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DOCTRINA DE SALVACION I - Cumorah.org

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persona— ¿Podéis comprender el sufrimiento de Jesucristo al tomar sobre sí, no meramente mediante unamanifestación física sino de una manera espiritual y mental, el peso de todos los pecados juntos?EL MAYOR SUFRIMIENTO FUE EN GETSEMANÍ. Nosotros hablamos de la pasión de Jesucristo.Mucha gente tiene la idea de que su mayor sufrimiento tuvo lugar cuando él estuvo sobre la cruz, y leclavaron las manos y los pies. Este ocurrió antes de que fuera puesto sobre la cruz, en el Jardín deGetsemaní donde la sangre le brotó por los poros del cuerpo: “Padecimiento que hizo que yo, aun Dios, elmás grande de todos, temblara a causa del dolor, y echara sangre por cada poro, y padeciera, tanto en elcuerpo como en el espíritu y deseara no tener que beber la amarga copa y desmayar.”Eso no ocurrió cuando estuvo en la cruz, sino en el jardín. Allí fue donde sangró por cada poro de sucuerpo. 18Y bien, yo no alcanzo a comprender en su totalidad tal sufrimiento. Yo he sufrido dolor; vosotrostambién lo habéis sufrido y a veces éste ha sido muy severo; pero no puedo comprender aquel dolor quecausa una angustia mental más que física, la cual puede hacer que la sangre en forma de sudor, aparezcasobre el cuerpo. Lo sucedido fue algo terrible, altamente aterrador; de manera que ahora sí entendemospor qué exclamó a su Padre: “Si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino comotú.” 19 LOS JUSTOS ESCAPAN <strong>DE</strong>L SUFRIMIENTO MEDIANTE LA EXPIACIÓN. Un hombre mortalno habría podido soportarlo, esto es, un hombre como nosotros. No importa su fortaleza ni su poder,ningún hombre nacido en este mundo habría podido soportar el peso de la carga que soportó el hijo deDios al tomar sobre sí mis pecados y los vuestros, y hacer posible que pudiésemos escapar de nuestrospecados. El llevó consigo nuestra carga a condición de que lo aceptáramos como nuestro Redentor yguardáramos sus mandamientos. Para algunos de nosotros es difícil, terriblemente difícil, efectuar laspequeñas cosas que se nos pide y sin embargo El sí se sintió deseoso de soportar toda la tremenda carga yel peso del pecado, no suyo, porque El no tenía pecado, sino que lo hizo para que nosotros pudiésemosescapar. Pagó el precio, el castigo de nuestros pecados.De manera que digo que nunca se ha cometido un pecado por el cual no se haya pagado. Cristo pagóla deuda de mis pecados condicionalmente y esa condición es que yo crea en El y guarde susmandamientos. Lo hizo también por vosotros y por todos los seres de este mundo: pero no pagó deudaalguna en la cruz, o antes de ir a la cruz, por nuestros pecados si es que nosotros aún somos rebeldes. Sisomos rebeldes, tendremos que pagar la deuda nosotros mismos. 20LA EXPIACIÓN Y NUESTRA FALTA <strong>DE</strong> GRATITUDCRISTO PAGÓ POR NOSOTROS UN PRECIO INFINITO. Es imposible para los débiles mortales,y todos somos débiles, comprender cabalmente el alcance del sufrimiento del Hijo de Dios. No podemoscomprender qué precio tuvo que pagar... Sin embargo, está dentro de nuestro alcance conocer ycomprender que la agonía extrema de su sacrificio nos ha traído la mayor bendición que podría recibirse.Además, podemos comprender que este sacrificio supremo —el cual estaba más allá de la resistencia delhombre para poder efectuarlo o soportarlo— fue efectuado por causa del gran amor que el Padre y el Hijotienen por el género humano.LA INGRATITUD <strong>DE</strong> LA <strong>DE</strong>SOBEDIENCIA. Nos mostramos sumamente desagradecidos anuestro Padre y a su Hijo Amado cuando nos inclinamos a no obedecer los mandamientos en todahumildad con “corazones quebrantados y espíritus contritos”. La violación de cualquier mandamientodivino es un acto de suma ingratitud, considerando todo lo que se ha hecho por nosotros mediante laexpiación de nuestro Salvador. 21Nunca podremos pagar totalmente la deuda. La gratitud de nuestro corazón debería rebosar, hastadesbordar con amor y obediencia, por esta grande y tierna merced. A causa de lo que El ha hecho,nosotros no deberíamos fallarle nunca. El nos compró por un precio, el precio de su gran sufrimiento y elderramamiento de su sangre en sacrificio sobre la cruz. 22Y bien, El nos ha pedido que obedezcamos sus mandamientos, y nos dice que éstos no son gravosos;sin embargo, hay muchos de nosotros que no sentimos el deseo de hacerlo. Estoy hablando ahora de toda67

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