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impossibilia-8-octubre-2014

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especulación, enlaza con la manera de estar en el mundo de los niños, de aprehenderlo, de hacerlo suyo. Porejemplo, Alfanhuí mira y actúa, habla cuando tiene algo que decir, pero apenas acedemos a suspensamientos, y cuando lo hacemos, como la noche en que, a raíz del trasiego nocturno de la abuela con susarcas, se dice “Eso estaba en la tercera arca, y ahora lo ha metido en la séptima”, vemos que es un personajecentrado en sus “industrias”; la introspeción queda al margen (de nuevo una coincidencia con los cuentosinfantiles).Rasgos propios del mundo infantil. La capacidad de observación, la paciencia cuando algo los absorbepor completo, la despreocupación por las cosas materiales, la conexión con la naturaleza, son atributosinfantiles con los que se construye el personaje de Alfanhuí. En cuanto a los tres primeros, esta novelareivindica de una manera sutil un ritmo de vida más pausado, más respetuoso con los seres vivos, acorde conlos ciclos naturales. Frente al mundo acelerado en el que vivimos y en el que están surgiendo movimientosque reivindican la vuelta a la lentitud (slow city, slow fod…), Alfanhuí se revela como un texto de inusitadaactualidad. En la misma línea encontramos ese interés tan genuino en los niños por escuchar historias: lospersonajes en Alfanhuí se relacionan gracias a los relatos, casi siempre al amor de la lumbre, que constituyenlos momentos de mayor calidez.De la intensa y simbiótica relación que el protagonista establece con la naturaleza es un claro ejemploel modo en que la sila del desván (una sila de cerezo que sigue dando fruto) lo acoge en su regazo:“Alfanhuí se sentó en la sila y vino a poner la cabeza entre las dos ramas de cerezo, que le cercaban las sienescomo una corona, y las cerezas parecían colgar de sus orejas como pendientes de rubíes oscuros junto a supelo castaño” (40).Sin embargo, durante su permanencia en Madrid “estaba como olvidado”, pierde incluso la visiónsimbólicamente, y no se rencuentra consigo mismo hasta que vuelve a tocar la tiera: “Alfanhuí se inclinó atocar el suelo y cogió tiera en sus manos. No eran ya azoteas, sino parcelas de labor. Había salido de laciudad por el camino alto. Alfanhuí se detuvo y comenzó a ver” (122-123).Énfasis en lo lúdico y lo gratuito. En sintonía con el peso que ambos tienen en la infancia, la meta delas industrias a las que se entrega Alfanhuí no es convertirse en lo que solemos lamar un hombre deprovecho, sino que todo su tiempo, esfuerzo e inteligencia se ponen al servicio de la experimentación y de lasatisfacción de la curiosidad por conocer el mundo (“zarandajas” y “enredos de gente caprichosa”, según laabuela Ramona, 144). La vía de conocimiento de Alfanhuí, como la del poeta (lo mencionábamos alprincipio), es la imaginación, la intuición.Búsqueda de la propia identidad. Esta es la meta de Alfanhuí a lo largo de toda la novela: inventa unalfabeto diferente; busca experiencias que le ayuden a ser quien es, y si no las encuentra, se marcha; laestabilidad y el conformismo le son ajenos. No pose nada; “solo” a sí mismo. Esta idea de ganar el propioMorón Olivares, Eva y Martínez Aguilar, Consuelo. “Las dicultades de los futuros maestros ante la LIJ: el ejemplo de Alfanhuí”.Imposibilia Nº8, Págs. 194-207 (Octubre <strong>2014</strong>) Artículo recibido el 30/07/<strong>2014</strong> – Aceptado el 09/09/<strong>2014</strong> – Publicado el 30/10/<strong>2014</strong>.201

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