INTERPRETACION MARXISTA - Universidad de Chile
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doctrinas de Comte y Littré. Desde su juventud militó en el Partido Radical, al cual representó como parlamentario en varios períodos. Como educador fue uno de los gestores de la creación del Pedagógico, llegando a ocupar la rectoría de la Universidad de Chile. En 1891, escribió Filosofía de la Educación. Inspirada en la ley de los tres estadios de Comte; descarta la educación dogmática y sostiene que aún la ciencia no supera la etapa metafísica. Rechaza la enseñanza de las lenguas clásicas y propone una educación orientada a la inserción en la sociedad industrial. Partidario de una nueva enseñanza histórica y moral, pero sustituyendo los resabios de la moral religiosa por una positiva. A las universidades les corresponde la tarea de "hacer ciencia", esto es, promover la investigación basada en la observación y la experiencia. En 1895 Letelier publicó La Lucha por la Cultura donde defiende la idea del "Estado Docente", es decir, una mayor intervención estatal en la promoción de la enseñanza, en oposición a los sectores conservadores que se negaban a la educación primaria obligatoria. Conocida es la consigna de Letelier, que años después retomaría su discípulo Pedro Aguirre Cerda: "Gobernar es educar" 293 . En La Evolución de la Historia (1900) profundiza su ensayo anterior: ¿Por qué se rehace la historia? (1888), donde expone su concepción de la historia. Asume la teoría evolucionista de la sociedad como un organismo que se desarrolla hacia estadios superiores y afirma la perfectibilidad del género humano. La historia debe ser una ciencia objetiva destinada a hacer una exposición imparcial de los hechos. Letelier hace un análisis crítico de las fuentes de la historia como la tradición, la mitología, las leyendas y las crónicas. Estos géneros son fases sucesivas que culminan con la constitución de la historia como una disciplina científica. La historia a su vez también ha experimentado cambios por la influencia de las creencias religiosas y las distintas filosofías de la historia como el providencialismo de Bossuet, la ciencia nueva de Vico, el materialismo de Montesquieu y Buckle y el sistema de Herder. Valentín Letelier propone sustituir los métodos tradicionales de la historia, basados en los testimonios imprecisos, por una metodología con valor heurístico que incorpore las técnicas auxiliares como el análisis de documentos, la paleografía, la numismática y la arqueología. El historiador debe tener una preparación científica para comprender rigurosamente los "hechos históricos" y su tarea es establecer las causas naturales del pasado. Finalmente plantea que la sociología es una ciencia abstracta y la historia una ciencia concreta, por lo que deben complementarse. El pensamiento de Letelier también jugó un papel importante en la discusión de la cuestión social. En su ensayo Los Pobres, de 1896, analiza la aparición del movimiento obrero y los partidos socialistas. En 1906, en la discusión de programa del Partido Radical, se enfrentó a las posiciones del liberalismo individualista de Enrique Mac Iver y logró introducir un voto en que el radicalismo asumía un carácter "socialista democrático". Sus últimos trabajos fueron la Génesis del Estado y de sus Instituciones Fundamentales (1917) y Génesis del Derecho y de sus Instituciones civiles fundamentales, partes de un proyecto mayor de interpretación sociológica del fenómeno político. En síntesis, Valentín Letelier fue indiscutiblemente uno de los pensadores chilenos más importantes de principios del siglo XX. Nacionalismo y proteccionismo Después de la guerra civil de 1891, los precursores de esta corriente fueron Luis Aldunate Carrera y Francisco Valdés Vergara. Luis Aldunate Carrera escribió Desde nuestro observatorio. Estudios de Actualidad (1893); Indicaciones sobre la balanza comercial (1893) y Algunas rectificaciones necesarias (1894). Señaló que Chile, a pesar de contar con una vigorosa industria 102
salitrera, era un país empobrecido puesto que la mayor parte de la renta salitrera salía al extranjero. Denunció la explotación monopólica de nuestras riquezas: "Chile tiene enclavada dentro de su territorio, una especie de factoría o de colonia industrial, de explotación y utilización extranjera, que nos reconoce sí un derecho señorial y que lo haga en forma de impuesto, pero reservándose el monopolio de sus ricas producciones" 294 . De igual forma, advertía: "Todas las líneas férreas de propiedad particular que existen en el país, pertenecen total o semitotalmente a extranjeros y ellas se gobiernan por directorios que funcionan en la City de Londres" 295 . Francisco Valdés Vergara en La situación económica y financiera de Chile, (1894) y Los problemas económico de Chile (1893), insistió en la necesidad de impulsar una política de desarrollo económico racional, proponiendo la nacionalización del salitre con el propósito de que sus ganancias permitieran el fomento de la manufactura local. Hacia 1910 surgió una nueva generación intelectual, que continuó la reflexión proteccionista y fomentista, estimulada por el Partido Nacional en 1910. En su Manifiesto-Proyecto de Programa se postula explícitamente un papel más activo del Estado en el fomento de la producción nacional: "1º Fomentar la riqueza nacional, protegiendo especialmente el desarrollo de las industrias extractivas; 2º Aumentar el área cultivable del país con obras de regadío ejecutadas con recursos fiscales; 3º Replantar los bosques en la zona central y reglamentar la explotación de los de la zona austral; 4º Mejorar los caminos que dan acceso a las vías férreas; 5º Facilitar los medios económicos de transporte y embarque de los productos agrícolas y minerales, especialmente del salitre; 6º Proteger decidida y eficazmente la Marina Mercante Nacional; 7º Fomentar el uso de las caídas de agua y de las corrientes de los ríos como fuerza motriz" 296 . Las ideas contenidas en este "proyecto de programa" fueron profundizadas en la Convención del Partido Nacional de noviembre de 1910. Uno de sus conspicuos intelectuales, Francisco A. Encina, levantó con fuerza la