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RAP 21.indb - Revista d'Arqueologia de Ponent

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José María Rodanés VicenteJesús V. Picazo MillánJosé Luis Peña Monné21 2011Pàgs. 211-220Universitat <strong>de</strong> LleidaISSN: 1131-883-Xwww.rap.catEl foso <strong>de</strong>fensivo <strong>de</strong> la Primera Edad <strong>de</strong>lHierro <strong>de</strong>l Cabezo <strong>de</strong> la Cruz (La Muela,Zaragoza)Se <strong>de</strong>scribe el foso <strong>de</strong>l Cabezo <strong>de</strong> la Cruz, <strong>de</strong>stacando suorigen, evolución, técnicas <strong>de</strong> construcción y su relación con lassucesivas fases <strong>de</strong> ocupación. Se <strong>de</strong>staca su función en el interior<strong>de</strong> un sistema <strong>de</strong>fensivo complejo y su relación con construccionessimilares <strong>de</strong>l Valle <strong>de</strong>l Ebro.Palabras clave: fosos, sistemas <strong>de</strong>fensivos, Primera Edad <strong>de</strong>lHierro, Valle <strong>de</strong>l Ebro.In this article the moat of Cabezo <strong>de</strong> la Cruz is <strong>de</strong>scribed,emphasizing its origin, evolution, construction techniques and relationto the successive occupation phases. The article highlightsits role within a complex <strong>de</strong>fensive system and its relationship tosimilar structures in the Ebro Valley.Key-words: moat, <strong>de</strong>fensive systems, Early Iron Age, Ebro Valley.IntroducciónEl Cabezo <strong>de</strong> la Cruz (La Muela, Zaragoza) es unyacimiento situado en la margen izquierda <strong>de</strong>l ríoHuerva, sobre un cerro con aspecto cónico relativamenteaislado y <strong>de</strong>stacado junto a la vega <strong>de</strong>l río. Elpoblado ocupa la parte alta (coor<strong>de</strong>nadas UTM 3061186 4595551, 428 m s.n.m.) y la<strong>de</strong>ras, sobre unasuperficie aproximada <strong>de</strong> 11.000 a 13.000 m 2 .La excavación <strong>de</strong>l yacimiento venía <strong>de</strong>terminada porel trazado <strong>de</strong> la autovía Zaragoza-Teruel, que afectabaa una banda situada en la parte baja y media <strong>de</strong> lala<strong>de</strong>ra E-SE. Tras diversas vicisitu<strong>de</strong>s, la última fasese <strong>de</strong>sarrolló en el año 2004 bajo la dirección <strong>de</strong> losque suscriben, alcanzando una superficie aproximada<strong>de</strong> unos 3.000 m 2 .Los resultados han sido espectaculares (Rodanésy Picazo 2006) y revelan un poblado con rasgossimilares al Alto <strong>de</strong> la Cruz <strong>de</strong> Cortes <strong>de</strong> Navarra(Maluquer 1958). Los restos estructurales, urbanismo,materiales y los diferentes estudios interdisciplinaresabordados permiten reconstruir la vida <strong>de</strong> las gentesque poblaron el cerro a lo largo <strong>de</strong> los últimos ochomilenios, ya que la primera ocupación correspon<strong>de</strong>a un campamento mesolítico <strong>de</strong>l que se han dadoa conocer avances preliminares (Rodanés y Picazo2009). Una reciente memoria (Picazo y Rodanés 2009)da cuenta <strong>de</strong> los resultados <strong>de</strong> la excavación <strong>de</strong> lospoblados <strong>de</strong>l Bronce Final, Primera Edad <strong>de</strong>l Hierroy una breve ocupación andalusí.En este artículo, 1 <strong>de</strong> acuerdo con la temáticaabordada en la reunión que ahora se publica, tras1. El presente artículo es fruto <strong>de</strong> la colaboración entre losproyectos HAR2009-13866, En el camino <strong>de</strong> la complejidad. Lascomunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la Edad <strong>de</strong>l Bronce y Primera Edad <strong>de</strong>l Hierroen el Valle Medio <strong>de</strong>l Ebro <strong>de</strong>l Ministerio <strong>de</strong> Investigación, Cienciae Innovación y UZ2008-HUM-07, Las socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l BronceFinal y Primera Edad <strong>de</strong>l Hierro en el valle medio <strong>de</strong>l Ebro: Elmo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong>l Cabezo <strong>de</strong> la Cruz <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Zaragoza.211


José María Rodanés, Jesús V. Picazo, José Luis Peña, El foso <strong>de</strong>fensivo <strong>de</strong> la Primera Edad <strong>de</strong>l Hierro <strong>de</strong>l Cabezo <strong>de</strong> la Cruz (La Muela, Zaragoza)Figura 1. Situación <strong>de</strong>l Cabezo <strong>de</strong> la Cruz junto al río Huerva y vista general <strong>de</strong>l yacimiento y <strong>de</strong> la zona excavada.presentar algunos rasgos generales <strong>de</strong> las ocupaciones<strong>de</strong> la Primera Edad <strong>de</strong>l Hierro, nos centraremos enel foso <strong>de</strong>fensivo, <strong>de</strong>l que presentamos una somera<strong>de</strong>scripción, <strong>de</strong>stacando su origen, evolución, técnicas<strong>de</strong> construcción y relaciones en el marco <strong>de</strong>l NEpeninsular.Los poblados <strong>de</strong> la Primera Edad <strong>de</strong>lHierroDespués <strong>de</strong> una ocupación <strong>de</strong>l Bronce Final, seprodujo un breve periodo <strong>de</strong> abandono que posibilitóla erosión y <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> la antigua al<strong>de</strong>a, e