09. Preludio a la Fundación
La historia comienza con la llegada de Hari Seldon al planeta-ciudad de Trántor desde su planeta natal, Helicón, para asistir a una Convención de Matemáticos. Allí se verá envuelto en un conflicto entre el alcalde de Wye, un Sector de Trántor, y el Emperador Galáctico Cleón I. Ambos quieren apoderarse de la psicohistoria que Seldon ha intuido que se puede desarrollar a partir de ciertas formulaciones matemáticas puramente teóricas. Así, se ve forzado a huir por varios Sectores del planeta Trántor (capital del Imperio Galáctico), en las que entra en contacto con las leyendas sobre la Tierra y los robots.
La historia comienza con la llegada de Hari Seldon al planeta-ciudad de Trántor desde su planeta natal, Helicón, para asistir a una Convención de Matemáticos. Allí se verá envuelto en un conflicto entre el alcalde de Wye, un Sector de Trántor, y el Emperador Galáctico Cleón I. Ambos quieren apoderarse de la psicohistoria que Seldon ha intuido que se puede desarrollar a partir de ciertas formulaciones matemáticas puramente teóricas. Así, se ve forzado a huir por varios Sectores del planeta Trántor (capital del Imperio Galáctico), en las que entra en contacto con las leyendas sobre la Tierra y los robots.
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eg<strong>la</strong>s sino de inmensas generalizaciones, y mediante <strong>la</strong> manipu<strong>la</strong>ción. No busco una religiosidad<br />
comparativa como resultado de cien reg<strong>la</strong>s especificas. Quiero algo de lo que, una vez manipu<strong>la</strong>do<br />
mediante algún sistema de lógica matemática, pueda decir: «Muy bien, este grupo de gente<br />
tenderá a ser más religioso que este otro siempre y cuando se sigan los siguientes criterios, y que,<br />
por consiguiente, cuando <strong>la</strong> Humanidad tropiece con estos estímulos, reaccione con estas<br />
respuestas.<br />
—¡Qué horrible! —exc<strong>la</strong>mó Dors— Estás describiendo a los seres humanos como simples aparatos<br />
mecánicos. Pulse este botón y conseguirá ese rictus.<br />
—No, porque habrá muchos botones pulsados a un tiempo, en grados variables, y requerirán<br />
tantas respuestas de diferente tipo que <strong>la</strong>s predicciones generales del futuro serán de naturaleza<br />
estadística, lo cual hará que el ser humano siga siendo un agente ubre.<br />
—¿Cómo puedes saberlo?<br />
—No lo sé —confesó Seldon—. Lo siento así Considero que es como <strong>la</strong>s cosas deben ser. Si soy<br />
capaz de encontrar los axiomas, <strong>la</strong>s Leyes Fundamentales de <strong>la</strong> Humanística, por así decirlo, y el<br />
necesario enfoque matemático, habré encontrado mi psicohistoria. He demostrado que, en teoría,<br />
se puede...<br />
—Pero no es práctica, ¿verdad?<br />
—Siempre digo lo mismo.<br />
Una sonrisa curvó los <strong>la</strong>bios de Dors.<br />
—¿Es eso lo que estás haciendo, Hari?, ¿buscando alguna solución a este problema?<br />
—No lo sé. Te juro que no lo sé. Pero Chetter Hummin está tan impaciente por encontrar <strong>la</strong><br />
solución, que, por alguna razón, estoy impaciente por comp<strong>la</strong>cerle. ¡Es un hombre tan persuasivo!<br />
—Sí, lo sé.<br />
Seldon dejó pasar el comentario, aunque su rostro se ensombreció.<br />
—Hummin —prosiguió— insiste en <strong>la</strong> decadencia del Imperio, en que éste se derrumbará, que<br />
<strong>la</strong> psicohistoria es su única esperanza de salvación, o de mejora, y que, <strong>la</strong> Humanidad, sin el<strong>la</strong>,<br />
será destruida o, por lo menos, sufrirá una prolongada aflicción. Parece que me carga a mí <strong>la</strong><br />
responsabilidad de evitarlo. Ahora bien, el Imperio me sobrevivirá, eso desde luego, pero si quiero<br />
seguir mi vida tranquilo, debo desprenderme de esta responsabilidad. Tengo que convencerme, y<br />
convencer a Hummin, que <strong>la</strong> psico-historia no es <strong>la</strong> salida práctica; que, pese a <strong>la</strong> teoría, no<br />
puede desarrol<strong>la</strong>rse. Así que debo seguir todas <strong>la</strong>s pistas que pueda y demostrar que cada una<br />
de el<strong>la</strong>s tiene algún fallo.<br />
—¿Pistas? ¿Cómo retroceder en <strong>la</strong> Historia a <strong>la</strong> época en que <strong>la</strong> sociedad humana era más<br />
pequeña que ahora?<br />
—Mucho más pequeña, y bastante menos compleja.<br />
—Y demostrar que <strong>la</strong> solución sigue sin ser práctica.<br />
—En efecto.<br />
—¿Y quién va a describirte el mundo primitivo? Si los mycogenios tienen alguna imagen<br />
coherente de <strong>la</strong> primitiva Ga<strong>la</strong>xia, Amo del Sol jamás se lo reve<strong>la</strong>ría a un tribal. Ningún<br />
mycogenio lo haría. Ésta es una sociedad muy introvertida (¿cuántas veces lo he dicho ya?), y sus<br />
miembros sospechan de <strong>la</strong>s tribus hasta <strong>la</strong> paranoia. No nos dirán nada.<br />
—Tendré que hal<strong>la</strong>r el modo de persuadir a algún mycogenio para que me hable. Las Hermanas,<br />
por ejemplo.<br />
—Ni siquiera querrán oírte, macho que eres, como Amo del Sol no querrá escucharme a mí.<br />
Incluso si te hab<strong>la</strong>ran, ¿qué sabrían el<strong>la</strong>s sino alguna frase que otra?<br />
—Debo empezar por alguna parte.<br />
—Bien, pensemos. Hummin dice que debo protegerte y yo lo interpreto en el sentido de que<br />
debo ayudarte cuanto pueda. ¿Qué sé yo de religión? No se parece en nada a mi especialidad.<br />
Siempre he tratado con fuerzas económicas más que con fuerzas filosóficas, pero <strong>la</strong> Historia no<br />
puede ser dividida en pequeñas y ordenadas divisiones independientes. Por ejemplo, <strong>la</strong>s religiones<br />
tienden a acumu<strong>la</strong>r riqueza cuando <strong>la</strong> suerte <strong>la</strong>s sonríe y esto tiende, a <strong>la</strong> <strong>la</strong>rga, a falsear el<br />
desarrollo económico de una sociedad... Ahí, por incidencia, se encuentra una de <strong>la</strong>s numerosas<br />
reg<strong>la</strong>s de <strong>la</strong> historia humana que deberás deducir de tus Leyes Humanísticas Básicas, o como<br />
les l<strong>la</strong>mes. Pero...<br />
La voz de Dors se apagó cuando el<strong>la</strong> se perdió en sus reflexiones. Seldon <strong>la</strong> observaba con<br />
atención. Los ojos de Dors se pusieron vidriosos como si mirara en lo más profundo de sí misma.<br />
—No es una reg<strong>la</strong> invariable —explicó el<strong>la</strong> al fin—, pero me parece que, en muchas ocasiones,