2013 Portus gaditanus - Traianvs
2013 Portus gaditanus - Traianvs 2013 Portus gaditanus - Traianvs
2013 © Juan José López Amador (lopezama@ono.com) - Enrique Pérez Fernández http://www.traianvs.net/COLOFÓNLas últimas palabras que escribimos las dedicamos a remarcar el principal argumentotratado en esta monografía: el origen, en el tiempo y el espacio, del Portus Gaditanus,el puerto de Gades que se estableció a fines del siglo I antes de Cristo al amparo de lapolítica económica marcada por Augusto (27 a.C.–14 d.C.) por la que la aristocraciamercantil gaditana se dedicó a la explotación de las fértiles tierras que median entre lasdesembocaduras del Guadalete y del Guadalquivir. La Isla Cartare de Avieno.Balbo el Menor fue su promotor, quien encargó a técnicos y operarios la aperturade la actual desembocadura del Guadalete para establecer las infraestructuras portuarias.Claro es que el lugar elegido no se designó al azar, sino en el espacio adecuado, el quereunía las condiciones precisas para habilitar un puerto fluvio–marítimo que estaba llamadoa convertirse, por su volumen de carga, en uno de los centros exportadores másimportantes del Mediterráneo.A continuación dejaremos consignadas algunas impresiones del paisaje y su evoluciónque nos surgen al concluir el cuerpo del libro, no necesariamente sujetas a lo demostrableal día de hoy por la Arqueología y la Historia. Nos parecen deducciones lógicase intuitivas que futuros estudios geológicos y arqueológicos tendrán que matizar, ampliaro rectificar; asentarlas o no científicamente. La tesis doctoral que al tiempo de escribirestas líneas ultima Carlos Alonso Villalobos será determinante para probar que la desembocaduradel Guadalete se abrió antrópicamente sobre la fecha, año arriba o abajo,que desde la Historia proponemos.En los momentos previos y posteriores a la ejecución de las obras de Balbo suentorno inmediato era distinto al de hoy. La hoy playa de La Puntilla se situaría hacia laplaza del Polvorista, donde el agua, en las mareas altas, llegaría al pie del cerro dunardonde se levanta el Castillo de San Marcos, el espacio donde se establecieron las principalesinfraestructuras portuarias y que continuó siendo el centro de las señas de identidadde las culturas y poblaciones que se sucedieron en el tiempo.El Canal de Balbo debió de canalizarse –seguramente sólo en la orilla de la ciudad–con un espigón–muelle entre el Polvorista y, al menos, el puente que daba paso ala Vía Augusta, junto al arroyo de la Zangarriana (plaza de la Herrería). Puente que teníados rasgos singulares: que pudo levantarse en seco, cimentándose bajo las arenas delMEL, y su inmediatez, nada habitual, a la desembocadura de un río, en este caso artificial.El cantil de la muralla ribereña se situaría en las inmediaciones de las calles Aurora yMicaela Aramburu. Con seguridad existió una ensenada artificial para su uso como embarcaderoal pie de San Marcos, espacio que en el s. XVIII se cegó para crearse la plazay muelle de la Pescadería, cerca es donde hipotizamos que se emplazaría el astillero conel que contaría el Portus. Y es probable, por la fisonomía de su espacio, que existieraotra ensenada entre las plazas de las Galeras y de la Herrería, en su confluencia con Jesúsde los Milagros, por donde discurrió la muralla almohade.Tras la época romana, la acumulación de las arenas procedentes de Poniente fueganando terreno al mar, quedando la línea de playa progresivamente más retirada. Quesepamos, no fue hasta inicios del XVI cuando comenzó a ocuparse las arenas, primeramentecon un humilladero que se ubicó cerca de donde se habilitó, a mediados del XVII,la plaza del Polvorista (donde está la bodega Gutiérrez Colosía). En ese lugar, frailes dela orden de San Francisco pretendieron fundar en 1516 un monasterio, pero lo desesti-185
