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1.karlheinz_deschner- historia criminal del cristianismo

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todo con mansedumbre.” 304Jerónimo se puso furioso. Y aunque no conocía los ataques de Rufino sino de oídas,como quien dice, a través de cartas de terceros, en seguida movilizó su temida pluma.Muy superior a su oponente en conocimientos, agudeza y estilo, aunque igual a él enfalta de escrúpulos y afán de difamar, el santo no titubea en repetir rumores yfalsedades. Censura de buena gana la perversidad de Rufino para mejor disimular así lapropia, silencia las acusaciones verdaderas, a la vez que pone en circulaciónsemiverdades o calumnias, e incluso da a entender que Rufino y sus protectorespretendían alcanzar el solio pontificio mediante sobornos, además de conspirar contra lavida <strong>del</strong> papa Anastasio, notorio enemigo de Orígenes. 305Entonces Rufino montó en cólera, lo que dio lugar a una animada correspondenciaentre ambos padres de la Iglesia, que se acusaban mutuamente de robo, perjurio yfalsificación. Para el caso de que no quisiera callar Jerónimo, Rufino le amenazó conllevarle ante los tribunales civiles y relevar su vida más íntima. Jerónimo replicó: “Tealabas de estar al corriente de los crímenes que, según dices, te confesé cuando éramosíntimos amigos. Dices que los divulgarás ante la opinión y que me pintarás tal como soy.Pero yo también sé pintarte a ti”. Y en medio de los sarcasmos, de las ironías, de lamarea de verdades y mentiras, tampoco Jerónimo deja de invocar a “Jesús el Mediador”,fingiendo lamentar “que dos ancianos hayan tomado la espada por culpa de unosherejes, teniendo en cuenta sobre todo que ambos quieren llamarse católicos. Con elmismo ardor con que antaño loábamos a Orígenes, unamos las manos y los corazones ycondenémosle ahora, ya que le condena la redondez entera de la Tierra....». 306Pero no hubo nada de eso. Jerónimo no habría sido santo ni doctor de la Iglesia si, a lamuerte de Rufino en 410, no hubiese prorrumpido en las exclamaciones de júbilosiguientes: “Murió el escorpión en tierras de Sicilia, y la hidra de numerosas cabezasdejó de silbar contra nosotros”, y poco más a<strong>del</strong>ante: “A paso de tortuga caminaba entregruñidos [...], Nerón en su fuero interno y Catón por las apariencias, era en todo unafigura ambigua, hasta el punto que podía decirse que era un monstruo compuesto demuchas y contrapuestas naturalezas, una bestia insólita al decir <strong>del</strong> poeta: por <strong>del</strong>anteun león, por detrás un dragón y por en medio una quimera”. 307Vivo o muerto Rufino, el doctor de la Iglesia Jerónimo jamás se refirió a él sininsultarle. También se enemistó con Agustín, otro doctor de la Iglesia, si bien en estecaso el conflicto —bastante menos violento, por cierto— fue iniciado por el más joven <strong>del</strong>os dos, Agustín.304 Rufín. c. Hieron. 1,1; 2,13; Grützmacher ibíd. 61 s, 67,88.305 Hieron. c. Rufín. 1,1 ss; 2,1 ss. Grützmacher ibíd. 70 ss.306 Rufin. c. Hieron. 2,4. Hieron. c. Rufin. 3,1 s; 3,4 s; 3,9 ss; 3,41. Grützmacher ibíd, 66,79.307 Hieron. Prol. al coment. Ezequiel 1. ep. 125,18. Grützmacher ibíd. 86 ss.Historia Criminal <strong>del</strong> Cristianismo Vol I 136

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