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pies de foto para arquitecturas desmemoriadas - Cortijo deEl Fraile

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José Joaquín Parra Bañón<strong>pies</strong> <strong>de</strong> <strong>foto</strong><strong>para</strong> <strong>arquitecturas</strong><strong>de</strong>smemoriadas[2009-2011]i See Books


ÍNDICEPOR UNA ARQUITECTURA COMPARADAEnric BouARQUITECTOS EN BAÑADORLE CORBUSIER, OBLICUO, MOSTRANDO ORGULLOSO SU HERIDAWALTER GROPIUS EN PIE DE GUERRAMAGRITTE DISFRAZADO DE GROPIUSATI GROPIUS EN LINCOLNWALTER GROPIUS A PIE DE OBRAMIES VAN DER ROHE DESENFOCADOSANTO TOMÁS TRAS LA ESCUADRAMARIO RIDOLFI DELANTE DE ADALBERTO LIBERAALVAR AALTO, SIN MANOS, EN 1956 EN VENECIAAPARICIÓN DE CÉSAR VALLEJO COMO GIACOMETTIGAUDÍ FUNERALW, EL MÁS SOLITARIO DE LOS ARQUITECTOSEN RECUERDO DE ROBERT WALSERSISTEMA LÁPIZADOLF LOOS, EL ARQUITECTO SEVERO Y DENSOADOLF LOOS EN SU MEDIOADOLF LOOS CONCENTRADO Y CONVALECIENTEMELANCOLÍA IZQUIERDA DE DUREROKOSTANTÍN MÉLNIKOV EN SU TRISTEZAJOŽE PLEČNIK. ARQUITECTO DEL CASTILLO DE PRAGACESARE RIPA O LA ICONOLOGÍA DE LA ARQUITECTURAFRANCESCO RUSTICI, ALEGORÍAFRANCIS BACON POR EL SUELOJOHN SOANE VISITA A FRANCIS BACONJOHN SOANE EN AUSENCIACONOCIMIENTO IRRACIONAL DE ANTONELLO DA MESSINAATMÓSFERAS DE PETER ZUMTHORCARLO MOLLINO EN LAS NALGASOCUPACIONES DE CARLO MOLLINOCARLO MOLLINO DE ESPALDASREIVINDICACIÓN DE GIULIO ROMANOARNE JACOBSEN POR DUPLICADOCUSTODIA DE JUAN DE ARFE CON RETRATO DE DIEGO PARRAALEXANDER RÓDCHENKO EN MONOPRIMER PLANO DE ALEXANDER RÓDCHENKOVÁRVARA STEPÁNOVA DESDE MOSCÚCUATRO ARQUITECTOS EN EFIGIE EN BOSTONESPECULACIONES DE YOUSUF KARSH EN EL MFAEILEEN MENGUANTEALISON SMITHSON A RAYASPIERRE DAC, CALCULADORHABITACIONES DE GEORGES PERECANDRÉI RUBLEV, DÍAS DE 1978TERRAGNI MUERE EN UNA ESCALERA NUPCIALCARLO SCARPA, CAÍDO EN SENDAIPRIMO LEVI CIRCUNCIDADOMARCEL DUCHAMP CARPINTERODUCHAMP CIERRA LA ÚLTIMA PUERTACURZIO MALAPARTE PEDALEA EN PUNTA MASSULLOUNA CASA A MI IMAGEN Y SEMEJANZABRIGITTE BARDOT (SIN LIBERA) EN LA MALAPARTEINVOCACIÓN A SANTA BÁRBARAARQUITECTURA PARA CIEGOSÍndice <strong>de</strong> imágenes y créditos <strong>foto</strong>gráficos


Por una arquitectura com<strong>para</strong>daEnric BouBor<strong>de</strong>aux-Provi<strong>de</strong>nce, XI/09La maison, plus encore que le paysage, est un “état d’âme”Gaston BachelardEs libro constituye un <strong>de</strong>safío <strong>para</strong> el lector. En particular si uno espera encontraruna monografía sesuda o comentarios a ilustraciones <strong>de</strong> arquitectos y arquitectura.Comienza con unos comentarios <strong>de</strong> corte erudito a <strong>foto</strong>s <strong>de</strong> arquitecto, tomadas lejos<strong>de</strong> la obra, a pie <strong>de</strong> playa, junto a mujeres, montando a caballo, en compañía <strong>de</strong> otrosarquitectos. A medida que avanza el volumen también lo hace el atrevimiento “com<strong>para</strong>tista”<strong>de</strong>l autor, que incluye a artistas, directores <strong>de</strong> cine, escritores, reunidos aquípor su particular habilidad <strong>de</strong> interpretar el mundo en clave espacial o arquitectónica.Este original planteamiento tiene su lógica si lo acercamos a otros ámbitos. En el <strong>de</strong> losestudios literarios se ha sufrido durante muchos años <strong>de</strong> una limitación monoteísta <strong>de</strong>enfoque. A causa <strong>de</strong> la fuerza no casual <strong>de</strong> la herencia romántica y la presión resultante<strong>de</strong> los planteamientos nacionalistas, la lengua (cada una <strong>de</strong> ellas, a veces nacional,otras no) limita la construcción <strong>de</strong> la tradición. Con los enfoques internacionalistas queoriginaron en Goethe y la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Weltliteratur, se empezaron a introducir aires refrescantesal insistir en <strong>de</strong>svelar los lazos fundamentales que existen entre literaturas, y aponer en evi<strong>de</strong>ncia la imposibilidad <strong>de</strong> leer en sólo una lengua, o dicho <strong>de</strong> otro modo,<strong>de</strong> respirar en una única tradición cultural. En los últimos años el com<strong>para</strong>tismo literariose ha ido enriqueciendo con otras asociaciones, no sólo entre literaturas en lenguasdiferentes, sino también al ampliar el ámbito <strong>de</strong> la curiosidad. Por ejemplo, al poner enrelación a otras artes o medios expresivos, o también en respuesta a nuevas situacionesen el mundo. El eurocentrismo, como ha explicado Eric Hobsbawm, entró en crisisal final <strong>de</strong> la edad dorada <strong>de</strong> los años sesenta, con la caída <strong>de</strong> los últimos imperioscoloniales <strong>de</strong> vieja planta. En consonancia, la com<strong>para</strong>ción en literatura implicaba nosólo los contactos entre tradiciones lingüísticas distintas, sino que abrió el análisis aotros ámbitos. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> establecer relaciones con producciones artísticas estudiadaspor otras disciplinas, se abrió el interés hacia la com<strong>para</strong>ción entre construccionesculturales <strong>de</strong> esas disciplinas, entre manifestaciones cultas y populares o occi<strong>de</strong>ntalesy no occi<strong>de</strong>ntales, entre los mundos baqueteados por la empresa colonial (no sóloSalman Rushdie ni José M. <strong>de</strong> Pemán), entre construcciones <strong>de</strong> género, entre modos<strong>de</strong> significado racial o étnico, entre articulaciones hermenéuticas <strong>de</strong>l sentido y análisis8 9


materiales <strong>de</strong> los modos <strong>de</strong> producción y distribución. Tanto ha cambiado el objeto<strong>de</strong> estudio en la literatura que la Asociación Internacional <strong>de</strong> Literatura reconoció hacecasi veinte años que quizá convenía modificar el nombre <strong>de</strong> la asociación eliminandola palabra “literatura” <strong>de</strong>l nombre <strong>de</strong> la misma. Por fortuna no lo hicieron, pero el hecho<strong>de</strong> que dudaran es muy significativo.Los enfoques y la evolución <strong>de</strong>l com<strong>para</strong>tismo no sólo afectan a las relacionesentre construcciones lingüísticas. Mutatis mutandi, pue<strong>de</strong>n tener un sentido en el terreno<strong>de</strong> la arquitectura. Las piedras hablan, nos recordaba Victor Hugo en un celebradocapítulo <strong>de</strong> Notre Dame <strong>de</strong> Paris, que fue aprovechado por Roland Barthes en su“Semiología y Urbanismo”. Como <strong>de</strong>cía el semiólogo francés: “La ciudad es un discursoy este discurso es verda<strong>de</strong>ramente un lenguaje. La ciudad habla a sus habitantes,hablamos nuestra ciudad, la ciudad don<strong>de</strong> nos encontramos, simplemente por habitarla,por recorrerla, por mirarla”. Así los edificios que configuran la ciudad escon<strong>de</strong>n unsecreto relacionado con el lápiz que los dibujó. Son también un discurso, un lenguaje.Debemos a Georges Didi-Huberman una iluminación acerca <strong>de</strong> la lectura <strong>de</strong> obras<strong>de</strong> arte que pue<strong>de</strong> sernos <strong>de</strong> utilidad <strong>para</strong> leer este nuevo libro <strong>de</strong> José Joaquín ParraBañón. Un libro que está anclado en un com<strong>para</strong>tismo <strong>de</strong> nueva estirpe y que aplica auna original lectura <strong>de</strong> imágenes. El interés <strong>de</strong>l filósofo francés por las relaciones entremedios se notaba ya en uno <strong>de</strong> sus primeros trabajos acerca <strong>de</strong> la <strong>foto</strong>grafía. A propósito<strong>de</strong> la lectura <strong>de</strong> una Anunciación <strong>de</strong> Fra Angélico se lamentaba <strong>de</strong> las limitaciones<strong>de</strong> una semiología que sólo posee tres categorías: “lo visible, lo legible y lo invisible”.Así, <strong>de</strong>jando <strong>de</strong> lado el estatuto intermediario <strong>de</strong> lo legible (el resultado <strong>de</strong>l cual es latraducibilidad), la mirada sobre el cuadro <strong>de</strong>l pintor italiano en el mundo <strong>de</strong> lo visible,es algo que po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>scribir. En la categoría <strong>de</strong> lo invisible se abren las puertas auna metafísica, que incluye todo lo que está fuera <strong>de</strong> campo <strong>de</strong>l cuadro o el más allái<strong>de</strong>al <strong>de</strong> toda la obra. Ante esta situación proponía Didi-Huberman una alternativa a estasemiología incompleta: la eficacia <strong>de</strong> las imágenes se fundamenta en lo que él llamabalos «entrelacs» (intersticios), en el caos <strong>de</strong> conocimientos transmitidos y dislocados,<strong>de</strong> no-saberes producidos y transformados. Sería una mirada cercana a una atenciónflotante, una larga suspensión <strong>de</strong>l momento <strong>de</strong> concluir, don<strong>de</strong> la interpretación tendríala posibilidad <strong>de</strong> explorar diversas dimensiones, entre lo visible poseído, captado, y laprueba visible <strong>de</strong> una posesión. Esta mirada compleja que no atien<strong>de</strong> a la maniobra<strong>de</strong> completar, está más próxima a una relación dialéctica con la imagen, a no quererposeer («saisir») la imagen sino a un <strong>de</strong>jarse poseer por ella. En efecto, leyendo laspotentes didascalias (si se me permite el italianismo) pergeñadas por Parra Bañón,se generan intersticios en las razones <strong>de</strong>l sentido, que verda<strong>de</strong>ramente nos poseen.Este uso <strong>de</strong> la “didascalia” va más allá <strong>de</strong>l sentido en español, palabra que <strong>de</strong>riva <strong>de</strong>lgriego, enseñanza, instrucción. Como reza el DRAE: “En la antigua Grecia, conjunto <strong>de</strong>catálogos <strong>de</strong> piezas teatrales representadas, con indicaciones <strong>de</strong> fecha, premio, etc.”).Los capítulos <strong>de</strong> Pies <strong>de</strong> <strong>foto</strong> <strong>para</strong> <strong>arquitecturas</strong> <strong>de</strong>smemoriadas ilustran, completan,establecen nuevos juegos <strong>de</strong> relaciones. Nos <strong>de</strong>jamos poseer por las imágenes. Sonejemplos <strong>de</strong> mirada compleja, que <strong>de</strong>tecta los «entrelacs» (intersticios), y sabe organizarun aparente caos <strong>de</strong> conocimientos. Las imágenes (<strong>foto</strong>grafías) <strong>de</strong> arquitectos ofrecenintersticios y clarivi<strong>de</strong>ncias en el caos <strong>de</strong> conocimientos transmitidos y dislocados,<strong>de</strong> los no-saberes producidos y transformados.El ladrillo y en general todos los materiales constructivos limitan la capacidad <strong>de</strong>expresión <strong>de</strong>l arquitecto y <strong>de</strong>terminan las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> construcción. La arquitectura,quizá sin saberlo, ha tenido una condición com<strong>para</strong>tista <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus orígenes. Peroésta ha sido limitada a unos nombres, a unas tradiciones estéticas. El estilo griego y elromano, el románico y el gótico, el neoclásico, barroco, mo<strong>de</strong>rnista (en el sentido <strong>de</strong>Art Nouveau) y mo<strong>de</strong>rnista (en el sentido <strong>de</strong> movimiento mo<strong>de</strong>rno), fascista, postmo<strong>de</strong>rno,son nombres que en general están poco ligados a un solo país o a una escuelaarquitectónica. El mérito <strong>de</strong>l libro <strong>de</strong> José Joaquín Parra Bañón no es el <strong>de</strong> poner enevi<strong>de</strong>ncia el carácter com<strong>para</strong>tista que pueda tener la reflexión crítica sobre la arquitectura,cuestión obvia y <strong>de</strong> relativo interés, sino el darle un nuevo sentido a este caráctercom<strong>para</strong>tista. En el ojo, en el or<strong>de</strong>nador, en la or<strong>de</strong>nación <strong>de</strong>l autor, la arquitectura estádirectamente ligada a unos autores, a sus vidas amorosas, y éstos a su vez a libros yciuda<strong>de</strong>s, cuadros y películas. Una realidad <strong>de</strong> cartón piedra, ladrillo y piedra, mármoly cristal y metal, es cuestionada en su materialidad.La arquitectura, como la literatura, será com<strong>para</strong>da o no será. José Joaquín ParraBañón nos lleva por ese camino inexorable que pasa por la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> viejas i<strong>de</strong>asy la no complacencia ante lo obsoleto en lo nuevo. Así actúa este lingüista <strong>de</strong> la piedra,o arquitecto <strong>de</strong> la palabra, que ya estudiara el Pensamiento arquitectónico en la obra<strong>de</strong> José Saramago, o lidiara con todo un Catálogo <strong>de</strong> esdrújulos, o que consiguió <strong>de</strong>mostraren Bárbara arquitectura bárbara virgen y mártir dos tesis compatibles e innovadoras:que Santa Bárbara está en el origen <strong>de</strong> la arquitectura y que <strong>de</strong> la <strong>de</strong>strucción,<strong>de</strong>l arrasar, más que construir y conservar, <strong>de</strong>rivarán mayores beneficios que <strong>de</strong>l kitschy absurdo conservacionismo que domina nuestros pueblos y ciuda<strong>de</strong>s, <strong>de</strong>stinadosa convertirse en parques temáticos <strong>de</strong> la posmo<strong>de</strong>rnidad. En este nuevo libro ParraBañón da una vuelta <strong>de</strong> tuerca a su planteamiento lingüístico y arquitectónico <strong>para</strong> trazarlíneas <strong>de</strong> vidas que son <strong>pies</strong> <strong>de</strong> <strong>foto</strong>s <strong>de</strong> (algunos) arquitectos a pie <strong>de</strong> obra. Libros,palabras, imágenes participan en una apasionante maniobra <strong>de</strong> revisión. Líneas queno son rectas, o que como escribiera Cortázar en Fin <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong>l fin están escritaspor escribas que “escriben con letra cada vez más menuda, aprovechando hasta losrincones más imperceptibles <strong>de</strong> cada papel.” Así Parra Bañón escribe en los márgenes<strong>de</strong> <strong>foto</strong>grafías más o menos conocidas <strong>de</strong> arquitectos famosos y pue<strong>de</strong> establecer unaespecie <strong>de</strong> hagiografía laica <strong>de</strong> las líneas <strong>de</strong> fuerza que escon<strong>de</strong>n las mentes, las vidasy amores, las pasiones y vicios, <strong>de</strong> esos seres humanos <strong>de</strong> los que se ha borrado su10 11


línea vital tras las sombras po<strong>de</strong>rosas <strong>de</strong> bloques <strong>de</strong> cemento y pedazos inmensos<strong>de</strong> cristal. Las <strong>foto</strong>s son excusa <strong>para</strong> trazar (o adivinar) secretas relaciones entre el serhumano que proyectó y el edificio que cambió nuestras vidas. Atento al paisaje <strong>de</strong> lamo<strong>de</strong>rnidad, al impacto <strong>de</strong>l Movimiento Mo<strong>de</strong>rno, genera una auténtica <strong>de</strong>nuncia <strong>de</strong> loque no funciona en la arquitectura que este movimiento y sus <strong>de</strong>fensores y seguidoreshan impuesto en los habitantes <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s, <strong>de</strong> Chicago a la Défense, <strong>de</strong> Frankfurta Mumbai, <strong>de</strong> la Castellana a Shanghái. Frente a la artimaña <strong>de</strong> la complicidad autocelebratoria,surge una voz que pone entredicho el coro cómplice <strong>de</strong> loas y lisonjas.En una primera lectura rápida, el proyecto <strong>de</strong> Parra Bañón pudiera relacionarse,toute proportion gardée, con otros en los que prima el intento <strong>de</strong> presentar una visiónglobalizante <strong>de</strong> una realidad que se resiste a clasificaciones. Encontraría su lugar comouna variación contemporánea <strong>de</strong>l género <strong>de</strong> las poliantea, las colecciones misceláneasenciclopédicas <strong>de</strong> materiales <strong>de</strong> la cultura clásica grecolatina y la historia sagrada quese realizaron entre los siglos XVI y XVIII. O bien <strong>de</strong> algunas <strong>de</strong> sus variantes: Officina,Sylva, Hortus floridus, Thesaurus, Theatrum, Syntaxis, Panoptikon, Argumenta; o <strong>de</strong>sus equivalentes en lenguas vulgares: Teatro, Fábrica, Jardín, Florilegio, etc. Esas coleccionesconsistían en series <strong>de</strong> tópicos literarios, cronologías, santorales, biografíasescuetas, iconografías, bestiarios, herbarios, lapidarios, galerías <strong>de</strong> personajes ilustres,epítetos, apotegmas, ejemplos, anécdotas, fábulas, repertorios mitológicos, etimológicos,onomásticos, topográficos y doxográficos, que <strong>de</strong>bían servir <strong>para</strong> los ejercicios<strong>de</strong> composición retórica o progymnasmata. Pero el libro <strong>de</strong> Parra Bañón no se trata <strong>de</strong>un mero catálogo. Está más cercano <strong>de</strong>l ejemplo <strong>de</strong> Cesare Ripa. Él fue autor <strong>de</strong> unaDescrittione Dell’imagini Universali cavate dall’Antichità et da altri luoghi, un libro <strong>de</strong> emblemasinspirado en representaciones egipcias, griegas y romanas. El libro <strong>de</strong> Ripa correspon<strong>de</strong>a un tiempo en el cual se pensaba que las i<strong>de</strong>as incluso las más abstractasse podían representar en modo visual. Su libro es un compendio <strong>de</strong> sugerencias <strong>para</strong>representar virtu<strong>de</strong>s y emociones, las estaciones. Compendio <strong>de</strong> sabiduría antigua,pretendía servir <strong>de</strong> fuente <strong>para</strong> poetas, oradores y predicadores, proveyéndoles <strong>de</strong> losnecesarios símiles. Como nos recuerda Parra Bañón, Ripa ha <strong>de</strong> citar, como autoridadanterior, a Platón: “<strong>de</strong>cía Platón que los arquitectos son muy superiores a todos los<strong>de</strong>más que en las artes se ejercitan, pues entre todas ellas consiste su oficio en enseñar,<strong>de</strong>mostrar, distinguir, <strong>de</strong>scribir, <strong>de</strong>limitar, juzgar y compren<strong>de</strong>r todas las <strong>de</strong>más,según su propio modo y su medida”. Otro proyecto <strong>de</strong> envergadura similar sería el <strong>de</strong>lhistoriador <strong>de</strong>l arte Aby Warburg y su proyecto Der Bil<strong>de</strong>ratlas MNEMOSYNE, con elcual quería estudiar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva antropológica los sistemas <strong>de</strong> símbolos <strong>de</strong>lmundo antiguo y mo<strong>de</strong>rno, estableciendo relaciones insospechadas. No se limitó al estudio<strong>de</strong>l arte puro, sino que se interesó también por un sentido amplio <strong>de</strong> la “cultura”.Por ello exploró la producción y la circulación <strong>de</strong> imágenes, que tienen que ver con problemascomo la superación <strong>de</strong> la ansiedad o el control <strong>de</strong> las emociones más fuertes.Uno pudiera aventurar que este libro se limita a una serie <strong>de</strong> reelaboraciones <strong>de</strong><strong>de</strong>scripciones agudas en el sentido <strong>de</strong> la nueva semiología apuntado más arriba, o <strong>de</strong>una experimentación en iconología que resulta en excesos <strong>de</strong> la ékfrasis. Pero no es así.En Pies <strong>de</strong> <strong>foto</strong> <strong>para</strong> <strong>arquitecturas</strong> <strong>de</strong>smemoriadas Parra Bañón lleva hasta el extremoeste recurso retórico que consiste en la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> una obra <strong>de</strong> arte visual. Comoes sabido, en la antigüedad se refería a la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> cualquier cosa, persona oexperiencia. Proviene <strong>de</strong>l griego ek y phrasis, “fuera” y “hablar” respectivamente, <strong>de</strong>lverbo ekphrazein, proclamar o nombrar a un objeto inanimado. Ante esta asombrosacolección <strong>de</strong> <strong>foto</strong>grafías, José Joaquín Parra Bañón ejerce una lectura rigurosa, atentaa los mínimos vestigios <strong>de</strong>l significado: sombreros, botones <strong>de</strong> la chaqueta, miradas,son interpretadas bajo un ojo escudriñador y atento.Pascal nos advertía en sus Pensées acerca <strong>de</strong> la problemática <strong>de</strong> la velocidad <strong>de</strong>lectura: « quand on lit trop vite ou trop doucement on n'entend rien » (si leemos <strong>de</strong>masiado<strong>de</strong>prisa o <strong>de</strong>masiado lentamente no enten<strong>de</strong>mos nada). El peligro se amplía silo aplicamos a la velocidad <strong>de</strong> la narración <strong>de</strong> la visión. Parra Bañón encuentra la velocidadjusta <strong>de</strong> <strong>de</strong>scripción y lectura. Una velocidad que es iluminadora. Posiblementeuno <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s maestros <strong>de</strong> la iconología, Erwin Panofsky, quedaría sorprendido<strong>de</strong> la interpretación literal <strong>de</strong> la Melancolía <strong>de</strong> Durero que propone José Joaquín ParraBañón. El silbido en la oreja izquierda es síntoma <strong>de</strong>l melancólico y una posible solucióna esa molestia es hacer como la figura <strong>de</strong>l ángel representado por Durero enun grabado muy conocido: “coger la sierra y serrar un tronco, darle la vuelta al reloj yesforzarse en oír el roce <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> cada grano <strong>de</strong> arena, golpear con el martilloel cincel sobre la piedra <strong>de</strong> toque, tañer la campana, hacer rodar la esfera monte abajocontra Sísifo, clavar el punzón en la tablilla, ladrar a quien pue<strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r con un ladrido,aten<strong>de</strong>r al crepitar <strong>de</strong>l sol hundiéndose en el mar, mirar más allá.” Estas son <strong>foto</strong>s<strong>de</strong> interiores y <strong>de</strong> interiorida<strong>de</strong>s. Las <strong>foto</strong>s <strong>de</strong> rostros escon<strong>de</strong>n los cuerpos, escritos,vaginas y prepucios, con una atención a la vida sentimental y sexual <strong>de</strong> los arquitectosy artistas.José Joaquín Parra Bañón es un arquitecto atípico, que escribe y sabe escribir.Que no tiene manías y se coloca en el punto <strong>de</strong> mira <strong>de</strong> sus propias críticas. Los últimoslibros <strong>de</strong> Georges Perec le sirven <strong>para</strong> <strong>de</strong>mostrar que el escritor francés “no trabajabacon guiones, que no hacía bocetos ni borradores, que no recurría a apuntes o a anotaciones<strong>para</strong> planificar su obra: que en lo que Perec confiaba era en los mapas. Y en esaperversión <strong>de</strong> los mapas que son los planos.” Es raro, por <strong>de</strong>sgracia, encontrar sujetosque saben <strong>de</strong>smarcarse <strong>de</strong> su oficio o profesión. Frente a la sacralización fundamentalista,un sano saber mirarse en el espejo y notar los <strong>de</strong>fectos, las arrugas. Es este unlibro en el que arquitectura y escritura van íntimamente unidas. Los arquitectos viven encasas. Los escritores también. Algunos escritores llegan a diseñar sus propias casas.La casa <strong>de</strong>l escritor Curzio Malaparte es un episodio importante en la asociación entre12 13


