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LOS RODETES DEL MAGDALENIENSE MEDIO ... - creap

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66 M.ª S. Corchón Rodríguez y O. Rivero Vilá / Los rodetes del Magdaleniense Medio cántabro-pirenaicoFIG. 2. Rodete de La Viña.conserva el grabado de los cuartos traseros de unéquido, con finos modelados de pelaje de acuerdocon los esquemas gráficos habituales de los contextoscántabro-pirenaicos. Otros trazos en la carainferior se interpretan como huellas del proceso deelaboración del soporte (Lasheras et al., 2005-2006). El objeto se recogió junto a un hogar decubeta (nivel 3-Hogar), datado en 14040 ± 60 y15420 ± 70 BP, sin apenas otros restos arqueológicos.La proximidad de este yacimiento a la cuevade Altamira, de la cual dista menos de 6 km, incrementael interés de este nuevo hallazgo.FIG. 3. Rodete de Llonín.También se encuentra próximoa Altamira (6,3 km) elsegundo yacimiento: Las Aguasde Novales. El depósito conservadoen el interior de la cuevaincluye dos niveles clasificadosen el Magdaleniense Inferior (By C), otro corresponde al Solutrense(D) y el último es indeterminado(E). El rodete (Fig.5) se recogió en el nivel B, datadoen 14440 ± 70 y 15030 ± 60BP, asociado con abundantematerial arqueológico (De lasHeras et al., 2008, e. p.). Ladecoración –trazos radiales ysegmentos incurvados en elcuerpo del rodete–, cuentatambién con amplios paralelosen los yacimientos pirenaicos y del valle del Aveyron(abri Plantade).En síntesis, la documentación conocida hastael presente se ceñía a los contextos típicos del MagdalenienseMedio cántabro-pirenaico, mientrasque los nuevos rodetes cántabros amplían las referenciashasta cronologías consideradas como MagdalenienseInferior.Con respecto a la relación crono-cultural entrelos yacimientos del sector centro-occidental(Nalón-Cares) y los de Cantabria, es un dato conocidocomo el Magdaleniense Medio se solapa en elcentro de la Cornisa Cantábricacon el Magdaleniense Inferiorlocal. Este último, al final dela secuencia, muestra como lasindustrias líticas y óseas, de marcadocarácter regional, incorporanotros elementos de culturamaterial que aparecen diseminadospor espacios geográficosy territorios más amplios, sugiriendoredes de intercambiocultural que pueden implicarcontactos a larga distancia conlos valles pirenaicos. Son nivelesque, como La Güelga 3c,Juyo 7-4, Rascaño 3 y Altamira,caracterizan un proceso regionaldenominado MagdalenienseInferior tardío (15000-14500calBC). Este fenómeno puedeexplicar el contexto propuestopara el rodete de Las Aguas, del© Universidad de Salamanca Zephyrus, LXI, enero-junio 2008, 61-84


M.ª S. Corchón Rodríguez y O. Rivero Vilá / Los rodetes del Magdaleniense Medio cántabro-pirenaico 67FIG. 4. Rodete de El Linar (a partir de Lasheras et al., 2005-2006, modificado).mismo modo que justifica la presencia de un contornorecortado sobre costilla en El Juyo 4, cuyomodelo es claramente pirenaico, en un contextoarqueológico de diferentes características industrialesy artísticas, respecto del MagdalenienseMedio.Finalmente, la nueva documentaciónde Las Caldas, que se describemás adelante, matiza y amplía lacronología de estos soportes característicoshasta la transición al MagdalenienseSuperior, cuya vigenciaen Europa Central sabemos quealcanza también esta cronología,como se ha comentado.CL-916 y 510, niveles V y IV-V, respectivamente), yde transición al Superior (CL-2526, 3585 y 5165,nivel III). Al respecto, resulta significativo que losejemplares más típicos (CL-3676 y 3585) procedan3. Los niveles con rodetes deLas Caldas3.1. Características de las ocupacionesLas ocho piezas estudiadascubren la totalidad de la secuenciadel Magdaleniense Medio en esteyacimiento, abarcando desde la baseabsoluta del depósito o IXc –undisco, posible prototipo en arenisca(CL-1145)–, a los tramos del MagdalenienseMedio antiguo (CL-3676, nivel VIII; CL-3410, nivelVIIb), evolucionado (fragmentosFIG. 5. Rodete de Las Aguas de Novales (a partir de De las Heras et al., 2008,modificado).© Universidad de Salamanca Zephyrus, LXI, enero-junio 2008, 61-84


