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11. Fundación

Una de las características más interesantes de la novela es que se trata de un futuro muy lejano, decenas de miles de años en el futuro pero con condiciones netamente humanas. En este futuro la humanidad se ha extendido por toda la Galaxia adoptando una forma de gobierno imperial llamado el Imperio Galáctico el cual por extensión, tanto en tiempo como en espacio, comienza a corromperse y estancarse en cuanto a nuevos conocimientos científicos asumiendo que todo lo que el hombre puede o debe descubrir ya está hecho.

Una de las características más interesantes de la novela es que se trata de un futuro muy lejano, decenas de miles de años en el futuro pero con condiciones netamente humanas. En este futuro la humanidad se ha extendido por toda la Galaxia adoptando una forma de gobierno imperial llamado el Imperio Galáctico el cual por extensión, tanto en tiempo como en espacio, comienza a corromperse y estancarse en cuanto a nuevos conocimientos científicos asumiendo que todo lo que el hombre puede o debe descubrir ya está hecho.

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— ¿Agradecidos? — bramó Wienis—. ¿Agradecidos por que nos den los<br />

restos de mala gana, mientras se reservan el espacio para ellos mismos… y lo<br />

guardan con quién sabe qué propósito? Sólo para dominar la Galaxia algún día.<br />

Dejó caer la mano sobre la rodilla de su sobrino, y entornó los ojos.<br />

— Leopold, eres el rey de Anacreonte. Tus hijos y tus nietos pueden ser<br />

reyes del universo… ¡si obtienes el poder que la <strong>Fundación</strong> nos oculta!<br />

— Hay algo de razón en esto. — Los ojos de Leopold empezaron a brillar y<br />

enderezó la espalda—. Al fin y al cabo, ¿qué derecho tienen de reservarlo para ellos<br />

solos? No es justo, ya lo sabes. Anacreonte También cuenta para algo.<br />

— ¿Ves? Está s empezando a comprender. Y ahora, muchacho, ¿y si Smyrno<br />

decide atacar a la <strong>Fundación</strong> por su parte y nos gana todo ese poder? ¿Cuánto<br />

tiempo crees que tardaríamos en convertirnos en una potencia vasalla? ¿Cuánto<br />

tiempo conservaríamos el trono?<br />

Leopold se excitaba por momentos.<br />

— Por el Espacio, sí. Tienes toda la razón, ¿sabes? Hemos de atacarlos<br />

primero.<br />

Es cuestión de defensa propia.<br />

La sonrisa de Wienis se ensanchó ligeramente.<br />

— Además, una vez, nada más comenzar el reinado de tu abuelo,<br />

Anacreonte estableció una base militar en el planeta de la <strong>Fundación</strong>, Términus…<br />

una base que la defensa nacional necesitaba vitalmente. Nos vimos forzados a<br />

abandonar esa base como resultado de las maquinaciones del líder de la <strong>Fundación</strong>,<br />

un hombre vil, sin una gota de sangre noble en las venas. ¿Lo comprendes,<br />

Leopold? Tu abuelo fue humillado por ese villano. ¡Lo recuerdo! Tenía<br />

aproximadamente la misma edad que yo cuando vino a Anacreonte con su infernal<br />

sonrisa y su infernal cerebro… y el poder de los otros tres reinos respaldándole,<br />

combinados en una cobarde unión contra la grandeza de Anacreonte.<br />

Leopold se sonrojó y brilló una chispa en sus ojos.<br />

— ¡Por Seldon, si yo hubiera sido mi abuelo, hubiera luchado incluso así!<br />

— No, Leopold. Decidimos esperar… para devolver la afrenta en un momento<br />

más apropiado. El último deseo de tu abuelo antes de su muerte fue pensar que él<br />

sería el que… ¡Bueno, bueno! — Wienis se volvió un momento. Entonces, simulando<br />

estar muy emocionado— : Era mi hermano. Y, sin embargo, si su hijo estuviera…<br />

— Sí, tío, no le decepcionaré. Lo he decidido. Lo más conveniente es que<br />

Anacreonte deshaga esa red de traidores, inmediatamente.<br />

— No, no inmediatamente. Primero debemos esperar a que se termine la<br />

reparación del crucero. El mero hecho de que estén dispuestos a realizar este<br />

arreglo demuestra que nos temen. Los muy tontos tratan de aplacarnos, pero no<br />

conseguirán apartarnos de nuestro camino, ¿verdad?<br />

Y el puño de Leopold golpeó la palma abierta de su mano.<br />

— No, mientras yo sea rey de Anacreonte.<br />

Wienis frunció los labios sardónicamente.<br />

— Además, hemos de esperar que llegue Salvor Hardin.<br />

— ¡Salvor Hardin! — El rey se quedó de pronto con los ojos muy abiertos, y<br />

el juvenil contorno de su rostro imberbe casi perdió las líneas duras en que estaba<br />

crispado:<br />

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