abr - Dirección General de Bibliotecas - Consejo Nacional para la ...

abr - Dirección General de Bibliotecas - Consejo Nacional para la ... abr - Dirección General de Bibliotecas - Consejo Nacional para la ...

dgb.conaculta.gob.mx
from dgb.conaculta.gob.mx More from this publisher
10.07.2015 Views

CervantesY L A L E C T U R AILUSTRACIÓN: LOURDES DOMÍNGUEZ.Quienes han leído elQuijote, e incluso los quetan sólo tienen algunasreferencias de los episodiosmás famosos de estaobra, saben que el principiodisparador de lagran novela de Miguel deCervantes es la locura desu protagonista a consecuencia de la lectura vorazde libros de caballería. Desde el primer capítulo(“Que trata de la condición y ejercicio del famoso yvaliente hidalgo don Quijote de la Mancha”), el autornos anuncia a propósito de su personaje que seenfrascó de tal modo en la lectura “que se le pasabanlas noches leyendo de claro en claro, y los díasde turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucholeer se le secó el celebro de manera que vino aperder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aque -llo que leía en los libros, así de encantamentoscomo de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros,amores, tormentas y disparates imposibles;y asentósele de tan modo en la imaginaciónque era verdad toda aquella máquina de aquellassoñadas invenciones que leía, que para él no habíaotra historia más cierta en el mundo”.En uno de sus espléndidos ensayos (“Biblio far -ma cia: Riesgos y prevención en la ingestión delibros”) del no menos espléndido volumen La ex -periencia de la lectura: Estudios sobre literatura y formación(Fondo de Cultura Económica, 2003), el granlector e investigador español Jorge Larrosa nosavisa que “la idea de que la palabra tiene efectos enlas personas está implícita en el empleo de fórmulasverbales de intención maligna o terapéutica presenteen gran parte de las culturas ‘primitivas’. Enlo que aún reconocemos como el origen de Oc -cidente, en la tradición homérica, se recogen prácticas,seguramente mucho más antiguas, en las quese utilizan ensalmos o conjuros de efectos curativosque oscilan entre la magia y la plegaria”. Precisaeste autor que en algunos casos, los efectos de lapalabra no son el resultado de sus virtudes mágicaso de su capacidad para hacer intervenir favorablementea las fuerzas divinas, sino que dependen másbien y únicamente “del modo como actúan por símismas, por su propia significación anímica, ‘encan -tando’ el ánimo del enfermo de una manera aná lo -ga a como las drogas actúan sobre su cuerpo”.Cervantes y Larrosa saben de lo que hablan,como no suelen saberlo muchas personas quecreen que leer libros es un acto inocuo. Volviendoal Quijote, Cervantes mismo nos presenta al prota -gonista de la novela como presa de los encanta -mientos de los poderes malignos que pretendenhacerlo quedar mal, confundiéndolo o tratando deconfundirlo para que no vea (como, efectivamente,no lo ve, al principio, un no lector como Sancho)que los molinos de viento son en realidad gigantes,que los rebaños de ovejas son ejércitos y que unael BiBliotecario 23