escritura y arquitectura. Merece la atención por tantas razones: el escritor italo-alemánconvertido en arquitecto, la colocación <strong>de</strong>l edificio en un promontorio imponente, la película<strong>de</strong> Jean-Luc Godard Le Mépris que se rodó en esa casa, la presencia <strong>de</strong> BrigitteBardot en Capri, etc. A ella cabría añadir la imposible y bella Villa Fontana Rosa, que sehizo construir Don Vicente Blasco Ibáñez en la ciudad francesa <strong>de</strong> Menton, el “Jardín <strong>de</strong>los novelistas”, <strong>de</strong>dicado primordialmente a Cervantes (<strong>de</strong>corada con bellos azulejosvalencianos con motivos <strong>de</strong> Don Quijote), acompañado por bustos <strong>de</strong> Balzac, Flaubert,Dickens, Dostoievski. O la casa que Wittgenstein diseñó <strong>para</strong> su hermana, <strong>de</strong> un radicalmo<strong>de</strong>rnismo casi inquietante.Los textos <strong>de</strong> Parra Bañón inauguran un género <strong>de</strong> postilla, en el sentido <strong>de</strong> acotacióno glosa <strong>de</strong> un texto. Tienen algo <strong>de</strong> <strong>pies</strong> <strong>de</strong> <strong>foto</strong>, como indica el título <strong>de</strong>l libro, ytambién <strong>de</strong> notas a pie <strong>de</strong> página, aunque el libro no esté adornado con ninguna. JorgeGuillén y Pedro Salinas se jactaban en su doble exilio estadouni<strong>de</strong>nse, lejos <strong>de</strong> España,aislados en la rigi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> reglas impenetrables <strong>de</strong>l mundo académico norteamericano,<strong>de</strong> no escribir textos “con patas”, es <strong>de</strong>cir con notas a pie <strong>de</strong> página. Comentaba sarcásticamenteSalinas acerca <strong>de</strong> sus colegas norteamericanos: “esos cebollinos queaquí se hacen scholars, y que a mí me miran como a un poeta, o crítico impresionista,es <strong>de</strong>cir sin patas, o footnotes, como ellos.” Presumían así ambos <strong>de</strong> la libertad <strong>de</strong>llibertino, <strong>de</strong>l saber que pue<strong>de</strong> permitirse el lujo <strong>de</strong> prescindir <strong>de</strong> la cita <strong>de</strong> fuentes. Nopor <strong>de</strong>scaro o plagio, sino por la autoridad que conce<strong>de</strong> el saber hacer. Así las notas o<strong>pies</strong> <strong>de</strong> Parra Bañón, embargados <strong>de</strong> un profundo sentido <strong>de</strong> libertad, <strong>de</strong> quien sabeque no <strong>de</strong>be sujetarse al formalismo <strong>de</strong> unas normas académicas castrantes y pue<strong>de</strong>articular un discurso, enfoque y visión altamente original. El autor consigue escribiruna línea continua que correspon<strong>de</strong> a su vagabun<strong>de</strong>o por el mundo “(acaso parecidaa la línea <strong>de</strong> una ma<strong>de</strong>ja <strong>de</strong> hilo <strong>de</strong>sma<strong>de</strong>jada y <strong>de</strong>shilachada sobre la acera)”. Notasal margen, <strong>pies</strong> <strong>de</strong> <strong>foto</strong>grafía, arquitectos y <strong>arquitecturas</strong>, libros y entregas componeneste tratado com<strong>para</strong>tista y confirman que en su origen, en su lectura, la casa, aún másque el paisaje, es un estado <strong>de</strong> ánimo.<strong>pies</strong> <strong>de</strong> <strong>foto</strong> <strong>para</strong>Arquitecturas <strong>de</strong>smemoriadas14


Arquitectos en bañadorLas <strong>arquitecturas</strong> <strong>de</strong> las que nos alimentamos, incluidas las obras maestras que ingerimoscomo sacramento, tienen una biografía incompleta, <strong>para</strong> ningún hambriento suficiente.Datos técnicos e informes estadísticos hay en abundancia; hay apologías quelas ensalzan; críticas, con excesiva frecuencia benévolas, que las empujan hacia los altaressin hacerlas pasar por la cruz; análisis, a menudo incompletos e injustos, que preten<strong>de</strong>ndivinizarlas y hacerlas inaccesibles; estudios que, en cuanto adivinan en ellasmetáforas y analogías, las hacen incomprensibles; tesis que afirman haber encontradopoesía en su prosa, sangre en sus grietas y piedras preciosas en su estructura. De la arquitecturaque nos cohíbe y nos conmueve hay planos <strong>de</strong> situación con las tarifas y loshorarios <strong>de</strong> visita impresos en el reverso <strong>de</strong>l díptico; algunos dibujos; reproduccionesen escayola y recortables <strong>de</strong> cartón; miles <strong>de</strong> imágenes tomadas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> todos los ángulos,captadas con todos los objetivos <strong>de</strong> todas las cámaras que hay disponibles enlos mercados. De algunas, <strong>de</strong> las atribuidas y <strong>de</strong> las anónimas, hay <strong>foto</strong>grafías magníficas<strong>de</strong> los consagrados: <strong>de</strong> Gabriele Basilico y <strong>de</strong> René Burri, <strong>de</strong> Alexan<strong>de</strong>r Ródchenkoy <strong>de</strong> Guiuseppe Pagano, <strong>de</strong> Cándida Höfer y <strong>de</strong> Andreas Gursky; también <strong>de</strong> los noviciosy <strong>de</strong> los postulantes a gestionar el comercio <strong>de</strong> la edición. Acerca <strong>de</strong> algunas sehan publicado monografías monumentales, con cientos <strong>de</strong> páginas ambiciosas a todocolor; catálogos financiados por los más gran<strong>de</strong>s museos, firmados por comisarios expertos,redactados por profesores voluntariosos que no siempre son elocuentes, a losque a menudo se les nota su incomodidad con las palabras; ensayos patrocinados porlas fundaciones que custodian el legado <strong>de</strong>l ilustre arquitecto o <strong>de</strong> la arquitecta célebre,que tienen su se<strong>de</strong> en la casa en la que vivió sus últimos días.La arquitectura <strong>de</strong> nuestros antepasados ya tiene casi <strong>de</strong> todo: carece <strong>de</strong> unpoco <strong>de</strong> circunstancia, <strong>de</strong> rostro, <strong>de</strong> atmósfera, <strong>de</strong> espíritu, <strong>de</strong> biología; le falta un poco<strong>de</strong> humanidad. Ya le queda menos <strong>para</strong> alcanzar el estado, imposible y terminal, <strong>de</strong>completitud: ya conocimos la cara <strong>de</strong> Ivonne Gallis, la mujer con la que Le Corbusierse casó en París el 18 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1930, y juzgamos el pañuelo que se puso en elpelo <strong>para</strong> reclinarse a su vera en la playa <strong>de</strong> Cap-Matin; ya nos hemos mirado en losojos felices <strong>de</strong> Eugénie Savoye, sin quien no hubieran sido posibles Las horas claras.17


Ya sabemos que algunos <strong>de</strong> los artífices <strong>de</strong> la arquitectura tomaban el sol, y en quépostura lo hacían: con qué se vestían <strong>para</strong> ir a la playa, quién estaba a su lado, cómo sellama el que acompaña a Nelly y a Theo van Doesburg (que luce bañador asimétrico)en julio <strong>de</strong> 1922 entre las rocas <strong>de</strong> Rügen y en qué lugar Theo levanta en sus brazos aNelly van Doesburg dos o tres años <strong>de</strong>spués. Hemos visto el bañador con correa quese puso Alvar Aalto cuando estuvo en 1956 en el Lido y el bañador <strong>de</strong>smesurado <strong>de</strong> subiógrafo, que posa <strong>para</strong> la posteridad sonriente, <strong>de</strong>ntal a su lado: ninguno <strong>de</strong> los dosnos enseña su ombligo. Y nos hemos sorprendido con un Adolf Loos Misteriosamentefeliz, abrazado a Elsie, al que le po<strong>de</strong>mos medir el volumen <strong>de</strong>l paquete inguinal y, <strong>de</strong>spués<strong>de</strong> acotado, calcular el peso <strong>de</strong> sus testículos hacia 1921, mientras se bañaba enSylt. Todos parecen <strong>de</strong> carne.De las arquitectas y <strong>de</strong> los arquitectos que nos iluminan y nos educan con susobras mejores tenemos cierta información anecdóticas, precarias notas a pie <strong>de</strong> página,especulaciones sobre si pa<strong>de</strong>ció o no la sífilis, sobre si traicionó a Alma Mahler osobre si fue ella la adúltera que lo engañó, apenas los prolegómenos <strong>de</strong> un álbum <strong>de</strong><strong>foto</strong>s sin fecha ni localidad. ¿Fueron realmente tan insípidas sus existencias? ¿Dan lasautobiografías <strong>de</strong> los que abastecen el salero <strong>de</strong> la arquitectura sólo <strong>para</strong> ocupar mediasolapa? ¿Es posible enten<strong>de</strong>r sus obras como si fueran anónimas, sin saber nadasustancial <strong>de</strong> ellos y <strong>de</strong> ellas? ¿Cómo leer a Robert Walser <strong>de</strong>sconociendo los caminospor los que se extravió, los manicomios que conoció, el lápiz con el que escribió? ¿Leaña<strong>de</strong> algo a la obra <strong>de</strong> Carlo Scarpa la dipsomanía? ¿Purga acaso Giuseppe Terragnisu pequeño pasado con su muerte en la escalera <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> su prometida? Antiguoso mo<strong>de</strong>rnos, <strong>de</strong>nigrados o ensalzados por Thomas Bernhard, visitados o eludidos porG. W. Sebald, tácitamente consi<strong>de</strong>rados como tales o excluidos por Georges Steiner ensus Lecciones <strong>de</strong> los maestros (don<strong>de</strong> omite la mención <strong>de</strong> alguno <strong>de</strong> ellos), los arquitectosmás célebres comparecen en las páginas albinas <strong>de</strong> la historia sin otro equipajeque cierta selección <strong>de</strong> sus obras y un exiguo repertorio <strong>de</strong> imágenes, <strong>de</strong> retratos enlos que muchos <strong>de</strong> ellos han posado fumando. Si bien Gustave Flaubert fue MadameBovary, ni la E 1027 es Eileen Gray ni la Farnsworth House es Mies van <strong>de</strong>r Rohe (quizásólo <strong>de</strong> Jože Plečnik se pueda <strong>de</strong>cir que es al Castillo <strong>de</strong> Praga lo que Franz Kafkaa George Samsa). Fragmentarios, inconexos, mal cosidos, <strong>de</strong>shilachados, idílicos eirreales se les niega la novela, la continuidad y la trama: insustanciales, metafísicos,su única materialidad es la <strong>de</strong> su producción objetiva; su única piel la constancia <strong>de</strong> la<strong>de</strong>strucción que causaron. No se sabe si han conocido la disi<strong>de</strong>ncia o la <strong>de</strong>sgracia, nicuantos <strong>de</strong> sus hijos los abandonaron al alcanzar la razón. Mercenarios, se les fuerza aser conformes a los patrones, a someterse a los merca<strong>de</strong>res, a humillarse ante los gobernantesy a <strong>de</strong>jarse profanar por los mecenas menos escrupulosos. Nunca se da larelación <strong>de</strong> las cosas que no hicieron ni el menú <strong>de</strong> las que comieron los días <strong>de</strong> fiesta.Nada esencial, a pesar <strong>de</strong>l viejo intento <strong>de</strong> Giorgio Vasari, se sabe sobre ellos. Cuando19


las hay, sus biografías son <strong>de</strong>masiado verídicas, excesivamente reales. A los más gran<strong>de</strong>s,incluso a aquéllos que <strong>de</strong>jaron lo suficiente como <strong>para</strong> que <strong>de</strong> su herencia germinaranfructíferas fundaciones internacionales y ubérrimos patronatos municipales,incluso a los que tienen aulas con su nombre en las universida<strong>de</strong>s, los académicos seven obligados a improvisarles una vida acor<strong>de</strong> a las exigencias <strong>de</strong>l presente así comolos exégetas se sienten forzados a inventarles momentos <strong>de</strong> gloria y actos heroicosque los beatifiquen; <strong>para</strong> equilibrar la balanza, <strong>para</strong> mancillar los halagos ajenos, loscronistas <strong>de</strong> sociedad les atribuyen conversaciones con la doncella que subió <strong>de</strong>scalzalas escaleras (y que ese día no se había puesto ropa interior) y les imputan, copiadas<strong>de</strong> los diarios <strong>de</strong> los escritores más trágicos, agrias controversias con sus padres.No es <strong>de</strong>l todo ajena a la pintura <strong>de</strong> El Bosco la obra <strong>de</strong> Konstantín Mélnikov ni la<strong>de</strong> Walter Gropius a la rigurosa regla benedictina; no pretendió competir con la selvaLina Bo Bardi al ponerle zancos a su Casa <strong>de</strong> vidrio ni Alison Smithson a<strong>de</strong>lantarse alfuturo con su Pabellón solar; no amó Adalberto Libera lo suficiente a Curzio Malaparteen Capri ni Alvar Aalto tuvo clemencia con aquel carpintero suizo que, por celos y atormentadopor los pensamientos más turbios, se equivocó en la intersección <strong>de</strong> las escuadras<strong>de</strong>l pabellón. Sobran las exaltaciones y las monografías en los estantes en losque escasea lo cotidiano y la costumbre: los martirologios y los santorales don<strong>de</strong> faltala condición y la circunstancia, los hechos que sustenten los signos y los significados,los sucesos menudos y traumáticos que <strong>de</strong>n sentido a la arrogancia y a la autoría, a latotalidad y a la perfección, al entusiasmo y al furor. Pues ¿acaso no tenemos los here<strong>de</strong>ros<strong>de</strong>recho a acce<strong>de</strong>r a la nómina <strong>de</strong> sus visitas a los prostíbulos y a saber la cuantía<strong>de</strong> lo que en ese lugar abonaron por el servicio y, por qué no, a ser informados tanto <strong>de</strong>su afición a la ópera dominical y a la épica como <strong>de</strong>l origen <strong>de</strong> su rechazo, sistemáticoy universal, a todos sus semejantes? ¿Acaso a sus <strong>de</strong>votos no les gustaría saber quélibros leían en la cama, cuál fue su lecho <strong>de</strong> muerte, en qué consistió su martirio? Lateoría que <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> lo contrario, que <strong>de</strong> todos ellos se sabe <strong>de</strong>masiado, que lo añadidoa la obra en estado puro son interferencias y equívocos, no carece sólidos motivos yni <strong>de</strong> argumentos muy firmes. Los más radicales postulan que una vez borrados susapellidos <strong>de</strong> las enciclopedias, que hayan sido <strong>de</strong>struidos todos los rótulos que con sus<strong>de</strong>nominaciones y sus seudónimos hay atornillados en los edificios, que hayan sido exhumadossus cadáveres (si en todos los casos se supiera dón<strong>de</strong> encontrarlos), habríaque <strong>de</strong>cretar el olvido absoluto <strong>de</strong> todos y cada uno <strong>de</strong> sus nombres. Los menos violentos,convencidos <strong>de</strong> que a nuestros coetáneos les sobra estri<strong>de</strong>ncia, propugnan elretorno al silencio, la vuelta al anonimato, el ayuno y la continencia. Mientras se imponeuna u otra postura, mientras los contendientes dirimen mordiéndose a <strong>de</strong>ntelladas esteconflicto, porque la biografía tampoco es suficiente, por darle cauce a la especulaciónliteraria y su lugar a la mentira, <strong>para</strong> construirles el armazón <strong>de</strong> un pasado espectralen el que po<strong>de</strong>r colgar su sarcasmo o <strong>para</strong> dotarlos <strong>de</strong> músculos en los que hundir un21


cuchillo, <strong>para</strong> trastornar su memoria o <strong>para</strong> que puedan ser reducidos a ceniza penitencial,<strong>para</strong> hacerlos más oscuros y transcen<strong>de</strong>ntes, algunos proemios y algunos epitafios<strong>para</strong> <strong>arquitecturas</strong> sin texto, <strong>de</strong>scontextualizadas y <strong>de</strong>smemoriadas, y, como <strong>pies</strong><strong>de</strong> <strong>foto</strong> con escolios y escrúpulos, algunas apostillas y algunas glosas a la iconografía<strong>de</strong> los exhibicionistas que posaron <strong>para</strong> la historia, <strong>para</strong> la sal <strong>de</strong> la tierra que humil<strong>de</strong>se expone a la inclemencia <strong>de</strong> la <strong>de</strong>strucción.23


