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1.karlheinz_deschner- historia criminal del cristianismo

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qué medida influyeron en la <strong>historia</strong> universal. En esto, como en otros muchos aspectos,quedan todavía oportunidades magníficas para toda clase de tesinas y tesis, e inclusocabría inaugurar una rama científica nueva: junto a la medicina forense tendríamos unamedicina histórica (a no confundir con la <strong>historia</strong> de la Medicina, establecida desde hacebastante tiempo ya, y con no poco éxito por cierto), divisible en toda una serie deapartados y temas como: “Historia sistemática de la digestión de las cabezas coronadasy ungidas y su influencia sobre el Occidente cristiano, desde la querella de lasinvestiduras hasta la guerra de los Treinta Años. Con un índice suplementario sobre lasdi-gestiones, los digestivos y los digestorios de todos los papas y antipapas de eseperíodo”.Es posible que buena parte de la exposición anterior haya parecido demasiado teórica(el caso es que no se puede escribir <strong>historia</strong> si no es a partir de una teorización), o inclusodemasiado escéptica. Sin embargo, hay motivos para el escepticismo, y no son pocos,aunque no vamos a llegar hasta el punto de capitular y decir que no creemos en nada.Por otra parte, la fe cada vez menor, y no sin causa, en la posibilidad de alcanzar laobjetividad histórica, no debe minar en ningún caso “la ética científica <strong>del</strong> <strong>historia</strong>dor”,ni conducir a la “decadencia de la racionalidad” (Junker/Reisinger). 59 Más perjudica aesa ética, me parece, la pretensión de objetividad, porque tal pretensión necesariamentehipócrita sólo tiende a preservar “el fundamento de la ciencia histórica”, que no es otrosino el carácter científico de esa disciplina, reiteradamente puesto en duda por muchos.A mí, en cambio, apenas me interesa esta cuestión; la verdad, o mejor dicho laprobabilidad, me preocupa más que las ciencias que en nombre de la ciencia niegan laverdad. Además prefiero por principio la vida a la ciencia, sobre todo cuando éstaempieza a evidenciarse como una amenaza contra la vida en el más amplio sentido. Aesto se suele objetar que no es “la ciencia” la culpable, sino algunos científicos (lo maloes que son muchos, a lo peor casi todos), argumento bastante similar al que afirma queno hay que echar a la cuenta <strong>del</strong> <strong>cristianismo</strong> los pecados de la cristiandad.Todo esto no significa que yo sea partidario <strong>del</strong> subjetivismo puro, que no existe, comono existe la objetividad pura. Naturalmente, no niego la utilidad de las escalas devalores, de las referencias verificables, de las experiencias comunicables y reproducibles,<strong>del</strong> saber intersubjetivo y de los vínculos intersubjetivos. ¡Pero sí niego lasinterpretaciones intersubjetivas! Un filósofo de la <strong>historia</strong> como Benedetto Croce sabíamuy bien por qué admitía los juicios subjetivos en la contemplación histórica: “por unarazón irrebatible”, y es que “no hay manera de excluirlos”. 60Cuando decimos que en <strong>historia</strong> no sirve la rigidez lógica <strong>del</strong> silogismo, no afirmamosque no se deba razonar, ni que se deba razonar ilógicamente. Aunque muchas cosas, otodas, como quieren los escépticos más radicales, sean controvertibles, existe unaposibilidad de acercarse más o menos a unos hechos históricos, y de aducir mejores o59 Junker/Reisinger424.60 Croce 77.Historia Criminal <strong>del</strong> Cristianismo Vol I 37

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