La Seguridad Pública en Veracruz... Un reto alcanzable - Inap

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RICARDO GARC¸A GUZM˘NLA POLIC¸A EN MÉXICOse puede observar un importante descrédito de las institucionespoliciales; por el otro, un aprecio, definido casi en términoshistóricos, hacia las Fuerzas Armadas. Pero el resultado de lamilitarización, a la luz de las observaciones de los criminólogos,no ha sido positivo. La inseguridad sigue siendo un problema yse multiplican los casos de escalamiento de la violencia y abusosde autoridad.Hay que recordar que los militares están formados en torno demisiones específicas que son diferentes de las de los policías.En una democracia, la capacidad de mediación es fundamentaly debe ser connatural a las instituciones policíacas. Esto no seobserva en las actividades de las corporaciones de seguridadpública militarizadas o de formación profesional eminentementecastrense. Sin embargo, la opinión de la ciudadanía sobrela posibilidad de involucrar en mayor medida a las FuerzasArmadas en materia de seguridad pública sigue siendo positiva.Frente a esta contradicción en la opinión pública, la participaciónciudadana real en el ámbito de la seguridad sigue siendo untema pendiente. Cuando se analiza el diseño institucional y legaldel Sistema Nacional de Seguridad Pública y sus equivalenteslocales, es común encontrar componentes que pretendensatisfacer las inquietudes de la sociedad civil. Pero se le daun enfoque corporativo a la participación, que se ve limitadaa representantes de grupos de interés, nacionales y locales.Es preciso superar el esquema clientelar y de legitimacióngubernamental con la aparente incorporación de intereses delos ciudadanos en materia de seguridad.109

LA SEGURIDAD PÐBLICA EN VERACRUZ... UN RETO ALCANZABLEEn sentido opuesto el Gral. EM(r) Luis Garfias opinó duranteel debate que: “No hay una militarización de la policía. Hayalgunos militares en algunas dependencias policíacas, integradoscon el afán de dar cierta estructura militar a las fuerzas delorden público, como la Policía Federal Preventiva; pero estosmilitares se subordinan a una autoridad civil, no al revés. Lospolicías no están sujetos a la ley militar. Por esta razón, ensentido estricto no existe la militarización. Al contrario. Estáexpresamente prohibido, por el artículo 28 del Reglamento deDeberes Militares, que un militar funja como policía. Por otrolado, el artículo 174 de la Ley Orgánica faculta al Presidentepara conceder licencia especial a militares que van a comisionesciviles, sin goce de haberes.La idea de militarizar las policías, como se ha hecho en Chile,España y Brasil, es evitar problemas de disciplina, lo que implicareducir los riesgos y aumentar la efectividad. Hoy en día, losciudadanos tienen miedo a la policía. Una militarización enforma aseguraría que no haya extorsión y, por ende, generaríamayor confianza, una confianza similar a la que se tiene hoyen las Fuerzas Armadas. En el Ejército hay mucha menoscorrupción que en la vida civil. Además, la formación castrenseno está peleada con conciliación. Tampoco habría un problemade derechos humanos. Incluso se podría decir que una mayordisciplina, como la que es propia del militar, no permite que lascosas se salgan de las manos y se produzcan excesos, como losvistos en Michoacán”.En relación con las misiones planteadas por la Secretaría de laDefensa se señaló que corresponde a la primera la protección110

RICARDO GARC¸A GUZM˘NLA POLIC¸A EN MÉXICOse puede observar un importante descrédito de las institucionespoliciales; por el otro, un aprecio, definido casi <strong>en</strong> términoshistóricos, hacia las Fuerzas Armadas. Pero el resultado de lamilitarización, a la luz de las observaciones de los criminólogos,no ha sido positivo. <strong>La</strong> inseguridad sigue si<strong>en</strong>do un problema yse multiplican los casos de escalami<strong>en</strong>to de la viol<strong>en</strong>cia y abusosde autoridad.Hay que recordar que los militares están formados <strong>en</strong> torno demisiones específicas que son difer<strong>en</strong>tes de las de los policías.En una democracia, la capacidad de mediación es fundam<strong>en</strong>taly debe ser connatural a las instituciones policíacas. Esto no seobserva <strong>en</strong> las actividades de las corporaciones de seguridadpública militarizadas o de formación profesional emin<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>tecastr<strong>en</strong>se. Sin embargo, la opinión de la ciudadanía sobrela posibilidad de involucrar <strong>en</strong> mayor medida a las FuerzasArmadas <strong>en</strong> materia de seguridad pública sigue si<strong>en</strong>do positiva.Fr<strong>en</strong>te a esta contradicción <strong>en</strong> la opinión pública, la participaciónciudadana real <strong>en</strong> el ámbito de la seguridad sigue si<strong>en</strong>do untema p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te. Cuando se analiza el diseño institucional y legaldel Sistema Nacional de <strong>Seguridad</strong> <strong>Pública</strong> y sus equival<strong>en</strong>teslocales, es común <strong>en</strong>contrar compon<strong>en</strong>tes que pret<strong>en</strong>d<strong>en</strong>satisfacer las inquietudes de la sociedad civil. Pero se le daun <strong>en</strong>foque corporativo a la participación, que se ve limitadaa repres<strong>en</strong>tantes de grupos de interés, nacionales y locales.Es preciso superar el esquema cli<strong>en</strong>telar y de legitimacióngubernam<strong>en</strong>tal con la apar<strong>en</strong>te incorporación de intereses delos ciudadanos <strong>en</strong> materia de seguridad.109

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