INTERPRETACION MARXISTA - Universidad de Chile
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La vida cotidiana de la burguesía chilena que viajaba a Europa fue magistralmente pintada por Joaquín Edwards Bello en la novela “Criollos en París”, que hace recordar muchos pasajes de “Los Transplantados” de Alberto Blest Gana. Esta obra muestra el comportamiento de los burgueses en el extranjero: “En París estaban Olga Cousiño y Cuevitas, más espirituales e interesantes que los dioses de la colonia, don Federico Santa María y don Arturo López” 87 . Otro apellido importante en París era Sievers: “Por lo que dicen frecuenta a la nobleza desde que una de ellas se casó con no sé quien (...). Los Sievers residían más tiempo en París que en Chile. Para ellos Chile era algo así como la plataforma o el pretexto para explicar su ausencia de nobleza europea y para urdir negocios. El padre, andariego y especulador, buscaba antiguedades, la madre se daba por entero a las relaciones y a casar a la hija soltera en forma sonada. La mayor era esposa del príncipe de Wasseau (...). Recién casada, la princesa fue a lucir a su esposo en Santiago y a mostrarle sus tierras” 88 . Otro conocedor agudo del comportamiento de los terratenientes fue Mariano Latorre. En su novela “On Panta” relata la historia de un huaso rico, cuyo abuelo “regenteó el juzgado de pu’ aquí –decía un viejo campesino. Pero los pleitantes contra na peliaban: el era siempre el que ganaba. Toíta la comuna iba como rebaño, esculpando la palabra, a votar por el caballero de él” 89 . En este breve párrafo, Latorre describe los rasgos más importantes del terratenientes de principios de siglo: controlaba el juzgado, hecho que le permitía ganar todos los pleitos y condenar a campesinos que reclamaban, compraba la “cosecha en verde”, es decir, adelantaba dinero en el invierno a los campesinos a cuenta de la próxima cosecha, que terminaba pagando a precios muy bajos; en lo político, obligaba a los campesinos a votar por el candidato de los latifundistas, que generalmente era del Partido Conservador o Liberal. La pequeña burguesía y las capas medias asalariadas Para una mayor precisión distinguimos entre pequeña burguesía y capas medias asalariadas. La pequeña burguesía, que comprende a los modestos propietarios de algún medio de producción, y las capas medias, que venden su fuerza de trabajo por un sueldo. Aunque habían nacido antes del presente siglo, su presencia política emerge impetuosamente recién en el período que estamos estudiando. También es necesario hacer una diferenciación entre la pequeña burguesía urbana y rural. Esta última será analizada en el tema relacionado con el campesinado. La pequeña burguesía urbana, dueña de talleres artesanales, de comercio, de inmuebles, etc., creció al compás del desarrollo de las ciudades grandes y medianas. Santiago, Valparaíso, Concepción y la zona salitrera fueron los centros donde la pequeña burguesía tuvo su mayor auge. El crecimiento del sector terciario contribuyó a este fenómeno de expansión no solamente de la pequeña burguesía sino también de las capas medias asalariadas que lograron empleos en los comercios, industrias y oficinas que se generaron con el auge salitrero. El desarrollo de la burocracia funcionaria fue otro de los factores que contribuyó a la consolidación de las capas medias. De las escuelas y universidades egresaron técnicos y profesionales que se incorporaron a la producción. Esta emergencia de la pequeña burguesía y de las capas medias asalariadas se expresó no solamente en lo social sino también en el plano político. Los partidos burgueses se dieron cuenta de que estas capas sociales podrían constituir la base de sustentación del régimen en un período de agudo enfrentamiento con el proletariado. El lenguaje de los políticos burgueses comenzó a variar, presentando matices que tendían a reclutar una nueva clientela electoral. El artífice de este nuevo discurso fue Arturo Alessandri. La pequeña burguesía y las capas medias, conscientes de la importancia social y política que habían adquirido, no se entregaron incondicionalmente a los políticos de la burguesía, llegando a formar las Asociaciones de Empleados Bancarios, de Comercio, de Viajantes y de Profesores Primarios, donde fue tesorera Leopoldina Riffo, madre de Clotario Blest. En 1919 se creó la 42
