<strong>2013</strong> © Juan José López Amador (lopezama@ono.com) - Enrique Pérez Fernández http://www.traianvs.net/de El Puerto; y en 1810, el de don Fernando Casado de Torres. Este ingeniero, aménde aconsejar la necesidad de la consabida obra, formó una extensa memoria en la queplasmó un concienzudo estudio hidrológico del Guadalete. Calculó, p. ej., que la arenaen la línea de costa entre las desembocaduras del Guadalete y del San Pedro, en relacióna la que tenía 21 años antes –según el conocido plano de Tofiño– había subido más de10 pies (2’80 m), resultando que la línea de bajamar en 1789 era la de pleamar en 1810.Evaluó que entre ambos años se habían depositado en la boca del Guadalete 2.575 millonesde varas cúbicas de arena, algo más de 8 varas 3 por cada 20 días de duro Levante.Este era, ciertamente, el origen del sempiterno problema de los bancos de arena de labarra del Guadalete. Si un grano hace granero, no deja de ser sorprendente cómo unapartícula de arena tras otra, trasladadas por ese viejo enemigo que para la bahía gaditanasiempre (o casi siempre) fue el viento de Levante, determinó el porvenir de una comunidad,y no precisamente para bien. El mal, si no se creó, sí se incrementó a raíz de queen 1654 (el año que se cerró el Guadalete por el olivar de Cartagena) y 1655 se arrancaran,con el fin de alimentar los hornos de Cádiz, las retamas y lentiscos que poblaban lashoy playas de Valdelagrana y de Levante. Unos años antes, entre 1632 y 1635, para fijarlas dunas se plantó el primer pinar en el Coto de la Isleta, al tiempo que en 1635 se plantótambién de pinos, con el mismo objetivo, la costa frontera de Poniente: los arenales, elcamino de la ermita de Santa Catalina (donde luego se levantó la fortaleza del mismonombre), los Cañuelos y la Bermeja. 525 En 1650 se compraron “piñones para plantarpinos en los baldíos de esta Ciudad para reparo de la barra y demás heredades”, especificándoseque debían plantarse “en todos los baldíos que fueren a propósito hacia lasJarretas y el Monte 526 y hacia donde está plantado otro pedazo de pinal”. 527 Plantaciónen la costa de Poniente que volvió a repetirse a los dos años, en febrero de 1652, cuando“se presentó certificación del capitán Blas Camacho Jayna, regidor, en que parece habergastado 1.960 rs. y 6 mrs. en la compra de los piñones y paga de la gente que los plantóen sus baldíos y arenales de Santa Catalina”. 528– En 1829, a solicitud del Ayuntamiento, una Real Orden de 4 de junio comisionó al ingenierodon Pedro Delgado para realizar los estudios precisos encaminados a lo que ustedes,a esta altura, bien saben. En diciembre presentó la memoria, 529 en la que recogiódos proyectos, acaso los más completos y complejos de los presentados en las últimasseis décadas: En el primero proponía cortar el río “por la Tapa, en donde da principio laque llaman la calle larga” –en la boca más próxima a El Puerto– para que “las aguasvuelvan a tomar su antiguo cauce y salida al mar por el Salado de San Pedro”. Sugeríael dragado desde el puente de San Alejandro a la boca, sustituir el incómodo e indecentemuelle de madera de la Pescadería (frontero al Castillo de San Marcos) por otro de piedra,“excavar lo necesario para la formación de una dársena a fin de proporcionar desahogoal puerto, capacidad a sus fondeaderos y careneros a las embarcaciones del525AHMPSM: Act. Cap. 1635, cab. 1-X, f. 145.526El pago del Monte se encontraba imediato al Pozo del Platero, en el antiguo camino de Rota.527AHMPSM: Act. Cap. 1650, cab. 30-VI, f. 342v, y Act. Cap. 1649, cab. 25-XI, f. 320v. Parallevar a cabo la plantación se nombró al capitán y regidor Blas Camacho.528AHMPSM: Act. Cap. 1652, cab. 19-II, f. 28.529AHMPSM: leg. 325-Canalización, 1829 nº1.203
<strong>2013</strong> © Juan José López Amador (lopezama@ono.com) - Enrique Pérez Fernández http://www.traianvs.net/tráfico” y, por último, “debe abrirse el canal espacioso y cómodo de su embarcadero dela parte interior del puerto hasta el punto de baja mar por la parte de afuera de la Bahía,y con lo que resulte de la excavación [826 mil varas 3 ], se rellenará y terraplenará[1.345.000 pies 3 de lodo] el brazo de la ría que conduce a la barra de su actual salida,que acabará de cegar el mar, formando una playa sin interrupción desde el fortín [deSanta Catalina] hasta la embocadura del San Pedro”. En el canal proyectó levantar dosmuros de dos cuerpos de cantería labrada (584 mil pies 3 ) “para mantener siempre francala comunicación con la Bahía y sostener las arenas por la parte interior de la cortadura”.El monto del presupuesto, 4.530.371 reales de vellón. En caso de que se decidieseno actuar en la problemática barra del Guadalete, en el segundo proyecto propuso otraobra magna: excavar un canal frente al muelle de la Pescadería, atravesando el Coto dela Isleta, para darle salida al San Pedro a la altura del puente (entonces de barcas) y desembocaral mar. Estimaba que el costo de la obra, a ejecutar en un año, sería mucho máseconómico: un millón de reales (Figura 89). Evidente es que ni uno ni otro proyecto seejecutaron, por la imposibilidad de cubrir los presupuestos. Técnicamente ambos proyectoseran factibles, como lo fue la colosal obra de 1722 del cierre del San Pedro yapertura de la calle larga, el curso del Guadalete actual, ese que parece que desde siempreestuvo ahí.– El viejo proyecto de cerrar la desembocadura del Guadalete y unir su curso al SanPedro se retomaría a mediados del XIX en tres ocasiones –1854, 1857, 1859–, 530 bajo laloable labor de la comisión que encabezó don José García del Palacio y proyectos delingeniero del distrito don Martín Recarte, pero nada se ejecutó. Sólo los dragados quede cuando en cuando, hasta nuestros días, limpian la secular barra del Guadalete.530AHMPSM: Act. Cap. 1859, cab. 5-IV.204