2013 Portus gaditanus - Traianvs

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10.07.2015 Views

2013 © Juan José López Amador (lopezama@ono.com) - Enrique Pérez Fernández http://www.traianvs.net/por Alfonso X, en 1268, cuando se repartieron las tierras portuenses, se concedieron alos repobladores cristianos 74’5 aranzadas de viñas en arenas que hasta entonces fueronexplotadas por la alquería andalusí de Casarejos, 464 situada en las inmediaciones de ladesembocadura del arroyo Salado de Rota y, por tanto, de La Viña. 465 A la vez se repartieron501 aranzadas de viñedos de la alquería de Al–Qanatir (El Puerto), que se extendíana lo largo de la costa hasta los pagos de Almajar y Berbén. 466 Desde comienzos delsiglo XVIII las viñas de arena tuvieron una franca expansión. 467 En 1771, Fco. M. Niphomencionaba una uva de ‘verdeo’ o común que “de pocos años a esta parte se han plantadounas doscientas aranzadas de viñas en tierras valdías de las arenas [...] La uvaque produce todo este terreno es excelentísima, y la mejor de toda España [...] la mayorparte de las viñas están sembradas en pura arena, y muchas de ellas a la orilla del aguasalada; de modo que la arena movida del aire suele cubrirlas y el agua salada las rocía;con todo esto producen un fruto dulcísimo y más templado que las cepas plantadasen tierra fuerte.” 468Pero no solo producían las arenas vinos; también, desde siempre, los cultivoshortícolas y frutícolas de gran calidad y rendimiento que se extendían por las dunas litoralesque median entre el Guadalquivir y el Guadalete. 469 A uno de estos productos, lalechuga blanca –que también (cap.1) ubicamos en San Fernando–, se refería el ilustreagrónomo gaditano: “Venga también la que mi Gades cría, / de troncho y de cogolloalbo y suave, / en la arenosa costa de Tarteso.” 470En el Salado de RotaNo tiene El Puerto de Santa María un término municipal extenso (154 km 2 , marismasincluidas), por lo que los terrenos que fueron habitados en el transcurso de la historiase ciñen a tres áreas bien diferenciadas: las arenas del Manto Eólico Litoral, laSierra de San Cristóbal y la campiña. Ésta, para la época romana puede dividirse espacialmenteen dos zonas: la que marca el asentamiento de villas y alfares en el entornodel Camino de los Romanos, y al oeste del Camino, vertebrada por el curso del arroyo–en otros tiempos río– Salado de Rota y sus afluentes: de sur a norte, los arroyos de Villarana,de Campillo, del Gallo, que alimenta la laguna y marisma homónimas, de Campíny Hondo.En torno a este espacio, cuya columna vertebral de comunicación siempre fueel Salado, se establecieron en las laderas y cerros fronteros varios hábitats que conformaronun destacado y abigarrado núcleo poblacional desde la Edad del Cobre a épocatardorromana, conociendo en las épocas tartésica y fenicia tiempos de gran esplendor.464González Jiménez, 2002: cxxix y 41-49.465López Amador, Ruiz Gil y Giles Pacheco, 2011: 69-73.466González Jiménez, 2002: cxxix y 5-41.467AHMPSM, Act. Cap. 1731, cab. 26-IV, f.39: Memorial de los dueños o poseedores de lasviñas y caletas situadas en las arenas. Ruiz Gil, López Amador y Pérez Fernández, 1991: 138-142. Maldonado Rosso, 1993: 31-38.468Nipho, 1771.469Ruiz Gil, López Amador y Pérez Fernández, 1991: 123-137.470De re rustica, X, 183-185. Trad., Carlos J. Castro, 1959.181

