INTERPRETACION MARXISTA - Universidad de Chile
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Estado "oligárquico" conduciría a negar la esencia <strong>de</strong>l Estado, como representante <strong>de</strong> todas las<br />
fracciones <strong>de</strong> la clase dominante, encargado <strong>de</strong> amortiguar sus contradicciones.<br />
El Estado es controlado por fracciones <strong>de</strong> la clase dominante, pero al mismo tiempo hace<br />
las veces <strong>de</strong> mediador con los diversos sectores sociales, aparentando actuar como árbitro "al<br />
servicio <strong>de</strong> <strong>de</strong> los intereses generales <strong>de</strong> la Nación". Ese encubrimiento a veces confun<strong>de</strong> y dificulta,<br />
para muchos, el análisis <strong>de</strong> los intereses <strong>de</strong> fondo que representa.<br />
Cometen un grave error teórico los investigadores que consi<strong>de</strong>ran al Estado como un mero<br />
reflejo o consecuencia directa <strong>de</strong> la infraestructura económica. Es obvio que la estructura<br />
económica condiciona el Estado, pero éste en <strong>de</strong>terminados períodos históricos, cuando una<br />
fracción burguesa pasa a ser hegemónica en el bloque <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, pue<strong>de</strong> plantear una política que<br />
modifica en parte la economía. Algo similar pue<strong>de</strong> ocurrir con la cuestión social y, sobre todo, con<br />
los planes educacionales y <strong>de</strong> salud. La i<strong>de</strong>ología <strong>de</strong>l Estado, especialmente con el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> los<br />
medios <strong>de</strong> comunicación, traspasa toda la sociedad civil, imponiendo masivamente su moral. En<br />
fin, la relación estructura-superestructura constituye un binomio dialéctico articulador <strong>de</strong> una<br />
<strong>de</strong>terminada formación social.<br />
El Estado no es autónomo con respecto a las clases, pero ejerce una relativa autonomía. No<br />
es una autonomía en relación a la clase dominante sino que tiene una cierta flexibilidad para realizar<br />
las tareas generales <strong>de</strong> reproducción social que no pue<strong>de</strong>n cumplir los capitalistas por separado.<br />
Es relativamente cierto que "los gobiernos pasan y el Estado queda", pero este proceso no<br />
es estático pues las funciones <strong>de</strong>l Estado no siempre son las mismas; cambian <strong>de</strong> acuerdo a las<br />
alteraciones <strong>de</strong> la formación social y <strong>de</strong> la fracción o fracciones <strong>de</strong> la clase dominante que ejercen<br />
hegemonía. Un gobierno pue<strong>de</strong> modificar las funciones <strong>de</strong>l Estado, aunque mantenga su esencia, al<br />
servicio <strong>de</strong> la dominación burguesa en su conjunto, como lo veremos al analizar los cambios <strong>de</strong> las<br />
funciones <strong>de</strong>l Estado en los gobiernos <strong>de</strong> Alessandri e Ibáñez, que preanuncian el tipo <strong>de</strong> Estado <strong>de</strong><br />
las décadas <strong>de</strong> 1930 en a<strong>de</strong>lante.<br />
El Estado chileno <strong>de</strong> las primeras décadas <strong>de</strong>l siglo XX era, al <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> Poulantzas, un<br />
"estado <strong>de</strong> excepción permanente" porque no tenía el respaldo <strong>de</strong> la sociedad civil, sino el <strong>de</strong> una<br />
minoría, asentada en el frau<strong>de</strong> y el cohecho, como hemos visto y veremos en páginas siguientes.<br />
La historiografía tradicional ha convertido en una verdad casi absoluta la tesis <strong>de</strong> que el<br />
llamado "estado portaliano" entra en crisis <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> 1891, con la instauración <strong>de</strong> la "república<br />
parlamentaria". Esta caracterización, apuntada originalmente por Alberto Edwards y luego<br />
reafirmada por Francisco Encina, Jaime Eyzaguirre y Mario Gongora, tiene una fuerte carga i<strong>de</strong>ológica.<br />
Cuando Edwards la estampó en La Fronda Aristocrática, enero 1927, enfrentaba una<br />
coyuntura política signada por la intervención <strong>de</strong> los militares en la política. Para él, la superación<br />
<strong>de</strong> la crisis <strong>de</strong>l "Estado portaliano", abierta <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1891, sólo podía provenir <strong>de</strong> un gobierno fuerte<br />
que restaurara la preeminencia <strong>de</strong>l presi<strong>de</strong>ncialismo. No por azar, Francisco Encina fue ministro <strong>de</strong>l<br />
primer gobierno autoritario <strong>de</strong> Ibáñez.<br />
En esa época comenzaba a generarse en Europa una concepción <strong>de</strong>l Estado que tenía dos<br />
vertientes, por lo menos: una, la social<strong>de</strong>mócrata, que propugnaba un "socialismo" estatista,<br />
confundiendo socialismo con estatismo, y otra encabezada por Benito Mussolini que enfatizaba el<br />
papel <strong>de</strong> un estado autoritario con basamento social corporativo. Paralelamente, aunque con otra<br />
orientación, en 1926, Keynes comenzaba a teorizar acerca <strong>de</strong> las nuevas funciones que <strong>de</strong>bía<br />
<strong>de</strong>sempeñar el Estado, tema que luego sistematizará a raíz <strong>de</strong> la crisis mundial <strong>de</strong> 1929-30.<br />
Este no es el capítulo o lugar don<strong>de</strong> cuestionaremos la caracterización <strong>de</strong> Edwards y sus<br />
seguidores, tarea que acometeremos en el tomo VIII sobre una Teoría <strong>de</strong> la Historia para <strong>Chile</strong>. Por<br />
el momento, señalaremos suscintamente, para el período que estamos analizando, que no es efectivo<br />
que el Estado llamado "portaliano" entrara en crisis a partir <strong>de</strong> 1891. El mito <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n y la<br />
estabilidad se había <strong>de</strong>rrumbado con las guerras civiles <strong>de</strong> 1851 y 1859, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> las innumerables<br />
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