Hoja No181_NEW-Nueve Cartas a Berta.pdf

Cuando en un film de ficción una imagen de improviso se ralentiza oincluso se congela, ¿qué sucede? Sucede, para empezar, que la imagense “desconecta” del flujo de la propia ficción: pasa a convertirseen otra cosa. Pasa a darse como pura imagen que reclama ser vistaotra vez, con insistencia y voluntad de entendimiento. Al detenerse,la imagen se entrega a la digresión. Se convierte en algo similar al“aparte” teatral, cuando un personaje de pronto se separa del resto yhabla directamente al público. Aquí lo que se vuelve hacia el espectadores la imagen, y quien la “habla” ocupa un lugar ambivalente:es la voz del personaje, un joven estudiante salmantino que se dirigea su amada desde una especie de exilio en su propio hogar. Pero estambién, sobre todo, la “voz” del autor, esto es, su propia exploraciónde ese espacio –una hermosa pero oxidada ciudad castellana- vinculadoa su propia biografía. Ambas voces se entremezclan o separanalternativamente. En el protagonista es fácil adivinar una proyeccióndel ‘autor’: un joven intelectual de clase media, aspirante a literato,seducido por las aspiraciones de una modernidad que aún no hallahueco donde respirar en Salamanca. En este sentido, Nueve cartas aBerta propone el “afuera” de una rememoración. Su estructura procededel género literario epistolar (nueve cartas a través de las cualesel personaje expresa la contradicción entre su experiencia de hastío,y su vínculo sentimental con un entorno familiar que no le comprendepero con el que mantiene lazos muy fuertes). Hay algo de documentalsubjetivo en el film, pero el propio personaje es a la vez sujetoy objeto del mismo. En ocasiones, la voz “dirige” la función, o le sirveal menos de guía ocasional: las imágenes que ilustran la descripción,COMENTARIOdura y compasiva a un tiempo, que hace el muchacho de ese padreconservador con modestas aspiraciones literarias, sometido por lostiempos y por un auto-asumido conformismo, constituye por símismo una breve crónica (falsamente) documental. No obstante,especialmente al incio del film, el montaje entre la voz y la imagenefectúa inteligentes falsos movimientos. Pensamos por ejemplo queBerta, la deseada destinataria de esas cartas, es la chica morena conla que él sale. Pronto veremos que no es así. Que Berta es originariamentedel mismo lugar que él, que dejó la ciudad con su familia,que es hija de un intelectual exiliado. Y que han debido conocersedurante la estancia del chico en el extranjero, donde ella acabarápor completar la promesa de una libertad hasta entonces desconocida.Así pues, entre la imagen del joven que besa a la chica “de todala vida”, y su voz que implora en las cartas que dirige a la que realmenteocupa sus pensamientos, hay una diferencia profunda. Nuevecartas a Berta es, entre otras muchas cosas, un manifiesto generacionaly un ajuste de cuentas. Y como tal, adopta una forma moderna,esto es, hecha de escisiones: entre lo que se dice y se piensa, oentre lo que se piensa y se ve. Entre el documento y la visión íntima.Entre las propias imágenes, desconectadas en un sucederse derutinas y rincones. A poco que se observe este proceder, se descubriráque toda la estructura del film responde una dinámica de lo mentalque es profundamente literaria. De lo que estamos hablando, ensuma, es precisamente de un ejercicio explícito de puesta al día:Nueve cartas a Berta representa la más depurada y coherente asimilaciónque se diera en España de los logros de la Nouvelle Vague.SOBRE EL REPARTOEMILIO GUTIÉRREZ CABAHijo de los actores Emilio Gutiérrez y de Irene Caba Alba, sus hermanasmayores Julia e Irene también son actrices de cine y teatro.Emilio Gutiérrez Caba debutó en el cine en los años sesenta. CarlosSaura le ofrecía incorporar a un joven que asistía a una cacería, enla que tres hombres mayores (interpretados por Alfredo Mayo, IsmaelMerlo y José María Prada) empleaban sus rifles contra sí mismos. Alaño siguiente Emilio Gutiérrez Caba se puso a las órdenes del directorindependiente Basilio Martín Patino en Nueve cartas a Berta(1966). Aunque desarrolló su carrera básicamente en el teatro, EmilioGutiérrez Caba compaginó esa actividad con pequeñas aparicionesen filmes como Las bicicletas son para el verano (Jaime Chávarri,1983). Miguel Albadelejo y Alex de la Iglesia le rescataron de unsemi-olvido, dándole papeles destacados en La primera noche de mivida (1997), El cielo abierto (2001) y La Comunidad (2000). Las dosúltimas le supondrían sendos Premios Goya, el primero de ellos en lamisma noche en la que su hermana Julia se alzaba con la estatuillade mejor actriz de reparto. En 2003 estrenó en el teatro El príncipe yla corista, en la que estuvo acompañado por María Adánez.MARY CARRILLOMaría Carrillo Moreno conocida artísticamente como Mary Carrillo,nació el14 de octubre de 1919 en Toledo. Considerada una de lasgrandes actrices de la escena española del siglo XX, debutó en 1936en la Compañía de Hortensia Gelabert, con la obra El juramento dela primorosa y posteriormente en la de Pepita Díaz (con quien interpretaNuestra Natacha). Al inicio de la Guerra Civil Española marchaa Méjico, donde contrae matrimonio con el actor Diego Hurtado. Deregreso a España, retoma su carrera teatral y realiza la películaMarianela (1940), de Benito Perojo. Tras rodar otros tres largometrajes,se aparta de la gran pantalla hasta 1958. En teatro, se incorporaprimero a la Compañía de María Bassó y Nicolás Navarro y en 1940a la de María Guerrero, interpretando La florista de la reina, La santahermandad y La santa virreina. En 1948, finalmente, forma supropia Compañía. En 1958 vuelve al cine, con El pisito, de MarcoFerreri. En los años siguientes se suceden una serie de títulos notables,en los que Mari Carrillo despliega su gran capacidad artísticaespecialmente en registros dramáticos, pero también en títulos decomedia.LA CRÍTICA OPINA(...) Nueve cartas a Berta, es, por su repercusión popular y su profundo valor testimonial, por la actitud responsable ante la sociedad española,la película clave de los últimos años. Un techo en cuanto a la libertad con que ha sido concebida y realizada. Sólo la intransigencia, obstinacióny firmeza de Patino ha podido conseguir una obra tan coherente. (...)Tanto más un realizador se niega a sí mismo, a favor de los llamados“gustos del público”, tanto más en el vacío cae la obra. Nueve cartas a Berta viene a demostrar la existencia de un público extenso quedesea que le hablen de sí mismo y de su país, que está dispuesto a escuchar cualquier voz con tal que se exprese con claridad e independencia.(...)El camino está trazado.Carlos Rodríguez Sanz – Cuadernos para el diálogo (Abril 1966)www.auladecine.ulpgc.es