INTERPRETACION MARXISTA - Universidad de Chile

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en los ferrocarriles de Antofagasta y Tarapacá, y otras empresas administradas por los ingleses "anualmente salen del país 2.000.000 de libras esterlinas" 41 . Es probable que esta cifra fuera superior pues solamente en concepto de utilidades las compañías de ferrocarriles enviaban a Londres más de un millón de libras esterlinas por año. Julio César Jobet anota que " en 1911, la Cía. de Ferrocarriles de Tarapacá alcanzó una utilidad, remesada en Londres, 751.639 fibras esterlinas" 42 . Los capitales ingleses invertidos en el salitre ascendían a 10.700.000 libras esterlinas en 1909, cifra que se elevó considerablemente después, consolidando el tipo de economía de enclave minero, que se había generado a fines del siglo pasado. También hubo presencia del Imperialismo Alemán en Chile; entre 1891 y 1914 los alemanes penetraron en distintas áreas de la economía nacional. Para los grandes intereses alemanes, Chile era un frente económico abierto a raíz de las migraciones al sur en 1848, 1871 y la "Misión Korner" en 1886. Alemania era el principal consumidor de salitre a nivel mundial 43 . Pese a la situación de desventaja frente a Inglaterra, sus inversiones en la industria salitrera llegaban a 5.000.000 de libras esterlinas, lo cual constituía aproximadamente el 15% de los capitales que operaba con el nitrato. La influencia germana se manifiesta también en otras ramas de la economía. La A.E.G (Compañía Sudamericana de Electricidad) controlaba totalmente la producción de energía eléctrica y el servicio de tranvías de las principales ciudades; sus inversiones superaron los 60.000.000 de marcos en 1913 44 . Entre los años 1895 y 1913 el comercio chileno-alemán creció en 590%, lo cual, según Hernán Ramírez Necochea, significó que Alemania se colocase en " el segundo lugar con que Chile mantenía relaciones mercantiles. En el año 1913, las importaciones provenientes de Alemania excedieron a las de productos ingleses o de otras nacionalidades, lo cual sucedió por primera vez en la historia económica de Chile" 45 . Ramírez Necochea calcula que las inversiones alemanas en Chile llegaron a unos 350.000.000 marcos, incluyendo los 82.000.000 correspondientes a empréstitos gubernativos contraídos en 1889 y 1906. 46 El inicio de la fase imperialista, en la última década del siglo XIX, coincidió con una escalada de agresiones yanquis en América Latina, estimulada por la Conferencia Panamericana de 1889, destinada a asegurar el predominio norteamericano en la región. Las rivalidades con Gran Bretaña y las disputas por las salitreras habían llevado a Estados Unidos apoyara a Balmaceda en la Guerra Civil de 1891. En este contexto, a raíz de un incidente en Valparaíso, en octubre de 1891, dos marineros norteamericanos tripulantes del buque de guerra Baltimore, resultaron muertos. Estados Unidos presentó un ultimátum y exigió el pago de 75.000 pesos para los heridos y las familias de los muertos. El gobierno chileno accedió a pagar la indemnización. Los intereses norteamericanos se fueron acrecentando ya en las primeras décadas del siglo XX. Las inversiones estadounidenses crecieron en el país de 1.000.000 de dólares en 1897 a 31.000.000 de dólares en 1908, y a 170.800.000 de dólares en 1914 47 . De igual forma, a principios del siglo las grandes empresas norteamericanas que controlaban el mercado cuprífero mundial se apropiaron de los principales yacimientos de cobre chileno: la Braden Copper Co. se adueñó de El Teniente, la mina subterránea más grande del mundo en 1905; el mineral a tajo abierto más grande del mundo, y la Andes Copper Mining comenzó la explotación de Potrerillos en 1920. Esta "era del salitre" produjo hondas repercusiones en el país: migración de los trabajadores del campo de la zona centro-sur a las minas del Norte Grande; incremento de la actividad especulativa y financiera, alentada por el propio Estado burgués que repartía a la renta salitrera entre los conspicuos miembros de la clase dominante; desarrollo del sector terciario y de la clase funcionaria. El auge salitrero acentuó la deformación estructural del país. Todo giraba en 26