68 M.ª S. Corchón Rodríguez y O. Rivero Vilá / Los rodetes del Magdaleniense Medio cántabro-pirenaicotanto de la base de la secuencia del MagdalenienseMedio antiguo (nivel VIII) como del citado niveltransicional (nivel IIIa o techo y III base, respectivamente),ampliando considerablemente la horquillatemporal conocida para los rodetes cantábricos.La documentación de la fase antigua del MagdalenienseMedio procede de un contexto arqueológicoque incluye fauna estépica fría en los yacimientosdel Nalón (Caldas IXc a VI; Viña IV-inf.),reproducida en el arte mueble (reno, mamut yrinoceronte lanudo en Las Caldas; reno en La Viña),y evidenciada también entre la fauna (reno en LasCaldas) 6 . Con todo, no es probable que en la CornisaCantábrica se instalaran, permanentemente,las condiciones medioambientales propias de laestepa fría centroeuropea. En cambio, es posibleque algunas manadas de estos herbívoros atravesaranla cadena pirenaica puntualmente, o bien quefueran observados en el curso de los desplazamientosa larga distancia. La fauna coincide en ello,mostrando que las especies de estepa fría son ajenasa las prácticas de subsistencia de los grupossociales que habitaron el valle del Nalón hacia ca.14.000 años. Éstos centran sus capturas en especiesde ungulados no migratorios, de hábitos solitarioso que viven en pequeñas manadas, realizadas apequeña escala en los variados ecosistemas delentorno: ciervos (61% en Caldas IX-VI), caballos(19% en Caldas), y en menor medida cabras, rebecos,escaseando los bóvidos y carnívoros.Por otra parte, estos niveles documentan laexplotación de recursos marinos en la costa, comomamíferos marinos, crustáceos y moluscos, la mayoríasin interés alimenticio ni evidencias de carnicería;y también la búsqueda de rocas organógenaslocales como el ámbar y el azabache, todo ellotransformado para usos sociales como colgantes(Corchón et al., 2008). En el caso de los cetáceos yfocas, se han reproducido en el arte mueble de losmismos niveles (Las Caldas) o grabado en las paredesde cuevas cercanas (Candamo, Tito Bustillo).En cuanto al material lítico, existe una significativaproporción de silíces alóctonos procedentes deáreas-fuentes alejadas, como se comenta después.De este modo, la gestión de los recursos del territorioimplica rangos de movilidad de diferentesamplitudes, así como la probable existencia deredes de intercambio o bien contactos con otrosgrupos sociales que alcanzan la vertiente nortepirenaica y el sudoeste francés.Ejemplos de ello en el arte mueble son losmodelos pirenaicos presentes en los ajuares óseosdel Magdaleniense Medio cantábrico: los contornosrecortados, propulsores, rodetes y la únicaescultura lítica conocida en la región. Ésta reproduceuna cabeza de caballo, fue portada anudadaen un hilo del tamaño de la perforación, intensamentedesgastada, y presenta impactos que sugierenla rotura deliberada de la estatuilla. Está talladaen caliza micrítica compacta 7 , y procede delmismo tramo basal que el posible prototipo derodete en arenisca.El tramo Magdaleniense Medio evolucionadode Las Caldas (nivs. V-IV), cuyas característicascorresponden a una etapa muy húmeda y menosfría, similar a las que preside la sedimentación delnivel IV-sup. de La Viña y los niveles 6-6 a 5-2 deLa Paloma (Hoyos, 1995), ofrece algunas diferenciassignificativas. Aunque la captación de materiasprimas poco frecuentes para la fabricación de colgantesno varía sustancialmente (el nivel V muestracuentas de ámbar y azabache similares), los recursoshabituales difieren. El estudio de la fauna de losniveles V-IV de Las Caldas denota un cambio apreciableen el tamaño de los taxones de unguladosexplotados, con respecto a los niveles de la faseantigua (IX-VI). Es escasa la presencia de taxonesde talla grande (entre 300-1.000 kg: Equus,Bos/Bison), y en cambio resulta significativo elaumento de taxones de talla media (de 90-300 kg:Cervus, Capra) y pequeña (de 30-90 kg: Rupicapra,Capreolus). Además, se explotan otros recursosanimales de menor tamaño, como lagomorfos(0,3%), aves (aprox. 0,3%) y salmónidos (0,05%:Salmo salar/Salmo trutta), ya documentados anteriormenteaunque su presencia y aporte a la dietasiguen siendo muy escasos (Corchón et al., 2005).Sin embargo, las diferencias más llamativas respectodel Magdaleniense Medio antiguo se encuentranen los ajuares óseos y el arte mueble. Las anteriorestécnicas de expresión volumétrica (relieves,esculturas y modelados), así como la temática simbólica,las nuevas modalidades de perspectiva ycomposición, citadas anteriormente, se rarifican odesaparecen. Tampoco se encuentran las creacionesoriginales de tipo pirenaico propias de la fase6 Determinación de J. Altuna (monografía, e. p.); yotros restos en A. Mateos (Tesis Doctoral, inédita) en elmismo tramo estratigráfico.7 Determinación de A. Tarriño, señalando que su origendebe ser una caliza lacustre-dolomía. CL-91. H2 (6). IXb.3532 (Corchón, 2007).© Universidad de Salamanca Zephyrus, LXI, enero-junio 2008, 61-84


