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DOCTRINA DE SALVACION I - Cumorah.org

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la gente de la tierra en general. Nosotros no tenemos deseos de hacerlo. Esto ciertamente es una ingratitud.Somos desagradecidos.Cada miembro de esta Iglesia, que viola el día de reposo, que es deshonesto en el pago de su diezmo,que no guarda la Palabra de Sabiduría, que voluntariamente viola cualquiera de los otros mandamientosque el Señor nos ha dado, es desagradecido para con el Hijo de Dios y cuando somos desagradecidos conel Hijo de Dios, lo somos también para con el Padre que lo envió.INGRATITUD HACIA CRISTO. Si nuestro Salvador hizo tanto por nosotros, ¿cómo es que nosotrosno nos sentimos inclinados a sujetarnos a sus mandamientos, que no son gravosos, que no nos causansufrimiento alguno si tan sólo los obedecemos? y sin embargo, la gente desobedece la Palabra deSabiduría; hay quienes rehusan cumplir sus deberes como oficiales y maestros en la Iglesia; muchosindividuos se mantienen alejados de las reuniones que el Señor espera que ellos apoyen; siguen suspropios deseos si éstos están en conflicto con los mandamientos del Señor.Si nosotros entendiésemos nuestra posición, y si amásemos al Señor nuestro Dios con todo nuestrocorazón, alma y mente... entonces obedeceríamos los mandamientos. Al no hacer esto, os digo, hermanosmíos, mostramos nuestra ingratitud a Jesucristo. 23El delito de la ingratitud es uno de los más generalizados y puedo decir a la vez, que es uno de losmayores delitos que afligen a la humanidad. Cuanto más nos bendice el Señor, menos lo amamos. ¡Así escomo los hombres demuestran su gratitud al Señor por sus mercedes y bendiciones para con ellos! 24EL PRINCIPIO <strong>DE</strong> LA EXPIACIÓN <strong>DE</strong> SANGRE 25PO<strong>DE</strong>R PURIFICADOR <strong>DE</strong> LA SANGRE <strong>DE</strong> CRISTO. Los Santos de los Ultimos Días creemos enla eficacia de la sangre de Cristo. Creemos que mediante la obediencia a las leyes y ordenanzas delevangelio se obtiene la remisión de los pecados; pero esto no podría ser si Cristo no hubiera muerto pornosotros. 26 Si creyeseis en la expiación de sangre (de los hombres) yo podría preguntaros por qué fuederramada la sangre de Cristo y en lugar de la de quiénes fue derramada. Yo podría pediros queexplicaseis las palabras de Pablo “y sin derramamiento de sangre no se hace remisión”. 27¿Entendéis que hay ciertos pecados que el hombre puede cometer y por los cuales la sangre de Cristonada puede hacer? ¿No sabéis, también, que este principio es enseñado en el Libro de Mormón? ¿Y no esésta una razón más para descartar el libro así como el nombre? ¿No es mejor, acaso, apoyarse en lasEscrituras para encontrar la solución a los problemas de esta clase? 28 (Nota del traductor: Aquí elpresidente Smith se está dirigiendo a quienes sostienen que los Santos de los Ultimos Días creen en laexpiación de sangre de los hombres y refuta las acusaciones falsas relativas a la doctrina de la Expiación.)VERDA<strong>DE</strong>RO PRINCIPIO <strong>DE</strong> LA EXPIACIÓN <strong>DE</strong> SANGRE. Y ahora una palabra o dos sobre eltema de la expiación de sangre. ¿En qué consiste este principio?. Sin adulterarla, si me permitís, dejandode lado las malévolas insinuaciones y las falsas acusaciones que a menudo se han hecho, se reducesencillamente a esto: mediante la expiación de Cristo toda la humanidad puede ser salva, por laobediencia a las leyes y ordenanzas del evangelio. La salvación tiene dos aspectos: uno general, la queviene a todos los hombres independientemente de su creencia (en esta vida) en Cristo— y otro individual,aquella que el hombre merece por sus propias acciones a través de la vida y por la obediencia a las leyes yordenanzas del evangelio.Mas el hombre puede cometer ciertos pecados graves, de acuerdo con su luz y conocimiento, que locolocarán más allá del alcance de la sangre expiatoria de Cristo. Si entonces desea ser salvo deberáhacer el sacrificio de su propia vida para expiar —hasta donde su poder lo permita— por ese pecado,pues la sola sangre de Cristo bajo ciertas circunstancias, no alcanzará para redimirlo.LOS ASESINOS Y LA EXPIACIÓN. ¿Creéis en esta doctrina? Si no creéis os digo: ¡no creéis en elverdadero principio de la expiación de Cristo!, Este es el principio que os complace llamar “la expiaciónde sangre del brighamismo”, es el principio de Cristo nuestro Redentor, quien murió por nosotros.También es la doctrina de José Smith y yo la acepto.¿En lugar de quién murió Cristo?. Me gustaría que los miembros de vuestra iglesia pudiesen sersuficientemente justos como para comentar sobre este tema relativo a sus méritos.68

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