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DESCARTES Y LOS INICIOS DE LA LÓGICA FACULTATIVAsus Esbozos pirronianos. 33 Sexto lo define de la siguiente forma: «El modo deldialelo ocurre cuando lo que sirve para asegurar la cosa sobre la cual trata lainvestigación necesita de esta cosa para confirmar la convicción, entonces nosiendo capaces de tomar una para establecer la otra, suspendemos nuestroasentimiento sobre ambas» 34 (PH i, 169). Diógenes Laercio lo define delmismo modo y añade un ejemplo ilustrativo del mismo: «por ejemplo, si sedesea establecer firmemente la existencia de poros a partir de la producciónde emanaciones, y si se emplea esto [la existencia de poros invisibles] paraestablecer la producción misma de emanaciones» (Vitae, ix 89). 35El dialelo en un sentido más amplio, es decir considerado comomodo de suspensión no puede operar solo, sino que como los otros modospropuestos por Agripa no puede superarse sin caer en otro modo. En elcaso del razonamiento circular, este tiene una propensión natural a caer enel modo de la regresión al infinito, siendo difícil de distinguir un modo delotro. 36 En su ataque contra la lógica aristotélica, Sexto considera el siguienteejemplo de silogismo para ilustrar la circularidad: «Sócrates es un hombre,ningún hombre es cuadrúpedo, por tanto Sócrates no es cuadrúpedo», acontinuación comenta lo siguiente:Quieren confirmar la premisa «ningún hombre es cuadrúpedo»por inducción a partir de elementos particulares, deseando asídeducir cada una de las proposiciones particulares de «ningúnhombre es cuadrúpedo». Por lo tanto caen en la confusión deldialelo. (PH ii 197)Así, los silogismos de este tipo no pueden ni proveer pruebas niestablecer la verdad de la conclusión, pues proceden de lo universal a loparticular, pero al mismo tiempo también deben recurrir a argumentos queRevista STUDIUM VERITATIS, Año 11, N. 17, 2013 (pp.55-91)— 73 —

Rafael Cerpa EstremadoyroRevista STUDIUM VERITATIS, Año 11, N. 17, 2013 (pp.55-91)proceden de lo particular a lo universal. Este pasaje en Sexto es el origende la célebre acusación de que los silogismos «asumen o toman la cosapor cierta» o en términos más cartesianos «a menos que posean antes lamateria del mismo» si se usan como evidencia. Si se considera el ejemplode silogismo mencionado líneas atrás, no se puede establecer la conclusiónde que «Sócrates no es un cuadrúpedo», en cuanto que se debe saber antesque «Sócrates no es cuadrúpedo» para poder hacer uso de la premisa de que«ningún hombre es cuadrúpedo» (Barnes 1995:91-92).Una posible objeción a la explicación que hemos desarrolladoacerca del rechazo de Descartes a la escolástica aristotélica es la propuestapor John G. Cottingham (1995: 19-20). Para él, más que una objeción a laestructura formal del silogismo, esto es a su validez lógica, lo que el pensadorfrancés rechazaba es la manera en que los escolásticos hacían uso de la lógicaaristotélica. Cottingham se basa en que el autor de las Meditaciones no teníareparos al silogismo en cuanto tal: «yo mismo siempre he estado preparadopara usar silogismos cuando la ocasión lo requiriera» (AT VII 522). 37 De estemodo, la oposición de Descartes a la silogística se basaría fundamentalmenteen la pertinencia de su utilización en ciertos contextos argumentativos oincluso en su uso puramente mecánico. Un análisis del empleo que da elfilósofo francés al término dialéctica muestra según este intérprete que losargumentos en esta disciplina no son necesariamente erróneos, si no quemuchas veces son «argumentos de cajón», que se empleaban más por un afánde vencer en un debate que para incrementar nuestro conocimiento o parala búsqueda de la verdad. La dialéctica se transformó así en un simple juegoque para ganarlo dependía sobre todo de la habilidad en la manipulación decierta terminología y reglas (cf. Cottingham 1995: 20).— 74 —

DESCARTES Y LOS INICIOS DE LA LÓGICA FACULTATIVAsus Esbozos pirronianos. 33 Sexto lo define de la siguiente forma: «El modo deldialelo ocurre cuando lo que sirve para asegurar la cosa sobre la cual trata lainvestigación necesita de esta cosa para confirmar la convicción, entonces nosiendo capaces de tomar una para establecer la otra, suspendemos nuestroasentimiento sobre ambas» 34 (PH i, 169). Diógenes Laercio lo define delmismo modo y añade un ejemplo ilustrativo del mismo: «por ejemplo, si sedesea establecer firmemente la existencia de poros a partir de la producciónde emanaciones, y si se emplea esto [la existencia de poros invisibles] paraestablecer la producción misma de emanaciones» (Vitae, ix 89). 35El dialelo en un sentido más amplio, es decir considerado comomodo de suspensión no puede operar solo, sino que como los otros modospropuestos por Agripa no puede superarse sin caer en otro modo. En elcaso del razonamiento circular, este tiene una propensión natural a caer enel modo de la regresión al infinito, siendo difícil de distinguir un modo delotro. 36 En su ataque contra la lógica aristotélica, Sexto considera el siguienteejemplo de silogismo para ilustrar la circularidad: «Sócrates es un hombre,ningún hombre es cuadrúpedo, por tanto Sócrates no es cuadrúpedo», acontinuación comenta lo siguiente:Quieren confirmar la premisa «ningún hombre es cuadrúpedo»por inducción a partir de elementos particulares, deseando asídeducir cada una de las proposiciones particulares de «ningúnhombre es cuadrúpedo». Por lo tanto caen en la confusión deldialelo. (PH ii 197)Así, los silogismos de este tipo no pueden ni proveer pruebas niestablecer la verdad de la conclusión, pues proceden de lo universal a loparticular, pero al mismo tiempo también deben recurrir a argumentos queRevista STUDIUM VERITATIS, Año 11, N. <strong>17</strong>, 2013 (pp.55-91)— 73 —

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