M.ª S. Corchón Rodríguez y O. Rivero Vilá / Los rodetes del Magdaleniense Medio cántabro-pirenaico 69anterior: contornos recortados, modelados, hioidesgrabados, varillas dentadas, protoarpones, puntasdentadas, propulsores, espátulas, etc. Otras innovacionesdel Magdaleniense Medio antiguo, comolas azagayas ahorquilladas y puntas con protuberanciasbasales se mantienen, pero su número esbajo y no se encuentra la variedad de tipos y calibresanteriores. Así pues, los únicos utensilios típicosde la fase anterior que se mantienen son losrodetes, de acuerdo con los datos aportados por lanueva documentación disponible de Las Caldas ylos yacimientos de Cantabria.Juntamente con los rodetes, conservan –e inclusoacrecientan su importancia a comienzos delMagdaleniense Superior– las varillas semicilíndricascon estriación técnica ventral, mostrando lastípicas decoraciones dorsales profundamente grabadasen relieve; están acompañadas de colgantes,más variados y abundantes que en el MagdalenienseMedio antiguo (Corchón et al., 2005).3.2. Materias primas, movilidad y relacionesculturalesOtro aspecto interesante se refiere a la movilidadde los grupos sociales que habitaron laCueva de Las Caldas y los contactos culturalescon otros grupos implícitos en la documentaciónarqueológica.Con carácter general, los estudios realizadoshasta la fecha en los niveles del MagdalenienseMedio y transición al Superior de Las Caldasmuestran la utilización de algunos recursos mineralespoco frecuentes, obtenidos en terrenos no alejadosde la cueva y transformados para usos socialescomo colgantes, o bien para la talla lítica (Corchónet al., 2008). En primer lugar, se detecta la búsquedade rocas organógenas como el ámbar cretácicoy el azabache. Del primero, existen afloramientos apocos kilómetros al Norte y Este de la cueva, y elsegundo abunda en Asturias en ambientes continentalesmuy próximos a la línea de costa, acumuladoen medios sedimentarios de tipo transicional acausa de la erosión de las turberas. En cuanto lossílex locales –lacustres (Cenozoico), jurásicos(Mesozoico), carboníferos (calizas de Montañapaleozoicas) y radiolaritas paleozoicas–, se encuentranen terrenos no alejados del yacimiento, en unradio de 10 a 20 km en la mayoría de los casos;pero su calidad para la talla es mediocre. Delmismo modo, la cuarcita Barrios, de excelente calidad,procede de las terrazas del cercano Nalón; yen cuanto al cuarzo hialino, existen afloramientoshistóricamente explotados en el propio valle, aunos 1.200 m de la cueva.La fauna, como se ha dicho, transmite a lolargo de la secuencia una imagen similar de explotaciónde los ecosistemas inmediatos a la cueva,aportando en ocasiones piezas enteras: el fondo delvalle (2-5 km de la cueva); la llanura y el montebajo (inferior a 400 m.s.m.; a 5-8 km) y la montañamedia (1.000-1.300 m.s.m.; unos 15 km).Sin embargo, junto a los anteriores recursos,sorprende en la talla lítica la existencia de una significativaproporción de sílex alóctonos, que presentanunas características petrológicas muy biendefinidas, cuya identificación revela transportesimportantes, generalmente a más de 200 km de susáreas-fuente. En dichos materiales se observanrasgos texturales y mineralógicos que los hacenpaleogeográficamente compatibles con los sílexque afloran en la Cuenca Vasco-Cantábrica, Pirineoy sur de la Cuenca Aquitana (Francia). Para elámbito del Magdaleniense Medio cantábrico, sehan identificado cuatro importantes marcadoreslitológicos, presentes también en niveles solutrenses(Las Caldas, e. p.), gravetienses y auriñaciensesde Cantabria y el País Vasco (Tarriño, 2006a). Enlas industrias magdalenienses de Las Caldas son lossiguientes (Tarriño: en Corchón et al., e. p.):— Sílex del Flysch (Cretácico superior, Cenomaniense-Campaniense),cuyas numerosasvariedades jalonan los relieves pirenaicosdesde las proximidades de Bilbao hastaTarbes (Francia). El área-fuente más cercanaes la de Kurtzia en Vizcaya, situada aunos 310 km de distancia del yacimientode Las Caldas.— Sílex de Urbasa (Paleoceno, ThanetienseMedio). Tienen una composición bioclásticacon la presencia característica de espinasde equinodermos y abundantes macroforaminíferoscomo Discocyclina seunesi yNummulites heberti. Los afloramientosmás cercanos se encuentran en la Sierra deUrbasa (Navarra) distante a unos 380 kmdel yacimiento.— Sílex de Treviño (Mioceno, Aragoniense).Son sílex de grano fino y de aspecto externovariado, que aparecen incluidos enconjuntos eminentemente carbonatados denaturaleza lacustre-palustre con abundantesrestos de fauna de origen continental(gasterópodos, ostrácodos, restos vegetales,© Universidad de Salamanca Zephyrus, LXI, enero-junio 2008, 61-84


70 M.ª S. Corchón Rodríguez y O. Rivero Vilá / Los rodetes del Magdaleniense Medio cántabro-pirenaicoetc.). El área-fuente más cercana se encuentraen la Depresión terciaria de Miranda-Treviño (sur de Álava) situados a unos 350km de distancia de Las Caldas.— Sílex Chalosse (Cretácico Superior, Maastrichtiense).Aparecen incluidos en calizasformadas en un ambiente de plataformaexterna con abundante presencia de briozoosy macroforaminíferos entre los quedestacan los Lepidorbitoides socialis. Susafloramientos se sitúan en el anticlinal deAudignon-Montaut y en los bordes delDiapiro de Bastennes-Gaujacq (sur de lasLandas, Francia), distantes unos 550 kmdel yacimiento. Es, hasta el momento, eldesplazamiento de materia prima másimportante detectado en el PaleolíticoSuperior de Europa occidental.Estos hechos confirmarían la existencia de unfondo común de tipos de sílex utilizados en losyacimientos del Paleolítico Superior en los ámbitosCantábrico, Pirenaico occidental y Suraquitano,como ya dejaban vislumbrar los trabajos previosde A. Tarriño (Tarriño y Normand, 2002; Tarriño,2006 a y b).Ciñéndonos al aprovisionamiento y gestión delas materias primas de Las Caldas durante el MagdalenienseMedio, una muestra (22,61% del total)recientemente estudiada de los sílex de los nivelesIX, VIII y VII (10.306 piezas, de un total de 45.569restos: núcleos, útiles, nucleares, restos y desechosde talla), revela datos significativos acerca dela selección de las materias primas en función de latecnología y estrategias de explotación de aquéllas(Corchón, Tarriño y Martínez, e. p.).Por ejemplo, el análisis de la relación existenteentre la materia prima y los tipos de núcleos muestraque la utilización de materias primas locales enlos núcleos destinados a producir soportes laminares(prismáticos y piramidales, principalmente) esmenor que en otros tipos de núcleos, mientras quelas materias primas foráneas muestran significativosporcentajes, que alcanzan el 27,86% en el caso delos piramidales. A la inversa, en los núcleos destinadosa producir soportes no laminares el sílex localaparece cerca del 90% los casos. Y desde la perspectivade los útiles retocados, al analizar la relaciónsoporte-materia prima se evidencia una selecciónde materia prima de calidad para la confección delutillaje, según se trate de soportes laminares o no.En la muestra analizada, entre los primeros es muyamplia la presencia de materias primas foráneas(38,42%) y escasa en los segundos (8,45%). Estossílex proceden de afloramientos lejanos, destacandoel Flysch vasco y el Chalosse francés, quealcanzan el 16,28% y el 6,96% respectivamente enlos soportes laminares, y el 4,17% y 2,02% en losno laminares. Otros sílex, como el alavés de Treviñoy el Flysch francés de Bidache, se encuentran enproporciones menores, al igual que el de Urbasa,utilizado en unos pocos soportes laminares.En síntesis, la gestión de los recursos del territoriodurante el Magdaleniense Medio y la transiciónal Superior implica rangos de movilidad de 20 a50 km para los recursos de fauna habituales y losmateriales utilizados para la elaboración de colgantes,y de 150 a 350 km para las materias primasalóctonas. La existencia de contactos conotros grupos sociales cantábricos, alcanzando lavertiente norte pirenaica y el sudoeste francés,explicaría, con bastante probabilidad, la presenciaen el valle medio del Nalón de otros materialesque exceden el ámbito de la paleoeconomía magdaleniense,como los comentados soportes característicos,así como las coincidencias en las formasculturales definidas tradicionalmente a partir delarte mobiliar y parietal, entre los territorios extremosdel Cantábrico y los Pirineos (Fig. 6).4. Análisis de las piezas4.1. Rodete 3676Fragmento de escápula 8 raspado, recortado,grabado en su cara superior y con muescas laterales,y con restos de una perforación en el borde(Fig. 7).El análisis de la pieza, efectuado mediante lupabinocular 9 , permite una reconstrucción del procesooperativo del rodete. La superficie de la escápulapresenta restos de raspado, fruto de un acondicionamientoprevio del soporte (Fig. 8a). El rodete fuea continuación recortado y posteriormente grabado.8 CL-83. G4 (3). VIII. 3676. Dimensiones: 29,2 x 10,2x 1,9 mm.9 Microscopio estereoscópico Leica MZ 16 con zoomapocromático 16:1, con un rango de aumento de 7.1x a 115xy cámara digital incorporada Leica ICD; fuente independientede luz fría, transmitida a través de doble haz de fibra ópticasemirrígida que puede ser focalizada mediante lentes.Laboratorio de Prehistoria USAL. El software utilizado parala captación de imágenes es el programa Leica DFC Twain,tratadas en caso necesario con Adobe Photoshop CS2.© Universidad de Salamanca Zephyrus, LXI, enero-junio 2008, 61-84


