen allí los ánimos.El elector Fe<strong>de</strong>rico era tan bueno, que no pudo <strong>de</strong>terminarse a adoptar medidas severas. Creció elmal sin que ninguno lo impidiera. La Reforma estaba al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong>l precipicio. Este enemigo eramás peligroso que el mismo Papa y el emperador. Todos en Wittemberg c<strong>la</strong>maban por Lutero;los vecinos lo <strong>de</strong>seaban, los profesores querían recibir su consejo, los mismos profetas falsosape<strong>la</strong>ban a él. Apenas po<strong>de</strong>mos figurarnos lo que pasó en <strong>la</strong> mente dc Lutero; jamás habíasufrido tales penas. Toda <strong>la</strong> Alemania echaba <strong>la</strong> culpa a <strong>la</strong> Reforma. ¿Dón<strong>de</strong> iría a parar esto?Sólo con <strong>la</strong> oración venció estas angustias. ÛDios ha principiado <strong>la</strong> obra, Dios <strong>la</strong> consumará. Meprosterno -dice- ante su gracia, suplicándole que su nombre que<strong>de</strong> sobre su obra. Si algoinmundo se ha mezc<strong>la</strong>do, no olvidará que yo soy pecador.Ü Mas le fue imposible guardar <strong>la</strong>reserva por más tiempo.Conoció que estos tumultos pedían su presencia personal en Witteniberg, antes que sobreviniesea <strong>la</strong> obra <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma un daño irreparable, y por lo tanto, <strong>de</strong>jó el 8 <strong>de</strong> Marzo <strong>de</strong> 1522 el castillo<strong>de</strong> Wartburg, sin el conocimiento y permiso <strong>de</strong>l tímido elector, porque temía que éste, que queríatener escondido algún tiempo mas a Lutero, a causa <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stierro a que estaba con<strong>de</strong>nado, no leconsentiría <strong>la</strong> marcha. Pero Lutero sabia bien quién le protegería <strong>de</strong> todos los enemigos, y queteniendo refugio en Dios Todopo<strong>de</strong>roso, podía ir sin temor al peligro y a <strong>la</strong> tempestad. En elcamino escribió al príncipe elector una carta llena <strong>de</strong> plena confianza en Dios: ÛPor amor aVuestra Alteza he sufrido estar encerrado por todo este año; pero ahora <strong>de</strong>bo <strong>de</strong>jar aquel lugar,obligado por mi propia conciencia; porque si yo permaneciese algún tiempo más, el Evangeliosufriría y pa<strong>de</strong>cería, y el diablo se pondría en su lugar, aun cuando yo no cediese más que unpalmo. Por lo tanto, <strong>de</strong>bo marchar, aunque por nueve días no lloviese <strong>de</strong>l cielo más que duquesJorges (el duque Jorge era ahora uno <strong>de</strong> sus enemigos más po<strong>de</strong>rosos y terribles), y cada uno <strong>de</strong>ellos nueve veces más furioso que éste. Yo no quiero pedir <strong>la</strong> protección <strong>de</strong> Vuestra Alteza. Yovoy a Wittemberg con una protección mucho más alta que <strong>la</strong> <strong>de</strong>l elector. Sí, yo creo que másbien podría yo proteger a Vuestra Alteza que Vuestra Alteza a mí. Porque el que tiene mayorconfianza en Dios, será más protegido. En este asunto no <strong>de</strong>be ni pue<strong>de</strong> <strong>la</strong> espada hacer cosa50


alguna para ayudar. Dios solo <strong>de</strong>be obrar aquí sin cuidado ni asistencia <strong>de</strong> hombres. Y porqueVuestra Alteza una vez me ha preguntado sobre lo que <strong>de</strong>bía hacer en estas cosas, pensando queVuestra Alteza ha hecho <strong>de</strong>masiado poco, yo contesto con toda humildad: Vuestra Alteza hahecho <strong>de</strong>masiado y no <strong>de</strong>bió hacer nada. Dios quiere que se le <strong>de</strong>je hacer en estas cosas, yVuestra Alteza <strong>de</strong>be tener esto en cuenta. Y como yo no quiero seguir los consejos <strong>de</strong> VuestraAlteza y quedarme aquí, Vuestra Alteza queda sin responsabilidad ante Dios, y sin culpa en elcaso <strong>de</strong> que me cogiesen o matasen. Y en cuanto a los hombres, Vuestra Alteza ha <strong>de</strong> serobediente a los que Dios ha puesto sobre vos; según <strong>la</strong>s leyes <strong>de</strong>l reino, <strong>la</strong> majestad imperial ha<strong>de</strong> or<strong>de</strong>nar, y Vuestra Alteza no <strong>de</strong>be resistir ni oponerse, sí quieren atraparme o matarme.Porque esto sería rebelión contra Dios. Cristo no me ha enseñado a ser cristiano perjudicando aotros. Yo tengo que tratar con otra persona que con el duque Jorge; él me conoce a mí y yo leconozco también bastante. Si Vuestra Alteza tuviese suficiente fe, por cierto que vería <strong>la</strong> gloria<strong>de</strong> Dios. Pero como no cree nada, tampoco ha visto nada. A Dios sea gloria y a<strong>la</strong>banza y amorpor toda <strong>la</strong> eternidad. Amén.ÜApenas llegó Lutero a Wittemberg, predicó durante ocho días consecutivos contra los fanáticosque habían <strong>de</strong>struido <strong>la</strong>s imágenes y querían en sus cerebros exaltados renovar el mundo. Lagente se apiñaba para escuchar su pa<strong>la</strong>bra. Su lenguaje era sencillo, suave y po<strong>de</strong>roso; seconducía como un padre que a su vuelta pregunta a los niños por su conducta; reconoció congusto sus progresos en <strong>la</strong> fe, y continuó: ÛMas no sólo <strong>la</strong> fe hace falta, sino también el amor. Siuno lleva una espada, <strong>de</strong>be manejar<strong>la</strong> <strong>de</strong> tal modo que no haga daño a sus compañeros. Vedcómo trata <strong>la</strong> madre a su niño; primero le da leche, luego papil<strong>la</strong>. Si enseguida le diera carne,vino y comida fuerte, no le haría provecho; portémonos así nosotros con el hermano f<strong>la</strong>co. Decísque <strong>la</strong> Biblia os enseña a suprimir <strong>la</strong> misa yo digo lo mismo; mas, ¿dón<strong>de</strong> está el or<strong>de</strong>n? Lohabéis hecho alborotada y <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nadamente para escándalo <strong>de</strong>l prójimo, mientras que antes<strong>de</strong>bíais haber orado y consultado con los superiores; entonces se podía ver que era obra <strong>de</strong> Dios.Primero <strong>de</strong>bemos ganar el corazón <strong>de</strong> los hombres, esto se logra predicando el Evangelio; <strong>la</strong>semil<strong>la</strong> cae en el corazón y obra allí. Así se convence el hombre, y <strong>de</strong>ja <strong>la</strong> misa. Mañana vieneotro, y pasa lo mismo; así Dios con su Pa<strong>la</strong>bra obra más que yo y vosotros y todos juntos con <strong>la</strong>fuerza. Pablo, cuando entró en Atenas, vio muchos altares e ídolos; mas no tocó ni <strong>de</strong>strozóninguno, sino que se puso en <strong>la</strong> p<strong>la</strong>za, predicó el Evangelio y probó que aquel<strong>la</strong>s cosas eransupersticiones. Cuando <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra ganó sus corazones, los ídolos cayeron por sí mismos.ÜAsí habló Lutero el domingo; también predicó el martes; el miércoles volvió a resonar supo<strong>de</strong>rosa voz, el jueves, viernes, sábado y domingo, habló <strong>de</strong> los ayunos, <strong>de</strong> <strong>la</strong> Santa Cena, <strong>la</strong>restitución <strong>de</strong>l cáliz, <strong>la</strong> <strong>de</strong>rogación <strong>de</strong> <strong>la</strong> confesión, ora con tierno cariño, ora con santa gravedad.Atacó vivamente a los que con ligereza participaban <strong>de</strong> <strong>la</strong> Santa Cena. ÛLa participación exteriorno vale nada; sólo <strong>la</strong> interior espiritual que se verifica mediante <strong>la</strong> fe, es a saber, cuando creamosfirmemente que Cristo, Hijo <strong>de</strong> Dios, está en nuestro lugar y toma todas nuestras malda<strong>de</strong>s sobresí. Es <strong>la</strong> satisfacción eterna por nuestro pecado y <strong>la</strong> reconciliación con Dios el Padre; este pan esconsuelo <strong>de</strong> los afligidos, medicina <strong>de</strong> los enfermos, vida <strong>de</strong> moribundos, comida <strong>de</strong>hambrientos, rico tesoro <strong>de</strong> pobres.ÜLos sermones <strong>de</strong> Lutero son mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> elocuencia religiosa y popu<strong>la</strong>r. Más fácil es fanatizar yturbar <strong>la</strong> gente que apaciguar <strong>la</strong> fanatizada. Pero Lutero logró esto último. En sus sermones nopronunció pa<strong>la</strong>bra injuriosa contra los autores <strong>de</strong> los tumultos; cuanto más se atemperó a este51


modo <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>r, tanta más eficacia tenia <strong>la</strong> verdad. Ni aún en Worms se había mostrado másgran<strong>de</strong>. El que no temía el cadalso, podía amonestar que se sujetasen a <strong>la</strong> autoridad; el que<strong>de</strong>spreciaba toda persecución humana podía exigir <strong>la</strong> obediencia hacia Dios. Así era que susdiscursos, llenos <strong>de</strong> c<strong>la</strong>ridad, <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r y <strong>de</strong> mansedumbre, ayudados por <strong>la</strong> impresiónpo<strong>de</strong>rosísima <strong>de</strong> su personalidad, tuvieron el éxito más completo. Los ánimos se calmaron, <strong>la</strong>si<strong>de</strong>as confusas se ac<strong>la</strong>raron, y pronto echó fuera <strong>de</strong> <strong>la</strong>s puertas <strong>de</strong> Wittemberg a todos aquellosfanáticos con <strong>la</strong> influencia <strong>de</strong> su predicación.Así se salvó <strong>la</strong> Reforma. Una vez para siempre había <strong>de</strong>mostrado <strong>la</strong> inmensa diferencia queexiste entre reforma y revolución; entre <strong>la</strong> libertad cristiana sujeta a <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios, y el fanatismoque traspasa los límites para sujetarlo todo a su albedrío. Para todos los tiempos dio elejemplo <strong>de</strong> cómo <strong>la</strong> verdad tiene que luchar contra el error, y vencerle por su propio po<strong>de</strong>r, por <strong>la</strong>libre convicción.Terminada esta crisis, <strong>la</strong> Reforma pudo <strong>de</strong>senvolverse con más tranquilidad exterior <strong>de</strong> lo quepudo esperarse en un principio. Los edictos <strong>de</strong> Worms llegaron a ser ejecutados sólo en unapequeña parte <strong>de</strong> Alemania. El Papa León X, que había excomulgado a Lutero, murió. Elemperador Carlos V tuvo que volver a España por rebeliones que en ésta habían estal<strong>la</strong>do.A<strong>de</strong>más, penetraron los turcos en Hungría y el representante <strong>de</strong> Carlos, su hermano Fernando,trató <strong>de</strong> ganarse <strong>la</strong> buena voluntad <strong>de</strong> los Estados alemanes para que le ayudasen contra ellos,<strong>de</strong>jándoles más libertad en <strong>la</strong> cuestión religiosa, y muchísimos aprovecharon esta ocasión paraintroducir <strong>la</strong> Reforma en sus dominios. De este modo, <strong>la</strong> Reforma, que hasta <strong>la</strong> Dieta <strong>de</strong> Wormsfue obra personal, por <strong>de</strong>cirlo así, <strong>de</strong> Lutero, tomó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces carácter público y fuerepresentada por los Estados mismos. Esto era lo que Lutero <strong>de</strong>seaba, aunque no pareciesefavorable para su propia autoridad y gloria, porque tenía por lema aquel<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra célebre <strong>de</strong>Juan Bautista: ÛEl <strong>de</strong>be crecer y yo menguar.Ü***ACTIVIDAD Y TRABAJOS DE <strong>LUTERO</strong> EN LOS AÑOS SIGUIENTESHASTA LA DIETA DE AUGSBURGOEn los ocho años siguientes, es <strong>de</strong>cir, hasta <strong>la</strong> Dieta <strong>de</strong> Augsburgo, en <strong>la</strong> cual los príncipes ymunicipios favorables a <strong>la</strong> Reforma se agruparon alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> aquel<strong>la</strong> magnifica confesión <strong>de</strong> feque hizo célebre el nombre <strong>de</strong> dicha ciudad, tenemos que consi<strong>de</strong>rar <strong>la</strong> vida y actividad <strong>de</strong> Luterobajo tres aspectos: 1º. Su re<strong>la</strong>ción con los movimientos religioso-políticos, cuyo jefe fueTomás Munzer. 2º. Sus disputas con otras personas especialmente con los reformadores suizos; y3º. Su continuo trabajo en <strong>la</strong> obra <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma y en su ministerio.Episodio muy triste fue <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mada guerra <strong>de</strong> los campesinos, <strong>de</strong> <strong>la</strong> cual se ha querido culpar a <strong>la</strong>Reforma, aunque sin razón, pues ya en el año 1491 los campesinos se habían rebe<strong>la</strong>do en losPaíses Bajos; en 1503, en <strong>la</strong>s cercanías <strong>de</strong> Suiza; en 1513 y 15!4, en el Sur <strong>de</strong> Alemania, y en1515, en Carintia y Hungría. Estas rebeliones fueron originadas en su mayor parte por <strong>la</strong>sinauditas opresiones que sufrían los pobres <strong>la</strong>bradores <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los príncipes, nobles y clé-52


