abr - Dirección General de Bibliotecas - Consejo Nacional para la ...

uno de los primeros en inter -pretar con imágenes los textos deAn der sen, o los discretos peroher mosos dibujos de Lisbeth Zwer -ger, o los sobrios y misterio sospersonajes del Elena Odrio zolapor mencionar sólo a tres de quie -nes han acompañado vi sual mentedichos cuentos.Además, es posible encontrarlas más variadas pro puestas gráficascon que durante el siglo XX sepublicaron o distribuyeron loscuentos de Andersen en Mé xico,desde pequeños libros que en arasde la co mer cialización presentanilustraciones deficientes, hastaejemplares de lujo sumamente cuidados. Las edicio -nes varían en formato: de bolsillo, álbum ilustrado, librosartesanales, en fin, toda una gama de opcio nes delectura. El campo de la traducción es vasto también yen el rubro destacan versiones de Eliseo Diego, JoséEmilio Pacheco y Felipe Garrido, además de AlfonsoNadal y José Antonio Romero.Un cuento con el que se puede ejemplificar la diversidadmencionada es “El traje nuevo del empera -dor”, historia por demás conocida pero cuya versiónoriginal pocas veces es leída por recurrir a adaptacionesmuy resumidas que limitan a la anécdota uncuento lleno de descripciones y de un muy sutil humorque pone de manifiesto los excesos de las cortes.Este cuento aparece en la mayoría de las recopilacionesque se han hecho de la obra de Hans ChristianAndersen y presentado en su texto íntegro, aparece endistintas ediciones. La biblioteca cuenta con ejemplaresen inglés y español, los más antiguos datan demediados del siglo XX y son parte del Fondo Marga -dant, una herencia de libros antiguos que recibió laAso cia ción de un coleccionista de libros para niños.En tales volúmenes las ilustraciones, o bien per te ne -cen a co pias de ediciones originales del siglo XIX o seli mitan a gra bados sumamente sencillos que detallanalguna escena del cuento.Libros más recientes, de las décadas de 1960 y 1970narran el cuento en distintas versiones, algunas franca -mente desafortunadas, despojando al texto del lirismovirtuoso que lo ha convertido en un clásico. Tampocoson destacables las ilustraciones. Quizá de esta mismaépoca sean recomendables las versiones que recogenILUSTRACIÓN: LOURDES DOMÍNGUEZ.los textos completos con buenastraducciones, en ediciones aus -teras sin ilustración y de bolsillo.El gran salto lo ofrecen un parde títulos que si bien, no son exac -tamente el cuento que escribióHans Christian Andersen, sí sonre ferencias obvias, homenajes gozosos,adaptaciones libres que hanreinterpretado y dado un giro a laanécdota sin despegarse de laesen cia de “El traje invisible delemperador”: la vulne rabilidad dela desnudez, lo frágil que se tornalo ho nesto, lo transparente y lasoberbia del poder.En Los calzoncillos del empe -rador (Laurence Anholt, il. Arthur Robins, trad. CarloFrabetti, Altea, México, 2000) la narración sucede exactamenteal revés, en un reino donde todos viven des -nudos; un par de sastres timadores se presentan paraofrecer al rey unos cal zon cillos que sólo los tontos podránver. Cuando un niño descubre que el rey llevaropa, todos en el reino quieren llevarla, terminandocon la felicidad que aquel estado primitivo de des -nudez les daba, hasta que el rey decide quitarse la ropaotra vez.Otro caso que va más allá de la intertextualidad,pues es realmente una reinterpretación del cuento, esel libro El traje nuevo del emperador (Liam Nelson,Harrison Ford et al., il. Quentin Blake, Maurice Sendaket al., trad. Daniel Najmías, Ediciones B, Barcelona,1998) que incluye una serie de 23 textos basados en elcuento de Andersen pero narrados por la particularforma de personajes contemporáneos del espectáculoy la moda como Madonna, Robin Williams, Fran Dres -cher o Calvin Klein, ilustrado por artistas también contemporáneoscomo Chris Van Allsburg, Steve Jonsono William Joy ce, presentado por Steven Spielberg.Todos ellos dan cuenta de una anécdota que a pesarde repetirse no ha perdido ni su significado ni su esen -cia y que puede adquirir distintos matices, aquí todoshumorísticos, incluso en la ilustración, para seguirproyectando valores humanos.El espíritu del narrador, del hacedor de historiaspara divertir y formar continúa vivo, ya sea acercándosea las versiones originales, a los intertextos o lasreinterpretaciones de la obra de Andersen, su vigoraún se disfruta.b12 el BiBliotecario