2013 Portus gaditanus - Traianvs
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2013 © Juan José López Amador (lopezama@ono.com) - Enrique Pérez Fernández http://www.traianvs.net/rriada de El Pilar y al Colegio Público Cristóbal Colón, muy próximo al yacimiento republicanode Durango (Figura 51).Especial mención requiere el yacimiento de Jardín de Cano, calle La Rosa enconfluencia con Santísima Trinidad (Figuras 51–1 nº 22), donde se excavaron las estructurasde un alfar establecido a fines del siglo I a.C. y que cesó su actividad a mediadosdel I d.C. Hasta el presente es el único enclave romano del casco urbano que en su plantaha podido ser conocido casi íntegro. Así fue por su ubicación periurbana en un lugarexento de construcciones, sólo ocupado a fines del s. XVIII por un jardín propio de ManuelCano, lo que permitió que la mayor parte de su cimentación, excavada en la marganatural, haya llegado a nuestros días. El yacimiento había sido detectado por el MuseoMunicipal en la década de los 80, pero no fue hasta 2006, en trabajos previos a la urbanizacióndel solar, cuando fue excavado bajo la dirección de Esther López Rosendo. Alartículo que publicó analizando sus características y cronología remitimos al lector. 301Basándonos en él, aquí apuntaremos sus rasgos principales.El núcleo central del alfar se dispuso en torno a un patio de tendencia cuadrangular(11’5 x 8’5 m), parcialmente soterrado en la marga natural, como el conjunto dela industria. En uno de los frentes mayores se construyeron dos hornos dedicados a lafabricación de ánforas, y en uno de los lados menores otro más pequeño para la cocciónde las tapaderas anfóricas y cerámicas comunes de pequeñas dimensiones. La planta delmayor de los hornos, que es el mejor conservado (Figura 52 nº1), presentaba un corredorcon boca de 82 cm de luz y 2’40 m de longitud por el que se introducían las piezas en lacámara de combustión (4’16 m de diámetro), circular, como la columna central –formadacon galbos de ánforas superpuestos– que sostendría la parrilla de cocción, no conservada,como la cúpula que cubría el horno. En la cámara de combustión se halló un ánfora completaDressel 9, producto de la última hornada del alfar. 302 El segundo de los hornos presentabagrosso modo las mismas características, con dimensiones de 2’58 m de corredor,3’62 m en la cámara y la columna formada con ladrillos triangulares, mientras que eldedicado a la cocción de las tapaderas, menos cuidado en su factura e irregular en susmedidas, tendría en torno a 2 m en el corredor y 1’70 m en la cámara.Tienen los hornos la particularidad de que en la construcción de su alzado –apenasconservado– exclusivamente se emplearon fragmentos de ánforas apilados y apelmazados,enluciéndose los exteriores con argamasa; sistema constructivo que, al decirde Esther López, “muestran el sentido de economizar en material de construcción”. Losgalbos anfóricos acumulados y no empleados en las paredes de los alfares fueron volcadosen una fosa –testar– abierta entre los dos hornos mayores, que en su origen fue elcorredor de un horno que no llegó a terminarse. La datación de estas ánforas –a las quenos referimos en el epígrafe 2.5.– en los siglos II y I a.C. indican la presencia en estelugar de una industria alfarera preexistente que fue desmantelada en época augustea alconstruirse el alfar que comentamos, directamente sucesor del tardorrepublicano. A éstedebe corresponder el fondo de una pileta de decantación que se detectó en lugar inmediatodurante los trabajos arqueológicos, asociándose a esta estructura bordes de ánforasMañá C2b, y probablemente la tapia de parcelación del alfar, a la que ya aludimos.3012008: 39-74.302Una fotografía de la pieza al excavarse en art. cit. supra, p. 74.129
2013 © Juan José López Amador (lopezama@ono.com) - Enrique Pérez Fernández http://www.traianvs.net/El alfar altoimperial se dedicó, principalmene, a fabricar ánforas (Dressel 7/11arcaicas y en menor número Dressel 9) para el envasado de salsas y salazones de pescado.También, sus tapaderas y cerámicas comunes para el consumo de los productos marinos:morteros, lebrillos, jarros... Y con ellas, la producción en serie de un tipo de copa de‘barniz rojo Julio–Claudio’ (o ‘sigillata hispánica precoz’); según Esther López, las másantiguas de esta familia cerámica de las detectadas en la bahía de Cádiz, heredera del‘barniz rojo tipo Kouass’, como el lote exhumado en el depósito de la calle Durango, fechadoen la primera mitad del s. II a.C. Ejemplares idénticos a los del Jardín de Canofueron excavados –lo referimos en su lugar– en la villa rural de Buenavista, en la Sierrade San Cristóbal. Las copas de Cano se hallaron vertidas en una fosa abierta en el patiodel alfar. Próximas al patio y los hornos se localizaron y excavaron las cuatro piletas (2m x 1 m) que empleó el alfar altoimperial para decantar las arcillas con las que se facturaronlas cerámicas (Figura 52 nº2). Adosadas en batería, se dispusieron ligeramentedecrecientes en altura para que la arcilla, sucesivamente más depurada y líquida, fluyesede pileta a pileta. Anejo a un extremo del conjunto