2013 Portus gaditanus - Traianvs

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2013 © Juan José López Amador (lopezama@ono.com) - Enrique Pérez Fernández http://www.traianvs.net/1.1. LA MANSIÓN Y LA OFICINA FISCAL AD PORTUMEn 1764, el historiador portuense Anselmo José Ruiz de Cortázar –a quien habremos dereferirnos repetidamente en este libro por la valiosa información arqueológica que noslegó– escribió que había reconocido en la orilla derecha del San Pedro las ruinas de unpuente romano, próximo al lugar (760 m río adentro) por donde hoy se cruza la ría: “...dirigiéndose[un camino] por el Puerto al Coto de la otra banda salvando un estero (hoyrío de San Pedro) por un pequeño puente de dos o tres arcos cuyos fragmentos se ven”. 34Que estos vestigios (hoy desaparecidos) que contempló Ruiz de Cortázar fuesen romanoslo damos por cierto. Su ubicación exacta, también (Figura 3); basta prolongar la líneade la calzada que se conserva en el Coto de la Isleta (epígrafe 1.3.).Documentalmente no tenemos constancia de que se construyera otro puente, debarcas, hasta el año 1779. Hasta entonces, una barca era la encargada del pasaje de orillaa orilla. De ambas infraestructuras del río apuntaremos a continuación alguna información,que no ha de entenderse como un anacronismo histórico en razón a que las ‘imágenes’que aportan los textos que interpolamos no debieron ser muy distintas a las deépoca romana y, en todo caso, constatan las mismas instalaciones fluviales en el mismoespacio al paso de los siglos.Que sepamos, la primera mención a una barca en el San Pedro se recoge en laCarta–puebla fundacional de la villa de Puerto Real, otorgada por los Reyes Católicosel 18 de junio de 1483. En ella se concedió a la nueva población el poder disponer dedos barcas, una en Matagorda para cruzar a Cádiz y otra en el Saladillo (el posterior,desde 1648, río San Pedro). En una carta que en 1489 el procurador de Puerto Real, AlfonsoVeláz quez, envió al concejo de Jerez –de quien dependía la villa porto rrea leña–se pidió que le permitie ran cobrar rentas de las “dos barcas de pasage que la Villa tiene,de que el Rey les fizo merced; la una es en el Saladillo que está entre medias de PuertoReal é del Puerto de Sta. María; esta gana renta; la otra es en el Puntal de Matagordapara pasar á Cádiz; esta non gana renta ninguna nin le ha gana do, salvo tenemos lamerced de SS. AA. é non la queremos perder”. De Jerez se respondió que “en lo de lasBarcas del pasage la Ciudad vos face merced de la Renta de ellas tanto quanto fuerevoluntad de la Ciudad y non mas”; que es decir que el concejo jerezano fijaría la cantidada cobrar por el pasaje en ambas barcas. 35Barcas para salvar el cauce del San Pedro debieron de existir, al menos, desdelos primeros tiempos de la presencia romana en la bahía, hasta que, según nuestra hipótesis,a fines del siglo I a.C. se construyó un puente de barcas para el paso de la Vía Augusta.Acaso el pasaje se practicara como en el Guadalquivir a la altura de Corduba, acargo de la corporación de los portonarii, según consta en la inscripción de una esclavahallada en Córdoba. 36Mediado el siglo XVII, una barca continuaba cumpliendo esta función en el SanPedro o Salado, entonces propia del Cabildo portuense, que la tenía arrenda da. En 1650,34Ruiz de Cortázar, 1764: 139.35Gutiérrez, 1757 (ed. 1989): t. II, libro 3º, pp- 220-223.36Chic, 1993: 33-34.27