Le Corbusier, oblicuo, mostrando orgulloso su heridaEs la herida ocasionada en 1938 por la hélice <strong>de</strong> una embarcación. Es el arquitectovencedor <strong>de</strong> la cirugía, el héroe impru<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> Ilíada, el guerrero con<strong>de</strong>corado conla medalla <strong>de</strong> la más alta costura, el hiperbóreo forjando su leyenda <strong>de</strong> hombre. LeCorbusier está presumiendo: no tanto <strong>de</strong> su cuerpo <strong>de</strong>snudo como <strong>de</strong> su valentía, no<strong>de</strong> la pintura a la que se dirige sino <strong>de</strong>l trazo fluvial <strong>de</strong>l corte que surca su muslo <strong>de</strong>recho,<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el plexo <strong>de</strong> la rodilla hacia la ingle, don<strong>de</strong> tal vez se <strong>de</strong>tiene. Del puro quefuma sólo le queda un testimonio. Detrás <strong>de</strong> sus manos hay tres ojos mirándolo y unafrente tan arrugada como la suya. Está en 1938 en la casa <strong>de</strong> Jean Baldovici, en la E1027 que Eileen Gray levantó junto al mar <strong>para</strong> él. Le Corbusier no es san Sebastiánerizado <strong>de</strong> flechas, ni ese san Pedro dominico que aún lleva un machete incrustado elcráneo, y nadie se presta a quitárselo. Le Corbusier no conoce a los gemelos Cosmey Damián pues si los conociera, si les hubiera rezado mientras estaba en el quirófano,ellos le habrían amputado la pierna malherida y en su lugar habrían injertado un árbol,o un fuste corintio, o un muslo <strong>de</strong> una cariáti<strong>de</strong> <strong>de</strong>l Erección, como ya habían hechoantes <strong>de</strong> ser santos, cuando intervinieron a aquél blanco enfermo al que, sin importarleel color, le trasplantaron la pierna <strong>de</strong> un cadáver negro (Pedro <strong>de</strong> Raxis, Milagro <strong>de</strong> sanCosme y san Damián, 1592, Museo <strong>de</strong> Bellas Artes, Granada).Charles Édouard Jeanneret-Gris sólo lleva las gafas redondas: hoy no luce ni sombreroni pajarita. Él, aunque aquí se divierte imitando a los mártires al enseñarnos sinveladuras ese signo confuso <strong>de</strong> su acci<strong>de</strong>nte, no es ninguno <strong>de</strong> aquellos que fueron<strong>de</strong>smembrados o <strong>de</strong>sollados: aunque tiene algo <strong>de</strong> Marsias, no fue Apolo su carnicero;aunque tiene algo <strong>de</strong> apóstol, san Bartolomé le saca tres cuerpos en la carrera <strong>de</strong>obstáculos hacia la santidad; aunque cometió algún <strong>de</strong>lito menor, no fue con<strong>de</strong>nado,como el juez Sisamnes, a ser <strong>de</strong>spellejado al completo (Gérad David en su Desuello <strong>de</strong>Sisamnes -1498, Museo Groeninge, Brujas- dio escenario y testimonio <strong>de</strong> los sucesos).Le Corbusier es la figura, más que <strong>de</strong>l héroe mal nadador o <strong>de</strong>l santo, <strong>de</strong>l dios arcaicoy telúrico. Tal vez <strong>de</strong> un Hefaistos francófono <strong>de</strong>finitivamente liberado <strong>de</strong> Afrodita (quefue la núbil marítima que con sus tentaciones lo condujo a la hélice): no en vano aquí,aunque oblicuo, se manifiesta como aquel dios cojo que se quebró la pierna al impactar25


contra el suelo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que su madre legítima lo hubiera arrojado violentamente<strong>de</strong>l cielo (otra versión, también infanticida, dice que Hera expulsó <strong>de</strong> su lado a su hijoenojada y riéndose <strong>de</strong> la pierna <strong>de</strong>forme con la que lo había parido). Sin su yelmo ysin fragua (el fuego se ha recluido en el extremo can<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l cigarro) Le Corbusierse presta a ser inmortalizado como un Hefaistos contemporáneo (una <strong>de</strong> cuyas másantiguas <strong>de</strong>nominaciones es Dédalo; una <strong>de</strong> cuyas advocaciones es la <strong>de</strong> arquitecto).El maestro nos mira <strong>de</strong> reojo, con la <strong>de</strong>sconfianza con la que miraba el tullido creador,el disforme que da forma, el herrero <strong>de</strong>spreciado por la hermosa que emergió <strong>de</strong> lasaguas <strong>para</strong> redimirnos, el <strong>de</strong>secho que dijo <strong>de</strong> sí mismo que era el artífice por antonomasia,el artista germinal, el primer hombre que, por haber transformado la materia,creyó merecer, tal y como documentó Piero di Cósimo en Vulcano y Eolo maestros<strong>de</strong> la humanidad (h.1485-90, Galería Nacional <strong>de</strong> Canadá, Ottawa) el título original <strong>de</strong>arquitecto. Y nos mira trece años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber paseado por París en su coche aun Konstantín Mélnikov más atento al automóvil que a la obra reciente <strong>de</strong>l orgullosoconductor. Aparte <strong>de</strong> en el Modulor, no hay en la arquitectura pretérita o futura <strong>de</strong> LeCorbusier signos <strong>de</strong>l trauma, líneas que sigan el curso <strong>de</strong>l cauce inciso en su pierna:en el repertorio <strong>de</strong> su geometría se han diluido las huellas <strong>de</strong>l surco <strong>de</strong> la cicatriz, en suPoema <strong>de</strong>l ángulo recto todos los trazos, incluidas las espirales, sueñan con la vertical.A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> ésta en la casa <strong>de</strong> Jean Baldovici en Roquebrune-Cap-Martin, hay otras<strong>foto</strong>grafías febriles en las que Le Corbusier posa <strong>de</strong>snudo, incluso <strong>de</strong>scalzo (René Burrino es el autor <strong>de</strong> ninguna <strong>de</strong> ellas). Joseph Quetglas, que es quien más sabe <strong>de</strong> él, elúnico que junto a Loos sabría hablarle <strong>de</strong> tú, pue<strong>de</strong> corroborarlo.26


Walter Gropius en pie <strong>de</strong> guerraLa guerra es un tema medular <strong>de</strong> la arquitectura; la primera guerra mundial es unaobra atribuible al germen <strong>de</strong>l Movimiento Mo<strong>de</strong>rno; la segunda es una <strong>de</strong> sus criaturas<strong>de</strong>formes. La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la guerra anida en la cabeza <strong>de</strong> la arquitectura; es una tenia cerebral.Sin guerra, la Tebas en la que vivía Píndaro no hubiera sido arrasada por AlejandroMagno en el -335 con el único propósito <strong>de</strong> perdonarle la vida a la casa <strong>de</strong>l poeta. Singuerra, sin bombar<strong>de</strong>os metódicos, no se produciría la renovación <strong>de</strong>l tejido urbanoanquilosado ni la sustitución <strong>de</strong>l patrimonio arquitectónico por las noveda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> laarquitectura. Sin guerra no habría ruinas ni <strong>para</strong> los arqueólogos ni <strong>para</strong> los bardos.Sin guerra, en <strong>de</strong>finitiva, no sería <strong>de</strong>l todo necesaria la arquitectura: no se necesitaríanlugares don<strong>de</strong> refugiarse <strong>de</strong> los vecinos, cubiertas bajo las que am<strong>para</strong>se <strong>de</strong> losproyectiles, muros tras los que ocultarse <strong>de</strong> los francotiradores, sótanos en los quesumergirse <strong>para</strong> no perecer en el primer ataque. La guerra, ya lo postuló la poliorcética,justifica la ciudad fortificada y las murallas que la limitan; la balística <strong>de</strong>termina la altura<strong>de</strong> sus baluartes y la posición <strong>de</strong> sus troneras; Troya no habría sido nada sin el cerconaval y los arietes <strong>de</strong> los aqueos; Héctor no habría ascendido al altar <strong>de</strong> los mitos si nohubiera conocido en propia carne las armas vengativas <strong>de</strong> Aquiles. La guerra, dicen lasmultinacionales <strong>de</strong> la construcción, es uno <strong>de</strong> los fármacos <strong>de</strong> la arquitectura; la guerra,dicen los promotores, es a la arquitectura lo que la cirugía a la medicina; la guerra,dicen los arquitectos, es beneficio y quimioterapia. Walter Gropius fue uno, otro <strong>de</strong> losarquitectos que combatió armado en un frente <strong>de</strong> guerra: si Giuseppe Terragni avanzóhasta el frente ruso en la segunda, a Walter Gropius le correspondió enfrentarse a susenemigos, entre otros menores <strong>de</strong> la primera, en el frente <strong>de</strong> Alsacia. Si a Terragni lotrastornó la guerra y lo condujo a la psiquiatría, a Gropius lo <strong>de</strong>jó durante tres días interminablesaprisionado bajo los escombros <strong>de</strong> una casa reventada por los explosivos.Él fue el único superviviente, el único herido que emergió <strong>de</strong> los escombros tres días<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber sido enterrado. Él es el único arquitecto <strong>de</strong>l que, por el momento, setienen noticias <strong>de</strong> que haya resucitado, escapado por una grieta <strong>de</strong> su sepultura. Trassu resurrección no ascendió a los cielos: en vez <strong>de</strong> una <strong>de</strong> las marías camino <strong>de</strong>l sepulcro,<strong>para</strong> <strong>de</strong>sgracia <strong>de</strong> Gustav Mahler, se le apareció a Alma Mahler en un sanatorio.29


La segunda guerra Gropius la pasó en su casa <strong>de</strong> Masschusett, don<strong>de</strong> era imposibleque llegaran las balas, las bombas, los proyectiles, los misiles erráticos, las incipientescabezas nucleares. Su casa estadouni<strong>de</strong>nse, levantada en claro <strong>de</strong> un bosque, enLincoln, no muy lejos <strong>de</strong> Harvard, tiene en la parte <strong>de</strong> atrás, orientada hacia el sur, unajaula <strong>de</strong> tela metálica, una habitación bajo techo cercada con alambre <strong>de</strong> doble torsión.Des<strong>de</strong> el interior <strong>de</strong> la casa se llega a este campo <strong>de</strong> batalla a través <strong>de</strong> la cocina y es,por su situación intermedia y los hábitos, un comedor y una sala <strong>de</strong> estar que el matrimonio,que Walter e Ise (su hija, a partir <strong>de</strong> los trece años, apenas asiste), usan tantoen verano como en invierno. La nieve, que cerca la casa más <strong>de</strong> tres meses al año, noes un inconveniente <strong>para</strong> salir a esta terraza a tomar el <strong>de</strong>sayuno o a oír la radio a diezgrados centígrados bajo cero (el termómetro <strong>de</strong> Walter estaba graduado también enFahrenheit). Walter exigía que las ventanas <strong>de</strong> su dormitorio (en la planta <strong>de</strong> arriba, haciael este) estuvieran siempre abiertas, que su cama no estuviera aislada <strong>de</strong> la intemperie,que Ise soportara a su lado en el lecho las inclemencias. El porche prismático <strong>de</strong>la casa en Baker Brig<strong>de</strong> Road, el que da al jardín, solado con opus concertum como elsalón <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> Curzio Malaparte, se opone al porche en ángulo que sirve <strong>de</strong> acceso,que emboca el camino <strong>de</strong> tierra que ascien<strong>de</strong> <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el garaje, situado allá abajo, alpie <strong>de</strong> la loma, don<strong>de</strong> hoy el peregrino ha <strong>de</strong> comprar las entradas <strong>para</strong> po<strong>de</strong>r visitar lacasa durante media hora exacta, don<strong>de</strong> ha situado la taquilla la fundación que gestionala herencia doméstica <strong>de</strong>l arquitecto, don<strong>de</strong> se resguarda la guía turística y policial que<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> diez dólares exige a los visitantes que se forren los zapatos con fundasidénticas a las que se colocan los asistentes casuales a los quirófanos. En la habitaciónque hay a la <strong>de</strong>recha, una vez que el visitante calzado <strong>de</strong> cirujano ha accedido al vestíbulo,sobre la repisa que corre bajo la ventana alargada, aún quedan algunos <strong>de</strong> lospequeños regalos que le hizo a Gropius el pintor Diego Rivera. Sobre esta habitación,encima <strong>de</strong> este cuartel general que el arquitecto usaba como estudio y como aula <strong>para</strong>sus discípulos mayores, está la pieza fundamental <strong>de</strong> la casa: el costurero <strong>de</strong> Ise Frank,<strong>de</strong> poco más <strong>de</strong> un metro cuadrado. Des<strong>de</strong> esta atalaya minúscula, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> este búnkerdoméstico, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esta ventana alargada se atendía otro conflicto.30


Magritte disfrazado <strong>de</strong> GropiusEn 1907 viaja por primera vez a España; hace un largo viaje; tiene veinticuatro años; en1930 vuelve a Madrid <strong>para</strong> impartir una conferencia en la Resi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Estudiantes.La lección la dicta, <strong>para</strong> sorpresa general <strong>de</strong>l auditorio, en castellano. En 1907, cuandoaún no había aprendido el idioma, se hace <strong>foto</strong>grafiar enmarcado. Al fondo hayun edificio <strong>de</strong> una planta, la fachada enjalbegada <strong>de</strong> una casa por cuyo alero correun canalón. En la pared está el hueco <strong>de</strong> una ventana; en la ventana hay una reja ysobre los barrotes cuelga una persiana. La carpintería está abierta, enrollada la persiana<strong>de</strong> listones, la habitación bien ventilada, oreada la cama. La casa es <strong>de</strong> la señoradoña Leonor María Gómez <strong>de</strong> Acevedo Pérez <strong>de</strong> la Lastra; <strong>de</strong> Leonor, a quien en laintimidad domiciliar llaman María y a la que en la intimidad conyugal <strong>de</strong> las tres <strong>de</strong> lamadrugada, mientras dormitan los gallos y se <strong>de</strong>svelan los perros <strong>de</strong> caza, sus parejasirregulares, en el fragor <strong>de</strong> la noches impúdicas, unas veces la llaman querida (comohace su esposo, Cayetano Ladrón <strong>de</strong> Guevara Pérez <strong>de</strong> la Lastra), otras veces primita(su cuñado, Celedonio Ladrón <strong>de</strong> Guevara Pérez <strong>de</strong> la Lastra, cinco años más jovenque ella) y la mayoría <strong>de</strong> las veces mi alma bendita (su amante <strong>de</strong> principios <strong>de</strong> siglo,Jerónimo Almonte). Ninguno, ni siquiera el aparcero que vino la semana pasada arendirle cuentas <strong>de</strong> la cosecha <strong>de</strong> trigo, mientras le subía la falda, durante la hora <strong>de</strong>siesta <strong>de</strong> los resi<strong>de</strong>ntes, cuando tiraron al suelo el jarrón con las azucenas frescas, al<strong>de</strong>sfallecer al unísono sobre la estera <strong>de</strong>l recibidor, se atrevió, como hizo Alexan<strong>de</strong>rRódchenko con Várvara Stepánova, a llamarla vaquita. Doña Leonor María Gómez <strong>de</strong>Acevedo Pérez <strong>de</strong> la Lastra, con treinta y tres años recién cumplidos, que aguarda enel interior <strong>de</strong> su casa meciéndose con levedad en la mecedora, abanicándose el sudor<strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> con el abanico <strong>de</strong> varillas <strong>de</strong> carey, le ha prestado al artista un marco vacío,el quicio <strong>de</strong> una ventana. En ese marco zoomórfico, am<strong>para</strong>do por cuatro dragones,estuvo antes en efigie el suegro <strong>de</strong> doña Leonor, aunque el <strong>de</strong>l sombrero hongo aún nolo sabe. Este hombre enjuto y fúnebre, vestido con traje <strong>de</strong> paño a rayas, cubierto consombrero «melone», sujeta con ambas manos, sin sonreír y casi sin fuerzas, apoyándoseloen la barriga, un marco <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra labrada <strong>para</strong> que su asistente lo <strong>foto</strong>grafíerecortado. También aquí sus manos son largas (sus manos, la longitud <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>dos en33


1905 pue<strong>de</strong> medirse en la <strong>foto</strong>grafía en la que posa, casi militar, como estudiante <strong>de</strong> laEscuela Técnica <strong>de</strong> Munich) y torpes (doña Leonor María Gómez <strong>de</strong> Acevedo Pérez <strong>de</strong>la Lastra, mientras él visitaba el monasterio <strong>de</strong> Santo Domingo <strong>de</strong> Silos, estando sola y<strong>de</strong>snuda ante el espejo, se lamentó <strong>de</strong> su impericia con ellas; en 1908, mientras él seiba <strong>de</strong> España con la intención <strong>de</strong> volver algún día, se quejó amargamente <strong>de</strong>l extravío<strong>de</strong> sus caricias mientras Narciso Jesús la consolaba).Aún queda medio siglo <strong>para</strong> que Duane Michals comience a <strong>foto</strong>grafiar a RenéMagritte con su sombrero; más <strong>de</strong> cincuenta <strong>para</strong> René Magritte con el bombín al revéso <strong>para</strong> el Retrato doble <strong>de</strong> René Magritte. Allí, trasparentándose en una mano quesostiene un bombín, <strong>de</strong> espaldas a una pared, René hace equilibrio intentando queno se le caiga <strong>de</strong> la cabeza un sombrero hongo en posición invertida; aquí, en estaotra composición en la que un único objeto pue<strong>de</strong> verse al mismo tiempo <strong>de</strong> perfil y<strong>de</strong> frente, no hay movimiento. En Golconda, pintado en 1953 por René Magritte, unamultitud <strong>de</strong> hombres abrigados levitan en una ciudad anónima idénticamente vestidos;cubiertos con el mismo sombrero flotan ingrávidos sobre las calles. Parece como queascien<strong>de</strong>n si son com<strong>para</strong>dos con los edificios hacia los que proyectan su sombra; lamuchedumbre impávida, recortada contra el cielo que clarea, erecta sobre los tejados,causa inquietud al espectador. Los hombres indiferentes, unificados por el sombrero,suponen una amenaza. “Un sombrero hongo no representa ninguna sorpresa. Es unsombrero poco original. El hombre con sombrero hongo es el hombre común y corriente.Yo lo uso también, no tengo el menor <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> <strong>de</strong>stacarme” dijo René Magritte <strong>de</strong>su hábito y sus personajes. Sobre el bombín alemán <strong>de</strong> Walter Gropius hay una argolla,una aran<strong>de</strong>la <strong>de</strong> hierro clavada a la pared. En el dormitorio andaluz <strong>de</strong> doña Leonor haydos argollas en cada una <strong>de</strong> las cuatro pare<strong>de</strong>s; las dos más usadas son las que cuelganclavadas a dos metros <strong>de</strong>l suelo en el muro <strong>de</strong> los <strong>pies</strong> <strong>de</strong> la cama, sobre el espejo.34


