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11. Fundación

Una de las características más interesantes de la novela es que se trata de un futuro muy lejano, decenas de miles de años en el futuro pero con condiciones netamente humanas. En este futuro la humanidad se ha extendido por toda la Galaxia adoptando una forma de gobierno imperial llamado el Imperio Galáctico el cual por extensión, tanto en tiempo como en espacio, comienza a corromperse y estancarse en cuanto a nuevos conocimientos científicos asumiendo que todo lo que el hombre puede o debe descubrir ya está hecho.

Una de las características más interesantes de la novela es que se trata de un futuro muy lejano, decenas de miles de años en el futuro pero con condiciones netamente humanas. En este futuro la humanidad se ha extendido por toda la Galaxia adoptando una forma de gobierno imperial llamado el Imperio Galáctico el cual por extensión, tanto en tiempo como en espacio, comienza a corromperse y estancarse en cuanto a nuevos conocimientos científicos asumiendo que todo lo que el hombre puede o debe descubrir ya está hecho.

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— Sí, pero se ha visto obligado a rodear esos obsequios científicos con los<br />

disfraces más ultrajantes. Ha hecho de ello algo medio religión, medio disparate.<br />

Ha erigido una jerarquía de sacerdotes y un ritual complicado e ininteligible.<br />

Hardin frunció el ceño.<br />

— ¿Y qué ? No creo que tenga nada que ver con la conversación. Al principio<br />

actué así porque los bárbaros consideraban nuestra ciencia como una especie de<br />

magia negra, y era más fácil que la aceptaran sobre esta base. El sacerdocio se<br />

construyó a sí mismo, y si le ayudamos no hacemos más que seguir la línea de<br />

menor resistencia. Es un asunto de poca importancia.<br />

— Pero estos sacerdotes están a cargo de las plantas de energía. Esto no es<br />

una cuestión de poca importancia.<br />

— Es verdad, pero nosotros les hemos adiestrado. Su conocimiento de los<br />

instrumentos es puramente empírico; y creen firmemente en la ridícula ceremonia<br />

que los rodea.<br />

— Y si alguno va más allá de este disparate y tiene el genio de descartar el<br />

empirismo, ¿qué es lo que les impedirá aprender las técnicas actuales y venderlas<br />

al mejor postor? ¿Cuál sería entonces nuestro valor ante los reinos?<br />

— Hay pocas posibilidades de que eso ocurra, Sermak. Está mostrándose<br />

muy superficial. Los mejores hombres de los planetas y de los reinos acuden a la<br />

<strong>Fundación</strong> todos los años y son educados en el sacerdocio. Y los mejores de ellos<br />

permanecen aquí como estudiantes investigadores. Si usted cree que los que se<br />

van, prácticamente sin conocimiento alguno de la ciencia más elemental, o peor,<br />

con el saber deformado que reciben los sacerdotes, son capaces de penetrar de un<br />

salto en los conocimientos de la energía atómica, la electrónica, la teoría de la<br />

hipertensión… tiene usted una idea muy romántica y muy absurda de la ciencia. Se<br />

necesita una vida entera de aprendizaje y un cerebro excelente para llegar tan<br />

lejos.<br />

Yohan Lee se había levantado bruscamente durante el párrafo anterior y<br />

había salido de la habitación. Acababa de regresar, y cuando Hardin terminó de<br />

hablar, se inclinó junto al oído de su superior. Se intercambiaron unos susurros y<br />

después un cilindro de plomo. Luego, con una corta mirada de hostilidad hacia la<br />

delegación, Lee ocupó de nuevo su puesto.<br />

Hardin dio vueltas al cilindro en sus manos, mirando a la delegación a través<br />

de las pestañas. Y entonces lo abrió con un chasquido duro y seco y sólo Sermak<br />

tuvo el sentido común de no lanzar una rápida mirada al papel enrollado que cayó<br />

de él.<br />

— En resumen, caballeros — dijo—, el Gobierno opina que sabe lo que está<br />

haciendo.<br />

Leyó a medida que hablaba. Había líneas de una clave intrincada e<br />

ininteligible que cubrían la página y tres palabras garabateadas a lápiz en una<br />

esquina del mensaje. Lo leyó de una ojeada y lo lanzó casualmente por la ranura<br />

del incinerador.<br />

— Esto — dijo entonces Hardin— termina la entrevista, me temo. Encantado<br />

de haber hablado con ustedes. Gracias por venir. — Estrechó las manos de todos<br />

con indiferencia, y se fueron.<br />

Hardin casi había perdido la costumbre de reír, pero en cuanto Sermak y sus<br />

tres silenciosos compañeros se hubieron alejado lo suficiente, se permitió una risita<br />

seca y dirigió una mirada divertida a Lee.<br />

— ¿Le ha gustado esta batalla de fanfarronadas, Lee?<br />

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