M.ª S. Corchón Rodríguez y O. Rivero Vilá / Los rodetes del Magdaleniense Medio cántabro-pirenaico 71FIG. 6. Principales sitios de aprovisionamiento de sílex alóctono del Magdaleniense de la Cueva de Las Caldas (según A. Tarriño,e. p.; Corchón, Tarriño y Martínez, e. p.).La cara A presenta una decoraciónfigurativa; una representación decornamenta de cérvido, que probablementeformara parte de unafiguración del animal completo ode un prótomo del mismo, de unmodo similar a la decoración quepresentan algunos ejemplares delMagdaleniense Medio pirenaico(vid. infra). El motivo fue grabadode abajo arriba, es decir, desde elcentro hacia el borde de la pieza(Fig. 8b).En la cara B, una serie de 5 trazoslineales, pseudo-radiales, hansido trazados igualmente desdeabajo hacia arriba.Posteriormente a la decoraciónse realizaron las muescas laterales,de las cuales el fragmentoconservado presenta 5. Podemosapreciar cómo algunas de ellas sesuperponen a los trazos figurativos(Fig. 8c).En lo que respecta a la perforación,ésta se sitúa junto al extremode la pieza, y ha sido realizadamediante rotación bipolar. La perforaciónpresenta restos de pulidoFIG. 7. a) Foto del rodete 3676. b) Calco.© Universidad de Salamanca Zephyrus, LXI, enero-junio 2008, 61-84


72 M.ª S. Corchón Rodríguez y O. Rivero Vilá / Los rodetes del Magdaleniense Medio cántabro-pirenaicopor frotamiento a consecuencia dela suspensión del rodete (Fig. 8a, d).4.2. Rodete 3585Fragmento de escápula 10 recortadoy grabado en su cara superior,con restos de una probable perforacióncentral (Fig. 9).El análisis microscópico nosha permitido reconstruir parcialmentela cadena operativa de lapieza. El estudio de la superficieósea demuestra que el soporte nosufrió preparación previa algunaantes de la realización del rodete.La escápula fue en primer lugargrabada, con una serie de 15 trazoslineales trazados de arriba abajo, laFIG. 8. Trazas de preparación previa y pulido por frotamiento en la cara A del rodete3676 (25x). b) Restos de grabado figurativo representando una corna-o dos pasajes del útil como máxi-mayoría de los cuales presenta unomenta de cérvido en la cara A (12x). c) Superposición de las muescas lateralesa uno de los trazos grabados en la cara A (40x). d) Perforación (30x). zos se puede apreciar la presenciamo. En la realización de estos tra-de numerosos enganches del útil,causados por la falta de preparaciónde la superficie ósea (Fig. 10a). Posteriormentese recortó el rodete (Fig. 10b).Pueden observarse claramente las marcas derecorte en el borde de la pieza (Fig. 10c, d).La cara B no presenta decoración, sinembargo, existen algunos trazos de similarmorfología que podrían ser fruto del acondicionamientode la pieza. La observaciónmicroscópica nos indica que el borde de lapieza se encuentra redondeado y pulido enesta cara como consecuencia de la suspensióny roce del rodete (Fig. 11a). La cara A, por elcontrario, presenta un borde con arista másviva (Fig. 10d), lo que es un indicio probablede que la pieza se encontraba suspendida conla cara B mirando hacia el interior y la cara A(decorada), hacia el exterior.Por último, parecen existir restos de unaperforación que, sin embargo, se encuentraparcialmente afectada por procesos postdeposicionales(disolución por agua y agentesbacterianos). Tan sólo una parte del bordeinterno del orificio conserva las marcas delperforado del soporte (Fig. 11b).FIG. 9. a) Foto del rodete 3585. b) Calco.10 CL-87. H2 (7). IIIa. 3585. Dimensiones: 38,9x 23,9 x 2,4 mm.© Universidad de Salamanca Zephyrus, LXI, enero-junio 2008, 61-84


