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PAGINAS EN COLOR<br />

Página de la derecha<br />

La sepultura suntuosamente decorada de<br />

Sennefer en Sheij Abd el-Qurna se conoce como<br />

la "tumba de las vides" por los motivos de hojas<br />

de parra que adornan su techo. Sennefer, alcalde<br />

de Tebas durante el reinado de Amenofis II<br />

(h. 1427-1401 a.C), aparece en cada uno de los<br />

pilares, acompañado a veces de una de sus tres<br />

esposas.<br />

Foto B. Brake©Rapho, París<br />

Páginas centrales<br />

Arriba a la izquierda: pectoral con la efigie de<br />

Osiris, una de las numerosas joyas encontradas<br />

de la tumba del joven rey Tutankhamón<br />

(h. 1333-1323 a.C.) que en 1922 descubrió el<br />

egiptólogo inglés Howard Carter y cuyo<br />

contenido se conserva en el Museo Egipcio de El<br />

Cairo.<br />

18<br />

Detalle de un relieve de granito rosa que<br />

representa a Nut, diosa del cielo y protectora de<br />

los muertos. El relieve de la diosa de cuerpo<br />

estrellado adornaba la cara interior de la tapa del<br />

sarcófago de la tumba del rey Psusenes I (1 040-<br />

992 a.C.) descubierta en San el Hagar (la Tanis<br />

griega) en el delta del Nilo. Los numerosos<br />

objetos artísticos encontrados en la tumba de<br />

Psusenes, que se hallan en el Museo Egipcio de<br />

El Cairo, son comparables por su riqueza al<br />

tesoro de Tutankhamón.<br />

quico, de la tierra negra y el desierto, del<br />

Egipto superior y el inferior. Además, el<br />

lenguaje, la escritura y la imagen son mucho<br />

más que símbolos convencionales. Existe<br />

una simpatía entre el objeto y su designación<br />

verbal, o entre el objeto y su representación<br />

gráfica. Así, las palabras crean las cosas de<br />

ahí que abunden los retruécanos en los rela¬<br />

tos de las creación y el habla las apremia.<br />

Estos son dos de los principios del llama¬<br />

do "pensamiento mágico". El sistema jero¬<br />

glífico nació al mismo tiempo que las artes<br />

gráficas y; como éstas, se vale de las imágenes<br />

que le propone la naturaleza, pero, cargado<br />

como está de "las palabras divinas", es su<br />

función explicitar la realidad. Al representar<br />

a un ser vivo y, con mayor motivo, al darle<br />

un nombre, se origina un desdoblamiento de<br />

ese ser vivo. La cultura faraónica se caracteri¬<br />

za por una pasión casi maniática de decir y de<br />

representar duraderamente la realidad para<br />

"reasentarla" mediante los procedimientos<br />

de una magia superior. Y eso explica sus<br />

extraordinarias hazañas en materia arquitec¬<br />

tónica y epigráfica.<br />

Dentro del horizonte de los egipcios que¬<br />

dan englobadas la "tierra negra" {kernet, de<br />

donde se deriva kemi, nombre de Egipto en<br />

copto), es decir el llano valle aluvial del Nilo,<br />

y la "tierra roja" (desheret), el vasto desierto<br />

sahariano que le rodea, seco y monstruoso.<br />

Lo Negro es la superficie cultivada, humani¬<br />

zada y familiar. Lo Rojo es el ámbito de lo<br />

terrible y lo extrañó. Y ello por dos razones.<br />

En primer lugar, por ese ámbito se mueven<br />

poblaciones muy diseminadas y escasas, de<br />

índole atrasada y agresiva, pero por sus pistas<br />

irán llegando a lo largo de los siglos los<br />

diversos invasores, venidos desde más o me¬<br />

nos lejos (el jeroglífico que representa el<br />

yebelo montaña denota la idea de "extranje¬<br />

ro"). Pero además el desierto confina con los<br />

horizontes por donde nace y muere el sol;<br />

sus inmutables rocas y sus arenas se mues¬<br />

tran acogedoras con los muertos y sirven de<br />

albergue para las resurrecciones. Una masa<br />

líquida infinita rodea el universo sólido. Esa<br />

agua constituye la bóveda celeste donde se<br />

encuentran los astros. De ella se nutre el río<br />

subterráneo en que el sol navega de oeste a<br />

este por la noche y que cada año conoce un<br />

nuevo caudal: la crecida del Nilo.<br />

Poblado por misteriosos seres somnolientos,<br />