Aparición <strong>de</strong> César Vallejo como GiacomettiAlberto Giacometti construyó una habitación <strong>para</strong> una nariz que se salía <strong>de</strong> ella (Nose,1947) y edificó con líneas, como construyó Francis Bacon <strong>de</strong> otro modo, más <strong>de</strong> unajaula esporádica. En 1930 suspendió una esfera <strong>de</strong> yeso sobre un gajo <strong>de</strong> luna y, mientrascopulaban meciéndose sobre un suelo combado, mientras la hoja <strong>de</strong> la navajasajaba el ojo por <strong>de</strong>ntro, las encerró en un palafito; en 1932, también con varillasmetálicas, levantó El palacio a las cuatro <strong>de</strong> la madrugada y lo preñó <strong>de</strong> habitantes,<strong>de</strong> pájaros y <strong>de</strong> mujeres, <strong>de</strong> tentáculos y <strong>de</strong> alas autónomas (Joan Margarit en losversos <strong>de</strong> “Las cuatro <strong>de</strong> la madrugada”, <strong>de</strong> Casa <strong>de</strong> misericordia, puso <strong>de</strong> manifiestoque también el poema es una habitación, una guarida <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la que aullar). En pocoslugares <strong>de</strong>l mundo, en pocas tierras pue<strong>de</strong> encontrarse más lastre, más surcos, másvestigios <strong>de</strong> la vida que en la cara <strong>de</strong>l escultor Giacometti, que en las manos aradas <strong>de</strong>ldibujante Giacometti. Como a muchos mineros, no es extraño que las uñas le brillenmás que los ojos, que solo puedan vérsele los dientes en la profundidad <strong>de</strong> las cuevas.Giacometti suele mirar hacia <strong>de</strong>ntro, hacia las cuencas hundidas <strong>de</strong> los ojos <strong>de</strong> sus personajes,hacia las plazas atravesadas en cinco direcciones por cinco hombres esbeltos<strong>de</strong> alambre, al medio <strong>de</strong> la calle, por cuyo eje hace equilibrio otro hombre sin pasado.Giacometti, enclaustrado en su estudio, sucio <strong>de</strong> yeso, quemado por los electrodos, esun urbanista doméstico, un fundador <strong>de</strong> ciuda<strong>de</strong>s en miniatura, un fabricante <strong>de</strong> suelos.En 1948 fundió un Hombre que marcha bajo la lluvia, hoy en la Fundación Beyeler:un célibe marcha sobre el tablero <strong>de</strong> una mesa <strong>de</strong> bronce y se ha <strong>de</strong>tenido justo en sucentro <strong>de</strong> gravedad. Si grave es Giacometti, su arquitectura es, por el contrario, sutil.Aunque no se distingue con la claridad suficiente, quizás solo porque John Berger lodijo en Mirar (era 1966), quien ahora avanza es Alberto Giacometti, vivo bajo la lluviaen París. Según la revista Paris Match, que publicó esta <strong>foto</strong>grafía una semana <strong>de</strong>spués<strong>de</strong> su muerte, faltan aún nueve meses <strong>para</strong> que fallezca, aunque ella y Berger seequivocan: aún quedan cinco años. Es Henri Cartier-Bresson quien observa a AlbertoGiacometti mientras cruza la calle. Es 1961 en la Rue d’Alésia, en Montparnasse, cerca<strong>de</strong>l estudio que poseyó en soledad durante cuarenta años, don<strong>de</strong> nunca dio poracabada ninguna obra porque nunca la contempló lo suficiente. “Me moriré en París61


con aguacero / un día <strong>de</strong>l cual tengo ya el recuerdo” dijo César Vallejo en Piedra negrasobre una piedra blanca sin saber que, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> estar augurando su propio porvenir,estaba refiriéndose a Alberto Giacometti enfocado por el espía Cartier-Bresson. La gabardinaes la piedra blanca; el pavimento <strong>de</strong> la calle, la piedra negra. No es Giacomettiquien anuncia su muerte. Son los heraldos habituados a lo negro. Aunque las fechasy la razón lo contradigan podría ser que quien se protege <strong>de</strong> la lluvia en esa calle <strong>de</strong>París atentamente vigilada por Cartier-Bresson sea el indio taciturno César Vallejo y noAlberto Giacometti ensimismado: encapuchados, hechos un guiñapo, sin sombrero,asombrados, con zapatos viejos, enfermos, no es fácil distinguir al poeta cobrizo bajosu abrigo perpetuo <strong>de</strong>l escultor huraño. Quizás no sea <strong>de</strong>masiado difícil aceptar quebien pudo ser César Abraham Vallejo Mendoza quien se le apareció a Cartier-Bresson yque el fotógrafo, cegado por la lluvia, no lo distinguió. No sería este (errar en un pie <strong>de</strong><strong>foto</strong>) un caso extraordinario. Vallejo murió <strong>de</strong> extenuación, sin diagnóstico, el ViernesSanto <strong>de</strong> 1938, es posible que a causa <strong>de</strong> algún tipo <strong>de</strong> hambre letal, aplazando en undía el viejo pronóstico <strong>de</strong>l verso. Des<strong>de</strong> Santiago <strong>de</strong> Chuco en 1892 llega a 1920 enParís <strong>para</strong> extraviarse en hoteles malsanos, alimentarse con arena y café y, contrariandosu voluntad, ser sepultado en el cementerio <strong>de</strong> Montrouge. En 1970 se trasladaronsus restos al cementerio Père Lachaise <strong>de</strong> Montparnasse, que era en el que él queríarecibir sus visitas <strong>de</strong> muerto célebre. Sobre la lápida que cubre la tumba <strong>de</strong>l peruanosu nombre está escrito con grava, con piedras pequeñas que dibujan sus doce letrasfundacionales. César Vallejo estaba flaco; él es (sobre esto no hay duda) el Hombre quemarcha bajo la lluvia: “son testigos los días jueves y los huesos húmeros, la soledad,la lluvia, los caminos”. Alberto Giacometti es el arquitecto que, por angosto, le pasó<strong>de</strong>sapercibido al siglo veinte.62


Gaudí funeralEl 15 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1966, a las 14 horas partió <strong>de</strong> su taller en Borgo-Stampa, don<strong>de</strong> sehabía instalado la capilla ardiente, el féretro <strong>de</strong> Alberto Giacometti. Entre la nieve, entrelos árboles ralos, iba camino <strong>de</strong>l cementerio <strong>de</strong> san Giorgio en Borgonovo <strong>para</strong> serenterrado en él. Era aquel el lugar en el que había nacido. Iba en el interior <strong>de</strong> un ataúd,<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una carroza tirada por un solo caballo, precedido por los caminantes quehacía ya quince días preveían que Alberto se iba a morir. Él lo supo el 10 <strong>de</strong> febrero enel hospital cantonal <strong>de</strong> Chur cuando Annette, su hermano Diego, su hermano Brunoy su cuñada O<strong>de</strong>tte lo ro<strong>de</strong>aron <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que le hubieran practicado otra punciónpleural. La comparecencia <strong>de</strong> la familia al completo cercando al convaleciente en sucama fue una señal suficiente <strong>para</strong> adquirir la certeza <strong>de</strong> que el e<strong>de</strong>ma pulmonar, lacongestión hepática y la hidropesía, lo conducían directamente a las diez y diez minutos<strong>de</strong> la noche <strong>de</strong>l 11 <strong>de</strong> enero, al momento preciso en el que la inflamación <strong>de</strong>l miocardioy la vieja bronquitis crónica <strong>de</strong>jarían <strong>de</strong> tener importancia. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la familiay <strong>de</strong> los vecinos, <strong>de</strong> algunos amigos venidos <strong>de</strong> una cuarta parte <strong>de</strong>l mundo y <strong>de</strong> loshabitantes <strong>de</strong> Bergell, el cortejo fúnebre también lo forman representantes <strong>de</strong>l gobiernosuizo y <strong>de</strong>l gobierno francés entreverados con no pocos directores <strong>de</strong> museos y nopocos marchantes. No asistió ningún resi<strong>de</strong>nte en Tíjola ni ningún nijareño. No asistióFrancis Bacon, que por aquellos días seguía ocupado en pintar cortinas embarazadas<strong>de</strong> papas, edificios disfrazados <strong>de</strong> <strong>para</strong>guas abiertos y doseles bovinos, <strong>para</strong>petos <strong>de</strong>bueyes abiertos en canal y pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> carne. También a través <strong>de</strong> la nieve suiza fueconducido, diez años antes, el cuerpo helado y sin vida <strong>de</strong> Robert Walser: fue trasladadoen un coche <strong>de</strong> policía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el lugar en el que, hundido en la nieve, se lo encontraronunos niños excursionistas hasta el <strong>de</strong>pósito local <strong>de</strong> cadáveres. Sin avisar,como era costumbre, salió <strong>de</strong>l hospital psiquiátrico <strong>de</strong> Herisau a dar su paseo <strong>de</strong> locoy se murió en medio <strong>de</strong>l campo, en medio <strong>de</strong> la soledad más absoluta, en medio <strong>de</strong> unvacío que siempre fue <strong>para</strong> él blanco. La policía, antes <strong>de</strong> levantarlo, <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificarlo,cumpliendo con sus obligaciones forenses, lo <strong>foto</strong>grafió tumbado boca arriba, el sombreroa un metro <strong>de</strong> distancia, el brazo izquierdo extendido. Sin esas <strong>foto</strong>grafías (hayárboles al fondo que tienen las copas nevadas, una cerca <strong>de</strong> rollizos, dos hombres que65


miran la escena), sin las hagiografías que brotaron <strong>de</strong> ellas (Elías Canetti <strong>de</strong>nunció la<strong>de</strong>voción póstuma), Robert Walser hubiera entrado en la historia <strong>de</strong> la literatura por otrapuerta. Como en tantos otros casos fue su muerte, las circunstancias <strong>de</strong> su muerte, loacci<strong>de</strong>ntal y no su vida productiva lo que lo condujo a las bibliotecas. Si en una probetase introducen en su forma líquida la muerte <strong>de</strong> Robert Walser (es <strong>de</strong>cir, el día <strong>de</strong>navidad <strong>de</strong> 1956 en el que se le consumió la última resistencia) y el funeral <strong>de</strong> AlbertoGiacometti (es <strong>de</strong>cir, el caballo en la nieve camino <strong>de</strong>l cementerio <strong>de</strong> san Giorgio enBorgonovo) y se agita la mezcla con una varilla y luego se vierte en un matraz y se<strong>de</strong>ja reposar unos días, y pasados los cuales –siete son suficientes- se hace precipitarla solución en un alambique, lo queda al fondo <strong>de</strong>l recipiente es la muerte <strong>de</strong> AntoniGaudí. Sobre este asunto (un ataúd por un <strong>de</strong>scampado al que solo siguen un niñohambriento y una cabra <strong>de</strong>sorbitada) escribió Juan Carlos Onetti en Para una tumbasin nombre, y quizás no haya nada más que <strong>de</strong>cir. Gaudí murió en un hospital tres días<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber sido atropellado por un tranvía barcelonés en el cruce <strong>de</strong> la GranVía <strong>de</strong> las Cortes Catalanas con la calle Bailén; el día <strong>de</strong>l acci<strong>de</strong>nte, el 7 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong>1926, como le suce<strong>de</strong>ría a Walser treinta años <strong>de</strong>spués, iba indocumentado: sin i<strong>de</strong>ntificación,sin haber escrito su nombre en la primera página <strong>de</strong>l libro, llevaba encima loscuatro evangelios canónicos y los hechos <strong>de</strong> los apóstoles camino <strong>de</strong> la iglesia <strong>de</strong> SanFelipe Neri, a don<strong>de</strong> iba, como todos los días, quizás a rezar. Vestía un traje viejo, raídopor el uso, ajado por servirle <strong>de</strong> hábito, y más que el director <strong>de</strong> la obra más gran<strong>de</strong>que entonces se estaba haciendo en Barcelona, parecía un pordiosero. Por eso, por suaspecto <strong>de</strong> mendigo, tirado malherido en la calle, no fue socorrido con urgencia, no se<strong>de</strong>tuvo el tráfico; por su <strong>de</strong>saliño, innominado, no fue atendido nada más llegar en untaxi piadoso al Hospital <strong>de</strong> la Santa Cruz; por carecer <strong>de</strong> carné, <strong>de</strong> pasaporte, <strong>de</strong> tarjeta<strong>de</strong> visita, <strong>de</strong> ex libris, no pudo salvarse. Entonces, a sus 74 años <strong>de</strong> gloria, vivía en uncuarto pequeño adosado a las obras <strong>de</strong> la catedral <strong>de</strong> La Sagrada Familia: vivía, nocomo Walter Gropius, a pie <strong>de</strong> obra, en la obra. También su funeral, dicen las crónicasy <strong>de</strong>muestran las <strong>foto</strong>grafías <strong>de</strong> la época, fue multitudinario.66


W, el más solitario <strong>de</strong> los arquitectosQuién es el arquitecto sin casa. Quién el arquitecto W, el arquitecto minucioso y <strong>de</strong>interior que dibuja obsesivamente a lápiz variaciones, a menudo insignificantes, <strong>de</strong> lamisma i<strong>de</strong>a, la misma habitación trazada cien veces microscópicas, diferenciadas apenaspor un punto, mutaciones infinitesimales sin motivo aparente, acaso digresiones.El arquitecto inhibido, oculto, <strong>de</strong> obra in<strong>de</strong>scifrable, dibujada, cabría <strong>de</strong>cir, con líneaspatológicas, no tanto por pa<strong>de</strong>cer un crecimiento enfermizo cuanto por anunciar lo terrible,por ser insobornables. El arquitecto trastornado por sus propias manías, aunqueno son más que seis o siete, por el cumplimiento intransigente <strong>de</strong> unos cuantos hábitosescrupulosos, que no siempre le es fácil llevarlos a cabo, ponerse un mandil blancoantes <strong>de</strong> sentarse a la mesa, sacarle punta a los lápices por ambos extremos, dibujar<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el bor<strong>de</strong> hacia <strong>de</strong>ntro, siempre en papeles usados, no <strong>de</strong>tenerse jamás en unumbral, entre jambas, bajo un dintel, sobre un tranco. El arquitecto atrofiado, sin sexoni ímpetu, enajenado <strong>de</strong>l mundo en el que hubiera querido vivir, marginado <strong>de</strong> una realidad<strong>de</strong> la que <strong>de</strong>cidió distanciarse tres metros exactos, o nueve multiplicado por nuevedías, que es el número que Sócrates creía el más perfecto. El arquitecto incógnito quecamina entre la niebla, que va andando <strong>de</strong> una ciudad a otra en soledad, que siquieraentra en ellas, que mero<strong>de</strong>a y circunvala, que excéntrico vive en el <strong>de</strong>sván. Quién hacaído boca arriba en la nieve. Quién yace en el suelo al principio <strong>de</strong>l invierno. ¿Habla<strong>de</strong> él W. H. Au<strong>de</strong>n (“Desapareció al final <strong>de</strong>l invierno: / los arroyos estaban helados y losaeropuertos estaban vacíos; / la nieve <strong>de</strong>sfiguraba las estatuas públicas / y el mercuriose hundía en la boca <strong>de</strong>l día agonizante. / Los elementos <strong>de</strong> que disponemos coinci<strong>de</strong>n/ en señalar que el día <strong>de</strong> su muerte fue un día oscuro y frío…”) en su elegía En memoria<strong>de</strong> W. B. Yeats? Quién pasó la vida bebiendo y viviendo en habitaciones alquiladas,siempre pequeñas y baratas (en celdas, en guaridas), siempre en uno u otro “pequeñotaller <strong>de</strong> piezas en prosa” en el que no resistía mucho tiempo. Quién es el arquitectovirgen, quién, sabiendo que no es Georges Perec en W ou le souvenir d’enfance, es W.Las huellas que Robert W. <strong>de</strong>jó en su vida fueron tan leves que casi se han disipado.Al menos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su regreso a Suiza en la prima vera <strong>de</strong> 1913, y en realidad,claramente, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio, sólo estuvo unido al mundo <strong>de</strong> la forma más fugaz. En69


ninguna parte pudo esta blecerse, nunca tuvo la más mínima posesión. No tuvo casajamás, ni una vivienda dura<strong>de</strong>ra, ni un solo mueble y, en su guardarropa, en el mejor<strong>de</strong> los casos, un traje bueno y otro me nos bueno. De lo que necesita un arquitecto<strong>para</strong> ejercer su oficio no tenía casi nada que pudie ra llamar propio. Libros no poseía,según creo; ni siquiera los que él mismo había escrito. Los que leía eran casi siempreprestados. Hasta el papel <strong>de</strong> escribir <strong>de</strong>l que se servía era <strong>de</strong> se gunda mano. Y al igualque toda su vida vivió sin posesiones materiales, también permane ció apartado <strong>de</strong> loshombres. Se alejó cada vez más, incluso <strong>de</strong> los que fueron primero sus hermanos máspróximos: el pintor Karl y la be lla maestra <strong>de</strong> escuela Lisa, hasta que, por últi mo, comoha dicho <strong>de</strong> él Martin W., fue el más solitario <strong>de</strong> los arquitectos solitarios. Llegar a unarreglo con una mujer resultaba <strong>para</strong> él, indudablemente, algo inimaginable. La camarera<strong>de</strong>l hotel La Cruz Azul, a la que observaba por un agujero que había hecho en lapared <strong>de</strong> la buhardilla, la hija <strong>de</strong> Saal en Berna, la seño rita Resy Breitbach en Renania,con la que mantuvo largo tiempo correspon<strong>de</strong>ncia, todas ellas eran <strong>para</strong> él, como lasdamas que, en su fantasía literaria, idolatraba con impaciencia, seres <strong>de</strong> otro planeta.En una época en la que una <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia numerosa era aún la regla -Adolf W., supadre, venía <strong>de</strong> una familia <strong>de</strong> quince miembros-, ninguno <strong>de</strong> los ocho hermanos <strong>de</strong>la generación siguiente, curiosa mente, trajo algún hijo al mundo y, <strong>de</strong> los W., en ciertomodo en extinción, ninguno reu nía menos los requisitos necesarios <strong>para</strong> tener éxito enla procreación que el, como en su caso pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse sin duda, siempre virgen Robert.La muerte <strong>de</strong> este ser, en <strong>de</strong>finitiva no ligado a nada ni a nadie, especialmente tras laanonimización que trae consigo una estancia <strong>de</strong> años en un establecimiento psiquiátrico,hubiera podido pasar tan inadvertida como la mayor parte <strong>de</strong> su vida.70


En recuerdo <strong>de</strong> Robert WalserSi en” W, el más solitario <strong>de</strong> los arquitectos” se le añadiera a la inicial W la palabra alser<strong>para</strong> así completar el apellido Walser y se sustituyera el oficio <strong>de</strong> arquitecto por el <strong>de</strong>escritor éste se convertiría exactamente en el principio <strong>de</strong> la traducción realizada porMiguel Sáenz <strong>de</strong> El paseante solitario. En recuerdo <strong>de</strong> Robert Walser, escrito por W. G.Sebald en 1988, que en la edición <strong>de</strong> 2007 <strong>de</strong> la editorial Siruela, entre las páginas 11y 13, literalmente dice: “Las huellas que Robert Walser <strong>de</strong>jó en su vida fueron tan levesque casi se han disipado. Al menos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su regreso a Suiza en la prima vera <strong>de</strong> 1913,y en realidad, claramente, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio, sólo estuvo unido al mundo <strong>de</strong> la formamás fugaz. En ninguna parte pudo esta blecerse, nunca tuvo la más mínima posesión.No tuvo casa jamás, ni una vivienda dura<strong>de</strong>ra, ni un solo mueble y, en su guardarropa,en el mejor <strong>de</strong> los casos, un traje bueno y otro me nos bueno. De lo que necesita unescritor <strong>para</strong> ejercer su oficio no tenía casi nada que pudie ra llamar propio. Libros noposeía, según creo; ni siquiera los que él mismo había escrito. Los que leía eran casisiempre prestados. Hasta el papel <strong>de</strong> escribir <strong>de</strong>l que se servía era <strong>de</strong> se gunda mano.Y al igual que toda su vida vivió sin posesiones materiales, también permane ció apartado<strong>de</strong> los hombres. Se alejó cada vez más, incluso <strong>de</strong> los que fueron primero sushermanos más próximos: el pintor Karl y la be lla maestra <strong>de</strong> escuela Lisa, hasta que,por últi mo, como ha dicho <strong>de</strong> él Martin Walser, fue el más solitario <strong>de</strong> los escritoressolitarios. Llegar a un arreglo con una mujer resultaba <strong>para</strong> él, indudablemente, algoinimaginable. La cama rera <strong>de</strong>l hotel La Cruz Azul, a la que observaba por un agujeroque había hecho en la pared <strong>de</strong> la buhardilla, la hija <strong>de</strong> Saal en Berna, la seño rita ResyBreitbach en Renania, con la que mantuvo largo tiempo correspon<strong>de</strong>ncia, todas ellaseran <strong>para</strong> él, como las damas que, en su fantasía literaria, idolatraba con impaciencia,seres <strong>de</strong> otro planeta. En una época en la que una <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia numerosa era aún laregla -Adolf Walser, su padre, venía <strong>de</strong> una familia <strong>de</strong> quince miembros-, ninguno <strong>de</strong>los ocho hermanos <strong>de</strong> la generación siguiente, curiosa mente, trajo algún hijo al mundoy, <strong>de</strong> los Wal ser, en cierto modo en extinción, ninguno reu nía menos los requisitos necesarios<strong>para</strong> tener éxito en la procreación que el, como en su caso pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse sinduda, siempre virgen Robert. La muerte <strong>de</strong> este ser, en <strong>de</strong>finitiva no ligado a nada ni a73


nadie, especialmente tras la anonimización que trae consigo una estancia <strong>de</strong> años enun establecimiento psiquiátrico, hubiera podido pasar tan inadvertida como la mayorparte <strong>de</strong> su vida.” Su vida es, como representación gráfica, una línea; no la línea rectaque conduce a la muerte a la que se refiere Pennac (la trayectoria <strong>de</strong> un proyectil queimpacta en una sien) sino la línea continua <strong>de</strong> su vagabun<strong>de</strong>o por el mundo (acasoparecida a la línea <strong>de</strong> una ma<strong>de</strong>ja <strong>de</strong> hilo <strong>de</strong>sma<strong>de</strong>jada y <strong>de</strong>shilachada sobre la acera)o la línea <strong>de</strong> puntos y comas que es su escritura, la constituida por la caligrafía queocupa los márgenes y los intersticios <strong>de</strong> las páginas impresas <strong>de</strong> cualquier libro ajeno(<strong>de</strong> la que habla Cortázar en Fin <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong>l fin cuando los escribas “escriben conletra cada vez más menuda, aprovechando hasta los rincones más imperceptibles <strong>de</strong>cada papel) y que inspiró a Cortázar, también en Historias <strong>de</strong> Cronopios y <strong>de</strong> Famas, la<strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> esa línea que sale <strong>de</strong> una carta tirada sobre una mesa y que baja porla pata y continua por el parqué y sube un muro y atraviesa un cuadro y escapa <strong>de</strong> lahabitación y llega a la calle y ascien<strong>de</strong> a un autobús <strong>para</strong> ir hasta el puerto y avanza yprogresa y se expan<strong>de</strong> y se alarga hasta llegar a la culata <strong>de</strong> una pistola, dice en Laslíneas <strong>de</strong> la mano. La línea <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> Robert Walser es la línea original que separóla luz <strong>de</strong> la oscuridad al principio <strong>de</strong>l tiempo, la línea <strong>de</strong> construcción que también impresionólas manos <strong>de</strong> Piero <strong>de</strong>lla Francesca y <strong>de</strong> W. G. Sebald, los pentagramas <strong>de</strong>Tomás Luis <strong>de</strong> Victoria y <strong>de</strong> Juan Sebastián Bach, la línea espiral con la que proyectaronBorromini y Konstantín Mélnikov.74