inmediatamente<strong>de</strong>spués el levantamiento <strong>de</strong> los poblados<strong>de</strong> la Primera Edad <strong>de</strong>l Hierro. A lo largo <strong>de</strong> losdos siglos y medio que parece durar esta etapa sesucedieron diversos episodios <strong>de</strong> construcción y <strong>de</strong>strucciónconsecutivos, lo que ha permitido <strong>de</strong>terminarla existencia <strong>de</strong>, al menos, tres fases constructivas ynumerosas reconstrucciones parciales.A partir <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> trece dataciones radiocarbónicasha sido posible fijar con bastante precisión elinicio <strong>de</strong> estos poblados en torno al 800 cal BC. Sinembargo, resulta muy difícil <strong>de</strong>terminar la cronologíaprecisa <strong>de</strong> las tres etapas <strong>de</strong>bido al solapamiento quese produce entre las fechas obtenidas en cada una <strong>de</strong>ellas, lo que se hace evi<strong>de</strong>nte tras su calibración. Noobstante, teniendo presente la secuencia estratigráficay jugando con los valores medios <strong>de</strong> los intervalos <strong>de</strong>máxima probabilidad generados en las calibraciones,propusimos unos horizontes cronológicos para cadauno <strong>de</strong> los poblados superpuestos:1PEH. Primer poblado <strong>de</strong> la Edad <strong>de</strong>l Hierro (faseII): 800-660 cal BC.Urbanismo plenamente configurado, se construyeel sistema <strong>de</strong>fensivo y se edifican las primerasviviendas sobre niveles <strong>de</strong> <strong>de</strong>rrumbe compactados<strong>de</strong>l Bronce Final o sobre rellenos para nivelar lala<strong>de</strong>ra. Las casas más bajas se apoyan directamenteen la muralla. La construcción <strong>de</strong> varias <strong>de</strong> esascasas se ha fijado hacia el 670-660 a.C. (807-791cal BC). El final, con incertidumbres <strong>de</strong>rivadas <strong>de</strong>la elevada datación proporcionada por la casa 7(640 a.C., c. 780 cal BC), se fecha hacia el 575a.C. (c. 660 cal BC), cuando se documenta una<strong>de</strong>strucción más generalizada que afecta a lascasas 1, 2 y 3.2PEH. Segundo poblado <strong>de</strong> la Edad <strong>de</strong>l Hierro (faseIII): 660-590 cal BC.Reconstrucción inmediata sobre los escombros <strong>de</strong>lpoblado anterior. El urbanismo no sufre cambiossignificativos pero las viviendas se construyen conmayor soli<strong>de</strong>z y, algunas <strong>de</strong> ellas, más gran<strong>de</strong>s.También en este momento se amplía el pobladoocupando un antiguo basurero y es posible que selevanten las construcciones extramuros <strong>de</strong> cantosrodados. El poblado se <strong>de</strong>struye también <strong>de</strong> formamuy violenta hacia el 520 a.C. (c. 590 cal BC).3PEH. Tercer poblado <strong>de</strong> la Edad <strong>de</strong>l Hierro (faseIV): 590 – 2ª mitad s. vi cal BC.Se produce una rápida reconstrucción. Se levantannuevos edificios directamente sobre el escombro. Eltipo <strong>de</strong> vivienda parece que cambia hacia mo<strong>de</strong>lospluricelulares. También la trama urbana, pues una<strong>de</strong> las calles será ocupada por la habitación <strong>de</strong> unavivienda. Esta fase se caracteriza por la aparición <strong>de</strong>las primeras cerámicas a torno. Este último pobladoha sufrido una fuerte erosión que ha <strong>de</strong>smanteladolas construcciones casi en su totalidad.Lamentablemente no tenemos una fecha <strong>de</strong>masiadoprecisa para estimar el momento final, perosin duda corre paralela a la <strong>de</strong> otros emplazamientossimilares distribuidos por buena parte <strong>de</strong>l vallemedio <strong>de</strong>l Ebro. Por ello integramos el abandono<strong>de</strong>finitivo <strong>de</strong>l Cabezo <strong>de</strong> la Cruz en un fenómenomás general que transcien<strong>de</strong> más allá <strong>de</strong> estos territorios,pues no po<strong>de</strong>mos per<strong>de</strong>r <strong>de</strong> vista la coyunturapeninsular y en general los conflictos que acontecenen torno en la segunda mitad <strong>de</strong>l siglo vi a.C. en elMediterráneo occi<strong>de</strong>ntal.Tal vez uno <strong>de</strong> los aspectos más positivos <strong>de</strong> unaexcavación extensa como la acometida es la posibilidad<strong>de</strong> valorar la organización interna. A esterespecto, ha sido posible documentar una porciónsignificativa <strong>de</strong>l poblado que revela la existencia <strong>de</strong>un urbanismo complejo, alejado <strong>de</strong> los típicos mo<strong>de</strong>los<strong>de</strong> calle central inaugurados durante el BronceFinal, protegido por un potente sistema <strong>de</strong>fensivo quese comporta como una estructura dinámica. No semantiene inalterable a lo largo <strong>de</strong>l tiempo. El conjunto212 <strong>Revista</strong> d’Arqueologia <strong>de</strong> <strong>Ponent</strong> 21, 2011, 211-220, ISSN: 1131-883-X


