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studium-veritatis-17-fondo-editorial-ucss

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César BuendíaEl Concilio intenta aquí simplemente mostrar lo que se deriva dela fe en la Revelación. 32 Se deriva la Esperanza y la seguridad que procedede Cristo, que da sentido al sufrimiento y a la muerte, efectos del pecado,del que ha hablado antes, y del que hemos referido la cita tridentina. 33 Apartir de la redención, la muerte, efecto del pecado, pierde su carácter demaldición para volverse el instrumento del amor, primero en Cristo, despuésen nosotros. La muerte, por otro lado, es estrictamente individual, separa delos seres queridos. También, por la resurrección de Cristo, dejará de tenerRevista STUDIUM VERITATIS, Año 11, N. <strong>17</strong>, 2013 (pp.<strong>17</strong>-52)32Profesión de fe: «Mientras toda imaginación fracasa ante la muerte, la Iglesia, aleccionadapor la Revelación divina, afirma que el hombre ha sido creado por Dios para un destinofeliz situado más allá de las fronteras de la miseria terrestre. La fe cristiana enseña que lamuerte corporal, que entró en la historia a consecuencia del pecado, será vencida cuandoel omnipotente y misericordioso Salvador restituya al hombre en la salvación perdida porel pecado. Dios ha llamado y llama al hombre a adherirse a Él con la total plenitud de suser en la perpetua comunión de la incorruptible vida divina. Ha sido Cristo resucitadoel que ha ganado esta victoria para el hombre, liberándolo de la muerte con su propiamuerte. Para todo hombre que reflexione, la fe, apoyada en sólidos argumentos, respondesatisfactoriamente al interrogante angustioso sobre el destino futuro del hombre y almismo tiempo ofrece la posibilidad de una comunión con nuestros mismos queridoshermanos arrebatados por la muerte, dándonos la esperanza de que poseen ya en Dios lavida verdadera» (GS18).331. Si alguno no confiesa que el primer hombre Adán, al transgredir el mandamientode Dios en el paraíso, perdió inmediatamente la santidad y justicia en que había sidoconstituído, e incurrió por la ofensa de esta prevaricación en la ira y la indignación deDios y, por tanto, en la muerte con que Dios antes le había amenazado, y con la muerteen el cautiverio bajo el poder de aquel que tiene el imperio de la muerte (Hebr 2, 14), esdecir, del diablo, y que toda la persona de Adán por aquella ofensa de prevaricación fuemudada en peor, según el cuerpo y el alma (v. <strong>17</strong>4): sea anatema. 2. Si alguno afirmaque la prevaricación de Adán le dañó a él; solo y no a su descendencia; que la santidad yjusticia recibida de Dios, que él perdió, la perdió para sí solo y no también para nosotros;o que, manchado él por el pecado de desobediencia, solo transmitió a todo el génerohumano la muerte y las penas del cuerpo, pero no el pecado que es muerte del alma: seaanatema, pues contradice al Apóstol que dice: Por un solo hombre entró el pecado en elmundo, y por el pecado la muerte, y así a todos los hombres pasó la muerte, por cuantotodos habían pecado (Rom 5, 12).— 48 —

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