Sistema lápizUn dibujante también es, <strong>para</strong>fraseando a J. M. Coetzee en el capítulo <strong>de</strong>dicado aRobert Walser <strong>de</strong> Mecanismos internos y en el más elemental <strong>de</strong> los niveles, una personaque usa las manos <strong>para</strong> convertir pensamientos en marcas (generalmente líneas)sobre el papel (o cualquier otro soporte gráfico). Un arquitecto también es, en el máselemental <strong>de</strong> los niveles, una persona que usa las manos <strong>para</strong> convertir pensamientosen marcas (planas o volumétricas) sobre el papel (o cualquier otro soporte físico). “Serun escritor [escribe Coetzee], una persona que usa las manos <strong>para</strong> convertir pensamientosen marcas sobre el papel, era difícil <strong>para</strong> Walser en el más elemental <strong>de</strong> losniveles. En sus primeros años escribía con una letra clara y bien formada que lo enorgullecía.Los ma nuscritos que sobreviven <strong>de</strong> aquellos días -copias pasadas en lim piosonmo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> buena caligrafía. Sin embargo, la caligrafía fue, precisamente, uno <strong>de</strong>los primeros lugares don<strong>de</strong> se manifes taron los trastornos <strong>de</strong> la psique <strong>de</strong> Walser. Enalgún momento <strong>de</strong> la treintena (él es impreciso respecto <strong>de</strong> la fecha), comenzó a sufrircalambres psicosomáticos en la mano <strong>de</strong>recha. Walser atri buyó esos calambres a unaanimosidad inconsciente hacia la plu ma como herramienta y solo consiguió superarlosreemplazando la pluma con el lápiz. Escribir con un lápiz fue tan importante <strong>para</strong> Walserque lo llamó su «sistema lápiz» o «método lápiz». El método lápiz implicaba más que elmero uso <strong>de</strong> un lápiz. Cuando se pasó a la escritura a lápiz también modificó radicalmentesu letra. A su muerte <strong>de</strong>jó unas quinientas hojas <strong>de</strong> papel cubiertas <strong>de</strong> margena margen con hileras <strong>de</strong> <strong>de</strong>licados, diminutos signos caligráficos a lápiz, en una letratan difícil <strong>de</strong> leer que en un primer momen to su albacea creyó que esos papeles eranparte <strong>de</strong> un diario es crito con un código secreto. Pero Walser no llevaba ningún dia rio,ni esa letra es un código. En realidad, los manuscritos <strong>de</strong> su última época están escritosen alemán corriente, pero con tan tas abreviaturas idiosincrásicas que, incluso <strong>para</strong>los editores fa miliarizados con su letra, no siempre es posible <strong>de</strong>scifrarlos <strong>de</strong> ma nerainequívoca. Numerosas obras <strong>de</strong> los últimos tiempos <strong>de</strong> Walser, incluyendo su últimanovela, Der Rauber [«El ladrón»] (veinticuatro hojas <strong>de</strong> microescritura, unas ciento cincuentapá ginas impresas), han llegado hasta nosotros solo en versiones es critas con el«método lápiz». Más interesante que el <strong>de</strong>sciframiento <strong>de</strong> la letra misma es la pregunta77


<strong>de</strong> qué le permitía a Walser el método lápiz que la plu ma ya no podía proporcionarle(todavía estaba dispuesto a usar una pluma cuando solo transcribía, o <strong>para</strong> redactarcartas). La respuesta parece ser que, al igual que un artista con un carbon cillo entrelos <strong>de</strong>dos, Walser necesitaba alcanzar un movimiento constante y rítmico <strong>de</strong> la manoantes <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>slizarse en un estado mental en el que el ensueño, la composicióny el flujo <strong>de</strong> la herramienta <strong>de</strong> escritura se convertían en prácticamente la misma cosa.En un escrito titulado «Bosquejo a lápiz» <strong>de</strong> 1926 -1927, menciona la «dicha única» quele permitía el método lá piz. «Me tranquiliza y me alegra», <strong>de</strong>claró en otro momento. Lostextos <strong>de</strong> Walser no avanzan según una lógica o una narrati va, sino mediante estados<strong>de</strong> ánimo, fantasías y asociaciones: por temperamento, él, más que un pensador quesigue una argumen tación o un narrador que sigue una línea narrativa, es un precio sista.El lápiz y esa taquigrafía que él mismo se había inventado hacían posible un movimiento<strong>de</strong> la mano resuelto, ininterrum pido, introvertido e impulsado por los sueños que sehabía vuel to indispensable <strong>para</strong> su ánimo creativo”.Todo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la escritura a la arquitectura, es dibujo: es en algún momento dibujo.Dibujar –<strong>de</strong>jar huellas con las manos, convertir i<strong>de</strong>as en marcas, preservar el rastro <strong>de</strong>lmovimiento- es la actividad que las enhebra, que comunica al ojo con el <strong>de</strong>do, y viceversa,que trasiega entre la imaginación y la obra. Como Walser, hay quien sólo sabeexpresarse en ese momento a lápiz. Como Walser, siempre se escribe entre líneas,siempre se dibuja entre líneas, sobre un papel ya marcado. No hay una extensión <strong>de</strong>nieve inmaculada y recién caída sobre la que <strong>de</strong>splomarse, a la que añadirle el puntofinal <strong>de</strong> un único cadáver. Como la <strong>de</strong> Walser, la muerte no es más que otro <strong>de</strong> los <strong>de</strong>sechosque manchan un papel en el que ya hay otros dibujos, una arruga en la esquina,una fisura hacia la mitad <strong>de</strong>l folio, el espectro <strong>de</strong> una letra apenas iniciada, una pequeñalínea borrada, la historia incompleta <strong>de</strong> un <strong>de</strong>svarío en la que preten<strong>de</strong> entreveraseotro <strong>de</strong>svarío.78


Kostantín Mélnikov en su tristezaHe aquí, <strong>de</strong> cuerpo presente, la tristeza según el arquitecto Konstantín Mélnikov. Véasea Konstantín Mélnikov (1890-1974) ausente en la casa <strong>de</strong> cilindros chatos y duplicadosque se construyó en Moscú como guarida y refugio cuando aún se vestía con ropa compradaen el extranjero. Contemple el futuro a Konstantín Mélnikov extraviado, mirandoen 1972 más allá <strong>de</strong>l objetivo <strong>de</strong> Henri Cartier-Bresson, <strong>foto</strong>grafiado por él en el salónredondo <strong>de</strong> su madriguera, quizás en presencia <strong>de</strong> Martine Franck, si acaso es ella y nosu marido quien <strong>foto</strong>grafía. Mélnikov tiene ochenta y dos años y lleva puesto, como lacúpula que nunca usó, un gorro blanco, un soli<strong>de</strong>o profano. Su boca esboza una sonrisaque quizá sus ojos niegan. En 1967, siete años antes <strong>de</strong> morir, escribió “cons truíen 1927 en el centro <strong>de</strong> Moscú <strong>para</strong> mí mismo una casa con la inscripción: Konstan tínMélnikov, Arquitecto”. Una casa <strong>para</strong> sí mismo con su nombre propio rotulado en eldintel <strong>de</strong> la fachada, como en los panteones <strong>de</strong> los cementerios ilustres, como Agrippaatribuyéndose el templo romano. Mélnikov está envuelto en la funda que es su casasitiada; está cumpliendo la metamorfosis en su crisálida; está cercado en el interior <strong>de</strong>la red, am<strong>para</strong>do por la corteza que labró con ladrillos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su éxito <strong>de</strong> 1925 enParís, <strong>de</strong> los premios que obtuvo por su Pabellón en la Exposición internacional <strong>de</strong> artes<strong>de</strong>corativas e industriales mo<strong>de</strong>rnas, ciudad en la que por encargo municipal se atrevióa proyectar con diagonales, sobre un puente <strong>de</strong>l Sena, sustentado por dos atlantesopuestos, un aparcamiento <strong>para</strong> mil taxis. El éxito fue <strong>para</strong> Mélnikov pasajero: pronto lajerarquía lo <strong>de</strong>spojó <strong>de</strong> la gloria. La palabra «éxito» es sinónima <strong>de</strong> óbito. «Ex-ire» [exitus]es ir fuera, ir más allá, salirse por arriba, como lo es rebosar o triunfar. «Exitus» esla sentencia que escribe la hematóloga en el historial clínico <strong>de</strong>l paciente cuando éstefallece, y es ésto lo último que en él escribe. El éxito es alejarse solo hasta extraviarse,transgredir el límite, quedarse en la parte <strong>de</strong> fuera, quedarse con temor a regresar. Eléxtasis es salirse <strong>de</strong> sí mismo. «Co-ire» [co-itus] es ir con, ir juntos, irse acompañado,irse con una, con otra, con todas: ir hacia una o hacia otra hasta internarse en ella, hastaencarnarnos y confundirnos, hasta extraviarnos y salirnos <strong>de</strong> otra manera. «Coire» esel infinitivo <strong>de</strong>l verbo «coeo», y «coitum» su participio, y significa unirse, juntarse, ayuntarse,disolverse en lo otro hasta formar una unidad. «Sub-ire» [sub-itus] es ir <strong>de</strong> pronto,97


llegar sin ser visto, <strong>de</strong>saparecer o aparecer improvisadamente por <strong>de</strong>bajo. Éxito, coito,súbito: ¿Cuál <strong>de</strong> estos tres nombres <strong>de</strong> la buena muerte susurró Konstantín Mélnikoven su agonía? ¿Qué coito fue el que dio lugar a esa casa difícil, cuál el espasmo que<strong>de</strong>svió los tabiques, cuándo el orgasmo en el que se engendró la escalera? Konstantínno lo recuerda. Konstantín ha olvidado el número exacto <strong>de</strong> orificios hexagonales quetiene su casa; ha olvidado porqué no es <strong>de</strong> caracol la escalera en todos sus tramos, taly como la había proyectado al principio. Konstantín ya no sabe ni cómo se baja hastael sótano ni cómo se sube al estudio <strong>de</strong> estas torres siamesas, <strong>de</strong> esta intersección<strong>de</strong> fustes que ya ha comenzado a resistir el acoso inmobiliario, el aliento ácido <strong>de</strong> losbloques <strong>de</strong> viviendas, la amenaza <strong>de</strong> los promotores que quieren su sitio y el temblor<strong>de</strong> la tierra al ser socavada.Mientras Konstantín construía su casa, levantaba, también en Moscú, romboidal,en la calle Obraztsova, con el ingeniero Vladímir Shújov, el garaje Bajmétiev: un aparcamiento<strong>para</strong> autobuses (aparcamiento es un sustantivo que a Mélnikov se le transformóen acción y efecto). En el año 2007 este garaje era una ruina sin techo, un cúmulo <strong>de</strong>muros que apenas se tenían en pie, los restos <strong>de</strong> un esqueleto expoliado, una arquitecturaa la espera <strong>de</strong> los recolectores <strong>de</strong> escombros. Fue un espectro sin esperanza hastaque un día Daria Zhúkova fue a pasear cerca <strong>de</strong>l Centro Cultural Hebreo <strong>de</strong> Moscú y,sin saber lo que veía, vio las siete puertas <strong>de</strong>l garaje <strong>de</strong> Mélnikov y pensó, aunque entoncesno sabía bien qué era una galería <strong>de</strong> arte, que ése era un buen sitio <strong>para</strong> instalaruna gran galería <strong>de</strong> arte y, al igual que Yavhé <strong>de</strong>cidió se<strong>para</strong>r la tierra <strong>de</strong>l agua, <strong>de</strong>cidióque allí fundaría un Centro <strong>de</strong> Cultura Contemporánea. Su novio, antes <strong>de</strong> comprarle100 acres <strong>de</strong> superficie lunar, le compró el edificio <strong>de</strong>sam<strong>para</strong>do <strong>de</strong> Mélnikov <strong>para</strong> queella, cumplidos los veintisiete, pudiera inaugurar en septiembre <strong>de</strong>l año 2008 El Garaje.Centro <strong>de</strong> Cultura Contemporánea <strong>de</strong> Moscú. Roman Abramóvich, igual que poco anteshabía comprado un Giacometti y un Francis Bacon y un Lucien Freud sin saber nicuánto costaban ni qué aspecto tenían, compró un Konstantín Mélnikov: lo comprópor amor, <strong>para</strong> hacerle un regalo <strong>de</strong> ocho mil quinientos metros cuadros a su novia.Daria Zhúkova es hermosa (como la noche cuando se queda enredada en los ágaves)y distinguida (como las hojas carnosas y esbeltas <strong>de</strong> la pita erizada); es dulce (comoel néctar que rebosa y gotea <strong>de</strong>l chumbo al amanecer) y apasionada (como la flor <strong>de</strong>lhenequén cuando se abre y muestra su corola a las aves); es rica (en bienes, más queen dátiles las palmeras <strong>de</strong>l oasis <strong>de</strong> Zagora) y caprichosa (como la oruga amarilla <strong>de</strong>la higuera silvestre). Casualmente, el día en el que Daria Zhúkova paseaba por la calleKrivoarbatski Pereulok comenzó a llover y ella abrió su <strong>para</strong>guas y no levantó la vista<strong>de</strong>l suelo hasta que el chofer vino a buscarla. La lluvia, el <strong>para</strong>guas, los charcos <strong>de</strong>lsuelo, el miedo a romperse el tobillo, los árboles que la tapaban, los cristales tintados<strong>de</strong>l coche, la tristeza repentina, le impidieron ver la casa <strong>de</strong> Konstantín Mélnikov sumidaen la angustia.98


Jože Plečnik. Arquitecto <strong>de</strong>l Castillo <strong>de</strong> PragaEn 1916 la barba eslava <strong>de</strong> Jože Plečnik (1872-1957) se parece a la que brota <strong>de</strong> FiódorDostoievski (1821-1881) en el retrato que le hizo Vassili Perov en 1872: aunque algomenor <strong>de</strong> tamaño, es igualmente silvestre, <strong>de</strong>shilachada, bárbara; es una barba muchomás arbitraria que la barba perfecta <strong>de</strong> Joseph Conrad (1857-1924) en 1919, cuandotenía sesenta y dos años y ya había cambiado el mar en tempestad por una casa inglesa.Tanto el ruso Fiódor Dostoievski como el ruso Joseph Conrad pa<strong>de</strong>cieron epilepsia;ni en Recuerdos <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> los muertos ni en El corazón <strong>de</strong> las tinieblas hay mencióna ella. El Castillo <strong>de</strong> Praga es también una pérdida <strong>de</strong> conciencia.Mientras trabaja <strong>para</strong> Otto Wagner, hacia 1900, cuando ya presiente que se pondráen su contra, Plečnik, con dieciocho años, tiene las gafas redondas y no se ha <strong>de</strong>jadocrecer la barba. Por entonces Loos ya había contraído la sífilis. En 1908, mientrastrabaja con Josef Engelhardt dándole forma con sus manos a la Fuente <strong>de</strong> san CarlosBorromeo <strong>para</strong> Viena, ya ha <strong>de</strong>jado que le crezca, obscurísima, la perilla y ha comenzadoa <strong>de</strong>spreciar a los que dicen ser superiores, a los teóricos y a los habitantes <strong>de</strong>la ciudad, presumidos y fatuos. Cuando en 1911 va Praga a trabajar <strong>para</strong> sí mismo,<strong>de</strong>terminado a cumplir con su <strong>de</strong>ber esloveno, a proyectar su nación, a afanarse en labúsqueda <strong>de</strong> su pueblo, a emplearse en la construcción <strong>de</strong> una cultura, prefiere posar<strong>de</strong> perfil <strong>para</strong> evi<strong>de</strong>nciar su macabra silueta <strong>de</strong> chivo. En 1926, sobre la pajarita, su barbaya es blanca: su i<strong>de</strong>ología ya no tiene fisuras. En 1942 su barba es absolutamentecana; en todo este tiempo su religiosidad ha ido incrementándose, profundizándose,fundamentándolo y atormentándolo. Hacia el final, sin haberle prestado nunca muchaatención ni a Adolf Loos ni a Le Corbusier (<strong>de</strong> quien dijo que su obra no estaba inspiradapor Dios), ajeno a la obra <strong>de</strong> Konstantín Mélnikov y a las noveda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l mundo(le interesaron Ruskin y Morris, Alis Riegl y Zuloaga), con la edad, sus rasgos se fueronhaciendo orientales: los ojos se le achinaron, la barba se le <strong>de</strong>smandó, una sonrisa sele quedó atrapada en los labios, la espalda se le curvó lo suficiente como <strong>para</strong> tenerque caminar a pasos pequeños, casi arrastrando los <strong>pies</strong>. Su noción <strong>de</strong>l tiempo tambiénse volvió cada día más oriental. Al morir (era 1957, era enero) su casa mo<strong>de</strong>sta (tancontenida, tan común, tan distinta <strong>de</strong> la magnificencia <strong>de</strong> su obra pública, <strong>de</strong> su arte101


sacro) en el barrio <strong>de</strong> Trnovo, en Ljubljana, es administrada por su sobrino, el sacerdoteKarel Matkovic: en 1974 es abierta al público ya convertida en Museo <strong>de</strong> Arquitectura.Viena, Praga y Ljubljana son los vértices <strong>de</strong> su triángulo. Él siempre estuvo porel lado <strong>de</strong> fuera <strong>de</strong> la figura, en el exterior <strong>de</strong>l círculo y <strong>de</strong>l triángulo: él venía siempre<strong>de</strong> lejos por su propio camino, cruzando los ríos por el lugar más peligroso, al margen<strong>de</strong> la vanguardia y <strong>de</strong>l regionalismo, <strong>de</strong>l movimiento mo<strong>de</strong>rno y <strong>de</strong>l constructivismosoviético. Surgía <strong>de</strong>l fondo <strong>de</strong>l horizonte y al llegar no entraba, se quedaba en el bor<strong>de</strong>y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la periferia levantaba columnas, disponía escaleras, colocaba ánforas, izabamástiles, tallaba obeliscos, fundía cálices, dibujaba monasterios, seminarios, catedralesy parlamentos. Le Corbusier lo llamaba “el famoso dibujante <strong>de</strong> mano temblorosa”.Friedrich Achleiter ha preguntado si se podría consi<strong>de</strong>rar a Jože Plečnik, por ser fronterizo,un Gaudí eslavo. Era poco locuaz: su inclinación al silencio es evi<strong>de</strong>nte en todasy cada una <strong>de</strong> sus obras. Era piadoso y <strong>de</strong>voto: <strong>de</strong>cía que Helena y Andrej, que sumadre y su padre eran santos, merecedores <strong>de</strong> la santidad. Era austero y no conocióla ternura: su hermano mayor se or<strong>de</strong>nó sacerdote; Marija, su hermana, tomó el hábito<strong>de</strong> monja; Janez, el menor, como médico no <strong>de</strong>jó huella. Era hijo <strong>de</strong> ebanista y tuvoque renunciar a la pintura y asistir a la sección <strong>de</strong> ebanistería <strong>de</strong> la Escuela Técnica <strong>de</strong>Graz. Muerto su padre sigue aprendiendo <strong>de</strong> Léoplod Theyed hasta que se traslada aViena. En Viena se presenta en casa <strong>de</strong> Otto Wagner y le pi<strong>de</strong> trabajo. Tiene veintidósaños cuando entra en el taller <strong>de</strong>l arquitecto, que acaba <strong>de</strong> proyectar la nueva catedral<strong>de</strong> Berlín; veintiséis cuando <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> asistir a sus clases en la Aca<strong>de</strong>mia <strong>de</strong> Bellas Artes,cuando se aleja <strong>de</strong> sus condiscípulos, <strong>de</strong> Josef Hoffman y <strong>de</strong> J. M. Olbrich. Tiene veintisieteaños cuando se convence <strong>de</strong> que el trabajo es sufrimiento y <strong>de</strong> que el sufrimientoes el camino correcto, cuando viaja a Roma becado: en la primavera <strong>de</strong> 1899, aún enRoma, <strong>de</strong>sea construir su primera iglesia. Pasa por España antes <strong>de</strong> ir a Francia. Enel verano <strong>de</strong> 1900 <strong>de</strong>ja la oficina <strong>de</strong> Wagner. En 1901, ya in<strong>de</strong>pendiente, es conocidocomo <strong>de</strong>corador y diseñador <strong>de</strong> muebles: no lo consi<strong>de</strong>ran aún arquitecto. En 1911obtiene un puesto <strong>de</strong> profesor en la Escuela <strong>de</strong> Artes y Oficios <strong>de</strong> Praga: Jan Kotera selo ha conseguido. En 1920 el presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la República checoslovaca, T. G. Masaryklo promueve al rango <strong>de</strong> arquitecto <strong>de</strong>l Castillo <strong>de</strong> Praga. Ese año se hace cargo <strong>de</strong>lproyecto <strong>de</strong> reforma y acondicionamiento <strong>de</strong>l Castillo <strong>de</strong> Praga, acaso una <strong>de</strong> las obrasmás intensas <strong>de</strong> todos los tiempos. El Castillo <strong>de</strong> Praga es una obra poética: JožePlečnik es Teresa <strong>de</strong> Ávila, Juan <strong>de</strong> la Cruz, Lope <strong>de</strong> Vega. A partir <strong>de</strong>l Castillo <strong>de</strong> Pragaen la obra <strong>de</strong> Plečnik estará Bau<strong>de</strong>laire cambiando los significados y estará Mallarmé<strong>de</strong>sventrando los signos. Si en la arquitectura hay poesía, si los salmos traducidos porJerónimo <strong>de</strong> Estridón están en algún lado, si algún espíritu atormentado fue capaz <strong>de</strong>hacer una arquitectura lírica, ese fue Jože Plečnik: en el Castillo <strong>de</strong> Praga, en la pileta <strong>de</strong>granito <strong>de</strong>l Jardín <strong>de</strong> Paraíso, en el baldaquino <strong>de</strong> entrada a la escalera, en la escaleraentre el tercer patio y el jardín, en el Jarrón <strong>de</strong> diorita, en el Obelisco <strong>de</strong> los legionarios,102 103


en el puente hacia la Puerta <strong>de</strong> la pólvora, en la Sala <strong>de</strong> la Torre Blanca y en los muebles<strong>para</strong> el salón <strong>de</strong> Alicia Masaryk están los primeros versos <strong>de</strong> su poema. Sus palabras,siente él, están inspiradas por Dios; sus obras alu<strong>de</strong>n a Dios. En ninguna <strong>de</strong> ellas esevi<strong>de</strong>nte a cuál <strong>de</strong> los dioses <strong>de</strong> la melancolía, a qué Dios.104


