Hacia el Concepto de la Intersoberania, en LIBER AMICORUM ...

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HACIA EL CONCEPTO DE INTERSOBERANIA 1.355dos, todavía no asimilados. No es posible planear soluciones a nivel nacional aeste problema, pues la verdadera solución sólo puede venir de una acción coordinada,en la que se consideren todos los ángulos de la cuestión demográfica a nivelglobal.Nuestra intención no era la de redactar un catálogo de los problemas de lahumanidad, sino de llamar la atención sobre algunos de esos que podemos considerarproblemas globales cuyas soluciones debe buscar la humanidad, desde unaóptica también global (Seara, 1986 b), dado que escapan a la posibilidad de unaacción efectiva por los Estados soberanos actuando de modo independiente. Enlos párrafos anteriores se han resumido algunos de los más urgentes.La conciencia de la interdependencia entre los Estados no es nada nuevo.Ya hemos visto cómo el tema salía a discusión con cierta frecuencia en los mediosacadémico y político. Pero hay que reconocer que la interdependencia tieneciertos grados y, si la de hace medio siglo colocaba a la humanidad ante el dilemade reconocerla o perder eficacia en el enfoque de los problemas sociales, hoy elalto grado de interdependencia que se ha alcanzado convierte a este dilema enalgo mucho más alarmante: o se encuentra una solución a los problemas sociales,con la consiguiente armonía y posibilidad de futuro, o de no haber solución, elagravamiento de la turbulencia social pondría en peligro la supervivencia humana.Naturalmente que no hay una coincidencia absoluta en el diagnóstico de lasituación; son bien conocidas las visiones optimistas salidas del Instituto Hudson(Kahn, W. Brown y Martel, 1976). mientras que otros, como Holsti (1986) pidenprudencia en el análisis y el pronóstico, aunque al no considerar como cierta laexistencia de una situación grave, están de hecho uniéndose a los que pudiéramosllamar optimistas. El Estado nacional soberano se encuentra ahora sometido a unembate tremendo de las fuerzas sociales, en medio de un proceso deuniformización cultural y de nivelación de valores comunes, como no se haconocido jamás en la historia. Ignorar esta realidad sería sumamente peligroso,pero tampoco sería conveniente dar saltos en el vacío.Puede preverse una evolución, paralela aunque autónoma, entre las nacionesy el Estado soberano. Por un lado, «las naciones», que según el clarividentejuicio del gran definidor del concepto (Renan, 1882) «no son algo eterno. Tuvieronsu comienzo y tendrán su fin», continuarán su proceso histórico, nunca interrumpido,de cambio, en el que el choque entre formas culturales y valores distintosse va resolviendo en la formación de unidades más amplias. Al mismotiempo los pueblos sufrirán un despojo progresivo de su soberanía real, debido ala interferencia de los factores que mencionábamos atrás. Este despojo afecta tantoa la dimensión interna como a la externa de la soberanía. Por otro lado, el Estadosoberano como institución se ve igualmente sometido a una erosión constante(Haas, 1958; Mitrani, 1965; Burton, 1972), inserto en un medio internacionalen el que la maraña de relaciones sociales que saltan sobre las fronterasdebilita progresivamente su libertad de movimientos.

