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EL CUERPO FAMILIAR Y EL CUERPO PROPIO: CAMINOS INTERTEXTUALES ENTRE CÉSARVALLEJO Y JOSÉ WATANABEmirando ansioso mi pueblo que tras el ríoondula o se difumina en el vaho solar.Allí, según su costumbre, sembraron mi ombligoentre la juntura de dos adobes / para que yo tuviera patria. [...]En este poema, el simbólico reencuentro con tres elementos: elpadre, el pueblo (otra forma de nombrar a la madre) y el pasado, se haceposible, y se resuelve la incertidumbre de «La impureza». La posición antela muerte llega a adoptarse cuando el cuerpo es aceptado amistosamente: nocomo un límite (símbolo de la enfermedad, en los poemas del autor), sinocomo un pasaje hacia la trascendencia desde la materialidad. La actitud, eldeseo de perseverar, es la herencia que el hijo recibe de las manos que loacogen. El ombligo sembrado, 2 por tanto, es el reconocimiento de un nuevo2La imagen del ombligo es enunciada por César Vallejo en «Epístola a los transeúntes»,de Poemas humanos. Alberto Escobar (1973: 244) observa que, en este poema, el sujetovallejiano funda su naturaleza, representada «con sus potencialidades pero también consus flaquezas y límites», en un principio material que sustenta lo metafísico-religioso desu existencia. Por otro lado, resulta de especial interés que, en dicho texto, tal como loseñala Américo Ferrari (1997: 145-147), el yo lírico reconozca que su identidad humanase sustenta en el dolor corporal de su ser, fragmentado por la muerte y cuyo elementoenumerado más notable es el «hombligo». De modo específico, acerca de esta imagen,Antonio Moreno (2005: 569) opina que la prótesis de la «h» distingue la naturalezahumana de la animal. Creemos que la significancia del recurso empleado es más honda.El análisis de la imagen revela los siguientes sentidos: representa (a) la impronta y elestigma de la herencia humana, (b) el alejamiento del Génesis, revertido por la hacheque humaniza al ser adánico inicial y (c) la focalización en el vientre. Asimismo, refiere,en el verso 26, la simiente de una arquitectura corporal, una juntura de dos «ladrillos»fundamentales (dualidad cuerpo y alma, con preeminencia de la materia): «Pero cuandoyo muera / de vida y no de tiempo, / cuando lleguen a dos mis dos maletas, / [...] éste hade ser mi cuerpo solidario / por el que vela el alma individual; éste ha de ser / mi hombligoen que maté mis piojos natos, / ésta mi cosa cosa, mi cosa tremebunda. // [...] y, puestoque he existido entre dos potestades de ladrillo, / convalezco yo mismo, sonriendo demis labios. [...]». De acuerdo a ello, no es casual que José Watanabe reelabore la relaciónombligo-ladrillo para representar la escisión y la unicidad cultural de su origen mestizo.Revista STUDIUM VERITATIS, Año 11, N. 17, 2013 (pp.359-377)— 369 —
Miguel Ángel Malpartida Quispeorigen, ya sostenido y sólido en la arquitectura corporal de dos adobes (elpadre y la madre): una patria que se aposenta en el cuerpo familiar y quehace del cuerpo propio una vía salvífica.En ello consiste el ajuste de cuentas. Es la resolución de los antiguosconflictos que se extienden desde su primer poemario, Álbum de familia. 3 Asítambién lo asume Vallejo, aunque de forma más exhibicionista y dramática,como afirmaba José Watanabe. En «El alma que sufrió de ser su cuerpo»,que pertenece a Poemas humanos, el yo lírico se desdobla en un tú de lareflexión, para reprenderse y conjurar el miedo que lo asalta, de improviso.Las preguntas finales constituyen el tránsito del cuerpo familiar al cuerpopropio, focalizado en el vientre:Revista STUDIUM VERITATIS, Año 11, N. 17, 2013 (pp.359-377)Tú sabes lo que te duele,lo que te salta al anca,lo que baja por ti con soga al suelo [...]Y tú lo sabes a tal punto,que lo ignoras, soltándote a llorar.Tú, luego, has nacido; esotambién se ve de lejos, infeliz y cállate,y soportas la calle que te dio la suertey a tu ombligo interrogas: ¿dónde? ¿cómo? [...]3El yo lírico de «Flores de plástico» expresa la conciencia de la finitud del siguientemodo: «Esa inmemorial premonición / que estremeció al hombre ante la flor marchita»(Watanabe 2008: 31).— 370 —
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