José María Rodanés, Jesús V. Picazo, José Luis Peña, El foso <strong>de</strong>fensivo <strong>de</strong> la Primera Edad <strong>de</strong>l Hierro <strong>de</strong>l Cabezo <strong>de</strong> la Cruz (La Muela, Zaragoza)se levantó durante el 1PEH y se mantiene a lo largo<strong>de</strong> toda la vida <strong>de</strong>l poblado, apreciándose un cierto<strong>de</strong>scuido en 2PEH. Supone un conjunto complejoy sofisticado dispuesto en la zona media-baja <strong>de</strong> lala<strong>de</strong>ra ocupando una franja <strong>de</strong> 16 m <strong>de</strong> anchura enla que se integran un foso, un muro <strong>de</strong>fensivo querecrece el foso en el lado <strong>de</strong> la escarpa y en menormedida en la contraescarpa, una muralla y una serie<strong>de</strong> bastiones exteriores adosados a la misma.El foso <strong>de</strong>l Cabezo <strong>de</strong> la CruzEl foso y otras estructuras asociadasSupone la primera línea <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l conjuntoanteriormente enunciado. Está situado al pie <strong>de</strong> lala<strong>de</strong>ra, a partir <strong>de</strong> don<strong>de</strong> se inicia una suave pendienteen dirección al río Huerva. Se ha excavado enlas arcillas <strong>de</strong> base, generando pare<strong>de</strong>s ligeramenteataludadas. Su longitud es <strong>de</strong> casi 62 m, con unatrayectoria sinuosa con ten<strong>de</strong>ncia paralela a las curvas<strong>de</strong> nivel (cotas 400-403 m), fondo plano perfectamentenivelado y recorrido discontinuo con dos tramosdiferenciados situados a distinta cota separados porun <strong>de</strong>snivel <strong>de</strong> 1 m aproximadamente. Hacia la zonacentral <strong>de</strong>sparece a lo largo <strong>de</strong> 13 m, quedando reducidoa una estrecha franja como consecuencia <strong>de</strong>una intrusión posterior que cortó y <strong>de</strong>smanteló unaparte <strong>de</strong>l mismo. El remate por el extremo SO esnítido, presentando forma aproximadamente semicircular,mientras que hacia el NE no se ha <strong>de</strong>tectadosu final, aunque probablemente alcanzara hasta elcortado <strong>de</strong> la propia la<strong>de</strong>ra. La anchura ronda los4 metros <strong>de</strong> media, llegando a los 5,5 m en tramospuntuales. Su profundidad resulta aparentementereducida, unos 60 cm, pero en la parte <strong>de</strong>l poblado(escarpa) el talud está recrecido por un muro <strong>de</strong>mampostería consiguiendo una altura <strong>de</strong> hasta 2,7 msobre el fondo, y por tanto generando una barrera<strong>de</strong>fensiva <strong>de</strong> cierta potencia.Figura 2. Vista aérea frontal <strong>de</strong> la zona mejor conservada <strong>de</strong>l poblado con el foso en el centro <strong>de</strong> la imagen. Debajoplanimetría con las principales estructuras.<strong>Revista</strong> d’Arqueologia <strong>de</strong> <strong>Ponent</strong> 21, 2011, 211-220, ISSN: 1131-883-X213


José María Rodanés, Jesús V. Picazo, José Luis Peña, El foso <strong>de</strong>fensivo <strong>de</strong> la Primera Edad <strong>de</strong>l Hierro <strong>de</strong>l Cabezo <strong>de</strong> la Cruz (La Muela, Zaragoza)Figura 3. Vista general y <strong>de</strong>talles <strong>de</strong>l foso. 1) Vista aérea <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el SO. 2) Tramo NE con la cisterna y la zona <strong>de</strong> acceso.3) Tramo SO: <strong>de</strong>talle <strong>de</strong> la escarpa en talud y muro <strong>de</strong> recrecimiento sobre ella. 4) Remate <strong>de</strong>l tramo SO con <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> laescarpa y contraescarpa. 5) Vista aérea frontal <strong>de</strong> la entrada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el foso.Para la construcción <strong>de</strong> ese muro se han empleadobloques <strong>de</strong> arenisca local escasamente trabajados ytrabados con una argamasa con algo <strong>de</strong> cal y rica enyeso. Tiene la estructura <strong>de</strong> una pared <strong>de</strong> terraza, conla cara externa en talud y la interna apoyada en lala<strong>de</strong>ra o en los <strong>de</strong>pósitos <strong>de</strong> basura y arrastres acumuladosen ella que han sido recortados. Su anchurava aumentando con la altura, pero no se conserva elremate superior, aunque en algunos tramos se <strong>de</strong>tectóuna capa <strong>de</strong> bloques relativamente horizontal queconformaba una especie <strong>de</strong> plataforma o berma entrela escarpa y las torres. En algunos tramos el muro seha reforzado añadiendo cantos rodados <strong>de</strong> cuarcitaen su cara externa dotando a la estructura <strong>de</strong> unamayor anchura y consistencia. También se i<strong>de</strong>ntificauna interrupción en su recorrido que correspon<strong>de</strong> auna estrecha entrada, a modo <strong>de</strong> poterna, a través<strong>de</strong> la que se acce<strong>de</strong>ría a un corredor <strong>de</strong>fendido pordos potentes bastiones y a la puerta existente en lamuralla.En algunos puntos <strong>de</strong>l lado exterior (contraescarpa)se han reconocido indicios <strong>de</strong> un posible recrecimientoa modo <strong>de</strong> terraplén. Es lo que suce<strong>de</strong> en loscuadros 20-22J, don<strong>de</strong> se i<strong>de</strong>ntificó una acumulaciónarcillosa <strong>de</strong> color rojizo apoyada sobre el rebor<strong>de</strong><strong>de</strong>l foso, y en el cuadro 18J, don<strong>de</strong> aparece unaespecie <strong>de</strong> argamasa dispuesta sobre las areniscasyesíferas. En el estudio geoarqueológico realizado porJ. L. Peña et al. (2009: 85-99) se <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> un