Federación de Clase Media; formularon reivindicaciones específicas que algunos candidatos se vieron obligados a satisfacer por lo menos en una parte significativa. De las capas medias surgieron no sólo elementos dispuestos a defender el régimen capitalista, sino cuadros políticos que abrazaron la causa del proletariado. La generación estudiantil de 1920 fue la expresión más elocuente de este aserto. En todo caso, fue una minoría. Los más, negociaron a su modo la integración al sistema, influenciados por la ideología burguesa y por el temor a perder lo poco que tenían en un enfrentamiento social entre clases antagónicas. Luis Emilio Recabarren, en su folleto “Ricos y pobres a través de un siglo de vida republicana”, señala en 1910 que “clase media ha ganado un poco en su aspecto social y es la que vive más esclavizada al qué dirán, a la vanidad y con fervientes aspiraciones a las grandezas superfluas y al brilo falso. Debido a estas circunstancias que le han servido de alimento, esta clase ha hecho progresos en sus comodidades y vestuario, ha mejorado sus hábitos sociales” 90 . Las tendencias arribistas surgieron especialmente entre quienes trabajaban como empleados en las compañías extranjeras. En “Puro Romanticismo”, uno de los cuentos de la serie “Pampa Trágica”, el escritor chileno Víctor Domingo Silva relata las pretensiones de ascenso social del sector de “correctores” que trabajaba en las salitreras: el corrector o práctico en examinar el caliche “está dentro del régimen de las oficinas en la jerarquía de los empleados, es decir, a la altura de los jefes de sección y ocupa, como ellos, una casa habitación alejada del campamento particularmente a los obreros respondones” 91 . El destacado escritor Mariano Latorre, en el cuento “El Piloto Oyarzo”, muestra aspectos de la vida cotidiana de los empleados de una casa inglesa de Valparaíso: “Fumaba mi cigarrillo Capstan (legítimo) y miraba distraído el golpe seco, acompañado de un fulgor de los vidrios biselados, de la mampara automática al empujón de los empleados que entraban: muchachitas porteñas, muy bien vestidas, dactilógrafas de las oficinas, jovencitos chilenos que imitaban a los empleados ingleses, gringos de pasos lentos, de huesudas espaldas, desgarbado chaleco de vicuña y pipa olorosa” 92 . El empleado, personaje central del cuento, recordaba los comienzos de su carrera en la cas inglesa: “Hacía un año que estaba en la Casa Milnes y eran éstas mis primeras vacaciones. Chapurreaba con paciente voluntad mis primeros verbos ingleses, fumaba sólo cigarrillos olorosos y hasta mi paso había adquirido el compás sajón del de Mr. Mery. Mi psicología se plegaba en tal forma a esta manera de ser que sólo me gustaban las muchachas rubias, delgadas, jugadoras de tenis. No podía soportar la pereza criolla, las gruesas pantorrillas de las señoritas chilenas, chachareando en la Plaza Victoria todas las tardes” 93 . Uno de los barrios más frecuentados por las capas medias de Santiago era Yungay, donde se organizaban bailes, juegos de prenda, recitales y se daba la tradicional “vuelta al perro” por la plaza. Las tendencias pequeño burguesas se manifestaron también en la vida política, fenómeno ya apreciado en 1894 por Juan Rafael Allende: “Arriba clase media/Sacude tu letargo/la culpa tu la tienes/si amargo hoy es tu pan”. Un apreciables número de miembros de las capas medias comenzaron a ocupar cargos en los partidos y en el aparato del Estado. Este fenómeno se acentuó en tal grado bajo la presidencia de Arturo Alessandri, que ha inducido a la mayoría de los autores a sostener que en ese período las capas medias entraron a compartir el poder, inaugurándose en nuestra historia la fase de la “mesocracia”. Ya veremos en próximos capítulos lo erróneo de esta caracterización. El artesanado y las mutuales Las sociedades de socorros mutuos, constituidas durante la segunda mitad del siglo XIX, fueron las primeras organizaciones de la clase trabajadora. 94 Inicialmente, en su seno agrupaban principalmente a artesanos: imprenteros, carpinteros, zapateros, sastres, relojeros, herreros y otros 43
