10.07.2015 Views

1.karlheinz_deschner- historia criminal del cristianismo

1.karlheinz_deschner- historia criminal del cristianismo

1.karlheinz_deschner- historia criminal del cristianismo

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Tal argumentación, expuesta en nombre de la perspectiva histórica, es precisamenteun insulto a dicha perspectiva y es absurda por más de un motivo. En primer lugar, laAntigüedad pagana había sido bastante tolerante en asuntos de religión. En segundolugar, fueron precisamente los autores cristianos de los siglos II, III y comienzos <strong>del</strong> IVquienes reclamaron con mayor apasionamiento la libertad de cultos, y ello en nombre<strong>del</strong> “espíritu de la caridad cristiana”. Y en tercer lugar ¿qué valor hemos de asignar a ese“espíritu de la caridad cristiana”, sabiendo que ha sido constantemente postergado en elsiglo IV como en todos los demás transcurridos desde entonces, sin olvidar el siglo XX(sus dos guerras mundiales, su guerra <strong>del</strong> Vietnam), ya que seguramente ahora loscristianos no viven en el horizonte espiritual de la Antigüedad, pero tampoco en el“espíritu de la caridad cristiana”. ¡No existe la proyección de nociones anacrónicas quese denuncia! En ninguna época los poderosos (<strong>del</strong> Estado y de la Iglesia) hicieron elmenor caso <strong>del</strong> “espíritu de la caridad cristiana”, invocado siempre sobre el papel, únicay exclusivamente, pero siempre abyectamente traicionado en la realidad. Ése es elespíritu de la época que hay que considerar, en todas las épocas idéntico a sí mismo, y lodemás son trampas para incautos. Pero el “espíritu de la época”, siempre útil a todaaplicación apologética, anida en las mentes queriendo disculpar, queriendo quitarhierro. El mismo Goethe ironizaba sobre esto en su Fausto: Lo que llamáis espíritu de lostiempos, en el fondo no es sino el espíritu de los amos.Si no nos vale el testimonio <strong>del</strong> poeta, por notoriamente anticristiano y no pocoanticlerical, acudamos al de san Agustín: “Corren malos tiempos, tiempos miserables,dice la gente. Dejadnos vivir bien, y sean buenos los tiempos. Porque nosotros mismossomos los tiempos que corren; tal como seamos nosotros, así será nuestro tiempo”. 69 En otrossermones suyos, San Agustín reiteró esta idea de que no hay por qué acusar a lostiempos ni al «espíritu de la época», sino a los mismos humanos que (como los<strong>historia</strong>dores de hoy mismo) acusan de todo a los tiempos que corren, a la épocamiserable, difícil y turbia. Porque “el tiempo no ofende a nadie. Los ofendidos son loshombres, y otros hombres son los que infligen las ofensas. ¡Oh dolor! Se ofende a loshombres, se les roba, se les oprime, y ¿por obra de quién? No de leones, no deserpientes, no de escorpiones, sino de los hombres. Y así viven los hombres el dolor <strong>del</strong>as ofensas, pero ¿no harán ellos mismos otro tanto, así que puedan, y por mucho que lohayan censurado?”. 70San Agustín sabía muy bien de qué hablaba, pues la última frase de la cita le cuadraperfectamente a él mismo (véase el capítulo 10). Por otra parte, y a diferencia deVoltaire, yo no estoy tan convencido de que exista una raison universelle imperecedera.Ni tampoco transfiero al remoto pasado las ideas ni las escalas de valores de laactualidad, hábito mental al que Montesquieu llamó con razón, aunque no sin cierta69 August. Serm. 80,8.70 Ibíd. 311,8,8.Historia Criminal <strong>del</strong> Cristianismo Vol I 41

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!