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1.karlheinz_deschner- historia criminal del cristianismo

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incurrido en un pecado normalmente sancionado con la excomunión, ésta no seríapromulgada ipso facto como les sucedía a los creyentes <strong>del</strong> montón. Ya durante el sigloIV, extensos sectores de la Iglesia se inclinaban a la identificación entre ésta y el Estado.Y si antes los ejércitos combatían como seguidores de los ídolos, de los demonios y <strong>del</strong>mismo diablo, ahora “la mano de Dios” presidía “el signo de las batallas”; es Dios enpersona quien hace “señor y soberano” a Constantino, y vencedor, “único entre todoslos príncipes que han existido, invencible e inexpugnable”, porque el Señor que le hizo“terrible” “combate a su lado”. Por eso su teólogo de corte celebra que la primeramajestad cristiana venciese “con gran facilidad a más naciones que ninguno de losemperadores anteriores”. Constantino es el “amado de Dios y tres veces bendito”. 477¡Qué perversión! Por haber vencido por las armas a las demás religiones se quiere veren el <strong>cristianismo</strong> a la “única verdadera”. Una religión de amor se justificaba por lasuerte de las batallas, por miles de muertes, sin que ningún obispo, papa ni padre de laIglesia haya tenido nada que decir en contra. Una vez más, nos encontramos ante uncaso conocido. Los dioses como ayudantes de las empresas militares abundan en la<strong>historia</strong> romana. Así, por ejemplo, en la batalla <strong>del</strong> lago Regilo intervinieron losDioscuros, “hijos de Zeus” a los que se invocaba en las situaciones de apuro; Escipiónfue ayudado por Neptuno en la toma de Cartago Nueva, Apolo acudió en auxilio deOctavio contra Antonio, el dios <strong>del</strong> Sol ayudó a Aureliano contra Zenobia, y asísucesivamente. Y he aquí que toda esa teoría pagana de la victoria militar se pasa alcampo de la Iglesia <strong>del</strong> pacifismo, sin olvidar a Diké, la diosa de la venganza que tieneen su poder las llaves de la guerra, que tiene por atributo una o dos espadas y porayudantes a las Erinias. 478La mayoría de los cortesanos de Constantino eran cristianos, naturalmente. Y todoslos funcionarios llevaban uniforme, “recordando—como escribe Peter Brown— susagitados comienzos en la vida militar [...]; incluso los emperadores habían renunciado ala toga y se hacían representar en atuendo bélico por los escultores”. Los investigadoressubrayan que esta invocación de incalculables consecuencias históricas comenzó en elejército. “Los cristianos estaban perfectamente al tanto de que Constantino sólo se habíainclinado hacia ellos con el fin de consolidar sus éxitos políticos y militares” (Straub). Altiempo que el emperador militarizaba cada vez más la nueva religión, la comunidadromana fue, de entre todas, seguramente la primera que autorizó el oficio de soldado asus seguidores. Ya después de su victoria sobre Majencio, adoptó el agresor unestandarte con la cruz (labarum) y el monograma XP. Dicen que oraba siempre que seveía en una situación de peligro. Y condujo la campaña contra Licinio, que no fue másque una lucha por desplazar al rival, como una guerra de religión, a la que acudióacompañado de obispos y provisto de una tienda de campaña especial para lasoraciones. De la misma salía listo para la batalla y, lanzando el grito de guerra a sussicarios, según el elogio <strong>del</strong> gran pastor Eusebio, “los abatían a todos, hombre a477 Euseb. h.e. 5 prooem.; h.e. 9,1 ss; V.C. 1,6; ,46. Hemegger 184. Poppe 26. Andresen, Dir Kirchender alten Christenheit 319 s. Winkelmann, Probleme der Herausbildung 299.478 Liv. 2,19,12; 2,42,5; 25,12,15; 26,45,9. Cic. nat. deor. 2. Dio 51,1,3. Pauly II 24 ss. dtv Lex. Antike,Religión I 217ss. Hemegger 458 nota 19. Ziegler, Gegen kaiser 47 s.Historia Criminal <strong>del</strong> Cristianismo Vol I 204

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