tesis de que la protección era el principal medio para impulsar la manufactura y el comercio local: "La protección es dolorosa. Impone molestias y encarece la vida; pero es eficaz. La protección obliga a consumir artículos malos y caros, pero educa" 297 . Posteriormente, en 1911, Encina en Nuestra Inferioridad Económica, señalaba que entre las causas del "estado patológico" del desarrollo económico nacional estaba el desplazamiento del chileno por el extranjero en las actividades productivas: "El extranjero es dueño de las dos terceras partes de la producción del salitre, y continúa adquiriendo nuestros más valiosos yacimientos de cobre (...) Fuera del país tienen sus directorios la mayor parte de las compañías que hacen entre nosotros el negocio de seguros, los bancos nacionales han cedido y siguen cediendo terreno a las agencias de los bancos extranjeros. A manos de extranjeros que residen lejos del país, van pasando en proporción creciente los bonos nacionales y otros valores de la misma naturaleza (...) Estos hechos revelan la existencia de un antiguo proceso de desplazamiento del nacional en el dominio de los negocios y en la posesión de la riqueza" 298 . Encina propone nacionalizar las fuentes de riqueza y mejorar la educación: "Para que la nacionalización pueda realizarse, es ineludible que el criollo se nivele en aptitudes con los pueblos capitalistas y, compensado con la proximidad de sus menores recursos, los desplace" 299 . Una peculiaridad del pensamiento proteccionista burgués que planteó la nacionalización de la minería y el fomento de la industria fue soslayar el tema del régimen de propiedad de la tierra. No es casual que pidieran al Estado que invirtiera en obras de regadío, transporte y créditos agrícolas puesto que muchos de ellos -como el propio Encina- eran prósperos latifundistas. Exigían recursos fiscales para optimizar sus rentas y no estaban dispuestos a admitir una Reforma Agraria que lesionara sus intereses. En rigor, los llamados "nacionalistas" de 1910 no plantearon consecuentemente una revolución democrático burguesa ya que una de las condiciones del proceso de industrialización consiste en ampliar el mercado interno, lo que resultaba incompatible con la estructura agraria predominante. 103
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Denunció la explotación monopólica <strong>de</strong> nuestras riquezas: "<strong>Chile</strong> tiene enclavada <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su<br />
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nos reconoce sí un <strong>de</strong>recho señorial y que lo haga en forma <strong>de</strong> impuesto, pero reservándose el<br />
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propiedad particular que existen en el país, pertenecen total o semitotalmente a extranjeros y ellas se<br />
gobiernan por directorios que funcionan en la City <strong>de</strong> Londres" 295 .<br />
Francisco Valdés Vergara en La situación económica y financiera <strong>de</strong> <strong>Chile</strong>, (1894) y Los<br />
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Hacia 1910 surgió una nueva generación intelectual, que continuó la reflexión<br />
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producción nacional: "1º Fomentar la riqueza nacional, protegiendo especialmente el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong><br />
las industrias extractivas; 2º Aumentar el área cultivable <strong>de</strong>l país con obras <strong>de</strong> regadío ejecutadas<br />
con recursos fiscales; 3º Replantar los bosques en la zona central y reglamentar la explotación <strong>de</strong><br />
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Francisco A. Encina, levantó con fuerza la tesis <strong>de</strong> que la protección era el principal medio para<br />
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Posteriormente, en 1911, Encina en Nuestra Inferioridad Económica, señalaba que entre las<br />
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cobre (...) Fuera <strong>de</strong>l país tienen sus directorios la mayor parte <strong>de</strong> las compañías que hacen entre<br />
nosotros el negocio <strong>de</strong> seguros, los bancos nacionales han cedido y siguen cediendo terreno a las<br />
agencias <strong>de</strong> los bancos extranjeros. A manos <strong>de</strong> extranjeros que resi<strong>de</strong>n lejos <strong>de</strong>l país, van pasando<br />
en proporción creciente los bonos nacionales y otros valores <strong>de</strong> la misma naturaleza (...) Estos<br />
hechos revelan la existencia <strong>de</strong> un antiguo proceso <strong>de</strong> <strong>de</strong>splazamiento <strong>de</strong>l nacional en el dominio <strong>de</strong><br />
los negocios y en la posesión <strong>de</strong> la riqueza" 298 .<br />
Encina propone nacionalizar las fuentes <strong>de</strong> riqueza y mejorar la educación: "Para que la<br />
nacionalización pueda realizarse, es ineludible que el criollo se nivele en aptitu<strong>de</strong>s con los pueblos<br />
capitalistas y, compensado con la proximidad <strong>de</strong> sus menores recursos, los <strong>de</strong>splace" 299 .<br />
Una peculiaridad <strong>de</strong>l pensamiento proteccionista burgués que planteó la nacionalización <strong>de</strong><br />
la minería y el fomento <strong>de</strong> la industria fue soslayar el tema <strong>de</strong>l régimen <strong>de</strong> propiedad <strong>de</strong> la tierra.<br />
No es casual que pidieran al Estado que invirtiera en obras <strong>de</strong> regadío, transporte y créditos<br />
agrícolas puesto que muchos <strong>de</strong> ellos -como el propio Encina- eran prósperos latifundistas. Exigían<br />
recursos fiscales para optimizar sus rentas y no estaban dispuestos a admitir una Reforma Agraria<br />
que lesionara sus intereses. En rigor, los llamados "nacionalistas" <strong>de</strong> 1910 no plantearon<br />
consecuentemente una revolución <strong>de</strong>mocrático burguesa ya que una <strong>de</strong> las condiciones <strong>de</strong>l proceso<br />
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