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1.karlheinz_deschner- historia criminal del cristianismo

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Quiere decirse que no todo el mundo andaba poseído <strong>del</strong> espíritu de su época, niprivado de la facultad crítica y de la capacidad para comparar, verificar y juzgar. Entodos los siglos existió una conciencia moral, incluso entre cristianos, y no menos queentre “herejes”. ¿Por qué no habríamos de aplicar al <strong>cristianismo</strong> su propia escala demedida bíblica, o en ocasiones incluso patrística? ¿No dicen ellos mismos que “por susfrutos los conoceréis”?Como cualquier otro crítico social yo soy partidario de una historiografía valorativa.Considero la <strong>historia</strong> desde un compromiso ético, que me parece tan útil comonecesario, de “humanisme historique”. Para mí, una injusticia o un crimen cometidos hacequinientos, mil, mil quinientos años son tan actuales e indignantes como los cometidos hoy o losque sucederán dentro de mil o de cinco mil años.Escribo, por tanto, con intencionalidad política, que no es otra sino la ilustrada yemancipadora. Siempre estaré más cerca de la “histoire existentielle” que de la “histoirescientifique”. Y la cuestión, últimamente muy debatida, de si la <strong>historia</strong> es o no unaciencia (cosa que ya negaban Schopenhauer y Buckie), apenas me preocupa. Losesfuerzos (casi diría los esguinces) polémicos de muchos <strong>historia</strong>dores profesionales,deseosos de probar el carácter científico de su disciplina, me parecen sospechosos, ymuchas veces no tan “científicos” como “demasiado humanos”. Mientras exista elgénero humano habrá <strong>historia</strong>; qué nos importa que se le reconozca el predicado decientífica o no. Tampoco la teología es una ciencia (si lo fuera, sería la única que noconsigue averiguar nada acerca <strong>del</strong> objeto de sus investigaciones; al menos los<strong>historia</strong>dores se salvan de ese reproche), pero tiene más cátedras que otras disciplinasque sí lo son. Al menos, en Alemania federal y durante el séptimo decenio <strong>del</strong> siglo XX,había en Würzburg diez cátedras para 1.149 estudiantes de ciencias político-sociales, ydieciséis cátedras para 238 futuros teólogos. Más aún, en Bamberg, el Estado federal deBaviera, gobernado por los socialcristianos, financiaba once plazas de número paratreinta estudiantes de teología. Es decir, más profesores numerarios para treinta futurosexpertos en asuntos de tejas para arriba (si no abandonaban antes la carrera) que para1.149 estudiantes de otras ciencias no tan orientadas al Más Allá. 77Tengo para mí que la <strong>historia</strong> (y habrá bastado el ejemplo anterior, que no es sino unagota en un océano de injusticias) no puede cultivarse sine ira et studio. Sería contrario ami sentido de la equidad, a mi compasión para con los hombres. El que no tiene porenemigos a muchos, es enemigo de toda humanidad. Y quien pretenda contemplar la<strong>historia</strong> sin ira ni afectación, ¿no se parece al que presencia un gran incendio y ve cómose asfixian y abrasan las víctimas sin hacer nada por salvarlas, limitándose a tomar notade todo? El <strong>historia</strong>dor que se aferra a los criterios de la ciencia “pura” es forzosamenteinsincero. O quiere engañar a los demás, o se engaña a sí mismo. Diría más, es un<strong>del</strong>incuente, porque no puede haber <strong>del</strong>ito peor que la indiferencia. Ser indiferente esfacilitar el homicidio permanente.77 Mynarek, Herrén und Knechte 250 s. El mismo, Verrat 202.Historia Criminal <strong>del</strong> Cristianismo Vol I 44

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