10.07.2015 Views

EL OÍDO MELANCÓLICO - Cortijo deEl Fraile

EL OÍDO MELANCÓLICO - Cortijo deEl Fraile

EL OÍDO MELANCÓLICO - Cortijo deEl Fraile

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

[fig.34]Simón Vouet, Saturno capturado por Amor, Venus y Esperanza, 1645-46. Museo de Berry Bourgesinundar de cascadas y de chorros, de surtidores y de fuentes inauditas(algunas de ellas inspiradas en las ficciones arquitectónicas delSueño de Polífilo), de lagunas y de acequias como ríos (abastecidaspor conducciones subterráneas procedentes de río Aniene) el ValleGaudente. Lo ordenó con una sucesión de terrazas escalonadas paraque el agua fluyera y saltara de un plano a otro y salpicara, de un vasoa otro chapoteando, brotando por cientos de caños, moviéndose yhaciéndose oír sin descanso, amenizando la Villa Este que luego sehizo construir como si fuera una caja sonora, la platea de un teatroen cuyo escenario sonaba a perpetuidad la misma sinfonía acuática.La opulenta villa del cardenal hijo de Lucrecia Borgia, del nietodel papa Alejandro VI, levantada sobre los restos de un conventofranciscano, quiso ser un fármaco con el que Hipólito pudiera, conel auxilio de Dios y la mecánica de fluidos, olvidarse de su acúfenopenitencial y silvestre.El cardenal de Hipólito II de Este tampoco se dejó retratartapándose el oído izquierdo: no hubiera estado bien visto; ningúncardenal lo había hecho antes ni lo haría después. Ni el cardenalLudovico Trevisano pintado por Mantenga, ni Giulio de Médicis porRafael Sanzio, ni Bernardo Dovici Bibbiena ni Alejandro Farnese niPietro Bembo, lo tres por Tiziano, ni Camilo Astalli Pamphili porVelázquez, ni Roberto Ubaldini por Guido Reni, ni Don Luis Maríade Borbón y Vallabriga por Francisco de Goya osaron, como si fuerancarnales, tocarse en el cuadro que los retrataba la cara: posarsu mejilla empolvada en el reclinatorio de su mano izquierda. Solose atrevió san Jerónimo, que no podía haber sido cardenal aunqueasí lo invistiera la posteridad, a quien arroparon con el manto y elcapelo cardenalicio antes de que esta dignidad eclesiástica se hubierainventado.82 83

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!