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Fe<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> Clase Media; formularon reivindicaciones específicas que algunos candidatos se<br />
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capitalista, sino cuadros políticos que abrazaron la causa <strong>de</strong>l proletariado. La generación estudiantil<br />
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Luis Emilio Recabarren, en su folleto “Ricos y pobres a través <strong>de</strong> un siglo <strong>de</strong> vida<br />
republicana”, señala en 1910 que “clase media ha ganado un poco en su aspecto social y es la que<br />
vive más esclavizada al qué dirán, a la vanidad y con fervientes aspiraciones a las gran<strong>de</strong>zas<br />
superfluas y al brilo falso. Debido a estas circunstancias que le han servido <strong>de</strong> alimento, esta clase<br />
ha hecho progresos en sus comodida<strong>de</strong>s y vestuario, ha mejorado sus hábitos sociales” 90 .<br />
Las ten<strong>de</strong>ncias arribistas surgieron especialmente entre quienes trabajaban como empleados<br />
en las compañías extranjeras. En “Puro Romanticismo”, uno <strong>de</strong> los cuentos <strong>de</strong> la serie “Pampa<br />
Trágica”, el escritor chileno Víctor Domingo Silva relata las pretensiones <strong>de</strong> ascenso social <strong>de</strong>l<br />
sector <strong>de</strong> “correctores” que trabajaba en las salitreras: el corrector o práctico en examinar el caliche<br />
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El <strong>de</strong>stacado escritor Mariano Latorre, en el cuento “El Piloto Oyarzo”, muestra aspectos <strong>de</strong><br />
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empleados ingleses, gringos <strong>de</strong> pasos lentos, <strong>de</strong> huesudas espaldas, <strong>de</strong>sgarbado chaleco <strong>de</strong> vicuña y<br />
pipa olorosa” 92 .<br />
El empleado, personaje central <strong>de</strong>l cuento, recordaba los comienzos <strong>de</strong> su carrera en la cas<br />
inglesa: “Hacía un año que estaba en la Casa Milnes y eran éstas mis primeras vacaciones.<br />
Chapurreaba con paciente voluntad mis primeros verbos ingleses, fumaba sólo cigarrillos olorosos y<br />
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forma a esta manera <strong>de</strong> ser que sólo me gustaban las muchachas rubias, <strong>de</strong>lgadas, jugadoras <strong>de</strong><br />
tenis. No podía soportar la pereza criolla, las gruesas pantorrillas <strong>de</strong> las señoritas chilenas,<br />
chachareando en la Plaza Victoria todas las tar<strong>de</strong>s” 93 .<br />
Uno <strong>de</strong> los barrios más frecuentados por las capas medias <strong>de</strong> Santiago era Yungay, don<strong>de</strong> se<br />
organizaban bailes, juegos <strong>de</strong> prenda, recitales y se daba la tradicional “vuelta al perro” por la plaza.<br />
Las ten<strong>de</strong>ncias pequeño burguesas se manifestaron también en la vida política, fenómeno ya<br />
apreciado en 1894 por Juan Rafael Allen<strong>de</strong>: “Arriba clase media/Sacu<strong>de</strong> tu letargo/la culpa tu la<br />
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nuestra historia la fase <strong>de</strong> la “mesocracia”. Ya veremos en próximos capítulos lo erróneo <strong>de</strong> esta<br />
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El artesanado y las mutuales<br />
Las socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> socorros mutuos, constituidas durante la segunda mitad <strong>de</strong>l siglo XIX,<br />
fueron las primeras organizaciones <strong>de</strong> la clase trabajadora. 94 Inicialmente, en su seno agrupaban<br />
principalmente a artesanos: imprenteros, carpinteros, zapateros, sastres, relojeros, herreros y otros<br />
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