Carlo Mollino en las nalgasA Carlo Mollino (1905-73) le gustaba <strong>foto</strong>grafiarse, retratarse, autorretratarse, <strong>foto</strong>componerse,<strong>foto</strong>montarse, sobreponerse, sobreimpresionarse, reproducirse en los espejos,verse mirando como se miraba Duchamp. Narcisear era, entre todos los mitológicos,su verbo predilecto. Carlo Mollino quiso construir una imagen a la que po<strong>de</strong>r parecerse:primero redactó minuciosamente el proyecto (la documentación gráfica conservada esabundante) y <strong>de</strong>spués ejecutó con precisión la obra. Sólo él podía servir <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>lo<strong>para</strong> sí mismo. No faltan ejemplos que lo <strong>de</strong>muestran. Des<strong>de</strong> que pudo esculpírselohasta su muerte se paseó por el mundo luciendo un bigote marcial, no muy distinto <strong>de</strong>l<strong>de</strong> Curzio Malaparte, ambos heterogéneos y heterosexuales (ambos ridículos en com<strong>para</strong>cióncon el <strong>de</strong> su padre, con el bigote salvaje <strong>de</strong> Eugenio Mollino. Arquitectura ybigote es el tema <strong>de</strong> una tesis aún pendiente <strong>de</strong> redactar y que, cronológicamente, <strong>de</strong>beríaabarcar al menos las cinco <strong>de</strong>cenas centrales <strong>de</strong>l siglo XX. La nómina <strong>de</strong> los quetuvieron bigote, incluidas todas sus varieda<strong>de</strong>s, no es menos extensa ni ilustre que elinventario <strong>de</strong> los que llevaron gafas o <strong>de</strong> los que se <strong>foto</strong>grafiaron fumando. En no pocoscasos coinci<strong>de</strong>n dos <strong>de</strong> estos acci<strong>de</strong>ntes). Con la misma polaroid con la que <strong>foto</strong>grafióa tantas mujeres insinuantes, parcialmente <strong>de</strong>snudas, unas sin ropa interior pero con lacamisa abierta y varios collares, otras con guantes y sin lencería, o genuflexas y <strong>de</strong> espaldasen el cojín, o con la dia<strong>de</strong>ma en el pelo y las piernas en diagonal, se autorretratóCarlo Mollino; se autorretrató sentado en el mismo sillón <strong>de</strong> anea en el que todas ellashabían posado <strong>para</strong> él algún día, una vestida solo con un tocado <strong>de</strong> novia, otra enfundadaen una malla <strong>de</strong> licra, ninguna con ligas y todas según el proyecto <strong>de</strong> frivolida<strong>de</strong>sque el arquitecto mentido había redactado previamente. En la que le envió <strong>de</strong>dicada yfirmada a su amigo Ada Minola en 1960 vestía una bata roja <strong>de</strong> seda y tenía las piernascruzadas, las gafas en la mano <strong>de</strong>recha: como era <strong>de</strong> poca estatura (era, al igual queotros fascistas <strong>de</strong>l régimen, pequeño), el respaldo <strong>de</strong>l butacón <strong>de</strong> mimbre le sacabapor <strong>de</strong>trás media cabeza. No siempre fue este el escenario elegido en su apartamento<strong>de</strong> soltero en Turín: hubo otros tronos <strong>para</strong> Inocencio X y sus doncellas. Más frecuentesfueron las sillas, alguna <strong>de</strong> las sillas <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra que él había diseñado (el mo<strong>de</strong>loconstruido <strong>para</strong> el Instituto <strong>de</strong> composición arquitectónica, con cuatro patas en ángulo135


y dos palas como respaldo, es el más conocido <strong>de</strong>bido a la publicidad lateral que lehizo la <strong>foto</strong>grafía <strong>de</strong> perfil <strong>de</strong> esa muchacha que tiene un lunar entre las cejas, <strong>de</strong> esecuerpo gitano vestido por las correas <strong>de</strong> las sandalias romanas y por las tres pulserasen aro). A una silla (pue<strong>de</strong> que <strong>de</strong> este mismo mo<strong>de</strong>lo), pero con la mediación <strong>de</strong> uncojín, también se ha subido esa muchacha en pompa que luce una C impresa en la nalgaizquierda y una M en la <strong>de</strong>recha. Ella es uno <strong>de</strong> los componentes <strong>de</strong> este bo<strong>de</strong>gónque tiene en primer plano una ban<strong>de</strong>ja con una botella <strong>de</strong> champán y con una copa <strong>de</strong>cristal medio llena. En la ban<strong>de</strong>ja, <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la copa, hay también un cenicero (CarloMollino fumaba). Tras esta naturaleza muerta hay una criatura mecánica, la máquina <strong>de</strong>escribir <strong>de</strong> la que proce<strong>de</strong>n las dos letras mayúsculas con las que ella ha sido firmada.El gran carro cilíndrico <strong>de</strong> la máquina <strong>de</strong>l escritor está exactamente a la altura <strong>de</strong>l pubis<strong>de</strong> ella. Piero Manzoni fue otro <strong>de</strong> los italianos que <strong>de</strong>spués también se aficionaron afirmar sus obras vitales en nalgas ajenas: estampando en público su firma en el culo oen la ca<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> una mo<strong>de</strong>lo Piero Manzoni la convertía en una obra <strong>de</strong> arte, porque enla obra <strong>de</strong> arte <strong>de</strong> aquellos momentos provocativos (y en las galerías que patrocinabanla acción) la firma era lo más importante. El silencio era el frau<strong>de</strong>; el anonimato el <strong>de</strong>lito:la atribución el signo <strong>de</strong> calidad. Piero Manzoni eligió un rotulador y la caligrafía <strong>para</strong>poseerlas poéticamente; Carlo Mollino optó por una plantilla y por la letra impresa <strong>de</strong> latipografía. Si bien las <strong>de</strong> Manzoni eran obras vivientes (con frecuencia huían <strong>de</strong>spavoridas<strong>de</strong> las exposiciones), la mujer <strong>de</strong> la <strong>foto</strong>grafía <strong>de</strong> Mollino no está claro que viva, queno pueda ser un maniquí antes que humana. No habría que <strong>de</strong>sechar la hipótesis <strong>de</strong>que se trate <strong>de</strong> Galatea un instante <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que los dioses le hayan insuflado el ánimoy la capacidad <strong>de</strong> sentir. Quizás Carlo Mollino estuvo rezando con tanto fervor que,igual que la divinidad le concedió el movimiento a su Bisiluro, también se lo concedieraa esta escultura sin rostro. Anímica, carnal e inmadura, pue<strong>de</strong> que la doncella sintieravergüenza <strong>de</strong> su Pigmalión y por ello le diera la espalda. Pue<strong>de</strong> que sea un androi<strong>de</strong> (lamáquina <strong>de</strong> escribir invita a pensarlo). Pue<strong>de</strong> que haya un ratón en el estudio y que poreso se haya subido a la silla. Pue<strong>de</strong> que hiciera calor y por eso se hubiera quitado lafalda. Pue<strong>de</strong> que Carlo Mollino haya visto en el cine cómo marcan en el oeste al ganadobovino, cómo les ponen a fuego a los toros bravos el hierro simbólico <strong>de</strong> la gana<strong>de</strong>ría.136


Ocupaciones <strong>de</strong> Carlo MollinoSu interés por la aeronáutica, por pilotar biplanos <strong>para</strong> los que previamente había diseñadoanagramas, por las acrobacias aéreas inverosímiles, por las posibilida<strong>de</strong>s impulsoras<strong>de</strong> las hélices, por la ingeniería <strong>de</strong> los helicópteros y la mecánica <strong>de</strong> los rotoresy por la estela <strong>de</strong> humo que <strong>de</strong>jan en el aire lo aeroplanos, son signos mayores <strong>de</strong> suimpaciencia. Jamás se hubiera ocupado ni <strong>de</strong> los cubiertos ni <strong>de</strong> las lám<strong>para</strong>s, ni <strong>de</strong> losmuebles articulados que pue<strong>de</strong>n transformarse en otros muebles armónicos ni <strong>de</strong> losmuebles vertebrados que se inspiran en la estructura calcárea <strong>de</strong> los insectos si hubieratenido con qué comer, o sabido cómo alumbrarse, o dón<strong>de</strong> sentarse a su gusto. Suafición por los <strong>de</strong>portes <strong>de</strong> alta montaña se la <strong>de</strong>be a su padre, al arquitecto EugenioMollino, que fue quien le enseñó a esquiar y a mover las ca<strong>de</strong>ras con la suficiente ca<strong>de</strong>nciacomo <strong>para</strong> parecer elegante y no suscitar equívocos en sus semejantes. Delesquí, como <strong>de</strong> la aviación, a lo que le prestó mayor atención fue al análisis gráfico<strong>de</strong> las leyes <strong>de</strong> la dinámica; a la observación <strong>de</strong> las líneas que dibujan los esquís enla nieve, a los canales y a los <strong>de</strong>rrapes que quedan impresos en ella en los <strong>de</strong>scensosalpinos; a la elaboración <strong>de</strong> hipótesis sobre cabañas falsamente tradicionales <strong>de</strong>l valle<strong>de</strong> Aosta y a las <strong>foto</strong>grafías que podían tomarle mientras hacía ejercicios <strong>de</strong> slalom enel salón <strong>de</strong> su casa (entre 1940 y 1950 hay más <strong>de</strong> dos docenas <strong>de</strong> estas imágenescon poses amaneradas). Por los automóviles y las carreras <strong>de</strong> bólidos se obsesionóen la misma medida que por otros vehículos (también por las motocicletas): si en esteapartado fue más lejos e imaginó y fabricó el Bisiluro fue porque tuvo en su vecindarioa la FIAT, el circuito <strong>de</strong> pruebas en la cubierta <strong>de</strong> la factoría <strong>de</strong> Lingotto (Bisiluro es uno<strong>de</strong> los términos que le <strong>de</strong>be a Mollino la enciclopedia <strong>de</strong>l automovilismo). La primeramitad <strong>de</strong> su leyenda se fundó sobre él a bordo un Bisiluro asimétrico rotulado con unnúmero 61 <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un círculo blanco, pilotándolo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la <strong>de</strong>recha con un casco<strong>de</strong> motorista y unas gafas <strong>de</strong> aviador ávido. Carlo Mollino también era arquitecto. Laprimera obra que proyectó y levantó sin la intervención <strong>de</strong> su padre fue la se<strong>de</strong> <strong>de</strong> laFe<strong>de</strong>ración Provincial Fascista <strong>de</strong> Agricultores en Cuneo; la segunda que construyó,en 1934, en colaboración con su padre, fue, como no podía ser menos, una Casa <strong>de</strong>lFascio: la <strong>de</strong> Voghera, en Pavia. Ninguna <strong>de</strong> ellas hubiera sido razón suficiente <strong>para</strong>139


pasar con buen pie a la historia <strong>de</strong> la arquitectura; quizás sí por alguna <strong>de</strong> las posteriores(tal vez la Sociedad Hípica <strong>de</strong> Turín, 1936-40), aunque no pasaran <strong>de</strong>l plano.Todos los interiores que proyectó fueron teatrales, escenarios <strong>para</strong> la representación<strong>de</strong> su selecta clientela, lugares <strong>para</strong> la seducción, paisajes escenográficos <strong>para</strong> ser<strong>foto</strong>grafiados sin ocupantes por el propio Mollino o por su amigo Riccardo Montalvo;<strong>de</strong> todos, los más llamativos fueron los apartamentos irreales <strong>para</strong> sus amigos solteros:así la Casa D’Enrico, la Casa Devalle, la Casa Minola, la Casa Rivetti, la Casa Orengoy la Casa Miller, don<strong>de</strong> una gran <strong>foto</strong>grafía <strong>de</strong>l Esclavo moribundo <strong>de</strong> Miguel ÁngelBuonarroti que hay en el Louvre, con sus genitales al aire, sirve <strong>de</strong> mesa (Carlo Mollinola <strong>foto</strong>grafió en 1938 con un teléfono <strong>de</strong> baquelita encima <strong>de</strong>l muslo izquierdo y con unaextraña copa, que contenía un líquido blanco, a la altura <strong>de</strong>l pubis). Sus interiores son<strong>de</strong>corados cuajados <strong>de</strong> espejos, <strong>de</strong> superficies almohadilladas (en el dormitorio <strong>de</strong> laCasa Devalle el guateado sube hasta el techo y lo forra), <strong>de</strong> doseles, <strong>de</strong> muebles inusitadosy no siempre amables, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> no pocos rincones surgen amenazantes. Enlos años sesenta se ocupó también <strong>de</strong>l calzado y <strong>de</strong>l vestuario femenino: sus vestidosse caracterizan por <strong>de</strong>jar una buena porción <strong>de</strong> las nalgas al aire, que el culo, no comouna insinuación sino como una evi<strong>de</strong>ncia, se vea <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera y llame po<strong>de</strong>rosamente laatención. El escote comienza en los hombros y recorre en V la espalda y no cierra hastallegar al punto, al vértice en el se sitúa, como un sumi<strong>de</strong>ro, el esfínter. De los zapatos,se inclinó por las sandalias. Patentó articulaciones metálicas, manubrios, sistemas <strong>de</strong>palancas, rótulas <strong>para</strong> que una lám<strong>para</strong> pudiera moverse en todas las direcciones posibles,bisagras, bridas tubulares, fijaciones <strong>para</strong> andamios y otros variados sistemas<strong>de</strong> unión <strong>de</strong> piezas seriadas. Fue profesor en la Escuela <strong>de</strong> Arquitectura <strong>de</strong> Turín. Comoteórico tampoco tuvo ningún pudor: Arquitectura, arte y técnica y Mo<strong>de</strong>los lingüísticosen arquitectura son títulos <strong>de</strong> dos <strong>de</strong> sus ensayos. Pero si hay una actividad que sustentatodo su hacer, una ocupación que enhebra a las <strong>de</strong>más y las cohesiona, un oficioverda<strong>de</strong>ramente erótico <strong>para</strong> él, este no fue otro que el <strong>de</strong> fotógrafo; y la <strong>foto</strong>grafía fue,así mismo, la puesta en práctica <strong>de</strong> una vocación mucho más profunda e íntima: la <strong>de</strong>voyerista ilustrado. Cuentan las crónicas que Carlo Mollino, ya en el féretro, mientras sufamilia velaba y sus amantes lloraban a lágrima viva, levantó el párpado <strong>de</strong>l ojo <strong>de</strong>rechoy ya no pudieron cerrárselo.140


Carlo Mollino <strong>de</strong> espaldasCarlo Mollino ejerció toda su vida el celibato. Esto no contradice la <strong>de</strong>nuncia <strong>de</strong> que lahistoria <strong>de</strong> la arquitectura no se ha reseñado aún con la suficiente vehemencia ni conel tamaño <strong>de</strong> letra conveniente el interés <strong>de</strong> Carlo Mollino por lo femenino, por la contemplación<strong>de</strong>vota <strong>de</strong> las nalgas adultas, por la belleza <strong>de</strong>l culo <strong>de</strong> las doncellas, por la<strong>foto</strong>grafía <strong>de</strong> la curva que comienza en la ca<strong>de</strong>ra y que concluye en alguna parte in<strong>de</strong>terminada<strong>de</strong>l muslo. No se ha investigado con el énfasis que se merece la intensidad<strong>de</strong> las relaciones entre las formas <strong>de</strong> la arquitectura carnal y las formas <strong>de</strong> la arquitecturainsensible a pesar <strong>de</strong> que en Carlo Mollino, en su biografía y en su obra, hay materialabundante, bastante <strong>para</strong> redactar un tratado. En sus dibujos queda constancia <strong>de</strong> estabúsqueda inquieta <strong>de</strong> la más perfecta concatenación <strong>de</strong> arcos tangentes, <strong>de</strong> la máshermosa sucesión <strong>de</strong> fragmentos <strong>de</strong> elipses y <strong>de</strong> parábolas entre tramos <strong>de</strong> circunferenciacuyos centros están fuera <strong>de</strong>l tablero <strong>de</strong> dibujo, <strong>de</strong> su amor por la espiral quecontraviene las leyes <strong>de</strong> la geometría y, en <strong>de</strong>finitiva, <strong>de</strong> su investigación <strong>de</strong> las líneas sinuosasmás excitantes <strong>para</strong> la arquitectura. Mientras que unos tomaron medidas en lasacrópolis y en las termas, o acotaron una y otra vez el Panteón <strong>de</strong> Agripa <strong>para</strong> averiguarlas leyes secretas <strong>de</strong> la proporción; mientras que algunos vinieron <strong>de</strong>l norte a hacer elgran tour italiano, a dibujar <strong>de</strong>l natural la belleza <strong>de</strong> la arquitectura pretérita <strong>para</strong> luegopo<strong>de</strong>r aplicarla clásicamente, Carlo Mollino prefirió indagar en la zona intermedia ytrasera <strong>de</strong>l cuerpo aspirando a lo mismo, a obtener principios y datos que pudieran sereficaces en el pensamiento y en la producción <strong>de</strong> la arquitectura, así como en algunas<strong>de</strong> sus variantes. Su herramienta, en vez <strong>de</strong> la cinta y la plomada, <strong>de</strong>l lápiz y la acuarela,fue la cámara <strong>foto</strong>gráfica y sus objetivos. Sus <strong>foto</strong>s son las <strong>de</strong>l idólatra, no las <strong>de</strong>lobseso; son las <strong>de</strong>l visionario antes que las <strong>de</strong>l onanista. Si <strong>foto</strong>grafió con insistencia(que a algunos pudiera parecerle patológica) mujeres <strong>de</strong> espaldas, mujeres <strong>de</strong>snudasen cuclillas, sentadas en el aire o en sus propios talones, contrastando lo esférico conlas agujas <strong>de</strong> los tacones, agachadas <strong>de</strong> forma que las ca<strong>de</strong>ras se expresen con totallibertad, <strong>de</strong> rodillas sobre un cojín al lado <strong>de</strong> una Olivetti, en pie saliendo <strong>de</strong> la habitación,remangándose la falda como <strong>de</strong>spedida o simplemente en la postura higiénica<strong>de</strong> doblarse a recoger el jabón que ha resbalado al suelo <strong>de</strong> la bañera (<strong>de</strong> este suceso143


probable no hay rastro en la colección <strong>de</strong> Fulvio Ferrari, en Turín) fue porque buscabasiluetas <strong>para</strong> sus muebles, perfiles aerodinámicos <strong>para</strong> sus bólidos, conformaciones armónicas<strong>para</strong> la arquitectura, curvaturas que congregaran la máxima eficacia y la máximabelleza. No fue comprendido: en no pocas ocasiones ofendido, acusado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lospúlpitos, penalizado. Su <strong>de</strong>voción anatómica por las nalgas, su teoría estética <strong>de</strong> la redon<strong>de</strong>zy la <strong>de</strong>nsidad, su <strong>de</strong>jarse llevar por la suavidad <strong>de</strong> las olas, su afecto por la caricia<strong>de</strong> la mano o <strong>de</strong>l ojo que recorre con lentitud dunas y toboganes, salvo en su propiaobra doméstica, no tuvo repercusiones ilustres. No tuvo discípulos: tampoco here<strong>de</strong>roscapaces. Las disciplinas artísticas, driblándolo, han pasado al lado <strong>de</strong> Carlo Mollino sintocarlo. Ningún postulado arquitectónico, ningún <strong>para</strong>digma ha querido hundir en élsus raíces. Ninguna metáfora. La arquitectura redonda y blanda <strong>de</strong> principios <strong>de</strong>l XXI noproce<strong>de</strong> <strong>de</strong> aquí. Carlo Mollino es el arquitecto frívolo que, si hubiera querido tener <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>nciafecunda, <strong>de</strong>bía <strong>de</strong> haber copulado con Adolf Loos (no con Arne Jacobsen)y así haber engendrado una criatura nueva e intermedia, dichosa y feliz: un minotauromo<strong>de</strong>rno capaz <strong>de</strong> salir <strong>de</strong>l laberinto acompañado <strong>de</strong> las siete vírgenes atenienses alas que ha preferido no <strong>de</strong>vorar. Carlo Mollino (que es uno <strong>de</strong> los fundadores <strong>de</strong>l kitsch)tenía modales <strong>de</strong> dandi: le gustaba vestir batines <strong>de</strong> seda y kimonos sin ropa interior(era libidinoso); peinarse el bigote y recortarle las puntas; <strong>de</strong>pilarse los orificios nasales;afeitarse en casa las cejas; teñirse las canas (aunque no con betún <strong>de</strong>l calzado,como hacía Francis Bacon) y usar esporádicamente bastón. Carlo Mollino tiene algo <strong>de</strong>Ama<strong>de</strong>o Modigliani (por elegir un prece<strong>de</strong>nte entre sus compatriotas) y algo <strong>de</strong>l JeanAuguste Dominique Ingres (entre los franceses lascivos enmascarados con la mitologíay con oriente), algo <strong>de</strong> Félicien Rops (entre los que pintaron mujeres crucificadas) y unpoco, como no podía ser menos en un caso <strong>de</strong> traseros y espejos, <strong>de</strong>l Velázquez quepintó la Venus <strong>de</strong>l espejo <strong>para</strong> que una sufragista inglesa la acuchillara en 1914 catorceveces exactas. Carlo Mollino era <strong>de</strong>moníaco e ingenuo, perverso y limpio. Éstas no son,sin embargos, sus contradicciones mayores.144