1.356 MODESTO SEARA V AZQUEZNo puede contemplarse con indiferencia la disminución de la soberanía delos pueblos, pues esa ruta lleva directamente hacia la tiranía y la construcción deun orden jurídico internacional no democrático. Esto, independientemente de queun cuerpo de decisiones ineficaces, adoptadas a nivel internacional, siga creandola ilusión de que el Derecho Internacional es cada vez más justo, másdemocrático, más igualitario y más progresista. Desde perspectivas muy diferentes,muchos juristas han insistido en la necesidad de un orden jurídico internacionalmás efectivo; así Schwarzenberger (1968: 52): «Das entscheidende Problem,das noch der Losung harrt, ist die Verwandlung der gegenwartigen Weltgesselschaftunter der Satzung der Vereinten Nationen in eine internationale Gemeinschsaftunter efTektiver Herrschaft des Rechts».Dada la evidente realidad de la interdependencia (Brown, 1972; Keohane yNye, 1977; Holsti, 1980; Naisbitt, 1982), que ya alcanza una gran intensidad yseguirá acentuándose, no hay posibilidad alguna (si es que eso fuera de desear)de recuperar las soberanías nacionales en la forma tradicional. De todos modos,lo que verdaderamente importa es que los pueblos recuperen el control de sudestino, rescatando su soberanía de las garras de las fuerzas incontroladas que sela están arrebatando. El tipo de institución en el que esa soberanía se incorpore esuna cuestión distinta y de orden secundario. Un pueblo puede ser tan libre y soberanoconstituyendo una unidad independiente, como unido a otro para formaruna unidad más amplia. En el momento histórico actual, la cuadriculación delplaneta en tantos Estados independientes, fragmenta la unidad de la raza humana,incapacita a las instituciones para tomar decisiones eficientes y facilita el sometimientode esos grupos humanos a las fuerzas transnacionales, además decrear las condiciones para un posible conflicto social o bélico, de proporcionesglobales que amenazaría la supervivencia de la sociedad humana.A través de los Estados nacionales, la recuperación de la soberanía de lospueblos es imposible. Se requieren instituciones nuevas, Estados regionales ocontinentales, o un Estado a nivel global. En él o en ellos (transitoriamente eneste último caso) quedaría depositada la soberanía de los pueblos, que así podríancontrolar a todas las fuerzas que ahora se mueven fuera de control. Si se da lanecesidad de una institución que tome decisiones a nivel global esa instituciónsurgirá de un modo u otro, y sería lamentable que se viniera a dar la razón aHobbes (1651), en el sentido de que no basta la racionalidad para explicar el Estadoo el Derecho, sino que es indispensable añadir la fuerza (Tonnies, 1925:236-270). En una etapa transitoria, sin embargo, hay que pensar en una fórmulaque permita hacer frente a necesidades más inmediatas, como son las de solucionarproblemas comunes que a nivel individual los Estados no pueden solucionar,tales como los de la conservación del medio físico, demográficos, narcotráfico,económicos, etc. Esa fórmula podría ser la de la intersoberanía, mediante la cual,todos o una parte de los Estados, acuerdan renunciar a su derecho a adoptar decisionesque puedan afectar a los demás Estados, y aceptan la posibilidad de compartirla responsabilidad de adoptadas.

HACIA EL CONCEPTO DE INTERSOBERANIA 1.355dos, todavía no asimi<strong>la</strong>dos. No es posible p<strong>la</strong>near soluciones a niv<strong>el</strong> nacional aeste problema, pues <strong>la</strong> verda<strong>de</strong>ra solución sólo pue<strong>de</strong> v<strong>en</strong>ir <strong>de</strong> una acción coordinada,<strong>en</strong> <strong>la</strong> que se consi<strong>de</strong>r<strong>en</strong> todos los ángulos <strong>de</strong> <strong>la</strong> cuestión <strong>de</strong>mográfica a niv<strong>el</strong>global.Nuestra int<strong>en</strong>ción no era <strong>la</strong> <strong>de</strong> redactar un catálogo <strong>de</strong> los problemas <strong>de</strong> <strong>la</strong>humanidad, sino <strong>de</strong> l<strong>la</strong>mar <strong>la</strong> at<strong>en</strong>ción sobre algunos <strong>de</strong> esos que po<strong>de</strong>mos consi<strong>de</strong>rarproblemas globales cuyas soluciones <strong>de</strong>be buscar <strong>la</strong> humanidad, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> unaóptica también global (Seara, 1986 b), dado que escapan a <strong>la</strong> posibilidad <strong>de</strong> unaacción efectiva por los Estados soberanos actuando <strong>de</strong> modo in<strong>de</strong>p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te. Enlos párrafos anteriores se han resumido algunos <strong>de</strong> los más urg<strong>en</strong>tes.La conci<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> <strong>la</strong> inter<strong>de</strong>p<strong>en</strong><strong>de</strong>ncia <strong>en</strong>tre los Estados no es nada nuevo.Ya hemos visto cómo <strong>el</strong> tema salía a discusión con cierta frecu<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> los mediosacadémico y político. Pero hay que reconocer que <strong>la</strong> inter<strong>de</strong>p<strong>en</strong><strong>de</strong>ncia ti<strong>en</strong>eciertos grados y, si <strong>la</strong> <strong>de</strong> hace medio siglo colocaba a <strong>la</strong> humanidad ante <strong>el</strong> dilema<strong>de</strong> reconocer<strong>la</strong> o per<strong>de</strong>r eficacia <strong>en</strong> <strong>el</strong> <strong>en</strong>foque <strong>de</strong> los problemas sociales, hoy <strong>el</strong>alto grado <strong>de</strong> inter<strong>de</strong>p<strong>en</strong><strong>de</strong>ncia que se ha alcanzado convierte a este dilema <strong>en</strong>algo mucho más a<strong>la</strong>rmante: o se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra una solución a los problemas sociales,con <strong>la</strong> consigui<strong>en</strong>te armonía y posibilidad <strong>de</strong> futuro, o <strong>de</strong> no haber solución, <strong>el</strong>agravami<strong>en</strong>to <strong>de</strong> <strong>la</strong> turbul<strong>en</strong>cia social pondría <strong>en</strong> p<strong>el</strong>igro <strong>la</strong> superviv<strong>en</strong>cia humana.Naturalm<strong>en</strong>te que no hay una coinci<strong>de</strong>ncia absoluta <strong>en</strong> <strong>el</strong> diagnóstico <strong>de</strong> <strong>la</strong>situación; son bi<strong>en</strong> conocidas <strong>la</strong>s visiones optimistas salidas d<strong>el</strong> Instituto Hudson(Kahn, W. Brown y Mart<strong>el</strong>, 1976). mi<strong>en</strong>tras que otros, como Holsti (1986) pi<strong>de</strong>npru<strong>de</strong>ncia <strong>en</strong> <strong>el</strong> análisis y <strong>el</strong> pronóstico, aunque al no consi<strong>de</strong>rar como cierta <strong>la</strong>exist<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> una situación grave, están <strong>de</strong> hecho uniéndose a los que pudiéramosl<strong>la</strong>mar optimistas. El Estado nacional soberano se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra ahora sometido a unembate trem<strong>en</strong>do <strong>de</strong> <strong>la</strong>s fuerzas sociales, <strong>en</strong> medio <strong>de</strong> un proceso <strong>de</strong>uniformización cultural y <strong>de</strong> niv<strong>el</strong>ación <strong>de</strong> valores comunes, como no se haconocido jamás <strong>en</strong> <strong>la</strong> historia. Ignorar esta realidad sería sumam<strong>en</strong>te p<strong>el</strong>igroso,pero tampoco sería conv<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te dar saltos <strong>en</strong> <strong>el</strong> vacío.Pue<strong>de</strong> preverse una evolución, paral<strong>el</strong>a aunque autónoma, <strong>en</strong>tre <strong>la</strong>s nacionesy <strong>el</strong> Estado soberano. Por un <strong>la</strong>do, «<strong>la</strong>s naciones», que según <strong>el</strong> c<strong>la</strong>rivi<strong>de</strong>ntejuicio d<strong>el</strong> gran <strong>de</strong>finidor d<strong>el</strong> concepto (R<strong>en</strong>an, 1882) «no son algo eterno. Tuvieronsu comi<strong>en</strong>zo y t<strong>en</strong>drán su fin», continuarán su proceso histórico, nunca interrumpido,<strong>de</strong> cambio, <strong>en</strong> <strong>el</strong> que <strong>el</strong> choque <strong>en</strong>tre formas culturales y valores distintosse va resolvi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> <strong>la</strong> formación <strong>de</strong> unida<strong>de</strong>s más amplias. Al mismotiempo los pueblos sufrirán un <strong>de</strong>spojo progresivo <strong>de</strong> su soberanía real, <strong>de</strong>bido a<strong>la</strong> interfer<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> los factores que m<strong>en</strong>cionábamos atrás. Este <strong>de</strong>spojo afecta tantoa <strong>la</strong> dim<strong>en</strong>sión interna como a <strong>la</strong> externa <strong>de</strong> <strong>la</strong> soberanía. Por otro <strong>la</strong>do, <strong>el</strong> Estadosoberano como institución se ve igualm<strong>en</strong>te sometido a una erosión constante(Haas, 1958; Mitrani, 1965; Burton, 1972), inserto <strong>en</strong> un medio internacional<strong>en</strong> <strong>el</strong> que <strong>la</strong> maraña <strong>de</strong> r<strong>el</strong>aciones sociales que saltan sobre <strong>la</strong>s fronteras<strong>de</strong>bilita progresivam<strong>en</strong>te su libertad <strong>de</strong> movimi<strong>en</strong>tos.

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