210- porque la ·ley no ha hecho salvedad alguna ... - Biblioteca Digital

-13-ejercieron ampliamente el poder de avocación, atrayendo a si lascausas para tramitarlu y fallarlas. (1).La ·avocación, de carácter eseepcionaí entre nosotros, eeea:rcuentra: autorizada por el art. 223 ley núm. 50 y es ajt'na •la justicia ordinaria. La suprema corte nacional puede, a petici6nde todas 18'i partes, resolver lo principal, aun cuando la apelaci6nhubiere reeaído sobre un incidente de 'la causa (Manuld,t. 3, p. 98). S610 conocemos dos casos de avocación. (JURISPRt.:­DENCIA AROENTIN.\, t. 2, p. 723).lO.-La sentencia definitiva del superior puede resolver:].0 la revocatoria, reforma o la confirmación dc la del inferior;2." la nulidad diela misma; 3.° la nulidad delos procedimientos,(1) Véase, Tom18 Jofr6, cCausas instruidas en Buenos Aires durantelos siglos XVII y XVIII:t p. XLIX Y 19. La institución del juez especial\'.lnlltituia muchas veces un caso de avocación. Rosas, gobernador de BuenosAires, se avocó la causa de los asesinos de Quiroga y la falló endefinifiva .Los jueces en comisión o especiales, no existen actualmente; perofuncionaron desde muy antiguo en España. F6Us Dato, en su «Historiaprimitiva de los pueblos germano y romanos, dice lo siguiente: cEl reycomo tribunal de última instancia y magistrado supremo velaba por labuena administración do la justicia, castigando a 101l jueces indolentes,prevaricadores y parciales; éi determinaba los diaa feriados en lIuedebían estar cerrados los tribunales, los domingos y las grandes fiestasde la iglesia. En época de la cosecha, la vendimia y cuando habia plagade las langostas, que exigia el concurso do todos para su exterminio, quedabanloa habitantes rurales, díspeusades de presentarse ante el juez :liestaban citadoss.Fuera de esta marcha regular era frecuente la intervención directay arbitraria del rey en las causas pendientes y, por otra parte, no erararo que los querellantes saltasen por encima de los jueces e Instancias inferioresy acudiesen de una vez al rey tlue luego decidía a su albedrío personalmente,o por delegado, expresamente nombrado al efecto. Esto sin con­Illr con que, seglln el derecho romano, debían ser sometidas ~ rl'y tOORlllas eausas criminales importantes contra personas de mucha categoría paraque él determinara el castigo. En estas cnusas, en las cuales el rf.'Y ('JItubaa menudo interesado, era muy común que nombrar i comisionesextraordinarias para entonder y sentenciar en ollas, comisiones lIue seconduelan generalmento con tnnta arbitrariedad que no solamente se apoderabana veces de causas pendientes sino que nnulaban sentencia» y fa­1101' legales cuando el rl'Y queríe protoger a la pnrte quo apelaba del tribunala él. En muchas ccnsioues se acudía también al rf.'Y pnra qUI' autorizaraactos privados, como contratos y n-stamentos, en lOU entidad derepresentante y protector supremo de la ley. Las disposiciones dI' las comisionesy comisionados ext raordinarios tentan (unzo ejecutlva, como loprueba el ejemplo del gobernador 110 Aries Aram, que eneargado do cnst i­pr a cierto aaeerdete católico, mandó a lOUll criadoa que fuesen a prend~rley llevarle a IIU presencia litado tle pies y manos «8 fin de queviese lIue ~l era dueño o señor del pllis:t.