Libro Blanco del Título de grado en Magisterio - Aneca

TÍTULO DE GRADO EN MAGISTERIO 415¿Qué vamos a hacer? me preguntan y se preguntan docenas de colegas de las especialidadesque ahora desaparecen. La pregunta correcta no es esa. Yo me pregunto:¿Qué hemos hecho mal y qué vamos a hacer para que “nunca máis” vuelva a repetirse?Hemos dejado que quienes representan a los centros (Escuelas, Facultades) gobiernen para lamayoría de sus votantes aún a pesar de la vergüenza que algunos (me consta) sienten en estemomento ante semejante disparate y despropósito. Pero votos mandan. Y aquí no dimitenadie. Tal vez, como la comunidad científica francesa acaba de anunciar, los que deberíamosdimitir somos nosotros: toda la comunidad de universitarios especialistas en las áreas curricularesafectadas por el voto político útil de nuestros centros.Pero lo que, en esta cuestión, la verdad esconde es que (tomada la información de colegas dedocenas de centros) hay Juntas de Departamento o Centro que ni han tratado esta cuestióndebidamente; que las hay que sí lo ha tratado en un quórum de 12 asistentes de un total colegiadode 150; donde el voto de un miembro del PAS decide un desempate en este tipo decuestiones; donde un voto particular de un alto especialista no cambia nada; que ninguna Sociedad-de esas que se autodenominan científicas- centradas en ámbitos curriculares se ha pronunciadoa día de hoy (como sí ha sucedido en otros ámbitos de la Universidad, por ejemploFilología y Química); que hay académicos a los que ni les ha llegado un solo cuestionario niningún tipo de información sobre este asunto; que no ha habido un debate científico sobreel tema; que ni siquiera ha habido otro debate que el interno de los grupos que, viajando deaquí para allá, enloquecidos por sacar adelante “sus intereses locales”, han perdido de vista elhorizonte global de la educación y la formación en este país para, de manera miope, centrarsu mirada en la esfera de su particular zona de poder.Lo que la verdad esconde es que nadie ha rendido cuentas de lo que todo esto ha costado.Y suma, contando la financiación de la ANECA y los gastos de los presupuestos de los propioscentros, muchos miles de euros. ¿Cómo alguien puede rendir cuentas de semejante gasto dedinero público para tamaña barbaridad involucionista? Para retroceder, para apuñalar la educaciónmás de lo que está y rematarla de una vez, para sepultar el progreso conseguido enlos últimos años en educación musical, educación física, en aprendizaje de idiomas, no hacíafalta semejante inversión.Claro que la verdad también esconde que hay colegas beneficiados. Esa puede ser la rentabilidaddel alto gasto en esta inversión. Mirado así puede no ser tan ruinosa. Son aquellos yaquellas que veréis, como yo he visto, reírse estos días por los pasillos, las cafeterías y los despachosde vuestros centros. No podemos olvidar que hay ámbitos que, desde el disparate y eldespropósito de estas propuestas, crecen en un 600% frente a nuestra reducción a la extincióncasi absoluta (¡nos dejan 30 créditos!). Crecen en créditos, no en conocimiento científico;crecen en presupuesto; crecen en poder. Y están felices. Y, ya habréis comprobado, lasolidaridad que tienen con la educación y la formación es vergonzosa. A fin de cuentas, verdad,yo me he salvado... de la quema.Lo que la verdad esconde es que esta es nuestra radiografía nos guste o no. Los políticos denuestras Escuelas y Facultades, excepción hecha de algunos pocos que han dejado claro su NOa estas propuestas, han logrado dividir a la comunidad de formadores y están venciendo. Vencenhoy, en sus intereses inconfensables. Pero no lo harán mañana. Porque estaremos ahí, hoyy mañana, y siempre que haga falta, para impedirlo.