origenantrópico para esta acumulación y se consi<strong>de</strong>ra queconformaría el rebor<strong>de</strong> externo <strong>de</strong>l foso. Más aún,sobre la estructura <strong>de</strong> arcilla referida se <strong>de</strong>tectó unagujero <strong>de</strong> poste, que unido a otros localizados enlas proximida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l bor<strong>de</strong> sin asociación con otrasconstrucciones, apuntan la posibilidad <strong>de</strong> que en estelado exterior, sobre el terraplén, se levantara unaespecie <strong>de</strong> empalizada o, simplemente, una estacadacon postes o palos dispuestos en fila con mayor omenor intervalo <strong>de</strong> separación.Es posible, igualmente, que un recorte en forma<strong>de</strong> escalón que discurre <strong>de</strong> forma paralela al foso alo largo <strong>de</strong> más <strong>de</strong> 50 m esté relacionado con el terraplénque recrecería el bor<strong>de</strong> exterior y esa supuestaempalizada, constituyendo el límite <strong>de</strong> la misma y unprimer elemento <strong>de</strong>fensivo. Esa zanja está excavadaen las arcillas <strong>de</strong> base, a una distancia que varíaentre 2,30 y 4,30 m <strong>de</strong>l bor<strong>de</strong> <strong>de</strong>l foso, genera un<strong>de</strong>snivel que oscila entre los 30 y 50 cm. Hacia elextremo NE ese <strong>de</strong>snivel se pier<strong>de</strong>, mientras que haciael SO se prolonga transformándose en una pequeñazanja. El recorte y/o <strong>de</strong>presión generada se colmató<strong>de</strong> basura y arrastres y, posteriormente, se instalaronuna serie <strong>de</strong> construcciones <strong>de</strong> cantos rodados. El recorteparece contemporáneo al foso (1PEH), mientras214 <strong>Revista</strong> d’Arqueologia <strong>de</strong> <strong>Ponent</strong> 21, 2011, 211-220, ISSN: 1131-883-X


José María Rodanés, Jesús V. Picazo, José Luis Peña, El foso <strong>de</strong>fensivo <strong>de</strong> la Primera Edad <strong>de</strong>l Hierro <strong>de</strong>l Cabezo <strong>de</strong> la Cruz (La Muela, Zaragoza)Figura 4. Planimetría <strong>de</strong>l 1PEH con la zona central <strong>de</strong>l foso. Debajo sección transversal con las principales estructuras.que las estructuras apoyadas en él podrían ser <strong>de</strong>l2PEH. La altura combinada <strong>de</strong>l escalón, terraplén yempalizada supondría una línea <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> ciertaaltura, posiblemente entre 2 y 3 m.El fondo <strong>de</strong>l foso es completamente plano y mantieneuna notable regularidad y horizontalidad en losdos tramos que conforman su recorrido. Las cotasoscilan entre los 400 m s.n.m. en el extremo SO y399 m s.n.m. en el NE, <strong>de</strong> tal forma que la diferencia<strong>de</strong> altura entre ambos extremos ronda 1 m. Este <strong>de</strong>snivelse genera por la existencia <strong>de</strong> un escalón hacialos cuadros 12IJ, asociado a una posible cisterna.Esa cisterna se encuentra <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l foso, en elcuadro 18I, coincidiendo con la zona más profunda.Se trata <strong>de</strong> una estructura artificial excavadaen las arcillas y areniscas <strong>de</strong>l sustrato. Tiene plantarectangular y parece un pequeño <strong>de</strong>pósito para lacaptación <strong>de</strong> aguas, tal y como evi<strong>de</strong>nciaron en su<strong>Revista</strong> d’Arqueologia <strong>de</strong> <strong>Ponent</strong> 21, 2011, 211-220, ISSN: 1131-883-Xmomento los sedimentos evacuados <strong>de</strong> su interior <strong>de</strong>naturaleza limo-arcillosa. Sus dimensiones máximasson 2,82 m <strong>de</strong> longitud por 1,64 m <strong>de</strong> anchura yuna profundidad variable entre los 25 y 50 cm. Es<strong>de</strong> <strong>de</strong>stacar que su situación está en la salida <strong>de</strong>una <strong>de</strong> las calles <strong>de</strong>l poblado (calle 1) hacia el foso.Hay que tener en cuenta que, dada la ocupación enla<strong>de</strong>ra, las calles canalizan el agua <strong>de</strong> lluvia y, sinduda, este <strong>de</strong>pósito parece estar relacionado con laacumulación <strong>de</strong> las aguas evacuadas y encauzadasa través <strong>de</strong> esa calle. También por ello experimentóvarios episodios <strong>de</strong> relleno y posterior recuperación,vaciando parcialmente los antiguos sedimentos quequedaron adosados a uno <strong>de</strong> sus laterales. No po<strong>de</strong>mos<strong>de</strong>terminar el momento <strong>de</strong> su construcción.Probablemente estaba en funcionamiento <strong>de</strong>s<strong>de</strong> losinicios <strong>de</strong>l poblado y el primer relleno se produjoal final <strong>de</strong>l 1PEH o durante 2PEH, pero hay que215