M.ª S. Corchón Rodríguez y O. Rivero Vilá / Los rodetes del Magdaleniense Medio cántabro-pirenaico 734.3. Rodete 3410Fragmento de escápula 11recortado, grabado en la carasuperior, convexa, y con restosde una perforación central(Fig. 12).El análisis microscópico dela pieza revela fuertes similitudescon el rodete que presentábamosanteriormente.La superficie ósea delfragmento conservado tampocoen este caso sufrió un procesode preparación previa. Elprimer estadio de la cadenaoperativa lo constituye asímismo el grabado, que posiblementese intercalara con elrecorte de la pieza (vid. infra).Se han trazado también eneste caso una serie de tres trazoslineales, que fueron realizadosdesde dentro haciaFIG. 10.fuera y presentan dos pasajesdel útil. Un trazo transversalrealizado de derecha a izquierday repasado al menos dosveces se superpone a las incisiones longitudinales11 Cl-82. G4. VIIb. 3410. Dimensiones: 29,4 x 17,3 x1,2 mm.a) Enganches del útil en los trazos verticales grabados sobre la cara A del rodete3585 (80x). b) Interrupción del trazo como consecuencia del recorte delsoporte (40x). c) Vestigios del recorte del rodete (12x). d) Trazos derivados delrecorte del omóplato (40x).(Fig. 13a). Posteriormente se recortó el borde,conservándose vestigios de este proceso en lacara A (Fig. 13b). El recorte seccionó parcialmenteel grabado en esta cara, como muestra lamicrografía siguiente (Fig. 13c).FIG. 11. Borde redondeado y pulido por el roce en la cara B del rodete (40x). b) Probable perforación (12x).© Universidad de Salamanca Zephyrus, LXI, enero-junio 2008, 61-84


74 M.ª S. Corchón Rodríguez y O. Rivero Vilá / Los rodetes del Magdaleniense Medio cántabro-pirenaicoEn último lugar el rodete se perforó, conservándosela mitad superior de la perforación(Fig. 13d).La cara inferior, cóncava, no presenta decoraciónni tratamiento previo de la superficie.4.4. Posible fragmento de rodete 2526Fragmento de escápula 12 recortado y perforado(Fig. 14).Se trata de un pequeño fragmento, en elcual el examen microscópico nos muestra quefue recortado, conservándose trazas de esteproceso en la cara A (Fig. 15a). El fragmentoconservado no conserva restos decorativos, yla superficie del soporte no presenta evidenciasde una preparación previa. Se conserva,por el contrario, una perforación, realizadapor raspado-vaciado y posterior rotaciónbipolar, que se sitúa, del mismo modo queveíamos en la pieza 3676, junto al borde delsoporte. Evidencias de la realización del raspadopreparatorio pueden apreciarse en lacara A (Fig. 15b), y restos de surcos realizadoscon el fin de impedir el movimiento del útil alrotar pueden apreciarse en la cara B.La pieza presenta un lustre en el borde dela perforación, fruto del frotamientoproducido por la suspensión del objeto(Fig. 15b).FIG. 12. a) Rodete 3410. b) Calco.4.5. Rodete en curso de elaboración5165Fragmento de escápula 13 con restosdel proceso de recorte de un rodete enambas caras (Fig. 16).El análisis de las huellas de ranuradonos muestra que fueron realizadas dederecha a izquierda en el caso de la carasuperior, y de izquierda a derecha en lainferior. Como en los casos anteriores,no se ha localizado ningún vestigio deraspado o abrasión previa de la superficie(Fig. 17a).12 Cl-83. H3 (2). III. 2526. Dimensiones:15,1 x 9,39 x 1,1 mm.13 Cl-82. G3. III base. 5165. Dimensiones:28,2 x 24,2 x 1,3 mm.FIG. 13.a) Superposición del trazo transversal a los trazos longitudinales enla cara superior del rodete 3410 (40x). b) Restos del recorte delrodete (20x). c) Interrupción de los trazos por recorte de la pieza(40x). d) Perforación (40x).© Universidad de Salamanca Zephyrus, LXI, enero-junio 2008, 61-84


M.ª S. Corchón Rodríguez y O. Rivero Vilá / Los rodetes del Magdaleniense Medio cántabro-pirenaico 75FIG. 14. a) Fragmento de posible rodete 2526. b) Calco.FIG. 16.a) Fragmento de escápula con restos de preparaciónpara la extracción de un rodete. b) Calco.El proceso de recorte se encontraba muy avanzadoen la cara A, siendo realizado de derecha aizquierda mediante sucesivos pasajes del útil. Podemosobservar numerosas incisiones de perfil planoque constituyen errores en la dirección del gesto alrealizar el repasado del trazo principal o esbozospreliminares de la circunferencia (Fig. 17b). La incisiónprincipal presenta así mismo un doble surcocomo consecuencia de las salidas involuntarias delútil (Fig. 17c, d). Es probable que la fractura de laFIG. 15.a) Restos del recorte del soporte, visibles en la cara A (20x). b) Perforación, restos de raspado y lustre delborde fruto de la suspensión (30x).© Universidad de Salamanca Zephyrus, LXI, enero-junio 2008, 61-84


76 M.ª S. Corchón Rodríguez y O. Rivero Vilá / Los rodetes del Magdaleniense Medio cántabro-pirenaico4.6. Rodete en curso deelaboración 916FIG. 17.a) Superficie de la escápula, sin restos de preparación previa (50x). b) Trazosfuera de surco fruto del proceso de recorte (12x). c) Doble trazo de recorte(12x). d) Detalle del desvío fruto de los repasos (40x).Fragmento de escápula 14de muy pequeñas dimensiones,con restos de grabado en susdos caras y trazos de recorte enla cara superior (Fig. 19).El análisis tecnológico, peseal estado fragmentario de lapieza, nos ha permitido reconstruirparcialmente la cadenaoperativa del objeto. Ésta seinicia con el recorte del soporte,sin que pueda asegurarse siexistió alguna preparación previadel mismo. El ranurado serealizó de derecha a izquierda.Las incisiones tienen disposiciónradial, y fueron trazadasdesde arriba abajo. Aparecensuperpuestas a los trazos derecorte, con lo que es probableque el grabado se intercalaracon el mismo (Fig. 20a).En la cara B, una serie depequeños trazos oblicuos paralelosfue realizada de izquierdaa derecha. Superpuesta a ellaaparece una incisión oblicua enla que aparecen numerososenganches del útil, quizá debidosa la falta de una preparaciónprevia de la superficie ósea(Fig. 20b).FIG. 18.Trazos de delimitación de la circunferencia e inicio del recorte en la cara B(12x). Detalle: Incisión con estría de salida (40x).pieza guarde relación con la presión ejercida al realizarel recorte.La cara inferior presenta restos de un mismoproceso en un estadio menos avanzado. La direccióndel gesto en este caso es de izquierda a derecha,como nos indica la morfología del trazo y lapresencia de estrías de salida (Fig. 18: detalle).Podemos observar que las incisiones presentan unperfil plano sin repasar, lo cual nos indica que setrata de la delimitación del marco de la circunferencia,previo al ranurado propiamente dicho (Fig. 18).4.7. Fragmento de escápulacon trazos radiales 1510Se trata de un pequeño fragmento15 de un posible rodete,del que no se conserva, sinembargo, el extremo recortado (Figs. 21 y 22). Unaserie de tres trazos en disposición radial se hangrabado sobre la superficie que no presenta tratamientoprevio alguno (Fig. 21b). Los trazos fueronrealizados desde el centro al exterior, mediante un14 Cl-84. G3 (2). V. 916. Dimensiones: 22,12 x 12,9 x0,7 mm.15 Cl-85. G5. IV a VI. 1510. Dimensiones: 24,5 x 14,9x 2,8 mm.© Universidad de Salamanca Zephyrus, LXI, enero-junio 2008, 61-84