igos, a lo cual se unía <strong>la</strong> agitación que <strong>la</strong> Reforma había llevado a todas <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses <strong>de</strong> <strong>la</strong>sociedad. Las nuevas doctrinas <strong>de</strong> libertad que Lutero y sus amigos entendían espiritualmente,los campesinos <strong>la</strong>s tomaron en sentido político o carnal según <strong>la</strong> expresión <strong>de</strong> Lutero y los esfuerzospor reformar y renovar <strong>la</strong>s condiciones actuales, en vez <strong>de</strong> ser dirigidos por hombrespru<strong>de</strong>ntes y sabios hacia el bien, fueron dirigidos por gente apasionada y malvada <strong>de</strong> una maneraviolenta y perversa. La doctrina <strong>de</strong> Lutero sobre <strong>la</strong> libertad cristiana pareció a muchos probar el<strong>de</strong>recho <strong>de</strong> rebelión. Es verdad que Lutero ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Wartburg había enviado una ÛAmonestacióna todos los cristianos para evitar rebeliones y alborotosÜ; pero <strong>la</strong> gente estaba ya <strong>de</strong>masiadoagitada, y el escrito produjo poco efecto.Los primeros alborotos tuvieron lugar entre los al<strong>de</strong>anos suabos <strong>de</strong>l <strong>la</strong>go <strong>de</strong> Constanza en el año1524, porque el Abad <strong>de</strong> Reichenau les negó predicadores protestantes. El fuego se comunicópronto a otras partes <strong>de</strong> Suabia. Se trató <strong>de</strong> calmar los ánimos agitados, prometiendo variasConcesiones; pero algunas veces los pactos hechos no se cumplieron; los presos eran ejecutados,y con esto se atizaba más y más <strong>la</strong> l<strong>la</strong>ma <strong>de</strong> <strong>la</strong> rebelión.En el año <strong>de</strong> 1525 los al<strong>de</strong>anos se sublevaron en masa en Suabia, Alsacia, Lorena hasta Turingía,en todo el Sur y centro <strong>de</strong> Alemania, tratando <strong>de</strong> hacer valer sus <strong>de</strong>rechos, legítimos opretendidos, por <strong>la</strong> fuerza, el pil<strong>la</strong>je y <strong>la</strong> matanza. Sus pretensiones principales eran: Libreelección <strong>de</strong> los predicadores; abolición completa <strong>de</strong> <strong>la</strong> servidumbre hereditaria y <strong>de</strong>l diezmo;libre caza y pesca; disminución <strong>de</strong> los trabajos personales y <strong>de</strong> <strong>la</strong>s multas, y otras semejantes.Lutero, a quien los al<strong>de</strong>anos habían nombrado por árbitro, publicó una amonestación dirigida alos príncipes y señores, especialmente a los obcecados obispos, curas y frailes recordándoles quetoda su rabia era impotente para acabar con el Evangelio, y que <strong>la</strong> tiranía <strong>de</strong> ellos era <strong>la</strong> que habíaprovocado <strong>la</strong> revuelta. Debían mirar el suceso como castigo <strong>de</strong> Dios, y convertirse <strong>de</strong> buenavoluntad. ÛSi os <strong>de</strong>jáis aconsejar, señores les -dice-, ce<strong>de</strong>d un poquito vuestra ira, por Dios.Debíais <strong>de</strong>jar el enojo, <strong>la</strong> terquedad y <strong>la</strong> tiranía, y tratar a los <strong>la</strong>bradores con razones como aengañados.ÜCon no menor dureza habló <strong>de</strong>spués a los <strong>la</strong>bradores. ¿Sabéis -les dice- cómo he logrado yo quemi predicación haya tenido tanto más éxito, cuanto más el Papa y el diablo se han enfurecido?Nunca saqué <strong>la</strong> espada, nunca quise venganza. No hice alborotos ni revueltas; al contrario,<strong>de</strong>fendí cuanto podía el po<strong>de</strong>r y respeto a <strong>la</strong> autoridad humana, aun a <strong>la</strong> que me perseguía a mímismo y al Evangelio. Toda <strong>la</strong> causa <strong>la</strong> puse en <strong>la</strong>s manos <strong>de</strong> Dios, y me confié siempreresueltamente en su brazo. Ahora vosotros me turbáis; queréis prestar socorro al Evangelio, y nosabéis que así le perjudicáis y oprimís terriblemente. Por esto, vuelvo a <strong>de</strong>ciros, yo abandonovuestra causa, por buena y justa que sea. El cristiano no pue<strong>de</strong> consentir tales empresas, sinodisuadiros cuanto pueda, tanto <strong>de</strong> pa<strong>la</strong>bra como por escrito, mientras palpite una so<strong>la</strong> vena en sucuerpo; porque los cristianos no pelean con <strong>la</strong> espada, sino con <strong>la</strong> cruz y <strong>la</strong> paciencia, comoJesucristo, que no llevó espada sino que murió crucificado.ÜDe <strong>la</strong> misma manera, Me<strong>la</strong>nchton se <strong>de</strong>c<strong>la</strong>ró <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio contra los campesinos, aunquetambién amonestó a los príncipes y nobles Ambos reformadores <strong>de</strong>seaban un arreglo pacifico,pero no lo consiguieron; <strong>de</strong> un <strong>la</strong>do, <strong>la</strong> autoridad no procedía con sinceridad, y <strong>de</strong> otro, loscampesinos se enfurecían más y más en su fanatismo. El más ilustrado, pero a <strong>la</strong> vez más furioso53


<strong>de</strong> todos ellos, era Tomás Münzer. Antes había estado en Wittemberg, y reprendido severamentepor Lutero, le aborrecía <strong>de</strong> corazón. Hecho más tar<strong>de</strong> predicador en el pueblo <strong>de</strong> Turingia, segloriaba <strong>de</strong> tener el Espíritu Santo, y <strong>de</strong> haber recibido mandato divino <strong>de</strong> predicar por todo elmundo. Combatía a un tiempo al Papa y a Lutero. Expulsado <strong>de</strong> allí por su insensata agitación, sefue a Mühihausen, y encendió <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí <strong>la</strong> revolución en toda <strong>la</strong> Turingia.Conmovido por <strong>la</strong>s cruelda<strong>de</strong>s cometidas por los revoltosos, <strong>la</strong>nzó Lutero otro folleto contra loscampesinos Ûsalteadores y asesinos» aconsejando a los príncipes que los matasen como a perrosrabiosos. Estos no aguardaron más, y el 15 <strong>de</strong> Mayo <strong>de</strong> 1525 los príncipes <strong>de</strong> Sajonia, elLandgrave <strong>de</strong> Hesse y el duque Enrique <strong>de</strong> Brünswik, batieron a Münzer y su bando <strong>de</strong> unos8.000 hombres, y le <strong>de</strong>rrotaron enteramente. Münzer fue cogido y ejecutado junto con suayudante. Y como ésta, así <strong>la</strong>s <strong>de</strong>más revueltas fueron ahogadas en sangre. Lutero y sus amigoshabían manifestado muy c<strong>la</strong>ramente que no tenían ninguna comunión interior ni exterior con losrebel<strong>de</strong>s.Mientras Lutero luchaba así en <strong>la</strong> política, no tuvo tampoco punto <strong>de</strong> reposo en <strong>la</strong> controversiadoctrinal. Nuevos adversarios le salieron al encuentro. El ataque <strong>de</strong>l Papa y sus secuaces no leextrañó; pero no había esperado nunca tener que habérse<strong>la</strong>s con un rey.Enrique VIII <strong>de</strong> Ing<strong>la</strong>terra, habiendo compi<strong>la</strong>do <strong>de</strong> libros viejos uno nuevo, ofreció al mundo <strong>la</strong>Defensa <strong>de</strong> los siete sacramentos contra Martín Lutero, por Enrique VIII, rey invencible <strong>de</strong>Ing<strong>la</strong>terra y Francia, Señor <strong>de</strong> Ir<strong>la</strong>nda.P<strong>la</strong>gados <strong>de</strong> errores e invectivas contra Lutero, hab<strong>la</strong>ba <strong>de</strong> un modo tan insolente, que <strong>de</strong>bíareplicársele, y Lutero lo hizo con un escrito tan enérgico que asustó a los mismos amigos <strong>de</strong>Lutero.Aniqui<strong>la</strong> una afirmación tras otra, y combate <strong>la</strong>s opiniones <strong>de</strong> los padres y doctores <strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesiacon invencibles textos <strong>de</strong> <strong>la</strong> Biblia. Verdad es que <strong>la</strong> vehemencia e invectivas con que Luterocontesta a <strong>la</strong>s <strong>de</strong>l rey, no concuerdan con el espíritu manso <strong>de</strong> Jesucristo, pero Lutero era hombrey tenía sus <strong>de</strong>fectos. Mas todo el mundo comprendió que el rey no tanto intentaba <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r elcatolicismo, como adquirir <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l Papa el titulo <strong>de</strong> Defensor fi<strong>de</strong>i como los reyes <strong>de</strong>Francia y España. Esto lo consiguió, pero no ganó <strong>la</strong> victoria contra Lutero, pues se vioprecisado a retirarse <strong>de</strong> <strong>la</strong> arena.Pocos años <strong>de</strong>spués, habiendo asegurado a Lutero el rey <strong>de</strong> Dinamarca que Enrique se habíaconvertido, y que no faltaba sino dirigirse benignamente a él para hacerle amigo <strong>de</strong>l Evangelio,Lutero le escribió una carta, <strong>de</strong>c<strong>la</strong>rando que, a <strong>la</strong> verdad, no podía ni quería conce<strong>de</strong>r nada encuanto a <strong>la</strong> doctrina, pero le pedía perdón con noble humildad y respeto por algunas expresiones<strong>de</strong>masiado fuertes y ofensivas que había usado. Mas sólo obtuvo <strong>de</strong> Enrique por contestaciónotro libelo más infamatorio y <strong>de</strong>nigrante.Lo notable es, que aquel <strong>de</strong>fensor <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe católica romana rompió más tar<strong>de</strong> enteramente con elPapa y le atacó como lo había hecho antes con Lutero. El fue el que libertó, aunque no pormotivos nobles y puros, a Ing<strong>la</strong>terra <strong>de</strong>l dominio <strong>de</strong>l Papa.54


Con motivo <strong>de</strong> esta controversia, dio Lutero contra otro hombre, el célebre Erasmo (nacido enRotterdam en 1463 y fallecido en Basilea en 1536), el más famoso literato <strong>de</strong> aquellos tiempos.Hasta entonces no se había <strong>de</strong>cidido ni en pro ni en contra <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma. Estimaba mucho aLutero por sus conocimientos y franqueza; se alegraba <strong>de</strong>l progreso que hacían <strong>la</strong>s letras comoconsecuencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma. Tampoco quería <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r al papismo con sus abusos, vicios ysupersticiones. Mas siendo racionalista en el fondo, no comprendió <strong>la</strong> fuerza, <strong>de</strong>cisión eintransigencia con que Lutero y sus amigos combatían todo el sistema romano; pues variasdoctrinas, por ejemplo, <strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong>s buenas obras y <strong>de</strong>l mérito <strong>de</strong>l hombre, le parecían muyconvenientes y más razonable que <strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> justificación por gracia. Lo que él prefería era Ûeltermino medioÜ, ignorando que no lo hay entre <strong>la</strong> verdad y el error: anhe<strong>la</strong>ba una reforma, sí,mas sólo <strong>de</strong> los abusos y doctrinas supersticiosas, <strong>de</strong>jando el fondo integro e intacto; olvidandoaquel<strong>la</strong> máxima: el árbol malo no pue<strong>de</strong> llevar frutos buenos.Era el tipo <strong>de</strong> los que abundaban entonces como abundan hoy día: enemigos <strong>de</strong>l papismo, mas noamigos <strong>de</strong>l Evangelio; quieren <strong>de</strong>struir el edificio <strong>de</strong> <strong>la</strong> superstición; mas no tienen con quésuplirlo, a no ser con una filosofía árida, <strong>de</strong>leznable y seca que no da consuelo al corazón niseguridad a <strong>la</strong> conciencia, que jamás ha logrado victorias dura<strong>de</strong>ras contra el Romanismo, nicontra ninguna superstición.Así sucedió que <strong>la</strong> Reforma, cuanto más a<strong>de</strong><strong>la</strong>ntaba y adquiría forma más concreta, tanto menosaceptable parecía a Erasmo; mas con todo, no tenía ganas <strong>de</strong> meterse en estas disputasteológicas, como solía l<strong>la</strong>mar<strong>la</strong>s; y por otra parte, temía el genio <strong>de</strong> Lutero. Pero estrechamenteligado Erasmo con Enrique VIII, se sintió igualmente atacado por Lutero en <strong>la</strong> persona <strong>de</strong> suamigo; y a pesar <strong>de</strong> que Lutero, no queriendo batirse con este literato, a quien estimaba mucho,le había rogado que no tomase parte activa en <strong>la</strong> controversia, se resolvió el célebre Erasmo,azuzado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego por los papistas <strong>de</strong> todas partes, a <strong>la</strong>nzarse contra el Reformador. El tema <strong>de</strong>su escrito caracteriza al hombre: El libre albedrío; trata <strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar que el hombre por voluntady <strong>de</strong>terminación propia es capaz <strong>de</strong> hacer bien; y aun cuando no pue<strong>de</strong> prescindir en absoluto <strong>de</strong><strong>la</strong> ayuda divina, tampoco está tan privado <strong>de</strong> todo mérito que <strong>la</strong> justificación se verifique porpura gracia. Conce<strong>de</strong> en parte <strong>la</strong> cooperación <strong>de</strong> <strong>la</strong> gracia; mas tien<strong>de</strong> a cercenar todo lo posibleesa influencia, para enaltecer <strong>la</strong> energía y obra.Lutero contestó con su discurso <strong>de</strong> El albedrío esc<strong>la</strong>vo, en el que probaba que no existía esepretendido libre albedrío. El hombre original había tenido <strong>la</strong> voluntad libre para el bien, y nacidootra vez y santificado por el Espíritu Santo, volvía a tener<strong>la</strong>; mas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> caída <strong>de</strong> Adán elhombre natural era esc<strong>la</strong>vo <strong>de</strong>l pecado; y cualquiera que creyese po<strong>de</strong>r hacer lo más mínimo parasu salvación por sí mismo, y confiase, no en <strong>la</strong> gracia <strong>de</strong> Dios, sino en sí mismo, no podíaalcanzar <strong>la</strong> salvación; pues el hombre es justificado ante Dios sólo por <strong>la</strong> fe. Erasmo prolongó <strong>la</strong>controversia con dos tratados más, pero sin éxito.Mucho más importante que <strong>la</strong>s mencionadas controversias fue <strong>la</strong> sostenida sobre <strong>la</strong> Santa Cena.Lutero ya antes había tenido gran<strong>de</strong>s dudas acerca <strong>de</strong> <strong>la</strong> doctrina <strong>de</strong> <strong>la</strong> transubstanciación <strong>de</strong> <strong>la</strong>Santa Cena. Sabido es que <strong>la</strong> Iglesia romana preten<strong>de</strong> que el pan y el vino se convierten real yesencialmente en cuerpo y sangre <strong>de</strong> Jesucristo por <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong> <strong>la</strong> institución pronunciadaspor el sacerdote sobre los elementos, quedando sólo <strong>la</strong> forma, los acci<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l pan y el vino, es55


