La Altamira del siglo XXI - Fundación del Patrimonio histórico de ...

REPORTAJEHablar de Las Médulas escomenzar por ese Bierzo Bajode montes ateridos o aturdidosde olor a tomillo, de brezomorado y espino florecido enblanco o nieve, según crucemosverano o invierno. Lo sentiremosprofundamente, lo sentiremosdulce y nuestro, tierra de nuestros días, que sentirasí es una confesión de convencimientos.Seguimos entre pueblos y campos, a un lado el hermosomonasterio de Carracedo, torres entre árboles,praderas y vuelos de cigüeña. Vides oscuras comomanos encrespadas, doloridas o extrañas, manzanos,jaras abiertas y abiertos corredores con maíz colgando,tiempo colgando, en casas con tejados de pizarra.Pasamos Carucedo y el lago que guarda unahistoria que fue obra de atoramiento, obstrucciónde una garganta muy justa, en el arroyo Valado, aconsecuencia de los lodos de las Médulas, inundandoun valle que allí existía. Pueblo Carucedo,lago del mismo nombre y Médulas, contadas yescritas a muy distintas voces, haciendo historia yleyenda pobladas de verdad y fantasía. ¿Está laondina Caricea peinando sus cabellos de oro en laorilla del lago en de la noche de san Juan? Así loafirman los habitantes de la zona, o llegados detan distintos puntos del mundo. Nos preguntaremossi se peinaba Caricea o se peinan los sueñosalucinados de la noche que abre negro y lunas.¿Qué esconde el fondo del lago, el fondo de la luzo la oscuridad? ¿Adónde se han ido quedando losgestos perdidos, rostros y voces, protagonistas detrágicos amores o gestas prodigiosas?Hablar de las Médulas es acercar, necesariamente,un mundo aparte. Se respira el paisaje, serespira su singularidad fascinante, pasado y presente.Un mundo que estremece nuestra llegada yalerta nuestra imaginación. Senderos entre unavegetación iluminada, picachos bermejos, en unaconjunción armoniosa de tierra y castaños. Losromanos buscando oro, fueron creando este particularpaisaje. Tierra enrojecida, cuevas y galerías,paisaje que detiene hasta el aire haciéndose aireapacible que mece historia y árboles pletóricos oenvejecidos. Llegar a Las Médulas es hacer caminoen un paisaje envolvente que, en estas fechas, sostieneuna abarrotada primavera, despuntando hastaen los zarzales y manteniendo intactas las praderas.Llegar a Las Médulas es ganar mundo, esalcanzar la contemplación de un lugar de necesariapermanencia porque habitaremos un hechizo,porque calzaremos en su recorrido un asombro.Recalarán en nosotros la hora, las horas. RecalaránLas Médulas,encuentroELENA SANTIAGOEscritoralas imágenes que dibujan estelugar insólito que es realidadque permanece y acoge elmisterio del tiempo.Para precisar su bellezahabré de acercar un lenguajeajustado a lo intenso. Porqueson aparición magnífica que seabre cual realidad alzada desde los sueños. Las sensacionesse tornarán más tenues o más concretas,más imaginadas que reales, o lo contrario, según lashoras, según la luz o las sombras, el atardecerencendido o lluvioso, el día que abre verano oinvierno, alboroto de un amanecer de pájaros despiertoso de caída de sol que va bajando para ocultarseen las espaldas de la noche.Y es entonces, en la noche, cuando las señalesfantásticas se pronuncian, cuando surgen crujidosbajos como pasos diminutos, soplos invisibles, quizáde gnomos, ninfas, xanas o diablillos que procuranesta atmósfera haciendo cierta esta leyenda yaescrita, verdad y sueño haciéndose forma en la formasentre picachos de aguja y abstraídos silencios.Hechizo de luna que señaló Roso de Luna en 1916.¿Bajo que luna? ¿Bajo qué impresión ingrávida ypalpitante? Quizá luna, otra aparecida, descolgandoluz, robando oscuridades. Luna caída en el lagoCarucedo, haciéndose luna de agua.En claridades plenas sólo quedan ocultos lostesoros escondidos, tesoros de oro en rinconesinsospechados, entre formas quebradas, robles ymatorrales. Pasadizos, refugio de qué invento decriaturas extrañas, de qué auténtica historia dehechos para este presente como hálito, energía,soplo de oculto prodigio. Quizá hablamos deparaísos nunca perdidos. Quizá hablamos de presenciascomo atmósferas mágicas. Que yo mismahe de contar que encontré un rostro extravaganteen las arrugas de un árbol centenario, rostro sinmirada o de mirada hundida en los siglos, allíatrapado en algún instante de descuido.Asombro en sol, nieve, lluvia de un rumorgris. La niebla, frecuente por la pérdida de caloren la noche rodeada de abundante humedad, esvisión que cubre y descubre, niebla llena o rotaconsintiendo el insólito misterio, borroso yespectacular, de belleza cambiante que nos contagiala sublimación de lo singular y la sugerencia.Las Médulas, tiempo detenido, realidad queha de hacerse memoria de imágenes conmovidas,jamás alojadas en el olvido. Las Médulas,aquietadas o en vientos, habitadas de claridades oensombrecidas, serán siempre, inevitablemente,Médulas encendidas.Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León 43