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Marie__Raymond____Yves__Klein.__Herencias_(3647)

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<strong>Yves</strong>: el viaje de España 35en su diario la urgencia de la experiencia de un espacio puro, en el que, por decirlo dealguna manera, la existencia no conoce retrasos, sino que se ubica en una superficie llena.<strong>Yves</strong> barruntaba la idea de trasladar la ruptura de la barrera del sonido a otros ámbitos,y ahí estarían afectadas después las coordenadas de la sensibilidad pictórica. En efecto,tenía mucha faena por delante. La forma con la que años más tarde daría <strong>Klein</strong> para transmitiresa manifestación inequívoca de una presencia pictórica manumitida responderásiempre a la naturaleza de un encuentro. Le quedaba mucha faena y ninguna, puesto queno tenía ni que representar objetos, ni que expresar sentimientos, sino liberar el presentecontinuo, exponer sus elementos puros a la sensibilidad, en suma, encontrar. El mayorhomenaje que se le hizo a <strong>Yves</strong> <strong>Klein</strong> después de su muerte es, sin ninguna duda, la piezasinfónica que escribió Bernd Alois Zimmermann en 1968, Photoptosis. Ahí se celebra suobra como participación en la luz, como encuentro, como incidencia, como presencia ópticainmaterial, como elemento creador, pero no como objeto de creación. El encuentrode la «sensibilidad pictórica en estado de materia prima» 33 que atribuye a sus propiostrabajos artísticos está condicionado fisiológicamente y se crece y desmaterializa en la fisiologíade la sensibilidad, pero se produce con ocasión de una incidencia externa. <strong>Klein</strong>tomó por oficio el de gestor de un presente luminoso.Los rituales artísticos de encuentro con el presente continuo que practicaría <strong>Klein</strong> noguardan relación, en principio, con la pedagogía del lapsus que se aplicó durante su viajea España. Pero no olvidemos que en éste se dicen irrealizados los componentes de susdeseos, y su manifestación irrealizada es lo que importa. Pueden leerse en su diario deEspaña anotaciones que en la historia de la anticipación de sus pasiones posteriores habríande constar como la versión en ingenio ordinario de una posterior convivencia conla poesía. Así ocurre, por ejemplo, cuando transcribe un requiebro castizo que llama suatención: «Una chica: morena, si fueras un pincel, no quedaba más que el palo» 34 . En1958 empezaría a pintar <strong>Klein</strong> con «pinceles vivientes», modelos desnudas con el cuerpoembadurnado de color que dejaban su impronta en los cuadros que se llamaron «antropometrías».Si aquel piropo que oyó tenía interés, no podía ser, desde luego, por eltalento que transmitía, sino porque el que lo escuchaba era un pintor en ciernes, en esemomento más ocupado con la conjugación de los verbos.5. y v e s: p e i n t u r e sLa solución de continuidad de la identidad no artística de <strong>Klein</strong> vino dada por la invencióndel <strong>Yves</strong> pintor. Su viaje a España había coincidido con un itinerario laboral rico en cuitas,pero en su estancia de 1954 triunfó el entrenador de judo. La tarjeta de visita que repartía<strong>Klein</strong> aquel año impone: su nombre estampado sobre el escudo de la España una, grande ylibre, el título de asesor técnico de la Federación Española de Judo rubricado con los cinco33 <strong>Yves</strong> <strong>Klein</strong>, Le dépassement…, op. cit., p. 83.34 Entrada del diario de Y. K. (inédito), 2 de mayo de 1951. Original en castellano.

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