<strong>de</strong>cir, lo que entra por <strong>la</strong>s sentidos pero <strong>de</strong> ninguna manera el pan y vino mismo. Consecuenciaforzosa <strong>de</strong> esto era que siendo el Sacramento material y esencialmente cuerpo y sangre <strong>de</strong> Cristo,<strong>de</strong>bía adorársele. También que bastaba dar a los legos comulgantes sólo una especie <strong>de</strong>lSacramento, el pan; puesto que en el cuerpo está ya contenida <strong>la</strong> sangre. Sólo los sacerdotes<strong>de</strong>ben recibir también <strong>la</strong> otra especie, el cáliz. Mas <strong>la</strong> supresión <strong>de</strong>l cáliz pugna manifiestamentecon <strong>la</strong> institución <strong>de</strong> Cristo cuando dijo expresamente: Bebed <strong>de</strong> él todos (Mateo 26, 27); y esinjusto otorgar a los sacerdotes como privilegio el cáliz <strong>de</strong> que se priva a los legos. El apóstolSan Pablo nada sabía <strong>de</strong> tal privilegio (véase 1ª Corintios 11, 25-29). A<strong>de</strong>más, el dogma <strong>de</strong> <strong>la</strong>transubstanciación se promulgó en <strong>la</strong> Iglesia romana, muy tar<strong>de</strong>, en el año 1215.Lutero, pues, <strong>de</strong>sechó esta doctrina contraria a <strong>la</strong> <strong>Escritura</strong>, y afirmó únicamente <strong>la</strong> presenciareal, pero espiritualmente, <strong>de</strong>l cuerpo y sangre <strong>de</strong> Cristo bajo y con el pan y vino. Pero su colegaCarlostadio fue más a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte; interpretó <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong> <strong>la</strong> institución Ûeste es mi cuerpo,etcéteraÜ, diciendo que al pronunciar<strong>la</strong>s Jesucristo, <strong>la</strong>s refería hacia su cuerpo, anunciando a losdiscípulos, que lo había <strong>de</strong> sacrificar por ellos, y enseñándoles que habían <strong>de</strong> recordar esto en loveni<strong>de</strong>ro, cuando juntos partiesen el pan. Tal era <strong>la</strong> interpretación <strong>de</strong> Carlostadio, que éstedivulgó y predicó, acompañando sus predicaciones con expresiones algo apasionadas en contra<strong>de</strong> Lutero. Algunos discípulos <strong>de</strong> éste <strong>la</strong> aceptaron y <strong>la</strong> <strong>de</strong>senvolvieron, con especialidad losteólogos Bútzer y Capiton, quedando, sin embargo <strong>de</strong> esto, amigos y veneradores <strong>de</strong> Lutero.También se puso por este tiempo en contradicción con Lutero, en cuanto a esa doctrina, elteólogo Ulrico Zuinglio, <strong>de</strong> Zurich, que había comenzado <strong>la</strong> Reforma en <strong>la</strong> Suiza al mismotiempo que Lutero en Alemania.Des<strong>de</strong> el año 1527 venia <strong>de</strong>c<strong>la</strong>rando en sus obras que Jesucristo, según San Juan, cap. 6, exigetan so<strong>la</strong>mente que su carne se tome espiritualmente como verda<strong>de</strong>ro alimento <strong>de</strong>l alma; es <strong>de</strong>cir,con <strong>la</strong> fe viva <strong>de</strong> que había entregado su cuerpo y sangre a <strong>la</strong> muerte para <strong>la</strong> vida <strong>de</strong>l mundo;<strong>de</strong>c<strong>la</strong>rando, por lo tanto, inútil el comer materialmente su carne como los judíos lo habíanentendido. Si a esa comida espiritual, añadía, se juntan <strong>la</strong>s señales <strong>de</strong> recuerdo, esto es, el panque representa su cuerpo <strong>de</strong>strozado, y el vino que recuerda el <strong>de</strong>rramamiento <strong>de</strong> su sangre,entonces se tomaba sacramentalmente el cuerpo y sangre <strong>de</strong> Jesucristo, en lo cual consistía locaracterístico <strong>de</strong> <strong>la</strong> Santa Cena. Las pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong> <strong>la</strong> institución ÛTomad, comed, esto es mi cuerpoÜ,según Zuinglio, significan: ÛEsto simboliza o significa mi cuerpo.ÜContra esa doctrina se levantó entonces Juan Bugenhagen, amigo y colega <strong>de</strong> Lutero,<strong>de</strong>fendiendo <strong>la</strong> verda<strong>de</strong>ra presencia <strong>de</strong>l cuerpo espiritual <strong>de</strong> Cristo en <strong>la</strong> Santa Cena; al mismotiempo que Zuinglio halló un compañero <strong>de</strong> su parecer en Oeco<strong>la</strong>mpadio <strong>de</strong> Basilea. Con estemotivo Lutero mismo intervino en <strong>la</strong> disputa.Para compren<strong>de</strong>r estas disensiones, que trajeron tan tristes consecuencias para <strong>la</strong> Reforma,preciso es tener bien en cuenta lo dificilísimo <strong>de</strong> <strong>la</strong> materia. La Biblia nos dice bien poco paraac<strong>la</strong>rar el misterio que está contenido en <strong>la</strong> Santa Cena. Des<strong>de</strong> luego se entien<strong>de</strong> que el sentido<strong>de</strong> <strong>la</strong> Biblia es que el cristiano celebra una verda<strong>de</strong>ra y real comunión con Cristo glorificado, pormedio <strong>de</strong> los elementos materiales. Mas sobre el modo en que se verifica esta unión, nos daescasas referencias. Lo cierto es que hay que evitar dos extremos: primero, el traer todo elmisterio al terreno material y físico, tal como lo compren<strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesia Romana, <strong>la</strong> que con su56


dogma <strong>de</strong> <strong>la</strong> transubstanciación lleva a <strong>la</strong> ido<strong>la</strong>tría y a un Dios material y carnal; el otro extremosería quitar todo el valor a los elementos, o sea a <strong>la</strong> forma e institución exterior, interpretando <strong>la</strong>comunión con Cristo que en el<strong>la</strong> disfruta el cristiano <strong>de</strong> un modo tan vago, que allí no se vea másque lo que el cristiano pue<strong>de</strong> y <strong>de</strong>be tener en todas partes y épocas a saber: Û<strong>la</strong> comunión conCristo por <strong>la</strong> feÜ. Es evi<strong>de</strong>nte que con esta interpretación el sacramento pier<strong>de</strong> todo su valor ydignidad: y así lo comprendieron aquellos fanáticos y falsos profetas antes mencionados, queLutero combatió al volver <strong>de</strong> Wartburg.Los reformadores todos, fuerza es <strong>de</strong>cirlo, reconociendo que ambos extremos eran erróneos, loscombatieron y trataron <strong>de</strong> excluirlos en sus <strong>de</strong>finiciones respectivas. Mas Lutero, impresionadofuertemente por los recientes combates con aquellos fanáticos, y presintiendo los graves peligrosque aquel espiritualismo traería a <strong>la</strong> Iglesia, se esforzó en combatirlo, <strong>de</strong>finiendo <strong>la</strong> presenciaespiritual <strong>de</strong> Cristo en <strong>la</strong> Santa Cena <strong>de</strong> <strong>la</strong> manera más positiva que era posible. Al contrario,Carlostadio, Zuinglio y sus amigos temiendo que se retrocediera a <strong>la</strong> ido<strong>la</strong>tría romana,procuraron apartar <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>finiciones respectivas todo cuanto pudiera dar pie a una inteligenciamaterial. Partiendo así unos y otros <strong>de</strong> un mismo fundamento, pero con puntos <strong>de</strong> vistadivergentes, llegaron también a <strong>de</strong>finiciones distintas. Esto no tiene nada <strong>de</strong> extraño si seconsi<strong>de</strong>ra lo misterioso, difícil e intrincado <strong>de</strong> <strong>la</strong> materia y <strong>la</strong> limitación <strong>de</strong>l entendimientohumano. Ni tampoco tal diferencia <strong>de</strong> pareceres hubiera sido en si misma perjudicial, puesto queel recibir <strong>la</strong> bendición y gracia <strong>de</strong>l sacramento no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> mucha o poca inteligencia <strong>de</strong>lmisterio, sino únicamente <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe con que se toma. Mas por <strong>de</strong>sgracia sucedió aquí lo que tantasveces hay que <strong>de</strong>plorar entre cristianos: <strong>la</strong> pasión se mezcló en <strong>la</strong> controversia, y agravó <strong>la</strong>disensión; se <strong>la</strong>nzaron folletos <strong>de</strong> ambas partes con encarnizamiento poco cristiano. Por fin sepropuso celebrar una controversia, que pusiese fin a <strong>la</strong> diversidad <strong>de</strong> pareceres, esc<strong>la</strong>reciendoperfectamente el asunto. El con<strong>de</strong> Felipe <strong>de</strong> Hesse, reconociendo <strong>la</strong> gran importancia <strong>de</strong> <strong>la</strong>acción unida y fraternal <strong>de</strong> todos los reformadores <strong>de</strong> <strong>la</strong> Sajonia y <strong>de</strong> <strong>la</strong> Suiza, convocó en 1529 aambas partes en Marburg para que viniesen a un acuerdo, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> discutirloconcienzudamente.Felipe había dispuesto que primero disputasen Lutero y Oeco<strong>la</strong>mpadio, y <strong>de</strong>spués Zuinglio conMe<strong>la</strong>nchton separadamente, porque temía que si los dos espíritus vehementes, Lutero y Zuinglio,luchaban frente a frente, frustrarían toda inteligencia. Después se tuvo <strong>la</strong> disputa pública por tresdías enteros, asistiendo a el<strong>la</strong> el con<strong>de</strong> Felipe, el duque Ulrico <strong>de</strong> Wittemberg y sus consejeros,con muchos otros doctores y catedráticos. Todos los argumentos en pro y en contra, empleadosya en los folletos, se reprodujeron <strong>de</strong> nuevo. Resultado <strong>de</strong> esto: los reformadores redactaroncatorce artículos, firmándose trece <strong>de</strong> éstos con completa conformidad <strong>de</strong> ambas partes sobre <strong>la</strong>s<strong>de</strong>más doctrinas <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe. Al artículo catorce, sobre <strong>la</strong> Santa Cena, añadieron: ÛNo habiendollegado a un acuerdo sobre si el verda<strong>de</strong>ro cuerpo y sangre <strong>de</strong> Jesucristo está contenido en el pany vino; sin embargo, los unos <strong>de</strong>ben mirar y tratar a los otros con amor cristiano, en cuanto <strong>la</strong>conciencia <strong>de</strong> cada uno lo permita; y ambas partes suplicar a Dios asiduamente que El mismo porsu Espíritu Santo nos confirme en <strong>la</strong> recta inteligencia <strong>de</strong> tales pa<strong>la</strong>bras. Amén.Ü¡Ojalá que se hubiese puesto en práctica este convenio! Reinando el amor fraternal y sosteniendocon fuerzas comunes y unidas los trece artículos convenidos, o sea el resumen <strong>de</strong> <strong>la</strong> doctrinaevangélica, ciertamente el <strong>de</strong>cimocuarto no <strong>de</strong>bía haber producido escisión. Pero, por <strong>de</strong>sgracia,este convenio no fue sino una paz aparente. En <strong>la</strong> confesión <strong>de</strong> Augsburgo y otras, <strong>la</strong> doctrina <strong>de</strong>57


Lutero acerca <strong>de</strong> <strong>la</strong> Santa Cena se pronunció c<strong>la</strong>ra y explícitamente, mientras que los reformadosen <strong>la</strong> confesión Helvética y otras, proc<strong>la</strong>maron <strong>la</strong> presencia so<strong>la</strong>mente espiritual <strong>de</strong> Cristo,estando y permaneciendo su cuerpo en los cielos, <strong>de</strong> modo que <strong>la</strong> Santa Cena era sólo unaconmemoración <strong>de</strong> su muerte. Más tar<strong>de</strong> <strong>la</strong> lucha se hizo más y más encarnizada, hasta<strong>de</strong>c<strong>la</strong>rarse una ruptura entre luteranos y reformados, que ha sido una gran rémora para losprogresos <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma en muchos países.Por lo <strong>de</strong>más, no es difícil hal<strong>la</strong>r excusas en pro <strong>de</strong> Lutero y <strong>de</strong>más reformadores. Altamenteagitados todos en su interior por <strong>la</strong> lucha terrible que, siendo tan pocos, pero obe<strong>de</strong>ciendo a <strong>la</strong>voz <strong>de</strong> su conciencia, sostenían ya por tantos años contra el mundo entero, no es <strong>de</strong> maravil<strong>la</strong>rque en el ardor y encarnizamiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> pelea se equivocaran en algún caso, tomando opinionessecundarias por dogmas principales. Mas una vez imbuidos en este concepto erróneo, les honraaltamente <strong>la</strong> inquebrantable rectitud y rectitud y religiosidad con que <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>n su convicción sinmirar en nada a <strong>la</strong>s conveniencias políticas. Era evi<strong>de</strong>nte, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, que nada podía perjudicartanto a <strong>la</strong> obra <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma como esta discordia entre sus iniciadores, enfrente <strong>de</strong>l formidable yuniforme po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l papado. La conveniencia política aconsejaba disimu<strong>la</strong>r <strong>la</strong> divergencia a todacosta; mas <strong>la</strong> conciencia no les permitió ocultar<strong>la</strong>.Meditando luego sobre <strong>la</strong>s razones por <strong>la</strong>s que permitió Dios que estal<strong>la</strong>se esta lucha entrehermanos en <strong>la</strong> fe igualmente <strong>de</strong>fensores <strong>de</strong> <strong>la</strong> verdad evangélica, una al menos hal<strong>la</strong>mos muyevi<strong>de</strong>nte y palpable. Dios quería <strong>de</strong>mostrar a todo el mundo que <strong>la</strong> causa era suya y no <strong>de</strong> loshombres, para que él solo fuese glorificado. A ser obra <strong>de</strong> hombres, tamaño error, como era esalucha incomprensible entre luteranos y reformados, <strong>de</strong>bía darle el golpe <strong>de</strong> gracia y arruinar<strong>la</strong>completamente. Mas <strong>la</strong> causa <strong>de</strong> Dios está por encima aun <strong>de</strong> <strong>la</strong>s faltas <strong>de</strong> sus mismos <strong>de</strong>fensores.Así es que aquellos errores hacen resaltar <strong>la</strong> omnipotencia <strong>de</strong> Dios. Y otra segundaenseñanza no menos importante se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>, a saber: que estos sucesos <strong>de</strong> tan triste recuerdonos hacen enten<strong>de</strong>r y aten<strong>de</strong>r al único medio que liga <strong>la</strong> libertad con <strong>la</strong> unidad evangélica, cuales, como lo explica San Pablo: ÛSed asiduos en conservar <strong>la</strong> unidad <strong>de</strong> espíritu por el vinculo <strong>de</strong>amor.ÜFelizmente, el mismo país don<strong>de</strong> estalló <strong>la</strong> guerra, a saber, <strong>la</strong> Alemania, ha sido el primero enrestablecer <strong>la</strong> paz: en el año 1817, con motivo <strong>de</strong> <strong>la</strong> celebración <strong>de</strong>l tercer centenario <strong>de</strong> <strong>la</strong>Reforma, el piadoso rey <strong>de</strong> Prusia, Fe<strong>de</strong>rico Guillermo III, emprendió <strong>la</strong> tarea <strong>de</strong> reanudar <strong>de</strong>nuevo el <strong>la</strong>zo <strong>de</strong>l amor y comunión cristiana entre ambas iglesias, uniéndo<strong>la</strong>s en una ÛIglesiaevangélicaÜ y su empresa ya ha traído consigo por <strong>la</strong> gracia <strong>de</strong> Dios gran bendición.Por lo <strong>de</strong>más, Lutero mismo, a pesar <strong>de</strong> insistir sin vaci<strong>la</strong>r en sus opiniones, siempre permaneciómuy mo<strong>de</strong>sto en cuanto a sí mismo; lejos <strong>de</strong> querer establecer él una nueva Iglesia y darle sunombre, escribió un día: ÛNo <strong>de</strong>bes l<strong>la</strong>marte luterano: ¿qué es Lutero?, ni es <strong>la</strong> doctrina mía;ruego que se calle mi nombre, y no se l<strong>la</strong>men luteranos, sino cristianos. Extirpemos losape<strong>la</strong>tivos <strong>de</strong> partido; l<strong>la</strong>mémonos cristianos, pues que profesamos <strong>la</strong> doctrina <strong>de</strong> Cristo. Ni soyni quiero ser maestro <strong>de</strong> nadie. Hasta aquí hemos visto a Lutero ocupado mayormente en <strong>la</strong>sluchas <strong>de</strong> afuera. No por esto <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> dirigir siempre su atención hacia a<strong>de</strong>ntro. No quería sólo<strong>de</strong>rribar, sino más bien edificar; y así nunca <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> trabajar para <strong>la</strong> consolidación interior <strong>de</strong> <strong>la</strong>Reforma. Sin <strong>de</strong>sfallecer se ocupó en este tiempo, como ya hemos dicho, en <strong>la</strong> traducción <strong>de</strong> <strong>la</strong>Biblia. Escribió a<strong>de</strong>más varios tratados, a fin <strong>de</strong> instruir al pueblo sobre los errores <strong>de</strong>l papado ysobre <strong>la</strong> pura doctrina evangélica. En el 1527 dio al pueblo alemán el primer himnario,58


