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DOCTRINA DE SALVACION I - Cumorah.org

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Los hombres aman las tinieblas hoy en día en lugar de la luz, tal como lo hacían en los días delRedentor. Están cegados contra la verdad y la justicia: no ven. Nuestra misión es proclamarlo. 10AMONESTAD A LOS MALVADOS. Todos sabemos que el mundo está en dificultades por causa dela maldad. La gente de todas las naciones rechaza el evangelio y los juicios del Señor se han derramadosobre ella. Estos juicios continúan y continuarán si la gente no se arrepiente. El Señor ha dicho que Elvendrá para poner en orden las cosas cuando la copa de la iniquidad esté llena. Los misioneros de laIglesia han sido enviados para amonestar a la gente y para recoger de entre las naciones y de nuestrapropia tierra, a todos los que estén deseosos de arrepentirse y de recibir el evangelio. También a ellos seles manda amonestar a los demás a fin de que puedan escapar de las calamidades y juicios que sin dudacontinuarán si la gente no recibe el evangelio. 11Al ver cómo acecha el mal, cómo los peligros afrentan a la gente y especialmente a los Santos de losUltimos Días, nuestro deber es levantar la voz de amonestación, no solamente en beneficio de los Santosde los Ultimos Días sino para amonestar a todos los hombres, pues nuestra misión es mundial y debemosadvertir a todos los hombres, dándoles la oportunidad de arrepentirse, de servir al Señor y de guardar susmandamientos si es que desean hacerlo. Si no lo desean, habremos salvado nuestra alma. En esa formaquedamos limpios de la sangre de esta generación. Ese es nuestro deber. 12<strong>DE</strong>BERES <strong>DE</strong> LOS ATALAYAS. Nosotros somos vigías en las torres de Sión. El Señor ha puestoen nuestras manos responsabilidades grandes y maravillosas. No hay otros hombres en parte alguna de latierra, no importa cuáles sean sus llamamientos, que tengan una responsabilidad igual a la que ha sidoconferida sobre el sacerdocio de Dios. Estamos investidos de autoridad divina y hemos sido apartadoscomo sus siervos y vigías sobre las torres de Sión.Nuestro es el deber de enseñar, de guiar y dirigir a los miembros de la Iglesia en la senda de larectitud. Nuestro es el deber de establecer ejemplos ante el mundo, de manera que los hombres al vernuestras buenas obras, puedan glorificar a nuestro Padre Celestial y tengan fe y confianza en nosotros. Esnuestro deber el de advertir a todos los hombres, y el de esforzarnos en enseñarles la verdad, de maneraque los que no quieran prestar atención queden sin excusa alguna. 13PRESTAD ATENCIÓN A LA AMONESTACIÓN <strong>DE</strong> LAS AUTORIDA<strong>DE</strong>S <strong>DE</strong> LA IGLESIA.Las autoridades de la Iglesia tienen el deber de hablar por inspiración y revelación. Si los miembros, oalgunos de ellos, dejasen de prestar atención a las advertencias o de aceptar el consejo y la enseñanza quedan estos hombres que tienen autoridad —y especialmente el que tiene las llaves de la autoridad— aún asísigue siendo deber de estos hombres impartir esa enseñanza, aunque sientan que ésta no será aplicada. Yentonces la responsabilidad descansa sobre los hombros de los que sí escuchan. Y si ellos aún rehusanrecibirla, el pecado queda sobre sus cabezas y tendrán que responder por él.El Señor dijo: “Sea por mi propia voz, o por la voz de mis siervos, es lo mismo”. 14 Yo leí lo siguienteen el prefacio de este maravilloso libro del que nos ha estado hablando el presidente Rudger Clawson:“Y será revelado el brazo del Señor; y vendrá el día en que aquellos que no oyeren la voz del Señor,ni la voz de sus siervos, ni prestaren atención a las palabras de los profetas y apóstoles, serándesarraigados de entre el pueblo”. 15Aquellos miembros de esta Iglesia que critican y dicen que oímos mucho de esto y de aquello, y deeste modo confiesan sus pecados, deberían prestar atención y arrepentirse, pues si rehusan aceptar losconsejos que les son dados, entonces la responsabilidad de esa desobediencia es de ellos y tendrán queresponder por ella. 16PREPARAOS PARA <strong>DE</strong>FEN<strong>DE</strong>R LA VERDAD. Debemos prepararnos para defender la verdad y,como portadores del santo sacerdocio que fue restaurado con la apertura de los cielos y la imposición demanos de parte de mensajeros santos enviados desde la presencia del Señor, estar preparados paraproteger a los miembros de la Iglesia contra los artificios que se emplean en oposición al evangelio, parareconciliar a nuestros miembros que no están suficientemente informados y que carecen del testimoniopermanente que la fidelidad y la obediencia aseguran a cada alma.Silenciosa e insidiosamente, y con cierto temor a causa de la difusión de la verdad, se estáemprendiendo la guerra en contra de la restauración de la verdad divina. 17153

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