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unlibrorojo

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14El deber de todo revolucionarioes ser por lo menos másrevolucionario que la burguesíamás “revolucionaria”“La historia ha dado la razón a Lenin y a los escasos heraldos de la actualidad de larevolución. La alianza con la burguesía progresista, que ya en la época de las luchas por la unidadalemana se había revelado como una ilusión, únicamente hubiera sido fecunda en el caso de que elproletariado le hubiera sido posible, como clase, seguir a la burguesía hasta, incluso, en su alianzacon el zarismo. Porque de la actualidad de la revolución se deduce que la burguesía ha dejado de seruna clase revolucionaria. El proceso económico que ha protagonizado y del que ha sido la primeraen beneficiarse constituye, sin duda, un progreso frente al absolutismo y al feudalismo. Pero estecarácter de la burguesía se ha vuelto a su vez dialéctico. Es decir, que el vínculo entre lascondiciones económicas que posibilitan la existencia de la burguesía y los postulados de lademocracia política, del Estado de derecho, etc., (que fueron realizados, aunque sólo parcialmente,por la gran Revolución Francesa sobre las ruinas del absolutismo feudal), se ha aflojado. La cadavez más inminente revolución proletaria hace por un lado posible una alianza entre la burguesía yel absolutismo feudal que garantice las condiciones económicas de vida y el proceso de expansiónde la burguesía, permitiendo, al mismo tiempo, la subsistencia del predominio político de las viejaspotencias. Pero, por otro lado, la burguesía, que de este modo decae ideológicamente, cede a larevolución proletaria la realización de sus antiguas reivindicaciones de tipo revolucionario...Una de las mayores hazañas teóricas de Marx fue la exacta diferenciación que introdujoentre revolución burguesa y revolución proletaria. Una diferenciación de especial importanciapráctica y táctica dado el inmaduro ilusionismo de sus contemporáneos y que venía, además, aofrecer el único método apropiado para captar netamente los elementos verdaderamente nuevos yverdaderamente proletarios del movimiento revolucionario de la época. En el marxismo vulgar, sinembargo, esta diferenciación acabó convirtiéndose en una rígida separación mecanicista.Separación en que los oportunistas se han basado para generalizar esquemáticamente el hecho deque toda revolución de la época moderna, como indica cualquier observación empírica adecuada,haya comenzado por ser una revolución burguesa, por mucho que esté penetrada de acciones,reivindicaciones, etc., proletarias. En todos estos casos la revolución es, pues, para los oportunistas,una revolución meramente burguesa. Y el deber del proletariado no es otro que apoyar estarevolución. Como consecuencia de esta separación entre revolución burguesa y revoluciónproletaria el proletariado ha de renunciar, pues, a sus propios objetivos revolucionarios de clase. Laconcepción ultraizquierdista, sin embargo, que vislumbra claramente el sofisma mecanicista de estateoría y es perfectamente consciente del carácter revolucionario proletario de nuestra época, cae asu vez en otra interpretación mecanicista no menos peligrosa. De la conciencia de que el papelrevolucionario histórico-universal de la burguesía en la era imperialista toca ya su fin, saca laconclusión –basándose asimismo en una separación mecanicista entre revolución burguesa yproletaria– de que hemos entrado en la época de la revolución proletaria pura. Este punto de vistatiene la peligrosa consecuencia de pasar por alto, desdeñar e incluso rechazar todos los movimientosde efervescencia y descomposición que surgen necesariamente en la era imperialista (el problemaagrario, colonial, el de las nacionalidades) y que son objetivamente revolucionarios en relación conla revolución proletaria; de este modo, estos teóricos de la revolución proletaria pura renuncianvoluntariamente a los más auténticos e importantes aliados del proletariado; desprecian ese contextorevolucionario, que da perspectivas concretas a la revolución proletaria y esperan, en un espacioabstracto –pensando que así ayudan a prepararla–, una revolución proletaria 'pura'. 'El que esperauna revolución social pura –dice Lenin– jamás llegará a vivirla, y no pasa de ser un revolucionarioverbal que no entiende la verdadera revolución'. Porque la verdadera revolución es latransformación dialéctica de la revolución burguesa en proletaria. El hecho histórico innegable de

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