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07.07.2015 Views

BARTOLOMÉ HERRERA, EL SACERDOTE EDUCADORno ha crecido bajo las bendiciones que ha estado derramado más decuarenta años en Arequipa?».b) Sus deseos de paz en medio de tanta angustia nacional: «En vuestrasangustiosas circunstancias, venimos, enviados por Dios y por laIglesia a traeros la paz y el consuelo de lo alto; venidos con la mismaabundancia de bendición del Evangelio de Cristo que hallabais envuestro Pastor antiguo. Pero nuestras manos cargadas de los donesde la divina misericordia tiemblan junto con todo nuestro ser, pores espanto que nos inspira la miseria y la indignidad de nuestrapersona».c) Su amor incondicional a la Iglesia, la infalibilidad del Papa y suprimacía universal: «Pero, si cuando se presenta algún sucesointeresante en el orden político, vuestro corazón no puedepermanecer encerrado en los estrechos límites de vuestrosdepartamentos sino que se dilata por toda la República, palpita deamor a la patria, se ufana contemplándola a pesar de sus desgraciasy hasta se abandona delirios de felicidad y grandeza que prontose cambian en dolorosos desengaños ¿hasta dónde no habrá deir vuestro corazón en los momentos en que recibís las primeraspalabras del nuevo Pastor de vuestras almas?¿Cuál no deberá serel enardecimiento de vuestro amor a la Iglesia que os lo manda?¿ala Gran Patria a que pertenecéis por el bautismo? Esa Patria notiene otros límites en el mundo que los del mundo. Su existenciatemporal no acabará sino cuando el tiempo acabe y aun entoncesseguirá existiendo bajo una forma inmortal. Ninguna sociedadhumana puede darnos los bienes que ella nos da desde ahora,ni hacernos las promesas que nos hace ella y que, lo sabéis, sonRevista STUDIUM VERITATIS, Año 11, N. 17, 2013 (pp.487-535)— 513 —

José Antonio Benito Rodríguezinfalibles. A ninguna pertenecemos tan entera y completamente,con todo nuestro ser, como a ella. Ninguna sino ella satisface losdelicados y más escondidos sentimientos del corazón y sus noblestendencias. En ella y no (sic) parece imagen cabal de la divinidad.Sus ciudadanos son los únicos hombres libres de la tierra porqueson los únicos que solo obedecen a Dios. Cuando las potestades delmundo, que no saben lo que tienen en sí de divino, piensan que laejemplar obediencia cristiana se refiere, en lo temporal mismo, alpoder humano, se engañan. Para los hijos de la Iglesia no hay nuncaotro imperante ni otro Señor que Jesucristo».Les habla de las grandes dificultades por las que está atravesando y sedirige a las fuerzas vivas, clero secular (desde su dedicación a los seminaristas)y regular, contemplativas y pueblo fiel, comprometiéndose con todos elloshasta el final de sus días:Revista STUDIUM VERITATIS, Año 11, N. 17, 2013 (pp.487-535)Con estos socorros, y con los de la Divina gracia, ante todo,vamos a trabajar en vuestra salvación, queridos fieles de nuestraDiócesis. Nuestra inteligencia, nuestro corazón, nuestras fuerzasos pertenecen por entero. No queremos tener, Dios lo sabe, ymediante su ayuda no tendremos pensamiento, deseo ni acciónque no se dirija a vuestra salud y a la honra del Señor. Vivimossolo para vosotros y, después de pasar en medio de vosotros yen vuestro servicio espiritual el resto de nuestros días, nuestrascenizas descansarán confundidas con las vuestras. Habéispadecido y padecéis grandes calamidades: pero carísimos, nos ossorprendáis con el fuego de la tribulación, que es para pruebavuestra. Sed prudentes y velad en oraciones. Y, ante todas las— 514 —

BARTOLOMÉ HERRERA, EL SACERDOTE EDUCADORno ha crecido bajo las bendiciones que ha estado derramado más decuarenta años en Arequipa?».b) Sus deseos de paz en medio de tanta angustia nacional: «En vuestrasangustiosas circunstancias, venimos, enviados por Dios y por laIglesia a traeros la paz y el consuelo de lo alto; venidos con la mismaabundancia de bendición del Evangelio de Cristo que hallabais envuestro Pastor antiguo. Pero nuestras manos cargadas de los donesde la divina misericordia tiemblan junto con todo nuestro ser, pores espanto que nos inspira la miseria y la indignidad de nuestrapersona».c) Su amor incondicional a la Iglesia, la infalibilidad del Papa y suprimacía universal: «Pero, si cuando se presenta algún sucesointeresante en el orden político, vuestro corazón no puedepermanecer encerrado en los estrechos límites de vuestrosdepartamentos sino que se dilata por toda la República, palpita deamor a la patria, se ufana contemplándola a pesar de sus desgraciasy hasta se abandona delirios de felicidad y grandeza que prontose cambian en dolorosos desengaños ¿hasta dónde no habrá deir vuestro corazón en los momentos en que recibís las primeraspalabras del nuevo Pastor de vuestras almas?¿Cuál no deberá serel enardecimiento de vuestro amor a la Iglesia que os lo manda?¿ala Gran Patria a que pertenecéis por el bautismo? Esa Patria notiene otros límites en el mundo que los del mundo. Su existenciatemporal no acabará sino cuando el tiempo acabe y aun entoncesseguirá existiendo bajo una forma inmortal. Ninguna sociedadhumana puede darnos los bienes que ella nos da desde ahora,ni hacernos las promesas que nos hace ella y que, lo sabéis, sonRevista STUDIUM VERITATIS, Año 11, N. <strong>17</strong>, 2013 (pp.487-535)— 513 —

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