José María Rodanés, Jesús V. Picazo, José Luis Peña, El foso <strong>de</strong>fensivo <strong>de</strong> la Primera Edad <strong>de</strong>l Hierro <strong>de</strong>l Cabezo <strong>de</strong> la Cruz (La Muela, Zaragoza)señalar que se encontraron fragmentos <strong>de</strong> cerámicaibérica (3PEH) directamente sobre el fondo, lo queindica su recuperación y uso hasta los momentosfinales <strong>de</strong>l poblado.Estratigrafía y dinámica <strong>de</strong>l fosoLa excavación <strong>de</strong> los sucesivos rellenos y estructurasasociadas ha puesto <strong>de</strong> manifiesto la secuenciatemporal <strong>de</strong> construcción <strong>de</strong>l foso y el muro <strong>de</strong> refuerzo,así como el abandono y ruina <strong>de</strong> los mismos.La intervención se ha completado con el estudiogeoarqueológico <strong>de</strong> <strong>de</strong>pósitos y procesos implicadosen su génesis (Peña et al. 2009). Igualmente se hananalizado algunos materiales empleados en su construcción(Marzo et al. 2009: 331-343).Toda la serie estratigráfica consistente, en esencia,en los niveles que rellenan el foso pue<strong>de</strong> resumirseen varios episodios acumulativos y sucesivos vaciadosque <strong>de</strong>notan una dinámica bastante activa con relacióna esta estructura. La mayoría <strong>de</strong> los rellenos quehemos sacado a la luz se <strong>de</strong>positaron, como parecelógico, en la última fase <strong>de</strong>l poblado (3PEH), cuandoaún estaba en funcionamiento o tras su abandono,puesto que en casi todas las unida<strong>de</strong>s han aparecidofragmentos <strong>de</strong> cerámicas a torno <strong>de</strong> tipo ibérico. Sinembargo, la acumulación <strong>de</strong> basura en el exterior<strong>de</strong>l poblado fue una constante y eso también afectóa la estructura que estudiamos que en <strong>de</strong>terminadosmomentos careció <strong>de</strong> la limpieza y mantenimientoa<strong>de</strong>cuados.Tras su excavación, durante 1PEH, ya se i<strong>de</strong>ntifican<strong>de</strong>pósitos puntuales <strong>de</strong> poca potencia o reducidaextensión, como el existente en la salida <strong>de</strong> lacalle 1, que conforma a modo <strong>de</strong> un pequeño cono<strong>de</strong> <strong>de</strong>yección integrado por basura y otros restosarrastrados calle abajo. Parece que algunos <strong>de</strong> estosniveles se <strong>de</strong>positaron antes <strong>de</strong> que se terminaran<strong>de</strong> construir las estructuras <strong>de</strong>fensivas, en concretoel muro en talud <strong>de</strong> la escarpa, y continuaron <strong>de</strong>positándosetras su construcción.En las etapas siguientes hay indicios <strong>de</strong> unamayor <strong>de</strong>satención, lo que provocó que se generarany permanecieran algunas acumulaciones importantes,como una notable concentración <strong>de</strong> basura extendidapor la mitad SO sellada por pequeños cantosrodados, solución que también será adoptada en lazona <strong>de</strong> acceso a una <strong>de</strong> las calles <strong>de</strong>l 2PEH, sobreuna potente acumulación <strong>de</strong> <strong>de</strong>rrubios que sella einutiliza la poterna. Por ello y por el hecho <strong>de</strong> quela cerámica a torno es irrelevante, vinculamos estasacumulaciones al segundo poblado <strong>de</strong>l Hierro.La dinámica continuó en la etapa final (3PEH),momento al que correspon<strong>de</strong>n algunos <strong>de</strong>pósitosaluviales masivos que incorporan cerámicas <strong>de</strong> técnicaibérica y que se acumularon en la zona central,evi<strong>de</strong>nciando un relleno casi completo <strong>de</strong>l foso que<strong>de</strong>bía <strong>de</strong> presentar un aspecto anegado y encharcado.Sin embargo, en cierto momento parece que interesósu recuperación, procediendo a evacuar parte <strong>de</strong>l sedimentoacumulado y limpiando también la “cisterna”existente en este sector que, posteriormente, se volvióa rellenar por arrastres <strong>de</strong> limos y arcillas cuandoparece que todavía estaba operativa.Al final <strong>de</strong> esta última fase, coincidiendo con elabandono <strong>de</strong>l poblado, se produce el relleno <strong>de</strong>finitivo<strong>de</strong>l foso, como consecuencia <strong>de</strong>l arrastre <strong>de</strong>basuras y restos <strong>de</strong> las construcciones existentesla<strong>de</strong>ra arriba. Observamos un proceso con variosepisodios acumulativos vinculados a la movilización<strong>de</strong> sedimentos finos y al progresivo <strong>de</strong>terioro<strong>de</strong> las estructuras. Inicialmente se documenta unacaída <strong>de</strong> adobes y tapial discontinua pero bastanteextensa. Por encima varias unida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> diferenteextensión y disposición ten<strong>de</strong>nte a la horizontalidadque parecen correspon<strong>de</strong>n a arrastres <strong>de</strong> bajaintensidad. A continuación una capa <strong>de</strong> tierra <strong>de</strong>color marrón-anaranjado, relativamente potente yextendida por todo el foso, que <strong>de</strong>nota un proceso<strong>de</strong> erosión-acumulación más intenso y generalizadoprevio al colapso <strong>de</strong> las estructuras <strong>de</strong>fensivas.Este nivel ha proporcionando una gran cantidad<strong>de</strong> material, huesos y cerámicas, entre las que sonrelativamente frecuentes los fragmentos a tornoibéricos, como consecuencia <strong>de</strong> la erosión y posterior<strong>de</strong>posición <strong>de</strong> los niveles correspondientes al últimopoblado en el que aparecen estas producciones.Por encima, aparece un <strong>de</strong>rrumbe masivo, bastantepotente en la mayoría <strong>de</strong> los cuadros, compuestofundamentalmente por gran<strong>de</strong>s cantos <strong>de</strong> cuarcita ybloques <strong>de</strong> arenisca proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> las construcciones<strong>de</strong>fensivas.La secuencia culmina con nuevos niveles <strong>de</strong> arrastre.Son relativamente discontinuos en las zonas máserosionadas <strong>de</strong>l cerro pero llegan a conformar un<strong>de</strong>pósito <strong>de</strong> la<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> naturaleza limo-arcillo, bienconservado en las zonas más favorecidas. Apoyadirectamente sobre los niveles <strong>de</strong> <strong>de</strong>rrumbe y esreconocible en las la<strong>de</strong>ras regularizadas orientadashacia el NE y N.En cuanto a las estructuras asociadas, el rebor<strong>de</strong>exterior y la supuesta empalizada <strong>de</strong>bieron construirsea la vez que el foso, aprovechando parte <strong>de</strong> lastierras extraídas durante su excavación. Pero el muro<strong>de</strong> recrecimiento interno en talud parece un añadidoligeramente posterior, pues dio tiempo a que seacumulara cierta cantidad <strong>de</strong> basura. Esta estructurase construyó con un doble objetivo, por una partesostener la la<strong>de</strong>ra en previsión <strong>de</strong> los recurrentesfenómenos <strong>de</strong> arrastre que colmataban el foso y, porotra, crear un elemento <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa más, recreciendoel talud <strong>de</strong>l foso y potenciando la escarpa en el lado<strong>de</strong>l poblado.Por otra parte, el amplio recorte existente en lazona central es posterior al foso, pues interrumpebruscamente su recorrido, corta y <strong>de</strong>smonta el rebor<strong>de</strong>exterior y termina generando una plataformaescalonada. Desconocemos la función que pudo teneresta excavación y cuándo se hizo, aunque es previsibleque fuera en un momento en el que la conservación<strong>de</strong>l foso se <strong>de</strong>scuida, probablemente en las etapasintermedias o finales <strong>de</strong>l poblado (2PEH o 3PEH).Todos los niveles que aparecen en su interior incorporancerámicas ibéricas.216 <strong>Revista</strong> d’Arqueologia <strong>de</strong> <strong>Ponent</strong> 21, 2011, 211-220, ISSN: 1131-883-X


José María Rodanés, Jesús V. Picazo, José Luis Peña, El foso <strong>de</strong>fensivo <strong>de</strong> la Primera Edad <strong>de</strong>l Hierro <strong>de</strong>l Cabezo <strong>de</strong> la Cruz (La Muela, Zaragoza)Figura 5. Estratigrafía <strong>de</strong> la cisterna y secuencia evolutiva general <strong>de</strong>l foso (según Peña et al. 2009).Consi<strong>de</strong>raciones generales sobre losfosos y su integración en los sistemas<strong>de</strong>fensivos <strong>de</strong>l Valle Medio <strong>de</strong>l EbroDos tipos <strong>de</strong> enfoques han caracterizado los estudiossobre fosos en el noreste peninsular: geoarqueológicoe histórico-cultural. Ambos son complementarios aunqueparten <strong>de</strong> premisas diferentes. En el primero se<strong>de</strong>staca el impacto en el paisaje que persiste hasta laactualidad, impacto que a su vez nos permite retrotraernosen el tiempo, aplicando técnicas específicasque facilitan su localización y estudio (Peña et al.1986; Rubio et al. 2008). Estudio que, a su vez, nosconduce ineludiblemente a un contexto histórico queahora nos ocupa.El foso como parte integrante <strong>de</strong> un sistema<strong>de</strong>fensivo tiene, en primer lugar, un claro aspectofuncional, sin que esto sea inconveniente para quetodo el conjunto tenga unas connotaciones simbólicasevi<strong>de</strong>ntes y sea una manifestación más <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r o<strong>de</strong> la proyección sobre un territorio. Igualmente laelección <strong>de</strong> excavar un foso vendrá <strong>de</strong>terminada porla complejidad y necesidad <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong>fensivo ypor la necesaria relación entre resultados e inversión<strong>de</strong> tiempo y esfuerzo. Es <strong>de</strong>cir esta ecuaciónen algunos casos pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>terminar la construcción<strong>Revista</strong> d’Arqueologia <strong>de</strong> <strong>Ponent</strong> 21, 2011, 211-220, ISSN: 1131-883-X<strong>de</strong> un foso o la elección <strong>de</strong> otro tipo <strong>de</strong> elemento<strong>de</strong>fensivo. Esto explicaría por qué en <strong>de</strong>terminadoslugares proliferan los fosos mientras que en otrosprácticamente no existen. No es lo mismo <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>runa colina o un espolón con <strong>de</strong>fensas naturales queuna colina con terrazas o glacis <strong>de</strong> fácil acceso.Como bien señala Moret (1996: 125) los factorestopográficos y <strong>de</strong> composición <strong>de</strong>l suelo influyen enla excavación <strong>de</strong> un foso, incluso pudieran explicarla mayor presencia en culturas como la castreñafrente a la menor inci<strong>de</strong>ncia en los territorios <strong>de</strong>lmundo ibérico, <strong>de</strong>scartando por su singularidad yabundancia las comarcas orientales <strong>de</strong>l Valle Medio<strong>de</strong>l Ebro (Moret 1996: mapa 9).La obra <strong>de</strong>l Cabezo <strong>de</strong> la Cruz se pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarcomo “foso perimetral basal”. Se caracteriza por sulocalización “al pie <strong>de</strong> cerros aislados para crear unobstáculo añadido a los <strong>de</strong>más factores favorables parala <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l asentamiento, como son los escarpesabruptos superiores y la alta pendiente <strong>de</strong>l talud”(Rubio et al. 2008: 58). Para su construcción se cortala zona baja <strong>de</strong> la la<strong>de</strong>ra con una zanja profunda completadacon dos talu<strong>de</strong>s cuya morfología <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong>la topografía local, que a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l aspecto <strong>de</strong>fensivoevitan el movimiento <strong>de</strong> la la<strong>de</strong>ra. Tipología similarpresenta el foso <strong>de</strong>l Cabezo <strong>de</strong> Alcalá <strong>de</strong> Azaila, junto217


José María Rodanés, Jesús V. Picazo, José Luis Peña, El foso <strong>de</strong>fensivo <strong>de</strong> la Primera Edad <strong>de</strong>l Hierro <strong>de</strong>l Cabezo <strong>de</strong> la Cruz (La Muela, Zaragoza)al río Aguasvivas, con una ocupación dilatada en eltiempo (siglos vi - i a.C.) pero posterior en su inicioal que estudiamos. Lo mismo suce<strong>de</strong> con los restosconservados <strong>de</strong>l cercano yacimiento <strong>de</strong> ContrebiaBelaisca en Botorrita, igualmente <strong>de</strong> cronología másreciente y <strong>de</strong> proporciones muy diferentes ya que suanchura se acercaría a los 14 m por una profundida<strong>de</strong>ntre 3 y 5 m (Rubio et al. 2008: 58-59).Los fosos son elementos con claros antece<strong>de</strong>ntesen el Calcolítico peninsular. Nos estamos refiriendo alos que se construyen con vocación <strong>de</strong>fensiva y formanparte <strong>de</strong> un sistema <strong>de</strong> protección más o menoscomplejo, como los ejemplos <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> España yPortugal (Zafra et al. 2003; Moret 1996: 129) frentea los que pudieran consi<strong>de</strong>rarse recintos <strong>de</strong> carácterdoméstico como los reseñados en la Meseta (Díaz<strong>de</strong>l Río 2003).Es fácil, a la luz <strong>de</strong> estos antece<strong>de</strong>ntes, presentarloscomo una muestra <strong>de</strong> indigenismo. En losmapas <strong>de</strong> dispersión (Berrocal 2004: fig. 7; Moret1996: mapa 9) se aglutinan con mayor intensidad enla mitad septentrional, más abundantes en el sectornorocci<strong>de</strong>ntal pero con una presencia notable en elcuadrante nor<strong>de</strong>ste y Valle <strong>de</strong>l Ebro, don<strong>de</strong> “los fososcomienzan a adquirir importancia en la poliorcética<strong>de</strong>fensiva <strong>de</strong>s<strong>de</strong> finales <strong>de</strong> la Edad <strong>de</strong>l Bronce, aunquees sobre todo a partir <strong>de</strong> la Edad <strong>de</strong>l Hierro yépoca Ibérica cuando alcanzan su primer momentogeneralizado como elemento básico para la protección<strong>de</strong> grupos humanos” (Rubio et al. 2008: 55).No obstante el origen y la dispersión no son tanclaros como a simple vista pudiera parecer. El mapa<strong>de</strong> dispersión es ciertamente aleatorio y las cronologíasdispares. Es cierta la proliferación occi<strong>de</strong>ntal y elalejamiento <strong>de</strong> los territorios mediterráneos, pero noes menos cierto que el Valle <strong>de</strong>l Ebro se encuentramuy próximo, bien comunicado y proyectado al mundooriental/colonial. Del mismo modo que no po<strong>de</strong>mosper<strong>de</strong>r <strong>de</strong> vista que el tipo <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa que tratamosya era conocido en el mundo fenicio antiguo comose ha documentado en Troyanos (Díes Cusí 2001: 83).El foso <strong>de</strong>bemos estudiarlo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un contexto.Si lo analizamos individualmente pier<strong>de</strong> trascen<strong>de</strong>nciay ciertamente se convierte en un elemento que apareceen diferentes ámbitos y horizontes cronológicosy culturales diversos y sin relación aparente. Por ello<strong>de</strong>bemos prestar atención al resto <strong>de</strong> los elementosarquitectónicos que lo acompañan y en especial enlos que se integra; o lo que es lo mismo, el tipo <strong>de</strong>sistema <strong>de</strong>fensivo <strong>de</strong>l que forma parte y con el que,en cierto modo, se i<strong>de</strong>ntifica, al crear un conjuntodiferenciado <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> los asentamientos que incluyentipos <strong>de</strong> fosos similares.El sistema <strong>de</strong>fensivo <strong>de</strong>l Cabezo <strong>de</strong> la Cruz escomplejo, tal como hemos comentado al inicio <strong>de</strong>esta exposición. Respon<strong>de</strong> a unas necesida<strong>de</strong>s concretasy nuevas exigencias <strong>de</strong> una sociedad que <strong>de</strong>cidirásu construcción incorporando elementos quepodríamos llamar indígenas, que forman parte <strong>de</strong>lacervo cultural <strong>de</strong>l sustrato, o si se quiere, que sedocumentan en yacimientos anteriores en la mismazona o en territorios próximos, junto con elementosinnovadores <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> flujos