2013 © Juan José López Amador (lopezama@ono.com) - Enrique Pérez Fernández http://www.traianvs.net/En otros libros y artículos, uno de nosotros (J.J.L.A.), en coautoría con otros compañeros,dimos señalada cuenta de los resultados de las excavaciones realizadas en su entorno ysu variada riqueza cultural. 471 Tras la época romana, que es la menos conocida, su ocupaciónresurgirá y conocerá un nuevo apogeo en el periodo andalusí, cuando se establecieron,probablemente en los siglos X–XI, ocho de las doce alquerías que se fundaronen el actual término portuense, toponímicamente nombradas en el Libro del Repartimiento(1268) como Casarejos, Villarana, Bayna, Finojera, Fontanina, Grañina, Campixy Poblanina. 472Hoy el Salado de Rota no es ni sombra de lo que fue. Las intervenciones antrópicasrealizadas durante la segunda mitad del pasado siglo fueron minando y desfigurandola fisonomía de su paisaje y su historia. Hasta fines de los 80, cuando se hormigonóy canalizó su curso, créannos que era delicioso remontar su cauce en patera, especialmenteen primavera, cuando sus márgenes estaban repletos de flores. Hasta mediado los50 –cuando los campesinos aún habitaban los campos– los vecinos del Salado bajabanel río en barcazas cargadas de los productos de sus tierras para venderlas en Rota y Cádiz.Un viejo campero del cortijo de Vaina, que contaba con embarcadero propio, nos locontó. Hoy sólo navegan los submarinos nucleares que fondean en la boca del Salado.Que el Salado de Rota –el antiguo Ratonero o Paparratones que llamaban en laEdad Moderna– fue una importante vía de comunicación comercial es una afirmaciónincuestionable. Al menos, durante la protohistoria. Otra cuestión es si lo fue también enépoca romana. No contamos con estudios geoarqueológicos precisos para confirmarlo onegarlo. El caso es que desde mediados del siglo XVI, la historiografía repetidamentese hizo eco de una antiquísima tradición que apuntaba a que el curso del Salado formóparte de un antiguo cauce del Guadalquivir, identificado por diversos autores como laboca occidental “perdida” referida por Estrabón. 473 Así lo afirmaron, entre otros, Floriánde Ocampo (1543), Agustín de Horozco (1598), Bernardo Aldrete (1614), Martín de Roa(1617), Rodrigo Caro (1634), Esteban Rallón (1665) y un largo etcétera que obviaremospor su prolijidad. Según ellos, el río se adentraba junto a las sanluqueñas tierras de Mainay conectaba con el Salado (suponemos que por su afluente de arroyo Hondo). Una segundaconexión la establecieron otros autores a partir del siglo XVIII desde el brazo dela marisma de las Mesas –donde se sitúa Hasta Regia–, de cuya cola nace el arroyo Tabajete,junto al que pasaba, como referimos, la Vía Augusta. De esta unión se hacen eco,entre otros, Enrique Flórez (1752), Bartolomé Gutiérrez (1787), Miguel Cortés y López(1835) o Adolfo de Castro (1858). Aún en el s. XX se incidía en este segundo enlace.Así, José Chocomeli dejó escrito en 1940: “el primer brazo oriental derivaba del lagoLigustino [marismas del Guadalquivir] por bajo de Lebrija, siguiendo las marismas delBujón, de las Mesas y de Tabajete, arroyo de este nombre, vereda de Ferias [que muerejunto a la laguna del Gallo], arroyos del Gallo y Salado de Rota, a desembocar dondehoy lo hace este mismo arroyo.” 474 Es probable que así fuera. Los paisajes han cambiado471López Amador, Ruiz Mata, Ruiz Gil, 2008.472López Amador, Ruiz Gil y Giles Pacheco, 2011.473Geographia, III, 1, 9.474J. Chocomeli: En busca de Tartessos. Valencia, 1940, p. 54. El mismo trazado lo había marcado en1935 el portuense Francisco Ciria: ‘Canales y desembocadura del Tartessos’, Diario de Cádiz, s. f.182