2013 © Juan José López Amador (lopezama@ono.com) - Enrique Pérez Fernández http://www.traianvs.net/probable mente en respuesta a las quejas que presenta rían los usuarios de la barca anteun elevado precio del pasaje, los munícipes determinaron que el barquero no cobrasemás de 4 maravedís por persona y 8 mrs. por cabalgadura, bajo pena, de no cumplirse lomandado, de 10.000 mrs. 37 Al paso de los años, la barca y sus beneficios volverían a formarparte de los Propios de Puerto Real.Cruzar en barca el río conllevaba no pocos problemas. Al respecto, un documentode 1777 afirmaba que “siendo el citado río de flujo y reflujo en las mareas escoradas,ofrece su situación el más penoso y hondo fangal que para tomar la Barca yvadearlo, es indispensable a los Barqueros cargar en hombros los trajinantes, a la distanciade cerca de doscientas varas [167 metros], metiéndose muchas veces en estosPantanos hasta la cintura, y de aquí provienen tantos y tan repetidos desgraciados sucesos,como se experimentan, sin haber sido suficientes a evitarlos, los contínuos costososdispendios que frecuentemente han causado sus reparos, a instancias de los Exmos.Sres. Capitanes Generales de esta Provincia, por el gravísimo, evidente y perjudicialriesgo que sufre el Real Servicio ya en el tránsito de la tropa de Cavallería, como en elde la Infantería, que se comunica a los Pueblos Vecinos, con un notorio atraso, y elmismo padecen los del Puerto de Santa María en su Comercio con Cádiz”. 38Así las cosas, a los dos años, en 1779 y al tiempo que se construía en el Guadaleteel puente de San Alejandro, el San Pedro contó con un puente para salvar su cauce.El origen de ambos se convino dos años antes, cuando los Ayunta mientos de El Puertoy Puerto Real firmaron un acta de concordia por la que cada municipio se comprometióa costear un puente de barcas, como marcaba la ingeniería de la época. El coste de su fábrica,que se pretendía cubrir con la subida del impuesto de la arroba de aguardiente ycon la tarifa a cobrar al paso del puente, 39 se estimó en 23.171 pesos, a lo que habría queañadir unos gastos de reparación anuales calculados en 11.320 reales de vellón. 40El puente de barcas lo conoció y describió en 1794 Antonio Ponz: “Se componede nueve barcas con piso de tablones encima; y su extensión es de más de doscientos ycinquenta pies [70 metros]. Todo me pareció bien executado y hecho con solidez, así elterraplén y nueva calzada de ambos lados, como el pilotage [los pilotes o maderos hincadosen el río] y otras cosas necesarias para la seguridad de esta obra: tiene levadizouno de sus ojos para que pasen las barcas, dividiéndose por medio en dos mitades; cuyaoperación se hace por medio de dos manubrios de los lados, que, haciendo rodar suslinternas por un arco dentado, eleva el medio ojo haciéndole girar sobre su exe. En estepuente está la división de los términos de Puerto de Santa María y Puerto Real”. 41 Estuvoen uso hasta 1846, cuando se inauguró, al tiempo que en el Guadalete, un puente colgante,al modo que marcaban los tiempos.37Archivo Histórico Municipal de El Puerto de Santa María (en adelante, AHMPSM): Actas Capitularesde 1650, cabildo de 29-IV, f. 332 vuelto.38AHMPSM: Escribanía de Cabildo, leg. 7, t. 1777-1781, ff. 38-43.39Entre 12 maravedís por persona y 6 reales por carruaje de cuatro ruedas fletado con cinco omás cabezas de ganado.40Sánchez González, 1985: 159-180.41Ponz, 1794: 57.28

<strong>2013</strong> © Juan José López Amador (lopezama@ono.com) - Enrique Pérez Fernández http://www.traianvs.net/1.1. LA MANSIÓN Y LA OFICINA FISCAL AD PORTUMEn 1764, el historiador portuense Anselmo José Ruiz de Cortázar –a quien habremos dereferirnos repetidamente en este libro por la valiosa información arqueológica que noslegó– escribió que había reconocido en la orilla derecha del San Pedro las ruinas de unpuente romano, próximo al lugar (760 m río adentro) por donde hoy se cruza la ría: “...dirigiéndose[un camino] por el Puerto al Coto de la otra banda salvando un estero (hoyrío de San Pedro) por un pequeño puente de dos o tres arcos cuyos fragmentos se ven”. 34Que estos vestigios (hoy desaparecidos) que contempló Ruiz de Cortázar fuesen romanoslo damos por cierto. Su ubicación exacta, también (Figura 3); basta prolongar la líneade la calzada que se conserva en el Coto de la Isleta (epígrafe 1.3.).Documentalmente no tenemos constancia de que se construyera otro puente, debarcas, hasta el año 1779. Hasta entonces, una barca era la encargada del pasaje de orillaa orilla. De ambas infraestructuras del río apuntaremos a continuación alguna información,que no ha de entenderse como un anacronismo histórico en razón a que las ‘imágenes’que aportan los textos que interpolamos no debieron ser muy distintas a las deépoca romana y, en todo caso, constatan las mismas instalaciones fluviales en el mismoespacio al paso de los siglos.Que sepamos, la primera mención a una barca en el San Pedro se recoge en laCarta–puebla fundacional de la villa de Puerto Real, otorgada por los Reyes Católicosel 18 de junio de 1483. En ella se concedió a la nueva población el poder disponer dedos barcas, una en Matagorda para cruzar a Cádiz y otra en el Saladillo (el posterior,desde 1648, río San Pedro). En una carta que en 1489 el procurador de Puerto Real, AlfonsoVeláz quez, envió al concejo de Jerez –de quien dependía la villa porto rrea leña–se pidió que le permitie ran cobrar rentas de las “dos barcas de pasage que la Villa tiene,de que el Rey les fizo merced; la una es en el Saladillo que está entre medias de PuertoReal é del Puerto de Sta. María; esta gana renta; la otra es en el Puntal de Matagordapara pasar á Cádiz; esta non gana renta ninguna nin le ha gana do, salvo tenemos lamerced de SS. AA. é non la queremos perder”. De Jerez se respondió que “en lo de lasBarcas del pasage la Ciudad vos face merced de la Renta de ellas tanto quanto fuerevoluntad de la Ciudad y non mas”; que es decir que el concejo jerezano fijaría la cantidada cobrar por el pasaje en ambas barcas. 35Barcas para salvar el cauce del San Pedro debieron de existir, al menos, desdelos primeros tiempos de la presencia romana en la bahía, hasta que, según nuestra hipótesis,a fines del siglo I a.C. se construyó un puente de barcas para el paso de la Vía Augusta.Acaso el pasaje se practicara como en el Guadalquivir a la altura de Corduba, acargo de la corporación de los portonarii, según consta en la inscripción de una esclavahallada en Córdoba. 36Mediado el siglo XVII, una barca continuaba cumpliendo esta función en el SanPedro o Salado, entonces propia del Cabildo portuense, que la tenía arrenda da. En 1650,34Ruiz de Cortázar, 1764: 139.35Gutiérrez, 1757 (ed. 1989): t. II, libro 3º, pp- 220-223.36Chic, 1993: 33-34.27

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