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impossibilia-8-octubre-2014

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También está muy presente el peligro de que la literatura se convierta en vehículo para el aprendizaje decontenidos ajenos a la educación literaria. La concepción del aprendizaje literario es, por lo general, muypobre en los libros de texto de primaria, con un predominio de los fragmentos descontextualizados,cuestionarios supericiales de comprensión lectora, actividades repetitivas y sin base psicolingüística para laproducción de textos, etcétera. La mayoría de los profesores de secundaria entrevistados han aludido a lasdicultades de comprensión lectora con las que legan muchos niños a la secundaria. Elo podría indicar quela educación lectora y literaria que se practica en las aulas de primaria no atiende en un grado suiciente aldesarolo de determinadas facetas de la competencia lectora.En lo que se reiere a la educación secundaria, las descripciones del aprendizaje literario realizado seencuadran en un enfoque historicista, dentro del cual se observan distintas prácticas de aula, desde la meratransmisión de contenidos teóricos hasta otros modelos que integran prácticas diversas de lectura(comentarios de texto, actividades de lectura compartida, guías de lectura, cuestionarios, resúmenes, ichas,lectura en voz alta, teatro leído, etc.).Son escasos los informantes que hacen una valoración positiva global del aprendizaje literario vividoen la secundaria. En casi todos los casos esa apreciación se relaciona con las prácticas de lectura y escriturarealizadas, a veces asociadas al recuerdo agradecido hacia algún docente que supo insular vida a un modelohistoricista que, en general, no resulta estimulante.El enfoque historicista más puro convierte el aprendizaje de la literatura en un aprendizaje exhaustivode nociones y datos acerca de autores, obras, contexto histórico-social, etc., no conducente aldescubrimiento del placer de la lectura literaria, e incluso puede crear una actitud de rechazo hacia esta“materia escolar”. En muchos casos se destaca la idea de que la progresión en el conocimiento literario haconsistido en una ampliación de contenidos similares dentro un modelo único de aproximación a laliteratura –el ilológico–, más que en diferentes maneras de ler los textos en función de las distintas etapaseducativas.En cuanto al comentario de textos (casi siempre asociado a la historia literaria y al canon formativode los clásicos), las valoraciones están divididas, al depender del tipo de acercamiento que se realiza. El mássatisfactorio es el que permite una cierta libertad en la interpretación y el intercambio de opiniones. Junto aestos modelos abiertos, lexibles, que permiten un lector activo, coexisten otros tipos de análisis muy rígidoso bien dirigidos hacia una interpretación “autorizada”, que no contribuyen, por tanto, a construir unverdadero lector.Con respecto al acierto o adecuación en la seleción de los textos que constituyen el canon formativoen secundaria, las opiniones dieren entre los estudiantes de magisterio y los jóvenes ilólogos. Los primerosse maniestan más críticos hacia las denominadas “lecturas obligatorias”, sobre todo hacia los clásicos, queSanjuán Álvarez, Marta. “Leer para sentir. La dimensión emocional de la educación literaria”. Imposibilia Nº8, Págs. 155-178 (Octubre <strong>2014</strong>)Artículo recibido el 24/07/<strong>2014</strong> – Aceptado el 06/09/<strong>2014</strong> – Publicado el 30/10/<strong>2014</strong>.162

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