M.ª S. Corchón Rodríguez y O. Rivero Vilá / Los rodetes del Magdaleniense Medio cántabro-pirenaico 77FIG. 19. a) Fragmento de escápula con restos de ranurado para la extracción de un rodete. b) Calco.FIG. 20.a) Superposición de los trazos radiales a las marcas de recorte del rodete (40x). b) Enganches delútil en los trazos de la cara inferior (40x).FIG. 21.Fragmento de escápula 1510 y detalle de la superficie sin preparar y uno de los trazos radiales,fruto de un solo pasaje del útil (32x).© Universidad de Salamanca Zephyrus, LXI, enero-junio 2008, 61-84


78 M.ª S. Corchón Rodríguez y O. Rivero Vilá / Los rodetes del Magdaleniense Medio cántabro-pirenaicopasaje del útil. El estado de conservaciónde la pieza no permite, sinembargo, precisar otros aspectoscomo la existencia de perforación oel proceso de recorte del soporte.4.8. Disco de arenisca 1145FIG. 22. Dibujo del posible fragmento de rodete 1510.Presentamos, en último lugar,un disco elaborado sobre piedraarenisca 16 , que no posee decoraciónni perforación (Fig. 23).La pieza, que presenta formacircular, muestra evidencias de unproceso de regularizado del soporte,cuyo borde ha sido pulido (Fig.24a y b). Con los datos disponiblesactualmente, no parece probableque la pieza estuviera destinada a laelaboración de un objeto de adorno-colgante;el grosor y volumen dela misma, así como el recorte yregularización del perímetro exterior,sin evidencias de preparaciónpara la suspensión, lo alejan de estacategoría. Tampoco podemos asegurarque se trate de un tipo asimilablea un rodete, ya que no seencuentran restos de preparaciónpara la perforación o regularizadode las caras inferior y superior delsoporte, como sucede con los escasosrodetes de arenisca pirenaicosconocidos (vid. infra). Finalmente,su posición estratigráfica en la baseabsoluta del depósito MagdalenienseMedio antiguo (nivel IXc) puedesugerir que se trate de un prototipo–o imitación en soporte lítico– deun rodete pirenaico típico. Estefenómeno ya ha sido señalado en elMagdaleniense Medio de Las Caldasa propósito de los contornosrecortados sobre hioides, en doscasos imitados o reproducidos enotros tipos de soportes: una diáfisisy una placa lítica (Corchón, 2005-2006: 122, figs. 4 y 5).FIG. 23. a) Placa de arenisca recortada y pulida. b) Calco de la pieza.16 Cl-85. G4 (4). IXc. 1145. Dimensiones:23,1 x 25,1 x 8,9 mm.© Universidad de Salamanca Zephyrus, LXI, enero-junio 2008, 61-84


M.ª S. Corchón Rodríguez y O. Rivero Vilá / Los rodetes del Magdaleniense Medio cántabro-pirenaico 795. Algunos elementos de comparación en elregistro del Magdaleniense Medio pirenaico5.1. Los rodetes del Magdaleniense Mediode la Cueva de IsturitzEl análisis de las cadenas operativas de unaserie de piezas procedentes de yacimientos delMagdaleniense Medio pirenaico constituye un elementode referencia que permite contextualizarlos rodetes de Las Caldas en el marco de las relacionesentre estas dos regiones a lo largo de esteperiodo.En concreto, hemos analizado una serie derodetes completos y en curso de elaboración asícomo deshechos de matrices para la extracciónde rodetes del MagdalenienseMedio de laCueva de Isturitz (PyrénéesAtlantiques) 17 . Lareconstrucción de lascadenas operativas deestas piezas nos muestraque, en los casosanalizados, el primerestadio de la secuenciaoperacional es el recortedel rodete, que precedeal acondicionamientode la superficieósea, en los casos enlos que ésta existe. Elranurado se efectúageneralmente en unadirección única y poruna cara, mientras queen la otra simplementese esboza de maneraFIG. 24.superficial la circunferencia del rodete, profundizandoapenas en la superficie ósea y realizandolos trazos en el sentido contrario al de la carasuperior (Fig. 25).En las piezas analizadas del MagdalenienseMedio pirenaico, la perforación parece ser elsegundo estadio de la cadena operativa, y ésta serealiza en ocasiones antes de la regularización delborde de la pieza (Bellier et al., 1991).El proceso de recorte en ocasiones se intercalacon el grabado de series de trazos lineales, sibien generalmente el grabado se realiza una vezfinalizada la extracción del rodete. Posteriormentea la extracción del soporte se procede a la regularizaciónde los bordes, por raspado y probableabrasionado.a) Extremo trabajado del disco de arenisca (12x). b) Trazas de raspado y pulido en elborde de la pieza (12x).17 El estudio y reproduccióngráfica de los rodetesha sido realizado poruna de nosotras durante unaestancia de investigación enel Musée des AntiquitésNationales de Saint Germain-en-Layeen París (O.Rivero, Tesis Doctoral).Todas las piezas pertenecena la colección R. de Saint-Périer, fruto de sus excavacionesen la Sala Isturitz ySala S. Martin.FIG. 25.Fragmento de escápula del cual se ha extraído un rodete, proveniente del MagdalenienseMedio de Isturitz (inédito). Puede apreciarse claramente cómo en la cara superior seconservan los restos de un ranurado realizado de derecha a izquierda, con salidas delútil, mientras que en la cara inferior apenas se observan trazos de recorte.© Universidad de Salamanca Zephyrus, LXI, enero-junio 2008, 61-84