titulándolo Primera colección <strong>de</strong> canciones espirituales y salmos. La mayor parte <strong>de</strong> estoshimnos son aún hoy día muy conocidos y amados en Alemania; muchos <strong>de</strong> ellos han sidotraducidos a otras lenguas.También tenía un vivo interés por establecer escue<strong>la</strong>s cristianas <strong>de</strong> todas c<strong>la</strong>ses, convencido <strong>de</strong>que el Evangelio no podía hacer mucho progreso en <strong>la</strong> nación, a no ser instruida sencil<strong>la</strong> yrectamente en él <strong>la</strong> juventud; pero en esto tuvo muchas y muy gran<strong>de</strong>s dificulta<strong>de</strong>s con queluchar: Se quejaba amargamente <strong>de</strong> que, habiendo emprendido los príncipes y ayuntamientos <strong>de</strong>tan buena voluntad <strong>la</strong> secu<strong>la</strong>rización o <strong>de</strong>samortización <strong>de</strong> los bienes eclesiásticos, nada seaplicase para <strong>la</strong>s escue<strong>la</strong>s. En su discurso A los alcal<strong>de</strong>s y consejeros <strong>de</strong> todas <strong>la</strong>s ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>Alemania para que estableciesen y sostuviesen escue<strong>la</strong>s cristianas,, dice, entre otras cosas:ÛGastándose cada año tanto dinero en puentes, carreteras, caminos, diques, etc., ¿por qué no segasta en favor <strong>de</strong> <strong>la</strong> juventud pobre y necesitada lo que sea necesario para darle buenosprofesores? Es cuestión <strong>de</strong> mucha importancia para Cristo y todo el mundo, el prestar consejo einstrucción a los jóvenes, puesto que con ello todos reciben socorro..ÜSobre todo esto Lutero pensó en establecer un nuevo or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> cosas eclesiásticas. El 5 <strong>de</strong> mayo<strong>de</strong> 1525 el príncipe elector Fe<strong>de</strong>rico el Sabio falleció, sucediéndole su hermano Juan, l<strong>la</strong>mado elConstante, el cual tomó parte activa en <strong>la</strong> Reforma, mientras que Fe<strong>de</strong>rico sólo había <strong>de</strong>jadoobrar a Lutero y a sus amigos. Ya en ese mismo año <strong>de</strong> 1525 mandó este príncipe que todos lospredicadores introdujesen en el culto <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mada Ûmisa alemanaÜ, redactada por Lutero. Esverdad que Lutero conservaba en el<strong>la</strong> mucho <strong>de</strong> <strong>la</strong> anterior; pero abrogaba enteramente elsacrificio <strong>de</strong> <strong>la</strong> misma, y el uso <strong>de</strong> <strong>la</strong> lengua <strong>la</strong>tina; y acentuaba como lo más importante <strong>la</strong>predicación <strong>de</strong>l Evangelio. A<strong>de</strong>más, or<strong>de</strong>nó que se predicase exclusivamente <strong>la</strong> pura Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong>Dios, para lo cual se dio a luz un sermonario redactado por Lutero, que sirviese <strong>de</strong> guía a losmenos instruidos. Después <strong>de</strong> esto pidió el elector a Lutero y Me<strong>la</strong>nchton su parecer acerca <strong>de</strong> <strong>la</strong>constitución <strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesia e institución <strong>de</strong>l culto y colocación <strong>de</strong> los predicadores. Hizo publicarestos principios fundamentales por <strong>de</strong>legados, legos y eclesiásticos: en 1527 removió los malospredicadores y los sustituyó por otros mejores. Esto se verificó con motivo <strong>de</strong> una visitaeclesiástica hecha <strong>de</strong>l 1527 al 1529, que por primera vez estableció or<strong>de</strong>n y uniformidad en <strong>la</strong>scongregaciones <strong>de</strong> Sajonia. Después se proc<strong>la</strong>mó <strong>la</strong> nueva constitución eclesiástica según <strong>la</strong> cual<strong>la</strong> Iglesia no se consi<strong>de</strong>ra como un cuerpo enteramente separado <strong>de</strong>l Estado, gobernado por unajerarquía que tiene por jefe supremo al Papa, sino más bien como un conjunto <strong>de</strong> congregacionescreyentes que tienen <strong>la</strong> misma confesión, y son protegidas y no inspeccionadas, en cuanto a loexterior, por el Gobierno <strong>de</strong>l Estado, <strong>de</strong> tal manera, que éste ejerce sus <strong>de</strong>rechos sobre <strong>la</strong> Iglesiapor medio <strong>de</strong> <strong>la</strong>s personas nombradas por el<strong>la</strong> misma, que son los superinten<strong>de</strong>ntes, y <strong>de</strong>spuéslos consistorios. Pero <strong>la</strong> época en que se estableció esta nueva constitución <strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesia era tanagitada, que no se explicaron ni <strong>de</strong>terminaron c<strong>la</strong>ramente algunos <strong>de</strong> sus principios,especialmente sus re<strong>la</strong>ciones con el Supremo Gobierno <strong>de</strong>l Estado; así resultó cierta confusión<strong>de</strong>l régimen eclesiástico con el político <strong>de</strong>l país, que muchas veces ha perjudicado a <strong>la</strong> libertad ein<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesia.Con estas nuevas instituciones se llevó a cabo el establecimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma en <strong>la</strong> Sajonia,Hesse, Anhalt, Luneburgo y muchas ciuda<strong>de</strong>s libres; <strong>la</strong> Prusia, Dinamarca, Suecia, Noruega, casitodo el norte <strong>de</strong> Alemania y <strong>de</strong> Europa.59


Esta nueva constitución y el establecimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong>s escue<strong>la</strong>s, movió a Lutero, en el año 1528, aescribir su catecismo gran<strong>de</strong>, y en 1525, su catecismo pequeño. No se pue<strong>de</strong> calcu<strong>la</strong>r <strong>la</strong>sbendiciones que han traído Consigo estas obras inmortales: estos catecismos existen hoy día,traducidos en treinta y tantos idiomas. El elector Fe<strong>de</strong>rico II quiso que se le enterrase con elcatecismo en <strong>la</strong> mano.En el preámbulo, Lutero nos da un magnífico mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong>l método sencillo <strong>de</strong> instrucción quequiere sea empleado. Dice: ÛTodas <strong>la</strong>s preguntas <strong>de</strong>ben referirse en último término a dos puntos:fe y caridad. La parte <strong>de</strong> fe se subdivi<strong>de</strong> en otras dos: en <strong>la</strong> primera se <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong> aquel artículo,que todos estamos corrompidos y con<strong>de</strong>nados por el pecado <strong>de</strong> AdánÜ; en <strong>la</strong> segunda, Ûquesomos librados por Cristo Jesús <strong>de</strong> todo pecado y <strong>de</strong> <strong>la</strong> con<strong>de</strong>nación eterna.Ü igualmente, <strong>la</strong> parte<strong>de</strong> <strong>la</strong> caridad se subdivi<strong>de</strong> en dos, a saber: <strong>la</strong> primera expone el mandato «<strong>de</strong> que <strong>de</strong>bemos serviry hacer bien a cualquiera corno Jesús nos lo hizo a nosotrosÜ; <strong>la</strong> segunda, Ûque tenemos quesufrir y pa<strong>de</strong>cer cualesquiera males <strong>de</strong> buena voluntad.ÜEmpezando ahora -dice-a compren<strong>de</strong>r esto el niño, se le acostumbra a apren<strong>de</strong>r en <strong>la</strong>spredicaciones textos <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>Escritura</strong>, y juntarlos con estos artículos como se juntan cuartos, realesy escudos en los bolsillos y portamonedas. La bolsa <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe es un portamonedas <strong>de</strong> oro, y en élentran: primero, el texto <strong>de</strong> Romanos 5, 12, y Salmo 51, que son dos onzas preciosas; y segundoel texto Romanos 4, 25, y Evangelio <strong>de</strong> San Juan 1, 36, que son dos doblones. Nadie por sabioque sea, <strong>de</strong>be <strong>de</strong>spreciar este método infantil. Cristo, queriendo salvar a los hombres, hubo <strong>de</strong>hacerse hombre; para educar a niños, <strong>de</strong>bemos hacernos nosotros niños como ellos. ¿No es estoun espejo excelente para tantos orgullosos profesores y pedantes <strong>de</strong> hoy en día, que piensan quecuanto más abstracta y pesada presentan su doctrina, tanto más mérito tiene?Aparte <strong>de</strong> todas estas luchas y trabajos <strong>de</strong> Reforma, no <strong>de</strong>scuidó Lutero en lo más mínimo sucargo <strong>de</strong> predicador y párroco, manifestándose buen pastor <strong>de</strong>l rebaño confiado a su dirección,no so<strong>la</strong>mente predicando el más puro Evangelio, sino también practicándolo. A menudopredicaba más <strong>de</strong> una vez al día, visitaba los enfermos, instruía a los catecúmenos y cuidaba <strong>de</strong>los pobres y afligidos <strong>de</strong> <strong>la</strong> congregación. Especialmente, en 1527, dio una prueba insigne <strong>de</strong> sufi<strong>de</strong>lidad <strong>de</strong> pastor.En dicho año sobre <strong>la</strong>s muchas tribu<strong>la</strong>ciones y enfermeda<strong>de</strong>s que personalmente tenía que sufrir,se <strong>de</strong>c<strong>la</strong>ró <strong>la</strong> peste en Wittemberg, y <strong>la</strong> Universidad, por mandato <strong>de</strong>l elector, se tras<strong>la</strong>dó a Jena.También a Lutero amonestó aquel príncipe que se retirase a Jena juntamente con su familia; peroél y Bugenhagen con los diáconos quedaron solos en Wittemberg; mas no solos-escribía a unamigo;-Cristo y vuestras oraciones nos acompañan, y están también con nosotros los santosángeles invisibles. Si Dios quiere que nos que<strong>de</strong>mos aquí en esta p<strong>la</strong>ga y nos muramos, nuestrocuidado <strong>de</strong> nada servirá; por tanto, que cada cual disponga así su corazón: ÛSeñor, en tusmanos estoy, tú me has atado aquí, hágase siempre tu voluntad.ÜLutero entraba en <strong>la</strong>s habitaciones <strong>de</strong> <strong>la</strong> peste y <strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte; conso<strong>la</strong>ba a los enfermos ymoribundos con el Evangelio, y los fortalecía con el santo sacramento <strong>de</strong>l cuerpo y sangre <strong>de</strong>Cristo. En Noviembre tuvo su propia casa llena <strong>de</strong> enfermos; escribía a un colega suyo: ÛSoycomo el apóstol, como muriendo, mas he aquí, vivo.Ü60


Al fin <strong>de</strong>l año pudo volver a escribir a su amigo, lleno <strong>de</strong> gozo: La peste está muerta y enterrada;Dios ha manifestado su misericordia magnífica y maravillosamente; probando así que lecomp<strong>la</strong>ce nuestra predicación <strong>de</strong>l Evangelio, a pesar <strong>de</strong> ser nosotros pecadores.¡Qué mal se compagina este proce<strong>de</strong>r y esas pa<strong>la</strong>bras tan espirituales <strong>de</strong> Lutero con lo que a vozen cuello están diciendo <strong>de</strong> él sus enemigos! Pero el día <strong>de</strong> <strong>la</strong> gran reve<strong>la</strong>ción hará patentes todas<strong>la</strong>s cosas ocultas, ya hayan sido ocultadas por <strong>la</strong> voluntad <strong>de</strong> Dios, que <strong>de</strong>bemos siemprerespetar, ya por <strong>la</strong> malicia <strong>de</strong> los hombres.***EL MATRIMONIO Y LA VIDA PRIVADA DE <strong>LUTERO</strong>El año 1524, el vigésimo domingo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Trinidad, Lutero se <strong>de</strong>spojó <strong>de</strong> su vestido <strong>de</strong> frailey empezó a usar <strong>la</strong> toga negra <strong>de</strong> catedrático, habiéndole rega<strong>la</strong>do el paño el elector. Estaba sóloen el convento, por haberlo abandonado todos los frailes. Entonces muchos amigos, yparticu<strong>la</strong>rmente su padre, le rogaron que contrajese matrimonio, una vez que lo había aconsejadoa otros, mas algunos le disuadían por temor a <strong>la</strong>s calumnias <strong>de</strong> los adversarios.Fue una acción digna <strong>de</strong> ser puesta al <strong>la</strong>do <strong>de</strong> aquel<strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong>s tesis <strong>de</strong> Wittemberg, <strong>de</strong> <strong>la</strong> confesiónpública en <strong>la</strong> Dieta <strong>de</strong> Worms y <strong>de</strong> <strong>la</strong> traducción <strong>de</strong> <strong>la</strong> Biblia en el castillo <strong>de</strong> Wartburg, <strong>la</strong> <strong>de</strong>Martín Lutero, cuando el 13 <strong>de</strong> Junio <strong>de</strong> 1525 casó con Catalina <strong>de</strong> Bora. No era él el primero <strong>de</strong>los hombres más importantes <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma que a <strong>la</strong> predicación <strong>de</strong> <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra añadían el propioejemplo, para confirmar <strong>la</strong> verdad <strong>de</strong> que el matrimonio es una santa institución divina, y que <strong>la</strong>doctrina <strong>de</strong>l celibato <strong>de</strong> los sacerdotes es un engaño <strong>de</strong>l diablo (1ª. Timoteo, 4, 1-3). En Suiza,Ulrico Zuinglio y León Iudae vivían ya en matrimonio santo y bendito. En Strasburgo, Capitónhabía seguido el ejemplo <strong>de</strong> Butzer, y Matías Zelí se había casado con Catalina Schulz, <strong>la</strong> cual,bajo el nombre <strong>de</strong> Catalina Zelí, se ha hecho muy conocida como una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s mejores esposas <strong>de</strong>pastor. Y en Wittemberg mismo, los dos pastores Justo Jonas y Juan Bugenhagen, que Luteroconvidó como testigos a su casamiento, estaban casados ya hacia años. Pero que ahora, en medio<strong>de</strong> un tiempo tan excitado por <strong>la</strong> guerra <strong>de</strong> los campesinos, el hombre más importante <strong>de</strong> <strong>la</strong>Reforma entrase en el matrimonio, significaba un cambio completo en <strong>la</strong> vida <strong>de</strong> los ministros <strong>de</strong><strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra y una influencia profunda en <strong>la</strong> vida <strong>de</strong>l pueblo entero; porque el matrimonio <strong>de</strong>Lutero no procedió, como calumniosamente y sin ninguna prueba dicen sus enemigos, <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo<strong>de</strong> hacer más grata su vida privada. El matrimonio <strong>de</strong> Lutero fue un hecho con el cual quería él<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra y or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Dios en contra <strong>de</strong> <strong>la</strong> or<strong>de</strong>nanza y <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l Papa.Ya su folleto A <strong>la</strong> nobleza cristiana <strong>de</strong> <strong>la</strong> nación alemana sobre el mejoramiento <strong>de</strong>l estadocristiano, que escribió en 1520 contra Roma, era como el po<strong>de</strong>roso eco <strong>de</strong> <strong>la</strong> trompeta dirigidocontra el celibato <strong>de</strong> los sacerdotes. ÛTambién vemos -dice en el <strong>de</strong>cimocuarto punto <strong>de</strong> quejacómoha <strong>de</strong>caído el clero y cómo algunos pobres curas, abrumados con mujer y niños, tienengran remordimiento <strong>de</strong> conciencia, mientras ninguno cuida <strong>de</strong> ayudarles, aunque seria cosa fácilel hacerlo. Pues si el Papa y el obispo no hacen caso <strong>de</strong> esto, y más bien ayudan a per<strong>de</strong>r lo que61


