<strong>2013</strong> © Juan José López Amador (lopezama@ono.com) - Enrique Pérez Fernández http://www.traianvs.net/lectura, el lector convendrá con nosotros en que la apertura del ‘Canal de Balbo’ que severificó hace dos mil años en las arenas del Manto Eólico Litoral, en comparación –entre otras obras realizadas en los siglos XVII y XVIII– con la excavación en 1721–22de un nuevo cauce a lo largo de casi 4 kilómetros en terrenos marismeños –la calle largaque llaman algunos documentos de la época– fue una obra posible de realizar por la todopoderosaingeniería militar romana. Seguro que los recursos humanos, materiales ytécnicos no faltaron.Figura 38. Cepo de ancla romana (plomo) hallado en las inmediaciones de ladesembocadura del Guadalete. Museo Municipal de El Puerto de Santa María.Los manantiales de agua dulceImprescindible el agua. Para quienes habitaron el <strong>Portus</strong> Gaditanus y para elsuministro de los barcos comerciales que cubrían las rutas de los principales puertos delMediterráneo. ¿De dónde tomaban el agua, dónde estaban sus fuentes? De tan vital cuestiónnos ocupamos ahora.Se asienta El Puerto de Santa María, aunque a simple vista no se aprecie por loabigarrado del conjunto urbano, al pie de la ladera de un cerro, el cerro de la Belleza,con cota máxima de 42 metros algo más arriba de donde comienza la carretera de Sanlúcary que se extiende frente a todo el casco histórico. La altitud respecto a la desembocaduradel Guadalete se observa en los dibujos que desde La Belleza plasmó en 1567Anton Van den Wyngaerde, 227 hoy apreciable en las pendientes de las calles del BarrioAlto: San Francisco, San Juan, Ganado, Santa Clara...Existe en La Belleza un manantial de aguas dulces, subterráneas, que nace enEl Caracol, donde aún hoy se observa bajo el terreno superficial un curso fluvial conabundante vegetación de porte en sus orillas. Bajo el suelo, parece tomar dirección haciala calle Ganado en su confluencia con Zarza (Hospitalito). Recordará el lector portuenseque en 1993, en Ganado nº21, al excavarse el terreno para cimentar el que hoy es el Centrode Salud ‘Federico Rubio’, de inmediato brotó a la superficie un inmenso caudal deagua que costó Dios y ayuda sellar. Este era el cauce procedente del cerro de La Bellezaa la altura de El Caracol que las fuentes escritas bajomedievales y de la Edad Modernallamaban arroyo de la Zangarriana, 228 siendo así que el origen del trazado de la calle227Caballero Sanchez, 2008: 130-134.228Zangarriana: tristeza, melancolía, borrachera en acepción andaluza y también la sangre quefluye en la matanza de animales. Por este significado nos inclinamos. En la calle Ganado estuvoel Matadero (el anterior al que se levantó en 1697, hoy sede del Imucona), y acaso aluda el términoa la limpieza de la sangría que se haría en la Zangarriana. Así se llamaba la calle Ganado a comienzosdel siglo XVI: Pérez Fernández et al. 1994: 43.97
<strong>2013</strong> © Juan José López Amador (lopezama@ono.com) - Enrique Pérez Fernández http://www.traianvs.net/Ganado –probablemente desde Zarza– no es urbano, sino fluvial. Su mención se entrevéen el reparto alfonsí de las casas y solares de Santa María del Puerto (1268): “Comiençaotra tabla de fuera del valladar e de la cárcava, del majuelo de Pero Ganzana fasta elcabo de las paredes”. 229 Es preciso el documento alfonsí, porque una cárcava más queun arroyo debió ser el aspecto que presentaría la Zangarriana en tiempos de fuertes lluvias,un torrente de agua bajando hasta el Guadalete. Pasaba la cárcava al lado del recintoamurallado –el valladar y el cabo (extremo) de las paredes de la partición citada– quela villa porteña tenía en el siglo XIII, levantado en época almohade (ss. XII–XIII). En lacontigua calle Ricardo Alcón –la antigua calle del Muro– el Museo Municipal excavóun tramo de la muralla. 230 Esta vía fluvial determinó el trazado urbano –su límite norte–de las villas andalusí y cristiana, y con toda seguridad igual ocurrió en época romana(Figura 36): Un obstáculo natural que actuaría de frontera al núcleo central –al sur de lacárcava– del <strong>Portus</strong> Gaditanus. Se vislumbra en el cuadro de la Figura 27 desaguandoen el río, junto al puente de la Vía Augusta. Observen en su cauce una barca.Cuando El Puerto comenzó a expandirse por el Barrio Alto durante los siglosXVI–XVII, el arroyo o cárcava se cegó, canalizándose sus aguas subterráneas en la plazade la Herrería a través del llamado caño de la Villa, ya convertido en un sumidero deaguas residuales. Se conoce que el caño y sus puentezuelas –pequeños puentes para cruzarloformados con maderas y ladrillos– se restauraron en 1643 y 1649. 231 Tareas quefueron precisas retomar en 1691, cuando se reformó ‘la puente’, empleándose cuatro estantes–tablones de madera– con un peso de 109 libras (50 kilos) y 18 clavos de a palmoy 6 de a tercia. 232 En 1735 se acordó “cegar la madre antigua del caño dando pendientepor cima para que las aguas superficialmente corran hasta el río”. 233 A los tres días deeste acuerdo comenzó a llover, y pasó lo que anotó José Miguel Bernal en 1736: “Esteaño ha sido tan copioso de aguas que desde San Andrés [6–XI] del año antecedentehasta abril no ha cesado de llover con grande abundancia, y ha sido tan copiosa lalluvia que en esta ciudad por la ribera, desde la calle de la Chanca hasta las monjasdel Espíritu Santo y Pozos Dulces, han reventado muchos manantiales de agua, que corríanhasta el río, cosa bien particular y que los más antiguos no la han visto ni oídodecir a sus pasados.” 234 En 1743, ante la incapacidad del caño de la Villa para absorberel agua, con la consiguiente falta de salubridad en el entorno de la plaza de la Herrería,se reconstruyó. 235 Aún hoy se ve en el cantil del muelle el desagüe del viejo Caño de laVilla, que in illo tempore fue el arroyo de la Zangarriana y que al otro lado del río, en su229González Jiménez, 2002: 113 y cxxv.230Giles et al., 1995: 11-51.231AHMPSM: Leg. 1649, Papeles Antiguos, leg. 47- Obras. Act. Cap. 1649, cab. 14-X, f. 317v.232AHMPSM: Leg. 1649, Papeles Antiguos, leg. 48- Obras: ‘Libranzas muy antiguas de gastosde obras en varios años’.233AHMPSM: Act. Cap. 1735, cab. 3-XI, ff. 243v.-245. Act. Cap. 1736, cab. 17-V, f. 108v. PérezFernández, 2001: 137-138.234Iglesias Rodríguez, J. J.: Memorias de un mercader a Indias. Imágenes de España y Américaen el siglo XVIII. Biblioteca de Temas Portuenses nº20. Ayto. de El Puerto, 2004, p. 183.235Cárdenas Burgueto, 1903: 31-32.98