Reivindicación <strong>de</strong> Giulio RomanoGulio Romano hizo dieciséis dibujos en los que podían verse a un hombre y a una mujercopulando: en los prolegómenos <strong>de</strong> la cópula o durante el acto. Dieciséis dibujosen los que una pareja fornica cada vez en una postura distinta, en un lugar diferente,sobre un suelo cambiante. Al parecer los dibujó en Roma hacia el año 1524, antes <strong>de</strong>partir hacia Mantua a la corte <strong>de</strong> los Gonzaga. Aún los historiadores <strong>de</strong>l arte no sabenporqué se arriesgó dibujándolos: si lo hizo <strong>para</strong> <strong>de</strong>mostrar sus conocimientos <strong>de</strong> anatomía,<strong>para</strong> ejercitarse con el <strong>de</strong>snudo, <strong>para</strong> investigar las leyes <strong>de</strong> la acrobacia, <strong>para</strong>experimentar con las posibilida<strong>de</strong>s combinatorias <strong>de</strong> dos cuerpos enredados y compenetrados,<strong>para</strong> cumplir un encargo <strong>de</strong>l que no hubo contrato, <strong>para</strong> comerciar comoautónomo con su producción, <strong>para</strong> entretenerse o <strong>para</strong> satisfacer alguna carencia personale inconfesable. No se conocen ni las razones ni las circunstancias ni las formas<strong>de</strong>, los así llamados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces, I Modi. Que se sepa, ninguno <strong>de</strong> ellos se conservóintacto hasta el siglo siguiente. Marcantonio Raimondi los vio antes <strong>de</strong> que se perdierany, prendado <strong>de</strong> ellos (tal vez excitado), los copió y los grabó al buril y, tomandola iniciativa, se entretuvo en estampar una primera edición que soliviantó a toda la curiaromana <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberle levantado el ánimo al papa. El grabador fue con<strong>de</strong>nado ala cárcel y sus estampas con<strong>de</strong>nadas a la <strong>de</strong>strucción. Pietro Aretino (lo cuenta Vasarial referirse a Raimondi) conoció los grabados y se inspiró: compuso dieciséis sonetos<strong>para</strong> acompañar con la letra a cada una <strong>de</strong> las escenas, <strong>para</strong> añadirle a la imagen orificiosy lubricantes verbales. Es muy probable que en 1527 se hiciera en Venecia unaedición conjunta <strong>de</strong> los grabados y <strong>de</strong> los poemas, un libro en el que la propuesta amatoria<strong>de</strong> cada estampa venía auxiliada por los diecisiete versos -<strong>de</strong> cuando en cuandoprocaces- <strong>de</strong> aquellos sonetos renacentistas que le ponían música al sexo. Ninguno<strong>de</strong> estos ejemplares sobrevivió a la aniquilación. Lo que se sabe <strong>de</strong> I Modi <strong>de</strong>l pintor yarquitecto Giulio Romano (1499-1546) y <strong>de</strong> la interpretación <strong>de</strong> Marcantonio Raimondi(1475-1534) es <strong>de</strong>bido, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> por la literatura, por una versión posterior, con todaprobabilidad clan<strong>de</strong>stina, incompleta y con xilografías mediocres (“hecha en un lugar<strong>de</strong>sconocido y en una fecha incierta” dice la profesora Ana Ávila en su introducción <strong>de</strong>Los Modi y los Sonetos lujuriosos), que, sin embargo, tiene la capacidad <strong>de</strong> trasmitir147


algo <strong>de</strong> lo que tal vez fueron esos dibujos ignotos. De esa versión se conoce el ejemplarconocido como Toscanini por ser este uno <strong>de</strong> sus propietarios. Estos dibujos <strong>de</strong> GiulioRomano (alguna vez atribuidos erróneamente a su maestro en pintura, Rafael Sanzio)son otra <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong>l hombre perdidas <strong>para</strong> el arte, no por extravío ni a causa <strong>de</strong>la catástrofe sino por la voluntad censora y esquilmadora <strong>de</strong> algún gobernante (GianMatteo Giberti se llamaba uno <strong>de</strong> ellos). También es uno <strong>de</strong> los casos <strong>de</strong> supervivencia<strong>de</strong> una obra que se resiste a morir, <strong>de</strong> cómo se pue<strong>de</strong> eludir la extinción <strong>de</strong> una especie:reproduciendo, copiándose unos a otros, <strong>de</strong>bido a aquellos que aprovecharon laspruebas <strong>de</strong> impresión <strong>de</strong> Raimondi, o los pliegos que fueron <strong>de</strong>sechados, o quizás una<strong>de</strong> las tiradas <strong>de</strong>fectuosas que fueron recogidas <strong>de</strong> la basura <strong>de</strong> la imprenta por alguienque las aprovechó, que las adulteró sin mala intención y las reeditó y así, basándoseunos en otros, fueron dándole continuidad a la obra. Añadiendo y quitando, unos pordarle más volumen al miembro <strong>de</strong>l macho o por incorporar espectadores al ejerciciodocente <strong>de</strong> la encarnación, otros por rejuvenecer a las amantes y hacerlas ágiles comogacelas, entre todos consiguieron que no se perdiera la memoria al completo, que lasposturas pudieran ser imitadas por las generaciones siguientes, repetidos los modos<strong>de</strong> amarse, clonados los prototipos gimnásticos. I Modi es consi<strong>de</strong>rada, por una parte<strong>de</strong> la ética, como una mancha escandalosa en el expediente <strong>de</strong> Giulio Romano y, poruna parte <strong>de</strong>spreciable <strong>de</strong> la crítica, como una aberración en su catálogo artístico. Poco<strong>de</strong>l Palacio <strong>de</strong>l Té <strong>de</strong> Mantua, <strong>de</strong> la arquitectura y la pintura que lo <strong>de</strong>terminan, <strong>de</strong>lprograma iconográfico que lo cualifica, hubiera sido igual (acaso viable) sin los Modi,sin este ejercicio <strong>de</strong> la fantasía, sin esta contemplación <strong>de</strong> los sucesos en primer planoy en riguroso directo (sin ellos no hubiera habido ni frescos en los techos ni caballosapostados sobre los dinteles algunas puertas); sin el prece<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> los modos <strong>de</strong> penetrarseno hubiera sido posible ninguna <strong>de</strong> las batallas cuerpo a cuerpo. Igual ocurrecon la obra <strong>de</strong> Carlo Mollino respecto a su interés por las curvas femeninas traseras:si no las hubiera <strong>foto</strong>grafiado el Teatro Regio no podría tener la planta propuesta. Laarquitectura erótica, bien lo supieron Giulio Romano y Carlo Mollino, no existe más queen el <strong>de</strong>svarío <strong>de</strong> los sueños febriles. Lo que proponen Giulio Romano y Carlo Mollinoes el gozo <strong>de</strong>l erotismo <strong>de</strong> la arquitectura.148


Custodia <strong>de</strong> Juan <strong>de</strong> Arfe con retrato <strong>de</strong> Diego ParraEl arquitecto Juan <strong>de</strong> Arfe y Villafañe se <strong>de</strong>dicó entre 1580 y 1587 a la construcción enplata importada <strong>de</strong> la mayor calidad <strong>de</strong> una custodia monumental <strong>de</strong> no menos <strong>de</strong> trescientoskilos <strong>de</strong> peso y <strong>de</strong> más <strong>de</strong> tres metros <strong>de</strong> altura, ocupado en labrar un edificiosimétrico <strong>de</strong> base hexagonal, formado por cinco cuerpos superpuestos y menguantessegún ascien<strong>de</strong>n, <strong>de</strong>stinado a sacar en procesión el Cuerpo <strong>de</strong> Cristo en su versióneucarística: es inútil <strong>para</strong> cualquier otra función. Esta Custodia <strong>de</strong> exterior, así como lasque proyectó <strong>para</strong> las catedrales <strong>de</strong> Ávila y <strong>de</strong> Valladolid (su padre se ocupó <strong>de</strong> la <strong>de</strong>Santiago <strong>de</strong> Compostela; su abuelo <strong>de</strong> las <strong>de</strong> León, Toledo y Córdoba), es un híbridoentre un sagrario ampuloso y una hipótesis cilíndrica <strong>de</strong>l templo <strong>de</strong> Salomón, entre elbaldaquín torso <strong>de</strong> San Pedro en el Vaticano y el pequeño templo <strong>de</strong> San Pedro en elMonte (entre Bernini y Bramante), entre la torre <strong>de</strong> Babel y un obelisco hueco. Es unajaula y una vitrina que sólo asume el riesgo <strong>de</strong> salir a la calle el jueves anual que correspon<strong>de</strong>a la celebración <strong>de</strong>l Corpus Christi. Si no llueve, a las ocho y media <strong>de</strong> la mañana<strong>de</strong> ese jueves sagrado, como si fuera <strong>de</strong> un hormiguero, empieza a emerger el cortejopor la Puerta <strong>de</strong> san Miguel. Comienza la procesión <strong>de</strong> la carne con el séquito <strong>de</strong> niñoscarráncanos precediendo al Guión Sacramental <strong>de</strong> la Archicofradía <strong>de</strong>l Sagrario (losniños carráncanos, ceriferarios y cirioprestes, que visten túnica roja bajo el alba, no sonmonaguillos; la Archicofradía Sacramental <strong>de</strong>l Sagrario es la única que mantiene enactivo esta corte <strong>de</strong> infantes <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su fundación). A ellos les siguen los representantesoficiales <strong>de</strong> las ciento cincuenta y una hermanda<strong>de</strong>s y asociaciones <strong>de</strong> gloria <strong>de</strong> laciudad. A continuación, por expreso <strong>de</strong>seo <strong>de</strong>l arzobispo, que es también car<strong>de</strong>nal, yeste año por primera vez en la historia, saldrá <strong>de</strong> la Catedral la imagen <strong>de</strong> Santa Ángela<strong>de</strong> la Cruz, y vendrá acompañada por las representaciones ilustres <strong>de</strong> veintitrés hermanda<strong>de</strong>s<strong>de</strong> penitencia (con la talla <strong>de</strong> la monja, que es <strong>de</strong> escasa calidad y avanzatrasportada en volandas por cofra<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la Hermandad <strong>de</strong> la Amargura, viaja una reliquia<strong>de</strong> la esta santa reciente y conventual). Después <strong>de</strong>l estreno procesional <strong>de</strong> estepaso proce<strong>de</strong> el paso histórico <strong>de</strong> las santas Justa y Rufina, cada una a un lado <strong>de</strong> unaGiralda <strong>de</strong> tamaño equivalente a sus figuras, ambas vigilando que la torre no se caigacon los movimientos, las tres perseguidas por otras nueve hermanda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> penitencia155


(con las insignias basilicales <strong>de</strong> la Hermandad <strong>de</strong>l Gran Po<strong>de</strong>r y <strong>de</strong> la Hermandad <strong>de</strong>la Macarena), algunas congregaciones y doce hermanda<strong>de</strong>s sacramentales. Tras lashermanas trianeras, martirizadas por negarse a adorar a Venus, viaja el santo etimólogo,el obispo san Isidoro cubierto con su mitra y apoyado en su báculo. Su paso, quelleva en los rincones cuatro cirios blancos, le abre camino a otra cohorte <strong>de</strong> veintinuevehermanda<strong>de</strong>s sacramentales or<strong>de</strong>nadas según su antigüedad, siendo la Hermandad<strong>de</strong>l Buen Fin y la Hermandad <strong>de</strong> Santa Cruz las que respectivamente van en los extremos.Detrás <strong>de</strong> Isidoro su hermano Leandro, también santo y obispo, también labradoen plata magnífica, presidiendo la sección compuesta por otras quince hermanda<strong>de</strong>ssacramentales (y ya van cincuenta y seis, incluidas ahora la Hermandad <strong>de</strong> Santiagoy la Hermandad <strong>de</strong>l Divino Salvador) y por las comisiones bélicas <strong>de</strong> los ejércitos nacionales,tanto el <strong>de</strong> tierra como el <strong>de</strong>l mar y el <strong>de</strong>l aire, así como dos comandantesmilitares portando el pendón <strong>de</strong> San Fernando, que fue otro santo guerrero y matador,otro rey <strong>de</strong> espada <strong>de</strong>senvainada que viste corona y armiño. Es a la imagen <strong>de</strong> sanFernando a la que acompaña la banda <strong>de</strong> municipal <strong>de</strong> música (que ya se iba echando<strong>de</strong> menos); es al conquistador <strong>de</strong> Sevilla al que flanquean los representantes <strong>de</strong> lapolicía y <strong>de</strong> la cámara <strong>de</strong> comercio, <strong>de</strong> los colegios profesionales (incluido el <strong>de</strong> arquitectos)y <strong>de</strong> las jefaturas, <strong>de</strong>l ateneo y <strong>de</strong> la universidad, <strong>de</strong> las aca<strong>de</strong>mias ilustres y <strong>de</strong>lcuerpo consular, <strong>de</strong> acción católica y <strong>de</strong> las asociaciones <strong>de</strong> caridad, <strong>de</strong> las ór<strong>de</strong>nesciviles y militares y <strong>de</strong>l consejo <strong>de</strong> cofradías. Van todos ellos alegres y acalorados bajolos toldos que cubren a tramos las calles, pisando el romero y la juncia y machacandolos escasos pétalos que ha caído <strong>de</strong> los balcones al suelo, contándose las noveda<strong>de</strong>s<strong>de</strong>l año, echando <strong>de</strong> menos al rector <strong>de</strong>l año anterior y al cónsul recientemente cesado.Hablan entre murmullos <strong>para</strong> que los espectadores no los acusen <strong>de</strong> escándalo, puesya viene el paso <strong>de</strong> la Inmaculada Concepción, María con las manos unidas en señal <strong>de</strong>alabanza, María sin pecado soportada por cabezas aladas, María virginal sintiendo quesu seno ya ha sido ocupado. El <strong>de</strong> María Inmaculada es el paso número seis. En el séptimoviene su hijo, un niño tallado por el imaginero Juan Martínez Montañés que llevaclavadas en la cabeza las tres potencias divinas, tras rayos <strong>de</strong> fuego, tres luces capitalesen un niño con faldas expuesto en un templete también <strong>de</strong> plata. Esta exaltación <strong>de</strong>la infancia aristocrática, este muñeco vestido <strong>de</strong> tul que levanta sus dos manitas <strong>de</strong> juguetehacia el pueblo, es lo que más le extraña a Mijail Ivanoviċ Kalinin, que ahora tieneque apartarse <strong>para</strong> que pasen las representaciones religiosas que le sirven <strong>de</strong> séquito aJesusito (las <strong>de</strong>l Seminario Diocesano, las <strong>de</strong> las Ór<strong>de</strong>nes Terceras <strong>de</strong> las Comunida<strong>de</strong>sReligiosas y las <strong>de</strong> los diáconos). Al extranjero, el paso con la Custodia Pequeña quese ha <strong>de</strong>tenido a su lado no le extraña porque ya, por no enten<strong>de</strong>r, no compren<strong>de</strong> nada<strong>de</strong> lo que ve: no sabe, por ejemplo, que en ese edificio resi<strong>de</strong> la Santa Espina, una <strong>de</strong>las espinas sagradas que se clavaron en la cabeza <strong>de</strong> Cristo durante su pasión nazarena,una <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s reliquias porque tuvo contacto carnal con el Salvador. Es poresta razón que la siguen la vanguardia <strong>de</strong> las fuerzas mayores: el Tribunal Eclesiástico,el Clero Secular, la Curia Diocesana, la Universidad <strong>de</strong> Curas Párrocos, la Coral <strong>de</strong> laCatedral, los Niños Seises (bailarines), la Real Maestranza, el Cabildo Catedralicio y elArzobispo Coadjutor. El Arzobispo Titular, el Car<strong>de</strong>nal luciendo sus galas mejores, viene<strong>de</strong>trás acompañando a la Sagrada Custodia Mayor, a la que contiene no un trozo <strong>de</strong>zarza sino el cuerpo transubstanciado <strong>de</strong> Cristo, la Hostia redonda, el Pan convertidoen alimento divino. Con el Arzobispo y la Forma, custodiándola a ella, la formación enhilera <strong>de</strong> las primeras y principalísimas autorida<strong>de</strong>s municipales, regionales y estatales,<strong>de</strong>fendidas por la Compañía <strong>de</strong> Honores <strong>de</strong>l Ejército, cuyos soldados no han querido<strong>de</strong>jar sus armas en el cuartel. Como <strong>de</strong> Juan <strong>de</strong> Arfe (1535-1603) no nos ha llegado alpresente ni siquiera un bosquejo, un boceto por el que pudiéramos imaginar cuál erasu aspecto, acompaña a este informe un retrato <strong>de</strong> otro que quizás también fue arquitecto,<strong>de</strong> otro <strong>de</strong>dicado a la contemplación y a la orfebrería.156 157