2013 © Juan José López Amador (lopezama@ono.com) - Enrique Pérez Fernández http://www.traianvs.net/maron, meramente, por la humedad de su suelo. Al paso de pocos años sería finalmente“colonizado” con la fundación de la ermita de Nuestra Señora de Guía, sede de una cofradíade marineros. Y en un espacio lindero, hacia la calle Valdés, en torno a 1570 selevantó otra ermita, Nuestra Señora del Socorro, posteriormente de San Antón, tambiénvinculada a la gente del mar. Estos establecimientos religiosos fueron los primeros hitosque marcaron la primera ocupación y expansión de la ciudad por las antiguas arenas queen tiempos de Balbo fueron mar y playa. Desde entonces, el progresivo retroceso de laplaya permitió la ocupación del espacio ganado al mar: durante los ss. XVII–XVIII,casas de cargadores a Indias apostadas frente al río; durante el XIX y el XX, la zona industrialbodeguera del Barrio de Guía, las fábricas del Gas y de botellas, el campo defútbol Eduardo Dato, la Barriada de la Playa, el balneario de la Rotonda, el polideportivo,el paseo de La Puntilla...El Canal de Balbo ocupó el límite de las arenas del Manto Eólico Litoral (quedesde Sanlúcar cubre toda la franja costera) y las dunas de la barra y flecha litoral delCoto de la Isleta que parcialmente colmataron y cerraron el estuario y marismas del Guadalete,un terreno que ya estaba consolidado y ocupado antrópicamente 1.800 años antesde Balbo. Del mismo modo que su prolongación de La Puntilla, la playa de Valdelagranase adentraba más adentro que hoy, hasta la estrecha franja dunar (más al Este de la actualautovía) en la que por el tiempo en que se habilitó el Portus se construyó la Vía Augusta,probablemente sobre un camino ya existente al menos desde los primeros momentos dela presencia romana en la bahía.El Guadalete pre–Balbo transcurría en línea recta desde que sus aguas se adentraban(hacia el puente de Cartuja) en el antiguo estuario del Guadalete atravesando susmarismas y desembocando a la bahía en una ensenada junto a Puerto Real. Su huella hallegado a nuestros días en la ría de San Pedro, que fue el antiguo cauce del Guadaleteque por la mano del hombre se cegó en 1721 para darle salida por la embocadura deBalbo. Ya en época romana, el Guadalete alimentaba otro curso menor –la madre viejade la Edad Moderna– que transcurría junto a la tierra firme al pie de la Sierra de SanCristóbal, y que a espalda de la flecha litoral del Coto de la Isleta se fundía con diversoscaños mareales, al modo de un pequeño delta, y con una laguna –la cisterna que en el s.XII menciona Al–Zuhri– conectada por otros caños al Guadalete–San Pedro. Lo quehizo Balbo fue abrir desde la playa un canal recto –el doble de ancho que presenta hoy–y al fondo conectarlo, donde aún vira el río en el puente de San Alejandro, con la inmediatamadre vieja y, a través de caños marismeños, con el principal emisario del Guadalete,la hoy ría de San Pedro. Esta conexión se abrió para que el caudal del río alimentaracon una corriente constante al nuevo canal, que el agua fluyera constantemente y permitierala navegación e impidiera la acumulación de sedimentos que dificultaran el tráfico.Que fue lo que al paso de los siglos ocurrió. Y que en 1701 pretendieron remediar, sinconseguirse, con la apertura del caño del Molino, cuya huella ha llegado a nuestros días.Al Norte del caño del Molino, en el paso de la madre vieja por el lugar más próximoal suelo firme y a la antigua línea costera, en el paraje del Palmar de la Victoria,situado al abrigo de una antigua ensenada natural, es donde –a nuestro juicio– se construyóun embarcadero de piedra en los tiempos republicanos, el precedente al puerto deBalbo y cuyas ruinas, en nuestra lectura, mencionaba un documento de 1648: “El séptimobajo es la cantera del palmar, es bajo de piedra viva en partes, y en partes de montones186
