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La contemporaneidad occid<strong>en</strong>tal desde las teorías de la comunicacion...francés, <strong>en</strong> su análisis sobre la sociedad contemporánea, indica que ésta ya no estádominada por la producción, sino por los medios de comunicación, mod<strong>el</strong>os cibernéticosy sistemas de control, ord<strong>en</strong>adores, industrias de <strong>en</strong>tret<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to y conocimi<strong>en</strong>to,etc. sistemas que son auténticas fábricas de creación de signos (K<strong>el</strong>lner,1989: 61). El objetivo ha cambiado de la explotación y <strong>el</strong> b<strong>en</strong>eficio, a la dominaciónde los signos y los sistemas que los produc<strong>en</strong> (Ritzer, 2002: 589). Baudrillard (2002)apunta hacia una era de la simulación <strong>en</strong> <strong>el</strong> mundo posmoderno <strong>en</strong> donde los signos<strong>en</strong>mascaran y escond<strong>en</strong> la aus<strong>en</strong>cia de una realidad profunda, no significannada, han perdido <strong>el</strong> refer<strong>en</strong>te que una vez tuvieron con la realidad: se conviert<strong>en</strong> <strong>en</strong>autorrefer<strong>en</strong>ciales, sólo se alud<strong>en</strong> a sí mismos. La simulación cuestiona la difer<strong>en</strong>cia<strong>en</strong>tre lo <strong>ver</strong>dadero y lo falso, <strong>en</strong>tre lo real y lo imaginario. Ya no podemos difer<strong>en</strong>ciarlo que es real de lo que no: la distinción ha implosionado (Ritzer, 2002: 589).La era de la simulación se abre con la liquidación de todos los refer<strong>en</strong>tes, se trata deuna suplantación de lo real por los signos de lo real (Baudrillard, 2002: 11), la sustituciónde lo real por su repres<strong>en</strong>tación. Pero Baudrillard llega más allá, dado que<strong>para</strong> él lo real no t<strong>en</strong>drá nunca más ocasión de producirse: imperará lo hiperreal qu<strong>en</strong>o es otra cosa que la <strong>el</strong>iminación de distinciones <strong>en</strong>tre lo real y lo imaginario. A partirde ahora al igual que <strong>el</strong> mapa precede al territorio, <strong>el</strong> simulacro precede a la realidad.El autor aplica la metáfora d<strong>el</strong> mapa y <strong>el</strong> territorio <strong>para</strong> explicar la simulación y esc<strong>en</strong>ificar<strong>el</strong> desierto de lo real. En esta repres<strong>en</strong>tación, Baudrillard utiliza la fábula deBorges <strong>en</strong> la que éste cu<strong>en</strong>ta cómo los cartógrafos de un imperio trazaron un mapatan detallado que llegó a recubrir con toda exactitud al territorio, aunque <strong>el</strong> ocaso d<strong>el</strong>imperio contempló <strong>el</strong> paulatino desgarro de este mapa, que acabó con<strong>ver</strong>tido <strong>en</strong> unaruina despedazada cuyos jirones se esparcieron por <strong>el</strong> desierto. Obviam<strong>en</strong>te <strong>el</strong> mapano era <strong>el</strong> territorio <strong>en</strong> sí, sino su repres<strong>en</strong>tación. Tras esta creación, <strong>el</strong> territorio ni precedió,ni sobrevivió al mapa. La simulación ya no corresponde a un territorio, a unarefer<strong>en</strong>cia, a una sustancia, sino que es la g<strong>en</strong>eración a través de los mod<strong>el</strong>os dealgo sin orig<strong>en</strong> ni realidad: lo hiperreal (Baudrillard, 2002: 9). Como hemos apuntadoserá <strong>el</strong> mapa <strong>el</strong> que preceda al territorio, <strong>el</strong> que lo <strong>en</strong>g<strong>en</strong>dre, y si fuera preciso retomarla fábula, hoy serían los jirones d<strong>el</strong> territorio los que se pudrirían l<strong>en</strong>tam<strong>en</strong>tesobre la superficie d<strong>el</strong> mapa. La era de la simulación conlleva la creación de reproduccionesde objetos y la cada vez más difícil id<strong>en</strong>tificación de lo real <strong>en</strong> cosas quesimulan la realidad. En <strong>el</strong> caso, por ejemplo, de la t<strong>el</strong>evisión, Baudrillard habla de ladisolución de la misma <strong>en</strong> la vida y vice<strong>ver</strong>sa (la cuestión se c<strong>en</strong>tra ahora <strong>en</strong> saberdónde acaba la una y empieza la otra). Finalm<strong>en</strong>te son las repres<strong>en</strong>taciones las quepredominan y terminan de manera inevitable <strong>el</strong>iminando a lo real.De ahí que donde uno apunta liberación d<strong>el</strong> individuo (Vattimo), <strong>el</strong> otro ve supeditacióny dominación (Baudrillard). En cualquier caso, esta contraposición de perspectivasno es novedosa, sino que se pres<strong>en</strong>ta como la heredera contemporánea dehistóricas disputas que han protagonizado la investigación de la comunicación (comopor ejemplo, la Escu<strong>el</strong>a de Frankfurt, crítica, fr<strong>en</strong>te a la Mass Communication Research,funcionalista).Pero Vattimo no ha sido <strong>el</strong> único autor que ha señalado la modificación de la experi<strong>en</strong>ciadebido a la incid<strong>en</strong>cia, <strong>en</strong>tre otros factores, de los medios de comunicación.También Thompson habla de esta modificación de la tradición. La hipótesis que defi<strong>en</strong>deThompson (1998: 239), así como la teoría de Vattimo (1998) introduc<strong>en</strong> <strong>el</strong> de-318

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