torno al reparto de la renta salitrera. La parte del excedente económico que provenía del salitre mantuvo "artificialmente" la economía chilena, amortiguando las crisis políticas. Para garantizar el reparto de la renta salitrera, se eligieron gobiernos comprometidos en no alterar las bases de la alianza entre el imperialismo inglés y la burguesía minera y comercial. Esta alianza no significaba la eliminación de los tradicionales roces entre los diferentes sectores de la burguesía. Los frecuentes cambios ministeriales provocados por el Parlamento expresaban en el fondo la pugna interburguesa por la redistribución del ingreso fiscal. La importancia que adquirió el Parlamento en este período refleja las aspiraciones de las diferentes fracciones burguesas por participar activamente en la redistribución de la renta salitrera. El mecanismo parlamentario, más flexible que el ejecutivo, permitía a los partidos políticos, que reflejaban los intereses de las distintas capas burguesas, un mayor control del reparto de los Ingresos Fiscales provenientes del nitrato. Durante este período hizo crisis el régimen presidencialista; se sucedieron 131 gabinetes con un total de 530 ministros cambiados, produciéndose un debilitamiento de las funciones del poder ejecutivo, sin que por ello se pusiera en peligro la estabilidad del aparato del Estado burgués. En esta fase hubo una intensa lucha de clases en que se enfrentaron por primera vez de manera frontal en nuestra historia las clases fundamentales de una sociedad capitalista: la burguesía y el proletariado. La contradicción entre éstos dos polos de la estructura social se expresó especialmente en agudos enfrentamientos de la zona minera y portuaria. Durante el siglo XIX se habían registrado múltiples luchas de los explotados y contra los explotadores, pero nunca constituyeron una seria amenaza para la estabilidad del régimen burgués, a causa de la debilidad cuantitativa y cualitativa de la clase trabajadora. En cambio, durante las primeras décadas del presente siglo se configuró definitivamente el proletariado nacional, creciendo no solamente en número sino también en capacidad para organizarse sindical y políticamente. Las primeras organizaciones sindicales, estructuradas por las Mancomunales y la Federación Obrera de Chile (FOCH) fueron generando una conciencia de clase que se consolidó con la formación del primer partido del proletariado chileno, Partido Obrero Socialista (POS), dirigido por Luis Emilio Recabarren. La respuesta obrera a la redoblada explotación de las empresas imperialistas y nacionales llevó el grado de enfrentamiento social a niveles jamás alcanzados hasta entonces en la historia de Chile La burguesía vio por primera vez amenazado su régimen de dominación. Para preservarlo, recurrió a una masiva represión, expresada en particular en las frecuentes masacres de los obreros pampinos y de los trabajadores de Santiago y Valparaíso. Las características masivas que tuvieron en Chile las matanzas de principios de siglo, cometidas por el ejército, tienen pocos puntos de comparación en América Latina. Los ejércitos de otros países del continente también reprimieron con ferocidad, pero el número de trabajadores muertos raras veces alcanzó las cifras que se registraron en Chile. De ese modo, el ejército garantizaba al imperialismo inglés y a la burguesía criolla el reparto de la renta salitrera. En este periodo se acumularon los ingredientes depredadores de la naturaleza que iban a conducir a la grave crisis ecológica de la segunda mitad del siglo XX. La clase dominante criolla y el capital financiero extranjero aceleraron la devastación de bosques. Los empresarios mineros, para alimentar, con madera sus hornos de fundición, y los terratenientes, para "habilitar" nuevas tierras para el cultivo, especialmente de trigo, y vastas extensiones para la crianza masiva de ganado. Los dueños de grandes empresas pesqueras, sin veda alguna, saquearon la fauna marítima, mientras los buscadores de pieles y llegaron a exterminar la chinchilla a principios del siglo XX. El comienzo el proceso de industrialización por sustitución de algunas importaciones desencadenó un crecimiento geométrico de la urbanización. Las grandes y medianas ciudades cambiaron el paisaje geográfico y generaron un nuevo modo de vida, agudamente descrito por mi maestro José Luis Romero en su libro: " Latinoamérica: las ciudades y las ideas", editado por "Siglo XXI" en 1976. A esas ciudades llegaron no sólo hombres en busca de trabajo sino también oleadas de mujeres campesinas atraídas por los nuevos empleos, abriendo un proceso 27

torno al reparto <strong>de</strong> la renta salitrera. La parte <strong>de</strong>l exce<strong>de</strong>nte económico que provenía <strong>de</strong>l salitre<br />

mantuvo "artificialmente" la economía chilena, amortiguando las crisis políticas.<br />

Para garantizar el reparto <strong>de</strong> la renta salitrera, se eligieron gobiernos comprometidos en no<br />

alterar las bases <strong>de</strong> la alianza entre el imperialismo inglés y la burguesía minera y comercial. Esta<br />

alianza no significaba la eliminación <strong>de</strong> los tradicionales roces entre los diferentes sectores <strong>de</strong> la<br />

burguesía. Los frecuentes cambios ministeriales provocados por el Parlamento expresaban en el<br />

fondo la pugna interburguesa por la redistribución <strong>de</strong>l ingreso fiscal. La importancia que adquirió el<br />

Parlamento en este período refleja las aspiraciones <strong>de</strong> las diferentes fracciones burguesas por<br />

participar activamente en la redistribución <strong>de</strong> la renta salitrera. El mecanismo parlamentario, más<br />

flexible que el ejecutivo, permitía a los partidos políticos, que reflejaban los intereses <strong>de</strong> las<br />

distintas capas burguesas, un mayor control <strong>de</strong>l reparto <strong>de</strong> los Ingresos Fiscales provenientes <strong>de</strong>l<br />

nitrato. Durante este período hizo crisis el régimen presi<strong>de</strong>ncialista; se sucedieron 131 gabinetes<br />

con un total <strong>de</strong> 530 ministros cambiados, produciéndose un <strong>de</strong>bilitamiento <strong>de</strong> las funciones <strong>de</strong>l<br />

po<strong>de</strong>r ejecutivo, sin que por ello se pusiera en peligro la estabilidad <strong>de</strong>l aparato <strong>de</strong>l Estado burgués.<br />