<strong>2013</strong> © Juan José López Amador (lopezama@ono.com) - Enrique Pérez Fernández http://www.traianvs.net/En otros libros y artículos, uno de nosotros (J.J.L.A.), en coautoría con otros compañeros,dimos señalada cuenta de los resultados de las excavaciones realizadas en su entorno ysu variada riqueza cultural. 471 Tras la época romana, que es la menos conocida, su ocupaciónresurgirá y conocerá un nuevo apogeo en el periodo andalusí, cuando se establecieron,probablemente en los siglos X–XI, ocho de las doce alquerías que se fundaronen el actual término portuense, toponímicamente nombradas en el Libro del Repartimiento(1268) como Casarejos, Villarana, Bayna, Finojera, Fontanina, Grañina, Campixy Poblanina. 472Hoy el Salado de Rota no es ni sombra de lo que fue. Las intervenciones antrópicasrealizadas durante la segunda mitad del pasado siglo fueron minando y desfigurandola fisonomía de su paisaje y su historia. Hasta fines de los 80, cuando se hormigonóy canalizó su curso, créannos que era delicioso remontar su cauce en patera, especialmenteen primavera, cuando sus márgenes estaban repletos de flores. Hasta mediado los50 –cuando los campesinos aún habitaban los campos– los vecinos del Salado bajabanel río en barcazas cargadas de los productos de sus tierras para venderlas en Rota y Cádiz.Un viejo campero del cortijo de Vaina, que contaba con embarcadero propio, nos locontó. Hoy sólo navegan los submarinos nucleares que fondean en la boca del Salado.Que el Salado de Rota –el antiguo Ratonero o Paparratones que llamaban en laEdad Moderna– fue una importante vía de comunicación comercial es una afirmaciónincuestionable. Al menos, durante la protohistoria. Otra cuestión es si lo fue también enépoca romana. No contamos con estudios geoarqueológicos precisos para confirmarlo onegarlo. El caso es que desde mediados del siglo XVI, la historiografía repetidamentese hizo eco de una antiquísima tradición que apuntaba a que el curso del Salado formóparte de un antiguo cauce del Guadalquivir, identificado por diversos autores como laboca occidental “perdida” referida por Estrabón. 473 Así lo afirmaron, entre otros, Floriánde Ocampo (1543), Agustín de Horozco (1598), Bernardo Aldrete (1614), Martín de Roa(1617), Rodrigo Caro (1634), Esteban Rallón (1665) y un largo etcétera que obviaremospor su prolijidad. Según ellos, el río se adentraba junto a las sanluqueñas tierras de Mainay conectaba con el Salado (suponemos que por su afluente de arroyo Hondo). Una segundaconexión la establecieron otros autores a partir del siglo XVIII desde el brazo dela marisma de las Mesas –donde se sitúa Hasta Regia–, de cuya cola nace el arroyo Tabajete,junto al que pasaba, como referimos, la Vía Augusta. De esta unión se hacen eco,entre otros, Enrique Flórez (1752), Bartolomé Gutiérrez (1787), Miguel Cortés y López(1835) o Adolfo de Castro (1858). Aún en el s. XX se incidía en este segundo enlace.Así, José Chocomeli dejó escrito en 1940: “el primer brazo oriental derivaba del lagoLigustino [marismas del Guadalquivir] por bajo de Lebrija, siguiendo las marismas delBujón, de las Mesas y de Tabajete, arroyo de este nombre, vereda de Ferias [que muerejunto a la laguna del Gallo], arroyos del Gallo y Salado de Rota, a desembocar dondehoy lo hace este mismo arroyo.” 474 Es probable que así fuera. Los paisajes han cambiado471López Amador, Ruiz Mata, Ruiz Gil, 2008.472López Amador, Ruiz Gil y Giles Pacheco, 2011.473Geographia, III, 1, 9.474J. Chocomeli: En busca de Tartessos. Valencia, 1940, p. 54. El mismo trazado lo había marcado en1935 el portuense Francisco Ciria: ‘Canales y desembocadura del Tartessos’, Diario de Cádiz, s. f.182

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