está perdido, yo quiero salvar mi conciencia y abrir con toda franqueza mi boca aunque disgusteal Papa, al obispo o a otro cualquiera, y digo así: que según institución <strong>de</strong> Cristo y sus apóstoles,cada ciudad <strong>de</strong>be tener un cura u obispo, como Pablo c<strong>la</strong>ramente dice (Tito, 1, 6), y que este curano está obligado a vivir sin mujer legítima, sino que pueda tener una como San Pablo escribe (1ª.Timoteo, 3, 2, y Tito, 1) diciendo: Ûpues es necesario que el obispo sea irreprensible, marido <strong>de</strong>una so<strong>la</strong> mujer, que tenga sus hijos en sujeción con toda honestidadÜ. Porque un obispo y un curaes una misma cosa para San Pablo, como lo expresa también San Jerónimo.En 1522, en su folleto Contra el estado <strong>de</strong>l Papa y <strong>de</strong> los obispos que se consi<strong>de</strong>ran falsamentecomo c<strong>la</strong>se sacerdotal, profundizaba más sus razones tomadas <strong>de</strong> <strong>la</strong>s Sagradas <strong>Escritura</strong>s, comoen <strong>la</strong> explicación <strong>de</strong> 1ª. Corintios, 7. Y cual <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> el matrimonio <strong>de</strong> sacerdotes; así tambiénaboga por que los caballeros <strong>de</strong> <strong>la</strong> or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> San Juan tengan libertad para casarse, y <strong>la</strong>s monjaspara abandonar los monasterios. Nunca hombre alguno ha sido mejor armado para abrir brechaen el baluarte <strong>de</strong>l papado, para exhibir el buen fundamento <strong>de</strong> una doctrina saludable, como él.La Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios y su buen sentido le asistían en <strong>la</strong> comprensión <strong>de</strong> <strong>la</strong> voluntad divina; y suc<strong>la</strong>ra inteligencia, su santa indignación y el incisivo sarcasmo que sabía manejar con acierto,todo le ayudaba para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r una cosa que <strong>la</strong> naturaleza y <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción califican con igual vigorcomo buena. Podrá parecer algunas veces, como si en <strong>la</strong> lucha contra el error no se elevase acompren<strong>de</strong>r el matrimonio como institución divina y agradable a Dios, es <strong>de</strong>cir, que insiste<strong>de</strong>masiado en que el sacerdote ha <strong>de</strong> casarse para no pecar, y no compren<strong>de</strong> aún bastante <strong>la</strong> vidasanta y benéfica que se <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong> por <strong>la</strong> familia. La culpa <strong>de</strong> esto <strong>la</strong> tiene Roma, porque habíaprofanado con sus doctrinas esta institución divina. Sin embargo, es <strong>de</strong> maravil<strong>la</strong>r cuán pronto unantiguo discípulo <strong>de</strong> Roma comprendió sólo por <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios <strong>la</strong> verdad principal.Dice que el celibato clerical no es un estado sagrado, porque le falta <strong>la</strong> consagración <strong>de</strong> <strong>la</strong>conformidad con <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios, mientras el matrimonio que tiene esta conformidad es por lomismo en verdad un estado sagrado; y da precisamente en el b<strong>la</strong>nco, cuando pone encontraposición, por una parte, los pecados abominables con los cuales pue<strong>de</strong> un sacerdote quedaren su estado sacerdotal, y por otra <strong>la</strong> santa y divina institución <strong>de</strong>l matrimonio que, según <strong>la</strong>doctrina romana, <strong>de</strong>struye el sacerdocio: ÛNingún pecado y vergüenza, por gran<strong>de</strong> que sea ni pormuchas veces que sea practicado en todo el mundo, les impi<strong>de</strong> ser y hacerse sacerdotes con <strong>la</strong>so<strong>la</strong> excepción <strong>de</strong>l santo matrimonio, al cual ellos mismos l<strong>la</strong>man y confiesan ser un sacramentoe institución divina. Y esta única institución divina no pue<strong>de</strong> ser armonizada con el sacerdocio.ÜEspecialmente afirma que para el celibato no hace falta <strong>la</strong> fe, mientras el matrimonio promueve<strong>la</strong> fe y todas <strong>la</strong>s virtu<strong>de</strong>s cristianas. ÛMirad los clérigos que hasta ahora han gozado <strong>de</strong> tanta fama<strong>de</strong> santidad, y veréis ante todo que están bien dotados con todo lo que les hace falta para <strong>la</strong>snecesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida; que tienen comida, vestido, casa y dinero segurísimo y con todaabundancia, por el trabajo y el sudor <strong>de</strong> otros ganado y entregado; <strong>de</strong> manera que por todo estono tienen cuidado ninguno ni quieren tenerlo: en suma, <strong>la</strong> fe en este estado no tiene lugar, nisitio, ni tempo, ni obra, ni práctica. Porque ellos están sentados en medio <strong>de</strong> su hacienda contodo sosiego y seguridad, y no hay allí sustancia rerum sperandarum, confianza <strong>de</strong> los bienes queno se ven, que es <strong>la</strong> esencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe (Hebreos 11, 1), sino certitudo rerum possessarum, seguridadcompleta <strong>de</strong> los bienes presentes. Pero si tomas mujer y te casas, entonces es tu primer cuidado<strong>de</strong> qué has <strong>de</strong> alimentarte a ti, a tu mujer y a tus hijos, y esto dura por toda tu vida; <strong>de</strong> maneraque el estado casado tiene <strong>de</strong> sí mismo esta condición, que enseña y nos mueve a mirar <strong>la</strong> mano y62


<strong>la</strong> gracia <strong>de</strong> Dios, y así nos obliga a creer. Y también vemos que don<strong>de</strong> falta <strong>la</strong> fe en el estado <strong>de</strong>matrimonio allí es <strong>la</strong> existencia pobre y miserable, llena <strong>de</strong> cuidados y quejas y trabajos. De estose ve, por lo tanto, que <strong>la</strong> misma naturaleza <strong>de</strong>l estado casado es <strong>la</strong> que mueve y obliga y empujaal hombre para entrar en <strong>la</strong> facultad más espiritual, más interior y más elevada, es <strong>de</strong>cir, <strong>la</strong> fe,porque no hay ciencia más elevada y más interior que <strong>la</strong> fe, porque ésta se adhiere so<strong>la</strong>mente a <strong>la</strong>Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios, y queda <strong>de</strong>snuda y privada <strong>de</strong> todo lo que no es Pa<strong>la</strong>bra divina.ÜPor cinco años había reivindicado ya Lutero al matrimonio su <strong>de</strong>recho natural como santo einstituido por Dios; pero todavía él mismo no pensaba en casarse, aunque <strong>la</strong> incomodidad <strong>de</strong> suvida privada le hubiera podido mover a ello. Todavía seguía viviendo en su convento solo con elque antes era su superior. Nadie le asistía en esta celda monástica; muchas veces se echaba por <strong>la</strong>noche fatigado <strong>de</strong>l trabajo sobre una cama que ninguna mano amable le había preparado. Sólocon los amigos tenía <strong>de</strong> vez en cuando un rato <strong>de</strong> expansión. Bastante le han calumniado susenemigos porque bebía con los otros doctores cerveza y tocaba el <strong>la</strong>úd; pero todavía se resistía aentrar en el estado matrimonial, aunque pocos tenían un corazón tan bien dispuesto para losafectos <strong>de</strong> <strong>la</strong> familia como Lutero.En <strong>la</strong> conclusión <strong>de</strong> su tratado <strong>de</strong> los monasterios y los votos eclesiásticos había dicho a susadversarios, con aquel<strong>la</strong> sana ironía que le era propia: ÛAquí los corazones castos, los santossacerdotes a quienes nada agrada sino lo que ellos mismos dicen o hab<strong>la</strong>n, abrirán su boca ygritarán: -¡Oh!, cómo le oprime a este fraile su hábito y cuánto <strong>de</strong>sea tener mujer!- Pero <strong>de</strong>ja quecalumnien los santones y corazones castos, <strong>de</strong>ja que sean <strong>de</strong> hierro o <strong>de</strong> piedra como ellosmismos se figuran; pero tú no niegues que eres hombre, que tienes carne y sangre, y <strong>de</strong>ja queluego Dios juzgue entre estos héroes fuertes y angélicos y el pobre pecador; no me quisiera yoparecer a tales corazones; lo sentiría en el alma y que Dios en su gracia me guar<strong>de</strong> <strong>de</strong> ello.ÜPero aunque no sentía gran inclinación al matrimonio, ya se había <strong>de</strong>c<strong>la</strong>rado en su favor, y Û<strong>la</strong>confesión ha <strong>de</strong> ser perfecta -dice en sus discursos- confesión por pa<strong>la</strong>bra y hecho: porque antes<strong>de</strong> tomar una mujer ya había yo resuelto conmigo mismo <strong>de</strong> honrar el estado <strong>de</strong>l matrimonio, y si<strong>de</strong> repente hubiera caído mortalmente enfermo, me hubiera hecho casar con una doncel<strong>la</strong>piadosa, dándole dos copas <strong>de</strong> p<strong>la</strong>ta como dote.ÜVivía entonces en Wittemberg una doncel<strong>la</strong> <strong>de</strong> noble cuna, Catalina <strong>de</strong> Bora, que hacia diez añoshabía entrado en el convento <strong>de</strong> Nimptschen; pero a consecuencia <strong>de</strong>l movimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reformahabía sido libertada <strong>de</strong> él con ocho compañeras, y vivía hacía dos años en <strong>la</strong> casa <strong>de</strong>l secretario<strong>de</strong>l Ayuntamiento, Reinchenbach; aquél<strong>la</strong> fue <strong>la</strong> que eligió por su mujer. Los enemigos yaacechaban este paso <strong>de</strong>l Reformador, y hasta sus mismos amigos lo estaban temiendo.ÛSi este fraile se casa -dijo su amigo Jerónimo Schurf-, todo el mundo y hasta el mismo diablo seecharán a reír <strong>de</strong> escarnio, y su obra iniciada se per<strong>de</strong>rá. » Mas esta pa<strong>la</strong>bra produjo en Lutero elefecto contrario. Valerosamente se levantó, diciendo: ÛPrecisamente por esto lo voy a hacer, parabur<strong>la</strong> <strong>de</strong>l mundo y <strong>de</strong>l diablo, y alegría <strong>de</strong> mi anciano padre.Ü Y <strong>de</strong> una vez puso fin a <strong>la</strong>scalumnias <strong>de</strong> los enemigos y a los temores <strong>de</strong> los amigos. El mismo dice: ÛSí yo no hubieseverificado mi casamiento <strong>de</strong> repente, silenciosamente, y sólo con conocimiento <strong>de</strong> pocos, todoslo hubieran impedido; porque mis mejores amigos hubieran gritado: Esa no; esta otra.Ü63


En <strong>la</strong> tar<strong>de</strong> <strong>de</strong>l 13 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1525 invitó a su casa a una cena a Lucas Kranach, el célebre pintor,uno <strong>de</strong> los más importantes ciudadanos, consejero y secretario <strong>de</strong>l Ayuntamiento, y a suesposa; al doctor Apell, catedrático muy estimado y afamado <strong>de</strong> cánones, que se había convertidoa <strong>la</strong> fe evangélica, y a<strong>de</strong>más a los primeros pastores <strong>de</strong> <strong>la</strong> ciudad, Justo Jonás, párroco, yJuan Bugenhagen, y ante estos testigos casó con Catalina. Quince días más tar<strong>de</strong>, el 27 <strong>de</strong>lmismo mes, celebró una fiesta mayor y pública, convidando para el<strong>la</strong> a muchos hombresimportantes, sobre todo, por el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> <strong>la</strong> presencia <strong>de</strong> sus padres, que aún vivían. No hay duda<strong>de</strong> que Lutero quiso, por una parte, evitar ruido innecesario, y por otra parte, con los testigos tanimportantes que había convidado, sel<strong>la</strong>r su matrimonio con el sello <strong>de</strong> una legitimidad perfecta.No era <strong>la</strong> belleza <strong>de</strong> su Catalina <strong>la</strong> que le había movido al casamiento; sus retratos nos presentanuna mujer <strong>de</strong> una constitución sana y fuerte y facciones vivas e inteligentes, aunque <strong>de</strong> nariz unpoco irregu<strong>la</strong>r y pómulos algo salientes; no era un amor fantástico el que le había movido; era <strong>la</strong>seguridad <strong>de</strong> que su matrimonio contribuiría al a<strong>de</strong><strong>la</strong>nto <strong>de</strong> <strong>la</strong> obra <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma, a <strong>la</strong> renovación<strong>de</strong> <strong>la</strong>s costumbres, según <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios.Así se fundó <strong>la</strong> casa doméstica <strong>de</strong>l pastor evangélico, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces, <strong>la</strong> familia <strong>de</strong>l pastor, elministro <strong>de</strong> <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra y su esposa, los padres y los hijos, amos y criados, huéspe<strong>de</strong>s yhospedados, han ofrecido en <strong>la</strong> Iglesia cristiana cuadros mil que regocijan a los ángeles; y no hayen el<strong>la</strong>, como en <strong>la</strong> casa <strong>de</strong>l cura romano, <strong>la</strong> falsamente l<strong>la</strong>mada espiritualidad con que semortificaban un Jerónimo y un Agustín, un Benedicto y un Francisco, con sufrimientos secretos,ni tampoco esa carnalidad <strong>de</strong>senfrenada en que caen tan fácilmente los que se quieren consi<strong>de</strong>rarsantos; no hay <strong>la</strong> soledad tétrica <strong>de</strong>l sacerdote severo, ni <strong>la</strong> compañía licenciosa <strong>de</strong>l sacerdoteliviano. Todo lo que una casa <strong>de</strong> un cristiano <strong>de</strong>be encerrar <strong>de</strong> <strong>la</strong> paz <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> <strong>la</strong> bondadhumana se encontraba en <strong>la</strong> casa <strong>de</strong>l pastor evangélico. La cristiandad <strong>de</strong>be ser como un cuerpocuya cabeza es Cristo y cuyos miembros se han <strong>de</strong> ayudar mutuamente para que crezca todo élcon una salud perfecta. Se altera <strong>la</strong> salud <strong>de</strong>l cuerpo si un miembro se <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong> <strong>de</strong>masiado yquita el jugo a los <strong>de</strong>más. Hasta el tiempo <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma en <strong>la</strong> cristiandad se había <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>do<strong>de</strong>masiado el sacerdocio en su propio perjuicio y en perjuicio <strong>de</strong> <strong>la</strong> familia y el Estado, quetambién son ór<strong>de</strong>nes instituidos por Dios. Des<strong>de</strong> el momento en que Lutero restableció loslimites <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong> los pastores, según <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces <strong>la</strong> familia y <strong>la</strong>s autorida<strong>de</strong>srecobraron también su posición evangélica.Con este en<strong>la</strong>ce se separó el Reformador completa y <strong>de</strong>finitivamente <strong>de</strong> <strong>la</strong>s instituciones papales,animando a <strong>la</strong>s almas ansiosas y débiles a seguir su ejemplo, y a renunciar para siempre a loserrores papistas.Se culpa a <strong>la</strong> Reforma <strong>de</strong> haber profanado el sacerdocio, y los romanos no quieren consi<strong>de</strong>rar alos pastores <strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesia Evangélica como ministros <strong>de</strong> Dios; pero en realidad <strong>la</strong> Reforma haenseñado lo que estaba ya olvidado: el fundamento sólido <strong>de</strong>l sacerdocio <strong>de</strong> todos los fieles, en elcual se funda el ministerio especial <strong>de</strong> los ministros <strong>de</strong> <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra. Vindicando así el sacerdociogeneral a todos los creyentes, no ha quitado importancia por eso al ministerio que predica <strong>la</strong>reconciliación con Dios, y que administra <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra divina y los sacramentos, pues ensalza a <strong>la</strong>vez <strong>la</strong> dignidad <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> <strong>la</strong> predicación como <strong>de</strong> un cargo u or<strong>de</strong>n establecido por Dios.Pero este oficio en sí no da a los predicadores ningún carácter diferente al que <strong>de</strong>ben tener todoslos creyentes a quienes Jesucristo ha hecho reyes y sacerdotes ante Dios y su Padre.64