Alexan<strong>de</strong>r Ródchenko en monoEn la autobiografía que Ródchenko se escribe en 1939 en tercera persona (en 1922había escrito otra más breve a la que puso por título Lo que Ródchenko fue el primeroen proclamar y <strong>de</strong>sarrollar [lo más importante]) dice <strong>de</strong> sí mismo que él es, en esenciay en primer lugar, un fotógrafo (se consi<strong>de</strong>ra un propagandista <strong>de</strong>l socialismo que usacomo medio la <strong>foto</strong>grafía). Armado con su Leika negra con cuerpo <strong>de</strong> níquel y vidrio(las cámaras que usó con mayor frecuencia fueron: una Iochim 9x12; una VestpoketKodak y una Leika) lo que quiere es “mostrar un mundo que la gente no ha aprendidoaún a ver, nuevas perspectivas, nuevos puntos <strong>de</strong> vista, nuevas formas… con enfoquesnuevos… todo lo nuevo, joven y original”. Su cámara Leika fue <strong>foto</strong>grafiada <strong>de</strong>s<strong>de</strong>arriba, junto a su cua<strong>de</strong>rno <strong>de</strong> notas y a su pluma estilográfica <strong>de</strong>stapada, los tresobjetos compuestos como Morandi componía los elementos <strong>de</strong> sus bo<strong>de</strong>gones, <strong>para</strong>la portada <strong>de</strong>l primer número <strong>de</strong> la revista Jurnalist (Zhurnalist) en 1930. La <strong>foto</strong>grafíapublicada en la cubierta no es aquella en la que la cámara posa en una postura en laque parece estar <strong>de</strong> pie, <strong>para</strong>lela al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong>l bloc, con el objetivo horizontal, como enno pocas ocasiones se ha afirmado, sino aquella otra en la que la Leika está tumbada,con el objetivo extendido hacia arriba, ortogonal al suelo, fálico, enseñando la lentevigilante. No se trata <strong>de</strong> un <strong>foto</strong>montaje (Ródchenko es el primero que en la URSShizo <strong>foto</strong>montajes): es la exhibición <strong>de</strong>l armamento. Mijáil Kaufman es el autor <strong>de</strong> la<strong>foto</strong>grafía <strong>de</strong> 1922 en la que Ródchenko (hijo <strong>de</strong> un artesano que construía <strong>de</strong>corados<strong>para</strong> un teatro <strong>de</strong> la Avenida Nevski <strong>de</strong> San Petersburgo) posa vestido con un mono <strong>de</strong>obrero industrial, enfundado en un hábito áspero que había diseñado <strong>para</strong> sí mismo.Los bolsillos gigantes, rematados en piel, pue<strong>de</strong>n escon<strong>de</strong>r escuadras y cartabones,soportar herramientas <strong>de</strong>smesuradas, transportar hoces afiladas sin temor a rebanarselos <strong>de</strong>dos, o los muslos. Ródchenko fuma. Ródchenko, que prefería los cigarrillos <strong>de</strong>la marca Ira (“Solo nos quedaremos <strong>de</strong>l viejo mundo con los cigarrillos Ira” escribióMayakovski <strong>para</strong> un cartel publicitario compuesto en 1923 por Ródchenko <strong>para</strong> la marca<strong>de</strong> cigarrillos Ira) fuma en pipa. Ródchenko pa<strong>de</strong>ce alopecia: si no lleva puesto elsombrero (como lo llevaba aquel día <strong>de</strong> mayo en el que fue <strong>foto</strong>grafiado apoyado enla barandilla <strong>de</strong> la escalera <strong>de</strong> acceso al pabellón <strong>de</strong> Mélnikov), o la gorra con estrella159


y dos botones simétricos (como la <strong>de</strong>l obrero <strong>de</strong> la cubierta <strong>de</strong>l número 6 <strong>de</strong> la revistaNovi Lef), su calvicie redonda se impone, abre un cráter en cualquier <strong>foto</strong>grafía (comoen la tipo carné <strong>de</strong> su permiso <strong>de</strong> resi<strong>de</strong>ncia en Francia). Lo que cuelga atado en un clavo<strong>de</strong>trás <strong>de</strong> él en la <strong>foto</strong>grafía que le hizo su amigo Mijáil Kaufman son algunas piezas<strong>de</strong> la serie <strong>de</strong> objetos titulada Planos reflectores <strong>de</strong> luz, circunferencias <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra <strong>para</strong>El círculo en el círculo. Construcción espacial nº 9, fabricado en 1920-21 y replicadoen 1985, cuadrados recortados <strong>de</strong> un tablero <strong>para</strong> El cuadrado en el cuadrado y, apoyadosen el suelo y en la pared, triángulos equiláteros <strong>para</strong> El triángulo en el triángulo.Construcción espacial nº 13, fabricado en 1920-21 y reeditado en 1993. Por ningúnlado óvalos <strong>para</strong> El óvalo en el óvalo, la única <strong>de</strong> las construcciones que, refugiada enel MOMA, se salvaría <strong>de</strong> la <strong>de</strong>strucción.160


Primer plano <strong>de</strong> Alexan<strong>de</strong>r RódchenkoVárvara Fiódorovna Stepánova está enterrada en el cementerio <strong>de</strong>l monasterio Donskoi.Nació el 9 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1894 en Kovno, Kaunas, y murió en Moscú el veinte <strong>de</strong> 20<strong>de</strong> 1958, don<strong>de</strong> vivía con Alexan<strong>de</strong>r Ródchenko <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1916, a quien conoció en laEscuela <strong>de</strong> Bellas <strong>de</strong> Artes <strong>de</strong> Kazán cuando ambos eran estudiantes. Stepánova, hija<strong>de</strong> Fiodor Ivanovich Stepanov y <strong>de</strong> Alexandra Ivanovna Stepánova, ambos funcionarios,se casó en 1911 con el arquitecto Dimitri Fiodorov (que otros, al igual que prefierenFédorovna en vez <strong>de</strong> Fiódorovna, escriben Fe<strong>de</strong>rov), <strong>de</strong> quien aún no se había divorciadoen 1925, cuando Ródchenko viajó a París <strong>para</strong> construir el Club Obrero y, quizás,<strong>de</strong>cidir los colores con que habría <strong>de</strong> pintarse el pabellón <strong>de</strong> Mélnikov (Ródchenko seatribuye la elección <strong>de</strong> los colores con los que se pintaron los pabellones, las salasy los stands <strong>de</strong> la participación <strong>de</strong> la URSS en la Internacional <strong>de</strong> Artes Decorativase Industrias Mo<strong>de</strong>rnas <strong>de</strong> 1925 en París. La paleta la redujo al rojo, al blanco, al grisy al negro. Después <strong>de</strong> algunas dudas se atrevió a pintar <strong>de</strong> negro el suelo <strong>de</strong>l ClubObrero; fue su apuesta más arriesgada y, con toda seguridad, la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> la quemás se alegró). Trabajó como contable y mecanógrafa entre 1915 y 1917, año en elque comienza a escribir poesía no objetiva (basada en combinaciones <strong>de</strong> sonidos); en1919 empieza a trabajar con la pintura figurativa y a ilustrar libros. Des<strong>de</strong> 1920 a 1921fue secretaria <strong>de</strong>l Grupo <strong>de</strong> Análisis Objetivo <strong>de</strong> los constructivistas. En 1922 realizaescenografías y diseña vestuarios teatrales (bocetos <strong>de</strong>l vestuario, maquetas <strong>de</strong>l mobiliario,dibujos y mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong>l atrezo <strong>para</strong> el espectáculo La muerte <strong>de</strong> Tarelkin, <strong>de</strong> 1922,fueron expuestos, por insistencia <strong>de</strong> Ródchenko, en una <strong>de</strong> las salas <strong>de</strong>l Grand Palais<strong>de</strong>dicadas al sector soviético en la Exposición). En 1924 i<strong>de</strong>a estampados <strong>para</strong> tejidosy ropa <strong>de</strong>portiva como profesora <strong>de</strong> la Escuela <strong>de</strong> Diseño Textil <strong>de</strong> los Vkhutemas (losTalleres Superiores Artísticos y Técnicos <strong>de</strong>l Estado, fundados en 1920, que otros grafíanVujtemas, porque no hay en castellano ni un conjunto <strong>de</strong> reglas fijas ni un sistemaúnico <strong>de</strong> trascripción <strong>de</strong> lenguas escritas en alfabetos no latinos a alfabetos con caractereslatinos). A partir <strong>de</strong> 1926 se ocupa <strong>de</strong> la edición y diseño <strong>de</strong> diversas revistasy libros <strong>de</strong> la editorial Transpechat. En 1932 comienza a colaborar con Ródchenko enla edición <strong>de</strong> álbumes <strong>foto</strong>gráficos, colaboración que se mantiene hasta su muerte163


(Ródchenko muere dos años antes que ella). Ródchenko y Stepánova no se casaronhasta 1942, que fue el año en el que se registraron como pareja en el Registro Civil <strong>de</strong>Molotov (tuvieron una hija, Várvara Ródchenko, que a mediados <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1925 pesaba12 libras y ¾ y que, ya huérfana, dijo que <strong>de</strong> los artistas españoles a quien elegíasu padre fue a Velázquez y a Goya). Ella fue repetidamente estenografiada, vestida y <strong>foto</strong>grafiadapor el propio Ródchenko: construyó símbolos y fue, ella misma, usada comosímbolo. De 1924 es la <strong>foto</strong>grafía en la que Várvara, sentada y con las piernas cruzadas,viste un vestido a rayas con lunares <strong>de</strong> líneas <strong>de</strong>splazadas que ha diseñado ella misma;Várvara lleva el pelo corto y mira hacia la izquierda, un poco hacia atrás, con la bocaentreabierta, y calza sandalias <strong>de</strong> suela gruesa. Entre 1925 y 1927 Ródchenko (quecuando la conoció trabajaba como mecánico <strong>de</strong>ntista en Kazán) la retrató varias veces:primeros planos con abalorios, con collares <strong>de</strong> perlas y con pañuelos; con algunos <strong>de</strong>sus primeros planos hace experimentos con el color. En 1926, ya experto en la visióndiagonal, experimentado en mirar en escorzo y habituado al ángulo agudo, <strong>foto</strong>grafióel Edificio Mosselprom y las Columnas <strong>de</strong>l Museo <strong>de</strong> la Revolución; en 1929 <strong>foto</strong>grafió<strong>de</strong>s<strong>de</strong> abajo, trepanando el aire, transparente y firme, La torre Shujov; en 1936 <strong>foto</strong>grafiófrontal, cónica y giratoria, una Pirámi<strong>de</strong> <strong>de</strong> mujeres; en todas las imágenes hayalgo <strong>de</strong> la Várvara humana y carnal, soviética y constructiva, contraria y enemiga <strong>de</strong> laBarbie asexuada, <strong>de</strong> la que Ródchenko estaba enamorado. Ródchenko no tiene pelo:“no tengo pelo, soy un pez”, escribió Leopoldo María Panero en su Piedra negra o <strong>de</strong>ltemblar. Ródchenko es un pez. El retrato que le hizo Kourigin en 1947 es el <strong>de</strong> un ceñofruncido, el <strong>de</strong> una frente con surcos, el <strong>de</strong> la carne impresionada por tres uves abiertas,<strong>de</strong>finida por las agallas <strong>de</strong> un selacimorfo.164


Várvara Stepánova <strong>de</strong>s<strong>de</strong> MoscúCuando Alexan<strong>de</strong>r Ródchenko llega a París el 23 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1925 <strong>para</strong> encargarse<strong>de</strong> la construcción y montaje <strong>de</strong>l Club Obrero que había proyectado <strong>para</strong> el edificiolevantado en las Galeries <strong>de</strong>s Bois <strong>de</strong> la explanada <strong>de</strong> los Inválidos (una <strong>de</strong> las cuatrointervenciones con las que participó la URSS en la Exposición Internacional <strong>de</strong> ArtesDecorativas e Industrias Mo<strong>de</strong>rnas <strong>de</strong> París, en la que Konstantin Stepanovich Mélnikov[1890-1974] levantó, tras haber ganado el concurso convocado al efecto, el PabellónNacional <strong>de</strong> la Unión Soviética), las cosas que más le llamaron la atención, según le escribeen sus primeras cartas a su compañera, Várvara Fiódorovna Stepánova (Várvarase ha quedado en Moscú con la hija <strong>de</strong> ambos y la madre <strong>de</strong> Ródchenko), son: que lacama <strong>de</strong> la buhardilla que ha alquilado por 15 francos al día sea doble; que en el lavabohaya un grifo <strong>de</strong>l se que pue<strong>de</strong> hacer salir agua caliente y otro <strong>de</strong>l que se pue<strong>de</strong> sacaragua fría; que un café cueste tres francos; que sea primavera y, no obstante, nieve; quela ciudad tenga un tráfico tan intenso; que haya bidé en su habitación; haber visto a unhombre vendiendo <strong>foto</strong>grafías in<strong>de</strong>centes; que le quitaran sus cigarrillos en la aduana;que los anuncios publicitarios, que los carteles que por ahora ha visto, sean <strong>de</strong> tan bajacalidad, al contrario <strong>de</strong> lo que sucedía con los que vio en Berlín; que los parisinos seacuesten tan temprano; que los parisinos se levanten tan temprano; haberse podidocomprar por solo 80 rublos un traje, un par <strong>de</strong> zapatos, unos tirantes, algunos cuellosalmidonados y algunos calcetines (no precisa cuantos); que la mayoría <strong>de</strong> las mujeresluzcan un corte <strong>de</strong> pelo masculino, <strong>de</strong>l mismo modo que lo lleva ella (Várvara, apenascumplidos 30 años, a la espera en Moscú, a la que amorosamente llama «mulichka», es<strong>de</strong>cir, «vaquita», al igual que él, no pocas veces, firma sus cartas como «Tu shmulka»,como tu «Tu vaquita». El recurso a la zoología mimosa es frecuente en su correspon<strong>de</strong>ncia,siempre numerada <strong>para</strong> así po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>tectar los extravíos: tu perrita, tu gatita, tumulo y tu hámster son saludos y <strong>de</strong>spedidas habituales entre ellos); que las mujeresvistan con faldas cortas y con medias <strong>de</strong> color oscuro; que la cantidad <strong>de</strong> vehículosque circulan por la calles sea tal que exija a los peatones cruzarlas a la carrera; quelos autobuses sean muy gran<strong>de</strong>s y que, en ocasiones, pasen hasta diez seguidos, casicomo si se tratara <strong>de</strong> una manada <strong>de</strong> rinocerontes; que no haya caballos y, sin embargo,167


abun<strong>de</strong>n los chóferes rusos; que por la noche todo esté iluminado; que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lejos sevea la torre <strong>de</strong>l pabellón proyectado por Mélnikov (Ródchenko acusa a Mélnikov <strong>de</strong>aprovecharse, cuando no <strong>de</strong> apropiarse, <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong>l arquitecto ruso Poliakov, queentonces ya tenía estudio en París, así como <strong>de</strong> abusar <strong>de</strong> su ayuda y <strong>de</strong> su auxiliocomo traductor. Aunque colaboraron en alguna ocasión Ródchenko no tuvo nunca conMélnikov muy buenas relaciones: alguna vez, aunque nunca en su cara, afirmó estarharto <strong>de</strong> él); que París se parezca más a Moscú que a Berlín (ciudad en la que apenas,cuando venía <strong>de</strong> camino, paró durante unas 10 horas, “aunque trataba <strong>de</strong> <strong>de</strong>vorarlo[todo] con los ojos”, le dice a Várvara en su carta <strong>de</strong>l 24 <strong>de</strong> marzo); que el pabellón<strong>de</strong> Mélnikov esté casi terminado cuando aún falta más <strong>de</strong> un mes <strong>para</strong> inaugurarlo(Ródchenko, con la cámara ICA 4x6,5 mm que se acababa <strong>de</strong> comprar en París, lo<strong>foto</strong>grafió por primera vez en estado <strong>de</strong> esqueleto, durante una visita <strong>de</strong> obra que hizoMélnikov cuando se estaba concluyendo el armazón estructural <strong>de</strong> puntales y vigas<strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra. Mélnikov es el tercero por la <strong>de</strong>recha, el que sin quitarse el sombrero mirahacia arriba, a los dos operarios que han <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> trabajar <strong>para</strong> aten<strong>de</strong>r a la cámara);que la calidad artística <strong>de</strong> la exposición sea inferior a la <strong>de</strong> la exposición Pansoviética<strong>de</strong> Agricultura y Artesanía <strong>de</strong> 1923 en Moscú; que en el metro se pueda viajar durantetodo el día con el mismo billete siempre que no se salga al exterior; que la tecnología<strong>de</strong> los anuncios luminosos sea tan avanzada respecto a la rusa; que en el Olympiabailen foxtrot y las mujeres sean allí “feas e infinitamente horrorosas”, según escribe aldía siguiente, el 25 <strong>de</strong> marzo (Ródchenko, durante los cerca <strong>de</strong> dos meses que permanecióen París, le escribió a Várvara casi todos los días; el día 30 <strong>de</strong> mayo, festividad enla ecúmene <strong>de</strong> san Fernando, no lo hizo); que todo resulte aquí tan barato <strong>para</strong> quien,como él, cobra un sueldo soviético; que los parisinos se laven con tanta frecuencialos genitales; que los franceses hagan el amor; que los franceses usen la expresiónhacer el amor (en una carta <strong>de</strong> principios <strong>de</strong> mayo le predice a Várvara que “las casasexplotarán a causa <strong>de</strong>l continuo follar y <strong>de</strong>l lavado <strong>de</strong> órganos sexuales, y las camasdobles se encabritarán echando fuera a los flácidos cuerpos sifilíticos”); que se rindaculto a la mujer como se rin<strong>de</strong> culto a un objeto, al queso azul o a las ostras; que estén<strong>de</strong> moda las mujeres al “estilo Picasso”, con “ca<strong>de</strong>ras estrechas y largas, sin pecho ysin dientes, con los brazos espantosamente largos y <strong>de</strong>formes, cubiertos <strong>de</strong> manchasrojas” según se traduce en Cartas <strong>de</strong> París. Alexan<strong>de</strong>r Ródchenko (La Fábrica Editorial,Madrid, 2009. ISBN 978-84-92498-59-8). Antes <strong>de</strong> que acabe marzo Ródchenko ya hacomenzado a criticar a Occi<strong>de</strong>nte, <strong>de</strong>nostándolo cuando lo com<strong>para</strong> con el Oriente queañora. En Occi<strong>de</strong>nte, es <strong>de</strong>cir, en Francia (<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Berlín hacia el Oeste), todo es or<strong>de</strong>ny abominación, mientras en Oriente, es <strong>de</strong>cir, en la URSS, todo es sano y sencillo. Ensu primera carta Várvara le habla a Alexan<strong>de</strong>r <strong>de</strong> su tristeza; <strong>de</strong> su preocupación porla comida; <strong>de</strong> su interés por saber en qué idioma habla en esa ciudad extranjera (El23 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1925 Ródchenko conoció en París a Theo van Doesburg (1883-1931), aquien calificó como “arquitecto <strong>de</strong> izquierdas” y con quien no pudo hablar por la simplerazón <strong>de</strong> que cada uno se expresaba en un idioma distinto); <strong>de</strong> su aburrimiento sin él,pues ella no tiene con quién hablar; <strong>de</strong> la tardanza <strong>de</strong> las cartas; <strong>de</strong> la escritura en elvacío y <strong>de</strong> la risa que le produce imaginárselo vistiendo cuellos almidonados. VárvaraFiódorovna Stepánova a veces firmaba con el pseudónimo VARS, que está compuesto,obviamente, con las tres primeras letras <strong>de</strong> su primer nombre y las dos iniciales <strong>de</strong> suapellido.168 169


ARQUITECTURA PARA CIEGOSSanta Bárbara, santa Águeda y santa Lucía son, en la cronología <strong>de</strong> la imaginación,contemporáneas. Las tres, por diversas razones poéticas, son cobijos, regazos, senos,recipientes, habitaciones interiores <strong>de</strong> la arquitectura. Las tres adolescentes, porqueno se morían cuando les amputan el trozo o el miembro <strong>de</strong>l cuerpo elegido por el verdugoque las sometía a tortura, fueron al final <strong>de</strong>capitadas. Los pechos que le cortarona Bárbara y los que siete veces le extirparon a Águeda, porque cada vez que se lossajaban volvían a brotarle, son los ojos que Lucía, porque se los han <strong>de</strong>sorbitado conunas tenazas, lleva como una ofrenda en una ban<strong>de</strong>ja. Lucía es la negación <strong>de</strong> la luz, lasanta cegada, la exaltación <strong>de</strong> la ceguera, la portadora <strong>de</strong> la oscuridad. Imaginemos asanta Lucía como relevo <strong>de</strong> santa Bárbara en el amparo <strong>de</strong> la arquitectura. Imaginemosuna arquitectura que no pudiera ser vista: que sólo pudiera ser palpada, olfateada,<strong>de</strong>gustada, oída, sentida prescindiendo <strong>de</strong> la tiranía <strong>de</strong> la mirada: una arquitecturaque pudiera ser pensada también con el tacto y con el olfato, conocida con el paladary con el oído. Imaginemos, en tal caso, cuál sería el fracaso <strong>de</strong> la arquitectura que hasido construida sólo <strong>para</strong> reclamar la atención <strong>de</strong>l ojo, <strong>para</strong> excitarlo, <strong>para</strong> satisfacer su<strong>de</strong>seo, <strong>para</strong> contentar su libido. La estri<strong>de</strong>ncia visual <strong>de</strong> la actualidad incita a <strong>de</strong>sear ununiverso sin ojos, una realidad ajena al <strong>de</strong>spotismo <strong>de</strong> la óptica, un mundo que (acasocomo terapia) prescin<strong>de</strong> (siquiera temporalmente) <strong>de</strong> ver. Imaginemos una realidadque, saturada <strong>de</strong> imágenes, hastiada <strong>de</strong> simulacros, cierra un momento los párpados;imaginemos una arquitectura que exige ser tocada a ciegas <strong>para</strong> ser percibida, <strong>para</strong>po<strong>de</strong>r emocionar. Imaginemos publicaciones sin <strong>foto</strong>grafías ni dibujos que hablaranmás <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as que <strong>de</strong> gestos, más <strong>de</strong> conceptos que <strong>de</strong> máscaras, más <strong>de</strong> formas que<strong>de</strong> pantomimas. El sueño <strong>de</strong> algunas <strong>arquitecturas</strong> es pasar inadvertidas: <strong>de</strong>biera serel anhelo <strong>de</strong> todas, su obligación perpetua. Quizá aún sea posible imaginar y proyectaruna arquitectura <strong>para</strong> ciegos, imaginar y proyectar sin someterse a las imágenes.Imaginar y darle lugar a una arquitectura <strong>de</strong> la oscuridad. Imaginar una arquitectura sin<strong>pies</strong> <strong>de</strong> <strong>foto</strong> y, sin embargo, con buena memoria.275

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