80 M.ª S. Corchón Rodríguez y O. Rivero Vilá / Los rodetes del Magdaleniense Medio cántabro-pirenaicoEn la pieza que presentamosa continuación,inédita 18 , puedeobservarse cómo unavez realizado el rodete,se ha procedido a iniciarun nuevo recorte,de izquierda a derecha,siguiendo el mismoesquema que veíamosanteriormente y superponiéndosea los trazosradiales que constituyenla decoración de lacara superior (Fig. 26).En la mayoría delos casos, sin embargo,la decoración de líneasradiales se superpone alos vestigios del recortey regularización delborde del rodete (Fig.27a y b).Los análisis efectuadosmuestran que,en los casos en que losrodetes no presentanmás que una decoraciónsomera, no puedenapreciarse vestigios depreparación previa delsoporte (Fig. 28). Delmismo modo, los trazosradiales han sidoefectuados normalmentemediante uno o dospasajes del útil comomáximo, desde dentrohacia fuera.Sin embargo, existenejemplos de rodetesen los que la decoraciónse ha realizadode un modo más elaborado.Una de las piezasFIG. 26.FIG. 27.Fragmento de rodete procedente de la Gran Sala de Isturitz, donde puede apreciarse elproceso de recorte superpuesto a los trazos radiales preexistentes.Superposición de los trazos radiales a las marcas de recorte en dos piezas del MagdalenienseMedio de Isturitz.18 Isturitz col. Saint-Périer, 30,5 x 29,6 x 2,1mm.19 Isturitz, Sala SanMartin; Col. Saint-Périer.Dimensiones: 32,2 x 19,1 x1 mm.FIG. 28.Rodete número 86699, proveniente de la Sala S. Martin 19 . Se trata de un claro ejemplo derodete con decoración somera y ausencia de preparación previa de la superficie.© Universidad de Salamanca Zephyrus, LXI, enero-junio 2008, 61-84


M.ª S. Corchón Rodríguez y O. Rivero Vilá / Los rodetes del Magdaleniense Medio cántabro-pirenaico 81más características de estetipo es el rodete 83886(Saint-Périer, 1936: 70, fig.42: 4) 20 (Fig. 29).En este caso, el estudiode las cadenas operativasnos muestra que tras elrecorte y regularizado delborde del soporte se grabóun segundo círculo y posteriormentese rebajó todo elinterior de la pieza medianteraspado, con el fin decrear un relieve. Superpuestosal cordón periféricoaparecen los trazosradiales y posteriormentelos trazos cortos oblicuoparalelos. Por último, en lacara A se grabaron unaserie de trazos longitudinalese hileras de tracitos cortosoblicuo paralelos, queposiblemente constituyanun motivo figurativo, perdidopor fractura del soporte(Fig. 30a). Este procesoquedó incompleto en lacara B, donde tan sólo elcordón periférico y lostrazos radiales fueron grabados,siguiendo el mismoorden que veíamos en lacara A. Así mismo, los vestigiosdel rebajado internode la superficie del rodeteFIG. 30.mediante raspado son mucho más visibles en estacara, lo cual redunda en una preparación menoscuidada de la pieza por este lado (Fig. 30b).Finalmente, la decoración figurativa que presentábamosen el caso de la pieza 3676 tambiénencuentra paralelismos en el registro del MagdalenienseMedio de Isturitz, donde las representacionesde cérvidos (renos principalmente), son relativamentefrecuentes sobre este tipo de soportes. Lapieza que presentamos a continuación, número84750, es un ejemplo de algunas de estas figuraciones(Saint-Périer, 1936: 107, fig. 62: 3) (Fig. 31) 21 .20 Isturitz, Gran Sala, nivel II, col. Saint-Périer, 1932.Dimensiones: 49,8 x 27,4 x 1,4 mm.21 Isturitz, Gran Sala, nivel II, col. Saint-Périer, 1931-1935. Dimensiones: 25,3 x 32,7 x 1,7 mm.FIG. 29. Rodete número 83886.a) Detalle de la cara superior del rodete 83886, donde puede apreciarse la secuenciade superposiciones mencionada más arriba (10x). b) En la cara inferior seobserva claramente el rebajado de la superficie interna con el fin de dejar el cordónperiférico en relieve con respecto al resto de la pieza (10x).En esta pieza pueden apreciarse claramente enambas caras restos del recorte del soporte. En elcaso de la cornamenta de la cara A, la observaciónmicroscópica nos indica que los trazos fueron realizadosdesde abajo hacia arriba, es decir, desde elcentro hacia el borde de la pieza, del mismo modoque observábamos en la pieza de Las Caldas.5.2. Otros datos del MagdalenienseMedio pirenaicoTal y como mencionábamos anteriormente, enalgunos yacimientos pirenaicos, la amplitud delregistro ha permitido la reconstrucción de las cadenasoperativas de este tipo de soportes, contandocon matrices de escápula para la extracción de los© Universidad de Salamanca Zephyrus, LXI, enero-junio 2008, 61-84