entreel mundo colonial y las poblaciones <strong>de</strong>l Valle Medio<strong>de</strong>l Ebro, conformando un conjunto <strong>de</strong>fensivo conceptualmentenuevo.Pero la existencia <strong>de</strong> este enorme y costoso sistema<strong>de</strong>fensivo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los primeros momentos <strong>de</strong> laEdad <strong>de</strong>l Hierro, en fechas ligeramente posterioresal 800 cal BC, no es un hecho aislado sino que vaparejo a otros fenómenos como un creciente controly cierto grado <strong>de</strong> or<strong>de</strong>nación territorial que implicael mantenimiento <strong>de</strong> distancias regulares entreasentamientos <strong>de</strong> tamaño notable y rango similar, el<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> una clase artesanal, la documentación<strong>de</strong> comercio y metalurgia junto a las activida<strong>de</strong>sagro-pastoriles con incorporación <strong>de</strong> nuevos cultivos(vid) y cabañas gana<strong>de</strong>ras (caballo) que nos indicanla existencia <strong>de</strong> una comunidad con importantes recursosy con capacidad <strong>de</strong>mográfica suficiente paraasumir toda la diversidad <strong>de</strong> tareas y funciones quetales activida<strong>de</strong>s requieren. Ambos factores, pujanzaeconómica y la existencia <strong>de</strong> una importante basepoblacional, sustentan la posibilidad <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo<strong>de</strong> cambios en la estructura social hacia formas <strong>de</strong>organización complejas.Este mo<strong>de</strong>lo parece reproducirse, con cronologíastempranas similares a las <strong>de</strong>l Cabezo <strong>de</strong> la Cruz,en otros yacimientos y zonas <strong>de</strong> la margen <strong>de</strong>recha<strong>de</strong>l río Ebro en su tramo medio: asentamientos <strong>de</strong>lvalle <strong>de</strong>l río Huecha (Royo 2005), en el propio ríoHuerva don<strong>de</strong> pudo existir una potente ocupaciónen el Castillo <strong>de</strong> Cuarte (Burillo y Royo 1994-1996),así como en el vecino valle <strong>de</strong>l río Ginel, pequeñoafluente <strong>de</strong>l Ebro, don<strong>de</strong> encontramos los importantesnúcleos <strong>de</strong> Los Castellazos (Mediana <strong>de</strong> Aragón)(Maestro 2007) y Cabezo Morrudo (Fuentes <strong>de</strong> Ebro)(Viladés 2007) ya cerca <strong>de</strong> la llanura <strong>de</strong> inundación <strong>de</strong>lEbro. Poblaciones que muy probablemente entraronen contacto e interactuaron con el mundo colonialoriental directamente o a través <strong>de</strong> intermediarios,iniciándose un proceso que conducirá a la aparición<strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s ibéricas.Estas socieda<strong>de</strong>s asumirán y <strong>de</strong>sarrollarán losnuevos conceptos <strong>de</strong>fensivos en sus poblados, enlos que incorporan con cierta regularidad fosos <strong>de</strong>fensivoscomo señalan Moret (1996), Berrocal (2004)o Rubio, Peña y González (2008) que incluyen en suestudio treinta recintos con foso, siendo estructuras<strong>de</strong> especial relevancia en los asentamientos rurales enel Sistema Ibérico Central, don<strong>de</strong> Polo y Villagordo(2004) i<strong>de</strong>ntifican hasta 32 localizaciones con fososentre los 43 poblados analizados.En suma, la caracterización <strong>de</strong> un grupo <strong>de</strong> pobladosen el Valle Medio <strong>de</strong>l Ebro y entorno a partir<strong>de</strong> época ibérica, con cierta personalidad en la construcción<strong>de</strong> sus <strong>de</strong>fensas que incluyen regularmenteestructuras como los fosos, <strong>de</strong>be relacionarse con laexistencia anterior <strong>de</strong> poblados como el Cabezo <strong>de</strong>la Cruz en los que, ya en momentos tempranos <strong>de</strong> laPrimera Edad <strong>de</strong>l Hierro, confluyen claras influenciascoloniales junto a frecuentes elementos <strong>de</strong> substratoy suponen un claro antece<strong>de</strong>nte o son motivo <strong>de</strong>inspiración <strong>de</strong> construcciones posteriores.José María Rodanés VicenteJesús V. Picazo MillánJosé Luis Peña Monné218 <strong>Revista</strong> d’Arqueologia <strong>de</strong> <strong>Ponent</strong> 21, 2011, 211-220, ISSN: 1131-883-X


José María Rodanés, Jesús V. Picazo, José Luis Peña, El foso <strong>de</strong>fensivo <strong>de</strong> la Primera Edad <strong>de</strong>l Hierro <strong>de</strong>l Cabezo <strong>de</strong> la Cruz (La Muela, Zaragoza)BibliografíaBerrocal, L. (2004). La <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la comunidad:sobre las funciones emblemáticas <strong>de</strong> las murallasprotohistóricas en la Península Ibérica. Gladius,XXIV: 27-98.Burillo, F. y Royo Guillén, I. (1994-1996). El yacimiento<strong>de</strong>l Castillo <strong>de</strong> Cuarte (Zaragoza) y su contribución alconocimiento <strong>de</strong>l inicio <strong>de</strong>l Ibérico Pleno en el vallemedio <strong>de</strong>l Ebro. Gala, 3-5: 387-397.Díaz <strong>de</strong>l Río, P. (2003). Recintos <strong>de</strong> Fosos <strong>de</strong>l IIImilenio AC en la Meseta peninsular. Trabajos <strong>de</strong>Prehistoria, 60.2: 61-78.Díes Cusí, E. (2001). 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