CervantesY L A L E C T U R AILUSTRACIÓN: LOURDES DOMÍNGUEZ.Quienes han leído elQuijote, e incluso los quetan sólo tienen algunasreferencias <strong>de</strong> los episodiosmás famosos <strong>de</strong> estaobra, saben que el principiodis<strong>para</strong>dor <strong>de</strong> <strong>la</strong>gran nove<strong>la</strong> <strong>de</strong> Miguel <strong>de</strong>Cervantes es <strong>la</strong> locura <strong>de</strong>su protagonista a consecuencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> lectura voraz<strong>de</strong> libros <strong>de</strong> caballería. Des<strong>de</strong> el primer capítulo(“Que trata <strong>de</strong> <strong>la</strong> condición y ejercicio <strong>de</strong>l famoso yvaliente hidalgo don Quijote <strong>de</strong> <strong>la</strong> Mancha”), el autornos anuncia a propósito <strong>de</strong> su personaje que seenfrascó <strong>de</strong> tal modo en <strong>la</strong> lectura “que se le pasaban<strong>la</strong>s noches leyendo <strong>de</strong> c<strong>la</strong>ro en c<strong>la</strong>ro, y los días<strong>de</strong> turbio en turbio; y así, <strong>de</strong>l poco dormir y <strong>de</strong>l mucholeer se le secó el celebro <strong>de</strong> manera que vino aper<strong>de</strong>r el juicio. Llenósele <strong>la</strong> fantasía <strong>de</strong> todo aque -llo que leía en los libros, así <strong>de</strong> encantamentoscomo <strong>de</strong> pen<strong>de</strong>ncias, batal<strong>la</strong>s, <strong>de</strong>safíos, heridas, requiebros,amores, tormentas y dis<strong>para</strong>tes imposibles;y asentósele <strong>de</strong> tan modo en <strong>la</strong> imaginaciónque era verdad toda aquel<strong>la</strong> máquina <strong>de</strong> aquel<strong>la</strong>ssoñadas invenciones que leía, que <strong>para</strong> él no habíaotra historia más cierta en el mundo”.En uno <strong>de</strong> sus espléndidos ensayos (“Biblio far -ma cia: Riesgos y prevención en <strong>la</strong> ingestión <strong>de</strong>libros”) <strong>de</strong>l no menos espléndido volumen La ex -periencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> lectura: Estudios sobre literatura y formación(Fondo <strong>de</strong> Cultura Económica, 2003), el granlector e investigador español Jorge Larrosa nosavisa que “<strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que <strong>la</strong> pal<strong>abr</strong>a tiene efectos en<strong>la</strong>s personas está implícita en el empleo <strong>de</strong> fórmu<strong>la</strong>sverbales <strong>de</strong> intención maligna o terapéutica presenteen gran parte <strong>de</strong> <strong>la</strong>s culturas ‘primitivas’. Enlo que aún reconocemos como el origen <strong>de</strong> Oc -ci<strong>de</strong>nte, en <strong>la</strong> tradición homérica, se recogen prácticas,seguramente mucho más antiguas, en <strong>la</strong>s quese utilizan ensalmos o conjuros <strong>de</strong> efectos curativosque osci<strong>la</strong>n entre <strong>la</strong> magia y <strong>la</strong> plegaria”. Precisaeste autor que en algunos casos, los efectos <strong>de</strong> <strong>la</strong>pal<strong>abr</strong>a no son el resultado <strong>de</strong> sus virtu<strong>de</strong>s mágicaso <strong>de</strong> su capacidad <strong>para</strong> hacer intervenir favorablementea <strong>la</strong>s fuerzas divinas, sino que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n másbien y únicamente “<strong>de</strong>l modo como actúan por símismas, por su propia significación anímica, ‘encan -tando’ el ánimo <strong>de</strong>l enfermo <strong>de</strong> una manera aná lo -ga a como <strong>la</strong>s drogas actúan sobre su cuerpo”.Cervantes y Larrosa saben <strong>de</strong> lo que hab<strong>la</strong>n,como no suelen saberlo muchas personas quecreen que leer libros es un acto inocuo. Volviendoal Quijote, Cervantes mismo nos presenta al prota -gonista <strong>de</strong> <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> como presa <strong>de</strong> los encanta -mientos <strong>de</strong> los po<strong>de</strong>res malignos que preten<strong>de</strong>nhacerlo quedar mal, confundiéndolo o tratando <strong>de</strong>confundirlo <strong>para</strong> que no vea (como, efectivamente,no lo ve, al principio, un no lector como Sancho)que los molinos <strong>de</strong> viento son en realidad gigantes,que los rebaños <strong>de</strong> ovejas son ejércitos y que unael BiBliotecario 23

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!