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impossibilia-8-octubre-2014

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Por otra parte, de los datos aportados por diversos estudios estadísticos en torno a hábitos de lecturaen España, tanto de la población escolar como de la población en general (CIDE, 2003; Grupo Lazarilo,2006; Latore, 2007; Federación de Gremios de Editores de España, 2011) podemos extraer cuatroconclusiones fundamentales: 1) los índices de frecuencia lectora han aumentado en los últimos diez años,pero el porcentaje de adultos no lectores sigue muy elevado (cercano al 50%); 2) los niños y jóvenes son losque más len en su tiempo libre (por encima del 70%), y además se advierte un progresivo incremento enlos últimos años; 3) existe un 26% de jóvenes de 15-16 años no lectores, aproximadamente la mitad de losadultos no lectores; 4) una tercera parte de la población juvenil que tiene la lectura como hábito deja de leral abandonar el sistema de educación formal. Sin duda este es el dato más preocupante.Es notable la coincidencia de estos datos con los aportados hace casi cuatro décadas por Bamberger(1975), encargado por la UNESCO de ofrecer un resumen de la investigación internacional sobre lapromoción de la lectura: los niveles más altos de lectura se dan entre los siete y los trece años, edad en la quedecae de forma signicativa el interés lector. En su opinión, estas observaciones maniestan que se puedelograr que a unos cuantos escolares les interese ler durante un cierto tiempo, pero no tanto crear unaaición y un hábito lector duraderos. Como posibles causas ese autor enumera las siguientes:1) Durante la infancia, la lectura satisface demasiado unilateralmente las necesidades y los intereses de lasvarias fases del desarolo. Al cambiar después los intereses (terminado el afán de aventuras), muchos niñosdejan también de ler. La motivación para ler es demasiado débil.2) Para muchos niños la lectura está estrechamente asociada con las actividades y requerimientos de laescuela; una vez terminado su período escolar, dejan ya de ler, porque “la vida” signica ahora para elosalgo muy distinto de la escuela.3) Otros medios educacionales y de entretenimiento suplantan a la lectura (Bamberger, 1975: 25-26).A pesar de la indudable inluencia de factores externos a la escuela, la sensación de crisis que se vive enEspaña desde hace décadas en el tereno de la educación literaria puede estar motivada por unas prácticasque se alejan de la verdadera naturaleza del proceso de lector, de manera más acusada en la secundaria,etapa en la que los enfoques metodológicos predominantes han favorecido un acercamiento de carácterformalista o conceptual al texto literario, como se explica a continuación.Sanjuán Álvarez, Marta. “Leer para sentir. La dimensión emocional de la educación literaria”. Imposibilia Nº8, Págs. 155-178 (Octubre <strong>2014</strong>)Artículo recibido el 24/07/<strong>2014</strong> – Aceptado el 06/09/<strong>2014</strong> – Publicado el 30/10/<strong>2014</strong>.157

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