Por el matrimonio <strong>de</strong> los pastores éstos empezaban a enseñar ya no sólo <strong>de</strong> pa<strong>la</strong>bra, sino tambiénpor el ejemplo, lo que <strong>de</strong>be ser una casa cristiana; ningún cura podía <strong>de</strong>cir con una conciencia tantranqui<strong>la</strong> y alegre lo que dice Martín Lutero a su esposa: ÛLa mayor gracia y don <strong>de</strong> Dios estener una mujer piadosa y amable, a <strong>la</strong> que puedas confiar todos tus bienes y lo que tienes, hastatu cuerpo y tu vida, engendrando hijos con el<strong>la</strong>. Catalina, tienes un esposo piadoso y que te ama;tú eres una emperatriz, y yo doy gracias a Dios.Ü Y un sacerdote que no es padre, no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>circomo Lutero: Û¡Oh buen Dios! ¡Cómo le palpitaría el corazón a Abraham cuando <strong>de</strong>biósacrificar a su hijo único y muy amado Isaac! ¡Con qué pena caminaría al monte Moriah! Nodiría a Sara nada <strong>de</strong> ello.Ü Entonces Catalina replicó: ÛNo puedo yo compren<strong>de</strong>r cómo Diospodía exigir cosa tan cruel <strong>de</strong> un padre.Ü Y contestó el Dr. Lutero: ÛQuerida Catalina, ¿nopue<strong>de</strong>s creer que Dios ha hecho morir a su único Hijo, nuestro Señor y Salvador Jesucristo, pornosotros, aunque nada había en el cielo y en <strong>la</strong> tierra que amara tanto como él...? Abraham <strong>de</strong>biócreer que había una resurrección <strong>de</strong> los muertos, porque antes ya tenía <strong>la</strong> promesa <strong>de</strong> que <strong>de</strong> <strong>la</strong>simiente <strong>de</strong> Isaac saldría el Mesías <strong>de</strong>l mundo. Otra vez, ensalzando el matrimonio como unestado feliz, dice: ¡Ay! ¡Cuánto <strong>de</strong>seaba yo ver a los míos cuando estaba en Schmalkaldaenfermo <strong>de</strong> muerte! No pensaba volver a ver a mi esposa y a mis hijitos, y ¡cuánto sentía estaseparación! Pero ahora, siendo restablecido por <strong>la</strong> gracia <strong>de</strong> Dios, los amo aún más. Y ningunohay tan espiritual que no sienta este afecto y amor innato y natural, porque el en<strong>la</strong>ce y comuniónente hombre y mujer, es una cosa gran<strong>de</strong>.Mucha importancia da también a <strong>la</strong> obediencia <strong>de</strong> los hijos y <strong>de</strong> los criados en <strong>la</strong> casa. Como élestaba en aptitud <strong>de</strong> juzgar <strong>la</strong>s obras <strong>de</strong> los frailes y monjas, siempre ensalza <strong>la</strong>s obrasverda<strong>de</strong>ramente buenas y <strong>la</strong> sencillez <strong>de</strong> <strong>la</strong> obediencia a <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios: Û¡Que vengan contodas sus obras gran<strong>de</strong>s, difíciles y meritorias, a ver si pue<strong>de</strong>n nombrar una que sea más noble ygran<strong>de</strong> que el obe<strong>de</strong>cer al padre y a <strong>la</strong> madre!Ü Se bur<strong>la</strong> <strong>de</strong> los que inventaron <strong>la</strong>s obras que sedice hizo el Señor Jesús cuando niño: ÛEn esto está dicho todo: obe<strong>de</strong>ció a sus padres. No eranaquel<strong>la</strong>s obras <strong>la</strong>s que nos cuentan los evangélicos apócrifos que hacia en su niñez pajaritos yotros animalitos; tampoco eran <strong>la</strong>s obras <strong>de</strong> los conventos, pues ¿qué es lo que hacia? Hacíaprecisamente lo que necesitaba el padre y <strong>la</strong> madre: traía agua, leña, bebida y comida; pan, carne,etc; cuidaba <strong>de</strong> <strong>la</strong> casa y otras cosas por el estilo, como otro niño cualquiera. Estas cosas hahecho el querido Jesús, y todos los niños que quieran imitarle y ser piadosos, <strong>de</strong>berán <strong>de</strong>cir: ÛNosoy digno <strong>de</strong> tener <strong>la</strong> honra <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r imitar al Niño Jesús, haciendo lo que ha hecho mi SeñorCristo. Si El ha recogido <strong>la</strong> leña, y hecho todo lo que le han mandado sus padres, ¡qué buen niñoseré si sigo su ejemplo!ÜY como <strong>la</strong>s obras <strong>de</strong> <strong>la</strong> obediencia filial, a<strong>la</strong>ba también <strong>la</strong> obediencia <strong>de</strong> los criados. Si una pobrecriada dice: ÛAhora hago <strong>la</strong> cama, barro <strong>la</strong> habitación, hago el quehacer <strong>de</strong> <strong>la</strong> casa, ¿quién me loha mandado? ¿Mi amo o mi ama? ¿Quién les ha dado tal po<strong>de</strong>r sobre mí? Dios. Entonces esverdad que sirvo, no sólo a ellos, sino a Dios en el cielo, y que así agrado a Dios. ¿Cómo podíayo ser más feliz? Porque es lo mismo que si guisara para Dios.ÜLa obra gigantesca que Lutero tenía que hacer para <strong>la</strong> cristiandad, no perjudicó a su <strong>de</strong>ber paracon sus domésticos; a <strong>la</strong> oración diaria añadía él en el domingo un discurso en casa: ÛEstaspredicaciones —escribe él en su prólogo a sus oraciones domésticas—he hecho <strong>de</strong> vez en cuandoen mi casa y ante mis criados, para hacer como padre <strong>de</strong> familia lo que era <strong>de</strong> mi parte, a fin <strong>de</strong>que los criados fuesen enseñados y viviesen cristianamente. Así lo hacían los patriarcas en sus65


casas y con sus criados; y cuando leemos que Abraham, Isaac y Jacob edificaron altares ypredicaban, allí también vendrían los vecinos <strong>de</strong> <strong>la</strong>s al<strong>de</strong>as cercanas; porque el patriarca no haríaun altar para si solo, sino que irían con él su mujer, hijos, criados y criadas, y orarían como él lesenseñaba.No olvidaba el tener cuidado especial <strong>de</strong> <strong>la</strong>s almas <strong>de</strong> los suyos. Habiendo amonestado una vez asu Catalina a que leyese diligentemente <strong>la</strong>s Sagradas <strong>Escritura</strong>s, especialmente el salterio, el<strong>la</strong>contestó: ÛYa oigo y leo bastante.Ü Entonces Lutero <strong>la</strong>nzó un suspiro y <strong>la</strong> reprendió por estar yacansada, y le advirtió que tuviese cuidado <strong>de</strong> no caer en fastidio <strong>de</strong> <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios, creyendosaber ya todo, y, sin embargo, entendiendo tanto <strong>de</strong> el<strong>la</strong> como un ganso. Y cuando otra vez, en e<strong>la</strong>ño 1535, estaba el<strong>la</strong> afanosa en sus quehaceres, porque era mujer muy económica y trabajadora,él le prometió cincuenta florines si quería comenzar a leer toda <strong>la</strong> Biblia seguida y acabar<strong>la</strong> antes<strong>de</strong> <strong>la</strong>s Pascuas. A todos sus criados los alentaba a leer <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios y a apren<strong>de</strong>r bien losEvangelios, cánticos y catecismos. Y cuando los niños y los criados <strong>de</strong>bían <strong>de</strong>cirle su catecismoy se cortaban, entonces le recordaba el último juicio, en que todos hemos <strong>de</strong> dar cuenta franca yabiertamente.Una historia vamos aún a referir para probar <strong>de</strong> qué influencia ha sido para toda <strong>la</strong> cristiandad elrestablecimiento <strong>de</strong>l sagrado y divino or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l matrimonio en <strong>la</strong> casa <strong>de</strong> los pastoresevangélicos.Era en marzo <strong>de</strong> 1530. El príncipe elector había hecho venir los teólogos a Torgau, para queconcertasen los artículos <strong>de</strong> <strong>la</strong> confesión que habían <strong>de</strong> presentar en <strong>la</strong> Dieta <strong>de</strong> Augsburgo. Lapolítica no se presentaba favorable a <strong>la</strong> Reforma, y especialmente Me<strong>la</strong>nchton, sobre el cualpesaba <strong>la</strong> mayor parte <strong>de</strong>l trabajo, se sentía triste y fatigado. Una vez, volviendo a su habitación,encontró allí <strong>la</strong>s mujeres <strong>de</strong>l párroco y <strong>de</strong> los dos capel<strong>la</strong>nes con sus hijos. Algunos estabanmamando, otros mayorcitos ya recitaban su catecismo y sus oraciones. Me<strong>la</strong>nchton, escuchando<strong>la</strong> voz balbuciente <strong>de</strong> los niños, se acuerda <strong>de</strong>l texto <strong>de</strong>l Salmista: ÛPor boca <strong>de</strong> los niños y <strong>de</strong> losque maman, fundaste tu fuerza a causa <strong>de</strong> tus enemigos.Ü Especialmente le conmovió el cuadro<strong>de</strong> <strong>la</strong> mujer <strong>de</strong> un capellán que daba <strong>de</strong> mamar a su niño, escuchaba <strong>la</strong> oración <strong>de</strong> otro ypreparaba <strong>la</strong> cena para su marido. Û¡Ay, qué obra tan santa y agradable a Dios!Ü -exc<strong>la</strong>maMe<strong>la</strong>nchton-, y se vuelve a los otros teólogos con rostro alegre y confiado. Lutero le preguntaqué era lo que le había cambiado tan <strong>de</strong> repente, y él contesta: Û¡Oh señores míos! No <strong>de</strong>bemosper<strong>de</strong>r el ánimo, porque acabo <strong>de</strong> ver a los que lucharán por nosotros, que nos protegerán y queserán y nos harán invencibles contra todos los po<strong>de</strong>res <strong>de</strong>l mundo.Ü Lutero preguntó quiénes eranestos valientes héroes, y Felipe contesta: ÛSon <strong>la</strong>s mujeres y niños <strong>de</strong> nuestro párroco y <strong>de</strong> loscapel<strong>la</strong>nes, cuya oración he escuchado: hasta ahora el fiel Dios y Padre <strong>de</strong> nuestro SeñorJesucristo no ha <strong>de</strong>spreciado esta su oración.Ü Esto dio a los teólogos gran alegría y confianza,tanto que perseveraron firmes en <strong>la</strong> verdad y dieron con valentía su testimonio evangélico.Pero volvamos a Lutero.El matrimonio fue hasta el fin muy feliz. Catalina merecía, tanto por su inteligencia y discreción,como por su piedad y amabilidad, <strong>la</strong> estimación cumplida y el cariño <strong>de</strong>l Reformador. Cuando,un año más tar<strong>de</strong>, escribía a un amigo, que Dios le había concedido un hijo el 7 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1526,añadió: ÛTe saluda Catalina, mi esposa, y te da <strong>la</strong>s gracias <strong>de</strong> haber<strong>la</strong> honrado con carta tan66


cariñosa. Está bien (gracias a Dios), es comp<strong>la</strong>ciente, obediente y graciosa en todo más <strong>de</strong> lo queyo podía esperar, a Dios sean dadas <strong>la</strong>s gracias; <strong>de</strong> suerte que no quisiera cambiar mi pobrezacon los tesoros <strong>de</strong> Creso.Ü Su amor hacia el<strong>la</strong> no fue como fogata <strong>de</strong> virutas, sino el productosagrado <strong>de</strong> un corazón rico en los sentimientos humanos más tiernos y profundos. Tenemos aúnhoy día muchas cartas que Lutero escribió a su esposa, en <strong>la</strong>s que <strong>la</strong> apellida con los nombresmás lisonjeros y jocosos, aun tratando <strong>de</strong> cosas gran<strong>de</strong>s lo mismo que pequeñas; y siempre, yahab<strong>la</strong>se en serio o jocosamente, le muestra <strong>la</strong> más profunda estimación y cariño.Es verdad que no faltaron algunas pequeñas disensiones; ¿qué cielo hay que no tenga nubes?;mas no por causas graves. Lutero era excesivamente generoso para con los pobres, a <strong>la</strong> vez queno tenía mucho sa<strong>la</strong>rio. Cuando un pobre le pedía socorro, le daba hasta su último escudo, sumisma copa <strong>de</strong> p<strong>la</strong>ta, y un día dio hasta el regalo <strong>de</strong>l padrino a su mujer; <strong>de</strong> todo se <strong>de</strong>shacia <strong>de</strong>buena voluntad. En cierta ocasión, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> buscar por mucho rato algo que dar, encontró unescudo que contenía el retrato <strong>de</strong> Joaquín, y exc<strong>la</strong>mó alegremente: ¡Ho<strong>la</strong>! Sal, Joaquín, Jesucristoestá a <strong>la</strong> puerta y te necesita. Esta generosidad pareció muchas veces exagerada a su económicaesposa, que le hizo varios reproches b<strong>la</strong>ndamente; mas por fin se acomodó a un honesto pasar,según <strong>la</strong> voluntad <strong>de</strong> su marido.Algunas veces l<strong>la</strong>ma Lutero a su Catalina su Señor y su Moisés Catalino; otra vez <strong>la</strong> recomiendaa un huésped <strong>de</strong> Ing<strong>la</strong>terra como maestra en <strong>la</strong> elocuencia alemana; y si en ocasiones se<strong>de</strong>sbordaba <strong>la</strong> corriente <strong>de</strong> aquel<strong>la</strong> elocuencia, solía preguntarle si había olvidado el orar elPadrenuestro antes <strong>de</strong> un discurso tan <strong>la</strong>rgo. Lutero sabía muy bien hacer respetar aquel<strong>la</strong>Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios: ÛEl marido es <strong>la</strong> cabeza <strong>de</strong> <strong>la</strong> mujer.Ü Y por cierto que el<strong>la</strong> no turbaba <strong>la</strong> pazdoméstica; el<strong>la</strong> valía más a sus ojos que el reino <strong>de</strong> Francia y el señorío <strong>de</strong> Venecia; y cuatroaños antes <strong>de</strong> su muerte da testimonio en su testamento <strong>de</strong> que el<strong>la</strong>, como esposa piadosa, fiel yhonrada, siempre le había amado, reverenciado, estimado y cuidado bien.Muchas veces Lutero rehusaba regalos <strong>de</strong> sus amigos, hasta <strong>de</strong>l mismo elector. Los libreros leofrecieron darle hasta cuatrocientos duros anuales por <strong>la</strong> edición <strong>de</strong> sus libros; mas él no loaceptó, diciendo que Ûno quería ven<strong>de</strong>r los dotes que había recibido <strong>de</strong> DiosÜ. Todas suslecciones eran gratuitas.Lutero tuvo <strong>de</strong> su Catalina seis hijos, <strong>de</strong> los cuales dos murieron muy niños. El primogénito sel<strong>la</strong>mó Juan; murió ya doctor en Derecho, en 1575, en Koenigsberg. La segunda era Isabel, quemurió cuando tenía sólo ocho meses. La tercera, Magdalena, que llegó hasta los quince años. Elcuarto, Martín, muerto en 1565. El quinto, Pablo, médico <strong>de</strong> cámara <strong>de</strong> diferentes príncipes,murió en 1593. La sexta, Margarita, casada con el Sr. <strong>de</strong> Kunheim, y murió en 1570.En el trato con sus hijos manifestó Lutero su corazón fiel, cariñoso e infantil hasta el encanto.Era un padre ejemp<strong>la</strong>r, educaba a sus hijos con benigna clemencia y mansedumbre, en disciplinay amonestación cristiana, y lo mismo que interpretaba el Evangelio al pueblo tan c<strong>la</strong>ramente quetodos podían palparlo, sabía <strong>de</strong>spertar en sus hijos el amor hacia su Salvador <strong>de</strong> una maneradulce y digna. No tiene igual <strong>la</strong> carta que escribió en el año 1530 a su hijo Juanito, <strong>de</strong> cuatroaños; es el lenguaje más ingenioso <strong>de</strong> poesía infantil. Dice así:67


