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Marie__Raymond____Yves__Klein.__Herencias_(3647)

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<strong>Yves</strong>: el viaje de España 25Decía: «La verdadera manía de tirar a un adversario al suelo es tirarle al suelo». Yañadió: «lo que significa que no se debe hacer ninguna otra cosa que tirarle en unaúnica dirección, lentamente, pero de manera continua hacia un punto definido delsuelo». Decía también: no hay leyes de balística, ni de tiempo, ni de equilibrio. Tenemostodos la posibilidad de inventar nuevos desequilibrios o nuevos equilibrios. Peroel movimiento, la vida que tenemos para obrar en el universo es una fuerza continua,lenta, derecha e infalible; es, si no me engaño, el «infinito».Para luchar contra todo en la vida creo que el único medio es tomar un poco deinfinito y utilizarlo 10 .Es seguro que los cuadros monocromos no tenían cabida en el club de judo por alguna lógicacomercial o de promoción, sino en razón a un ensayo de coherencia entre el judoka y el sueñomonocordial que lo ocupaba. Esos trozos o exhortaciones del infinito, que podían considerarserecogidos en los lienzos, se prestaban eminentemente como enseñanza ejemplara quien quería saber de judo algo más que las katas, si es que la maestría de <strong>Klein</strong> había deser tomada como un todo. Pero no era nada que tuviera que ser explicado, o, al menos, aúnno. El folleto <strong>Yves</strong>: Peintures hizo memoria, en cierto modo, de ese silencio exegético.La trayectoria del <strong>Yves</strong> pintor durante su viaje de España no llegó a conformar una historiareal. Durante su primera estancia en Madrid, la pintura se le planteaba como un interroganteque merodeaba con él junto a otras dudas. Compartió, eso sí, sus conjeturas con algunaspersonas. Huelga decir que sólo con las de mayor confianza. En 1951 hizo muy buenaamistad con Joaquín, estudiante de Letras, cuyo apellido no conocemos, por el que <strong>Klein</strong>manifiesta mucho aprecio en su diario. Era compañero suyo en la pensión de la calle Pueblanúmero 6, a la que se trasladó a mediados de febrero después de haber pasado unos días enotra del número 4 de la plaza de Santa Bárbara. Joaquín era además poeta, introdujo a <strong>Klein</strong>en tertulias de café y le acompañó con mucha frecuencia de paseo, en visitas al Prado, a escucharmúsica, al tablao y a cuanto era del gusto de ambos. <strong>Klein</strong> había escrito ya tambiénalgunos poemas y correspondió a la confianza de Joaquín leyéndole uno de sus primerosescritos: Silencio 11 . Con toda probabilidad Joaquín fue además el primero en Madrid en saberalgo de las tentativas de su amigo en el campo de la pintura. En una anotación del 22 defebrero <strong>Klein</strong> nos dice que había hablado con Joaquín sobre sus ideas acerca de una pinturamonocroma:Volvimos al Café Gijón ayer por la tarde y salimos a las ocho al paso. Súbitamenteempecé a referir la idea de los cuadros de un solo color. Como eso parecía gustarle,le hablé de la exposición que me gustaría presentar con música apropiada. Tambiéna él todo ha parecido interesarle y preguntará noticias para una sala de exposicionesy músicos modernos 12 .10 Entrada del diario de Y. K. (inédito), 20 de abril de 1951. Original en castellano.11 <strong>Klein</strong> se refiere a ello en las anotaciones de su diario del 21 de febrero de 1951. El poema en cuestión está citado en ellibro de Sidra Stich, <strong>Yves</strong> <strong>Klein</strong>, cat. exp. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, 1995, p. 14.12 Entrada del diario de Y. K. (inédito), 22 de febrero de 1951. Original en castellano.

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