10.07.2015 Views

1.karlheinz_deschner- historia criminal del cristianismo

1.karlheinz_deschner- historia criminal del cristianismo

1.karlheinz_deschner- historia criminal del cristianismo

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Admitámoslo: todos somos “parciales”, y el que pretenda negarlo miente. No esnuestra parcialidad lo que importa, sino el confesarla, sin fingir “objetividades”imposibles ni elevar pretensiones de “verdades eternas”. Lo que importa es la cantidad yla calidad de las pruebas que aduzcamos para documentar nuestra “parcialidad”, si lasfuentes utilizadas son relevantes, si el instrumental metodológico, el nivel deargumentación y la capacidad crítica son adecuados. Lo decisivo, en fin, es lasuperioridad palmaria de una “parcialidad” sobre otra.¡Todos somos parciales! Todo <strong>historia</strong>dor tiene sus determinantes vivenciales ypsíquicas, sus opiniones previamente formadas. La situación de cada uno estásocialmente determinada, en función de la clase y <strong>del</strong> grupo. Todos tenemos nuestrassimpatías y nuestras antipatías, conocemos nuestras hipótesis favoritas y nuestrossistemas de valores. Cada cual juzga de manera personal, especulativa, condicionadopor su propio horizonte mental a la hora de plantearse los problemas, y en el trasfondode sus trabajos pueden hallarse siempre “explícitas, o implícitas como sucede más amenudo [...] convicciones de alcance muy general acerca de la Filosofía de la <strong>historia</strong>”(W.J. Mommsen). 40Esto es particularmente cierto en el caso de los <strong>historia</strong>dores que más se empeñan ennegarlo, porque son los que más mienten..., y luego se echan mutuamente los perros <strong>del</strong><strong>cristianismo</strong>; qué ridículo, cuando leemos que los católicos acusan de “parcialidad” a losprotestantes, los protestantes a los católicos, cuando miles de teólogos de las másvariadas confesiones se lanzan mutuamente tan socorrido reproche. Por ejemplo,cuando el jesuíta Bacht quiere ver en el protestante Friedrich Loofs “un exceso de celoreformado en contra de la condición monástica como tal”, motivo por el cual “susopiniones son demasiado unilaterales”. ¿Y cómo no iba a opinar con parcialidad eljesuíta Bacht cuando se refiere a un reformado, él, que pertenece a una orden cuyosmiembros tienen la obligación de creer que lo blanco es negro y lo negro blanco, si así lomanda la Iglesia? 41Lo mismo que a Bacht, a todos los teólogos católicos el hábito de la obedienciaincondicional se les impone a través <strong>del</strong> bautismo, el dogma, la cátedra, la licenciaeclesiástica para imprimir y otras muchas obligaciones y cortapisas. Y así viven año trasaño, disfrutando de un sueldo seguro, a cambio de propugnar una determinada opinión,una doctrina concreta, una interpretación determinada de la <strong>historia</strong>, fuertementeimpregnada de teología. De la que pocos se atreven a renegar, porque las consecuenciaspueden ser terribles. En Italia, una vez firmado el Concordato de 1929 con Mussolini, losclérigos que colgaban la sotana no podían enseñar en ningún centro ni desempeñarcargo público alguno. Todos y cada uno de estos casos eran tratados durante lustros“como si hubiesen asesinado a alguien, con el objeto de conseguir que los renegadossean arrojados a la calle sin contemplaciones y se mueran de hambre” (Tondi, S.J.). Es40 Mommsen, Die Sprache 77 s. Schaff, Der Streit 38 ss.41 Bacht, Die Rolle 202, nota 27.Historia Criminal <strong>del</strong> Cristianismo Vol I 28

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!