ÛGracia y paz en Cristo Jesús, mi muy querido hijito. Veo con mucha alegría que estudiasdiligentemente y oras con amor. Hazlo así sin cesar. Cuando yo vuelva a esa, te llevaré cositasmuy lindas. ¡Y escucha! Sé <strong>de</strong> un jardín muy bonito y precioso, por el cual andan muchos niños.Tienen vestidos dorados; recogen sabrosas manzanas, cerezas, peras y cirue<strong>la</strong>s <strong>de</strong> <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> losárboles; cantan y corren; en una pa<strong>la</strong>bra, se divierten muchísimo. Tienen también caballitos conbridas <strong>de</strong> oro y sil<strong>la</strong>s <strong>de</strong> p<strong>la</strong>ta. Y cuando pregunté al Señor, dueño <strong>de</strong> aquel jardín, quiénes eranaquellos niños, me contestó: ÛSon los niños a quienes gusta estudiar, orar y ser piadosos.Ü Y yole dije: Querido Señor, tengo un niño l<strong>la</strong>mado Juanito; ¿no podría también venir a este jardínpara comer estas exquisitas frutas, montar en estos preciosos caballitos y jugar con estos niños?Entonces el Señor me respondió: ÛSi le gusta orar, si es bueno y aplicado, no hay inconvenienteen que venga: a<strong>de</strong>más pue<strong>de</strong> traerse a Felipe y Justo, y recibirán <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego pitos, tambores,ballestas para tirar; también podrán cantar y bai<strong>la</strong>r.Ü Y entonces me enseñó en aquel jardín unapra<strong>de</strong>ra magnífica, preparada para <strong>la</strong> danza, don<strong>de</strong> había pitos <strong>de</strong> oro, tambores y ballestas <strong>de</strong>p<strong>la</strong>ta.ÛPero como era todavía muy <strong>de</strong> mañana, y los niños estaban sin almorzar, no pu<strong>de</strong> esperar a <strong>la</strong>danza, y así dije a aquel Señor: ÛQuerido Señor, voy a escribir a mi hijito para que ore mucho,sea aplicado y piadoso, a fin <strong>de</strong> que pueda entrar en este jardín. Pero tiene una tía muy querida;ésta <strong>de</strong>be acompañarle.ÜY él me dijo: ÛSea así, ve y díselo.Ü Pues, querido Juanito; te encargo que seas aplicado y orescon amor; dilo a Felipe y Justo también, para que podáis ir juntos al jardín con esto teencomiendo en <strong>la</strong>s manos <strong>de</strong>l Dios Todopo<strong>de</strong>roso; saluda a tu tía Magdalena y recibe un abrazo<strong>de</strong> tu querido padre.-MARTIN <strong>LUTERO</strong>.ÜMas al <strong>la</strong>do <strong>de</strong> esta benignidad y espíritu infantil, nunca olvidó Lutero <strong>la</strong> gravedad necesaria paracon sus niños. Si cometían faltas, también sabia imponerles castigos, y ninguno <strong>de</strong> sus niños lecausó pesadumbres. Todos llegaron a ser hombres honrados.Así po<strong>de</strong>mos formar una i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l cuadro bellísimo que se presentaría en <strong>la</strong> antigua casa <strong>de</strong>Wittemberg: el padre sentado junto con su Catalina, con sus niños alre<strong>de</strong>dor, contándolesleyendas serias y jocosas, o cantando con ellos un himno <strong>de</strong> a<strong>la</strong>banzas a Dios; o en <strong>la</strong> Natividad,cuando el niño Jesús traía sus regalos, y Juanito y Pablito y Martín, Rita y Luisa saltabanalre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l árbol <strong>de</strong> Navidad, espléndidamente iluminado, llenando el cuarto <strong>de</strong> voces <strong>de</strong>alegría. ¡Qué contento y dicha sentirían entonces los padres Martín y Catalina! ¡Cómoresp<strong>la</strong>n<strong>de</strong>cería en su rostro <strong>la</strong> alegría <strong>de</strong> los niños! Toda <strong>la</strong> vida doméstica <strong>de</strong> Lutero, pruebaaquel dicho <strong>de</strong> un célebre sabio, que ÛLutero, con su cabeza tocaba al cielo, a <strong>la</strong> vez que sus piesestaban en <strong>la</strong> tierra.Ü Lutero no era me<strong>la</strong>ncólico o místico; estando seguro <strong>de</strong> una vez parasiempre <strong>de</strong> su salvación, y habiendo logrado <strong>la</strong> libertad verda<strong>de</strong>ra que sabe usar <strong>de</strong>l mundo sinabusos, disfrutó <strong>de</strong> los p<strong>la</strong>ceres inocentes <strong>de</strong> <strong>la</strong> tierra, sin escrúpulos <strong>de</strong> ningún género; siendopuro él, todas sus obras eran puras.El mismo dijo: ÛDejemos a los frailes mudos y contumaces mirar su tristeza y silencio comosantidad y culto; alegrarse es pecado si es obra <strong>de</strong>l diablo; mas alegrarse con hombres honrados ypiadosos en el temor <strong>de</strong> Dios, en mo<strong>de</strong>stia y honestidad, comp<strong>la</strong>ce a Dios, porque El mismo hamandado que nos alegremos <strong>de</strong><strong>la</strong>nte <strong>de</strong> El, y no le gustan ofrendas tristes.Ü Estando en casa le68


gustaba, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber pasado <strong>la</strong> mayor parte <strong>de</strong>l tiempo estudiando en su <strong>de</strong>spacho, tener en<strong>la</strong> mesa una agradable reunión para <strong>la</strong> distracción necesaria. A menudo él mismo dirigía <strong>la</strong>conversación, sabiendo divertir y dar expansión a sus huéspe<strong>de</strong>s, uniendo maravillosamente loserio con lo jocoso. Sus amigos han coleccionado anécdotas y chistes pronunciados en talesocasiones, que andan impresos bajo el título <strong>de</strong> Conversaciones <strong>de</strong> mesa <strong>de</strong>l Dr. Lutero. Esverdad que en alguna ocasión Lutero no era todo lo escrupuloso que <strong>de</strong>biera en escoger susfrases; mas querer calumniarle por esto como lo han hecho muchos, tratando <strong>de</strong> atacarle en <strong>la</strong>comida y junto al vaso <strong>de</strong> cerveza, por no po<strong>de</strong>rle vencer en <strong>la</strong>s Dietas y en el púlpito, esmanifiesta injusticia. A<strong>de</strong>más, hay que tener en cuenta que el lenguaje familiar hace trescientosaños era muy diferente al <strong>de</strong> hoy, tenía algo <strong>de</strong> duro; pero en lo <strong>de</strong>más, era franco y leal.También buscaba a veces Lutero su recreo en <strong>la</strong> naturaleza libre. No lejos <strong>de</strong> Wittemberg hay unpozo ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> encinas y tilos, que hoy día se apellida aún <strong>la</strong> fuente <strong>de</strong> Lutero. Allí iba muchasveces, acompañado <strong>de</strong> su familia y amigos; y en tales ocasiones, recordaba <strong>la</strong> fuente <strong>de</strong> Jacob enSichar, y <strong>la</strong> conversación que allí tuvo Jesús con <strong>la</strong> Samaritana. Encontraba también p<strong>la</strong>cerespecial en sus jardines, <strong>de</strong> los cuales tenía varios fuera <strong>de</strong> <strong>la</strong>s puertas <strong>de</strong> <strong>la</strong> ciudad. La mayorparte los cultivaba por sí mismo; y así escribía un día a su amigo Spa<strong>la</strong>tin: ÛHe cuidado mi jardíny arreg<strong>la</strong>do mi pozo, y todo ha ido bien; ven a verme y te obsequiaré con rosas y azucenas. SiDios me conserva <strong>la</strong> vida, voy a salir jardinero.Ü Y en otra ocasión: ÛEl mundo no conoce ni aDios su Criador, ni a sus criaturas. ¡Ah! Si Adán no hubiese pecado, ¡cómo reconocería elhombre a Dios en sí mismo; pero lo reconocería, a<strong>la</strong>baría y amaría también en todas suscriaturas; <strong>de</strong> tal suerte, que en <strong>la</strong> más pequeña flor hubiera consi<strong>de</strong>rado y visto <strong>la</strong> omnipotencia,sabiduría y bondad divinas! Ahora estamos en <strong>la</strong> aurora <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida que ha <strong>de</strong> venir porquevolvemos a lograr el conocimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong>s criaturas que perdimos por <strong>la</strong> caída <strong>de</strong> Adán; ahoramiramos <strong>la</strong>s criaturas bien y mejor que en el papismo, principiando por <strong>la</strong> gracia <strong>de</strong> Dios areconocer sus magnificas obras y maravil<strong>la</strong>s, aun en <strong>la</strong>s florecitas; en el<strong>la</strong>s vemos el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> supa<strong>la</strong>bra; ¡qué po<strong>de</strong>rosa es cuando El dijo y todo fue hecho! Disfrutando así <strong>de</strong> <strong>la</strong> naturaleza consu ingenio contemp<strong>la</strong>tivo, <strong>la</strong> creación era para él una reve<strong>la</strong>ción divina <strong>de</strong> lo invisible y loespiritual. Así, comparaba <strong>la</strong> Biblia a un hermoso bosque, en el cual no había ningún árbol queno llevara frutas <strong>de</strong> oro.En una hermosa tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> primavera (1541), entre sentimientos mezc<strong>la</strong>dos <strong>de</strong> gozo y ansiedad,como algunas veces nos sorpren<strong>de</strong>n en <strong>la</strong> estación <strong>de</strong>liciosa <strong>de</strong> mayo, dijo a Justo Jonás: ÛSi elpecado y <strong>la</strong> muerte fueran quitados <strong>de</strong> en medio, ya podríamos contentarnos con tal paraíso; masserá mucho más <strong>de</strong>licioso cuando este viejo mundo sea renovado enteramente, y principie <strong>la</strong>primavera eterna que ha <strong>de</strong> permanecer para siempre.Ü Cuando el mal tiempo le impedía buscarcon los suyos so<strong>la</strong>z y diversión en <strong>la</strong> naturaleza, libre <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l estudio, ape<strong>la</strong>ba a otrasdiversiones domésticas; sabía jugar al ajedrez, y a veces hacía trabajos <strong>de</strong> tornero; mas su p<strong>la</strong>cerfavorito era <strong>la</strong> música. Ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> sus amigos y <strong>de</strong> sus niños cantaba los primeros himnosevangélicos. ÛNo pocas horas amenas -nos dice el maestro <strong>de</strong> capil<strong>la</strong> <strong>de</strong>l elector, Juan Waltherhepasado junto con él cantando, y a menudo veía que con el canto el espíritu <strong>de</strong> este gran<strong>de</strong>hombre se ponía tan alegre, que no podía contenerse, ni se cansaba <strong>de</strong> cantar. El mismo hacompuesto <strong>la</strong> música para los Evangelios y Epísto<strong>la</strong>s, y me <strong>la</strong> ha cantado pidiendo mi parecer;una vez me <strong>de</strong>tuvo por tres semanas enteras en Wittemberg hasta cantarse <strong>la</strong> primera misaevangélica en <strong>la</strong> iglesia parroquial. Por fuerza me hizo asistir y llevar<strong>la</strong> luego a Torgau parapresentar<strong>la</strong> al elector.Ü - ÛDurante y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>la</strong> comida- nos refiere Mathesio-, el doctor69


cantaba algunas veces; también sabía tocar el <strong>la</strong>úd; yo le he acompañado con frecuencia, y entrelos cánticos insertaba buenos sermones. Teniendo una vez, en Adviento <strong>de</strong> 1538, en su casabuenos cantores que ejecutaban hermosas composiciones, exc<strong>la</strong>mó conmovido: «Cuando nuestrobuen Dios <strong>de</strong>rrama tan magníficos goces en esta vida, ¿qué será en aquel<strong>la</strong> vida eterna? Aquítenemos sólo un principio.ÜAntes hemos ya mencionado los magníficos frutos que reportó <strong>la</strong> Iglesia evangélica <strong>de</strong> estaafición <strong>de</strong> Lutero a <strong>la</strong> música. En el preámbulo a <strong>la</strong> mencionada colección <strong>de</strong> himnos espiritualesy salmos dice: Ûque eran compuestos a cuatro voces, porque quería que los jóvenes, <strong>de</strong>biendo sereducados en <strong>la</strong> música lo mismo que en otras buenas artes, tuviesen alguna cosa con qué sustituir<strong>la</strong>s cosas y cantares licenciosos, reemp<strong>la</strong>zándolos con canciones <strong>de</strong> provecho, para apren<strong>de</strong>r <strong>de</strong>esta suerte lo bueno <strong>de</strong> buena gana, como correspon<strong>de</strong> a <strong>la</strong> juventudÜ. Ojalá que se hubierancumplido estos <strong>de</strong>seos en todas partes.Con todo, no le faltó en casa a nuestro Lutero <strong>la</strong> cruz doméstica; él mismo pasó varias veces porgraves enfermeda<strong>de</strong>s, pero el golpe más fuerte que sufrió, fue <strong>la</strong> muerte <strong>de</strong> su queridaMagdalena, que expiró en los brazos <strong>de</strong> su padre, orando, el 20 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1542, a <strong>la</strong> edad <strong>de</strong>catorce años; mas, como fiel discípulo <strong>de</strong>l Salvador, llevó esta cruz con resignación y sacrificó alSeñor, aunque con pena, lo más querido que poseía. ÛLa amo <strong>de</strong> corazón -dijo orando al <strong>la</strong>do <strong>de</strong>su cama-; mas, Dios mío, si es tu voluntad, si tú quieres tomar<strong>la</strong>, también me será grato ver<strong>la</strong>unida contigo en el cielo.Ü A su pregunta: -Magdalena, hijita mía, ¿quieres quedarte aquí con tupadre, o también te gustará irte al Padre <strong>de</strong> arriba? -contestó <strong>la</strong> moribunda: -Sí, sí, padre <strong>de</strong> mialma, como Dios lo quiera.- Û¡Oh, Lena mía querida, qué bien estás ahora -dijo al <strong>la</strong>do <strong>de</strong> suataúd-; tú resucitarás y bril<strong>la</strong>rás como una estrel<strong>la</strong>, como el mismo sol! Sí; estoy alegre según elespíritu; mas según <strong>la</strong> carne, estoy muy afligido: <strong>la</strong> carne no quiere consentirlo, <strong>la</strong> separación leduele a uno sobremanera.Ü Después <strong>de</strong>l entierro dijo: ÛAhora mi hija está bien guardada, tanto <strong>de</strong>cuerpo como <strong>de</strong> alma; nosotros, cristianos, no tenemos nada <strong>de</strong> qué quejarnos, sabiendo que asíha <strong>de</strong> ser; estamos segurísimos <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida eterna: Dios, que nos <strong>la</strong> ha prometido por su Hijo, nopue<strong>de</strong> mentir. Si mi hija, volviendo a <strong>la</strong> vida, me trajera un reino, no <strong>la</strong> querría; el<strong>la</strong> ha ido bien;bienaventurados los muertos que mueren en el Señor; el que muere así tiene asegurada <strong>la</strong> vidaeterna. Esta oración nos trae a <strong>la</strong> memoria <strong>la</strong> <strong>de</strong>l piadoso Job: ÛEl Señor lo ha dado, el Señor loha quitado; sea a<strong>la</strong>bado el nombre <strong>de</strong>l Señor.Ü***ÚLTIMOS DIAS Y MUERTE DE <strong>LUTERO</strong>La noche se acerca, el sol va <strong>de</strong>clinando y <strong>la</strong>s sombras se a<strong>la</strong>rgan. Sombras y muy tristescubrieron también algunos días el fin <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida <strong>de</strong> Lutero. En los últimos años sufrió mucho <strong>de</strong>lmal <strong>de</strong> piedra; tenía a<strong>de</strong>más reuma en <strong>la</strong> cabeza, que le causaba vértigos, y zumbidos en losoídos. A estos dolores <strong>de</strong> cuerpo, se agregaban otros que daban más pena al corazón. El combatecon los papistas todavía no había concluido.En el año 1543 volvió a <strong>de</strong>c<strong>la</strong>rarse <strong>la</strong> lucha con los calvinistas con mayor furia; aun en medio <strong>de</strong><strong>la</strong> Iglesia luterana había disensiones causadas por un tal Agríco<strong>la</strong>, que afirmaba que <strong>la</strong> ley moral70