se halló un canalón en forma de V,cuya función probablemente fuera alimentar de agua al sistema de decantación.A 60 m del alfar se localizó el barrero donde extraían la arcilla roja que vertíanen las piletas, particularmente, dos fosas (de 10’10 x 4’60 m y 3’50 x 3 m) excavadashasta la marga blanca base, a profundidad máxima de 70 cm. Una vez extraído el materialfueron reutilizadas como vertederos del alfar.Esther López (art. cit., p. 39) valoró así el yacimiento: “El alfar romano del yacimientodel Jardín de Cano ha resultado no sólo el mejor conocido de los de época augusteaen la Bahía de Cádiz sino que además, dada su producción, es un referentearqueológico para entender las transformaciones que se producen en los talleres tardorrepublicanosdel entorno de Gades en su definitiva incorporación a la política económicadel Imperio Romano.”En definitiva, en las excavaciones del Jardín de Cano se exhumaron las estructurasde un alfar establecido a fines del siglo I antes de Cristo, cronología que apunta aque fue creado al tiempo de la fundación del Portus Gaditanus y a impulso de los nuevostiempos marcados por Augusto y fijados en la bahía de Gades por Balbo el Menor. Vinoa reemplazar en el mismo lugar a otro alfar levantado en el s. II a.C. Renovada infraestructurapara un tiempo nuevo pero que no tuvo larga vida, porque al paso de poco másde medio siglo de producción, a mediados del I d.C., la industria se abandonó, al igualque ocurrió con otros alfares establecidos en suelo portuense: Hijuela del Tío Prieto, LaChina, Buenavista... A partir de entonces, será la costa de Puerto Real el espacio dondese centre la mayor parte de la actividad alfarera en la bahía gaditana, hasta su desaparición,salvo en contadísimos casos –especialmente, Puente Melchor en Puerto Real–, afines del siglo II o comienzos del III.130
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<strong>2013</strong> © Juan José López Amador (lopezama@ono.com) - Enrique Pérez Fernández http://www.traianvs.net/El alfar altoimperial se dedicó, principalmene, a fabricar ánforas (Dressel 7/11arcaicas y en menor número Dressel 9) para el envasado de salsas y salazones de pescado.También, sus tapaderas y cerámicas comunes para el consumo de los productos marinos:morteros, lebrillos, jarros... Y con ellas, la producción en serie de un tipo de copa de‘barniz rojo Julio–Claudio’ (o ‘sigillata hispánica precoz’); según Esther López, las másantiguas de esta familia cerámica de las detectadas en la bahía de Cádiz, heredera del‘barniz rojo tipo Kouass’, como el lote exhumado en el depósito de la calle Durango, fechadoen la primera mitad del s. II a.C. Ejemplares idénticos a los del Jardín de Canofueron excavados –lo referimos en su lugar– en la villa rural de Buenavista, en la Sierrade San Cristóbal. Las copas de Cano se hallaron vertidas en una fosa abierta en el patiodel alfar. Próximas al patio y los hornos se localizaron y excavaron las cuatro piletas (2m x 1 m) que empleó el alfar altoimperial para decantar las arcillas con las que se facturaronlas cerámicas (Figura 52 nº2). Adosadas en batería, se dispusieron ligeramentedecrecientes en altura para que la arcilla, sucesivamente más depurada y líquida, fluyesede pileta a pileta. Anejo a un extremo del conjunto se halló un canalón en forma de V,cuya función probablemente fuera alimentar de agua al sistema de decantación.A 60 m del alfar se localizó el barrero donde extraían la arcilla roja que vertíanen las piletas, particularmente, dos fosas (de 10’10 x 4’60 m y 3’50 x 3 m) excavadashasta la marga blanca base, a profundidad máxima de 70 cm. Una vez extraído el materialfueron reutilizadas como vertederos del alfar.Esther López (art. cit., p. 39) valoró así el yacimiento: “El alfar romano del yacimientodel Jardín de Cano ha resultado no sólo el mejor conocido de los de época augusteaen la Bahía de Cádiz sino que además, dada su producción, es un referentearqueológico para entender las transformaciones que se producen en los talleres tardorrepublicanosdel entorno de Gades en su definitiva incorporación a la política económicadel Imperio Romano.”En definitiva, en las excavaciones del Jardín de Cano se exhumaron las estructurasde un alfar establecido a fines del siglo I antes de Cristo, cronología que apunta aque fue creado al tiempo de la fundación del <strong>Portus</strong> Gaditanus y a impulso de los nuevostiempos marcados por Augusto y fijados en la bahía de Gades por Balbo el Menor. Vinoa reemplazar en el mismo lugar a otro alfar levantado en el s. II a.C. Renovada infraestructurapara un tiempo nuevo pero que no tuvo larga vida, porque al paso de poco másde medio siglo de producción, a mediados del I d.C., la industria se abandonó, al igualque ocurrió con otros alfares establecidos en suelo portuense: Hijuela del Tío Prieto, LaChina, Buenavista... A partir de entonces, será la costa de Puerto Real el espacio dondese centre la mayor parte de la actividad alfarera en la bahía gaditana, hasta su desaparición,salvo en contadísimos casos –especialmente, Puente Melchor en Puerto Real–, afines del siglo II o comienzos del III.130