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<strong>2013</strong> © Juan José López Amador (lopezama@ono.com) - Enrique Pérez Fernández http://www.traianvs.net/COLOFÓNLas últimas palabras que escribimos las dedicamos a remarcar el principal argumentotratado en esta monografía: el origen, en el tiempo y el espacio, del <strong>Portus</strong> Gaditanus,el puerto de Gades que se estableció a fines del siglo I antes de Cristo al amparo de lapolítica económica marcada por Augusto (27 a.C.–14 d.C.) por la que la aristocraciamercantil gaditana se dedicó a la explotación de las fértiles tierras que median entre lasdesembocaduras del Guadalete y del Guadalquivir. La Isla Cartare de Avieno.Balbo el Menor fue su promotor, quien encargó a técnicos y operarios la aperturade la actual desembocadura del Guadalete para establecer las infraestructuras portuarias.Claro es que el lugar elegido no se designó al azar, sino en el espacio adecuado, el quereunía las condiciones precisas para habilitar un puerto fluvio–marítimo que estaba llamadoa convertirse, por su volumen de carga, en uno de los centros exportadores másimportantes del Mediterráneo.A continuación dejaremos consignadas algunas impresiones del paisaje y su evoluciónque nos surgen al concluir el cuerpo del libro, no necesariamente sujetas a lo demostrableal día de hoy por la Arqueología y la Historia. Nos parecen deducciones lógicase intuitivas que futuros estudios geológicos y arqueológicos tendrán que matizar, ampliaro rectificar; asentarlas o no científicamente. La tesis doctoral que al tiempo de escribirestas líneas ultima Carlos Alonso Villalobos será determinante para probar que la desembocaduradel Guadalete se abrió antrópicamente sobre la fecha, año arriba o abajo,que desde la Historia proponemos.En los momentos previos y posteriores a la ejecución de las obras de Balbo suentorno inmediato era distinto al de hoy. La hoy playa de La Puntilla se situaría hacia laplaza del Polvorista, donde el agua, en las mareas altas, llegaría al pie del cerro dunardonde se levanta el Castillo de San Marcos, el espacio donde se establecieron las principalesinfraestructuras portuarias y que continuó siendo el centro de las señas de identidadde las culturas y poblaciones que se sucedieron en el tiempo.El Canal de Balbo debió de canalizarse –seguramente sólo en la orilla de la ciudad–con un espigón–muelle entre el Polvorista y, al menos, el puente que daba paso ala Vía Augusta, junto al arroyo de la Zangarriana (plaza de la Herrería). Puente que teníados rasgos singulares: que pudo levantarse en seco, cimentándose bajo las arenas delMEL, y su inmediatez, nada habitual, a la desembocadura de un río, en este caso artificial.El cantil de la muralla ribereña se situaría en las inmediaciones de las calles Aurora yMicaela Aramburu. Con seguridad existió una ensenada artificial para su uso como embarcaderoal pie de San Marcos, espacio que en el s. XVIII se cegó para crearse la plazay muelle de la Pescadería, cerca es donde hipotizamos que se emplazaría el astillero conel que contaría el <strong>Portus</strong>. Y es probable, por la fisonomía de su espacio, que existieraotra ensenada entre las plazas de las Galeras y de la Herrería, en su confluencia con Jesúsde los Milagros, por donde discurrió la muralla almohade.Tras la época romana, la acumulación de las arenas procedentes de Poniente fueganando terreno al mar, quedando la línea de playa progresivamente más retirada. Quesepamos, no fue hasta inicios del XVI cuando comenzó a ocuparse las arenas, primeramentecon un humilladero que se ubicó cerca de donde se habilitó, a mediados del XVII,la plaza del Polvorista (donde está la bodega Gutiérrez Colosía). En ese lugar, frailes dela orden de San Francisco pretendieron fundar en 1516 un monasterio, pero lo desesti-185