mosaica ya no tenía valor, y se <strong>de</strong>bía abrogar en <strong>la</strong> Iglesia. Pero lo que más afligía a Lutero eraque los frutos <strong>de</strong> <strong>la</strong> pura doctrina <strong>de</strong>l Evangelio, adquirida por él con tantas penas, combates yluchas, eran muy escasos. Se <strong>la</strong>mentaba que, salvo algunos que habían aceptado el Evangelioseria y agra<strong>de</strong>cidamente, los <strong>de</strong>más eran tan ingratos e impertinentes y torcidos, que no vivían <strong>de</strong>otra manera que como si Dios les hubiese dado su Pa<strong>la</strong>bra y salvado <strong>de</strong>l papismo, para po<strong>de</strong>rhacer y <strong>de</strong>jar libremente lo que les diese <strong>la</strong> gana, sirviéndoles así su Pa<strong>la</strong>bra, no para su gloria ysalvación, sino más bien para su perversión. La nobleza quería apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong> todo lo que poseíael al<strong>de</strong>ano, y los simples ciudadanos querían hacerse príncipes; por otro <strong>la</strong>do, el al<strong>de</strong>ano subíalos cereales, causando hambre por este su mal proce<strong>de</strong>r, mientras que los géneros no escaseaban;el artesano en su oficio ponía los precios a su capricho. Los criados <strong>de</strong> <strong>la</strong>s casas se daban a <strong>la</strong>holganza, al hurto e infi<strong>de</strong>lidad y malignidad <strong>de</strong> todo género, <strong>de</strong> tal suerte, que todos los padres<strong>de</strong> familia se quejaban y <strong>la</strong>mentaban; sobre todo, había algunos nobles y Ayuntamientos, vil<strong>la</strong>s,ciuda<strong>de</strong>s y pueblos que prohibían a su párroco y <strong>de</strong>más pastores repren<strong>de</strong>r <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el púlpito suspecados y vicios, y amenazaban <strong>de</strong> echarlos fuera o <strong>de</strong>jarlos morir <strong>de</strong> hambre, y cualquiera queles robase alguna cosa era inocente. Calcúlese si todo esto fuese p<strong>la</strong>cer y gusto para elReformador, o si más bien le obligase a predicar con voz <strong>de</strong> trueno <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong>l Señor: ÛMirad,haced frutos propios <strong>de</strong> arrepentimiento y que obre vuestra fe en amor.ÜEn Wittemberg mismo había tantos <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes, que Lutero resolvió abandonar enteramente <strong>la</strong>ciudad; sólo <strong>la</strong>s peticiones <strong>de</strong> una diputación especial y <strong>la</strong> mediación <strong>de</strong>l elector le movieron porfin, a volver a su hogar. Así, su gozo sobre el campo ver<strong>de</strong>, fruto <strong>de</strong> <strong>la</strong> simiente que habíasembrado, se disminuyó por <strong>la</strong> cizaña que, sembrada por enemigos, creció juntamente; mas elSeñor no le <strong>de</strong>jó afligirse mucho tiempo, y le l<strong>la</strong>mó <strong>de</strong>l campo terrestre a su hermoso cielo,don<strong>de</strong> no hay cizaña entre el trigo ni el mal se mezc<strong>la</strong> con el bien.Había una cuestión entre los con<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Mansfeld y algunos súbditos suyos sobre unas minas, ypidieron a Lutero que fuera a componer<strong>la</strong>. Acompañado <strong>de</strong> sus tres hijos, el viejo campeón sepuso en camino para poner paz en su país natal, el 23 <strong>de</strong> Enero <strong>de</strong> 1546. Este iba a ser su últimoviaje, como lo presintió, que le llevaría a <strong>la</strong> paz eterna y a <strong>la</strong> patria verda<strong>de</strong>ra. ÛEl mundo estácansado <strong>de</strong> mí -dijo-, y yo me canso <strong>de</strong> él; no nos pesará el separarnos, como el huéspedabandona <strong>la</strong> fonda sin sentimiento.Ü Su Catalina le abrió toda <strong>la</strong> congoja <strong>de</strong> su corazón, puespresentía que no volvería a verle sino en el ataúd. En vano trató Lutero <strong>de</strong> calmar suspresentimientos con sus cartas, unas jocosas, otras serias: ÛLee, Lina mía, a San Juan y elcatecismo pequeño, pues quieres cuidar, en vez <strong>de</strong> tu Dios, como si El no fuera el Omnipotenteque pue<strong>de</strong> crear diez doctores Martines, si acaso este viejo se ahogase en el río Saale. Déjame enpaz con tus temores; tengo uno mejor que tú y todos los ángeles, que me cuida; está en elpesebre, y una virgen le cría; pero está sentado a <strong>la</strong> diestra <strong>de</strong>l Dios Padre Omnipotente; portanto, estate en paz. Amén.ÜEn Halle tuvo que <strong>de</strong>tenerse unos días por haberse inundado el río <strong>de</strong> Saale; mas por fin se<strong>de</strong>cidió a pasar, con gran peligro <strong>de</strong> vida. En <strong>la</strong>s fronteras <strong>de</strong>l condado <strong>de</strong> Mansfeld los con<strong>de</strong>s lerecibieron con mucha alegría.Apenas hubo llegado a Eisleben, le sobrevino una indisposición tan fuerte, que se temió por suvida. Mas se alivió pronto, y pudo predicar cuatro veces en los veintiún días que se <strong>de</strong>tuvo en supueblo natal y asistir a los negocios <strong>de</strong> los con<strong>de</strong>s y trabajar mucho en favor <strong>de</strong> <strong>la</strong>s escue<strong>la</strong>s.71


El 16 <strong>de</strong> Febrero fundó el Gimnasio <strong>de</strong> Eisleben (colegio <strong>de</strong> segunda enseñanza), hoy díafloreciente aún; pero en todos estos trabajos sintió mucha <strong>de</strong>bilidad.Hasta el 17 <strong>de</strong> Febrero, y eso por <strong>la</strong>s reiteradas súplicas <strong>de</strong> su amigo el príncipe <strong>de</strong> Anhalt, noabandonó los negocios <strong>de</strong> <strong>la</strong> mencionada contienda arreg<strong>la</strong>da ya en su parte principal. Su<strong>de</strong>bilidad iba creciendo, y le obligó a guardar cama; en el<strong>la</strong> no <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> edificar a los que lero<strong>de</strong>aban, con conversaciones sobre <strong>la</strong> única cosa necesaria, hab<strong>la</strong>ndo mucho <strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte y <strong>de</strong><strong>la</strong> unión veni<strong>de</strong>ra con todos sus amigos; un día concluyó diciendo: ÛMe han bautizado aquí enEisleben; ¡como si <strong>de</strong>biera morir aquí!Ü Después se acercó, según acostumbraba, a <strong>la</strong> ventana, ydijo en oración: ÛDios mío, te suplico en nombre <strong>de</strong> tu Hijo a quien he predicado, que escuchesahora también mi plegaria, y hagas que mi patria siga en <strong>la</strong> pura religión y <strong>la</strong> verda<strong>de</strong>ra confesión<strong>de</strong> tu Pa<strong>la</strong>bra.ÜPoco <strong>de</strong>spués <strong>la</strong>s ansias aumentaron consi<strong>de</strong>rablemente, se le condujo a su cuarto y le pusieronen cama; él apretó <strong>la</strong> mano a todos sus amigos que le ro<strong>de</strong>aban afligidísimos, dándoles <strong>la</strong>sbuenas noches y diciendo: ÛPadre, en tus manos encomiendo mi espíritu. ¡Orad al Señor por suEvangelio para que tenga éxito, porque el pobre papa y el concilio <strong>de</strong> Trento están hartoenojados contra él.Ü Luego durmió un rato tranqui<strong>la</strong>mente; mas a <strong>la</strong> una <strong>de</strong> <strong>la</strong> noche, el 18 <strong>de</strong>Febrero, le <strong>de</strong>spertaron los crecientes dolores <strong>de</strong>l pecho. Todos los remedios que parecíansaludables se emplearon, mas todo fue en vano. Una vez todavía se levantó con el rostro alegre,pronunciando con voz alta y c<strong>la</strong>ra estas pa<strong>la</strong>bras: ÛMe voy, mas tenemos un Dios que ayuda, yun Señor que salva <strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte.Ü Entonces volvió a echarse, cerró los ojos y juntó <strong>la</strong>s manos.Justo Jonás y Coelio le preguntaron últimamente: ÛVenerable padre, ¿queréis morir en Jesucristoy sus doctrinas que habéis predicado?Ü Lutero contestó con un c<strong>la</strong>ro . Este sí fue su últimapa<strong>la</strong>bra aquí en <strong>la</strong> tierra. El 18 <strong>de</strong> Febrero, a <strong>la</strong>s tres <strong>de</strong> <strong>la</strong> madrugada, entró el valiente guerrero<strong>de</strong> Dios en <strong>la</strong> paz eterna.Cuando se extendió <strong>la</strong> noticia <strong>de</strong> su muerte, toda <strong>la</strong> ciudad se conmovió profundamente: loscon<strong>de</strong>s y muchos vecinos corrieron a <strong>la</strong> casa mortuoria, para ver por última vez, con muchosentimiento y lágrimas, los restos mortales <strong>de</strong> este hombre querido. Los con<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Mansfeld<strong>de</strong>searon que fuera enterrado en Eisleben; más el elector, informado en seguida por el Dr. Jonás<strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte <strong>de</strong> Lutero, mandó llevar el cuerpo a Wittemberg.El 19 <strong>de</strong> Febrero llevaron el féretro que contenía el cadáver <strong>de</strong>l Reformador a <strong>la</strong> iglesia <strong>de</strong> SanAndrés, don<strong>de</strong> Lutero había pronunciado su último sermón, y Jonás dirigió el sermón fúnebre allía mil<strong>la</strong>res <strong>de</strong> oyentes que lloraban. El 20 <strong>de</strong> Febrero, a <strong>la</strong> una <strong>de</strong> <strong>la</strong> tar<strong>de</strong>, salió el féretro, bajo eldob<strong>la</strong>r <strong>de</strong> <strong>la</strong>s campanas y los himnos <strong>de</strong> los habitantes, por <strong>la</strong>s puertas <strong>de</strong> Eisleben.Muchos vecinos <strong>de</strong> <strong>la</strong> ciudad y sus contornos acompañaron sollozando al cadáver gran parte <strong>de</strong>lcamino. Los con<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Mansfeld, y cuarenta y cinco <strong>de</strong> a caballo, acompañaron al soldado <strong>de</strong>Dios a su último reposo en Wittemberg. En todas <strong>la</strong>s al<strong>de</strong>as por don<strong>de</strong> pasaba <strong>la</strong> comitivafúnebre dob<strong>la</strong>ron <strong>la</strong>s campanas. La gente se <strong>la</strong>mentaba y lloraba. Ante <strong>la</strong>s puertas <strong>de</strong> Halle, elAyuntamiento, los colegios y el clero recibieron el féretro y le acompañaron a <strong>la</strong> catedral, don<strong>de</strong><strong>la</strong> gente, con voz quebrantada, entonó el salmo: ÛDe los profundos c<strong>la</strong>mo a ti, SeñorÜ. Durante <strong>la</strong>noche estuvo allá el féretro guardado por los ciudadanos. El 22 <strong>de</strong> Febrero llegaron los con<strong>de</strong>s72


con el cadáver ante Wittemberg. Los miembros <strong>de</strong> <strong>la</strong> Universidad y <strong>de</strong>l Consejo, <strong>la</strong> vecindad yun gran número <strong>de</strong> forasteros recibieron aquí a <strong>la</strong> comitiva fúnebre, y <strong>la</strong> acompañaron a <strong>la</strong>Capil<strong>la</strong> <strong>de</strong> Pa<strong>la</strong>cio, don<strong>de</strong> <strong>de</strong>bía enterrarse. Bugenhagen pronunció <strong>la</strong> oración fúnebre antemuchos miles sobre el texto: ÛTampoco, hermanos, queremos que ignoréis <strong>de</strong> los que duermen,etcéteraÜ (1.8 Tes. 4.13, 14.) Habló con tanta emoción, que a menudo tuvo que <strong>de</strong>tenerse porcausa <strong>de</strong> <strong>la</strong>s lágrimas, y todos los oyentes lloraban con él.Después <strong>de</strong> haber pronunciado también Me<strong>la</strong>nchton, en representación <strong>de</strong> <strong>la</strong> Universidad, a suamigo difunto una oración <strong>la</strong>tina, <strong>de</strong>positaron los restos <strong>de</strong>l gran hombre en el sepulcro abierto al<strong>la</strong>do <strong>de</strong> su púlpito.El 1817, el rey <strong>de</strong> Prusia Fe<strong>de</strong>rico Guillermo III, levantó un monumento al Reformador en <strong>la</strong>p<strong>la</strong>za <strong>de</strong> Wittemberg, en prueba <strong>de</strong> veneración y gratitud. Este monumento <strong>de</strong> bronce <strong>de</strong>be dartestimonio a <strong>la</strong>s generaciones veni<strong>de</strong>ras <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s méritos <strong>de</strong> aquel varón <strong>de</strong> Dios para <strong>la</strong>Iglesia <strong>de</strong> Cristo. Mas los monumentos <strong>de</strong> bronce y piedra son roídos por el tiempo.La obra <strong>de</strong> Lutero permanecerá mientras dure el mundo, porque La Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios es <strong>la</strong>doctrina <strong>de</strong> Lutero.Por eso no perecerá jamás.***73

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