82 M.ª S. Corchón Rodríguez y O. Rivero Vilá / Los rodetes del Magdaleniense Medio cántabro-pirenaicorodetes, esbozos, piezas en curso de elaboracióny rodetes completos. Así, encontramos piezas encurso de elaboración con marcas de recorte similaresa las presentadas más arriba, en yacimientoscomo Mas d’Azil (Chollot, 1964: 292, n.º 47781)o Espalungue (Chollot, 1964: 200, n.º 47116) ymatrices con restos de extracción de rodetes procedentesde los yacimientos de Saint-Michel (Chollot,1964: 198) o Isturitz (Bellier et al., 1991: 18).Algunas piezas con la decoración de cordón periféricoradial como la presentada más arriba del MagdalenienseMedio de Isturitz o el rodete procedentede la Viña, que han sido grabados en relieve,pueden equipararse a piezas de Espalungue (Chollot,1964: 199, n.º 49140) o de Mas d’Azil (Chollot,1964: 288-289, n.º 47230, 47225, 47224).En cuanto a las piezas que presentan perforaciónjunto al borde, podemos destacar los tresejemplares de Mas d’Azil, uno de ellos perforadoen todo el contorno (Chollot, 1964: 288, n.º 47230;Chollot, 1980: 220, n.º 77559; Péquart y Péquart,1960: 200-231, fig. 150a y b, n.º 702), así como unejemplar procedente de Saint-Michel d’Arudy(Chollot, 1980: 220, n.º 56407) y otro procedentede Aurensan (Chollot, 1980: 411, n.º 51437).Por último, rodetes con representaciones decérvido (reno, por lo general) se documentan enlos yacimientos de Mas d’Azil (Chollot, 1964: 288,n.º 47218) e Isturitz, donde, junto a la pieza presentadamás arriba, encontramos otros como84752 (Saint-Périer, 1936: 107, fig. 62: 4) o elnúmero 74848-84757 (Buisson y Pinçon, 1984: 65,pl. 1, fig. 1).En lo que respecta a las piezas sobre arenisca,el disco presentado más arriba carece de paralelosconocidos en el registro mobiliar del MagdalenienseMedio pirenaico. En los yacimientos de Isturitz(Chollot, 1980: 219 y 411, n.º 74953 y 74956A;Thiault y Roy, 1996: 210) o Bédeilhac (Jauze y Sauvet,1991) algunas piezas equiparables a rodeteshan sido realizadas sobre arenisca, contando eneste caso con la característica decoración radial yperforación central.6. ConclusionesFIG. 31. Rodete número 84750, en el que aparecen grabados dos renos.El estudio mediante análisis microscópico deuna serie de rodetes provenientes de los nivelesdel Magdaleniense Medio de la cueva de Las Caldas,relacionado con piezas de similares característicasdel Magdaleniense Medio de Isturitz, nos ha permitidoreconstruir parcialmente las cadenas operativasde este tipo de soportes, especialmente característicosde este periodo.Así, los ejemplares en curso y finalizados nosmuestran que la extracción del rodete es el primerpaso de la cadena operativa, precediendo incluso ala preparación de la superficie ósea. Este recorte serealiza, en todos los casos analizados, principalmenteen una cara y en un único sentido, mientrasque en la cara contraria la circunferencia es esbozadaen el sentido contrario y mediante trazos apenasrepasados. En algunos casos, como en la pieza procedentede Las Aguas, previamente al recorte se harealizado el trazado previo de incisiones poligonalesde referencia para delimitar el perímetro de lacircunferencia (Las Heras et al., 2008 e. p.)Después del recorte se procede a realizar laperforación y el regularizado del borde de la pieza(Bellier et al., 1991).Posteriormente, se realizó el grabado. En losrodetes de Las Caldas, como en el corpus de referenciapirenaico, este grabado está constituidomayoritariamente por trazoslineares y pseudo-radiales,realizados en la mayoría delos casos desde el centro delrodete hacia el exterior. Setrata generalmente de incisionesmuy poco repasadas,realizadas sobre soportes sintrazas de preparación previa,dos aspectos que se hanconstatado igualmente enalgunas piezas del MagdalenienseMedio de Isturitz. Enlos casos en los que se harealizado un rodete condecoración más elaborada,© Universidad de Salamanca Zephyrus, LXI, enero-junio 2008, 61-84


M.ª S. Corchón Rodríguez y O. Rivero Vilá / Los rodetes del Magdaleniense Medio cántabro-pirenaico 83se ha procedido posteriormente a la regularizaciónde la superficie, el grabado y, en ocasiones, el relieve.El grabado figurativo de representaciones decérvidos sobre rodetes es, como vimos, una temáticahasta la fecha prácticamente exclusiva de algunosyacimientos pirenaicos como Mas d’Azil e Isturitz.Así, a las similitudes técnicas de las secuenciasoperativas en la realización de estas piezas puedeañadírsele la semejanza temática en los motivosrepresentados entre el registro de Las Caldas y elde los yacimientos pirenaicos citados, lo que vienea corroborar los vínculos atestiguados por otroselementos del registro arqueológico.Finalmente, el análisis de las huellas de uso, enlos casos en los que éste es posible, revela que lacara interna, generalmente cóncava y cuya superficieno presenta por lo general preparación previa,fue la parte de la pieza que se encontraba oculta yen contacto con la piel o la ropa, si admitimos queestos objetos son elementos de adorno personal. Eldesgaste de los bordes, que aparecen pulidos yredondeados, y en ocasiones lustrados, es diferencialrespecto a la cara superior, convexa y generalmentedecorada, donde los bordes presentan aristasmás vivas.BibliografíaÁLVAREZ FERNÁNDEZ, E. (2006): Los objetos de adornocolgantesdel Paleolítico superior del Mesolítico enla Cornisa Cantábrica y en el Valle del Ebro. ColecciónVítor, n.º 195. Salamanca: Ed. Universidad deSalamanca.ARIAS, P.; GONZÁLEZ, C.; MOURE, A. y ONTAÑÓN, R.(2000): “Estudio integral del Complejo Arqueológicode La Garma (Omoño, Ribamontán al Monte)”.En ONTAÑÓN, R. (coord.): Actuaciones arqueológicasen Cantabria 1984-1999. Gobierno de Cantabria,Consejería de Cultura y Deporte, pp. 271-277.BALBÍN, R. de et al. (2002): “Recherches dans le massifd’Ardines: nouvelles galeries ornées de la grotte deTito Bustillo”, L’Anthropologie, 106, pp. 565-602.BARANDIARÁN, I. 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