En esta fase hubo una intensa lucha <strong>de</strong> clases en que se enfrentaron por primera vez <strong>de</strong><br />

manera frontal en nuestra historia las clases fundamentales <strong>de</strong> una sociedad capitalista: la burguesía<br />

y el proletariado. La contradicción entre éstos dos polos <strong>de</strong> la estructura social se expresó<br />

especialmente en agudos enfrentamientos <strong>de</strong> la zona minera y portuaria. Durante el siglo XIX se<br />

habían registrado múltiples luchas <strong>de</strong> los explotados y contra los explotadores, pero nunca<br />

constituyeron una seria amenaza para la estabilidad <strong>de</strong>l régimen burgués, a causa <strong>de</strong> la <strong>de</strong>bilidad<br />

cuantitativa y cualitativa <strong>de</strong> la clase trabajadora. En cambio, durante las primeras décadas <strong>de</strong>l<br />

presente siglo se configuró <strong>de</strong>finitivamente el proletariado nacional, creciendo no solamente en<br />

número sino también en capacidad para organizarse sindical y políticamente. Las primeras<br />

organizaciones sindicales, estructuradas por las Mancomunales y la Fe<strong>de</strong>ración Obrera <strong>de</strong> <strong>Chile</strong><br />

(FOCH) fueron generando una conciencia <strong>de</strong> clase que se consolidó con la formación <strong>de</strong>l primer<br />

partido <strong>de</strong>l proletariado chileno, Partido Obrero Socialista (POS), dirigido por Luis Emilio<br />

Recabarren.<br />

La respuesta obrera a la redoblada explotación <strong>de</strong> las empresas imperialistas y nacionales<br />

llevó el grado <strong>de</strong> enfrentamiento social a niveles jamás alcanzados hasta entonces en la historia <strong>de</strong><br />

<strong>Chile</strong><br />

La burguesía vio por primera vez amenazado su régimen <strong>de</strong> dominación. Para preservarlo,<br />

recurrió a una masiva represión, expresada en particular en las frecuentes masacres <strong>de</strong> los obreros<br />

pampinos y <strong>de</strong> los trabajadores <strong>de</strong> Santiago y Valparaíso. Las características masivas que tuvieron<br />

en <strong>Chile</strong> las matanzas <strong>de</strong> principios <strong>de</strong> siglo, cometidas por el ejército, tienen pocos puntos <strong>de</strong><br />

comparación en América Latina. Los ejércitos <strong>de</strong> otros países <strong>de</strong>l continente también reprimieron<br />

con ferocidad, pero el número <strong>de</strong> trabajadores muertos raras veces alcanzó las cifras que se<br />

registraron en <strong>Chile</strong>. De ese modo, el ejército garantizaba al imperialismo inglés y a la burguesía<br />

criolla el reparto <strong>de</strong> la renta salitrera.<br />

En este periodo se acumularon los ingredientes <strong>de</strong>predadores <strong>de</strong> la naturaleza que iban a<br />

conducir a la grave crisis ecológica <strong>de</strong> la segunda mitad <strong>de</strong>l siglo XX. La clase dominante criolla y<br />

el capital financiero extranjero aceleraron la <strong>de</strong>vastación <strong>de</strong> bosques. Los empresarios mineros,<br />

para alimentar, con ma<strong>de</strong>ra sus hornos <strong>de</strong> fundición, y los terratenientes, para "habilitar" nuevas<br />

tierras para el cultivo, especialmente <strong>de</strong> trigo, y vastas extensiones para la crianza masiva <strong>de</strong><br />

ganado. Los dueños <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s empresas pesqueras, sin veda alguna, saquearon la fauna marítima,<br />

mientras los buscadores <strong>de</strong> pieles y llegaron a exterminar la chinchilla a principios <strong>de</strong>l siglo XX.<br />

El comienzo el proceso <strong>de</strong> industrialización por sustitución <strong>de</strong> algunas importaciones<br />

<strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nó un crecimiento geométrico <strong>de</strong> la urbanización. Las gran<strong>de</strong>s y medianas ciuda<strong>de</strong>s<br />

cambiaron el paisaje geográfico y generaron un nuevo modo <strong>de</strong> vida, agudamente <strong>de</strong>scrito por mi<br />

maestro José Luis Romero en su libro: " Latinoamérica: las ciuda<strong>de</strong>s y las i<strong>de</strong>as", editado por "Siglo<br />

XXI" en 1976. A esas ciuda<strong>de</strong>s llegaron no sólo hombres en busca <strong>de</strong> trabajo sino también<br />

oleadas <strong>de</strong> mujeres campesinas atraídas por los nuevos empleos, abriendo un proceso<br />

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