ese océano y las tinieblas llenaban el<br />

espacio hasta el día en que salió el sol,<br />

Atum-Ra, haciendo retroceder las espesas<br />

tinieblas hacia la periferia. Surgió entonces<br />

un montículo desde donde el dios organizó<br />

el mundo actual, insuflando en él el aire, la<br />

luz y la vida, aunque hubo de combatir al<br />

mismo tiempo las fuerzas de la nada. A<br />

continuación creó a los dioses y a los hom¬<br />

bres, los animales y las plantas. Esta fue<br />

"La Primera Vez". Todas las tardes el sol<br />

envejece, pero a cada mañana, rejuvenecido y<br />

purificado por las aguas, recrea el universo y<br />

se lanza al combate. Y diariamente le amena¬<br />

za en su periplo el dragón Apopi.<br />

Ra se ha ido a los cielos huyendo de una<br />

rebelión de los hombres, pero sigue velando<br />

por el cumplimiento de la justa regla, el<br />

maát, que él mismo instauró y que es el eje de<br />

su vida. Los seres vivos están condenados a<br />

envejecer y rejuvenecer en este mundo, si¬<br />

guiendo, como el sol, el ritmo de un perpe¬<br />

tuo tiempo cíclico (neheh), hasta el día en<br />

que, fulminados por la muerte, entran en la<br />

eternidad estáticos (yet) como Osiris. Cuan¬<br />

do Atum vuelva a su inercia primordial, ya<br />

no habrá ni espacio ni tiempo.<br />

Dada esta diversidad de enfoques y de<br />

pretensiones locales, es natural que varios<br />

mitos y varias doctrinas narren a su peculiar<br />

manera la obra del demiurgo único. Según la<br />

doctrina predominante, nacida en Heliópolis,<br />

fue Atum-Ra quien organizó todas las<br />

cosas; en cambio, según los sacerdotes de<br />

Menfis, fue Path, la tierra, la que primero<br />

apareció y después erigió el cielo y engendró<br />

í-'oto © G. Dagli Orti, París<br />

Abajo a la izquierda: "Nunca me alejaré de tí,<br />

mientras mi mano esté unida a la tuya". [Cantos<br />

de amor del Imperio Nuevo, tomados de los<br />

^papiros Harris"]. Detalle de la tumba de la<br />

reina Nefertari en el Valle de las Reinas en<br />

Tebas. (Ver también la foto de la pág. 22).<br />

I oto B. Brake © Rapho, París<br />

Arriba a la derecha: cabeza alargada de una<br />

princesa de la Dinastía XVIII esculpida durante<br />

el reinado de Akhenatón en el singular estilo<br />

propio de Tell el-Amarna. Los artistas de la corte<br />

de Akhenatón representaban a los miembros de<br />

la casa real con los defectos físicos propios del<br />

rey, en particular su cráneo alargado.<br />

I'oto©J Vertut, París<br />

Abajo a la derecha: la barca, de la que se han<br />

encontrado numerosos ejemplares de madera en<br />

las tumbas, era el medio de transporte más<br />

importante en el antiguo Egipto. Este ejemplar,<br />

que data del Imperio Medio (h. 2040-1640 a.C),<br />

está provisto de dos enormes remos en la popa<br />

que hacían las veces de timón. Como los vientos<br />

dominantes en el valle del Nilo eran los del<br />

norte, se aprovechaban para remontar el río a<br />

vela, mientras que para la navegación aguas<br />

abajo se utilizaban los remos.<br />

foto © G. Dagh Orti, París<br />

el sol. Los sabios dicen que dios concibió el<br />

universo en su corazón (es decir en su espíri¬<br />

tu) y lo realizó con su boca (es decir su verbo<br />

creador).<br />

Para el pensamiento faraónico la dualidad<br />

sexual es inherente a la obra de la vida, y ello<br />

mucho antes de que los himnos del Imperio<br />

Nuevo cantaran en Dios "al padre y a la<br />

madre". Dos mitos, el del Kamute y el del<br />

"Ojo de Ra", encuadran la condición feme¬<br />

nina. Todo dios importante va acompañado<br />

por una mujer que es al mismo tiempo su<br />

hija, su esposa y su madre. Es dado a luz por<br />

esa diosa a la que a su vez fecunda, siendo así<br />

su propio hijo y el "Toro de Su Madre"<br />

(Kamutef). Por otra parte, esa compañera es<br />

también su ojo, origen de las llamas y de la<br />

luz, que se ha alejado de él encolerizado y al<br />

que ha tenido que apaciguar; imagen dé la

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