Pulse aquà para ver el número completo en formato PDF
Pulse aquà para ver el número completo en formato PDF
Pulse aquà para ver el número completo en formato PDF
- No tags were found...
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
La s<strong>en</strong>sacionalización de “lo noticiable” y la “democratización de lo íntimo”...A Carla Bruni se le pres<strong>en</strong>ta como una mala mujer, devoradora de hombres y a Sarkozycomo un hombre poderoso, hábil manipulador, seductor y mujeriego.Y de nuevo, la imag<strong>en</strong> de Carla requiere cierta matización: su halo de indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia,éxito laboral y un perfil público dotado de voz propia r<strong>el</strong>evante, glosado <strong>en</strong>un bu<strong>en</strong> número de ocasiones <strong>en</strong> los periódicos analizados (aunque con m<strong>en</strong>os frecu<strong>en</strong>ciaque su rol de devoradora de hombres) se resiste a acoplarse al mod<strong>el</strong>o d<strong>el</strong>a clásica malvada de t<strong>el</strong><strong>en</strong>ov<strong>el</strong>a cuya única ocupación es <strong>en</strong>gatusar al héroe. Deeste modo, la figura de Carla Bruni ofrece complejidad a la narrativa, si<strong>en</strong>do <strong>el</strong> <strong>el</strong>em<strong>en</strong>toque más se aproxima a la t<strong>el</strong><strong>en</strong>ov<strong>el</strong>a moderna que distingue Martín Barbero.En cuanto a la dim<strong>en</strong>sión pública de la figura de Sarkozy, y sigui<strong>en</strong>do con <strong>el</strong> usode metáforas narrativas, podemos concluir que la cobertura de los medios analizadosnos ofrece una historia que ejemplifica a la perfección algunos de los problemasque periodistas y académicos consideran <strong>en</strong> la base d<strong>el</strong> proceso de la s<strong>en</strong>sacionalizaciónde los cont<strong>en</strong>idos periodísticos, sobre todo la imbricación de las clases dirig<strong>en</strong>tesy de los medios de comunicación.Por su parte, la ext<strong>en</strong>sa cobertura d<strong>el</strong> affair también podría explicarse con respectoal deseo de maximización de b<strong>en</strong>eficios de los propietarios de los medios, esdecir, como una concesión al mercado y al negocio. Sin embargo, no creemos quetal ext<strong>en</strong>sión de informaciones sobre un asunto a la vez político y s<strong>en</strong>tim<strong>en</strong>tal puedaexplicarse como un ejemplo de trivialización de cont<strong>en</strong>idos periodísticos sobre política,que es otra de las t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias descritas por académicos como Jane Seaton, quehan flotado a lo largo de estas páginas y han servido como hipótesis de trabajo, nitampoco un caso <strong>en</strong> <strong>el</strong> que la hiper-emoción de la que habla Ramonet (1998: 18-20)haya ganado la partida al raciocinio. Al m<strong>en</strong>os, no de forma unívoca y sin matices.En su dim<strong>en</strong>sión pública, la historia d<strong>el</strong> affair <strong>en</strong>tre Nicolas Sarkozy y Carla Bruninos ofrece una narrativa <strong>en</strong> la que los políticos se diviert<strong>en</strong> <strong>en</strong> los <strong>en</strong>tornos lujososde las <strong>el</strong>ites económicas, con qui<strong>en</strong>es hac<strong>en</strong> tratos, mi<strong>en</strong>tras <strong>el</strong> poder adquisitivo d<strong>el</strong>os ciudadanos se cong<strong>el</strong>a a la espera de reformas que también pret<strong>en</strong>d<strong>en</strong> suavizarlas rigideces que la democracia social francesa aún manti<strong>en</strong>e. Y <strong>en</strong>tre esas <strong>el</strong>iteseconómicas están los propietarios de los emporios mediáticos que deberían vigilaral poder y dar voz a qui<strong>en</strong> no la ti<strong>en</strong>e (Kovack y Ros<strong>en</strong>sti<strong>el</strong>, 2001: 153-181), lo cuales ya un clamor <strong>en</strong>tre académicos d<strong>el</strong> periodismo y periodistas, y <strong>en</strong> lo que incid<strong>en</strong><strong>en</strong>tre otros, los ya m<strong>en</strong>cionados Kovack y Ros<strong>en</strong>sti<strong>el</strong>, Ramonet, Reig, De Pablos,Mas de Xaxá o Carlos G. Reigosa, etc.Se trata de una imag<strong>en</strong> que merece la reflexión de los franceses y de todos losciudadanos de democracias sociales sobre los que soplan vi<strong>en</strong>tos neoliberales, ypor tanto, no es de extrañar que la cobertura d<strong>el</strong> caso haya sido tan demandada por<strong>el</strong> público. No sólo no estamos ante una información blanda, sino que nos hallamosante una esc<strong>en</strong>ificación muy preocupante sobre la forma <strong>en</strong> que funcionan los c<strong>en</strong>trosde poder político, económico y mediático, de la que numerosos estudios académicosy periodísticos han ad<strong>ver</strong>tido. Es más, inserta tal ejemplo <strong>en</strong> un marconarrativo de fácil uso y manejo por <strong>el</strong> ciudadano <strong>para</strong> que pueda incorporarlo y debatirsobre él (<strong>en</strong> la esfera pública y <strong>en</strong> la esfera pública popular). Resulta, por tanto,una pequeña narrativa popular que nos cu<strong>en</strong>ta que <strong>en</strong> nuestro uni<strong>ver</strong>so social, políticoy económico existe un proceso que está dañando, no ya los cont<strong>en</strong>idos perio-142